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Autosacramental
Autosacramental
Enrique Duarte
Résumés
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L’auteur de cet article examine quelques microstructures que Valdivielso utilise dans ses autos
sacramentels. Il utilise dans ce cas le concept de « paradigme compositif ». Parmi les
microstructures dont il est fait état, on peut citer la proclamation, la formule de sorcellerie, les
contes, les chansons, avec le rôle important de la musique dans le théâtre religieux, et les lieux
communs que le lecteur familier décèle chez divers auteurs.
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Plan
1. El pregón
2. El conjuro
3. Microrrelatos
Conclusiones
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1Uno de los autores más interesantes en el panorama del género del auto sacramental del
siglo xvii es el maestro José de Valdivielso, del que la crítica ha insistido en mostrarlo como uno
de los grandes precursores del teatro de don Pedro Calderón de la Barca.
1 Ver Abraham Madroñal Durán, «La primera edición de la Vida de San José del maestro
Valdivielso», (...)
2Es interesante recordar que Valdivielso nace en Toledo en 1565, y no en 1560 como se ha
mantenido a veces y como demuestra la partida de nacimiento reproducida por Abraham
Madronal1. Pertenecía a una familia de cordoneros y era el sexto de diez hermanos, de los que
pocos sobrevivirían. Fue maestro de la Universidad de su ciudad desde 1585; recibe órdenes
menores en 1589 y en 1591 es capellán en Santa María Magdalena; se ordena de misa en 1592
y un año más tarde es capellán mozárabe. A partir de este año, desarrollará una carrera
jalonada por el éxito que le animaría la composición de sus poemas religiosos, sus autos
sacramentales y sus comedias divinas. Fue nombrado capellán del Cardenal Bernardo Sandoval
y Rojas, circunstancia que le hace residir en Madrid entre 1608 y 1612, aunque a partir de 1611
su presencia en la corte decrece. Muere en 1638. Resulta ser también una figura interesante
por la amistad que mantiene con otros escritores de la época, entre los que se encuentran
Cervantes y Lope de Vega, al que asistió en su muerte.
3 Ricardo Arias, «El nacimiento de la mejor de Valdivielso frente a la Hidalga del Valle de
Calderó (...)
4 Ignacio Arellano Ayuso, «El árbol de mejor fruto de Calderón y la leyenda del árbol de la cruz.
C (...)
5 Elena Marcello, «De Valdivielso a Calderón: Origen, pérdida y restauración de la Virgen del
sagra (...)
3Son varios los artículos en los que se demuestra la relación de Valdivielso y Calderón,
empezando por el de Louise Fothergill-Payne que lleva el significativo título de «José de
Valdivielso, censor y precursor de Calderón»2. Esta relación de los dos escritores ha sido
también señalada por muchos críticos como Ricardo Arias3 (quien estudia la comedia El
nacimiento de la mejor comparándola con La hidalga del valle), Ignacio Arellano4 (estudiando
El árbol del mejor fruto de Calderón y El árbol de la vida del maestro toledano), Elena
Marcello5 (al estudiar un poema de Valdivielso, «El sagrario de Toledo», fuente de la comedia
calderoniana Origen, fuente y restauración de la Virgen del Sagrario) y Enrique Rull6, quien
edita el auto de Valdivielso Psiques y Cupido, edición en la que hace numerosísimas
referencias a los dos autos calderonianos (el de Toledo y de Madrid) que llevan el mismo título.
Incluso Wardropper no puede resistir la tentación de comparar los dos escritores:
7 Bruce W. Wardropper, Introducción al teatro religioso del Siglo de Oro: evolución del auto
sacram (...)
8 Utilizo la edición de Ricardo Arias y Robert Piluso: José de Valdivielso, Teatro completo,
Madrid (...)
4Y esta relación entre los dos escritores no es gratuita y me viene francamente bien porque mi
propósito aquí es analizar, muy someramente, las microestructuras que podemos
encontrarnos en sus autos sacramentales, limitando el terreno de trabajo a los doce
publicados en su libro Doce autos sacramentales y dos comedias divinas (impresos en Toledo,
1622)8. Creo que es interesante siempre ver los logros conseguidos por Valdivielso a la luz de
la perfección calderoniana.
