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Contenido

ADA 1
1. Identidad deportiva
1.1. Fanatismo
2. El deporte y la inclusión
2.1. Deporte Paralímpico
2.2. Paradigma de integración del deporte adaptado
2.3. La mujer en el deporte
2.4. El deporte para todos.
ADA 2
3. el deporte y actividad fisca como transformador social.
3.1 el valor educativo del deporte.
3.2 El deporte como expresión de la cultura.
ADA 3
4. El deporte como identidad cultural
4.1. En el mundo
4.2. En México
5. El deporte y cultura en Yucatán
5.1. Juegos en la cultura maya
5.2. Juego de pelota maya
5.3. Juegos tradicionales contemporáneos
5.4. Juegos populares en Yucatán.
ADA 4
1.- Historia del arte y la expresión humana
1.1. Arte Clásico
1.2. Arte en la edad contemporánea
1.3. Arte en la edad moderna
1.4. Arte del siglo XX
1.5. Vanguardias (1905-1942)
1.6. Arte moderno (1942-2000)
1.7. Arte del siglo XXI
2. Arte popular y expresión humana
2.1. Artesanía
2.2. Arte pop
2.3. El arte reciclado
3.- Arte cultural
3.1. Cultura y arte popular
3.2. Cultura elitista y cultura popular
3.3. Cultura popular y vernácula
3.4. Tradición y cultura popular
3.5. Elitización de lo popular y popularización de lo elitista
3.6. El arte y la recreación

ADA 5
5. El arte y cultura en Yucatán
5.1. Acercamiento al arte maya, arquitectura, costumbres y tradiciones
5.2. Arquitectura, costumbres y tradiciones de Yucatán mestizo
5.3. El lenguaje de los Yucatecos
5.4. Influencia de otras culturas en Yucatán
5.5. El arte sacro de Yucatán

ADA INTEGRADORA
4. Cultura popular e identidad
4.1. Concepto de identidad
4.2. La cultura como identidad y la identidad como cultura.
4.3. Sabiduría popular
4.4. Fiestas populares
4.5. Literatura popular y tradición oral
4.6. Vestimenta popular
4.7. Comidas populares
5
5.6. La jarana, vaquería y bombas yucatecas
5.7. La trova
5.8. La literatura de Yucatán
5.9. Artesanía
5.10. La gastronomía
ADA 1
1. Identidad deportiva
1.1 Fanatismo
Es una actitud que se manifiesta con pasión exagerada, desmedida, irracional y en muchos casos
rara en defensa de una idea, teoría, cultura, estilo de vida, etc. El fanático es una persona que
defiende exageradamente desmedida sus creencias y opiniones, también es aquel que se
entusiasma o preocupa ciegamente por algo.
El psicólogo de la religión TõnuLehtsaar ha definido el término fanatismo como la búsqueda o
defensa de algo de una manera extrema y apasionada que va más allá de la normalidad. El fanatismo
religioso se define por la fe ciega, la persecución de los disidentes y la ausencia de la realidad.
Hoy en día se usa mayormente para designar a las personas profusas en su proselitismo hacia una
causa religiosa o política, hacia un deporte, pasatiempo o hobby, o hacia una persona a quien
idolatra.
1.2 Crisis social en el deporte
El grado en el cual una persona se identifica con su vida deportiva. La identidad deportiva es un
constructo social, muy influido por la opinión del amigo, familia, entrenador y medios de
comunicación. Quienes poseen una identidad deportiva muy fuerte tienden a interpretar el evento,
como la lesión, según el grado en que afecta a su vida deportiva. La identidad deportiva fuerte tiende
a incrementar la implicación de la persona en el deporte, si bien el que tiene una identidad deportiva
exclusiva (es decir, aquel cuyo único papel en la vida es el ser deportista) suele tener problema
emocional cuando la vida deportiva llega a su fin.
2. El deporte y la inclusión
2.1 Deporte paralímpico
El término deportes paralímpicos abarca un amplio rango de deportes para personas con discapacidad
que participan en competiciones deportivas a distintos niveles. En el contexto de los Juegos
Paralímpicos de Verano y de invierno, se refiere a las actividades deportivas de alto nivel organizadas
como parte del Movimiento Paralímpico mundial. Estos deportes se organizan y se desarrollan bajo la
supervisión del Comité Paralímpico Internacional y otras federaciones deportivas internacionales.
En el nuevo milenio, colabora en la formación de una persona íntegra, procura su desarrollo
psicomotor y fomenta la calidad de vida a través del ejercicio físico y la práctica deportiva; prepara al
ser humano para las exigencias que le depara la sociedad y desarrolla su creatividad y su
personalidad.
2.2 Paradigma de integración del deporte adaptado

Algunos deportes convencionales han adaptado alguna de sus características para ajustarse a las
necesidades de un determinado colectivo de personas con discapacidad que lo va a practicar,
surgiendo así el Deporte Adaptado.

―Aquella modalidad deportiva que se adapta al colectivo de personas con discapacidad o condición
especial de salud, ya sea porque se han realizado una serie de adaptaciones y/o modificaciones para
facilitar la práctica de aquellos, o porque la propia estructura del deporte permite su práctica‖

Las modificaciones suelen ser en:


 El reglamento
 El material
 Las adaptaciones técnico-tácticas (considerando las exigencias formales y funcionales del
deporte adaptado tratado).
 El espacio

Mientras que, en otros casos, se ha creado una modalidad deportiva nueva a partir de las
características específicas de un determinado colectivo de personas con discapacidad, como puede
ser la Boccia o el golbol (PC y discapacidad visual, respectivamente).

Por otro lado, los Deportes Paralímpicos, son aquellas modalidades deportivas que compiten en los
Juegos Paralímpicos, en los que participan deportistas con discapacidades físicas (lesión medular,
amputaciones, parálisis cerebral, y les autres), discapacidad visual y discapacidad intelectual (con su
reincorporación en los Juegos de Londres 2012).

2.3 La mujer en el deporte


La participación de las mujeres en la actividad física y en el deporte ha sido, y todavía es en la
actualidad, menor que la de los hombres. Esto no es un hecho casual ni aislado, ya que la
participación de la mujer es menor en los ámbitos que tradicionalmente se han considerado públicos
como el mundo laboral, político, cultural, etc. y el deporte es uno de ellos.
El acceso de las mujeres al ámbito deportivo ha sido tardío y ha estado lleno de dificultades. Ellas han
tenido que ir superando barreras creadas por estereotipos sociales y culturales. Han tenido que luchar
contra ideas del tipo: la mujer es inferior a los hombres en las actividades deportivas, posee menor
capacidad física, su cuerpo se masculiniza con la práctica de ejercicio, no muestra gran interés hacia
la práctica deportiva, existen algunos deportes apropiados para ellas y otros no…
Dificultades y obstáculos que han ido venciendo y que en parte tienen su origen en la propia gestación
del deporte moderno. El deporte fue ideado por y para hombres como vía de transmisión de
determinados valores y para el desarrollo de sus capacidades físicas. Promueve, sobre todo, valores
como la competencia, la fortaleza física, o la agresividad, basadas en capacidades motrices como la
fuerza, la potencia o la resistencia.
Bueno, dejando esta pequeña reflexión de lado, pasamos a ver cómo se inició la mujer en el ámbito
deportivo, algo nada fácil para las féminas.
Si nos remontamos nada más y nada menos hace tres mil años atrás, hacia el 776 antes de Cristo en
la ciudad de Olimpia (Grecia), nos daremos cuenta de que durante mucho tiempo el deporte ha sido un
terreno completamente vetado a la mujer. Ya por estos tiempos, se excluía la participación de las
mujeres no solo como deportistas sino también como espectadoras. Sólo las mujeres solteras podían
asistir a los juegos, y la pena para una mujer casada que observase a los atletas en acción era la
muerte, pues los atletas competían desnudos, exhibiendo sus cuerpos como símbolo de perfección y
dedicación.
Cuando entramos de lleno en la historia de los Juegos Olímpicos se puede mencionar que estos
abrieron las puertas a las féminas en el año 1900. El cambio se hizo evidente y real, a pesar de que su
gran estratega, Pierre Coubertin, argumentaba que la presencia de la mujer en un estadio resultaba
antiestética, poco interesante e incorrecta.
En 1900, la participación femenina se limitó única y exclusivamente al golf y al tenis en París, Francia.
Estos juegos tuvieron el mérito de agrupar un número impresionante de competidores, mil setenta,
entre estos seis mujeres. La primera laureada olímpica en tenis fue la señorita Cooper de Inglaterra.
El movimiento deportivo femenino encontró una abanderada, la francesa Alice Melliat, la cual se
convierte en la primera mujer en obtener el diploma que hasta la fecha correspondía a remeros de
larga distancia. En 1917 Alice Melliat funda la Federación de Sociedades Femeninas de Francia
(FFSF) y más tarde el 31 de octubre de 1921, con el apoyo de Estados Unidos, Gran Bretaña, Italia,
Checoslovaquia y Francia, organiza la Federación Internacional Deportiva Femenina (FSFI).
La FSFI, al ver que la Federación Internacional de Atletismo (IAAF) no los escuchaba en el sentido de
incluir pruebas femeninas en los Mundiales de Atletismo, organiza los primeros Juegos Mundiales
Femeninos en el estadio Pershing de París el 20 de abril de 1922. Gotemburgos, Suecia en 1926 es
sede de los segundos JJ.OO. femeninos, evento que empezó a ser visto y seguido por los
organizadores y dirigentes de los Juegos Olímpico. La IAAF pretenderá acabar con la organización
incluyendo los 100m y 800m, el salto de altura, el lanzamiento de disco y los relevos de 4x1000m, en
los Juegos Olímpicos de 1928 en Ámsterdam y firmando un protocolo de acuerdo con la IAAF.
Alice Melliat, no contenta con la poca atención de los Olímpicos del 28 y el 32 a su movimiento
mundial, decide realizar en 1930 1934 los Juegos Mundiales Femeninos en Praga Checoslovaquia y
Londres respectivamente.
La FSFI se disolvió en 1938, pues las pruebas femeninas poco a poco se fueron incluyendo en los
Juegos Olímpicos y el atletismo femenino definitivamente irrumpe triunfalmente en el programa de la
IAAF.
Estados Unidos con 1.183 participantes, es el país que más mujeres ha llevado a los Juegos
Olímpicos de Verano desde 1900 hasta 1998, seguido de Gran Bretaña con 835, la dos Alemania con
744, Canadá 668, Unión Soviética/federación de Rusia 634, Australia 515, Japón 499, Francia 483,
Países Bajos 460, Italia 384. A Juegos Olímpicos de Invierno Estados Unidos 309, Canadá 221,
Alemania 186.
En definitiva, la mujer ha ido logrando su importante papel en los juegos, brindando excepcionales
espectáculos y logrando la admiración y expectación del mundo.
Mujeres como Nadia Comaneci, Mildred Didrickson, Fanny Blankers-Koen, Theresa Zabell, Marlene
Ahrens, Evelyn Ashford, Maria Caridad Colon, Zola Budd, Mary Decker-Slanney, Sara Simeoni,
Jeanatte Campbell han escrito su nombre en la historia deportiva de los Juegos Olímpicos.
2.4 Deporte para todos
Actividad física y deporte que permite la práctica conjunta de personas con y sin discapacidad
ajustándose a las posibilidades de los practicantes y manteniendo el objetivo de la especialidad
deportiva que se trate. Supone un ajuste o adaptación en las reglas y el material utilizado con el fin
fomentar la participación activa y efectiva de todos los participantes.
Más allá, el deporte inclusivo es una actitud hacia la práctica deportiva a todos los niveles y gracias a
la investigación aplicada sabemos de sus beneficios a nivel de sensibilización, conocimiento y respeto
a la diferencia, así como de fomento de hábitos de vida saludables a través de estilos de vida activos.
ADA 2
3. El deporte y actividad fisca como transformador social.
Acercamiento social del deporte
Tras revisar la literatura relacionada con el tema de la igualdad en el deporte hemos encontrado
paralelismos entre las diferencias que se producen en el deporte entre hombres y mujeres, por un
lado, y las distintas clases sociales por otro lado. Nos referimos a que hay una serie de deportes que
en su inicio han sido considerados como aptos para unos y no aptos o poco accesibles para los otros.
Estas diferencias se han tratado de encubrir de unas u otras maneras, tratando de ser sutiles en el
tratamiento de la prohibición o restricción de la práctica de estos deportes.

Hasta este momento hemos expuesto la problemática de la mujer en torno al mundo del deporte.
Como decíamos anteriormente, el deporte como práctica cultural ha seguido la ideología dominante,
es decir, excluía a la mujer de todos los aspectos sociales y culturales de importancia, hasta hace
relativamente poco tiempo. En este sentido, las clases sociales bajas han sido tratadas del mismo
modo que las mujeres. Con esta afirmación nos referimos a que no han tenido una opinión relevante
en ningún ámbito importante de la sociedad (político, económico, etc.) y que incluso, en el ámbito
deportivo, eran relegados de esta práctica, ya que era un disfrute reservado sólo a unos cuantos. En
esta línea, algunos autores (Cazorla Prieto, 1979; Mandell, 1986; Elías, 1992; Bordieu, 1993) han
puesto de manifiesto que el deporte moderno en sus orígenes se constituyó como una práctica propia
de las élites sociales que incorporaba características, significados y finalidades particulares. De esta
manera, el deporte como aspecto cultural, en ocasiones ha estado destinado al disfrute de unos
cuantos mientras que para otros ha significado un medio de vida. Varios años atrás, algunos deportes
se han percibido con un cierto aire clasista, como si se intentase levantar una barrera para mostrar
hasta donde podía llegar la gente de a pie y donde empezaba el deporte para la gente acomodada.

Sin embargo, las empresas dedicadas al ocio deportivo, mencionadas con anterioridad, han provocado
un cambio en la manera de ver estos deportes considerados como ―clasistas‖, ya que mediante la
oferta de servicios deportivos por parte de estas empresas se ha conseguido romper la barrera que
impedía el acceso a estos deportes a las clases sociales ―no dominantes‖.

Este cambio ha supuesto el acercamiento de los deportes clasistas a todo el estrato social, que han
empezado a ser consumidos por todos los sectores de la población. Así, deportes como el esquí, el
padel o el golf, entre otros, han pasado de ser practicados por unos pocos a ser deportes más
asequibles para cualquier ciudadano/a. Así lo expone Velázquez Buendía (2001) cuando dice que ―a
pesar de los orígenes aristocráticos que cabe atribuir al deporte, su evolución como concepto y como
práctica ha sido paralela a su diversificación y a su extensión a todas las capas sociales‖.

