DISOLUTAS (A ANTE CABE CON CONTRA)
LAS PEDAGOGIAS DE LA GRUELDAD
VIVIAN ABENSHUSHAN [zr AL.)‘vivian annnsuusnay (Ciudad de México, 1972) es escritora y agente cultucal
‘independiente, Su prictica individual ycolectiva sha centrado en la explora-
cidn de estrategias estéticas que confronten los provesos el eapitalismo con
tempordneo y sus estructuras de produecién cultural, asi come las relaciones
entre arte y aceién politica, procesos colaborativos, eruces entre diseiplinas
Y précticas experimentales en la escritura, Su libro mas reciente es Eserias
‘Para desocupados, publicado por Surplus Ediciones bajo una licencia copyleft
que alienta su reproducci6n y descarga libre en linea, Es cofundadora de la
cooperativa Tumbona Edicioines y de la colectiva Disolutas. Desde 1998 im-
arte, dentro y fuera del pas, laboratorios de eserituras extendidas através de
‘Pedagogias que provienen tanto del arte como de otras pricticas desescolariea.
das. Actualmente trabaja en el proyecto Permanente Obra Negra, un dispositive
textual fundado en la copia, la reescritura, el montaje de citasy a socializacim
de esas herramientas,
: na obra lta co sangre entra) Ese
escuela, el pintor Francisco de Goya describe 1
tema educative desu épca: el maestro aparea
tado a la izquierda con un perro a sus pis, mic
4zo!a aun alumna inelinado, con las nalgas a
‘para recibir el castigo,
Es probable que el tutor 0 tallerista (o alguno de los jév
escritores sentados a su alrededor) respingue.ante un |
atravesado por miltiples epigrafes fuera de lugar.\Son de
siados, dice el primero; son reiterativos, argumenta el se]
do. Rehayen la originalidad, agregan a coro los terceros
realidad, estos jévenes son timidos, pero se han envalento}
frente ala victima sacrificial). La joven escritora (la javencit
apodan todos) no ha podido seguir leyendo envozaltasut,
ESel primero qué Ieva'a la sesién (0 ritual de desollamie
y ser probablement:
la an intimidado, el entusiasmo decae. ;Qué hago aqui
preguntaré cuando legue, con dificultad, a la diltima lir
reciba el veredicto. Esto no es un ensayo, dice el primero:
‘no es literatura Jargumenta el segundo. Te falta rigor, hilac
{voz propial, cantan los terceros... La eseritura ha pasadc
elribunal. Bllaes la acusada. ;Cuél es su crimen? No ese
bien. No corregir lo suficiente. No respetar las convencio
@Sobre todo: no soportar virilmente la critica. {Como alt
var4, Si no 8 ai, la calidad literaria? ;Cémo dejard aun
esos balbuceos, ese revoltijo, si no se somete al escrutinilas voces autorizadas? (Someter) dice Cristina Rivera Garza, ¢s
uno de los verbos que deberian dejar de conjugarse, en todas
sus acepciones, cuando se trata de leer textos propios y ajenos
enun taller.) Uno de los jovenes escritores se atreve a decir lo
que el tutor ya espera que diga (es la frase de su titulacién pro-
nunciada en sociedad): dedicate a otra cosa: Lajovencita intenta
no llorar. Acaso lo logre o lo posponga. Acaso vuelva la préxima
semana convertida en otra, Quizé incorpore los comentarios,
‘quiza haga suya la crueldady, en el futuro, cuando ella misma se
convierta en tallerista o tutora (a fuerva de engrosar su propia
piel en cenas canibales, juegos de ingenio, premios literarios
yotras formas de competencia), se alce como nueva autoridad
frente a otras jovencitas y las oprima. Pero también es probable
que decida no hacerlo.
( Rafnar perfeccionar,depuat\ Prono tienen es
{os verbs, que se uson con tanta frecuencia pare
deserbir to que ee hace en un tale de eran
terri, es tufilo mds bien amedrenador,cuon
dono sadomasoquist, de las mds diversas purgat
% uortarias?