6En este libro, Arellano estudia ciertas microestructuras como el conjuro, los pregones, los
juegos de ingenio y destreza; juicios, pleitos y derivaciones; paradigmas catequéticos; el
banquete o convite, emblemas y modelos iconográficos y otros menos comunes como la
comedia, la consulta de memoriales, el alarde de ejército, la junta médica, la visión o el viaje.
7En Valdivielso, algunos de estos paradigmas compositivos organizan todo un auto entero,
como ocurre, por ejemplo, con El peregrino, donde el viaje como metáfora de la vida organiza
toda la alegoría del auto. En esta obra, analizada magistralmente ya por Ricardo Arias, el
Peregrino se despide de su madre, la Tierra, para alcanzar la Jerusalén celestial e inicia un
camino erizado de peligros donde se encuentra con el tópico del bivium: el camino angosto y
escarpado de la salvación y el fácil y cómodo de la condenación. Este peregrino es asaltado por
los enemigos del alma y el argumento se desarrolla, a partir de ese momento (957 y ss.),
siguiendo la parábola del buen samaritano. Esta misma estructura organiza el auto de El hijo
pródigo.
10 No los puedo analizar aquí por falta de espacio. Tan solo quiero recordar la existencia de
alguno (...)
11 A los que tampoco es posible dedicarse en el marco de este estudio. Tan solo recordar que,
en El (...)
8En cuanto a las microestructuras que he podido observar en el teatro sacramental del
maestro toledano, podemos destacar el pregón, el conjuro, los cuentos, los romances a lo
divino10, las canciones con el importante papel de la música en el teatro sacramental, los
emblemas11 y los tópicos, los lugares comunes propios del auto que el lector acostumbrado a
este teatro detecta en diversos autores.
9Quiero puntualizar que considero que también existen algunas estructuras incluso más
pequeñas que estas microestructuras organizativas, caracterizadas también por un alto grado
de formulismo como las oraciones religiosas (o partes de oraciones), las citas bíblicas y, sobre
todo, los refranes, tan comunes en el teatro de Valdivielso y que han sido estudiados por
Ricardo Arias, quien llega a la conclusión de que
10Voy a analizar algunas de estas estructuras comparándolas también con los ejemplos que
encontramos de esas mismas estructuras en el teatro sacramental calderoniano.
1. El pregón
11De este caso, solo he encontrado un único ejemplo de pregón a cargo del «pregonero» de
Cristo por excelencia, el que anuncia en Palestina la llegada del Mesías, san Juan Bautista. En el
auto sacramental Los cautivos libres, este personaje debe anunciar al mundo los triunfos de la
Fe:
de auroras y de luceros,
Enarbolen estandartes
voluntarios prisioneros.
de discretos eslabones
la Memoria y Voluntad
y curioso Entendimiento.
porque es misterio de fe
el máximo sacramento.
El victorioso estandarte
es el vencedor madero
Todos a la Fe aclamad
13 Ana Suárez Miramón, «La función del pregón en los autos sacramentales de Calderón», en
Ignacio Ar (...)
12Suárez Miramón13 ha estudiado con particular perspicacia los pregones que se encuentran
en los autos sacramentales calderonianos. De los ochenta autos calderonianos conocidos,
cincuenta y tres incorporan este recurso de forma muy clara. El uso tan importante nos
confirma que Calderón había encontrado en el pregón una verdadera estrategia escénica y de
recepción. Hay algunos autos que por su estructura se prestan más a incluir estas fórmulas (La
siembra del Señor, La viña del Señor, El gran mercado del mundo), pero el autor madrileño los
utiliza mucho en sus autos sacramentales. En principio, el pregón servía como introducción o
exordio para recabar la atención de los espectadores, actuando como una loa dentro ya del
auto sacramental. Sin embargo, en muchas otras ocasiones aparece también en el interior del
auto como hemos visto en el ejemplo de Valdivielso. En Calderón, el pregón no aparece sólo,
sino que forma parte de un complejo orquestal que se repite a modo de estribillo poético por
lo que se graba fácilmente en la cabeza del espectador. En este auto de Valdivielso aparece
acompañado de unos versos tradicionales muy conocidos cantados al principio y al final del
pregón :
14 Estos versos los cita Dámaso Alonso, Antología de la poesía española. Poesía de tipo
tradicional, (...)
cadenitas, cadenas;
13Para Ana Suárez, el pregón, además, tiene una función muy clara: transmitir la cultura
teológica y moral de una manera fácil y asequible, que es lo que se está intentando aquí. Lo
que plantea Valdivielso en este auto es la difícil relación entre la razón humana y la fe, donde
la razón tiene unos límites que pueden ser superados si es complementada por la fe, doctrina
que es hábilmente puesta en escena por Calderón en el auto A Dios por razón de Estado. La
razón humana no puede explorar algunos misterios porque le sobrepasan (el del pan
eucarístico es uno de ellos o el de la Trinidad) y debe alimentarse de las verdades reveladas
por Dios, es decir, por la fe.
