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Monólogo T2

Alumno: Amadeo Acosta

Personaje: Un preso condenado a muerte por electrificación, por el asesinato en serie de


veintiún personas y siete intentos de homicidio da sus últimas palabras antes de su ejecución.

Sus víctimas eran expresidiarios, asesinas, violadores, vividores, etc.

Monólogo:

-Música de fondo “Decline | música ambiental tétrica”-

Me piden que confiese, que confiese todo mi trabajo, toda mi limpieza, toda mi purga
realizada a lo largo de los últimos diez años, toda mi dedicación, mi esfuerzo por hacer de este
un mundo mejor; me ven como un monstruo, como un ser abominable y tal vez podía serlo,
pueda que mi cabeza esté dando vueltas, pero en realidad yo me considero un castigador, un
redentor, un salvador, alguien que hace bien, alguien que quiere evitar que los demás sufran lo
que yo sufrí.

Cuando tenia doce años presencie como un sujeto torturó, abusó sexualmente y asesinó a mi
madre, luego de eso pasé el resto de mi infancia en un orfanato donde la felicidad no logra
florecer, me dejaron en un agujero por seis malditos años, en ese tiempo me plantee la idea de
poder desaparecer a toda la gente mala, a esos idiotas que atormentan la vida de los demás, a
toda la gente que se aprovecha de los inocentes, necesitaba hacer algo al respecto; tan solo
pensar que alguien podría sufrir lo que yo me hacia sentir muerto en vida.

En ese lugar me di cuenta de que nadie tenía el valor para empezar la limpieza de este mundo,
que nadie sería tan valiente de hacer lo necesario cueste lo que cueste y también me di cuenta
que yo podría ser esa persona.

Ustedes suponen que liberan a la sociedad de un monstruo, pero piensen por un instante, a
cuantas personas yo he liberado, yo he matado verdaderos monstruos con mis propias manos
y he salvado a más gente de lo que ustedes en toda su carrera. Todas mis “víctimas” como
ustedes los llaman y que yo, en particular, prefiero llamarlos “mal nacidos” fueron monstruos
verdaderos, monstruos que atormentaban la vida de la gente a su alrededor, esos engendros
fueron exterminados por mí. Eso generaba una sensación única, una sensación que me veía
con la necesidad de repetir una y otra vez, hablando poéticamente podría inclusive compararla
con la excitación que produce el sexo.

¡Dense cuenta idiotas!

¡No son nada!

Se ven finos con sus sacos y corbatas elegantes, creen que hacen lo correcto, esperemos que
así sea, pero lo único que pido es que alguien siga haciendo mi trabajo, que alguien logre
terminar mi labor, que alguien con los suficientes cojones como yo pueda salvar a otras
victimas de sus demonios, lamentablemente ya debo irme.

¡Estoy frito!

(Risa descontrolada) Ahora bajen esa maldita palanca, no me arrepiento de nada.

-Música de fondo “La Silla (Electric Chair)” segundo 27/42-

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