(Caterina Rrvena Ganz
Me pregunto si existe una estructura profunda detrés del epi-
sodio de la jovencita. ;Qué significa ese uso extendido de la
safia en un espacio de aprendizaje? jA qué obedece? ,Qué
estrategia tiene? Adelanto una hipétesis: el taller literario,
una institucién con més de cincuenta afios de existencia en
, Méxicoyy practicada en todo el orbe, opera menos como un es-
| pacio de didlogo o trasmisién de saberes, que como la escuela
que produce (y reproduce) el sistema literario como 0
ppatriarcal. No se trata aqui de hacer una critica de esa forma
legitima de trabajo, gracias ala cual, los escritores pueden ge-
nerar algiin ingreso garantizado en medio de la precariedad
rs
general del gremio, sino dedlesnudarsus estructuras, mucl
veces perversas, a través de las cualesse normaliza el alfab
Ja humillacién indispensable para bregar en la selva
mercado editorial, demas de estabilizar las jerarquias no s
de ciertos autores, sino de los géneros literarios y sus conve
ciones monoliticas. En tanto forma de poder (aunque se tr
de un micro poder), el taller literario enseria a escribir, ni n
ni menos, y desde abt vigilay gestiona el buen funcionamie
to de la fabrica literaria. ;Quieres ser escritor? ;Demuést:
melo! Su pedagogia no es s6lo técnica, sino politica, pore
establece fronteras sensibleé, indicando qué subjetividac
valen y qué otras no. Se constituye como criba, como adua
como rito de paso, al que no sobreviven las practicas amer
zantes, desestabilizadoras o, si se quiere, experimentales.
ese modo, los expertos de la sensibilidad humana (los tuton
se arrogan toda competencia, en tanto figuras de autorid,
sobre Jo que sus discipulos tienen de més intimo; su dese
sulenguaje. No hay forma més sutil y penetrante para impla
tar un control que moldeando al ser sensible que se expre
ahi, a través de las palabras. Cuando los talleristas de narrat
insisten en la eficacia y la solvencia de la trama, todo un ord
econémico ¢ ideologico se introduce en el lenguaje como ¢
hal de legibilidad, es decir, de éxito. Lo oscuro, lo deforn
Jo marginal, seran interpretados, entonces, como formas
fracaso. Mientras aprenden a leer lo que hacen en el proce
de escribir, los artipapes del taller reciben en realidad o
tipo de entrenamient&\a obligacién de potencia Un bu
cuento vence por knock out, ino es cierto? Un golpe eerte:
Untiro al blanco. El éxico marcial, del que habla Rivera Ga
en Los muertos indéciles, cuando reflexiona sobre la necesid
de transformar las pedagogias de los talleres de creacién,
lo indica: corregir, disciplinarse, cercenar. Cada vez. que
tallerista (también conocido como Mi General) conjuga e:
verbos con sus llamados al orden, transmite un oficio cu
preceptiva se parece més al de la milicia que al de la escritu
yVia guerra, como sabemos, es un orden politico, social y te~
rritorial dominado por el mandato masculino
Si el acto violento es entendido como mensaje, nos
encontramos con una escena donde los actos de
violencia se comportan como una lengua eapaz de
funcionar eficazmente para los entendidos, los avi-
sades, los que la hablan, aun ewando no participen
directamente en la accién enunciativa, Es por eso
que, cuando un sistema de comunicacién con un
alfabeto violento se instala, es muy dificil desinsta-
larlo, eliminarlo.
Ruta Szoaro
Si eres mujer y te interesa escribir, este dato te ineumbe. Hay
algo muy especial (una agenda oculta) que el taller de creacion
cuida con un celo extraordinario: la perpetuacién del régimen
de género vigente, donde las voces de las mujeres y otras di-
sidencias sexuales se imician con un silenciamiento. El taller
literario es sexista. Transmite indeleblemente el mensaje de
que las mujeres son bienvenidas (estamos en el siglo xx1), pero
no serdn escuchadas. De hecho, las escritoras en ciernes que
asisten a estos espacios se convierten, con una frecuencia ina
ceptable, en las voces agredidas de manera ejemplar, como si
a través del escarnio o descalificacién de sus escrituras, mu-
chas veces 0 «demasiado personales», se
transmitiera un mensaje. ;A quién esté dirigido? {Qué dice
esa agresién? Desde su ensayo Las estructuras elementales de
la violencia (2003) hasta La escritura en el cuerpo de las mujeres
‘sesinadas en Ciudad Judrez (2013), la antropéloga y feminista
argentina Rita Segato se ha dedicado a pensar y ubicar politi-
camente la violencia contra las mujeres latinoamericanas. Uno
de sus conceptos centrales es l de las pedagogtas dela cruelda
una serie de rituales de paso o pruebas de masculinidad desti
nadas a reaftrmar la posicién social dominante de los hombres.
