Se entiende por respeto al acto mediante el cual una persona tiene
consideración por otra y actúa teniendo en cuenta sus intereses, capacidades, preferencias, miedos o sentimientos. Tomando en cuenta esta definición, es necesario señalar que los niños y las niñas tiene derecho a ser respetados, cabe señalar, que en las últimas décadas se comienza a generar un cambio en la manera en que los y las adultos/as se relacionan con la niñez, fenómeno que se plasma en la Convención sobre los Derechos del Niño, suscrita por Venezuela en 1990. A partir de este instrumento, se reconoce a niños y niñas como “sujetos” de derecho y no como meros “objetos” de protección, incapaces de tener injerencia en el mundo. Esto implica reconocerles como sujetos con opinión, con capacidad de tomar decisiones, propositivos y merecedores de consideración, respeto y autonomía.
En este contexto, los principales desafíos que se le presentan a
los distintos profesionales que trabajan con niños y niñas son, por un lado, reconocerse como adultos y adultas garantes de sus derechos y, por otro, construir una nueva forma de relacionarse, estableciendo vínculos fundamentados en el respeto más que en el poder que les otorga la condición de adultos/as.
Es importante, mirarlos y saber que aun cuando niños y niñas
sean muy pequeños/as. Para ello puede ser útil hacer el ejercicio de saludarlos/as y despedirnos siempre, tratarles por su nombre, preguntarle sus preferencias, pedirles su opinión, integrarlos en la conversación y en las acciones que se hacen cotidianamente. También es importante, darse cuenta que los y las infantes ven el mundo espacialmente desde una altura distinta a la de los adultos. Muchos de gestos, al saludar, al caminar, al habilitar un lugar, no consideran su altura y por ende se dejan automáticamente fuera de ese espacio, sin la posibilidad de intervenirlo, de participar. Para ello, es preciso que hacer un esfuerzo en considerar mobiliario adecuado para niños y niñas o adaptar los que tenemos, contar con decoración temática significativa para ellos e incluir elementos que aporten a que su estadía en el lugar de trabajo, sea una experiencia agradable o lo menos estresante posible.
En este mismo orden de ideas, es relevante, prestar atención a
sus necesidades; así como también, escucharlos, ellos/as tienen derecho a opinar, y esto, se canaliza a través de adultos que garanticen los espacios y escenarios que permitan que niños y niñas digan lo que piensan respecto a diversos temas. Del mismo modo escuchar sus relatos respecto a algo que descubrieron, vieron o sintieron permite que se sientan queridos y considerados. De igual manera, considerar su opinión al tomar decisiones, puesto que uno de los principios fundamentales de la Convención sobre los Derechos del Niño, es el derecho a la participación, el que se puede traducir como la posibilidad de tomar decisiones sobre los asuntos que les afectan.
Respetar al niño como persona además incluye, fomentar su
autonomía desde la primera infancia, valorar sus capacidades, explicándoles las distintas acciones, procedimientos o actividades que se están realizando en su presencia y que les afectan directamente. Porque los derechos no tienen estatura, grandes y los pequeños merecen respeto. ¿CONSIDERA USTED QUE EXISTE RELACIÓN ENTRE MOTIVACIÓN Y EL DESEMPEÑO DOCENTE?
La docencia es una actividad compleja que requiere de una
verdadera vocación de servicio, por tanto, necesita de entender el fenómeno educativo. No alcanza solamente con el dominio o el conocer una materia en particular, es necesario hacer énfasis en los aspectos prácticos y metodológicos. La docencia es un arte que se va desarrollando a medida que se va acumulando experiencia en la misma. El arte de potenciar conocimientos no es solamente tener o conocer el tema en cuestión, sino más bien es una mezcla de factores que intervienen como el conocimiento, la interrelación con los demás, la motivación, la pedagogía, entre otros, que dan como resultado el éxito o el fracaso del proceso de enseñanza y aprendizaje. En otro orden de ideas, se puede decir, que un individuo responde de forma efectiva y eficiente en el desenvolvimiento de sus funciones en la misma medida en que se encuentre su estado motivacional, pero este se logra con la mezcla de un conjunto de factores de orden interno y externo al medio en el cual ejerce sus funciones o realiza una actividad laboral específica, en tal sentido se enuncian un conjunto de definiciones formales
Según Bedoya (2000), la motivación:
“Es la fuerza interior que dinamiza al individuo en dirección a
una meta y unos resultados específicos, que se origina en una necesidad, carencia o alteración del bienestar, involucrando pensamientos, sentimientos y acciones en un mismo momento y en una sola dirección”. (p.7). En este mismo orden de ideas Prieto citado por UPEL, (2002), establece: “El docente debe tener cualidades personales por cuanto: el proceso educativo, dentro del cual se forma en gran parte la personalidad del individuo, requiere de una dirección de la cual se encarga el maestro. El maestro es una persona con tendencia y aspiraciones, deseos e insatisfacciones. Estas cualidades intrínsecas de su personalidad acondicionan su acción”. (p. 45).
El desempeño docente está ligado estrechamente al estado de
motivación en el que se encuentre el individuo, van de la mano, es decir, a mayor motivación mejor desempeño. Se observa que se existe un conjunto de características que identifican a un docente para el buen ejercicio de sus funciones, pero se necesita ese aliciente motivacional para que se produzca esta simbiosis. Es necesario que la praxis docente esté rodeada de aspectos motivacionales independientemente de donde vengan, ya sean agentes externos o internos a la institución educativa. Por lo anteriormente expuesto, se pude concluir que, el desempeño real de un docente es la realización de sus tareas y el cumplimiento de sus metas, esto se determinará principalmente por el esfuerzo aplicado, pero también tiene gran influencia sobre él mismo la capacidad individual (conocimientos y habilidades) para hacer el trabajo y por su percepción de cuál es la acción requerida, es decir, la comprensión de las metas y las actividades de una tarea. REFERENCIAS
Bedoya. T. (2000). Las Relaciones Humanas y la Motivación.
Universidad de los Andes.
Convención sobre los Derechos del Niño. Disponible en: