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30 AÑOS DE UN CENTRO POR LA CREATIVIDAD Y EL ARTE

Por: Marta Bonilla

"Sólo puede crearse una nueva


sociedad si ocurre un cambio
profundo en el corazón humano"
Erich Fromm

El poeta es un hombre libre: posee la capacidad de soñar y de decir lo que


sueña. No se conforma con lo que ve, anuncia otros mundos posibles, nos
señala que no todo está completo, que es propio del ser hombres volver
futuro un sueño actual.

Como el poeta, el maestro de nuestros días es quien cree que los otros
también son capaces de soñar, de crear, de modificar las condiciones actuales
de su existencia, de no ser solamente reproductores sino también, creadores
de la cultura a la que accede cada nueva generación de mujeres y hombres.
El maestro de nuestros días ha de crecer en la libertad.
Desde la vida de un poeta es posible rescatar algunas de las condiciones
indispensables del verdadero creador: así, la vida de Juan Ramón Jiménez fue
una perpetua búsqueda de la belleza a través de una profunda exigencia
interior. Exigencia que se manifestó en su vida cotidiana, en una disciplina
para consigo mismo y su trabajo. La creación, en su más amplio sentido, ya
sea creación científica, educativa o artística, no puede suponer que la
inspiración ahorra el trabajo duro, indispensable para darle forma. Bajo esta
concepción iniciamos nuestras búsquedas y realizaciones.

Configurar una escuela con maestros poetas soñadores fue el propósito al


crear el Liceo Juan Ramón Jiménez. Esta sería una escuela que, en un
ambiente de libertad, diera paso a toda posibilidad creativa, donde la
expresión estuviera inscrita también en el ámbito de lo estético.

Hace 30 años, Manuel Vinent -maestro de origen catalán- y yo, buscamos


desarrollar un proyecto educativo que propiciara un clima en el cual tanto el
niño como el maestro pudieran sentirse libres y contentos de conocer y de
conocerse, de encontrar que había una serie de dimensiones de su existencia
y de su interioridad que podían crecer en dominios del Eros y no del Tánatos.

El punto de partida que nos movía era la imperativa necesidad de abrir


espacios para la fantasía, la sensibilidad, la imaginación y para aquellas
instancias que no eran relacionadas exclusivamente con los desarrollos
intelectuales en la formación tradicional del individuo. Sentíamos la
necesidad de trabajar en procura de un pensamiento abierto que diera lugar
a la construcción y al respeto de lo diverso y de lo singular. Nos era importante
porque opinábamos que el ser humano auténtico no se sujeta a las respuestas
tradicionales que se le dan a las situaciones que enfrenta, por el contrario,
genera alternativas creativas que provienen con mucha más facilidad de
quien ha desarrollado desde su infancia un espíritu sensible. Queríamos,
entonces, trabajar en pos de futuros adultos con capacidad creativa.

En palabras de Madelaine Gautard, pedagoga francesa, "la libertad debe ser


estimulada, impulsada, por una actitud creadora. Un ser realmente libre debe
vivir en su cima. En las escuelas donde se permite a los niños vivir en su cima,
los niños son libres, grandes, magníficos, felices"1. La creatividad se convierte
en una forma de vida, en una necesidad, en el motor que impide al hombre
caer en una especie de letargo, que sería entrar en el ámbito de la muerte.2

En un sentido inmediato, veíamos el nacimiento de la tecnología educativa


con su afán de contenidos de instrucción que buscaban asegurar uniformidad
en los conocimientos. Si bien era necesaria una regularización de las

1
Gautard, Madeleine. SERIE DE JORNADAS PEDAGOGICAS DESARROLLADAS EN EL LICEO JUAN RAMÓN
JIMÉNEZ EN EL AÑO 1974 Material Mimeografiado. M. Gautard alertaba sobre el hecho de que una
pedagogía en la creatividad debería acabar con el pensamiento lineal.
2
Cfr. Bonilla, María del Rosario. REFLEXIONES SOBRE Ml EDUCACION. Sin Editar. 1993.
instituciones, también era cierto que las medidas conducían a reforzar el
carácter autoritario y la rigidez que ya poseía la pedagogía tradicional.

Del autoritarismo en la relación profesor-alumno habíamos visto


desprenderse una actitud represiva hacia el niño; de la rigidez, una forma de
encasillar lo verdadero y lo falso, lo que es bueno y lo que es malo, sin matices,
sin mediaciones. Surgía así una mirada con una pretensión no solo moral sino
también existencial, que buscaba rescatar lo humano de todo conocimiento,
lo sencillo del acto creador, antídotos ambos contra la estrecha mirada de la
violencia. A propósito, en uno de los actos de finalización del período
académico del Liceo a finales de los 80, un grupo de los que se graduaban ese
año decía: "nada fue más importante que la experiencia en la cual
descubrimos los valores que nos [dan] la pauta para dirigir nuestros actos; con
nuestras propias manos descubrimos qué destruye y qué construye. La
balanza existe no sólo en el laboratorio para pesar cuerpos, sino también en
la inteligencia para medir qué traerán las ideas que convertiremos en palabra
o en acción. Quedó en nuestro espíritu la creatividad de la crítica. "3

3
Varios. DISCURSO DE GRADUACION 1988.
Bajo la idea de que todo autoritarismo genera violencia, proponíamos que la
aceptación de las diversas formas de expresión cultural, racial, religiosa, social
debería conducir a la formación de una actitud no dogmática y sí integradora.
Sólo un pensamiento que admita lo divergente y una actitud abierta hacen
posible la convivencia armónica entre las personas. El Siglo XXI exige
ciudadanos creativos para quienes la tolerancia frente a lo diferente sea un
camino para neutralizar la violencia.

La primera forma de agresión que se ejerce con el niño o con el joven es exigir
que su tiempo sea igual al tiempo convencional del adulto. Igualmente,
agresivo es el constreñirlos sólo a la concepción acumulativa y lineal de la
construcción positivista de los eventos, sobre la que funciona la enseñanza
que enfatiza la instrucción. Una apertura en el ritmo y en las posibilidades de
manejo del tiempo son el fundamento de la educación que desarrollamos en
el Liceo. A esta concepción la hemos llamado Ejes Integradores que por su
naturaleza está estrechamente vinculada a la noción de Proyecto.

Cualquier proyecto que se genere debe salir del aula específica para
involucrar a la comunidad escolar, esfuerzo que resulta en un grado más
amplio de socialización en los trabajos que producen los estudiantes y que
demanda una tarea de confrontación de sus realizaciones. Se da así la
integración del trabajo presente, con la historia del proceso y su proyección a
la comunidad.
Como el proyecto privilegia un carácter netamente integrador, como lo es la
vida misma del niño, su múltiple direccionalidad no apunta, en realidad, a
establecer una red más o menos compleja de interconexiones entre tablas de
contenidos y listados de objetivos de varias disciplinas. Más allá, o quizás, más
en profundidad, es un espacio que el maestro audaz abre para que él, el niño
y el grupo construyan un existencial capaz de acoger las distintas dimensiones
humanas.

El conocer el mundo en el que vive es un compromiso total del ser, sólo a


partir de allí es posible despertar el deseo de transformar y de transformarse;
un proyecto es un proceso de conocimiento de la vida; la vida tiene un
significado especial para cada cual, y ese significado solo puede irse
construyendo y conquistando a partir del sentido que cada ser encuentra en
las acciones que realiza.

Como lo indica su nombre, estos "Ejes Integradores" apelan a las situaciones


que logran despertar en el grupo de estudiantes un deseo de conocer. Con
frecuencia este despertar se da a partir de la pregunta que genera un asombro
en el grupo, la cual es lanzada por la maestra a sus alumnos y se descubre
como motor, en la medida en que produce resonancia. No sabemos en
realidad qué senderos recorre cada niño en particular; pero el maestro, como
el artista, tiene que ser sensible para poder captar en las respuestas de los
niños cualquier situación que redunde en beneficio de la actividad académica.
Si hay resonancia se encontrará una fuente inagotable de trabajo impulsado
por ellos mismos, una vía de expresión al mundo interior, un espacio
privilegiado para las preguntas desde múltiples campos del saber y para las
realizaciones plurales en los campos del arte, ya sea en literatura, en un taller
de cerámica, en la elaboración de textiles, en la música, en el teatro, en
pintura, en los títeres, o en la actitud que implica la recuperación de un
bosque devastado por la erosión.

Reunir la diversidad de tantos niños y jóvenes, de tantos maestros y trabajos


creativos es ciertamente tarea difícil. Decidí finalmente elegir algunas
experiencias me parecieron ilustrativas de lo que ha sido la búsqueda de la
creatividad en el Liceo. Al finalizar mi exposición podrán ver Ustedes un
audiovisual con algunas de estas realizaciones.

Hace algunos años se dió la coyuntura de encontrar niños de nueve diferentes


nacionalidades en el curso de 50 de primaria; la maestra, una persona
altamente sensible, viendo esta diversidad y sabiendo que el programa
curricular oficial demandaba estudiar el período de la Independencia de
Colombia, decidió aprovechar la riqueza de procedencias para desarrollar un
proyecto de trabajo.
La maestra presentó a sus alumnos el clásico problema de utilizar cuatro
colores para diferenciar el mapa político de América, problema que los
enfrentaba a racionamientos matemáticos. Observó que mientras los niños
resolvían el problema, manifestaban entusiasmados su pertenencia a
diversos países. Su conocimiento de la historia de la Independencia, no ya
tanto su sensibilidad, le permitió visualizar que podía desarrollar tópicos
claves del tema, a partir de la conformación de naciones representadas en el
grupo de sus estudiantes.

