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10/7/2019 Antonin Artaud: Los Gritos del Cuerpo – Por Zenda Liendivit | La Maquina del Tiempo

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Antonin Artaud: Los Gritos del Cuerpo – Por


Zenda Liendivit
Antonin Artaud

Soy imbécil, por supresión del pensamiento, Entrar


por malformaciones de pensamiento,
estoy vacante por estupefacción de mi lengua. Username
El Pesanervios (Antonin Artaud)

Que sus lectores confundieran “crueldad” con “sangre” no fue sino uno de los tantos
malentendidos en la vida de Artaud. En cierta forma, todo el lenguaje discursivo representaba
para el autor francés una mala pasada, una trampa mortal, un “cementerio para los espíritus”. La Password
cuestión era, entonces, levantar a los muertos de sus tumbas. Una labor casi mesiánica. Y tan
imposible como su pensamiento.
Su obra -su vida misma- se podría sintetizar en una larga trayectoria que busca
desesperadamente el afuera para acceder al núcleo esencial. Trayectoria que describe un espacio
de coordenadas desconocidas y tiempo fuera del tiempo y que, a su paso, aniquila esa superficie
donde el saber elabora sus tramas de relación y vecindad. Y nos deja frente al abismo. Con Remember Me
Artaud no son los sistemas de pensamiento los que entran en proceso de destrucción sino el acto
mismo de conocer. LOGIN →
Ahora bien, para hacer estallar esa superficie de apoyo -la todopoderosa razón occidental-, es
necesario ir más allá de los límites y dejar de estar “localizado” por las palabras que aquietan y Lost Password
paralizan. Es preciso buscar las secretas y olvidadas semejanzas entre las cosas, oír sus
resonancias, palpar las fuerzas vitales que nos sacuden y atraviesan, volver al tiempo anterior a la
muerte, el tiempo de la vida plena en el que el hombre participaba intensamente del mundo. Y ese
mundo era un organismo tan vivo y palpitante como el corazón del hombre.
La búsqueda de Artaud constituye, entonces, un retorno, una restauración. Tal vez, un Otros
develamiento del mortuorio manto que asfixia al ser pleno y engendra autómatas mutilados en sus
capacidades vitales. Un retorno al centro desde afuera. Pero, ¿cuál sería el elemento que, Poemas
prescindiendo de las palabras, facilitaría el retorno, recuperaría el tiempo perdido, haría brillar lo
que había permanecido a oscuras? Este elemento no sería otro que el cuerpo y sus pasiones. Es Prosas
decir, aquello que siempre ha quedado fuera de la historia justamente por no tener historia. Contemporáneos
Cuerpo y horror. El conocimiento de lo esencial sería a través de la violencia que se enseñorea
Algo de…
sobre el cuerpo para hacerlo hablar, sin sangre, sin palabras, sino con gritos, con gestos, con
espasmos, vibraciones y voluptuosidades. En el cuerpo se desataría todo aquello negado y Crítica Literaria
sustraído al mundo de la razón, los infinitos estados que se apoderan de él, que lo desgarran, lo Entrevistas
torturan, esos abismos, “esos reptiles escurridizos que se escapan hasta atentar contra las
Las Mujeres y las Letras
lenguas, hasta dejarlas en suspenso”. El mundo se abriría entonces con sus misterios
insondables, pero sobre todo innombrables, y cualquier imagen previa quedaría abolida por las Literatura Infantil
fuerzas vitales que jamás son las mismas, que jamás causan los mismos efectos. Y en ese eterno Taller Literario
vaivén de destrucción y construcción, la muerte jamás sería el opuesto de la vida sino tan sólo su
transfiguración, su condición esencial para seguir siendo. Suscripción Gratuita
Pero si bien es cierto que los conceptos de horror, de crueldad, de mal, son tomados en Artaud
(como también en Nietzsche, Bataille, Sade) como elementos vitales, este horror tiene doble
dirección. Por un lado, el cruce hacia la suspensión del mundo hostil en Artaud no es más que la
reacción de su propio cuerpo frente al espanto que le provoca el tedio, la muerte en vida, el
letargo. El espanto frente a un mundo petrificado y sin sombras. Y por otro lado, este mismo Libros
horror expulsivo se torna a la vez positivo al convertirse en energía. El mal es activo, es
movimiento. El mal es rigurosamente productivo, “es apetito feroz de vida, rigor cósmico y Recomendamos
necesidad implacable”. Artaud trabaja con lo que el mundo tiene de nefasto como si fuera un
tratamiento casi terapéutico. Una medicina que ataca a los órganos del cuerpo para despertar las
fuerzas anestesiadas por un lenguaje que, como una versión del Rey Midas en negativo,
anquilosa cuanto se le pone al alcance. Una terapéutica para curar la enfermedad mortal de
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10/7/2019 Antonin Artaud: Los Gritos del Cuerpo – Por Zenda Liendivit | La Maquina del Tiempo
Occidente: la incapacidad del hombre moderno para entrar en contacto con todo aquello que no
encuentra palabras para ser nombrado. Para Artaud, con la vida misma. Lingüística
Pero Artaud no vive en México, ni en contacto con culturas primitivas; tampoco hay en Europa
Traducción
ritos de peyote para auxiliar a sus congéneres; la locura no es una epidemia y el sujeto occidental
está muy lejos de los estados místicos. Sin embargo, está el gran refugio del arte. El arte que, Filosofia
como la peste, debe matar sin destruir, debe “invitar al espíritu al delirio”. “No somos libres. Y el
cielo se nos puede caer encima. Y el teatro ha sido creado para enseñarnos eso ante todo”. La
función del arte, del teatro, será rediseñar las relaciones entre las cosas. Deberá buscar nuevos
códigos, nuevas tramas, nuevas semejanzas. Nada podrá ser excluido y absolutamente todo
deberá cumplir una función vital, única, irrepetible. En otras palabras, la función del arte será Escritores
hallar ese ritmo secreto que yace en el fondo de todo lo creado y que explica su origen. Como la
música de los números de la Cábala que explica el retiro del caos; como los números que en la Abelardo Castillo
ciencia ordenan los átomos y explican la formación de los cuerpos; como en la montaña de los
Adolfo BioyCasares
signos en el país de los Tarahumaras, donde las rocas hablan y relatan la historia fundacional de
la raza. Antonin Artaud
En ese espacio de la ficción, donde se producen cataclismos cósmicos contagiosos y, a la vez, no Arthur Rimbaud
ocurre realmente nada; en ese espacio donde el espíritu crédulo se embriaga con lo que no es,
Charles Baudelaire
Artaud cree encontrar la gran cura para la civilización occidental. Ese arte, iluminado por soles
extraños y maldito como la peste, sería, tal vez, el paso previo al silencio definitivo. Edgar Allan Poe

Franz Kafka

Julio Cortázar

Katherine Mansfield

Paul Valéry

Robert Louis Stevenson

Salvador Elizondo

William Shakespeare

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