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Biblia

La Biblia (del latín biblĭa, y este del griego βιβλία biblía, «libros»)1 es un conjunto de
libros canónicos que en el judaísmo y el cristianismo se consideran producto
de inspiración divina y un reflejo o registro de la relación entre Dios y la humanidad.
A lo largo de los siglos, se han producido alrededor de cinco mil millones de copias de
la Biblia, lo que la convierte en el libro más vendido de la historia y es frecuente su
reconocimiento como el libro más influyente de todos los tiempos.234 La Biblia de
Gutenberg fue el segundo libro impreso en una imprenta, tras el Misal de Constanza, y
el libro más antiguo impreso en cualquier técnica fue el Sutra del diamante, 600 años
antes que la Biblia.5 En mayo de 2007 se afirmó que «la Biblia ha hecho más para dar
forma a la literatura, la cultura y el entretenimiento, que ningún otro libro que se haya
escrito. Su influencia en la historia mundial no tiene equiparable, y no tiene síntomas de
estar menguando».6 Cada año se venden cien millones de ejemplares de la Biblia78 y ha
sido traducida al menos a 2454 idiomas.910

Etimología
La palabra Biblia procede, a través del latín biblĭa, de la expresión griega τὰ βιβλία τὰ
ἅγια (ta biblía ta hágia; ‘los libros sagrados’), acuñada por primera vez en
el deuterocanónico 1 Macabeos 12:9,11 donde βιβλία es el plural de βιβλίον (biblíon,
‘papiro’ o ‘rollo’ y, por extensión, ‘libro’).12Se cree que este nombre nació como
diminutivo del nombre de la ciudad de Biblos (Βύβλος, Býblos), importante mercado
de papiros de la antigüedad.13
No obstante, ya que Biblos solamente con dificultad podría ser un préstamo del nombre
original de dicha ciudad en fenicio, Gubla, existe la posibilidad de que fuera la ciudad la
que recibiera su nombre griego a partir del término que designaba a la planta de papiro,
y no al revés.14
Dicha expresión fue empleada por los hebreos helenizados (aquellos que habitaban en
ciudades de habla griega) mucho tiempo antes del nacimiento de Jesús de Nazaret para
referirse al Tanaj o Antiguo Testamento. Muchos años después empezó a ser utilizada
por los cristianos para referirse al conjunto de libros que forman el Antiguo Testamento,
así como los Evangelios y las cartas apostólicas (es decir, el Nuevo Testamento). Por
entonces, ya era común utilizar únicamente el primer sintagma, τὰ βιβλία, a manera de
título.
Ya como título, se empezó a utilizar en latín biblia sacra (‘los libros sagrados’), sin
artículo, pues este no existía en latín. Sin embargo, al ser Biblia un cultismo en latín,
acabó pasando de considerarse un neutro plural a un femenino singular («la sagrada
Biblia»), entendiendo ya Biblia como el nombre propio de todo el conjunto. A través del
latín se derivó a la gran mayoría de las lenguas modernas.

Historia

La Biblia es una recopilación de textos que en un principio eran documentos separados