El trabajo, visto desde la perspectiva de los niños, se convirtió en un juego con


la historia, con la geografía, con el lenguaje, con las matemáticas. Para
ubicarlos en la época remota de la independencia propuso la construcción del
árbol genealógico de cada niño, problema que los llevó a una aplicación de las
matemáticas al encontrar un sistema binario de relaciones. Vemos entonces
cómo a partir de una actividad típica de desarrollo de conceptos históricos
surgió una interesante actividad matemática.
El trabajo que la maestra armó no sólo cubrió temas relacionados con los
procesos independentistas americanos, sino que hizo posible la construcción
de un lenguaje geográfico y un sistema relacional que dio fundamento a una
concepción temporal para la historia. La lengua, como medio y vehículo de
expresión y socialización de las conquistas de los alumnos, como también lo
fue la expresión plástica, musical y teatral que acompañó este trabajo,
adquirió en el grupo de estudiantes un auténtico crecimiento. En la medida
en que se va dando una ampliación de relaciones fundadas sobre experiencias
vividas y significativas para el niño, una vinculación entre los procesos
pertinentes a cada cual, un hecho tan particular como la ampliación de su
universo lingüístico, en esa medida se hace explícita la conquista y la
interiorización de un conocimiento integral. Dicho de otra manera, la
concepción que subyace a este tipo de trabajo es netamente integrador, de
manera que las actividades que desarrollan los niños se dan en un continuo
temporal, en todo sentido lejano a la parcialización y parcelación que con
frecuencia se promueve en la educación. El quehacer del maestro es siempre
cambiante e irrepetible y muy difícilmente enmarcable en una
sistematización, ello exige un estar alerta a lo cotidiano.
Otra maestra, de segundo de primaria, narra su propia experiencia cuando
sus niños decidieron hacer un libro al finalizar su proyecto que había
comenzado con el mar como tema central. Ella dice:

"Este libro es el resultado de un proceso que se inició a comienzos del año


escolar. Los intereses e inquietudes, tanto de la maestra como de los niños,
en el principio se encontraban muy lejanos del resultado, por ello, lo
enriquecedor no fue tanto éste como el camino que se siguió para obtenerlo.
Es de gran importancia el que la maestra esté compenetrada y viva la
experiencia al tiempo con sus alumnos.

El comienzo tuvo lugar alrededor de historias fantásticas sobre el mar,


especialmente sobre sirenas y tritones. Estas los llevaron a interesarse en
particular por los peces de la oscuridad. Les llamó mucho la atención que éstos
peces permanecen solos. En este momento surgió en ellos la necesidad de
inventarse un amigo, al que le pusieron por nombre SISO VERDEMAR. Era un
ser con cuerpo de caballito de mar, cola de sirena y tenazas de oro.

A partir de esta creación se inventaron aventuras e historias que quisieron


compartir con niños de otros grupos. Investigaron sobre las diversas formas
de hacer partícipes a los otros, de una manera fácil y efectiva. Pronto se llegó
a pensar en la posibilidad de la utilización de la palabra escrita.

Empezaron haciendo un periódico mural, luego editaron diez ejemplares


manualmente -recordando en su diagramación a los que se hicieron en
Colombia en la época Colonial—; ante lo lento y dispendioso de este
procedimiento, comenzamos -dice ella- a investigar sobre la imprenta.
Hablamos de los libros, de la invención de la imprenta de tipos fijos de J.
Gutenberg.

Fue posible adquirir en ese momento un equipo de impresión basado en el


mismo principio de los tipos fijos, lo cual permitió a los niños participar con
sus propias manos, en la elaboración de las palabras, de las frases, de los
textos creados por ellos. A lo largo de esta experiencia, que duró un año, pudo
demostrarse una vez más la enorme capacidad creadora de los niños.

