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Tatiana Carrizo
Unidad 15: Niños, Niñas y adolescentes y Grupos vulnerables
Opinión consultiva N° 17
En el año 2001 la Comisión IDH sometió a la Corte IDH una solicitud de opinión consultiva s/la interpretación de los arts. 8 y
25 de la Convención Americana, con el propósito de determinar si las medidas especiales establecidas en el art. 19 de la
misma Convención constituyen “límites al arbitrio o a la discrecionalidad de los Estados” en relación a niños, y asimismo
solicitó la formulación de criterios grales válidos s/la materia dentro del marco de la CADH.
La consulta tiene como antecedente el hecho de q en diversas legislaciones y prácticas de los países americanos, la
vigencia de los arts. 8 y 25 de la CADH no es plena respecto de los niños como sujetos y actores en jurisdicción penal, civil y
administrativa, por asumirse q la falta de plenitud de juicio de los menores puede hacer pasar a 2do plano dichas gtías, de
modo q pueden ser restringidas o menoscabadas. Por ende, tb sufrirían dicho menoscabo otros Dºs reconocidos cuya
vigencia depende de la efectividad de las garantías judiciales, como los Dºs a la integridad personal, a la libertad personal, a
la protección de la honra y la dignidad, y a la protección de la familia.
Específica//, la Comisión solicito a la Corte q se pronunciara s/la compatibilidad de las siguientes “medidas
especiales” q algunos estados adoptan en relación a los menores, con los arts. 8 y 25 de la CADH:
La separación de jóvenes y niños de sus padres y/o familiares, por considerarse, al arbitrio del órgano decisor y sin el debido
proceso legal, q sus familias no poseen las condiciones necesarias p/su educación y mantenimiento.
La supresión de la libertad a través de la internación de los menores en establecimientos de guardia o custodia, por
considerárselos abandonados o proclives a caer en situaciones de riesgo o ilegalidad; causales q no constituyen figuras
delictivas, sino condiciones personales o circunstanciales del menor.
La aceptación en sede penal de confesiones de menores, obtenidas sin las debidas garantías.
La tramitación de juicios o procedimientos administrativos en los q se determinan Dºs fundamentales del menor, sin la
garantía de defensa del menor.
La determinación en procedimientos administrativos y judiciales de Dºs y libertades sin la garantía del Dº a ser oído
personal// y la no consideración de la opinión y las preferencias del menor en esa determinación.
Opinión de la Corte Se entiende por niño o menor de edad a toda persona q no haya cumplido los 18 años, salvo q
hubiese alcanzado antes la mayoría de edad por mandato de ley.
Conforme a la normativa contemporánea del DIDH, en la cual se enmarca el art. 19 de la CADH, los niños son titulares de
Dºs y no solo objeto de protección.
La expresión interés superior del niño, consagrada en la Convención s/los Dºs del Niño, implica q el desarrollo de este y el
ejercicio pleno de sus Dºs deben ser considerados como criterios rectores p/la elaboración de normas y la aplicación de
estas en todos los órdenes relativos a la vida del niño.
El ppio de igualdad del art. 24 de la CADH no impide la adopción de reglas y medidas específicas en relación con los niños,
los cuales requieren un trato diferente en función de sus condiciones especiales. Ese trato debe orientarse a la protección
de los Dºs e intereses de los niños.
La familia constituye el ámbito primordial p/el desarrollo del niño y el ejercicio de sus Dºs. Por ello, el Estado debe apoyar y
fortalecer a la familia, a través de las diversas medidas q esta requiera p/el mejor cumplimiento de su función natural.
Debe preservarse y favorecerse la permanencia del niño en su núcleo, salvo q existan razones determinadas p/separarlo de
su familia, en función del interés superior de aquel. La separación debe ser excepcional y preferente// temporal.