(llamados «libros»), escritos primero en hebreo, arameo y griego durante un periodo
muy dilatado y después reunidos para formar el Tanaj y la Septuaginta (Antiguo
Testamento para los cristianos) y luego el Nuevo Testamento. Ambos testamentos
forman la Biblia cristiana. En sí, los textos que componen la Biblia fueron escritos a lo
largo de aproximadamente 1000 años (entre el 900 a. C. y el 100 d. C.). Los textos más
antiguos se encuentran en el Libro de los Jueces («Canto de Débora») y en las
denominadas fuentes E (tradición elohísta) y J (tradición yahvista) de
la Torá (llamada Pentateuco por los cristianos), que son datadas en la época de los dos
reinos (siglos X a VIII a. C.). El libro completo más antiguo, el de Oseas es también de
la misma época. El pueblo judío identifica a la Biblia con el Tanaj, para el que carece de
sentido y no es aceptada la denominación como Antiguo Testamento al no aceptar la
validez del Nuevo Testamento.
El canon de la Biblia que conocemos hoy fue creado por la Iglesia primitiva que en las
Cartas de San Ignacio de Antioquia a la Iglesia de Esmirna la menciona
como Católica [Universal], bajo el pontificado del Papa san Dámaso I, en el Sínodo de
Roma del año 382, y esta versión es la que Jerónimo de Estridón tradujo al latín. Dicho
canon consta de 73 libros: 46 constitutivos del llamado Antiguo Testamento, incluyendo
7 libros llamados actualmente Deuterocanónicos (Tobit, Judit, Primer libro de los
Macabeos, Segundo libro de los Macabeos, Sabiduría, Eclesiástico (Sirácida), y Baruc)
— y 27 del Nuevo Testamento. Fue confirmado en el Concilio de Hipona en el año 393,
y ratificado en el Concilio III de Cartago (en el año 397), y el IV Concilio de Cartago, en
el año 419.
A raíz de la reforma protestante, en vista de que el canon no había sido confirmado por
un concilio ecumenico, se definió por fin por medio de una declaración dogmática en la
cuarta sesión del Concilio de Trento, del 8 de abril de 1546. Las definiciones doctrinales
del Concilio de Trento no fueron reconocidas ni asumidas por muchos protestantes,
surgidos a partir del siglo XVI, ni por distintas denominaciones vinculadas al
protestantismo surgidas a partir del siglo XIX. El canon de las biblias cristianas
ortodoxas es aún más amplio que el canon bíblico católico, e incluye el Salmo 151,
la Oración de Manasés, el Tercer libro de Esdras y el Tercer libro de los Macabeos. En
adición a estos, el Cuarto libro de Esdras y el Cuarto libro de los Macabeos figuran,
asimismo, como apéndices en muchas importantes versiones y ediciones de la Biblia
cristiana ortodoxa.
El Antiguo Testamento narra principalmente la historia de los hebreos y el Nuevo
Testamento la vida, muerte y resurrección de Jesús, su mensaje y la historia de los
primeros cristianos. El Nuevo Testamento fue escrito en lengua griega koiné. En él se
cita con frecuencia al Antiguo Testamento de la versión de los Setenta, traducción al
griego del Antiguo Testamento realizada en Alejandría (Egipto) en el siglo III a. C.
Para los creyentes, la Biblia es la palabra de Dios, de inspiración divina, aunque su
redacción se realizó a través de hombres elegidos que usaron de sus facultades como
verdaderos autores. Se trata de una obra eminentemente espiritual que los creyentes
interpretan como la forma que tuvo Dios de revelarse a sí mismo y manifestar su
voluntad de salvación de la Humanidad, además de su carácter y atributos.
Para los creyentes cristianos, la Biblia es la principal fuente de fe y doctrina en Cristo.
En el siglo XVI los diferentes movimientos de la Reforma protestante comenzaron a
experimentar un alto desgaste en discusiones filosóficas y a separarse unos de otros;
para menguar este problema se definió el principio llamado «sola escritura», que
significa que solamente la Biblia puede ser considerada fuente de doctrina cristiana.
Para la Iglesia católica, además de la Biblia, también son fuente doctrinal la tradición,
las enseñanzas de los Padres de la Iglesia (discípulos de los apóstoles), y las
decisiones emanadas de los Concilios. Esta divergencia entre cristianos se intensificó
después de 1870, cuando el papa Pío IX promulgó la constitución Pastor Aeternus,
del Concilio Vaticano I, que reafirma el Primado papal y proclama la infalibilidad del
sumo pontífice en asuntos de fe, moral y doctrina cristiana (dogma de la infalibilidad
papal) cuando habla ex cathedra (18 de julio de 1870) en cuanto único «sucesor
de Pedro» y, consecuentemente, «custodio y depositario de las llaves del Reino de los
Cielos»—. Mientras que los cristianos protestantes rechazan esta aseveración y
consideran como cabeza única de la iglesia a Jesucristo. Para ambas partes esta gran
diferencia ya no es considerada tan solo en términos filosóficos o religiosos, sino como
designios divinos plasmados y asentados en la Biblia misma.
Para los judíos ortodoxos, por supuesto, el Nuevo Testamento no tiene validez. El
judaísmo rabínico considera como fuente de doctrina el Talmud, mientras
los caraítas defienden desde el siglo VIII el Tanaj como única fuente de fe.