Los estudiantes decidieron poner por título a su libro: "LAS PREGUNTAS


AZULES PARA EL MAR". 4

Una educación que opera con esta amplitud de enfoque ofrece un precioso
campo para el desarrollo de la creatividad y el enriquecimiento de la
sensibilidad artística, esta última tan importante en el Liceo. En la medida en
que, como les decía antes, propicia una apertura en el ritmo y en las
posibilidades temporales, en la medida en que sólo es posible si genera
elaboraciones en distintas direcciones, le da cabida a esos tiempos profundos

4
Villar, Clemencia. CREANDO A SISO VERDEMAR. Colección de Experiencias del Liceo Juan Ramón
Jimenez. Texto sin Editar.
y lentos donde mora lo simbólico que encuentra en la fantasía y en lo lúdico
un medio invaluable de expresión. La imagen poética aflora, entonces, con
naturalidad, límpida; así se posibilita también que no exista ruptura con esos
otros lapsos y momentos relacionados directamente con el quehacer y la vida
cotidiana del niño. Dice Octavio Paz que "gracias al juego y a la imaginación,
la naturaleza inerte de los adultos, -una silla, un libro, un objeto cualquiera,

adquiere de pronto vida propia. Por la virtud mágica del lenguaje o del gesto,
del símbolo o del acto, el niño crea un mundo viviente, en el que los objetos
son capaces de responder a sus preguntas. El lenguaje, desnudo de sus
significaciones intelectuales, deja de ser un conjunto de signos y vuelve a ser
un delicado organismo de imantación mágica"5

En palabras de una de las maestras que trabaja conmigo en el Liceo, lo que


aporta este tipo de acción es que al "partir de la realidad del niño, de su propia
dinámica interna, hay un respeto por los desarrollos desiguales, un espacio
de libertad que estimula la autonomía y permite que el niño llegue hasta
donde sus propios intereses lleguen. -Y agrega- cuando al niño se le deja ir

5
Paz, Octavio. EL LABERINTO DE LA SOLEDAD. De la Dialéctica de la Soledad.
sobre su propio ritmo, accederá a todo lo que un programa exige y mucho
más" 6

Desde esta perspectiva, el conocimiento se convierte en algo a construir, no


es un producto terminado que debe ser aprendido y consumido, sino que se
gana a través de las relaciones que el niño va estableciendo entre lo que ya
posee y las nuevas situaciones a las que se enfrenta.

Los estudiantes que han crecido en este clima educativo, cuando llegan a los
cursos superiores de la secundaria, donde ya deben enfrentarse a rigurosas
formalizaciones del conocimiento, ponen al servicio de su desarrollo
intelectual todo este bagaje adquirido y construido en los años de su infancia.
De allí la excelencia académica con la que ingresan a la Universidad.

A este respecto, en su reflexión, una exalumna de la promoción del año 88,


quien se educó en el Liceo desde el Jardín Infantil hasta el último curso antes
de entrar en la Universidad, afirma: "la creatividad, que con el tiempo se
transforma en una dinámica de la vida, sólo es posible gracias a una valoración
de las ideas propias; al respeto de las inquietudes individuales aprovechadas
como eje a partir del cual se genera conocimiento; y finalmente a la

6
Memorias de las Reuniones de Profesoras de Primaria del Liceo Juan Ramón
Jiménez. 1993
autonomía: dejar elegir a cada quien su propio camino, y permitir la toma de
decisiones por parte de cada niño teniendo en cuenta que siempre
contribuyan a su socialización. Se parte entonces de lo individual para llegar
a lo colectivo; de tal forma, el crecimiento y desarrollo integral y armónico del
estudiante desemboca en el equilibrio del grupo"7. También otro exalumno,
pero de las promociones formadas en los años '60, hoy músico, recordando
sus años en el Colegio, apuntaba: "lo que más respeto del Liceo es su amplitud
siempre equitativa. Hubo siempre un doctor para cada loco y eso no deja de
ser una garantía. Por eso ahora soy -quien lo creyera- un honorable padre de
familia".8

Nuestra expresión no es crear artistas, pero sí es ponerles a mano múltiples

formas de expresión del arte. Un buen número de nuestros alumnos, al

terminar su escolaridad, se dedicaron al arte. Hay escritores, músicos,

pintores, poetas; tanto en ellos como en los otros, los que recorren

profesiones y actividades de diversa índole, la necesidad de transformar está

presente en su vida cotidiana.

7
Bonilla, María del Rosario. REFLEXIONES SOBRE Ml EDUCACION. Sin Editar. 1993.
8
Díaz, Ernesto, SOLO RECUERDOS. En "20 Años Liceo Juan Ramón Jiménez". Bogotá,
octubre de 1982.
Nos encontramos situados frente a un mundo fragmentado por la violencia y

encerrado en la técnica como la única aparente alternativa. Sin embargo,

miles de personas todavía creemos en las dimensiones creativas de los

hombres y de las mujeres y estamos convencidos de las potencialidades de

nuestros hijos y nietos para hacer que la vida sea más digna de ser vivida, para

que valga la pena seguir soñando.

Por eso, hablar de educación es tan esencial pues de ello depende, en buena
parte, la sociedad que estamos construyendo hacia el futuro.

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