Es evidente que seguirá habiendo clubes privados destinados a la realización de deportes


considerados clasistas hace unos años, como el golf, padel o esquí, pero esto no significa que el
deporte practicado en esos clubes privados sea diferente al que puede practicar cualquier persona en
un espacio habilitado para el disfrute de estos deportes anteriormente mencionados, por poner un
ejemplo. Se ha pasado de considerar ciertos deportes como un factor que otorgaba prestigio a
utilizarlo como un eje para el acercamiento a la igualdad social.

Siguiendo con esta línea argumental, podemos decir que la práctica deportiva, actualmente, no sólo es
exclusiva de las personas que tienen un gran poder adquisitivo. Será el poder económico de la
persona y, por supuesto el tiempo libre del que dispone, el verdadero discriminador para que haya una
mayor o menor práctica deportiva, pero no una práctica diferente a las personas que están por debajo
en la escala socio-económica, ya que en la actualidad la mayoría de los ciudadanos/as puede practicar
cualquier deporte por un precio asequible. Es decir, el deporte no será un instrumento que marque las
diferencias de clase, como se utilizaba desde hace casi dos siglos hasta hace pocos años.

Por lo tanto, como hemos expuesto, partiendo del deporte como práctica cultural, éste puede ser
utilizado de dos maneras diametralmente opuestas: como agente de reproducción social o como
transformador social. De acuerdo con Devís Devís (1996:37), ―el deporte se configura como un objeto
cultural que cumple funciones ambivalentes, incluso contradictorias: la de producción y reproducción
ideológica de los valores y estructuras sociales, políticas y económicas dominantes, y la de
transformación de tales valores y estructuras‖.

Por un lado, sin duda, como dice Velázquez Buendía (2001), ―puede afirmarse que todavía existen
formas de discriminación deportiva que relegan a un segundo plano el deporte femenino y que tratan
de mantener ideológicamente la total supremacía masculina en el campo de la actividad física y del
rendimiento deportivo‖. Incluso podríamos hablar de cierta discriminación de clase en algunos casos
concretos (clubes deportivos). Por otro lado, como apunta Cazorla Prieto (1979), el deporte ha sido
utilizado y se ha convertido en un importante medio de protesta. Velázquez Buendía (2001) va un poco
más allá cuando expone ―que el prestigio y la popularidad del deporte de élite han contribuido en la
evolución positiva de algunos problemas que se dan en la sociedad, ayudando a que se produjera una
disminución del racismo, introduciendo nuevas y desconocidas culturas que han servido para
entenderlas algo mejor e, incluso para la aproximación de las clases sociales‖.

De esta manera, y concluyendo con una cita de Velázquez Buendía (2001) hemos comprobado que,
―por un lado es cierto que el espectáculo deportivo está orientado hacia la producción y reproducción
ideológica de los valores y estructuras sociopolíticas y económicas dominantes en las sociedades
modernas, lo que contribuye a que tenga lugar una sutil acomodación y control ―consentido‖ de los
grupos subordinados de la sociedad. Pero, por otro lado, no es menos cierto que el espectáculo
deportivo también contiene un importante potencial para la transformación de la sociedad que ha sido
y será aprovechado como medio para estimular la resistencia y la lucha en tales grupos, y para
alcanzar mayores cotas de igualdad, justicia y bienestar social‖.

Conclusiones
El deporte ha sido utilizado como una práctica de reproducción y cambio social a lo largo de su
existencia. Debemos, sus consumidores, gobernarnos por la reflexión crítica y entender, que más allá
de ideologías partidistas para las que ha sido usado, el deporte puede y debe ser utilizado para
reproducir los aspectos sociales positivos y para transformar aquellos otros que son negativos.
Hace siglos, incluso hace pocas décadas, nadie podía pensar que el deporte llegase a ser practicado
por mujeres. Un pensamiento de este tipo hubiera sido considerado como una utopía. Sin embargo, y
remitiéndonos a la práctica deportiva femenina actual, podemos afirmar que las utopías son barreras
que hay que intentar superar, como ha ocurrido en este caso. No obstante, entendemos que aún
queda camino por recorrer para alcanzar la igualdad de oportunidades entre sexos en cualquier ámbito
de la vida en el que incluimos, por supuesto, el deportivo.

3.1 El valor educativo del deporte.


Hasta hace pocos años era mínima la repercusión de las actividades deportivas en los centros
escolares; la "práctica" de la EF se reducía a algunos centros privados, mayoritariamente de confesión
religiosa. En consonancia con este tipo de centros, los valores planteados en la práctica física y/o
deportiva acostumbraban, y acostumbran hoy en día, a ser de tipo social, higiénico y lúdico. Al
implantarse de forma masiva la actividad física escolar se ha producido un fenómeno de "reducción"
de las reglas y maneras del deporte adulto para "adaptarlas" al ámbito infantil, sin tener presente que
un niño no es el resultado de dividir matemáticamente un adulto entre dos, sino que es una persona en
sí misma, con unas características propias a nivel biológico, psicológico y físico.

El planteamiento de este artículo se basa en actualizar los valores del deporte a los de la sociedad
actual, teniendo presente la vertiginosa evolución que ha sufrido. En una segunda parte, y con
consecuencia de los valores planteados en la anterior (agon, ludus y eros), se indica, analiza y justifica
la posible orientación deportiva en el ámbito escolar, en base a las expectativas y capacidades de los
alumnos que, no lo olvidemos, es el protagonista de nuestra labor.

Que el deporte entraña grandes valores educativos, es algo mayoritariamente aceptado, y a primera
vista parece tan evidente que el trabajo de demostrarlo no justificaría la menor pérdida de tiempo. Pero
lo evidente es a veces un telón tras el que se esconden verdades poco claras. Es la pedagogía, que no
es una ciencia exacta, y más concretamente la teoría de la educación, quienes deben esclarecer si
estas evidencias lo son ciertamente. Porque, ¿qué es lo realmente educativo, el propio deporte o las
condiciones en las que se realiza? ¿Las características de la práctica motriz que desencadenan los
reglamentos deportivos, o cómo la interpretan los árbitros? ¿El valor intrínseco de la práctica deportiva,
o la justificación que hace de ella cada uno de los contendientes?. ¿O todo ello? Son muchas, sin
duda, las preguntas que nos podíamos hacer y nos sentimos empequeñecidos ante la magnitud de
cuestiones por aclarar. En este trabajo, intentaremos echar luz sobre alguna de ellas. ¿Nos
atreveríamos a asegurar, sin gratuidad, que el adulto que hizo deporte ha tenido más posibilidades de
ser mejor educado que aquel que no lo hizo? Educado, ampliando las tesis de Peters {1966), «alguien
que se preocupe por la verdad».

¿Podemos decir que los sujetos que no realizan práctica deportiva tienen carencias en algún aspecto
de su educación? ¿Cuáles son éstas? Las respuestas afirmativas a cualquiera de las dos cuestiones
servirían como argumento suficiente para asegurar unos valores educativos del deporte, y por lo tanto
proponer su práctica, como insustituible, en el medio escolar. Ello será factible cuando de la primera
pregunta aclaremos lo que entendemos por educación, y qué tipo de actividades deportivas realizó
aquel adulto considerado como bien educado. La segunda cuestión nos obliga a analizar la práctica
deportiva, para poderla diferenciar del resto de materias y capacitarla de forma incontestable como
portadora de valores educativos que las demás materias por sí solas carecen.

Cuándo una Actividad Deportiva es Educativa?


Para nosotros lo educativo es lo conformador de la personalidad del alumno. Lo referimos siempre a
la optimización en la configuración cognitiva del alumno, en línea con las teorías de la Escuela Nueva.

Para Le Boulch (1991) «un deporte es educativo cuando permite el desarrollo de sus aptitudes
motrices y psicomotrices, en relación a los aspectos afectivos, cognitivos y sociales de su
personalidad».

Lo educativo del deporte no puede estar fundado en base a una determinada ideología, sino hacerlo a
través de unos fundamentos filosóficos que contengan como referencia los valores humanos de
autonomía y libertad. A partir de ellos, se debe construir un sistema capaz de superar cualquier marco
ideológico coyuntural. Ya Clausse (1967) critica a la educación sustentada por ideologías.

La ideología que define los valores educativos del deporte actual es del siglo XIX. Los valores
higiénicos y de salud, el hombre que supera a la naturaleza, y otras connotaciones más modernas, que
son una amalgama de ideales propios de la sociedad consumista, y tecnológicamente industrializada,
configuran el espectro ideológico que soporta mayoritariamente la actual práctica deportiva, que como
toda práctica basada en..., sea la ideología que fuere, es coyuntural y según nuestro entender, con
unos valores educativos, si los hubiera, que deberán ser continuamente revisados. Brohm (1972),
critica esta ideología: «Como toda superestructura ideológica, el deporte tiende a la cohesión de la
sociedad capitalista minada por sus contradicciones».

Este soporte ideológico hace del deporte actual una actividad donde lo que importa exclusivamente es
el resultado, bien sea inmediato, esto es, la confrontación deportiva valorada en números, o del
resultado final, en utilidades o bienes productivos de una u otra categoría. En cualquier caso, la
persona, productora de estos bienes, pasa desapercibida, pues así es la intencionalidad ideológica
dominante. La forma cómo esa persona produce esos bienes, a costa de qué mecanismos propios es
capaz de desencadenar esos productos, es lo que puede ser fuente de educación. El cómo se van
auto-estructurando esos mecanismos, puede resultar educativo o no, en función de las necesidades
que plantea la producción deportiva. Así, Meinel y Schnabel (1988) proponen: «El efecto de la
actividad deportiva sobre el ser humano es la contribución decisiva y constituyente para el desarrollo
de una personalidad multifacética»

Por lo tanto, la actividad deportiva del ser humano accederá a niveles educativos siempre que en su
realización conlleve la necesidad y la responsabilidad de referencia hacia la persona que realiza esa
actividad, no sobre el posible resultado. No puede estar fundamentada en ideologías que condicionan
toda la práctica, conduciéndola hacia fines que serán siempre coyunturales, sino que debe basarse en
la ciencia para configurar un tipo de práctica que comprometa íntegramente a la personalidad del
deportista, que es un objetivo intemporal y prioritario.

3.2 El deporte como expresión de la cultura.


Resumen
El deporte como manifestación de la vida de los hombres es muestra del contexto cultural en el cual
vive, a tal punto que éste interfiere en todas las aristas concebidas como cultura, apreciándose como
el deporte se inserta en la cultura de todas las épocas y en las manifestaciones literarias, el cine, la
vestimenta, la escultura, la numismática y la filatelia entre otras.
Palabras clave: Cultura. Deporte. Arte.

Introducción
En los primeros años del siglo XXI, autorizadas opiniones aseguran que el deporte constituye la
Institución Social más llamativa del presente y el pasado siglo, donde arrastra tras de sí a una infinidad
de personas, pues éste les ofrece amplias posibilidades de socializarse e insertarse en un mundo
cultural fabuloso y multifacético.

Si atendemos al origen de la palabra deporte, ésta se remonta al proceder de los marinos provenzales,
cuando identificaban que "estar deportu" era estar de descanso, aunque resulta útil aclarar que este no
era sinónimo de ocio, pues al coincidir marineros de diferentes latitudes producía un encuentro cultural
muy rico, a través de las conversaciones, de las artes de pescas, de los rituales y fundamentalmente
por el desarrollo de los juegos de fuerza y destreza como las cañas, justas y anillos.

También desde el ―Cantar del Mio Cid‖ (1140), hasta la ―Crónica de Ramón Muntaner‖ (1325), aparece
el vocablo Deportar como sinónimo de ejercicio físico y diversión, con reiteridad significativa.

Además desde tiempos inmemoriales, los convites olímpicos reunían al pensamiento cultural más
ilustrado del momento, como a los poetas, filósofos, escultores, oradores y todos gustaban de
aprovechar la multitudinaria coyuntura para hacer disertaciones de su erudición.

Desarrollo
La Cultura es el rostro de la personalidad del hombre, por lo que manifiesta tanto la consecución de
sus valores como los de la sociedad donde vive. La cultura de una época tiene sus cimientos en esos
valores de los hombres y su manifestación más evidente en el contexto social.
Considerando al deporte dentro de la meditación anterior nos dice que este está insertado en una
Epoca Cultural determinada, como elemento legítimo y como real representante de esa sociedad y de
su cultura.
El deporte como expresión de la vida cultural de la humanidad se interpenetra en múltiples aristas que
son manifestaciones de la cultura. Tal es así que nuestro Alejo Carpentier hace algunas décadas
reconoció a Píndaro como el cantor de los deportistas de su época, cuando narró de forma subliminal
una regata; cuando Platón y Plinio exaltaron la belleza de la equitación, cuando el escritor humanista
francés Rabelais tuvo la clarividencia de plantear el papel educativo del deporte de una de sus obras
cumbres. Nos recordaba Carpentier también como el juramento que inició la auténtica Revolución
Francesa, se efectuó en una edificación construida para el juego de béisbol.

Como vemos el deporte aparece reflejado como baluarte de la cultura universal en la antigüedad pero
no se expresa en ese ritmo en otras manifestaciones culturales, como en la literatura del siglo XIX, que
ignora esta temática, a no ser en sus finales que en obras de Jorge Honet y D‘Annunzio se referían a
la esgrima, pero solo reconociendo su faceta en saldar deudas entre los caballeros de la época,
además se refirieron a los deportes de caza y equitación.

Fuera de lo planteado todo aquello que cultivara la actividad física o tan solo la asistencia a un
espectáculo deportivo, se consideraba algo burdo. Así oscilaban las concepciones de la cultura
deportiva de la época.

Estas concepciones van variando al arribar el presente siglo alentados por jóvenes practicantes,
también con procedencia social burgués, aunque esta inclinación se adhería a deportes que para su
práctica requerían de especializados medios y recursos financieros como el polo, el golf, el tenis,
jugándose en clubes.

La práctica deportiva estaba concentrada en esta clase social y ponían el deporte en función de su
status social soslayando toda voluntad de explotar los beneficios del adiestramiento de los músculos.

Esta polarización seguía, pues en el polo contrario aparecía otra cultura deportiva que iba encaminada
ala creación de grupos especiales espontáneos a la movilización de grandes masas en función del
boxeo, béisbol, de eventos de atletismo, donde cada día sumaban más espectadores y se aunaban
esfuerzos populares para construir instalaciones deportivas, que en ocasiones fueron rústicas.