Antiguo Testamento y Nuevo Testamento


El canon del Antiguo Testamento cristiano entró en uso en la Septuaginta griega,
traducciones y libros originales, y sus diferentes listas de los textos. Además de la
Septuaginta, el cristianismo posteriormente añadió diversos escritos que se convertirían
en el Nuevo Testamento. Poco diferentes listas de las obras aceptadas siguió
desarrollando en la antigüedad. En el siglo IV, varios sínodos fueron elaborando listas
de escritos sagrados que fijaban un canon del Antiguo Testamento de entre 46 y 54
distintos documentos y un canon del Nuevo Testamento de 20 a 27, siendo este último
el utilizado hasta el día de hoy; el cual fue definido finalmente en el Concilio de
Hipona en el año 393. Hacia el año 400, Jerónimo había escrito una edición definitiva
de la Biblia en latín (véase la Vulgata), el Canon de la cual, debido en parte a la
insistencia del papa Dámaso, fue hecho coincidir con decisiones de varios de los
Sínodos reunidos con anterioridad. Con el beneficio de la retrospectiva se puede decir
que estos procesos establecieron de manera eficaz el canon del Nuevo Testamento,
aunque hay otros ejemplos de listas canónicas en uso después de este tiempo. Sin
embargo, esta lista definitiva de 27 libros no fue legitimada por ningún Concilio
ecuménico sino hasta el Concilio de Trento (1545-63).
Durante la Reforma protestante, algunos reformadores canónicos propusieron
diferentes listas de las que se encuentra actualmente en uso en la Iglesia de San Pedro
de Roma. Aunque no sin debate la lista de los libros del Nuevo Testamento vendría a
seguir siendo la misma, sin embargo, en el Antiguo Testamento algunos textos
presentes en la Septuaginta fueron eliminados de la mayoría de los
cánones protestantes. Por lo tanto, en un contexto católico estos textos se denominan
libros deuterocanónicos, mientras que en un contexto protestante que se hace
referencia como libros apócrifos, la etiqueta se aplica a todos los textos excluidos del
canon bíblico que estaban en la Septuaginta. Cabe señalar también, que tanto católicos
como protestantes describen algunos otros libros, como el Libro de los hechos de Pedro,
como apócrifos.
Por lo tanto, el Antiguo Testamento protestante de hoy tiene 39 libros —el número varía
del número de los libros en el Tanaj (aunque no en contenido) a causa de un método
diferente de la división—. También varía el orden y el nombre de los libros, mientras que
la Iglesia católica reconoce a 46 libros como parte del Antiguo Testamento canónico.
El libro de Enoc es aceptado en el canon del Antiguo Testamento solo por la Iglesia
ortodoxa etíope. El término «Escrituras hebreas» es solo sinónimo del Antiguo
Testamento protestante (no católico) que contiene las Escrituras hebreas y textos
adicionales. En cuanto al canon del Nuevo Testamento, son 27 libros en el canon de la
Iglesia católica, aceptado por la mayoría de las Iglesias de la Reforma. La Iglesia
siria solo acepta 22 libros en su canon. Libros como el Primer libro de Clemente y
el Segundo libro de Clemente, el Libro de la Alianza, el Octateuco y otros, han sido
motivo de disputas, y se encuentran canonizados por la Iglesia católica apostólica
ortodoxa.
Estructura
Un libro de la Biblia es un grupo establecido de escrituras. Por ejemplo, el Libro de los
Salmos (en hebreo Tehilim o ‘canciones de alabanza’) tiene 150 canciones (151 en
la versión de los Setenta), mientras que la Epístola de Judas es una carta de media
página.
La Biblia hebrea o Tanaj está dividida en tres secciones: los cinco libros
de Moisés (la Torá), los libros escritos por los profetas hebreos (los Profetas o Nevi'im)
y unos libros que no entran en las dos categorías anteriores (las Escrituras o Ketuvim);
estos son conocidos como hagiógrafa o simplemente «las Escrituras».
La Biblia judía fue escrita predominantemente en hebreo, pero tiene algunas pequeñas
partes que fueron escritas en arameo. En la Biblia cristiana, la Biblia hebrea es llamada
Antiguo Testamento, para distinguirla del Nuevo Testamento, que es la parte que narra
la vida de Jesús y su predicación, entre otras cosas. El Nuevo Testamento está dividido
en los cuatro Evangelios, historia (Hechos de los Apóstoles), las cartas (epístolas) a
iglesias cristianas por Pablo y otros apóstoles, y el Apocalipsis.
Las Biblias cristianas contienen la totalidad del Tanaj (o Antiguo Testamento), junto con
un grupo de textos posteriores cristianos, conocidos como el Nuevo Testamento. Dentro
del cristianismo no hay acuerdo completo sobre el número exacto de libros que debe
tener (con igual reconocimiento) el Antiguo Testamento, es decir, sobre su canon. Hasta
el siglo XVI se mantuvo en Occidente la traducción latina de san Jerónimo conocida
como «la Vulgata» (proveniente del latín vulgar) que incorporaba tanto el canon judío
como aquellos escritos de la Septuaginta griega. Con la Reforma protestante, Martín
Lutero cuestionó la necesidad de mantener los libros «apócrifos» junto a los del canon
judío y los agrupó como un apéndice edificante al final de su traducción al alemán de la
Biblia. La Iglesia católica confirmó, sin embargo, el canon de la Biblia de los Setenta y
de la Vulgata en el Concilio de Trento (1545-1563), reconociendo más claramente la
canonicidad de algunas escrituras cuestionadas por Lutero, que desde ese mismo siglo
comenzaron a ser llamados deuterocanónicos (concepto introducido por Sixto de
Siena). Las iglesias orientales también reconocen plena canonicidad a los
deuterocanónicos, agregando también otros libros que se encuentran en códices
antiguos, como el Salmo 151, la Oración de Manasés, III y IV Esdras, y
III y IV Macabeos. La Iglesia copta acepta asimismo en su canon el Libro de Enoc y
el Libro de los Jubileos. El Nuevo Testamento hace referencia tanto a los libros
deuterocanónicos como al Libro de Enoc, y narra los sucesos de la pasión de Cristo de
acuerdo con el cómputo asentado en el Libro de los jubileos. En cuanto al resto de los
libros, no hay disputa alguna y todos los grupos cristianos tienen los mismos libros en el
Nuevo Testamento de la Biblia.