En los procedimientos judiciales o administrativos en que se resuelven Dºs de los niños se deben observar los ppios y las
normas del debido proceso legal, esto abarca las reglas correspondientes al juez natural, es decir, competente,
independiente e imparcial, doble instancia, presunción de inocencia, contradicción y audiencia y defensa, atendiendo a las
particularidades q se derivan de la situación específica en q se encuentran los niños y q se proyecta razonable//, entre otras
materias, s/la intervención personal de dichos procedimientos y las medidas de protección q sea indispensable adoptar en
el desarrollo de estos.
Los menores de 18 años a los q se atribuya la comisión de una conducta delictuosa deben quedar sujetos a órganos
jurisdiccionales específicos distintos de los correspondientes a los mayores de edad. Las características de la intervención q
el Estado debe tener en el caso de los menores infractores deben reflejarse en la integración y el funcionamiento de estos
tribunales, así como en la naturaleza de las medidas q ellos pueden adoptar. La conducta q motive la intervención del
Estado debe hallarse descripta en la ley penal.
En otros casos, como son los de abandono, desvalimiento, riesgo o enfermedad, deben ser atendidos en norma diferente a
la q corresponde a los procedimientos aplicables a quienes incurren en conductas típicas. Sin embargo, en dichos casos es
preciso observar igual//, los ppios y las normas del debido proceso legal, atendiendo tb a las condiciones específicas en las q
se encuentren los niños.
Dºs Humanos de las personas de la 3ra edad y con capacidades diferentes (Wlasic)
Wlasic prefiere usar el término “personas de la 3ra edad” y no ancianos; y “personas con capacidades diferentes” y no
discapacitados o minusválidos; por considerar q esos términos tienen un contenido neta// discriminatorio.
La protección de las personas de la 3ra edad está consagrada en el art. 75 inc. 23 de la CN y en el art. 17 del Protocolo
Facultativo de San Salvador, q ordena “proporcionar instalaciones adecuadas, así como alimentación y atención médica
especializada a las personas de edad avanzada, q carezcan de ella y no se encuentren en condiciones de proporcionárselas
por sí mismas; ejecutar programas laborales específicos destinados a conceder a los ancianos la posibilidad de realizar una
actividad productiva; y estimular la formación de organizaciones sociales destinadas a mejorar la calidad de vida de los
ancianos”.
Se trata de procurar la inserción social del anciano.
La protección de las personas con capacidades diferentes está contenida en los siguientes arts:
• Art. 75 inc. 23 de la CN
• Art. 18 del Protocolo Facultativo de San Salvador, q reconoce a los minusválidos el Dº a una atención especial
p/alcanzar el máximo desarrollo de su personalidad; a q el Estado ejecute programas específicos, incluidos los de carácter
laboral, destinados a ese fin; a q su flia reciba formación p/solucionar sus problemas de convivencia y transformarse en
agentes activos de su desarrollo físico, mental y emocional; a ser incluidos en programas de desarrollo urbano p/solucionar
sus requerimientos y estimular la formación de organizaciones sociales p/q los minusválidos puedan desarrollar una vida
plena.
• Art. 23 de la Convención de los Dºs del Niño, establece q los niños mental o física// impedidos deberán disfrutar de
una vida plena y decente en condiciones q aseguren su dignidad, le permitan bastarse a sí mismos y faciliten su
participación activa en la comunidad. Reconoce el Dº a recibir cuidados especiales, a acceder a dichos cuidados en forma
gratuita, teniendo en cta la situación económica de los padres, a acceder a a la educación y capacitación y a tener los
debidos servicios de rehabilitación y preparación p/el empleo. El objeto será siempre procurar q el niño logre la integración
social y el desarrollo individual, incluido su desarrollo cultural y espiritual en la máxima medida posible, además se deberá
promover cooperación internacional en el intercambio de información vinculada al tratamiento integral de estos niños.