Se adentraba el siglo, se desarrollada y popularizaba el deporte y se acentuaba una cultura deportiva,


pues en las competiciones vibraban las odas al deporte o himnos a los campeones ya tomaban fuerza
no solo en la literatura, sino se coreografíaban piezas de ballet siguiendo los movimientos de un
tenista, como "Juegos" del músico francés Claude Debussy; ―Rugby‖ poema llevado a la sinfonía por el
suizo y autor de obras de cámara Arthur Hongger, las pinturas que ilustraban a ciclistas y nadadores
del pintor francés Fernand Leger y a consideración del escritor francés, nacido en Suiza, Blaire
Cendras en los movimientos de un gimnasta, hay tanta belleza como en una pieza de ballet.
Fernand Leger. Pausa sobre fondo rojo, 1949
A propósito de lo antes dicho, hoy se considera que el ballet resulta cada vez más deportivo al
desarrollar elementos de gimnasia. En una declaración de la primera bailarina Maia Plisetskaya
comentaba, que si sus bailarinas saltaran como Marina Lóbach, gimnasta búlgara, el Bolshoi sería el
mejor ballet del mundo, siendo de gran regocijo que esta personalidad considere que tanto en las
gimnastas como en las bailarinas están presentes elementos artísticos.

El séptimo arte también ha penetrado en el campo deportivo, aunque a consideración de directores y


realizadores, ejecutar filmes olímpicos es algo muy complejo, pues consideran que la televisión es un
medio más expresivo y más completo para comunicar grandes emociones.

No obstante podríamos hacer referencia a innumerables películas que han abordado el deporte desde
diferentes contextos de la vida. Filmes como:

Olympia (1936) dirigida por Rufenstahl, colaboradora cercana a Hitler, donde se tergiversaron los
principios olímpicos en post del nacional socialismo y se hace apología la raza superior por lo que
aquí el deporte sirve de colofón a la exaltación política.

En Castillos de Hielo se narra una historia sentimental.

La historia de Bob Mathias tiene un carácter biográfico.

No pudiendo dejar de mencionar a Carros de Fuego de Hugh Hudson (Inglaterra – Marzo, 1982),
donde fue galardonada con varias estatuillas Oscar en la mejor película, el mejor vestuario, a la mejor
partitura musical y al mejor guión original.

Resultando plausible que en 24 por segundo también ha estado el deporte.


Otra muestra en que deporte y cultura se interpenetran es el majestuoso Museo Olímpico de Ouchy en
Laussana, Suiza, concebido por el aliento de Pierre de Coubertin quien siempre quiso externizar la
imbricación entre arte, cultura y deporte.

Esta joya de la cultura deportiva de la humanidad ofrece al visitante todo lo que en esta materia se
puede ofertar pues dispone:

 Biblioteca con 15 mil volúmenes y millones de documentos.


 Archivo fotográfico de 200 mil imágenes.
 Extensa área de 3400 m² dedicados a exhibir colecciones de objetos olímpicos y obras de arte.
 Contiene antorcha etrusca del siglo VI a.n.e. hallada en Tarquinia.
 La escultura El atleta americano (1904) de Augusto Ródin.
 El primer sello emitido con la efigie de Pierre de Coubertin.
 Trofeo Faberge, realizado por el orfebre que lleva su nombre, pieza poco común fundida en oro
y plata y ofrecida por el Zar Nicolás II al ganador del decatlón de los juegos de Estocolmo.
 La numismática muestra sus piezas acuñadas para las distintas convocatorias olímpicas.

El atleta americano (1904) Augusto Ródin


El museo resulta suntuoso al ver la diversidad de esculturas deportivas desde Las Blancas Columnas
de Mármol en las cuales se fijan que Grecia dio origen a los Juegos. La vela del escultor italiano
Francisco Cremoni, las cerámicas policromadas del nadador holandés que imítan un jardín barcelonés
a lo moderno, hasta Los tres ciclistas que genialmente fueron esculpidos para que las ruedas de sus
ciclos formaran los cinco anillos olímpicos.
La Filatelia también irrumpe dentro de esta esfera, en especial cuando se agasaja a un deporte, o por
sus hazañas, o cuando convoca un evento de envergadura, además los sellos conmemorativos ya
sean Olímpicos, Panamericanos o de Campeonatos Mundiales son muy codiciados por los
coleccionistas, ayudando así los servicios postales a mostrar que estos aspectos no solo son
manifestaciones deportivas.

Se pueden mencionar:
 La bella colección emitida por Cuba en ocasión del centenario del COI, donde se ilustra de
variadas formas la unidad deportiva mundial.
 La colección cuando Barcelona ‗92, que plasmó las efigies de Ramón Font, Pipian Martínez y
Martín Dihigo, emitidos por Cuba.
 La variada colección que emitió Mongolia en ocasión del Mundial de Fútbol en 1990 en Italia.
 La emitida por Rumania en ocasión de los JJ.OO. Montreal ‗76.
Todas estas ediciones postales son disímiles pues plasman desde selecciones de un deportista de
renombre, o deportes de grandes masas, así como también obras artísticas que aunque no tocan la
temática deportiva se emiten saludando cualquier evento de esta esfera.
Algo muy cercano del deporte con la identidad cultural de los pueblos son los vestuarios en las
olimpiadas de todo el personal oficial que participa, y ello toca muy de cerca a las grandes masas, a tal
punto que esa vestimenta participa en concursos desde 1928, donde se requiere que por esas ropas
se identifiquen con facilidad la función que ejerce cada participante y en el caso particular de los
atletas que por sus atuendos identifiquen a sus respectivos países.
Por tanto son variados los roles que se le atribuyen a los uniformes deportivos: demostración del
status social, exigen acatar una disciplina, medio de seguridad, jerarquía, identificación ante un grupo
social, etnia, raza, nación o de carácter emblemático.
Resulta muy llamativo en estas ceremonias, las prendas de ropa de las azafatas y en particular las
que portan las medallas y sus acompañantes. Las premiaciones se realizan de forma majestuosa,
quedando marcadas por el engalanamiento de estas muchachas que le proporcionan al evento
cualidades mitológicas.
En las celebraciones olímpicas en EE.UU., Moscú, Montreal, Los Angeles, Seúl, Barcelona, los
trajes de estas lindas muchachas se caracterizaban por su acentuación fundamentalmente folklórica, al
llevar sobre sí los usados en galas nacionales.
Puede resultar representativo describir como Seúl en 1988 la capitana de las muchachas que tenían
a su cargo el fardo de las medallas, iba muy gallarda con un diseño a nuestros tiempos del Wónsam;
prenda que utilizaban las reinas coreanas en las magistrales ceremonias y sus acompañantes
portaban trajes que resultaban símbolo de la indumentaria cortesana.
Esta celebración de premiación por enclavarse en el contexto social que lo rodea y tener presente
todos esos aspectos en perfecta relacionalidad hace que tengan una profunda connotación
sociológica.
Sello postal XIX Juegos Olímpicos México 1968
Las Olimpiadas se convierten en una gran fiesta, pues han existido países que dándole curso a lo
preconizado en la Carta Olímpica, de celebrar en este marco un programa cultural han convocado a
Olimpiadas del Arte, tal es así que en Lillchammea al efectuarse los XVII Juegos Olímpicos de
Invierno, organizaron 500 manifestaciones culturales.
La literatura recoge y los presentes recuerdan a la Opera de Oslo, Catedral de Hamar, pero también
hubo espacios para disfrutar la música Rock, indígena, religiosa, prestar atención a bandas militares y
a conciertos de Jazz.
Ha sido muy recordado que al convocarse un concurso de esculturas de hielo ofrecieran como
premiación al vencedor, la imposición de una medalla de oro, con características similares a las de los
campeones de estos juegos invernales. Esto provocó la participación voluntaria en esta actividad de 20
países.
Al deporte debemos insertarlo tanto en la cultura material de la sociedad como en la cultura
espiritual, pues ésta es la expresión activa del hombre y de la realización multilateral de sus fuerzas
esenciales, de ahí que esta actividad de los hombres tengan un resultado de valor socialmente
indiscutible; debido a que va encaminado a forjar una personalidad que conjugue en sí, riqueza
espiritual, limpieza moral y perfección física.
De ahí que muchos investigadores en materia culturológica, parten del criterio de que el hablar del
deporte como cultura, esta urgida de que se conforme todo un aparato conceptual-terminológico para
establecer una estrecha relación con la cultura moral, estética y laboral entre otras, determinando su
lugar dentro de la cultura integral de la sociedad.
Sí bien acentuamos que el deporte resulta un pivote básico en la formación de los hombres, se debe
hacer todo por preservar en un primer plano los factores de índole educativo, de lo contrario puede que
se convierta en un autobjetivo, en un culto a la autosuficiencia, a la agresividad, al egoísmo. Estas
situaciones prefijadas resultarían un serio obstáculo en el desarrollo de los matices culturológicos
espirituales del deporte.
Refiriéndonos al problema de cuando el deporte se encierra en sí mismo y se convierte en un
autobjetivo se produce un rompimiento de las relaciones estructurales de una cultura asimilada
socialmente, teniendo consecuencias sociales y personales nefastas.
Además el deporte es expresión de las tradiciones nacionales de determinada región del mundo.
Pensamos en las características inaugurales de los Juegos de Tokio en 1964, donde estuvo presente
el sable samurai, los Panamericanos de la Habana en 1991, donde los contagiosos ritmos y bailes
caribeños incitaron la efervescencia de los espectadores y el gran colorido y marcialidad de las
pizarras humanas y las tablas gimnásticas dejaron ensimismados a los asistentes. Y qué decir de
Barcelona ‗92 cuando en ella estuvo presente una versión moderna de la historicidad del olimpismo y
disfrutamos todos del talento melódico de grandes de la ópera europea.
Por tanto también es cultura, porque es espectáculo y en este se cultiva lo bello, lo sublime, lo
dramático, lo emocionante, lo instructivo y desde el punto de vista del practicante porque demuestra
maestría en el evento que ejecute.
Como institución social, la más llamativa de nuestros tiempos a criterio de muchos autores también
es cultura, porque nos enseña la historia, nos reconstruye hechos, nos obliga a tener cierto
conocimiento intelectual para comprender cómo se desarrolla el juego, cuáles son sus reglas
normativas, porque pone sobre sí la atención de millones de personas, desde el activo practicante,
hasta el pasivo espectador o radio-escucha hogareño.
En nuestros tiempos, el deporte forma parte de la política cultural que rige la vida, encarnando una
cultura universal, pues incluye el principio de aceptación absoluta, independientemente de credos
religiosos, doctrinas políticas, etnias, razas, lenguas o latitud donde se ubique, es por ello que ningún
otro fenómeno que sea expresión de cultura posee estas cualidades suigeneris.
Conclusiones
Existe una cultura del deporte, somos partícipes en plantearlo como hecho consumado, ya que
sobrados elementos aquí expuestos hacen opinar que deporte es cultura (Carpentier, 1987) porque la
cultura como modo de ser, de vivir y de hacer a los hombres, comprende y abarca la bella y duradera
huella que imprima y que dejen en los pueblos, el empeño y el logro deportivo (Samaranch, 1993), a
decir de nuestro gran Carpentier y del directivo olímpico Juan Antonio Samaranch, respectivamente.
ADA 3
4. El deporte como identidad cultural
4.1. En el mundo
4.2. En México
5. El deporte y cultura en Yucatán
5.1. Juegos en la cultura maya
5.2. Juego de pelota maya
5.3. Juegos tradicionales contemporáneos
5.4. Juegos populares en Yucatán.
ADA 4
1.- Historia del arte y la expresión humana
1.1. Arte Clásico
1.2. Arte en la edad contemporánea
1.3. Arte en la edad moderna
1.4. Arte del siglo XX
1.5. Vanguardias (1905-1942)
1.6. Arte moderno (1942-2000)
1.7. Arte del siglo XXI

2. Arte popular y expresión humana

Una de las formas de expresión artística del hombre como representación sensible acerca del mundo
es el arte popular. Tenemos que el adjetivo ―popular‖ indica lo perteneciente o relativo al pueblo y entre
sus diversos significados, el término hace mención a lo que procede de la población y a lo que alcanza
a la mayoría de la gente (Hermida, 2015). La noción de arte popular, por lo tanto, puede tener distintas
acepciones. Hay quienes consideran que el arte popular está formado por las manifestaciones
artísticas que crea y consume el pueblo, en oposición a la alta cultura o la cultura académica, que
resulta más elitista y que suele ser erróneamente percibida como algo inaccesible para la mayoría.
Una manifestación de la cultura popular, de todas formas, puede llegar a todas las clases sociales y
viceversa. El arte popular, por otra parte, puede estar dado por las creaciones artísticas que son
consumidas en forma masiva y que suelen ser susceptibles de reproducción a escala industrial (Pérez-
Porto y Merino, 2015). Se considera que el arte popular cuenta también con las siguientes
características:

- Tiene su origen en el renacimiento, reforzándose su presencia en el siglo XVIII con la revolución


industrial.

- Su expresión histórica es arte ―del pueblo y para el pueblo‖.

- No se puede decir que corresponda a un periodo histórico en concreto ya que no posee épocas.

- Por regla general, cuando se habla de él no se hace referencia a personas en particular.

- La aparición y desarrollo de las nuevas tecnologías han hecho que el arte popular crezca cada es
más.

Cuando se habla de arte popular en México (también llamado arte folklórico mexicano), las
definiciones de diversos autores convergen en que, en principio, este arte estaba representado por
objetos que tenían un valor eminentemente utilitario, los cuales poseían un sello de originalidad que los
caracterizaba de un valor propiamente artístico, y como estaban hechos por la gente a la que en
aquella época se englobaba dentro del concepto de pueblo —los indios de las zonas rurales y la gente
de las barriadas en las ciudades—, recibían entonces la denominación de objetos de arte popular
(Espejel, 2014). Los principales elementos que conformaban el esquema del arte popular de hace 60
años, podríamos señalar, en primer lugar, que los productores eran anónimos, pues no solamente eran
desconocidos para los compradores, sino que ellos mismos ignoraban que estaban haciendo objetos
de arte; también era factible adquirir estos hermosos objetos por unos cuantos centavos; y sobre todo,
las piezas conservaban sus características tradicionales de forma, color, decorado y tamaño, ya que
estaban hechas a la medida de las necesidades cotidianas pues, por regla general, tenían un fin
utilitario. Es decir, eran auténticamente objetos hechos por el pueblo para uso familiar, para el trabajo,
para ornato personal, para usos rituales y para sus juegos, fiestas y danzas, por lo que, ante todo,
representaban un satisfactor de múltiples necesidades sociales a la vez que una fuente
complementaria de trabajo para sus productores, ya que todos o casi todos se dedicaban a las labores
del campo y hacían artesanías en las épocas en que la agricultura les dejaba tiempo libre. En una
palabra, en aquel entonces funcionaba toda una estructura económica y social que, por un lado,
permitía la existencia del artesanado y, por otro, hacía nítida la expresión ―arte popular‖ (Mullen, 2004,
Espejel, 2014). Ejemplos del arte popular mexicano incluyen cerámica, tapices, ciertos tipos de
pinturas y textiles, entre otros, comúnmente llamados artesanías. Al igual que las artes más formales,
las artesanías tienen raíces indígenas y europeas, y se considera una herencia étnica de México. Este
vínculo entre el arte y la identidad cultural fue fuertemente forjada por la élite política, intelectual y
artística del país en la primera mitad del siglo XX, después de la Revolución Mexicana con artistas
como Diego Rivera, Rufino Tamayo y Frida Kahlo, los cuales utilizaron las artesanías como inspiración
para una serie de pinturas, murales y otras obras. Históricamente, el siglo XX, específicamente durante
la década de los treinta y cuarenta se dio una amplia difusión del arte popular mexicano, desplegando
ante el mundo diferentes artefactos útiles durante la cotidianidad, que se distinguen por su estética y
por ser uno de los grandes elementos identitarios del nacionalismo mexicano. Es en esta época,
después de un largo proceso de guerras y de desunión en el país que tanto el gobierno como la
sociedad buscaban elementos que cohesionaran la identidad de la reciente nación, por lo tanto hubo
un despertar colectivo y un profundo rescate y valoración de los trabajos artesanales de tipo ancestral,
virreinal y contemporáneos (Terán, 2017).

