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UNIDAD DE CUENTA
No puede confundirse la unidad de cuenta con el dinero, ni la moneda. La unidad de
cuenta es el concepto abstracto del dinero posiblemente percibido en primer lugar para
facilitar el trueque. Aun hoy día en el comercio de trueque la unidad de cuenta resulta
indispensable. Actualmente, la pujanza de la unidad de cuenta en los sistemas monetarios
de carácter plurinacional es muy considerable. Ejemplos notables son los derechos
especiales de giro y la Unidad de Cuenta Europea.
Una unidad de cuenta puede coincidir con una unidad monetaria y ambas pueden ser la
unidad de medida del dinero de un Estado o de un organismo supranacional, pero no
necesariamente todas las unidades de cuenta se identifican con el dinero, ni todas las
monedas pueden realizar funciones de dinero en un determinado lugar. Sin embargo, el
dinero es el elemento superior de la trilogía, puesto que en su función de acumulación de
valor, se puede expresar en diferentes unidades de cuenta y en diferentes monedas. No
obstante, en derecho sólo estará expresado en una determinada unidad monetaria y/o una
determinada unidad de cuenta.
Así, por ejemplo, el trabajo o los servicios en España como en todas partes tiene su valor
expresado en dinero, siendo la unidad monetaria y unidad de cuenta utilizada el Euro.
Tanto si se paga en moneda como si se realizan anotaciones contables se utiliza como
unidad el Euro. La cantidad obtenida es dinero y, si éste se transforma por cambio en otra
moneda, por ejemplo dólares, seguirá siendo dinero. Ahora bien, normas jurídicas y no
económicas determinarán si pueden hacer funciones de dinero, y para quién, estos dólares
en España, aunque a su vez la liberalización de los movimientos de fondos de dinero se va
imponiendo en los países desarrollados.
La unidad de cuenta puede no tener correspondencia con una moneda y ser, sin embargo,
unidad de medida de dinero, aunque en sentido restringido. Es el caso de los derechos
especiales de giro, a que antes hemos aludido, unidad de cuenta obtenida del valor
resultante de una suma ponderada de los valores de un conjunto de monedas. La unidad
de cuenta siempre ha sido un producto nacido por convención, apoyado en algo real por
comparación, a veces puramente imaginario, y elevado a norma de derecho por los poderes
que concurrían o concurren a su uso. Incluso sin el apoyo del derecho organizado basta el
convencimiento y la confianza mutua en el seno de un colectivo humano, más o menos
reducido, para adoptar una unidad de cuenta para la medida del valor de los bienes y
servicios que se intercambian o permutan entre sus miembros. Es la abstracción de la
moneda, puesto que no necesita ningún soporte y, sin embargo, en ella se pueden expresar
cantidades de valor acumulado, es decir, de dinero en una de sus funciones, negándose
por cierto, economistas que esto sea dinero, ya que se reserva este título exclusivamente,
para el instrumento que pueda cumplir todas las funciones universalmente en un Estado.
Mas lo cierto es que a niveles de transacciones financieras entre Estados, las unidades de
cuenta como los DEG o UCE, sirven también como medio de pago e instrumento de
crédito, por lo que cada vez es más difícil negar su condición de dinero. Es el caso del ECU
que ya se cotiza como divisa.
Qué se utiliza como unidad de medida
Usualmente la moneda de curso legal en un país se utiliza como unidad de medida en los
límites de su territorio. No obstante, la moneda no tiene que necesariamente cumplir esta
función. Es sabido que en el pasado se han utilizado otros bienes como unidad de cuenta
tales como: gramos de oro, semillas de cacao, etc. Asimismo hoy en día contamos con las
monedas de distintos países y también criptomonedas que son utilizadas como unidad de
cuenta en diversas transacciones.