14Por otro lado, la alegoría de este auto sacramental (Los cautivos libres), basada en un
mundo caballeresco medieval, propicia la microestructura del desafío a un duelo. En un
momento determinado, la Duda diabólica se acerca al castillo de la Fe y, como no cree en ella,
san Juan Bautista no le permite la entrada, por lo que pronuncia el siguiente desafío :
y lo primero a la Fe,
al Pontífice supremo,
de tiranos y tormentos.
mal persuadidos.
INOCENCIA ¡Blasfemo!
2. El conjuro
de la excelsa celsitud
la humanidad de Jesús,
el indiano Molipur,
y a mi vara de virtud
desheredado Esaú,
en figura de romero
y no como el de Emaús.
la lozana juventud
de Síbaris el deleite,
la guitarra y el laúd,
el venerable Taú
aherrojado Feragut.
el juicio de Naún,
la olla de Jeremías
15 Ver Ignacio Arellano Ayuso, Estructuras dramáticas y alegóricas en los autos de Calderón,
op. cit (...)
16 Ignacio Arellano Ayuso, Estructuras dramáticas y alegóricas en los autos de Calderón, op.
cit., p (...)
16Como indica Arellano15, en Calderón, el conjuro suele aparecer al comienzo del auto
sacramental y cita diferentes numerosos ejemplos: La cura y la enfermedad (conjuro de Lucero
para convocar a la Sombra), El pintor de su deshonra(de Lucero convocando a la Culpa), El
maestrazgo del Toisón(conjuro de la Malicia convocando a la Lisonja); El lirio y la azucena (la
Discordia conjura a la Guerra), El jardín de Falerina (Lucero conjura a la Culpa) ... Para el autor
madrileño, resulta ser un recurso muy útil teniendo en cuenta la espectacularidad del conjuro
por las metáforas de las invocaciones (sacadas de los bestiarios tradicionales), la elaboración
gongorina de los pasajes, la propia métrica (en silvas o silvas consonantes), la sintaxis del
conjuro (con exclamaciones, oraciones conativas, paralelismos, reiteraciones), la
espectacularidad de los personajes que aparecen y los lugares de los que surgen, que
muestran las desviaciones espirituales16.
17En este auto sacramental de Valdivielso, el conjuro viene dado por la propia trama de la
obra y no aparece al principio. Además, transmite una gran espectacularidad: el espectador
observa a la dama Deleite (la Carne) realizando el círculo mágico en medio del escenario,
despeinada, suelta su melena, la rima del romance en oxítona y en vocal cerrada (-ú), con la
cantidad de nombres propios extraños (Naún, Taú, Ur, Corfú, Esaú, Us…).
3. Microrrelatos
18Valdivielso introduce cuatro cuentecillos en cuatro autos sacramentales: Los cautivos libres,
La amistad en el peligro, El hombre encantado y Psiquis y Cupido. Los cuatro microrrelatos
están relatados por los personajes más humildes: Inocencia, Placer, Ignorancia y Verdad y en
todos ellos muestran una verdad escondida, una realidad que no es evidente para al resto de
los personajes pero que la sencillez e inocencia de los humildes es capaz de detectar.
19En Los cautivos libres, el Entendimiento no puede aprehender las verdades que
fundamentan la eucaristía. Propone una serie de dudas que la Fe, pacientemente, intenta
solucionar. Sin embargo, no todas las verdades son aprehensibles racionalmente y el
Entendimiento debe dejarse guiar por las verdades reveladas que comunica la Fe. En ese
contexto, la Ignorancia cuenta el siguiente cuento que rompe esa serie de preguntas, de
esfuerzo intelectual intenso, para aliviar la tensión e introducir el humor:
de peligroso raudal
se precipitaba un río
imposible de pasar.
viendo su dificultad.
seguro le vadeará.
su corriente desigual;
oye, se santiguará,
animoso le dirá:
vuélvome atrás—.