En México contamos con una amplia producción artística artesanal en donde convergen siglos de
historia, de influencias culturales que han marcado la esencia particular del arte popular mexicano, en
donde contamos con artesanías emblemáticas de diversas partes del país, quienes tiene sus propios
métodos de elaboración, materiales y simbolismos.
2.1. Artesanía
Artesanía se refiere tanto al trabajo del artesano (normalmente realizado de forma manual por una
persona sin el auxilio de maquinaria o automatizaciones), como al objeto o producto obtenido en el que
cada pieza es distinta a las demás. La artesanía como actividad material se diferencia del trabajo en
serie o industrial. Para que una artesanía sea tal debe ser trabajada a mano y cuanto menos procesos
industriales tenga, más artesanal va a ser. La artesanía es un objeto totalmente cultural, ya que tiene
la particularidad de variar dependiendo del contexto social, el paisaje, el clima y la historia del lugar
donde se realiza. Muchas veces no conocemos lo que realmente implica la elaboración de productos
artesanales y las características que éste debe de poseer, confundiéndolos con manualidades,
armadores u otro tipo de productos.

La artesanía es una expresión artística cuyos cimientos descansan en las tradiciones de una
comunidad. Su base es la transmisión del conocimiento a través de generaciones, muchas veces en
forma oral, por lo que lo conecta por una parte, con el patrimonio inmaterial. La artesanía
contemporánea colinda también con las industrias creativas: dada la apertura de la sociedad a adquirir
objetos de valor simbólico, la artesanía ha logrado adaptarse a nuevas formas, creando innovadores
productos que reflejan a cabalidad la creatividad y el patrimonio cultural de sus creadores (UNESCO,
2017).

Según el término adoptado por el Simposio UNESCO/CCI "La Artesanía y el mercado internacional:
comercio y codificación aduanera" se define como artesanía: ―Los productos artesanales son los
producidos por artesanos, ya sea totalmente a mano o con ayuda de herramientas manuales o incluso
de medios mecánicos, siempre que la contribución manual directa del artesano siga siendo el
componente más importante del producto acabado. Se producen sin limitación por lo que se refiere a
la cantidad y utilizando materias primas procedentes de recursos sostenibles. La naturaleza especial
de los productos artesanales se basa en sus características distintivas, que pueden ser utilitarias,
estéticas, artísticas, creativas, vinculadas a la cultura, decorativas, funcionales, tradicionales,
simbólicas y significativas religiosa y socialmente.‖

De igual manera, el Fondo Nacional para el Fomento de las Artesanías (FONART) de México, a través
de su "Manual de diferenciación entre artesanía y manualidad" (2017) nos señala que la artesanía es:
"Un objeto o producto de identidad cultural comunitaria, hecho por procesos manuales continuos
auxiliados por implementos rudimentarios y algunos de función mecánica que aligeran ciertas tareas.
La materia prima básica transformada generalmente es obtenida en la región donde habita el artesano.
El dominio de las técnicas tradicionales de patrimonio comunitario permite al artesano crear diferentes
objetos de variada calidad y maestría, imprimiéndoles, además, valores simbólicos e ideológicos de la
cultura local. La artesanía se crea como producto duradero o efímero, y su función original está
determinada en el nivel social y cultural, en este sentido puede destinarse para el uso doméstico,
ceremonial, ornato, vestuario, o bien como implemento de trabajo...".

Con el objeto de definir a la artesanía y distinguirla de la industria, Eutimio Tovar Rodríguez en "La
artesanía su importancia económica y social" (1964) ha propuesto como definición de artesanía "toda
técnica manual creativa, para producir individualmente, bienes y servicios" y por lo tanto ha definido
industria como "toda técnica mecánica aplicada, para producir socialmente, bienes y servicios"

En México, miles de artesanos perpetúan las tradiciones que aprendieron de sus antepasados. Esto
refleja no sólo un profundo aprecio por la tradición, pero también la necesidad de crear ―objetos
mexicanos‖ que se ajustan a las necesidades cotidianas, y que permiten la supervivencia durante
periodos de dificultades económicas. Las artesanías mexicanas son símbolo de tradición y arraigo, así
como han sido ejes para la creación cultural, ocupando un lugar preponderante en las actividades
productivas de nuestra gente, ya que en ellas vemos reflejados nuestros orígenes y costumbres. Han
significado el desarrollo y perfeccionamiento de técnicas, de formas y símbolos, que gracias a ellos, se
han conservado los rasgos estéticos característicos de su región y que aparecen plasmados en una
multiplicidad de objetos elaborados en diversos materiales.

2.2. Arte pop


Del inglés Pop-Art, "Arte Popular", fue un movimiento artístico surgido a finales de los años cincuenta
en Inglaterra y los Estados Unidos; sus características son el empleo de imágenes y temas tomados
del mundo de la comunicación de masas aplicados a las artes visuales y subraya el valor iconográfico
de la sociedad de consumo. El término "Pop-Art" fue utilizado por primera vez por el crítico holandés
Lawrence Alloway en 1958, al definir las obras de Richard Hamilton y Eduardo Paolozzi, entre otros.
Otro crítico, Lewis Gennig, puso énfasis en esta denominación hacia 1962 para definir el arte que
algunos jóvenes estaban haciendo con el empleo de imágenes populares; de este modo quedó
relegado el término Neo-Dada o neodadaísmo para la entonces nueva corriente estética. El arte pop
es la manifestación plástica de una cultura (pop) caracterizada por la tecnología, el capitalismo, la
moda y el consumismo, donde los objetos dejan de ser únicos para ser pensados como productos en
serie (EcuRed, s/a).

Pop Art no es un término estilístico, sino un término genérico para fenómenos artísticos que tiene que
ver de forma muy concreta con el estado de ánimo de una época. Como adjetivo de arte, pop
establece asociaciones con los diferentes elementos superficiales de una sociedad. El Pop Art
mantiene el equilibrio entre las eufóricas perspectivas de progreso de una época y las catastrófico-
pesimistas. Los términos de los valores, ‹‹hermoso, bueno, auténtico ››, se convierten en palabras
huecas intercambiables e inflaccionarias ante la creciente comercialización dentro de la realidad social.
Las reglas de la civilización condicionan las imágenes de los hombres y las cosas, la naturaleza y la
técnica. Pop es una consigna ingeniosa, irónica y crítica, una réplica a los slogans de los medios de
masas cuyas historias hacen historia, cuya estética condiciona los cuadros y la imagen de la época, y
cuyo clichés ‹‹modelo›› influyen en las personas (Osterwold, 2015).

El Pop es una manifestación cultural absolutamente accidental que ha ido creciendo bajo las
condiciones capitalistas y tecnologías de la sociedad industrial. América es el centro de este programa.
Por tanto se produce la americanización de la cultura de todo el mundo occidental, en especial la de
Europa. El Pop Art analiza artísticamente esta situación, visualiza un sismograma de nuestras
modernas conquistas industriales y su absurdo, los límites de una sociedad de masas y medios de
comunicación que estalla por los cuatro costados. El Pop Art vive en las grandes ciudades. En sus
comienzos, fueron Nueva York y Londres los nuevos centros artísticos del mundo occidental, en su
desarrollo durante los años sesenta se incorporaron otros centros europeos secundarios. Pero los
artistas en los países comunistas de Europa sólo captan destellos y vestigios (Osterwold, 2015).

Los temas pictóricos del Pop Art están motivados por la vida diaria, reflejan las realidades de una
época, refuerzan y reflejan el cambio cultural. La predisposición de una nueva generación a ver el
‹‹ímpetu y la presión›› del ‹‹underground››, que se articulaba abiertamente como un condicionante de
la cultura que transformaba el estilo y el arte, iba unido al arraigo del lenguaje expresivo en el nuevo
espíritu de la generación. La conducta heterodoxa y provocativa, la conmoción y la alteración de lo
cotidiano, la ruptura delos tabúes y el final de la mojigatería formaban parte de esta contracultura. Este
proceso puso en marcha la inversión de los valores en las relaciones humanas y cuestionó el
tradicional reparto de papeles: la educación autoritaria, la emancipación de la mujer, las nuevas
estructuras profesionales y la liberación de la sexualidad, se desarrollaron con arreglo a esta
‹‹revolución cultural›› (Osterwold, 2015).

2.3. El arte reciclado


El arte reciclado se refiere al arte hecho a partir de residuos y objetos que comúnmente son
considerados desechos o basura. El arte reciclado puede generarse con un solo material que sea
reciclable o con la combinación de varios de ellos.

El reciclaje artístico es una nueva forma de crear arte a partir de lo que la mayoría de las personas
consideran "basura". Nace de una concientización de parte de las personas dedicadas al arte, ante la
problemática ambiental. Varios artistas en distintas partes del mundo se dieron a la tarea de aportar su
granito de ayuda mediante este nuevo movimiento, porque el arte no solamente es un medio para
expresar resultados de expertos, su misión más deseable debería ser la de gestar el dialogo constante
entre los modos de la figuración, la teoría y práctica de la sustentabilidad. Es por esto que más allá de
intentar persuadir hacia una conducta mas ecológica, estos artistas han decidido dejar a un lado los
materiales tradicionales para crear arte y han decidido transformar desechos.
Se han creado piezas de distintos desechos ya sean o no biodegradables. La reutilización de los
materiales, es lo que destaca en las obras, esculturas y pinturas de los artistas. No se discute el
talento que éstos tienen, pues la mayoría de las personas ni se imaginan en lo que puede llegar a
convertiste su "basura". Con esto se intenta que el espectador pueda desarrollar una sensibilidad
ambiental a través de iniciativas artísticas, se elimina la creencia de que el arte y reciclaje no tienen
una relación concreta. Y se aporta una visión multidisciplinar de la creación con elementos
desechados, cambiando la mirada sobre ellos para convertirlos en materia prima.

Actualmente, el arte reciclado se relaciona con toda actividad artística, hecha a partir de residuos y
objetos que comúnmente se consideran basura. Artistas contemporáneos de diversos países han
encontrado como alternativa, producir y crear piezas de arte, a partir de objetos desechados.

No existe un acuerdo literal, o un manifiesto de un movimiento, ya que estamos inmersos en este


mismo contexto, solo podemos ver antecedentes ya mencionados. Es por esto que también, no
podemos definir e incluso vislumbrar si estamos en medio de la formación de una nueva corriente
artística, y por lo mismo no se puedo definir una línea temática en todo esto, pero, muchos artistas que
se ven involucrados en esta nueva ―corriente‖ admite que su objetivo es concientizar a la sociedad
sobre el daño que causan los residuos debido al consumo desmedido de productos y su impacto tanto
en el ambiente como en la sociedad (EcoArte, 2013).

3.- Arte cultural


Arte y cultura, usualmente se utilizan de manera indistinta, pues dichas palabras están relacionadas
con aspectos muy afines. Ambos términos, abarcan el resultado de todo esfuerzo artístico que
identifica a la sociedad, su estilo de vida y la forma de verse a sí misma. La cultura, se refiere a las
convicciones, a la ideología y al pensamiento, que identifica a un grupo social. Por su parte, el arte
permite generar expresiones artísticas, en base a diversos símbolos, técnicas y materiales, aplicando
la creatividad o inventiva del creador.

Por otro lado, no se debe considerar que la cultura solamente se refiere a las ideas de los individuos,
pues, todo lo que sea creado por la humanidad debe ser observado como un valor cultural. Incluye,
manifestaciones como el folclore, las costumbres, tradiciones culturales, modas, doctrinas, políticas,
economía, ciencia, tecnología y mucho más. Del mismo modo, permite la metamorfosis y actualización
de los aspectos estéticos, que a través de la innovación, cuestionan lo preestablecido, en cuanto a
modelos ya aceptados.

Así, el arte también plasma los diversos rasgos de la cultura, especialmente en este mundo actual,
donde están presentes toda clase de expresiones artísticas, a causa de la gran mezcla de grupos
sociales existentes. De esta manera, más allá de un uso utilitario, representa el desarrollo de la
creatividad, de la sensibilidad, del ingenio, promoviendo la creación, para cumplir con objetivos
estéticos inspirados en muchas manifestaciones, influyendo en el individuo, en la cultura y en la
sociedad. El arte, no solo está destinado a satisfacer el disfrute y la contemplación del público o de los
consumidores de estas piezas artísticas que producen, sino que además, cumple con el objetivo de
fomentar el equilibrio espiritual, la sensibilidad y la estética. Implica, abundancia de creatividad y de
imaginación al momento de crear.

3.1. Cultura y arte popular


Las artes, no responden muchas veces a las necesidades de uso que tienen los diseños o productos
industriales, sin embargo, representan otro tipo de utilidades para el hombre: el desarrollo de la
sensibilidad, la creatividad y la imaginación, también la renovación de valores y hábitos estéticos de
apreciación. Las artes nos proponen la búsqueda incesante de un conocimiento especial sobre el
hombre y sus sociedades que no se equipara al que proporcionan la ciencia y la filosofía. No obstante,
se han dado diálogos muy fecundos e influencias recíprocas entre las artes y otras disciplinas
científicas y humanísticas. Las manifestaciones artísticas también son productos de inspiración al
tiempo que se nutren de otros productos y manifestaciones de la cultura estética, como las artesanías
y los comics, por citar algunos ejemplos.