Cánones bíblicos
La palabra canon significa ‘regla’ o ‘medida’, así que se le llama canon bíblico al
conjunto de libros que integran la Biblia según una tradición religiosa concreta, que los
considera así «divinamente inspirados» y los distingue de otros textos que no se
consideran revelados. Estas diferencias entre las distintas ramas del cristianismo se dan
únicamente para el Antiguo Testamento; por ejemplo, según la Iglesia católica son
46 libros, y según la mayoría de iglesias protestantes son 39. Con relación al Nuevo
Testamento todas tienen el mismo número de libros.
El primer canon es el Pentateuco, el cual se compone de los libros
del Génesis, Éxodo, Levítico, Números y Deuteronomio y contiene la «Ley de Dios»,
que es el conjunto de los 613 preceptos del judaísmo (Mitzvá).
Dentro del judaísmo surge disputa sobre el canon correcto. Un grupo religioso,
los saduceos, sostiene que solamente conforma el canon de las Escrituras la Torá (‘la
Ley’) o Pentateuco (‘cinco libros’), mientras que otros grupos también incluyen
los Nevi'im (Profetas) y los Ketuvim (los Escritos). Después de la destrucción
de Jerusalén en el año 70 d. C., el grupo judío predominante fue el de los fariseos, que
sí considera al canon como conformado por la Ley, los Profetas y los Escritos. Así, a
finales del siglo I el judaísmo estableció en Yamnia (Yavne) como canon de sus libros
sagrados aquellos que cumplieran tres requisitos: que hubiera una copia del libro en
cuestión que se supiera que fue escrito antes del año 300 a. C. (cuando
la helenización llegó a Judea, con los problemas culturales y religiosos subsecuentes, y
que pueden leerse en libros como el Libro de los macabeos o el Libro de Daniel), que
dicha copia estuviera escrita en hebreo o cuando menos arameo (no griego, la lengua y
cultura invasora) y que tuviera un mensaje considerado como inspirado o dirigido al
pueblo de Dios (con lo que también algunos libros que cumplían las dos características
anteriores tuvieron que salir del canon).
En tiempos de Jesús de Nazaret es dominante la segunda opinión, la cual es sostenida
y transmitida por muchos cristianos hasta tiempos de la Reforma protestante con la
controversia de los libros deuterocanónicos (ver «Estructura», ut supra). Esta
controversia probablemente se originó precisamente por el hecho de que el judaísmo
había establecido su canon a fines del siglo I, con lo que para ellos ya no estaban
presentes aquellos textos que solo se encontrarían en griego (en la versión de la Biblia
judía de los Setenta). Estos libros fueron precisamente los que se considerarían,
posteriormente, como deuterocanónicos.
La versión judía de la Biblia, llamada el Tanaj, consta de 24 libros, con ciertas
diferencias respecto a las Biblias cristianas. Algunas de ellas son:

