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No es para nadie que en los barrios predominan las mujeres con uno o varios hijos
(de varios padres), que no tenga pareja o esta sea, en consecuencia, poco estable.
Recordemos que la pareja, citando a Moreno
Pero, al no tener una pareja, **¿Cómo estas mujeres satisfacen estas necesidades?**
Pues fácil:** a través de sus hijos, especialmente, el hijo varón**. El hijo es un vínculo
impuesto por la naturaleza, imposible de romper y que perdura a través del tiempo. Se da
entonces una suerte de “incesto emocional”:
> “El incesto emocional es un tipo de abuso en el que un padre busca en su hijo el apoyo
emocional que normalmente sería proporcionado por otro adulto. Se piensan que los
efectos del incesto emocional en los niños cuando se hacen adultos se parecen a los del
incesto real, aunque en un menor grado.” Wikipedia
Pero, *¿Por qué estas mujeres se les dificultan tanto no tener pareja? ¿Y por qué a
las que sí tienen, cumplen un rol tan ausente?* Más adelante se explicara.
Por consiguiente, la mujer cría a su hijo para que este siempre sea su hijo, y por
ende ella siempre se definirá como madre y no como mujer, y no vivirá como
> “una mujer pura y simple, en una sexualidad autónoma uno de cuyos aspectos sea la
maternidad” Ibídem pg. 10.
Así pues, el varón venezolano tampoco se definiría como hombre, sino siempre
como hijo, ya que este es su vínculo más fuerte y estable. El hijo también canaliza sus
necesidades afectivas hacia la madre, y ni si quiera una esposa podría suplantar ese
papel, haciendo de sus otras relaciones superficiales (aunque él no s e de cuenta).
Creo que a este punto más de uno le sonara familiar, ya que más de una vez se
han dicho cosas como “madre solo es una” “padre cualquiera, madre una sola” “madre es
madre” frases tan normalizadas, que las percibimos como una verdad indiscutible,
naturalizadas por este modelo familiar.
Ahora, ¿Qué pasa con las hijas? Si el sentido del vínculo de la madre con el hijo
es la satisfacción de sus necesidades, la de la madre con su hija será la reproducción de
ella, la *“mujer-madre”*. La hija, a diferencia de su madre, está destinada a hacer su
propia familia, que serán sus hijos. Sera una madre, pero sin esposo, una madre
abandonada. De ahí que las madres tomen tanta importancia que sus hijas aprendan los
labores del hogar y sea más permisiva con sus hijos varones: sus hijas, formadoras de
familia no pueden tener el lujo de no saber esas cosas, su hijo, en cambio, no tendrá esa
necesidad, ya que la madre siempre “estará con él”. Quizás más de uno se percatara de
esto en su familia o con familiares cercanos. En el caso que la mujer no tenga hijos
varones, la hija también servirá para satisfacer la necesidad de su madre, pero en menor
escala.
Entre otros aspectos que trata Alejandro, está la relación con los hermanos, donde
los que realmente importan son los hermanos maternos, y la relación del varón con el
padre donde, si bien siempre pondrá a su madre en un pedestal, este no va a dejar de
quererlo o ansia tener un vínculo con él, el niño o el adulto sufre por esta separación, ya
que el padre es parte de él. Moreno trata otras cosas así como el origen de este modelo,
pero esto es la idea principal de su texto. El recalca, que si bien muchos autores se
centran en las consecuencias de esta dinámica familiar, hay que aceptarlo como realidad
y pudiendo rescatar algunos aspectos de él. No es algo que se pueda cambiar tan fácil ya
que arrastramos esto desde la época de la colonial. El primer paso, es estar consciente
de esta realidad para poder trabajar en ello. También es de resaltar, que muchas de estas
cosas no se hacen de forma consiente, esta tan naturalizado esto en nuestra sociedad
que no se nos hace anormal o problemático, más de una vez hemos oído o dicho “madre
es una”, “padre puede ser cualquiera”, o condenando a una mujer que deja a sus hijos
pero sin que nos cause mayor problema un padre que lo haga. En nuestro lenguaje
también esta esto presente: cuando insultamos, ¿Qué decimos? Insultamos a la madre,
porque es lo que “más nos duele” o cuando queremos magnificar algo decimos “madre de
fiesta” en contraposición con otros países como México con expresiones “que padre
aquella fiesta”. Es difícil, sin duda, cuestionarnos nuestra familia y más aún la figura de
nuestra madre, y diría que es uno de los aspectos más difíciles de las carreras
sociales/humanas, (y donde radica gran parte de su dificultad): estudias y cuestionas los
aspectos más íntimos de tu vida, lo que te hace “ser tú”. </div>