Se habla de una vuelta a la geopolítica posterior a 1945, pero frente a
aquel conflicto frío e imaginario, las guerras actuales son más difíciles de contener
Otros 36 Enviar por correo Imprimir MARY KALDOR 13 MAR 2016 - 00:12 CET
LUIS TINOCO
En su libro El retorno de la historia y el fin de los sueños (2008), Robert Kagan
dice que el mundo se ha vuelto “otra vez normal”. Al decir normal se refiere a la geopolítica, a una rivalidad entre Estados soberanos que se apoya en el poder militar. Algunos definen esta situación como una segunda guerra fría, es decir, el regreso imaginario de la primera. En ministerios de Defensa, empresas de armamento y grupos de estudios estratégicos, este giro narrativo ha ido acompañado de un suspiro colectivo de alivio. Irak y Afganistán han quedado atrás. Podemos volver a lo que sabemos hacer, evitar un conflicto con Rusia o China y construir sistemas armamentísticos cada vez más complejos.
La última Revisión de la Defensa de Reino Unido —documento que recoge
periódicamente la estrategia de seguridad nacional de ese país— compromete a Londres a desarrollar una nueva generación de armas nucleares lanzadas desde submarinos y adquirir dos portaviones dotados del avión de combate F-35, tan sofisticado y tan increíblemente caro que todavía no se ha fabricado. El documento no explica verdaderamente por qué se necesitan estos sistemas, ni se percibe ninguna sensación de urgencia sobre los peligros que afronta Reino Unido; seguramente porque se supone que esas adquisiciones son normales.