Parte de la confusión con el concepto de cultura surge cuando se le usa como expresión y
manifestación de las bellas artes, especialmente en diarios y revistas; de donde se interpreta que las
personas instruidas y conocedoras de las artes y de otras gentes son muy instruidas, asumiéndose
que hay toda una gradación hasta los ―incultos‖ (carentes de cultura); por otro lado es sabido que
también se usa para denominar a grupos humanos no conocidos, como la cultura Diaguita o Mapuche,
pero muchas personas quedan confundidas con esta doble significación. Para la Antropología, la
cultura es el sustantivo común "que indica una forma particular de vida, de gente, de un período, o de
un grupo humano" como en las expresiones, la cultura chilena, cultura popular, cultura juvenil o cultura
mapuche, expresando lo que llamamos el concepto antropológico de la cultura. Este concepto está
ligado a la apreciación y análisis de elementos tales como valores, costumbres, normas, estilos de
vida, formas o implementos materiales, la organización social, etc. Se podría decir que aprecia el
presente mirando hacia el pasado que le dio forma, porque cualquiera de los elementos de la cultura
nombrados, provienen de las tradiciones del pasado, con sus mitos y leyendas y sus costumbres de
tiempos lejanos. De manera que el concepto antropológico de cultura nos permite apreciar variedades
de culturas particulares: como la cultura de una región, la cultura del poblador, del campesino; cultura
de crianza, de la mujer, de los jóvenes, cultura universitaria, culturas étnicas, etc (Millán, 2001).

La ―cultura del arte‖ viene siendo, por lo tanto, el sentido que tiene el arte para la gente, es decir, los
significados que le da a los productos de arte que están en su medio. (Este es un tema interesante por
sus implicaciones, porque uno puede preguntarse ¿qué significados tiene el arte para la gente del
grupo humano que me interesa?). El arte tiene sentidos (significados culturales) para el ―mundo de
vida‖ del artista (relacionados, entre otras cosas con sus habilidades en la producción de símbolos),
para el que admira la obra (distintos formas de interpretación de los símbolos) y para la sociedad en
que se produce y admira la obra (Millán, 2001).

¿Cómo impacta la cultura en el arte? el arte está limitado por la fábrica de sentidos que hay presente
en el mundo en que ésta se expresa. Los sentidos propios de su ámbito local, regional, nacional,
fundamentalmente, y su comunicación con ámbitos internacionales. Esto da limitaciones y
posibilidades para el artista. Limitaciones y expectativas para el que admira. Limitaciones y
posibilidades para la sociedad en que sucede el fenómeno artístico (Millán, 2001).

Hoy el arte da a conocer a través de sus múltiples expresiones, las formas más características de una
cultura. Por ejemplo se habla a menudo de la gran mezcla cultural que se observa en grandes
ciudades como California, Nueva York, París o Berlín, y encontramos allí toda clase de expresiones
artísticas que, aceptadas o rechazadas, no deja de aceptarse que a fin de cuentas son expresiones
artísticas (estoy pensando en un gran pila de neumáticos, que fue presentada como creación artística
en frente de una muy importante galería de arte, o cierta famosa instalación que consistía sólo en un
inodoro, por ejemplo.). Del mismo modo se podría decir que las manifestaciones artísticas observadas
en Temuco representan a nuestra propia cultura que habla creativamente. Sólo a modo de
abundamiento se recuerda que el arte Maya, Inca, egipcio, medieval, renacentista, etc. expresan las
posibilidades de la cultura de su tiempo. Del mismo modo el arte da a conocer las habilidad creativa
disponible en una cultura (allí resalta el tema de si una cultura es cerrada o abierta, permitiendo o no
cambios en sus formas de expresión) En otras palabras, el arte refleja cuánto una cultura es capaz de
crear con los materiales disponibles, incluyendo el cuerpo humano (como por ejemplo se aprecia en
las danzas de Bali) (Millán, 2001).

3.2. Cultura elitista y cultura popular


(Tomado de Malo-González, 2006).

Siendo los términos "cultura" y "popular" extremadamente complejos, es muy difícil lograr una
definición ampliamente aceptada de cultura popular. Para esclarecer este concepto, considero más
apropiado realizar un análisis comparativo con otros tipos de cultura. Si hablamos de cultura popular
es porque admitimos la existencia de otras culturas. ¿Cuáles son?, ¿Cuáles las diferencias?

Cultura popular se contrapone a cultura elitista, contraposición que arranca de situaciones históricas y
sociales jugando un importante papel el fenómeno estratificación. En diversas culturas los grupos
detentadores del poder político, económico y religioso conformaron y acumularon su propia sabiduría,
sus concepciones estéticas, sus gustos, sus técnicas, sus maneras de comportarse y actuar en
diversas situaciones. A este conjunto de ideas, creencias y actitudes lo denominaron cultura
habiéndose perpetuado en el tiempo sus obras y manifestaciones. El término cultura se redujo, dentro
de este contexto, a un conjunto de rasgos organizados y sistematizados asequibles tan sólo a las
minorías dominantes. Partiendo del presupuesto de que en todo conglomerado humano existen grupos
reducidos que enfatizan la realización de los valores colectivamente admitidos, diferenciándose por
ello de la mayoría de integrantes; estas minorías reciben el nombre de élites. La coincidencia entre
cultura -entendida en términos reduccionistas- y élites, justifica hablar de cultura elitista.

En las cortes organizadas en torno a la autoridad divina, o casi divina, los sacerdotes formaban parte
de esas élites, como fue el caso del Antiguo Egipto, a punto tal que el conocimiento y manejo de la
escritura era privilegio de ellos. Algo parecido ocurría en el Incario con los Orejones. En la restringida
democracia ateniense también podemos hablar de la élite conformada por ciudadanos dedicada por
entero a disfrutar y crear cultura, frente a las mayorías de periecos y esclavos. La Edad Media se
caracteriza por la identificación de la élite cultural con el clero; la cultura entendida en términos
tradicionales que incluye el manejo de la escritura se refugia en los monasterios. Cortesanos y
poderosos a partir del Renacimiento, que adquieren el calificativo de mecenas, toman la posta. El
advenimiento de la democracia moderna no cambia sustancialmente la situación. En principio el
acceso a la educación formal posibilita a todo ciudadano incorporarse a la cultura elitista, pero en la
práctica sigue siendo una minoría reducida la beneficiaria de los más altos niveles de educación. En
estas condiciones, hablar de cultura popular habría sido incurrir en flagrante contradicción ya que uno
de los elementos constitutivos de la élite era la posesión de la cultura, mientras que el vulgo o pueblo,
por definición, era inculto. Por razones expuestas anteriormente y que tienen que ver con la expansión
y "democratización" del concepto cultura, mucho de lo que antes se calificaba como inculto pasó a
formar parte de la cultura popular. Por iguales razones se comenzó a reconocer que amplios sectores
de población, ajenos al manejo del poder político, económico y religioso, tenían también "su cultura",
diferente en cuanto a su concepción y expresión de la manejada por las élites. Hablar de cultura elitista
y popular no supone un juicio de valor ni la afirmación implícita de que la primera es superior a la
segunda. Cada una de ellas tiene sus pautas y las excelencias o pobrezas de las mismas tienen que
ser juzgadas de acuerdo con sus estructuras internas. Podemos reiterar que, sobre todo en los países
del tercer mundo, la cultura popular supera a la elitista en autenticidad y vitalidad ya que la segunda,
en la mayoría de los casos, se reduce a copiar -con fortuna más mala que buena- corrientes y
realizaciones de los países denominados desarrollados.

Partiendo de la coexistencia de las culturas popular y elitista en una misma cultura global, no cabe
considerarlas como complejos aislados y herméticos independientes el uno del otro. Al contrario, se da
una intensa interrelación y un permanente proceso de incorporación de rasgos de la una a la otra. Es
tarea cercana a lo imposible pretender establecer fronteras claras y precisas entre lo popular y lo
elitista. Es factible considerar a tales o cuales rasgos como partes de la cultura popular y a otros como
integrantes de la elitista, pero es legítimo hablar de la existencia de una amplia área en la que no se
puede clasificar a esos contenidos incorporándolos a una u otra expresión cultural, algo así como una
tierra de nadie. Es evidente que una danza campesina pertenece a la cultura popular así como un
ballet clásico a la elitista, pero no es tan fácil decir si el ballet folclórico de México se encuentra en una
de ellas.

Las culturas se desarrollan y cambian con el tiempo y en este proceso, las modificaciones y
diferenciaciones ocurren de manera distinta en los dos ámbitos profundizándose las diferencias.
Cuando el proceso evolutivo de las culturas se rompe por la aparición y enfrentamiento de una cultura
muy diferente, la dualidad popular-elitista y la interrelación existente entre ellas se modifica. Es el caso
de lo ocurrido en América luego de la llegada de los europeos. El proceso evolutivo de las culturas
indígenas se interrumpió para dar lugar a una nueva relación dominante-dominada. Culturas
dominantes indoamericanas como la de los Aztecas y los Incas habían logrado niveles hegemónicos
luego de largos años de conquistas y sometimientos. Algunos de estos pueblos sometidos apoyaron a
los españoles, facilitando su conquista con la esperanza de recuperar su autonomía, pero cuando se
consolidó el dominio europeo, todos los pueblos indoamericanos pasaron a ser sometidos
planteándose la relación intercultural en otros términos y dando inicio a un nuevo tipo de separación y
relación entre lo popular y lo elitista.

Uno de los problemas más serios al estudiar la cultura popular, es que tenemos que recurrir a normas
y categorías cuyos contenidos corresponden a la cultura elitista habiéndose sus significados
conformado de acuerdo con ella. Al aplicar esos principios a lo popular nos encontramos con que no
siempre se acoplan ya que es necesario forzarlos para conseguir alguna coherencia o a que existen
vacíos no previstos. En varios casos la cultura popular sí cuenta con principios y normas aplicables a
su circunstancia, pero no han sido legitimados "académicamente". Deberá transcurrir algún tiempo
para que se solucione el problema de la teminología de los contenidos semánticos en lo elitista y lo
popular.

3.3. Cultura popular y vernácula


(Tomado de Malo-González, 2006).

La palabra vernáculo significa propio del lugar o país de nacimiento, nativo o propio de una región. En
países como los latinoamericanos cuyas culturas nativas fueron conquistadas y dominadas por otras
provenientes de diversos lugares, un importante sector de la población tiende a confundir la cultura
popular con rasgos y manifestaciones de la cultura indígena que han prevalecido luego de más de
quinientos años. Esta identificación no es acertada. Nadie puede negar que las colectividades
indoamericanas gestaron y desarrollaron culturas que en algunos casos alcanzaron muy elevados
niveles en diferentes esferas.
También es evidente que, pese a coexistir en condiciones de desventaja con la cultura dominante
española-europea, han sobrevivido importantes conjuntos de rasgos precolombinos. Cuando en 1992
se hablaba en algunos países de quinientos años de resistencia, hay que entender esta fase como
preservación de rasgos definidores de la cultura amerindia en condiciones adversas, resistiendo la
coerción del aparato de poder de la cultura dominante.

Los contenidos de estas culturas no necesariamente deben identificarse con cultura popular, pues ella
se ha conformado a lo largo del tiempo en virtud de un proceso de mestizaje. El caso del fenómeno
religioso en los grupos indígenas que estuvieron en cercano contacto con los españoles desde los
inicios de la conquista, es un claro indicador de este proceso. En un porcentaje que supera al noventa
por ciento los indígenas adoptaron la religión católica (en las últimas décadas, en proporciones
significativas, las evangélicas). El ritual, el ceremonial y las creencias indígenas evidencian un
sincretismo indoamericano-europeo producto de un multicentenarioproceso de mestizaje. En culturas
indígenas marginales, como las de la Amazonía, este mestizaje ha sido menos intenso ya que el inicio
de la relación sistemática con la cultura dominante blanca fue tardío.

Cierto es que la cultura popular cuenta con numerosos rasgos indoamericanos, pero mal puede
limitarse a ellos. Si hablamos de culturas indígenas que han subsistido con un razonable grado de
pureza hasta nuestros días, más acertado sería calificarlas como vernaculares –propias del lugar-
pues lo popular contiene numerosos elementos europeos de los que no se puede prescindir. Si en el
caso del Ecuador abordamos a la cultura montubia en toda su complejidad y riqueza, encontraremos
que la presencia y peso de rasgos indoamericanos es sustancialmente menor que en la cultura popular
de la sierra. Si tomamos en cuenta los contenidos afroamericanos, su presencia es bastante mayor en
la costa. Rasgos como las coronas de plumas, la chicha mascada de yuca o los tatuajes propios de
etnias de la amazonía, sería forzado considerarlos como elementos de la cultura popular, más
acertado sería entenderlos como expresiones vernaculares.

Tanto en la cultura popular como la vernacular tienen en común su condición de marginamiento y


minusvaloración con respecto a la elitista en la sociedad global, pero esta similitud no es suficiente
para identificarlas. El criterio definitorio de lo vernacular es la supervivencia de rasgos precolombinos
como definidores de identidad (el uso funcional de la lengua nativa en el interior de las etnias o
subculturas es un claro ejemplo de lo afirmado), aunque se hayan incorporado contenidos de la cultura
global dominante.

En la cultura popular, en cambio, pueden existir rasgos indígenas precolombinos, pero no tienen
carácter definitorio y conformador de identidad de lo vernacular. Al contrario podemos hablar de un
predominio de rasgos propios de la cultura dominante aunque no tienen la categoría elitista.

3.4. Tradición y cultura popular


La cultura popular es considerada como suma de artes, tradiciones, usos y costumbres, en su forma
actual, se ha definido como no clásica o convencional. Se define como tradición al conjunto de bienes
culturales que se transmite de generación en generación dentro de una comunidad. Se trata de
aquellas costumbres y manifestaciones que cada sociedad considera valiosas y las mantiene para que
sean aprendidas por las nuevas generaciones, como parte indispensable del legado cultural.

La cultura popular tradicional constituye una dimensión que responde a las aspiraciones históricas de
un pueblo en aras de la significación y preservación las identidades individuales y colectivas,
tradiciones, normas, valores sociales, creencias y sobre todo el patrimonio, así como rasgos
esenciales que presentan los sistemas culturales. Las transformaciones culturales que ella genera
también impacta el quehacer cultural de las comunidades generándose cambios y alternativas para el
beneficio y la calidad de vida de los comunitarios. El elemento popular tradicional de la cultura
constituye un agente clave en las transformaciones culturales pues acarrea procesos dinámicos y
sistematizados, basados en valores, símbolos y optimización de estrategias, estructuras, procesos,
que facilitan la efectividad cultural sobre la base de la participación y que por ende concluye con un
cambio en diferentes ámbitos de la sociedad. En este sentido la cultura popular tradicional desempeña
un importante papel en las acciones a ejecutar pues en ella se encuentran sustentados los
sentimientos y valores que caracterizan un grupo, cuya convivencia ha trascendido y dejado huellas a
través de la historia. Se trata del compartimiento de ideologías, valores, símbolos, comportamientos,
convicciones que caracterizan y distinguen a los individuos como un agente protagónico en las
acciones del cambio cultural (Escalona-Velázquez, 2012).