 Los nombres de varios libros: Éxodo para el original Shemot (‘nombres’); Levítico
para Vaikrá (‘y llamó’).
 La subdivisión en tres secciones:
o Torá (la Ley, el Pentateuco);
o Nevi'im, los profetas anteriores (Josué, Jueces, Samuel y Reyes) y profetas
posteriores (Isaías, Jeremías, Ezequiel y los profetas menores); y
o Ketuvim, los escritos (Salmos, Proverbios, Daniel y los demás libros).
 El orden de los libros.
Actualmente, los libros que no son considerados canónicos por católicos y ortodoxos,
reciben el nombre de libros apócrifos; a su vez, esos mismos libros suelen ser
denominados pseudoepígrafos por los protestantes, que, habitualmente, respetan
también el nombre de Deuterocanónicos (literalmente, ‘del segundo canon’) para
aquellos que han recibido reconocimiento canónico de católicos y ortodoxos (en general,
son libros escritos originalmente en griego, incluidos en la traducción al griego de la
Biblia judía conocida como Septuaginta o de los LXX). No obstante, algunas corrientes
protestantes fundamentalistas insisten en conservar el nombre de apócrifos para los
libros deuterocanónicos. Con todo, hay que señalar, que los primeros cristianos no
usaban la Biblia hebrea, sino que usaban la Septuaginta o de los LXX por cuanto varios
de los nuevos cristianos fueron judíos de cultura griega, como por ejemplo, Pablo de
Tarso, san Esteban, y los evangelistas san Lucas y san Marcos.
Así pues, las versiones católicas de la Biblia constan de 73 escritos, en tanto que las
más de las versiones protestantes solo contienen 66. Sin embargo, las Biblias de
los anabaptistas, luteranos, anglicanos y episcopalianos, incluyen los
deuterocanónicos, si bien bajo el rubro de «apócrifos»; ya que los consideran «lectura
edificante», pero no canónica. Las versiones ortodoxas, por su parte, incluyen 76 libros
en total. Además, la Iglesia copta incluye en su canon del Antiguo Testamento el Libro
de Enoc y el Libro de los Jubileos, que no incluye ninguna de las otras corrientes
actuales del judeocristianismo, pero que eran libros bastante populares en los tiempos
de Cristo; de lo cual han quedado vestigios incluso en los escritos del Nuevo
Testamento. La Iglesia siria reduce el número de libros del canon, pues solo acepta 22
en el Nuevo Testamento.