20Este microrrelato nos muestra el humor del personaje humilde y, en segundo lugar, una
enseñanza: no todo lo que nos proponemos es posible; el Entendimiento debe desistir en su
esfuerzo racional porque no todas las verdades operan de esa forma.
HOMBRE ¿Y decía?
22El hombre, a diferencia de las bestias, es racional y, estando ordenado a un fin sobrenatural,
como apunta san Agustín, debe ejercitar su razón y cultivar el saber para conseguir el
discernimiento salvador. El don del Entendimiento es la razón, que sirve al hombre para regir
su voluntad e inclinar sus elecciones al bien, pero el pecado lo bestializa (imagen muy común
en Valdivielso) y enturbia su razón.
17 Alice M. Pollin, «Calderón de la Barca and music: theory and examples in the autos (1675-
1681)», (...)
23Una de las características del auto sacramental del xvii es la musicalidad, el uso intensivo
que se hace de la música. Alice Pollin define los autos sacramentales calderonianos como
«óperas sagradas»17, insistiendo en que no es un recurso meramente estético, sino
plenamente significativo, con funciones dramáticas importantes como la distinción de
personajes, según la letra, la música y el tono.
18 Ver Margit Frenk, Nuevo corpus de la antigua lírica popular hispánica: (siglos xv a xvii),
México (...)
24Habría que hacer un estudio más sosegado de la función de la música en el teatro del
Valdivielso. Pero un rápido análisis aprecia dos cosas: en primer lugar, la música es un
componente imprescindible del auto sacramental, ya que todos los autos sacramentales lo
utilizan. Y otra característica interesante es el uso mayoritario de formas tradicionales muy
conocidas en su época y que Margit Frenk ha recogido extensamente y comentado18. Esas
formas populares permiten la caracterización de algunos personajes, como en el teatro
sacramental de Calderón. En el auto El villano en su rincón, se describe un mundo rural
sofocado por la presencia del pecado. El Apetito, que se identifica con el demonio, ha
perturbado la Razón de manera que esta actúa de manera necia:
al Villano en su rincón.
26Las ferias del Alma desarrolla una alegoría muy semejante a la que se emplea en El gran
mercado del mundo de Calderón, donde el Alma debe comprar aquellos bienes que le sirvan
para la salvación. En el auto de Valdivielso, el Alma humana compra mal y se rodea de los seres
infernales. La canción que entonan los músicos es muy significativa:
y pendón verde,
cautiva y prende.
27En una nota a una edición de El diablo cojuelo de Luis Vélez de Guevara, se explica con
claridad esta referencia:
19 Luis Vélez de Guevara, El diablo cojuelo, ed. Francisco Rodríguez Marín, Madrid, Espasa-
Calpe, 19 (...)
Se llamó de la Heria y pendón verde una sublevación popular que ocurrió en Sevilla por los
años de 1521, porque los amotinados, en su mayoría gente avalentada del Barrio de la Heria o
Feria, para llevar alguna insignia o bandera, sacaron de la inmediata Iglesia parroquial de
Omnium Sanctorum un estandarte verde cogido a los moros, que por trofeo estaba colgado en
la capilla de Jesús Nazareno. La gente de la Heria tenía merecida fama de ahigadada y
pendenciera, por lo cual en la Jorn. I de El Rufián dichoso, de Cervantes, una mujer alaba a
Lugo diciendo: «¿Hay más que ver que le dan / parias los más arrogantes, / de la Heria los
matantes, / los bravos de San Román?». Y desde aquel motín de 1521, para nombrar gente del
bronce y arrufianada, fuera o no de Sevilla y del dicho barrio, se la llamó, tal cual vez gente de
la Feria y pendón verde19.
su dulzura sobrehumana.
la linda gitana,
a la dana dina
29Esta distinción permite combates musicales entre las fuerzas del bien y los personajes
diabólicos como ocurre, por ejemplo, en El Peregrino. En este auto sacramental, el Hombre
inicia su camino también hacia el cielo, quedándose dormido ante una bifurcación de su
trayecto: es el tópico del bivium con dos sendas que llevan, la una a la salvación, y la otra a la
condenación eterna. En esa disyuntiva, aparecen dos carros desde los que se anima al
peregrino a seguir su senda:
De los dos carros se descolgarán dos escalas, como puentes levadizas. La una será ancha, llena
de flores y yerbas y galas; y arriba habrá música y una boca de infierno. La otra escala será muy
angosta y llena de zarzas, abrojos y espinas, cruces, calaveras, etc. Y arriba, música y un cielo
(v. 108 acot.).
