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A continuación, me permito explicar las ideas principales, lo que aprendí y lo que más me llamó la

atención del texto.

Para los autores, la esencia del dirigente es estar inmerso en comunicaciones que yo llamaría de 360°,
es decir, con sus superiores, empleados, pares y personas externas a su organización, por tal motivo,
el uso de la palabra se convierte en la principal herramienta del director.

Chanlat y Bédard, comienzan a explicar términos y conceptos lingüísticos sobre las palabras, la
comunicación y los signos, que permiten al hombre representar su pensamiento de manera real;
ahora, para poder utilizar estos signos de manera adecuada, las personas deben acogerse a un
mínimo de reglas gramaticales, que permitan generar orden y entendimiento a las estructuras de
signos que plantea.

Hay una frase que con la que no concierto en la página 3, “Es, por consiguiente, la facultad de
establecer una relación de “significación” entre dos realidades distintas, una concreta, la otra
abstracta. Ahora bien, es de esta posibilidad de “manejar los signos de la lengua que nace el
pensamiento” Ibid, p 26 y 74; no estoy de acuerdo porque para mí el pensamiento no depende de la
significación de signos dentro del lenguaje, le pensamiento es más amplio, más propio de nuestro
cerebro, así la persona no maneje ningún tipo de lenguaje estructura tiene la facultad de pensar y a
su manera significar algunos (aunque limitados) conceptos.

Siguiendo estas reglas y con una cantidad limitada de palabras en su memoria, cada persona puede
crear un gran número de frases diferentes y únicas, (al punto que hablar es pues un acto de creación
e invención), y lo interesante, es que a pesar de ser distinta cada frase, esta estructura y el
seguimiento cabal de las reglas gramaticales (de cada lengua particular) permite que el interlocutor
pueda comprender estas convenciones léxicas.

Hay una frase que me llamó la atención y es “Las actividades del lenguaje no solamente sirven para
comunicar información, sino también para ser la expresión de quien habla”, de este modo, los
autores abren el espectro del lenguaje a otro nivel, diferente al empresarial, en el que se puede
enmarcar otros tipos de relaciones humanas, afectivas, música, poesía, literatura, etc.

También dejan entrever los autores, es que, así como la palabra sirve para informar y expresar,
también funciona para influenciar sobre las otras personas. (creencias, actitudes, comportamientos).

Los autores aprovechan este paso en el texto para incluir el tema de la violencia verbal, exponen que
las lesiones de la violencia verbal son más difíciles de apreciar que los de la violencia física, y que
esta violencia verbal se manifiesta más en las respuestas tangenciales, el doble vínculo, la colusión y
los actos de la palabra no respetada.

Los obstáculos al diálogo en el medio laboral

Los autores hablan de cuatro obstáculos más relevantes, que menciono a continuación:
1. la ideología gerencial: donde todo es calculado y medido en términos de rentabilidad.
2. la lengua administrativa: el intercambio es dominado por el esquema clásico, busca mantener la
integridad material del mensaje, no se preocupa por significación ni dimensiones del mismo.
3. las jergas especializadas: aunque facilitan la comunicación en una especialidad, dificulta la
comprensión entre ramas o especialidades.
4. la estructura burocrática: ralentizan los procesos, a veces duplica información, etc

Chanlat y Bédard, hablan sobre las condiciones favorables al diálogo, dentro de los que menciona los
valores, los grupos informales (a diferentes niveles), la importancia de la estructura formal, las
practivas de los líderes, etc.

Al final, los autores los autores hablan sobre las cualidades humanas, donde responsabilizan al
directivo sobre el tipo de comunicación bajo su cargo, y rescatan unas buenas cualidades de los
dirigentes, como el sentido de igualdad, capacidad de aprecio, honestidad, generosidad, buen juicio,
entre otros.

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