LA BIBLIA CRISTIANA
Las biblias cristianas están constituidas por escritos hebreos, arameos y griegos, que
han sido retomados de la Biblia griega, llamada Septuaginta, y del Tanaj hebreo-
arameo, y luego reagrupados bajo el nombre de Antiguo Testamento. A estos se ha
sumado una tercera serie de escritos griegos cristianos agrupados bajo el nombre
de Nuevo Testamento. Distintos grupos cristianos han debatido largamente sobre la
inclusión o exclusión de algunos de los libros de ambos testamentos, surgiendo los
conceptos de apócrifos y deuterocanónicos para hacer referencia a algunos de estos
textos.
La comunidad judía actual reserva la expresión «Biblia cristiana» para identificar solo a
los libros que han sido añadidos al Tanaj hebreo-arameo por el judaísmo tardío
helenizante alejandrino, y luego por el cristianismo, y evita referirse a su Tanaj con los
términos «Biblia» o «Antiguo Testamento». Varias denominaciones cristianas
incorporan otros libros en el canon de ambos Testamentos.
El Antiguo Testamento
Artículo principal: Antiguo Testamento
El Antiguo Testamento es la serie de textos sagrados israelitas anteriores a Cristo, y
que es aceptada por todos los cristianos como primera parte de las biblias cristianas.
En términos generales, no existe un consenso general entre los diferentes grupos de
cristianos sobre si el canon del Antiguo Testamento debe corresponder al de la Biblia
griega, con deuterocanónicos, que es lo que plantean las iglesias cristianas ortodoxas y
católica a través de su historia, o al del Tanaj hebreo, que es lo que plantean los judíos
actuales, algunos protestantes, y otros grupos cristianos emanados de estos. En total
se numeran en el Antiguo Testamento 39 libros en la versión protestante, 46 libros en la
versión de la Iglesia católica, y 51 libros en la de la Iglesia ortodoxa. Sin embargo, el
orden, nombres y particiones de los libros del Antiguo Testamento de las biblias
cristianas, a través de la historia, siguen la usanza griega y no la hebrea. Y, de la misma
forma, varía del judaísmo en la interpretación y énfasis (Véase, por ejemplo, el Libro de
Isaías, capítulo 7, verso 14).15) Aparte de los libros propios del texto griego de la Biblia,
el canon de la Iglesia copta admite otros libros, como el Libro de Enoc y el Libro de los
Jubileos.
El Nuevo Testamento
El Nuevo Testamento es una colección de 27 libros, representativos de 4 diferentes
géneros literarios judeocristianos:

 4 Evangelios.
 1 Libro de los Hechos.
 19 Epístolas (o «cartas»): 6 epístolas «católicas» o apostólicas, y 13 epístolas
paulinas; (una séptima epístola apostólica —la Primera epístola de Juan—, y una
decimocuarta epístola paulina —la Epístola a los hebreos—, realmente pertenecen
al género ensayístico o doctotratadístico; es decir, son tratados doctrinales, por lo
que representan un quinto género de escritos del Nuevo Testamento). La figura
protagónica en las epístolas es Jesús de Nazaret, llamado Cristo. Casi todos los
cristianos (con algunas excepciones, como los gnósticos de los primeros siglos) han
venido asumiendo el Nuevo Testamento como un texto sagrado divinamente
inspirado. Sin embargo, no hay unidad universal en el canon del Nuevo Testamento.
Son 27 libros en el canon de la Iglesia católica, al igual que en la mayoría de las
Iglesias protestantes. La Iglesia cristiana ortodoxa de Siria solo acepta 22 libros en
su canon. Libros como el Primer libro de Clemente y el Segundo libro de Clemente,
el Libro de la Alianza, el Octateuco, y otros, han sido motivo de disputas, y son
aceptados por otras Iglesias cristianas.
 1 Apocalipsis.

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