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Estudio Para Grupos de Crecimiento

ESTUDIO 1047
“Mas Dios muestra su amor para con nosotros, en que siendo aún pecadores, Cristo murió
por nosotros” Romanos 5:8

¿QUÉ ES EL EVANGELIO?
PARTE I

El evangelio no es, o mejor dicho, no debe ser, una palabra que encierre misterios, que
promueva discordia o que divida a la gente. El evangelio no es de un grupo en particular y no
pertenece a ninguna nación más que a otra. Es de origen divino y es para todos los hombres.
Repetidas veces, en la lectura de la Biblia encontramos las palabras: todos los hombres, todo
aquél que cree, no hay diferencia. Pero, al decir que es para todos no perdamos de vista que es
un mensaje personal para usted. Dios tiene algo qué decirle a usted y es algo muy importante.

El evangelio es una noticia

La raíz de la palabra evangelio es de origen griego y viene de eu, bien y de ángelus (de
donde viene nuestra palabra ángel) que significa mensaje (ángel significa mensajero). Evangelio,
pues, significa “buen mensaje” o “buena noticia”.
Es una noticia buena por varias razones. Primero, porque merece toda nuestra confianza.
Los medios de comunicación, tan importantes en la vida moderna, transmiten diariamente toda
clase de noticias. Entre ellas hay las que parecen ser verídicas, pero son parcial o totalmente
falsas. Las agencias noticiosas se esmeran en asegurar que sus fuentes de información sean
fidedignas, pero no siempre lo logran. Al día siguiente tienen qué retractarse o disculparse por
haber dado una noticia falsa. Esto nunca sucederá con el evangelio, porque su origen no es
humano: procede de Dios y Dios no puede mentir. Él mismo ha revelado Su mensaje a los
hombres desde el principio de la historia y también ha preservado Su revelación libre de error en
su transmisión a través de los siglos. Podemos encontrar en la Biblia el mensaje de Dios al
hombre.
Es una noticia buena porque ofrece la solución al mayor de todos los problemas que tiene
el hombre. El evangelio ofrece perdón para el pecado que pesa sobre la conciencia, que destruye
la felicidad y que frustra los anhelos del ser humano. Hay perdón amplio, completo, irrevocable y
eterno porque Cristo murió por nuestros pecados, sufrió el castigo que merecíamos y ahora vive
para ser nuestro abogado delante de Dios. Si no hubiera esta relación con la necesidad del
hombre moderno el evangelio sería sólo una historia, una buena historia, pero no una noticia. Al
hablar del evangelio mencionamos eventos pasados, pero fijamos nuestra atención en un
Salvador que vive y que puede resolver los problemas y pesares del presente. Esto hace que sea
una noticia.
En resumen, podemos decir que el evangelio es una buena noticia, revelada por Dios,
de cómo el hombre puede entrar en una nueva relación con Él, mediante Jesucristo.
El evangelio es poder
Pablo escribió a los creyentes en Roma: “No me avergüenzo del evangelio.” ¿Por qué no
se avergonzaba? Muchos en aquel entonces pensaban que el evangelio era para los esclavos,
los pobres, las mujeres, quizá para los ancianos cuya fuerza y capacidad para gozar la vida iban
menguando. ¿No habla el evangelio de mansedumbre, humildad, de dar la otra mejilla al que nos
golpea? El romano (y también el hombre moderno) quería victorias, no sacrificios; quería fuerza,
no mansedumbre.
Pablo pudo demostrar que el evangelio tiene ambas alternativas. No se avergonzaba de él
porque es PODER de Dios par salvación a todo aquél que cree (Romanos 1:16). Ese poder lo
había transformado por completo. Era acérrimo enemigo que respiraba amenazas y muerte contra
los cristianos, pero ahora los amaba entrañablemente. Ahora llamaba “Señor” al Cristo que antes
perseguía. Fue instrumento escogido por Dios para fundar y confirmar a muchas iglesias, las que
antes quería destruir. No hay en todo el mundo fuerza transformadora tan poderosa como el
evangelio.
Los primeros hombres que tuvieron el privilegio de proclamar el mensaje, impresionados
con la magnitud de su tarea, tenían unas preguntas para el Señor, querían información. El Señor
les dijo: Hechos 1:7-8

El evangelio es hechos
El evangelio no es una teoría, una filosofía, ni siquiera es una religión. Es un mensaje
acerca de hechos contundentes, de acontecimientos históricos confirmados por muchos testigos.
El apóstol recalca esto al escribir a los corintios recordándoles que el evangelio que él les predicó
giraba alrededor de dos acontecimientos: la muerte de Cristo y su resurrección al tercer día.
Son los hechos fundamentales de la existencia: la muerte y la vida. 1 Corintios 15:1-4
La muerte se menciona primero. ¿Será posible que la buena noticia trate en primer término
de la muerte? La muerte es el primer tema del evangelio. El mensaje de Dios afronta la realidad.
Pero, notémoslo bien, no se trata de la muerte del hombre sino de la muerte de Cristo. Él
murió por nuestros pecados. La buena noticia es que la muerte de Cristo es, en efecto, la muerte
de la muerte. El mensaje del evangelio no pasa por alto el pecado ya que dice que la paga del
pecado es muerte (Romanos 6:23). Pero, el énfasis del mensaje no está en la muerte del impío
sino en el hecho de que siendo aún pecadores, Cristo murió por nosotros (Romanos 5:8)
La segunda verdad, e indiscutiblemente la más importante, es la vida. El Cristo que murió
por nuestros pecados resucitó. Hubo una cruz y una tumba, pero al tercer día la tumba quedó
vacía. En la Biblia hay algo más que un equilibrio entre estas dos verdades, hay movimiento de la
una a la otra: de la muerte a la vida. Este movimiento es lo que la Biblia llama salvación. Ha
pasado de muerte a vida (Juan 5:24)
Hay un marcado contraste entre el evangelio y el concepto del mundo en cuanto a esto. El
ritmo natural e inevitable de la existencia, según la historia de los hombres, es que el hombre
primero vive, finalmente muere. El evangelio dice algo muy diferente: El hombre está muerto
pero puede llegar a vivir. La noticia jubilosa y sin igual está en Efesios 2:4-5. ¿Es usted salvo?
O, de acuerdo con lo que hemos visto, ¿está usted realmente vivo? ¿Ha pasado de muerte a
vida?
Fue necesario un gran milagro para invertir el orden vida-muerte, y este milagro es el
acontecimiento más importante de la historia, es también el fundamento de nuestra fe: la
resurrección de Cristo. Nadie puede lograr por sí mismo la salvación, es solamente aceptando el
regalo que Dios mismo nos ha dado en Cristo que la podemos obtener.

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