3.5. Elitización de lo popular y popularización de lo elitista


(Tomado de Malo-González, 2006)

La coexistencia en un mismo entorno geográfico, el permanente intercambio de rasgos, y la constante


interacción dan lugar a que sea extremadamente difícil establecer con razonable precisión los límites
entre lo popular y lo elitista. Hay casos en los que no cabe duda considerar a tal o cual rasgo en uno
de estos ámbitos; el poncho del campesino, la olla de barro en la que se produce el proceso de
fermentación de la chicha o las fiestas religiosas conocidas en nuestro medio como "pases del niño"
son, indiscutiblemente, elementos propios de la cultura popular. Una sinfonía de Bethoven interpretada
por una orquesta sinfónica, el smoking usado en ciertos actos o fiestas con sentido ceremonial, un
shampoo "de marca" son parte de la cultura elitista, pero hay muchísimos rasgos cuya ubicación no es
fácil debido a sus características peculiares o los constantes cambios que se dan en las sociedades.

La interacción popular-elitista da como resultado un frecuente "cambio de categoría" de rasgos y


complejos que pasan de un sector a otro. El bluejean, prenda de vestir popular y campesina en los
Estados Unidos, se ha incorporado a las élites urbanas que los usan en múltiples y variadas ocasiones
(8). Importantes personalidades del diseño de la moda se han ocupado de esta prenda, no para que
sea utilizada en trabajos agrícolas y ganaderos, sino en ocasiones muy diferentes variando el precio
de las mismas según la firma del diseñador como ocurre con las prendas de alta costura. En los países
latinoamericanos llegaron los bluejeans masivamente a las élites urbanas "americanizadas"
habiéndose difundido luego a sectores medios y bajos. Este ejemplo nos muestra cómo algo
inicialmente popular se elitizó y luego se popularizó nuevamente sin que podamos hoy afirmar con
certeza a cual de los mentados mundos pertenece esta prenda de vestir. En las comidas podemos
encontrar casos similares. Platos tradicionalmente considerados como populares, con el eufemismo de
"típicos", son hoy consumidos por las élites en ocasiones importantes. Hace algunas décadas habría
sido inconcebible que en alguna importante invitación se ofrezca a los homenajeados, por parte de
personas ubicadas en los altos estratos de la sociedad, este tipo de comidas; en nuestros días es
relativamente frecuente sin que se considere como un indicador de mal gusto. La tortilla mexicana,
indiscutiblemente de origen popular, se sirve hoy sin problema alguno en elegantes restaurantes de
ese país.

Casos de popularización de lo elitista son tanto o más frecuentes, añadiéndose a la permanente


tendencia del intercambio cultural, la sobrevaloración por parte del aparato estatal de contenidos
elitistas, la permanente campaña para convencer que aceptarlos e incorporarlos a la vida es civilizarse
y la sistemática acción de la educación formal para transmitir este tipo de cultura. Los ruleros para rizar
el pelo usados por las mujeres, aparecieron en nuestros medios en los sectores elitistas, con el
transcurso del tiempo fueron tomados por los populares, con una pequeña variación, ya que
frecuentemente las mujeres de este sector asistían a fiestas y celebraciones con los ruleros en la
cabeza en calidad de adornos. Mantelería y servilletas fueron por mucho tiempo elementos propios de
las élites y luego se han incorporado a los grupos populares. Tratándose de la moda, este fenómeno
de cruce de fronteras se da con mucha más velocidad y frecuencia. La introducción de nuevos
modelos, especialmente en el vestido, comienza por los estamentos más altos de las colectividades
respondiendo al afán que tienen sus integrantes de ser diferentes u originales; a corto plazo son
imitados por el resto de personas integrantes de las élites y luego, se incorporan a los estratos
populares. Frecuentemente, cuando este último paso se da, ya las élites "de punta" comienzan a
introducir nuevos modelos. Hay casos, como el ya mencionado de los bluejeans, en los que se ha
dado el proceso siguiendo la misma secuencia, para permanecer en todos los estamentos por largo
tiempo. Lo dicho del vestido puede aplicarse a los tipos de peinado y el uso de los variantes
cosméticos.

Cuando intervienen innovaciones tecnológicas, al factor interrelación hay que añadir el de mayor grado
de eficiencia en la solución de los problemas. Hemos mencionado ya el caso de la energía eléctrica y
el transporte automotriz, pero podríamos añadir otros como la introducción de hornos eléctricos en la
cerámica popular, tinturados artificiales químicos en la textilería tradicional o el soplete de gas en la
metalistería. Estas innovaciones se dan también en las fiestas, en muchos casos equipos de música
electrónicos han desplazado a las bandas y conjuntos tradicionales, al aspecto "modernización" se
unen otros como el de costos y funcionalidad. El equipo de música posibilita contar con orquestas y
conjuntos por larguísimas horas sin que importe el cansancio que en los otros casos puede agobiar al
músico, o su buena o mala voluntad para continuar. Parlantes y altavoces superan con creces a otros
sistemas para ampliar el espacio de comunicación e información.

La interrelación popular-elitista es cada día creciente, entre otras razones porque el aislamiento de los
conglomerados humanos tiende a disminuir sustancialmente debido a los avances de los medios de
comunicación colectiva y a la insistente búsqueda de innovaciones que no necesariamente implica
renuncia a los rasgos tradicionales.

Textiles tradicionales y populares, que han sido y son usadas como elementos definidores de personas
pertenecientes a estamentos bajos y que tienen su propia simbología, se utilizan para elaborar
prendas de vestir urbanas por parte de integrantes de altos estratos sociales. Un ejemplo claro es el de
los denominados paños de Gualaceo trabajados artesanalmente con técnica "ikat" y que constituyen
uno de los atuendos distintivos de la "chola cuencana" cuya pertenencia a la cultura popular nadie
discute. Desde hace unos años, por iniciativa del Centro Interamericano de Artesanías y Artes
Populares (CIDAP) se trabajaron con esos paños denominados "macanas" prendas de vestir
femeninas promocionadas mediante importantes desfiles de modas en lugares importantes. El éxito ha
sido notable, se trata de vestidos elegantes que con orgullo son exhibidos por damas de la alta
sociedad en reuniones exclusivas. Esta innovación ha permitido que los mentados paños o macanas
sigan trabajándose, y en mayores cantidades, debido al incremento de la demanda. Pero no cabría
considerar a esos vestidos lujosos como representaciones de la vestimenta popular puesto que se
confeccionan creando o imitando modelos de última moda en Europa o Estados Unidos y con
acabados y procesos de "alta costura" cuya condición elitista es evidente. No está por demás añadir
que quienes han incursionado en estas nuevas modalidades de vestidos urbanos han obtenido
jugosas utilidades, pero no ha ocurrido lo mismo con las tejedoras de macanas.

El caso de los sombreros de paja toquilla -denominados Panama hats- es otro ejemplo, el tejido de
estos sombreros los realizan artesanos de los sectores populares, para ser luego modificados, en sus
últimas etapas, por exportadores e importadores que los tornan atractivos desde el punto de vista de la
moda exigente. Fueron y -en menor grado- siguen siendo usados por personas de elevados niveles
sociales de Estados Unidos y Europa en las temporadas de verano. Por cierto los usan también
campesinos de las regiones en que se tejen sin que se hayan dado los últimos pasos previos a la
exportación.
En el universo de la cultura global, podemos hablar de un permanente proceso móvil de elitización de
lo popular y popularización de lo elitista, habiéndose superado la tendencia del pasado a mantener, de
manera inamovible, determinados rasgos en uno de los dos compartimentos. Indiscutiblemente los
avances de la democracia han contribuido a incentivar la movilidad social, especialmente las
posibilidades de ascenso. La ubicación de las personas en determinados estamentos se manifiesta
mediante símbolos, y quienes aspiran a ascender tienden a usar y dar a conocer el uso de símbolos
propios de estratos más elevados, aunque no es raro que lo hagan de manera desacertada.

Tampoco podemos negar que en los últimos años se ha robustecido la tendencia a valorar aquello que
es propio de los países y regiones y definitorio de la identidad, por parte de grupos elitistas. La
dependencia rígida puesta de manifiesto en la sobrevaloración integral de lo europeo o
norteamericano, se ha flexibilizado en los altos estratos sociales que, en muchos casos, consideran de
buen gusto hacer concesiones de aceptación a lo que tradicionalmente era despreciado por ser
popular y vulgar. Muy probablemente ha contribuido a estos cambios de actitudes un cierto grado de
admiración de lo autóctono o popular por parte de los europeos en las áreas académicas y turísticas.
En países como el Ecuador es obligatorio y de cajón incorporar en los programas y "paquetes"
turísticos ferias, comidas, músicas, danzas, etc., populares o vernaculares para que el turista "viva"
una experiencia diferente a la de su entorno normal.

En la mayoría de los casos es muy difícil encontrar elementos "químicamente puros" de lo popular o lo
elitista. Lo más frecuente sería hablar de rasgos o complejos predominantemente populares o elitistas
ya que la interrelación permanente no implica la incorporación total de contenidos, sino modificaciones
parciales, es decir introducción de partes de rasgos populares a lo elitista y a la inversa, lo que
conlleva modificaciones.

Una alternativa para analizar lo popular y lo elitista en una cultura global es tratar de detectar que
partes de lo uno y de lo otro hay en determinados rasgos o complejos, en lugar de ubicarlos
definitivamente en alguno de ellos.

3.6. El arte y la recreación


Se entiende por recreación a todas aquellas actividades y situaciones en las cuales esté puesta en
marcha la diversión, como así también a través de ella la relajación y el entretenimiento. Son casi
infinitas las posibilidades de recreación que existen hoy en día, especialmente porque cada persona
puede descubrir y desarrollar intereses por distintas formas de recreación y divertimento.

En términos generales, la palabra recreación se refiere a un proceso específico que tiene la finalidad
de volver a hacer algo o construir de nueva cuenta algo o, por otra parte, a una actividad lúdica o un
pasatiempo que entretiene a una persona. En todo caso, se trata de una actividad, ya sea física o
intelectual, donde existe un sujeto que la realiza y que, en la mayoría de los casos, la determina. De
esta manera, la recreación se puede clasificar de distintas maneras, según sea la finalidad que tiene
dicha actividad.

La recreación Artística y Cultural se concibe como una modalidad alternativa que incorpora como línea
de énfasis las perspectivas de la cultura y el arte, abre nuevos espacios de sensibilización y
exploración para la recreación, la lúdica, el goce, el tiempo libre y la vida misma, al proponerse
una ampliación de las posibilidades dialógicas entre los contextos de lo recreativo y los espacios de
la vida cotidiana, de una manera tal que enriquezcan los eventos mismos de las socializaciones al
resemantizar las percepciones sensoriales y las expresibidades motrices, los reconocimientos del
cuerpo, la mente y el espíritu, la creatividad y posibilidad de proposición estética, la
emocionalidad, las expresiones eróticas, los sueños, las fantasías, la poética, las dramaturgias
vívidas de la cotidianidad, el juego, la fiesta, las comunicaciones sígnicas y simbólicas, los
imaginarios culturales, la vivencia del devenir espacio-temporal, el movimiento, la ensoñación, el
azar, la dificultad, el goce, el placer, la gratuidad, la utopía, entre muchas otras.

Se trata entonces, de convertir los espacios, los eventos y momentos propios de la recreación, la
lúdica y el tiempo libre cotidiano en episodios de percepción, relación, comprensión, reflexión, creación
disfrute y juego, con los diversos lenguajes del arte, en donde los objetos estéticos, los signos de las
culturas, los reconocimientos sensibles, los sentidos de los textos literarios y multimediales, amplíen
las comunidades discursivas y posibiliten nuevos espacios dialógicos, de reconocimiento y desarrollo
de potencialidades individuales y colectivas, de formas de animación sociocultural, que sensibilicen,
humanicen y esteticen, en lo posible la vida cotidiana y trascendente de los individuos.

La recreación artística es un espacio de contribución y despertar de la facultad de cada uno de


nosotros como ―seres animados‖ y ―vivientes‖ para percibir y experimentar por medio de nuestros
sentidos, sensaciones, impresiones, manifestaciones del medio físico, social y cultural externos e
internos, que nos permite apreciar las expresiones del arte considerada como aquella actividad
humana que dispone de las facultades sensoriales de los seres humanos como el sentido de lo
estético, de lo intelectual en fortalecimiento de la solidaridad y cohesión social enriqueciendo la
influencia de las condiciones imaginativas, creativas con base en nuestros valores sociales, que a su
vez constituyen valores de tipo político, económico y religioso derivando una conducta social y una
influencia en nuestra capacidad de producción artística (Sánchez, s/a).

Las experiencias vitales y las de aprendizaje que nos dotan de habilidades son la materia prima que
nutre al arte y que dentro de la recreación artística motivan a exteriorizar, la gama de sentimientos y
pensamientos que caracterizan nuestro intento de recrear el mundo que nos envuelve para la
construcción del desarrollo del ser humano que se enfrenta y se revela a una serie de ideologías,
posiciones económicas y momentos históricos (Sánchez, s/a).
ADA 5
5. El arte y cultura en Yucatán
5.1. Acercamiento al arte maya, arquitectura, costumbres y tradiciones

Historia de Yucatán

Yucatán, la prehistoria narra la vida de los primeros habitantes, y los hallazgos de vestigios y colmillos
de mastodontes en las cavernas de Loltún. Posteriormente Yucatán se fué poblando por los mayas,
hasta alcanzar su esplendor en la época prehispánica entre los siglos VII a XI d.C. con las ciudades de
Uxmal, Kabah, Sayil, Labná, Chichén Itzá y Mayapán entre otras.

Al ser conquistado Yucatán por los españoles, surge la nueva cultura que ahora se admira.

Los religiosos franciscanos trajeron a estas tierras la nueva fe, y levantaron majestuosas iglesias y
conventos en distintos poblados, tales como Izamal, Maní o Valladolid. En esta época surgen las
haciendas con sus características arquitectónicas y la forma de vida que se tenía en estos lugares. A
pesar de todas estas etapas que ha pasado el pueblo yucateco en ocasiones dolorosas; las
costumbres y tradiciones en Yucatán, se conservan. Es bien sabido que los yucatecos tienen
extendida fama de hospitalarios, acogedores y amigables. Especialmente los de la ciudad de Mérida,
que se caracteriza por ser colonial y muy hermosa. Desde los primeros desembarcos en nuestras
playas que dejaron constancia escrita en los anales de nuestra historia, hasta los recientes
aposentamientos desde el aire, los mexicanos nacidos en el sureste hemos sentido el calor fraternal
de contactos con seres humanos de otras latitudes que han ganado nuestra simpatía y afecto
inmediatos. Esto ha dado origen a numerosas anécdotas que han quedado plasmadas a lo largo de la
historia.

Yucatán es cuna de personajes ilustres, como son los escritores -Ermilo Abreu G&o acute;mez, Juan
García Ponce-, poetas -José Peón Contreras, Antonio Mediz Bolio, Fernando Espejo -, músicos -Guty
Cárdenas, Daniel Ayala Pérez-, historiadores -Eligio Ancona, Silvio Zavala-, próceres de México -Justo
Sierra, Felipe Carrillo Puerto-, entre otros. Dueño de una riquísima cocina, resultante de dos culturas,
la maya y la hispana, su evolución ha sido larga hasta concretar las fórmulas felices, lo que constituye
la comida regional yucateca.

