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LA RESERVA THOMAS VAN DER HAMMEN

La reserva Thomas Van der Hammen de 1.395 hectáreas, ubicada en el norte de Bogotá, está
compuesta por territorios que necesitan restauración ecológica, pero que son indispensables para
conectar los últimos relictos de bosques andinos de La Sabana con el Río Bogotá, los Cerros
Orientales, pertenecientes a la capital, y los cerros de Cota (municipio vecino); atravesando humedales
y quebradas. Durante 20 años ha sido constantemente cuestionada, entre otras razones, porque es un
territorio que debe protegerse, recuperarse y restaurarse, además que se ubica en una zona de gran
interés de expansión urbana.

Debido al crecimiento de la ciudad de Bogotá, según la alcaldía se hace necesario la expansión hacia el
norte de la ciudad, proponiendo la creación de una urbanización llamada Ciudad Paz, que será
construido en gran parte de la reserva (92,2%) que es potrero, el resto 7,8% de la reserva se mantiene
verde o sea tiene un valor de conservación ambiental, por lo que será el porcentaje que se mantendrá
intacto y de esta forma poder albergar allí cerca de 1.8 millones de habitantes.

El tema de la reserva Van der Hammen es muy complejo y la información con respecto a ella, tanto por
parte de la Alcaldía, como de la oposición, ha estado plagada de imprecisiones y omisiones. La reserva
actualmente solo es un concepto de grandes réditos políticos y tal vez sea un factor de elección de
alcaldes, concejales y representantes por muchos años. Sin embargo, a la luz de la realidad, es un
tema que ha ganado relevancia innecesaria, porque ya vamos veinte años y no ha avanzado
positivamente en ningún sentido y lo único que ha pasado realmente es que en el espacio de la reserva
se han afianzado graves factores de insostenibilidad, (vivienda dispersa, vivienda informal, vertimientos,
monocultivos) al igual que en el resto de la sabana, y ante esas amenazas, particularmente el modelo
conservacionista de la reserva, no ofrece una solución integral para esas problemáticas y otras de toda
la región. Es la primera vez que Colombia como sociedad, después de haber encogido y transformado
bosques hasta dejarlos del tamaño de relictos, quiere nuevamente hacer un bosque originario. Ahí
radica la importancia socio ecológica de la reserva Thomas Van der Hammen. Importancia no solo
distrital, sino de orden regional y nacional”.

Grandes científicos comentan que la ciudad va a estar en problemas para suplir la demanda de
alimentos si sigue pavimentando suelos rurales de primera calidad, que no son muchos en el país, y
que las conclusiones de estos estudios han sido claramente tergiversadas por no considerar este
cambio bastante fuerte en la situación de alimentación, además de la contaminación y la presencia del
cambio climático como factor perturbante.

A raíz de esta propuesta se han presentado varios debates entre la alcaldía, los defensores del medio
ambiente, los expertos, partidos políticos y constructores. Ya que cada uno defiendo o ataque esta
propuesta subjetivamente.
Por ejemplo la alcaldía defiende su proyecto diciendo que la mayoría de los terrenos de la Van der
Hammen son potreros con vacas y que la verdadera reserva forestal de Bogotá, son los cerros
orientales y el cerro de la Conejera.

Los defensores del medio ambiente alegan que la importancia de recuperar este bosque radica en que
regeneraría la conectividad ecológica entre los distintos ecosistemas, salvaguardando el futuro
ambiental de la ciudad. Además, podría “garantizar 100 años de agua para Bogotá”

Los expertos opinan que es indispensable que se mantenga viva, sin nada de cemento, para que los
humedales no se vean afectados. Que la reserva es vital para evitar emergencias por escasez de agua.
Por otra parte, hay investigaciones que sustentan que bajo la superficie se concentran gran variedad de
sedimentos cargados de agua, que permiten que el río Bogotá no se inunde.

Algunos partidos políticos opinan que los constructores, agentes inmobiliarios, bancos y agentes de
inversión son los que más hectáreas tienen en la reserva. Varios de ellos financiaron la campaña del
alcalde Enrique Peñalosa. De materializarse el plan del Distrito, sus propiedades multiplicarían su valor.
Hay una gran lucha de intereses que se reavivó desde que el alcalde Enrique Peñalosa puso de nuevo
sus ojos sobre la zona de protección, para cumplir con su plan de expansión urbana. Y no es para
menos. De levantarse la protección ambiental que pesa sobre la zona y que detiene la urbanización, los
grandes beneficiados serían los constructores que tienen propiedades y los dueños de las
urbanizaciones.

Algunos constructores opinan que la construcción de las viviendas en este estratégico punto permitirá
mejorar la calidad de vida de los ciudadanos. Igualmente que se debe tener cuidado en el manejo de la
malla vial para no generar malos impactos y que “la reserva como se delimitó permite zonas de
desarrollo suburbano. Una ciudad densa, pero en altura, favorece los espacios y el ambiente, liberando
tierra para las zonas verdes”

La Alcaldía, de manera poco ética y sin soporte, tomó varios estudios y los ha usado como base para la
realinderación de la reserva y su plan de manejo, asegurando que es mejor que el actual”. La Alcaldía
pierde el foco en la reserva concentrándose en defender las bondades de un eventual desarrollo
urbanístico (pareciera más un estudio sobre un eventual proyecto urbanístico que sobre la delimitación
de una reserva forestal protectora).

Considero que esta propuesta responde más a intereses económicos y políticos acudiendo a
justificaciones técnicas, y no a intereses ambientales como inicialmente se concibió la Reserva.
Igualmente que debe ser bien estudiada por todas las partes involucradas para tomar la mejor decisión
que favorezca a la comunidad y no a unos cuantos.

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