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FIANZA Y AVAL

El aval y la fianza son garantías personales que sirven para garantizar el pago de un título valor. El
aval sólo es garantía de las obligaciones contenidas en un título valor. En cambio la fianza se utiliza
para garantizar cualquier negocio jurídico. López (2009, P. 200) expresa al respecto de estas
figuras, que principalmente “El aval es un acto solemne que sólo produce efectos válidos cuando
se cumple con los requisitos esenciales previstos en la ley, aun cuando las formalidades requeridas
son mínimas, ya que basta con la sola firma a la cual no se le pueda atribuir otro carácter. Del
mismo modo, el aval debe constar en el propio título valor o en una hoja adherida a él”.

Por otro lado, en lo que se refiere a la fianza, de acuerdo al autor ya mencionado, este es un
contrato consensual pues no requiere ningún tipo de solemnidad para que resulte eficaz. La
exigencia de que se realice por escrito, sólo es un requisito probatorio que no implica solemnidad.
Así, la fianza puede constar en el mismo documento en que consta la obligación que se pretende
afianzar o en un contrato aparte.

RÉGIMEN JURÍDICO DE LA FIANZA

El Código no da una definición textual de lo que es fianza, se puede tomar de los establecido en el
artículo 1.804 del Código Civil venezolano (1982) el cual dispone que quien se constituye fiador de
una obligación, queda obligado para con el acreedor a cumplirla, si el deudor no la cumple.

La fianza es un contrato por medio del cual una persona, denominada “fiador”, se compromete
con el acreedor de otra persona, llamada “deudor”, a cumplir la obligación que este no cumple

Al respecto de la figura de la fianza es necesario mencionar para su mayor y máximo


entendimiento los sujetos intervinientes en su desarrollo. Los sujetos intervinientes en el contrato
de fianza son los siguientes:

a. El acreedor. Es la persona a favor de quien se debe cumplir la obligación principal o, en caso se


incumpliera con ésta, frente a quien deberá cumplir el fiador.

b.El fiador. Es aquel que se obliga a garantizar, con todo su patrimonio, el cumplimiento de la
obligación principal. De acuerdo a lo expresado anteriormente, deberá ser un sujeto distinto al
deudor.

c.El deudor. Según hemos explicado, no es un sujeto indispensable en el contrato de fianza, pero
es común que intervenga en él. Como es evidente, el deudor es el obligado al cumplimiento de la
obligación principal.

CARACTERÍSTICAS DE LA FIANZA

Como ya se dijo anteriormente, la fianza es una garantía de carácter personal, constituida con la
finalidad de respaldar el cumplimiento de una obligación asumida por la persona garantizada. Un
elemento primordial de la fianza radica justamente en la distinción que debe existir entre el
obligado principal y el garante o fiador.
De acuerdo a Sandoval (2011, p. 1) “En efecto, al tratarse de una garantía personal el sentido de
ésta es que el fiador respalde con su patrimonio el cumplimiento de la obligación principal, por lo
que, si la fianza fuese constituida por el mismo obligado principal, el acreedor, en buena cuenta,
no contaría con garantía alguna”.

LA FIANZA COMO DERECHO DE GARANTÍA

Como resulta lógico, la fianza debe otorgar la suficiente cobertura como para que el acreedor
pueda obtener el cobro de la deuda en caso que el deudor incumpla con su obligación. Claro está,
que tratándose de una garantía real, como la prenda o la hipoteca, es relativamente sencillo
determinar si la cobertura de la garantía es suficiente o no, pues bastará con establecer el valor
del bien prendado o hipotecado y comprobar si ese valor es, por lo menos, igual al valor de la
deuda, aunque lo ideal es que sea superior. Sobre este punto, Sandoval (2011, p. 1), establece
diciendo lo siguiente:

Pero qué sucede en el caso de la fianza, en el que la garantía se otorga sobre la totalidad
del patrimonio del fiador, el cual puede variar en el tiempo, ya que es posible que el fiador
disponga de su patrimonio con total libertad. Frente a esta posibilidad, el acreedor tiene
derecho a que el deudor sustituya al fiador si es que el patrimonio de éste se ve reducido
en tal medida que no sea suficiente para cubrir el valor de la deuda. También es posible
que la fianza sea sustituida por otro tipo de garantía, como una hipoteca o una prenda.
Pero si el deudor no sustituye al fiador o no cubre la obligación con otra garantía
suficiente, el acreedor tiene derecho a exigir el cumplimiento inmediato de la obligación,
sin importar los plazos pactados. Ahora, En la medida que el fiador se obliga a garantizar el
cumplimiento de la obligación del deudor, es natural que su obligación no deba ir más allá
que la del deudor.

En efecto, el fiador queda obligado únicamente a cumplir con aquello a lo que se hubiera
comprometido expresamente, sin que dicha obligación pueda ser mayor que la del deudor. Si por
algún motivo se establece la fianza por montos mayores a los de la obligación principal, sólo será
exigible el cumplimiento de la garantía hasta el límite de la obligación principal.