El estado de Yucatán posee también una gran riqueza artesanal y ahora cuenta con una diversidad
económica, destacando en ella el turismo. Yucatán es un lugar para enamorarse de su música, a
través de la canción yucateca , para admirar sus paisajes y dejarse envolver por la magia de su
historia.

Dadas las características geográficas de nuestro estado: llanura de roca caliza, surcada en el sur por
colinas de escasa elevación, carece de ríos, en cambio posee corrientes subterráneas de agua, a las
que se tiene acceso a través de cavidades naturales en la superficie llamadas cenotes; podemos
contar con estas bellezas naturales. Algunos de estos cenotes se encuentran a cielo abierto, o sea, la
cavidad más o menos profunda puede carecer del techo de piedra, presentándose como un pozo
gigantesco o una pequeña laguna.

Yucatán se caracteriza por los diferentes tipos de flora y fauna de la región que van desde la selva
baja y mediana hasta las comunidades costeras, esto provoca una gran diversidad de mamíferos,
peces, aves y reptiles. Es importante mencionar las distintas reservas ubicadas en el Estado ya que es
en estos lugares donde se encuentra la mayor parte de estas especies. (UADY, 2017).

Tradiciones
En las tradicionales fiestas que realizaban los ganaderos, ignoramos hace cuanto tiempo, en
remembranzas de las clásicas verbenas españolas tuvieron lugar nuestras vaquerías en ocasión de la
hiera de las reses y su acostumbrado recuento anual. Allí se bailaban las jaranas, una de las primeras
variantes fue "El Torito"
Es la vaquería yucateca en sí misma, bullanguera y excitante. Ellas deslumbrando con los destellos
relampagueantes de sus circulares y policromos bordados en punto de cruz, por la cabeza la cinta de
color que ajusta las negras trenzas cortadas o no por rectas crenchas, la altivez y donosura del breve
sombrero vaquero y el rítmico cimbrear del taconeo de las zapatillas de raso bordado y ellos con el
golpeteo chillante, persistente y varonil de las alpargatas de los morenos guachapeadores.

Luego de un rato de baile, alguien grita "Bomba". Se detiene la orquesta, el baile se interrumpe para
que alguno de los actuantes exprese los agudos decires de las "bombas", cuartetas que pueden llegar
a ser madrigalescas, descriptivas, satíricas, pero frecuentemente picarescas, donde aflora el innato
sentido del humor del yucateco.

El hanal pixan

En todos los países civilizados es costumbre conmemorar el día de difuntos con diversas
manifestaciones de duelo que, católicos así como de otras religiones, dedican a sus deudos muertos.

Estas prácticas se concretan a oraciones, rosarios de ánimas, ofrendas florales y visitas a los
panteones. Entre nosotros, en América, en casi todas partes, se encienden lámparas sobre los
sepulcros y hay paseo general de campos santos e iluminan los lugares donde han enterrado a los
muertos.

En Yucatán, entre los indios mayas, se observa una costumbre original que viene desde sus
ancestros: costumbre netamente maya mezclada, después de la conquista, a prácticas piadosas
conforme al ritual católico. Obra es ásta, de los franciscanos; quienes, no pudiendo desarraigar de
golpe, en la raza conquistada, sus antiguos ritos idolátricos, toleraron ciertas prácticas que no se
oponían al dogma: como honrar a sus muertos, ofrecer presentes, encender velas y quemar resinas
aromáticas. Existe, pues, hasta la fecha entre los indígenas mayas, una práctica piadosa que tiene por
origen la sagrada veneración que el indio tiene por sus deudos muertos, a quienes sepultan en el
interior de sus hogares.

Hay historiadores y cronistas, como Landa y Cogolludo, que aseguran, estudiando costumbres de la
raza aborigen, que entre los mayas no exitían cementerios en sus ciudades. El maya,-dice el cronista-,
sepulta sus muertos en su propia morada. El entierro de sus deudos lo hacía cada habitante a
espaldas de su casa, en un recinto o patio libre de malezas y bien barrido, donde era abierta una fosa
y en la misma tierra, sin ataúd, colocaban el cadáver introduciéndole en la boca cierta cantidad de
masa de maíz bien cocida, llamada "keyem" para que pudiera alimentarse mientras reposaba.... Hecho
el entierro, colocaban una señal para identificar la tumba. Generalmente consistía ésta en un corralejo
de dos metros en cuadro, hecho de varillas o palos: "coloc-ché‚". Y en tiempos de la colonia marcaban
aquellos sitios con una tosca Cruz de madera que colocaban dentro del cuadro.

Debido a esta práctica indígena de sepultar los muertos en casa para tenerlos cerca, a fin de poderles
ofrendar presentes que consistían en alimentos, frutas y ceras, nació la costumbre de hacer en los
días de difuntos los "pibil-uahes" o "mucbilpollos: vianda en forma de tamales envueltos en hojas de
plátano con que obsequian, en esos luctuosos días, a las almas de sus parientes muertos. De ahí el
"Hanal-Pixan", que quiere decir: "banquete de las ánimas".

En las casas y en los campos, colocan los indios jícaras de atole nuevo y cajetes de comida dedicados
a los difuntos; y creen firmemente que, invisibles, descienden las almas a tomar una parte de ella, que
es lo que llaman "tomar la gracia".
Es costumbre tradicional en la República, como en todo el mundo, llevar en los días de muertos,
ofrendas florales y coronas a los panteones.

En México, además de estos presentes, fabrican en las pastelerías un pan de harina de trigo, con
mucha azúcar encima, llamado popularmente "Pan de Muerto"; así como que confeccionan calaveras
de dulce, bien adornadas, que obsequian a sus amistades.

En Yucatán, esta costumbre es distinta a la del resto de la República y, quizás, de todo el mundo.
Desde el 1o. de noviembre, día de Todos los Santos, y dedicado a los "chiquitos" (los niños muertos),
se confeccionan unos bollos de harina de trigo, en forma de figurillas de animales y muñecos, para
ofrecer a las almas de aquellos. El 2 de noviembre, día de los Muertos, fabrican los indios unos
enormes pasteles redondos, como de treinta centímetros de diámetro, hechos de masa de maíz y
manteca, rellenos de pollo y puerco y condimentados con tomate y chile, que resultan muy sabrosos....
Estas tortas de maíz envueltas en hojas de plátano, -como tamales-, son cocidos a guisa de barbacoa
en un gran hoyo bajo de la tierra, o "pibil-pollos"; palabra híbrida muy popular.

Además de estos pasteles, entierran en el horno subterráneo, bien calentado con leños y piedras,
calabazas grandes, de preferencia la "dzol", jícamas, camotes, mazorcas de maíz tierno, (pibinales) y
unas tortas de masa y frijoles llamadas: "pibil- xpelón". Y una vez cocidos estos alimentos y humeantes
aún, los depositan en pequeñas mesas, alumbradas con velas de cera, debajo de los árboles del patio
y cerca de las sepulturas de sus familiares; así como sendas jícaras de sabroso "tan-chucuá, atole que
fabrican con masa de maíz, cacao, pimienta y anís, a modo de "champurrado"

Estas viandas pasan toda la noche del 1o. al 2 de noviembre, en esos pequeños altares, debajo de los
árboles. Y cuando las almas de los difuntos "han tomado la gracia", los familiares de aquellos
meriendan los "mucbilpollos", tómanse el atole y "pibilnales" entre libaciones de "balché y otras
bebidas embriagantes....

Así termina la ceremonia del "Hanal-Pixán" entre los mayas. Tal es el origen de esta costumbre
tradicional entre los yucatecos, todos, hasta los que estamos lejos de nuestra tierra!.... Y tan arraigada
está, que hasta las familias acomodadas, impelidas por la fuerza de la tradición, confeccionan estas
exquisitas tortas, en el Día de los Difuntos, sin practicar la ceremonia india, naturalmente. Y no es raro
ver en Mérida, la víspera del 2 de noviembre, a los criados de las casas, llevando por la calle, en
enormes bandejas, estos ricos pasteles para obserquiar a sus amistades; costumbre de la que, hasta
hoy, no ha prescindido nuestra creciente Colonia Yucateca en la capital (UADY, 2017).

5.2. Arquitectura, costumbres y tradiciones de Yucatán mestizo y 5.4. Influencia de otras


culturas en Yucatán

La historia arquitectónica de Mérida puede dividirse en cinco períodos: Colonial, Porfiriato, Post-
Revolucionario, Moderno y Contemporáneo. Cada uno tiene estilos y características propios que
responden a los requerimientos de su época.

Mérida, la Ciudad Blanca, fundada en 1542 por Francisco de Montejo y León, mejor conocido como ―El
Mozo‖, se encuentra en la Península de Yucatán en el sureste de México. Se edifico sobre las ruinas
de la antigua ciudad de T‘ho y fue uno de los primeros lugares de México en ser colonizado por los
españoles, y esa influencia Española es bastante evidente en sus construcciones, utilizaron los
materiales de la región como la piedra, la cual no sólo tomaron de bancos de material, sino de las
construcciones edificadas al momento de su llegada, borrando con ello mucha de la historia anterior a
ellos. El ensayo de prueba y error es el resultado del estilo Arquitectónico Mexicano Colonial que
tenemos hoy en día, el cual ha durado por años debido a sus fuertes paredes.
Sin embargo, el paso del tiempo es inevitable y causa estragos en las construcciones y no hay manera
de evitar que estas casas se deterioren naturalmente por el sol y el clima. Debido a esto, muchas han
sido descuidadas y están en muy mal estado, siendo su destino convertirse en comercios, donde lo
colonial ya nada tiene que ver, sin embargo, mucha gente ha renovado sus casas. Posiblemente se ha
dado cuenta que estos edificios son una parte muy importante de nuestra historia, quizá como parte de
algunos programas del Ayuntamiento de rescatar fachadas y devolverles en cierto grado su esplendor
original.
El resultado, es una mezcla entre antiguo y nuevo, histórico y moderno. Ahora las familias pueden
disfrutar del orgullo de poseer una casa antigua sabiendo que son parte de la vibrante Historia de
México. Inclusive los extranjeros han estado comprando estas casas para volverlas casas de verano (o
invierno) o re-venderlas o arrendarlas a un precio más elevado. Mérida siempre ha sido un lugar
excitante, pero este nuevo interés en el Estilo Colonial y preservación de las casas coloniales está
trayendo un nuevo estilo de vida a los residentes de Mérida.

Período colonial (1542 hasta el segundo tercio del siglo XIX): se inicia con la fundación de Mérida el 6
de enero de 1542, apegándose a las normas de urbanidad de esa época en España.
El espacio se organiza de manera jerárquica a través de secciones con diferente función: plaza central,
catedral, obispado, casas reales, residencia del conquistador, residencia de los vecinos y personajes
más importantes de la ciudad; mientras más cerca de la traza inicial mayor jerarquía.
Mucho tiene que ver la orden que vino a ocupar Yucatán para la conquista, la orden franciscana, la
cual en congruencia con su carisma de pobreza construyeron la mayoría de las veces iglesias
sencillas, de una sola nave en forma rectangular para recordar a la Iglesia primitiva, procurando
también que los conjuntos arquitectónicos guardaran ciertos elementos en común: atrios, cruces
atriales, capillas abiertas, capillas posas, puerta porciúncula, orientación tradicional, capilla del tercer
orden, claustros, conventos, entre otros. Esto contribuyó en gran medida a que en Yucatán no se
observen construcciones con grandes adornos como en otras partes del país donde se asentaron
órdenes como los jesuitas y dominicos.
A principios del siglo XVII Mérida inicia su expansión, los pueblos de indios, San Juan, Santa Lucía y
Mejorada se integran a la ciudad; Santiago y San Cristóbal se incorporan como barrios ocupados por
indios, mestizos, pardos, mulatos y algunos españoles.
En el siglo XVIII se consolida la estructura urbana, la ciudad se divide en 4 cuarteles de 24 a 40
manzanas cada uno, definiendo, con ello, legalmente la segregación racial.
Durante el siglo XIX había 123 manzanas delimitadas dentro de los cuarteles, de las cuales, 40
estaban totalmente densificadas con construcciones permanentes, las cuales pertenecían a grandes
señores o con personas que habían alcanzando algún poder adquisitivo. Diferente era la situación en
los barrios, donde las viviendas eran de paja y había tierras para el cultivo.

Características Principales:

1.- Volumen prismático simple


2.- Acabados sin regla de cal bruñida o acabado de rajuela de piedra
3.- Gárgolas de piedra tallada para desalojo de aguas pluviales
4.- Arcos de medio punto
5.- Columnas toscanas y en algunos casos con capiteles tipo románico
6.- Balcones ajimesado o al ras del muro con barrotes de madera
7.- Remates de pináculos y almenas y en las esquinas cruces o elementos de cantera o argamasa
8.- Cornisas de piedra con molduras sencillas.
Ejemplos de arquitectura Yucateca