JURISPRUDENCIA
CSJN: Maldonado, Daniel Enrique y otros s/Robo Agravado (Armas) - 2005
Hechos: Un tribunal Oral de Menores condenó a un menor a la pena de prisión de 14 años en orden a los delitos de robo
con armas en concurso real con homicidio, cometido cdo tenía 16 años. El fiscal interpuso rec. de Casación. La Cámara de
Casación Penal casó la sentencia recurrida y condenó al menor a la pena de prisión perpetua. La defensa dedujo rec.
extraordinario. La CSJN dejó sin efecto la resolución recurrida:
Sumarios:
Corresponde dejar sin efecto la sentencia por la cual se condenó a un menor a la pena de prisión perpetua por considerarlo
autor del delito de robo con armas en concurso real con el de homicidio, si la imposición de dicha pena se fundó en el
fracaso del tratamiento tutelar evidenciado a través de la comisión de un nuevo delito, pues la valoración de un
procedimiento en trámite como un factor determinante p/elevar el monto de la pena resulta violatoria del ppio de
inocencia.
El art. 5 inc 6 de la CADH, en cuanto ordena q toda pena privativa de la libertad debe estar dirigida a la readaptación social
de los condenados, exige q el juez no se desentienda de sus posibles efectos, lo cual, en el caso del régimen penal de
menores, se traduce en el deber de fundamentar la necesidad de la privación de la libertad impuesta desde el pto de vista
de las posibilidades de resocialización, lo cual supone ponderar los posibles efectos nocivos del encarcelamiento.
Si bien los menores cuentan con los mismos Dºs constitucionales q los adultos, no es posible inferir de dicho ppio q frente a
la infracción de la ley penal aquellos deban ser tratados de igual modo q los adultos.
En el Dº Penal de Menores, no es posible eludir la limitación de la pena q se deriva de la consideración de la inmadurez
emocional y característica de los niños, es decir q, la reacción punitiva estatal debe ser inferior q la q correspondería, en
iguales circunstancias, respecto de un adulto.
La única vía p/determinar la pena correspondiente a un hecho cometido por un menor siguiendo los mismos criterios q los
q se utilizan respecto de un adulto, es prescindiendo del ppio de culpabilidad y apelando al concepto de peligrosidad.
La ley 22.278 en cto faculta al juez a ponderar la necesidad de la pena al momento de sentenciar a quien cometió un delito
cdo era menor de 18 años, se relaciona con el mandato de asegurar q esas penas atiendan a fines de resocialización,
conforme a lo establecido en el art. 40 inc. 1 de la Convención del Niño.
El Dº del imputado a ser oído antes de q se lo condene resulta tanto más importante cdo se trata de menores, pues p/ellos
se encuentra en juego incluso la posibilidad de q el tribunal resuelva prescindir de pena por estimarla innecesaria.
Resulta admisible el rec. extraordinario, ya q existe cuestión federal p/habilitar la vía extraordinaria en tanto, se encuentra
discutido el alcance de la Convención s/los Dºs del Niño como pauta interpretativa del régimen de penas a menores, y la
decisión recurrida ha sido contraria a la pretensión del recurrente.
Debe revocarse la sentencia q condenó a un menor a la pena de prisión perpetua, si la aplicación de tal sanción se fundó en
el fracaso del tratamiento tutelar evidenciado a través de la comisión de un nuevo delito.
La gtía del debido proceso legal exige q se asegure, como instancia previa, la audiencia a la q alude el art. 4 de la ley 22.278.
Si bien no puede atribuirse a la Convención s/los Dºs del Niño una prohibición absoluta de aplicar la prisión perpetua a
personas q, al momento de perpetrar el delito, eran menores de 18 años. Sí se deriva de dicho instrumento internacional
una regla de máxima prudencia en la imposición de la pena de prisión perpetua, q obliga a descartar fundada// la suficiencia
de las alternativas más leves.
En el pasaje del máximo de la escala penal aplicable a un menor a la pena de prisión perpetua, no puede justificarse sólo en
el comportamiento posterior del acusado (en el caso, el fracaso del tratamiento tutelar), pues ello implicaría una sanción sin
culpabilidad.
Lo q hizo entonces la CSJN fue revocar el fallo de la Cámara y fijar pautas p/q ésta dicte una nueva condena, q ya no podrá
ser perpetua.