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Estos eximenes de potencia, dice Segato, se desarrollan bajc
la mirada de otros varones, porque la masculinidad es un esta
tus que debe ser validado por quienes ya tienen esa posicién
Es la pedagogia que se practica en los burdeles o el ejército
en la mafia 0 el narcotrafico, escuelas de la desensibilizacion
donde se aprende a engrosar la piel, o peor atin, a gozar cone
sufrimiento del otro. Se trata también de una economia sim
bolica que permite ver lo humano (el ser sensible) convertide
en.cosa, Cosa para el consumo carnal, para la compra-venta de
Organos, para la guerra. Sin esa didéctica de desacoplamiente
frente al mundo, la corporacion neoliberal seria impensable
To que sucede hoy a las mujeres; los migrantes, los nifios, lor
ios y los territorios, no puede desvincularse de este momen-
to de despojo generalizado que es la culminacion del proyecto
histérico del capital. Digo corporacién también en él sentido
que ha pensado Segato: como alianza masculina fuertemente
jerarquizada que se consolida a través de una victima sacrifi-
cial: ese ser humano eqnvertido en cosa, esa mujer convertida
enobjeto de la violencid| La corporacion masculina (fundadaen
Ja lealtad suprema a s{ misma) es lo opuesto a la comunidad
(fundada en el vinculo)| Su cédigo intocable, como en laomerté
dela mafia, es el pacto de silencio. Quien denuncia o quien se
conmueve es objeto de sospecha. También lo es quien desacata
el mandato masculino: ya sean los homosexuales o las mujeres
cuando se presentan gozosas, sin necesidad de tutor o patron.
Como los varones deben demostrar que merecen pertenecer
@ esa corporacién, la exhibiciOn de sus capacidades de vileza
€s constante. Se trata entonces de una violencia expresiva, dice
Segato: una violencia que moraliza (o castiga) a las mujeres,
produciendo reglas implicitas, a través de las cuales circulan
consignas de poder (no legales, no evidentes, pero si efectivas)
‘La mujer como cuerpo donde se inscribe una misiva, un tapiz
para lanzar un mensaje de poder. Es el sometimiento de la so-
ciedad entera a los espectéculos de crueldad.
19imo serun gran eseritor
Tienes que cogerte a muchas mujeres,
bellas mujeres,
_yescribir unos pocos poemas de amor decentes
‘noe preocupes porla edad
‘los nuevos talentos.
Sélo toma mas cervera, mas y mas cerveza.
Anda al hipédromo porlo menos una ver
alasemana
yegana
sies posible.
Cranes Burowser
{Si trasladéramos las pedagogias de la crueldad del ejército al
sistema literario, qué encontramos? Que ser un buen escr
es . Asi, el escritor,
aunque sensible, también cultiva swfiereza: . Este tipo de lenguaje se ha naturalizado en el sis-
tema patriarcal de la literatura al grado que pasa a comportarse
casi con automatismo. El mensaje es transparente: el sistema
de dominacién masculina permanece intacto. {Y si alguien se
atreve a sefialarlo? jFeminazi! 0 incluso, ;que le corten la len-
gual Pero volviendo a nuestro tema (me deshilacho): el taller
literario también tiene sus historias de amor, quiero decir, sus
historias de acoso, besos sin consentimientos y abuso sexual.
