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-Oye, amigo, tú que te vanaglorias de prever lo que ocurrirá a los otros, ¿por qué no has previsto lo que te sucedería a ti?
Moraleja: no hay que fiarse de aquellos que dicen que pueden adivinar el futuro de los demás. Tan sólo pretenden
estafarnos y quitarnos nuestro dinero.
Había una vez una familia de ratones que vivía en la despensa de una
casa, pero temiendo siempre los ataques de un enorme gato, los ratones
no querían salir. Ya fuera de día o de noche este terrible enemigo los tenía
vigilados.
Un buen día decidieron poner fin al problema, por lo que celebraron una
asamblea a petición del jefe de los ratones, que era el más viejo de todos.
- Os he mandado reunir para que entre todos encontremos una solución. ¡No podemos vivir así!
- ¡Pido la palabra! - Dijo un ratoncillo muy atento-Atemos un cascabel al gato, y así sabremos en todo momento por
dónde anda. El sonido nos pondrá en alerta y podremos escapar a tiempo.
Tan interesante propuesta fue aceptada por todos los roedores entre grandes aplausos y felicidad. Con el cascabel
estarían salvados, porque su campanilleo avisaría de la llegada del enemigo con el tiempo para ponerse a salvo.
- ¡Silencio! – Gritó el ratón jefe, para luego decir: Queda pendiente una cuestión importante: ¿Quien de todos le pondrá
el cascabel al gato?
Al oír esto, los ratoncitos se quedaron repentinamente callados, muy callados, porque no podían contestar a aquella
pregunta. De pronto todos comenzaron a sentir miedo. Y todos, absolutamente todos, corrieron de nuevo a sus cuevas,
hambrientos y tristes.
La bruja
Érase una vez una bruja que se ganaba la vida vendiendo encantamientos y
fórmulas para calmar la cólera de los dioses.
Pero un día fue acusada de ir contra las leyes y la llevaron ante los jueces
supremos del país.
Así, tras un juicio muy corto, la culparon y la hicieron condenar a muerte.
Viéndola salir de la sala del juicio, una de las personas presentes le dijo:
- Bruja, tú que decías poder desviar la cólera de los dioses, ¿Cómo no has podido persuadir a los hombres?
Moraleja: hay que ser precavido con quienes prometen solucionar todo problema que tengas a cambio de dinero pero
son incapaces de arreglar los suyos.
Partieron ambos para la corte. Mostró el ratón ciudadano a su amigo trigo y legumbres, higos y queso, frutas y miel.
Maravillado el ratón campesino, bendecía a su amigo de todo corazón y renegaba de su mala suerte.
Dispuestos ya a darse un festín, un hombre abrió de pronto la puerta. Espantados por el ruido los dos ratones se
lanzaron temerosos a los agujeros.
Volvieron luego a buscar higos secos, pero otra persona incursionó en el lugar, y al verla, los dos amigos se precipitaron
nuevamente en una rendija para esconderse.
Entonces el ratón de los campos, olvidándose de su hambre, suspiró y dijo al ratón cortesano:
- Adiós amigo, veo que comes hasta hartarte y que estás muy satisfecho; pero es al precio de mil peligros y constantes
temores. Yo, en cambio, soy un pobrete y vivo mordisqueando la cebada y el trigo, pero sin congojas ni temores hacia
nadie.
Pero en la noche, buscando el pastor su provisión de carne para el día siguiente, tomó al lobo creyendo que era un
cordero y lo sacrificó al instante.
Un niño metió su mano en un recipiente lleno de dulces. Y tomó lo más que pudo,
pero cuando trató de sacar la mano, el cuello del recipiente no le permitió hacerlo.
Como tampoco quería perder aquellos dulces, lloraba amargamente su desilusión.
Un amigo que estaba cerca le dijo: - Confórmate solamente con la mitad y podrás sacar la mano con los dulces-.
la lechera
Los pollos estarán listos para mercadearlos cuando los precios de ellos estén en lo más alto, de modo que para fin de
año tendré suficiente dinero para comprarme el mejor vestido para asistir a las fiestas.
Cuando esté en el baile todos los muchachos me pretenderán, y yo los valoraré uno a uno.
Pero en ese momento tropezó con una piedra, cayendo junto con la vasija de leche al suelo, regando su contenido.
La cigarra era feliz disfrutando del verano: El sol brillaba, las flores desprendían
su aroma...y la cigarra cantaba y cantaba. Mientras tanto su amiga y vecina,
una pequeña hormiga, pasaba el día entero trabajando, recogiendo alimentos.
- Mejor harías en recoger provisiones para el invierno y dejarte de tanta holgazanería – le respondía la hormiga, mientras
transportaba el grano, atareada.
Hasta que un día, al despertarse, sintió el frío intenso del invierno. Los árboles se habían quedado sin hojas y del cielo
caían copos de nieve, mientras la cigarra vagaba por campo, helada y hambrienta. Vio a lo lejos la casa de su vecina la
hormiga, y se acercó a pedirle ayuda.
- Amiga hormiga, tengo frío y hambre, ¿no me darías algo de comer? Tú tienes mucha comida y una casa caliente,
mientras que yo no tengo nada.
- Dime amiga cigarra, ¿qué hacías tú mientras yo madrugaba para trabajar? ¿Qué hacías mientras yo cargaba con
granos de trigo de acá para allá?
Moraleja: Quién quiere pasar bien el invierno, mientras es joven debe aprovechar el tiempo.
Una familia de ranitas que vivía en un lago, sentía mucho temor por un
tronco tallado que se veía desde la orilla. Estas ranitas amaban las
fiestas y la diversión, pero sentían gran respeto por el tronco, así que en
muchas oportunidades trataban de no hacer tanto ruido para no molestar
al tronco.