En este punto es necesario mencionar también la opinión de Morles (p. 32, 2006), el cual opina
que:

El afianzamiento es una pura y simple garantía real, el afianzamiento real tiene naturaleza
hibrida y da nacimiento a una obligación personal, el aval tiene naturaleza hibrida pero no
da nacimiento a una obligación personal, el aval da nacimiento a una obligación real, se
está frente de una alianza original de una alianza surgida de una limitación convencional
del derecho general de la prenda y de una garantía real.

De esta forma, la calificación que se adopte para el afianzamiento real es importante porque si se
estuviera frente a una garantía personal habría que admitir que el acreedor ejecutará los otros
bienes del fiador si el bien dado en garantía resultara insuficiente. Al respecto, la reciente reforma
civil del 23 de marzo de 2006 no se pronuncia sobre el régimen de este negocio y ha sido la
urisprudencia de Casación, después de varias oscilaciones, lo que ha concluido por establecer que
la garantía no es una fianza y no esta sometida a ninguna de las reglas del afianzamiento.

obligación pueda ser mayor que la del deudor.

Si por algún motivo se establece la fianza por montos mayores a los de la obligación principal, sólo
será exigible el cumplimiento de la garantía hasta el límite de la obligación principal.

En este puno es necesario mencionar también la opinión de Morles (p. 32, 2006), el cual opina
que:

El afianzamiento es una pura y simple garantía real, el afianzamiento real tiene naturaleza hibrida
y da nacimiento a una obligación personal, el aval tiene naturaleza hibrida pero no da nacimiento
a una obligación personal, el aval da nacimiento a una obligación real, se está frente de una
alianza original de una alianza surgida de una limitación convencional del derecho general de la
prenda y de una garantía real.

De esta forma, la calificación que se adopte para el afianzamiento real es importante porque si se
estuviera frente a una garantía personal habría que admitir que el acreedor ejecutará los otros
bienes del fiador si el bien dado en garantía resultara insuficiente. Al respecto, la reciente reforma
civil del 23 de marzo de 2006 no se pronuncia sobre el régimen de este negocio y ha sido la
jurisprudencia de Casación, después de varias oscilaciones, lo que ha concluido por establecer que
la garantía no es una fianza y no esta sometida a ninguna de las reglad del afianzamiento.

RÉGIMEN JURÍDICO DEL AVAL

Una figura que produce muchas confusiones con la fianza es la del aval, incluso coloquialmente, se
suele designar a ambas figuras de la misma forma, como si fuera lo mismo un fiador que un aval.
Sin embargo, se trata de figuras distintas, cada una con sus propias reglas y características. El aval
es una garantía personal que se otorga y consta en un título valor. Se trata, al igual que la fianza,
de una garantía de carácter personal, pero que se incorpora únicamente en un título valor, por lo
que su finalidad corresponde sólo a garantizar las obligaciones incorporadas en el título valor en el
que se ha incorporado y no es aplicable a otro tipo de actos jurídicos y obligaciones.

CARACTERÍSTICAS DEL AVAL

Sandoval (2011, p. 13) expresa que el aval se constituye en el anverso o en el reverso del título
valor o en hoja adherida a él.

• Para la constitución del aval, se debe señalar el nombre de la persona avalada, el nombre,
número de documento de identidad, domicilio y firma del aval y consignar la cláusula “aval” o “por
aval”.

• Si la garantía se constituye en el anverso del documento, se podrá prescindir de la cláusula


“aval” o “por aval”.
• Asimismo, cuando no se señale expresamente a la persona avalada, se entiende que el aval es
constituido a favor del obligado principal del título valor o, si fuera el caso, del girador.

• A falta de indicación del domicilio del avalista, se presume que domicilia para todos los fines de
ley respecto al ejercicio de las acciones derivadas del título valor, en el mismo domicilio de su
avalado o, en su caso, en el lugar de pago.

De esta forma, Sandoval expresa que el aval debe estar sujeto a ciertas formalidades, los cuales
son necesarios para la validez del mismo. El aval es sinónimo de garantía. Se trata de un
instrumento para prestar garantía del cumplimiento del pago del crédito hipotecario y sus
intereses, mediante el cual una persona (avalista) se compromete a pagar las cantidades en el caso
de que otra (avalado) no las hiciera efectivas.

EL AVAL COMO DERECHO DE GARANTÍA

Existen algunas diferencias fundamentales entre la figura de la fianza y la figura del aval. Como
hemos señalado anteriormente, la fianza puede ser emitida con distintas condiciones, en forma
limitada o ilmitada, con o sin beneficio de excusión, a plazo determinado o indeterminado.
Sandoval (2011, p. 25) expresa lo siguiente:

El aval sólo puede ser emitido en una forma, sin condiciones ni estipulaciones distintas a las
señaladas en el propio título valor para la obligación avalada. Por lo tanto, el avalista se obliga en
el mismo modo que el obligado avalado, sin admitir pacto distinto. En tal sentido, el avalista no
tiene beneficio de excusión, y puede ser obligado al pago del título valor en el mismo orden que el
obligado avalado. El avalista está obligado a responder por las obligaciones garantizadas
incorporadas en el título valor, aun cuando la obligación causal que dio origen al título valor fuera
nula. Aunque el avalista sí quedaría liberado en los casos de defectos en la emisión del título valor
que lo invaliden.