Un ejemplo visible: mas de veinte mujeres han denunciado
recientemente al director de teatro y maestro de la Escuela de
Escritores Sogem, Felipe Oliva Alvarado, por violacién, hosti-
gamiento y violencia psicologica, bajo la consigna pedagogica
de que todo eso formaba «parte del ejercicio teatral>. Este
caso constituye una violencia institucionalizada de la que, por
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fin, hoy se habla. Hemos entendido que el desmontaje de la
crueldad comienza por romper el pacto dessilencio (y el respeto
almiedo). 0 como dice Audre Lorde: no es que hayamos dejado
de tener miedo, sino que aprendimos a controlarlo.
‘Una de las historias de las Metamorfosis narra la
violaci de una princesa joven, Filomena. Para pre-
venir una denuncia, el violadr simplemente le cor-
ta la lenguo... Ovidio puede haber silenciado a sus
mujeres através de transformacioneso mutilaciones,
ero también sugiri que la comunicacién traseendia.
Ta vox humana y que las mujeres no podian ser silen-
iadas tan facilmente. Rlomene. perdié su lengua,
pero aun ast encontré la forma de denunciar a su
ioladoral eer su nombre en un tapi
Many Bra
Hay otros abusos insospechados que recorren todo el espectro
de la institucidn literaria, dentro y fuera del taller, en edito-
riales, encuentros de escritores, conversaciones de cantina,
colegios nacionales. En el poder que decide quién publica y
quién no, quién ostenta, entonces, una voz pablica. En el 2015,
elproyecto #RopaSucia de Maricela Guerrero, Paula Abramo y
Xitlélitl Rodriguez, fue pensado como un hashtag (y luego como
una instalacién) que recogia experiencias de misoginia, ex-
clusién y otro tipo de practicas que silencian o invisibilizan el
trabajo hecho por mujeres en el mundo de la cultura, La meté-
fora del tejido no es casual: #RopaSucia es el tapiz de Filomena.
Si alguien pensaba que la hegemonia masculina no se encon-
traba en los medios ilustrados, medios donde las mujeres han
abierto espacios de interlocuciGn y presencia, se equivocaba
En muy poco tiempo, mas de quince mil mensajes hacian eco de
la convocatoria. «Como no eres puta ni amable ni guapa, no te
va quedar otra que escribir bien, si quieres hacer carrera litera-
ria>, «El ensayo est tan bien hecho que parece que lo hizo un
hombre». «Entendemos que tienes un hijo, por eso alo mejor
aesta beca no es para ti>. . El momento
“We alitoandlisis también me deja vla intemperie y, por eso, no
quisiera dejar de testimoniar aqui mis propios mandatos in-
corporados, Durante muchos afios, para sobrevivir en el medio
masculinizado de la literatura, adopté modales rudos. Una voz
argumentativa y a veces rabiosa, una voz andrégina, dentro y
fuera de la pagina. Mas que sentido del humor, cultivé el sarcas~
/ moy la mordacidad para no morir en las cenas canibales, uno
/ de los rituales de socializacién tipicos del gremio. Me gané de
ese modo el respeto de los hombres que discutfan conmigo, a
‘veces con un poco de temor. «Eres implacable, decian. Asf,
severay exigente, fui alguna vez.con mis becarios del Fonca, un
lugar de torturas y demostraciones de poder que necesitamos
confrontar si es que no deseamos reproducir ese sistema de co-
municacién dominante que nos sigue situando a las mujeres
cen lugares de vulnerabilidad. Lo hice demasiado tiempo hasta
que, como sefiala Mary Beard en su ensayo La vor pitblica de las
‘mujeres, me cansé de impostar la vozy herir a otros para defen-
derme. Aquello se me volvié politicamente insostenible,
Mujer artista no es més que una disoluta
Gustave FrauseRt
No es lo mismo escribirde nosotras que con nosotras.
Lomana Brnxiws
En marzo del 2017, un grupo de mujeres organizadas alrededor
deuncirculo de lecturas feministas me invité a dar un taller de
creacién literaria en Oaxaca. Les propuse abrir no un taller,
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sino un espacio comin entre mujeres donde explorariamos
practicas colaborativas y experimentales en la escritura. Las
tres sesiones fueron desbordantes y entusiastas. Nunca an-
tes, por mis propios prejuicios, habia dado un laboratorio con
. El giro fue revelador: una nueva po-
tencia germinaba ahi para interrogarme con toda su fuerza.