El antiguo barrio de Santiago, ubicado a unas cuantas cuadras, al poniente, de la Plaza Principal, y
teniendo como eje una de las principales calles, la 59, ha sido testigo de primera línea de la
transformación de la ciudad desde tiempos prehispánicos.
De acuerdo con textos bibliográficos, desde antes de la fundación de Mérida, al oriente de la antigua
ciudad maya de "T'ho" hubo un asentamiento indígena al que los conquistadores bautizaron con el
nombre del evangelizador de España: Santiago.
El libro Mérida en los años veintes, de Francisco D. Montejo Baqueiro, señala que: "Santiago fue barrio
de indios e inclusive fue gobernado por caciques. Sus viviendas eran humildes chozas construidas en
forma anárquica y desordenada a la vera de sus caminos sin traza de calles. Era el centro de la
comunidad una plazoleta con un área de cien metros
cuadrados, aproximadamente, en cuyos contornos se encontraban grandes solares, algunos de ellos
habitados".
A su vez, los antropólogos José Fuentes Gómez y Magnolia Rosado Lugo, en su libro Mérida, el azar y
la memoria, al establecer dentro de la ciudad a Santiago hacia el siglo XVII, señalan: "Se ubica cuatro
cuadras al oeste y una al norte de la plaza, su plazuela era el límite oeste de la calle de la plazoleta de
Mérida, -actual calle 59-; a sus flancos estaban la propiedad jesuita donada por Martín de Palomar, los
patios traseros de las casas del cabildo y gobierno y algunas de las más elegantes residencias de los
encomenderos".
Los mismos autores afirman que después de 1660 se inició un proceso de expansión hacia las afueras
de la ciudad, que afectó a Santiago, ya que los solares que rodeaban la plazuela y la iglesia fueron
ocupados por los españoles.
La consecuencia de la integración de un pueblo como barrio de la ciudad fue la presencia de otras
etnias distintas a las autóctonas y europeas, como las mezclas de pardos, mestizos y criollos, varios
de los cuales "eran gente calificada: carpinteros, sastres, barberos, herreros y otros eran sirvientes".
Junto con otros barrios como Santa Catarina, San Sebastián y San Cristóbal, tuvieron sus gobiernos
propios, no estaban sujetos a ninguna encomienda y sus tributos los pagaban directamente en la Real
Hacienda.
Por Don Eligio Ancona, se tiene alguna referencia del ―Camino de Santa Catarina‖ el cual llevaba a las
ruinas de un templo con el mismo nombre, este camino iba de la calle 59 x 72 hasta cruzar con las 94.
En su tramo de la 60 hasta la 72 se llamaba ―Camino real de Santiago‖ y en ella se encontró un
templo, que hoy ha desaparecido, al que se le dio por nombre La Sacra Familia, Jes´s, María y José.
Santiago es célebre porque el Camino Real llevaba hasta Sisal, el gran puerto de Yucatán, mucho
antes que Progreso de Castro, le quitara el título, su fiesta de la Cruz y sus ferias hablan de la vida tan
activa que se desarrollaba en este barrio.
En los umbrales del presente siglo fue inaugurado otro escenario santiaguero -hoy día ya
desaparecido-, en donde varias generaciones de meridanos se dieron cita para presenciar corridas de
toros, espectáculos circenses y hasta obras teatrales: el Circo Teatro Yucateco, fue abierto al público
la tarde del 17 de junio de 1900, cuando se ofreció una corrida de toros.
Inalterable durante muchos años, la plazoleta de Santiago experimentó varias transformaciones en la
década de los veintes que hicieron más agradable el panorama del barrio. La apertura de nuevos
comercios y establecimientos y la construcción del mercado aceleraron el desarrollo de ese rincón
meridano.
Las salas cinematográficas también formaron parte - como hasta ahora- del ambiente alegre y
dinámico de un barrio lleno de recuerdos. En 1914, en el costado poniente del parque se inauguró el
cine Frontera, en el mismo sitio donde, a principios de siglo, funcionó un hotel de igual nombre. A partir
de noviembre de 1924, el salón cinematográfico se denominó Rialto. Hoy día en ese sitio hay un
supermercado. En 1915 abrió sus puertas al público el Salón Apolo, fundado por la empresa "Juan
Gálvez Torre y Cía.", al norte de la plazoleta. La fachada del teatro, donde no sólo se exhibían
películas sino espectáculos de zarzuelas y operetas, representaba el rostro de un payaso con enorme
boca abierta, que era la entrada. En 1922 se convirtió en el cinema Rívoli y después de muchos años
se le cambió el nombre a Rex, como hasta la fecha.
Entre 1982 y 1984, la plazoleta experimentó algunas remodelaciones. Se erigió una tribuna para los
espectadores, se pavimentó con ladrillos rosados las avenidas, y las calles adyacentes a la iglesia,
específicamente las del norte y sur, fueron mejoradas y cerradas al tránsito. Algunos personajes que
nacieron o residieron también en alguna época en ese barrio y se han ganado un sitio en la historia
son: el prócer y benemérito del Estado Gral. Manuel Cepeda Peraza, el actor Arturo de Córdova
(Arturo García Rodríguez) y el compositor Guadalupe Trigo (Alfonso Ontiveros).Mons. Crescencio
Carrillo y Ancona, obispo de Yucatán, vivió también parte de su infancia en el suburbio, y el destacado
pedagogo D. Rodolfo Menéndez de la Peña.

La iglesia es parte importante del núcleo de un barrio. De acuerdo con la leyenda grabada en un arco
de la entrada principal del templo, se supone que se terminó de construir en 1637. En la iglesia de
Santiago fue enterrado el corazón de uno de los primeros obispos de Yucatán, Fray Luis de Piña y
Mazo, quien murió en1795. Así consta en una lápida de piedra, escrita en castellano antiguo,
empotrada en el muro norte del presbiterio del templo.
En el interior de la iglesia de Santiago, donde se supone estuvo la capilla abierta o "de indios", en el
costado sur del presbiterio - sitio habitual del Cristo de la Transfiguración- hay una placa de piedra
empotrada en uno de los muros que indica que en ese recinto se celebró la primera misa de la ciudad,
y que el recinto fue destruido en 1916 por la "agitación política sectaria".

El barrio de Santa Ana estuvo habitado de artesanos y jornaleros durante la época colonial que
registró rápido desarrollo a partir del trazo de una calzada desde la Plaza Grande en el siglo XVIII y la
construcción de su peculiar templo, el parque de Santa Ana, el cual también tiene una historia que
contar. En los primeros años del siglo XVIII, el gobernador y capitán general de Yucatán Antonio de
Figueroa y Silva mandó trazar una calle derecha desde el entonces Palacio Episcopal (hoy edificio del
MACAY) hacia el norte, engalanada por ocho arcos de cantería, de modo que el panorama del barrio
de Santa Ana sufrió un cambio radical que aceleró su desarrollo, originalmente a la calle que conducía
a Santa Ana se le llamo Calle Progreso, porque era la vía que conducía para el puerto de Yucatán. En
1729, el mismo personaje, a quien apodaban "El manco", mandó erigir el templo de Santa Ana -se
presume que sobre un basamento maya- en el sitio donde estaba ubicada antigua capilla abierta. La
obra incluyó una pequeña alameda a manera de plaza establecida en lo que ahora es la esquina de la
calle 47 y la calle 60, que en un principio se llamó Paseo de Santa Ana (el actual parque).

El desarrollo del proyecto logró alargar la zona habitacional de la población criolla (la población blanca)
más al norte de lo que hasta entonces incluía hasta el parque de Santa Lucía. Con ello se alejó a
negros, mulatos e indígenas del centro de Mérida. Estos últimos pobladores pertenecían a la clase
trabajadora que prestaba sus servicios a la ciudad que, desde su fundación en 1542, no paraba de
expandirse.

La obra, que se concluyó en 1733, no la pudo contemplar terminada su promotor, ya que la muerte lo
sorprendió en las selvas del oriente del Estado después de combatir con éxito a los corsarios de
Belice. Una placa de piedra colocada en la fachada principal exterior del recinto, con inscripción en
castellano antiguo, indica que allí reposan los restos mortales de su constructor.

El parque y barrio de Santa Ana de Mérida, México, forma parte actualmente del centro histórico de la
capital de Yucatán. El parque está ubicado en la esquina de la calle 60 con la calle 47 e incluye,
además del templo católico, un mercado público ambos homónimos. La fiesta del barrio se celebra el
26 de julio, sin embargo con el paso de los años esta tradición, al igual que en muchos barrios, ha
desaparecido.

on respecto a la evolución que sufrió el barrio de Santa Ana, en el capítulo "La invención y evolución
de Mérida: siglos XVI, XVII y XVIII", del libro "Mérida el azar y la memoria", los antropólogos José
Fuentes Gómez y Magnolia Rosado Lugo comentan lo siguiente: "En lo que entonces era el extremo
norte de la ciudad, se erigió de 1729 a 1733, por deseo del gobernador y capitán general Antonio de
Figueroa y Silva, la iglesia de Santa Ana, para llegar a la cual se abrió un paseo que iba de Santa
Lucía a ese punto, con sendos arcos -demolidos en el siglo XIX- en sus extremos. Aunque no aparece
en los registros históricos, antes de 1600 Santa Ana probablemente formó parte de Santa Lucía y en
esa parte se cultivaban muchos solares con frutas y hortalizas para el consumo de los vecinos de
Mérida. Desde 1733 tuvo una iglesia de cal y canto mandada a edificar por deseo del gobernador y
capitán general Antonio de Figueroa y Silva y se abrió una calzada para comunicarla con el casco
central". Una cita del trotamundos Juan Federico Maximiliano Waldeck -Barón de Waldeck- en su visita
a Mérida, en 1834, que aparece en el libro "Visiones de Mérida 1542-1942", precisa que en esa época
la ciudad tenía 37,801 habitantes, de los cuales 3,984 vivían en el suburbio de Santa Ana, lo que da
una idea del conglomerado humano en esa parte de la urbe. Sobre el tipo de población que tenían
algunos de los antiguos sectores de la ciudad, en el mencionado libro "Mérida: el azar y la memoria", el
Lic. Jorge Bolio Osés, en su capítulo "Mérida y su centro histórico: una relación conflictiva", indica: "Los
suburbios de la ciudad se destinaron a diferentes etnias y estratos ocupacionales de población no
española (jornaleros, campesinos, que trabajan para el encomendero, artesanos, etc.) Algunas de
estas áreas, como Santiago, Santa Catarina, San Sebastián, Santa Ana, San Cristóbal y Santa Lucía,
dieron origen a barrios habitacionales que se desarrollaron principalmente durante los siglos XVII y
XVIII". (Navarrete, 1998)

5.3. El lenguaje de los Yucatecos


Los conquistadores españoles encontraron en estas tierras una fuerte resistencia de la cultura Maya
que ha llegado hasta nuestros días. Y el lenguaje, en tanto medio de expresión cultural, es una
muestra de ello.

Ante el visitante que recorre Yucatán, no pasa inadvertido el hecho de escuchar en las calles a
ciudadanos provenientes de las zonas rurales comunicarse en una lengua diferente al español: la
lengua Maya. Al mismo tiempo, percibe que el español hablado en estas tierras presenta
peculiaridades indiscutibles, determinadas por la influencia de la lengua autóctona. De ahí la existencia
de un español yucateco.

Sus orígenes:

El Prof. Alfredo Barrera Vásquez relata en la Enciclopedia Yucatanense que quizá la primera voz que
se introdujo en el lenguaje de los conquistadores fue k‘u, la cual transformaron en cu, y sirvió para
designar los templos indígenas de la Nueva España.

Menciona, también, que el primer nombre geográfico originado de una expresión Maya, fue Catoche.
La denominación de Cabo Catoche surgió de la invitación hecha por los nativos a Hernández de
Córdova para bajar, diciéndole ko‘ ne‘ ex kotoch “vamos a nuestras casas‖, el 5 de mayo de 1517.

―La investigación de la lengua Maya en Yucatán‖ del autor antes mencionado, además detalla que los
primeros europeos en hablarla fueron Jerónimo de Aguilar y Gonzalo Guerrero. Ambos sobrevivientes
de un naufragio, primero, y del choque con los oriundos de estas tierras, después.

Jerónimo de Aguilar se mantuvo incólume, sirvió a los señores Mayas; pero permaneció soltero y ajeno
a la vida comunal de la población indígena hasta donde resultó posible. Tiempo más tarde, retornó al
seno de su cultura, sociedad y religión.

Por su parte, Gonzalo Guerrero se sumó a la comunidad Maya, se casó y procreó a los primeros
mestizos. Así mismo, renegó de todo lo que había sido y creído, enfrentándose a los españoles para
defender su nueva patria, sus bienes y su familia.
La lengua Maya tuvo gran importancia en la conquista, desde el momento que sirvió de puente
lingüístico para las hazañas de Hernán Cortés, gracias a que la Malinche hablaba Náhua y Maya;
Jerónimo de Aguilar, español y Maya, y en lo que respecta a Cortés, español y Maya. Este último
traducía del español al Maya para que la Malinche, a su vez, hiciera la versión en Náhua y viceversa.

El español yucateco:

Este tema fue abordado por la investigadora Miriam Beatriz Ríos Meneses en su tesis de graduación
de la Licenciatura en Filología Maya, cuyo contenido se dio a conocer a través de las páginas de la
Revista de la Universidad de Yucatán.

Ahí la autora destaca que el español hablado en nuestro Estado tiene una marcada influencia del
Maya yucateco, que no sólo se evidencia en la morfología y la sintaxis, sino en lo fonológico, debido a
las diferencias articulatorias existentes entre ambas lenguas.

Y comenta que esto se percibe con claridad al escuchar un diálogo entre hispano hablantes, donde
sólo uno de ellos es originario de Yucatán. Se notará, entonces, que el yucateco debe hacer un gran
esfuerzo al hablar y tiende a alargar la pronunciación de las vocales acentuadas, así como a cambiar
la entonación más común del español.

A ello viene en añadidura lo concerniente al léxico: voces Mayas y Mayismos presentes en el español
de nuestra tierra. En tal sentido, se puede afirmar que la totalidad de los habitantes del
Estado (1,955,577, según estadísticas del año 2010) emplea, tal vez sin saberlo, gran número de
vocablos Mayas, frases y oraciones en que la construcción gramatical del español ha sido modificada
por el influjo del Maya yucateco.

En la actualidad, el 37 por ciento de los yucatecos hablan Maya, de acuerdo con cifras dadas a
conocer en el 2005. Algo bien diferente de lo que ha ocurrido en otros estados o naciones, donde las
lenguas ―nativas‖ han desaparecido o están en vías de hacerlo. (NOA, 2011)

5.5. El arte sacro de Yucatán

Se denomina Arte Sacro aquellas producciones y obras artísticas que tienen como fin
rendir culto a lo sagrado o divino. A lo largo de los siglos en el camino de conocer y aceptar la fe,
encontramos lo que este tipo de arte quiere conseguir, hacer a la perfección cada aspecto divino y
cada pasaje mediante esculturas, mosaicos y pinturas. El Arte Sacro se encuentra en el
catolicismo, en el budismo y en la religión musulmana entre otros.

En el Arte Sacro la composición de las imágenes religiosas no se deja a la inspiración de los artistas,
sino que deben revelar los principios básicos expresados por la Iglesia y la tradición cristiana aunque
en algunos casos relacionado con el arte abstracto con una terminación religiosa.

Aunque el arte pertenece al pintor, el ordenamiento y la composición pertenecen a los Padres de


la Iglesia, la espiritualidad del contenido, la rectitud del símbolo y el estilo a la vez claro y equilibrado
deben de estar de acuerdo con la tradición transmitida garantizando al mismo tiempo su inteligibilidad
y su universalidad. También podemos ver arte durante los periodos barrocos.

El Arte Sacro es uno de los estilos artísticos menos conocidos en la actualidad, siendo una modalidad
artística muy peculiar.

Muchos creen que el arte sacro es el derivado del arte religioso, eso no es del todo correcto. Ya lo
vemos más adelante. (ARTE, 2017).
ADA INTEGRADORA
4. Cultura popular e identidad
4.1. Concepto de identidad
4.2. La cultura como identidad y la identidad como cultura.
4.3. Sabiduría popular
4.4. Fiestas populares
4.5. Literatura popular y tradición oral
4.6. Vestimenta popular
4.7. Comidas populares
5
5.6. La jarana, vaquería y bombas yucatecas
5.7. La trova
5.8. La literatura de Yucatán
5.9. Artesanía
5.10. La gastronomía

Referencias
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