Como se conoce, la obligación causal es la que da origen al título valor, como puede ser un
contrato de mutuo o de compraventa. Siendo así, la responsabilidad del aval se mantiene sin
importar que el contrato del cual se deriva el título valor sea nulo, pues al igual que el título valor,
el aval existe en forma autónoma. Esto también implica que el avalista no puede oponer los
medios de defensa personales que le corresponden al obligado avalado.

La responsabilidad del avalista se extiende por el plazo de duración o vigencia de la obligación


garantizada, de acuerdo a lo expresado en el título valor. Ello implica que si el título valor es
renovado, se requerirá de la intervención del avalista para renovar también la duración del aval.
Sin embargo, el avalista también puede otorgar su garantía en forma indefinida o permanente, en
cuyo caso su intervención no será necesaria para la renovación del título valor, pues su garantía
continuará vigente. Para tal efecto, se deberá indicar la cláusula “aval indefinido” o “aval
permanente”.
REQUISITOS DE VALIDEZ

-El aval debe constar en el anverso o reverso del mismo título valor avalado, o en hoja adherida a
él.

- El aval se expresa con la cláusula "bueno por aval" o por cualquier otra fórmula equivalente.
Adicionalmente, la cláusula antes mencionada debe estar acompañada de la firma del avalista.

CARACTERÍSTICAS ESPECIALES

-Si no se señala a la persona avalada, se entiende otorgado en favor del obligado principal.

- El avalista se obliga de la misma manera que aquel por el cual se ha constituido garante.

- Si no se señala el monto avalado, se presume que es por el importe total del título valor.

-El avalista queda obligado de igual modo que aquél por quien prestó el aval, y su responsabilidad
subsiste, aunque la obligación causal del título valor avalado fuere nula.

Derechos conferidos al acreedor

-El acreedor está facultado para cobrar al avalista la prestación contenida en el título valor, sin que
éste pueda objetarle el beneficio de excusión.

NORMATIVA

-Artículo 438 y subsiguientes del Código de Comercio.

TIPOS DE AVALES

Los avales se dividen en dos grandes grupos, en función de la persona que actúa como avalista.
Estos pueden ser:

Personas físicas o jurídicas, que actúan en su propio nombre y garantizarán la operación con todos
sus bienes presentes y futuros.

Avales bancarios, avales emitidos por las entidades financieras que se supone que gozan de una
liquidez inmediata en caso de reclamación de pago del aval.
En todos los casos, si el avalista tiene que hacer frente a las obligaciones de pago del deudor, tiene
la opción de reclamar al deudor la deuda que él ha pagado al acreedor.

La duración del aval se agota bien por acuerdo entre las partes o por extinción de la obligación
garantizada. Para extinguir un aval por acuerdo entre las partes, se requiere la modificación del
contrato de aval de tal forma que el acreedor libere de sus obligaciones al avalista.

AVAL A PRIMERA DEMANDA

Se conoce con el nombre de aval a primera demanda o a primer requerimiento a un contrato


generalmente oneroso y unilateral, mediante el cual el avalista (también llamado garante, y que
puede tratarse de una caja de ahorros, un banco, una compañía aseguradora o una entidad de
crédito) se compromete a respaldar la deuda (actual o potencial) del mandante, a través del pago
de un monto determinado de dinero sin excepción El avalista indemniza al beneficiario del
contrato en el momento en el cual este último realiza la notificación pertinente, siguiendo los
pasos formales que correspondan, independientemente del pacto previo, el cual generalmente se
asocia a la obtención de una prestación en particular, o al resultado económico que se desprende
de la relación de tipo jurídico que se describe en el aval.

En otras palabras, el aval a primera demanda garantiza la cobertura de la deuda sin exigir que se
demuestre el incumplimiento de manera efectiva, y de manera independiente al contrato. El pago
puede ser solicitado por el beneficiario, obligando al avalista a realizarlo sin derecho a pedir
explicaciones o comprobaciones. Más tarde, el avalado tendrá la posibilidad de exigir un
resarcimiento si el beneficiario hubiese intentado defraudar al avalista demandando dinero a
causa de una situación no contemplada en el aval.

Esta figura contractual tiene su origen en la doctrina alemana y surgió para garantizar la seguridad
jurídica en cuestiones relacionadas con el comercio exterior. Para la doctrina italiana también se
conoce como contrato de garantía pura, haciendo hincapíe en la ausencia de condiciones para su
cumplimiento

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