Seguramente este personaje al que tanto le temían, era un monumento de alguna tribu que ya no habitaba en el lugar,
pero como no se animaban a acercarse para ver bien de que se trataba, solo podían divisar un rostro serio y que
inspiraba mucha autoridad.
Un cierto día, en que se desató una terrible tormenta, el tronco cayo al lago y en ese momento las ranitas pudieron ver
con claridad, que era solo un tronco tallado que ningún daño podía hacerles. Se rieron mucho de los temores por los que
habían pasado y comenzaron a jugar con él y usarlo de trampolín para sus zambullidas en el lago.
El lirón tacaño
Había una vez una familia topo que vivía muy próximo a la guarida de un lirón.
Un día el menor de los topos se acercó a la puerta del lirón y le dijo:
– Muy buenos días tenga usted Don lirón, mi mamá me ha mandado porque
quiere que usted le preste medio kilo de harina para hacer una pastel. A pesar de
que don lirón era muy tacaño le dio de muy mala gana la harina porque la señora
topo en varias ocasiones lo había ayudado.
Unos minutos más tarde volvió el pequeño topo a la puerta de don lirón para pedirle medio kilo de azúcar. Esta vez don
lirón no quiso acceder pero para no negarse en vez de darle azúcar le dio sal.
Al llegar la noche don lirón volvió a sentir unos toques a la puerta, y cuando abrió vio a la familia de topos completa y traían
una torta y todos juntos dijeron
– ¡Muchas felicidades! Aquí le traemos este pastel que hemos preparado con mucho amor para usted por su cumpleaños.
Don lirón se quedo muy asombrado al ver tal gesto y para demostrar su agradecimiento accedió a comérsela después sin
decir que la torta en vez de azúcar tenía sal.
Moraleja: Si eres de esos que les gusta engañar a los demás, en algún momento tu vas hacer engañado.
El lobo hambriento
Esta historia ocurrió una mañana cuando el labrador había terminado de
trabajar en sus campos y llevo a los bueyes a que se refrescaran en el estanque.
Después de beber agua se dispusieron a descansar un poco pues estaban muy
agotados por el peso de los arados cuando de repente apareció un hambriento
lobo en busca de alimento.
Este se fue acercando poco a poco al arado, y una vez allí empezó a saborear los
bordes del yugo para sentir al menos el gusto del sudor de los bueyes y así engañar a su estómago. Comenzó suavemente
pero era tanta el hambre que tenía que no se percató que su iba metiendo su cabeza dentro del yugo. El hambriento lobo
al percatarse de que había quedado atrapado por el yugo comenzó a desesperarse porque no podía salir así que empezó
a correr en todas las direcciones. Mientras corría arrastraba el arado por todo el surco que habían hecho los bueyes.
Un rato más tarde llego el labrador acompañado de sus bueyes y al ver lo que estaba ocurriendo le gritó al lobo:
– ¡Maldito lobo! Que distinto sería todo si no tuvieses esas malas ideas de acosar a los animales que nos ayudan en el
campo a trabajar. Yo sería un hombre muy dichoso si araras mis campos con la misma fuerza y rapidez con la que corres
ahora desesperado para liberarte de ese yugo tan pesado.
Moraleja: Cuando eres malo y tus intenciones no son buenas, aunque parezca que actúas bien al final tu naturaleza te
pone al descubierto.
El perdón de la muerte
En una ocasión un pobre anciano, muy cansado porque su día de trabajo había sido
muy fuerte, cargaba sobre su espalda leña que acababa de cortar. Llevaba mucho
tiempo caminando y aun el camino que le quedaba era largo, así que decidió llamar
a la Muerte y de este modo el poder descansar. Al escuchar su llamado la muerte se
presentó en el sitio donde estaba el anciano, y mirándolo fijamente le preguntó que
por qué la había llamado. El pobre anciano, después de haber descansado algunos
minutos, y con pena en el rostro le dijo:
– Quería preguntarle si usted era tan amable de ayudarme a trasladar esta carga tan pesada. Era solo eso.
La muerte perdonó al anciano pues sus ganas de vivir eran tantas que habían logrado hacer que él se olvidara del
agotamiento y del dolor que sentía.
Júpiter y los defectos
Esta historia ocurrió hace mucho tiempo cuando el dios Júpiter envió un
mensaje a todos los animales del mundo a reunirse con el objetivo de que le
pidieran que corrigieran sus defectos.
El primer animal citado fue el mono y a este le pregunto que si estaba de
acuerdo con su cuerpo
– ¿Tengo algún motivo para no estar de acuerdo con él? Mi cuerpo es igual que
el de otro animal, esto no lo puede decir el oso pues su cuerpo parece estar a medio hacer.
Después llegó el oso y todo el mundo pensó que empezaría a quejarse. En vez de quejarse este comenzó a resaltar las
cualidades de su figura y diciéndole posteriormente que el elefante podría estar mejor si cola fuera mas largo y si sus orejas
fueran mas pequeñas su cuerpo luciría mucho mas bello.
Debido a como se estaba desarrollando la reunión era de esperar que el elefante se comenzara a quejar de alguien mas;
y así lo hizo pues empezó hablar de la ballena, la hormiga y del resto de los presentes.
Esta reunión se desarrolló de un modo inusual y Júpiter al ver que todos lo que hacían era relevar los defectos de los
demás suspendió la reunión y les dijo que se marcharan. El gran Dios se quedó pensando un rato y después de un gran
análisis arribó a una gran conclusión, y es que de todos los animales el hombre es el peor. A este le dieron unas alforjas
con el objetivo de echar delante los defectos de los otros y olvidar los propios.
Moraleja: Primero trata de corregir tus propios defectos y después destaca las faltas de los demás.