2Qué aprendi en ese primer momento? Que se trataba sobre
todo de un territorio politico y que su politica central consistia
en enfrentar las pedagogias de la crueldad a través de vineu-
los afectivos, comunitarios, verbales, corporales y usando to-
dos los medios a nuestro aleance. Guando regresé a la Ciudad
de México, decidi proseguir la experiencia y convocamos ala
Disoluta, un laboratorio de otras escrituras que era también,
por supuesto, un espacio entre mujeres. ;Por qué decidieron
estar aqui?, pregunto siempre al comenzar las sesiones. Las
respuestas son abrumadoras: por el hartazgo frente al menos-
precio padecido en otros talleres, un sentimiento de incom-
prensién y constrefiimiento, testimonios mas graves sobre
violencia y acoso, la biisqueda de espacios seguros de interlo
cucion y estudio colaborativo, la exploracién de practicas no
autorizadas, inapropiadas, de escritura, Pero quizé la preo-
cupacién que escucho con mis insistencia es el deseo comin
de enfrentar las diversas expresiones de violenciaque hoy 8e
inscriben en él cuerpo de las mujeres. Ademas de un lugar de
creaci6n colectiva, la Disoluta se convirtié en un espacio tera-
péutico (jhorror de horrores!), donde nunca de los nuncas se
conjuga el verbo tallerear. Preferimos reescribir, recontextua?
lizar, reconstruir, reorganizar, habitar, ocupar, cuidar, copiar,
resituar, nombrar. Una parte del laboratorio ya ha mutado en
colectiva y se autogestiona de forma horizontal. A él han asis-
tido guionistas, bidlogas, pedagogas, promotoras de lectura,
traductoras, editoras, cineastas, feministas, transfeministas,
bisexuales, ex artistas, ex escritoras, linguistas y estudiantes
de muchos otros campos que encontraron finalmente un lugar
legitimo donde escribir, sin la intencién de ser reclutadas por
la literatura. Si algo me anima a hablar de este espacio aqui es
23&
el hecho de haber encontrado en él una incontenible fuerza
de invencién contraria a las gramaticas denigrantes del taller
literario. Quebrar esa gramética comienza, para mi, para no-
sotras, ex desautorizarmé, es decir, en convertirme s6loenun
catalizador a través de la cual se socializan muchos saberesy_
conversaciones. Desautorizarse es un trabajo arduo ycotidiano
e implica renunciar a cierto impetu, ciertas ansias de notorie-
dad. Significa que nuestra vor.sea una vor.a lado de otras. Nola
vor cantante. Nola voz que embiste. Nuestros vinculos son, por
¢s0, muy distintos alos dela mafia: nadie tiene que demostrar
nada. Ni elocuencia ni superioridad ni miedo. Para escribir
no deseamos curtirnos. Tampoco somos autoindulgentes. Nos
escuchamos unas a otras con ateneién porque cada palabra
nos parece necesaria, Cuchicheamos, hacemos ruido, nos rei-
mosa carcajadas. ¥ escribimos juntas. Porque uno de los mitos
literarios que se han instaurado desde el patriarcado, es decir,
desde el capital, es el mito de la propiedad y su primogenito
intelectual: el autor. Cuando hablamos de otras formas de 63
critura queremos decir también: otras formas de hacer mundo.
Escrituras de la presencia, escrituras de la situacién, escrituras
donde lo personal es politico porque nos implica a todas. La
Disolutano es, por fortuna, tinicay mucho menos imperecede-
ra. Es un grupo entre los grupos (juna grupa entre incontables
grupas!), lo cual significa que se inscribe en una corriente que
la acompaiia y excede: todos esos espacios, colectivas, foros,
editoriales y movimientos encabezados por mujeres y otras
disidencias que se implican, lenas de rabia y de ternura, para
desafiar las violencias instituidasy las fabricas de muerte. Con
Jo cual Ilego al final de este revoltijo sélo para decir algo mas.
Un fantasma recorre la escritura del siglo xxr: el fantasma de
Jacuarta ola feminista, |
24,
LA SANGRE, LA LENGUA Y EL APELLIDO
Muyenes 1vpicrwas x ESTADOS NACIONALES
‘Yisnava Evena A. Gri