30E inmediatamente, se produce el combate musical, sonando distintas músicas en los dos
carros:
Y es subirlos a la horca,
Responden.
20 Pedro Calderón de la Barca, «Prólogo que don Pedro Calderón hizo cuando imprimió el
primer tomo d (...)
21 Ver por ejemplo, «El Fénix de amor», op. cit., v. 1066 y ss.; 1133 acot.; «El hombre
encantado. A (...)
22 Ver «La amistad en el peligro», op. cit.,v. 127 y ss.: «¿A la corte de esa suerte? / Necio para
a (...)
23 Con muchas variantes; el demonio comunero, tan usado en Calderón, aparece en «El fénix
de amor», (...)
24 Elemento que analiza Ricardo Arias, «Las lágrimas en el teatro de Valdivielso (1565-1638)»,
Ibero (...)
25 Ver «El fénix de amor», op. cit., v. 416 y ss. El ejemplo calderoniano es El pleito
matrimonial, (...)
32El lector de todos los autos sacramentales encuentra pasajes comunes, pasos parecidos en
distintos autores. Y esto se debe a los tópicos y los lugares comunes que aparecen en este tipo
de obras. En Valdivielso ya encontramos algunas microestructuras que aparecerán mucho más
desarrolladas en Calderón, pero que no faltan tampoco en otros autores. Voy a analizar
solamente aquí la descripción de las naves de la Iglesia y las naves diabólicas, pero
encontramos más elementos comunes en este mundo sacramental que podríamos analizar y
en los que no puedo detenerme porque superaríamos los límites de este artículo: la hidra
apocalíptica (sobre la que aparece montada la Culpa o el demonio u otro personaje
demoníaco21); la descripción de la Jerusalén celestial22, la rebelión del demonio23, las
lágrimas del arrepentido24, la disputa del alma y el cuerpo25…
26 Ver, por ejemplo, Salmos, 17, 17: «Misit de summo, et accepit me; / et assumpsit me de
aquis mult (...)
27 Ver Arellano, Estructuras dramáticas y alegóricas en los autos de Calderón, op. cit., p. 160-
164, (...)
33La nave de la Iglesia es símbolo muy frecuente en la tradición católica y cuyo simbolismo
arranca de las dos imágenes bíblicas de la Iglesia como arca de Noé y barca de san Pedro y
reforzada por el símbolo de las aguas como imagen de las tribulaciones y penalidades de la
vida humana26. Naves de la Iglesia aparecen en El socorro general, El laberinto del mundo,
Amar y ser amado y divina Filotea o La Iglesia sitiada, entre otros autos sacramentales de
Calderón27. En el teatro de Valdivielso encontramos naves de la Iglesia en Los cautivos libres y
en La amistad en el peligro. La cita de este último auto es bien significativa:
en la fletada galera.
y en la cámara de popa
Por su seguridad
Es la verdad la crujía;
cómitre la diligencia.
34A diferencia de esta nave celestial, aparece en este tipo de obras la nave diabólica, que en
Calderón será una nave negra (en contraste con el blanco que simboliza la pureza de la Iglesia)
capitaneada por las fuerzas del mal. En el mismo auto de Valdivielso, La amistad en el peligro,
aparece la nave diabólica del deleite:
va lloroso, a la ligera,
el triste arrepentimiento
El deseo es el piloto
su patrón es la mentira;
su capitán la pobreza.
mudaron naturaleza.
El árbol es el de Adán
y siempre hambrienta,
En la cámara de popa,
A la galera de gracia,
28 Por ejemplo, Calderón, El divino Orfeo, ed. José Enrique Duarte, Kassel, Reichenberger,
1999, v. (...)
35Es evidente que hay un intento del escritor toledano de crear un contraste entre estas dos
naves, aunque la nave del mal ha de experimentar en su evolución al teatro calderoniano
algunos cambios. Valdivielso describe una nave infernal de «coral, nácar y perlas», mientras
que las naves demoníacas calderonianas son caracterizadas con el color negro28. A pesar de
esto, ya observamos este tópico plenamente formado.
Conclusiones