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3° Medio
La Crisis de 1982
Este año se desata en el país una crisis de mayor gravedad que la que se experimentó en 1929.
Entre las razones de ella se encuentran el excesivo endeudamiento externo, el desempleo
estructural y la decadencia de las exportaciones; a ello se suma la situación internacional donde la
guerra entre Irán e Irak provocan un problema con los precios del petróleo. El sistema financiero
internacional por su parte subió los intereses de los préstamos y redujo su oferta. Por lo tanto, el
encarecimiento del crédito y de las materias primas como el petróleo, actúan sobre la economía
chilena que por años estaba financiando el crédito con préstamos externos. La deuda externa
chilena se triplicó entre 1977 y 1983 y, en ese contexto, subió la tasa de interés de los EE UU
siendo uno de los efectos el anuncio de México del “cese de pagos”, que ponía en evidencia las
dificultades de Latinoamérica de atender al servicio de la deuda.
Deuda subordinada: en 1982 tras perder el 30% de las reservas internacionales, la brusca
devaluación del peso, la contracción del producto nacional, y la disminución de los créditos externos,
los sectores productivo y financiero se vieron incapaces de responder a sus compromisos crediticios, lo
que transformó el problema de la deuda en la más profunda amenaza al sistema económico nacional.
Esta situación llevó al gobierno a una profunda intervención para rescatar a la banca, ya que por
medio del Banco Central otorgó créditos que dieron liquidez a los bancos comerciales, permitiendo la
continuidad de su funcionamiento. Esto se tradujo en la compra, por parte del Banco Central, de la
cartera de deuda mala de los bancos, condonando deudas, multas e intereses vencidos, lo que
provocó un enorme costo para este banco y para todo el país, que debió asumir la irresponsabilidad
del sistema financiero.
La reactivación económica.
El desequilibrio financiero en América Latina generado por la recesión mundial que significó, en el
caso de muchos países, que no pudieran seguir pagando la deuda, obligó a la región a solicitar
ayuda a las entidades financieras multinacionales, el Banco Mundial, el Fondo Monetario
Internacional y el Banco Interamericano de Desarrollo. Las exigencias a cambio de ese apoyo
fueron duras medidas estabilizadoras que se tradujeron en la reducción del déficit fiscal a través
de privatizaciones, reducción de la deuda externa y expansión de las exportaciones. Chile que
había iniciado el camino propuesto, aplicó medidas de modo más gradual que, de todos modos,
implicaron considerables costos sociales. En la economía nacional, la crisis de 1982 había
interrumpido el modelo privatizador, incluso volviendo algunas empresas a control estatal (área
rara de la economía), sin embargo, luego de la crisis, el impulso privatizador se retomó por
diversos medios, a saber: subastas cerradas a grandes grupos económicos, aplicación del
capitalismo popular o transacciones en la bolsa de comercio.
Privatización y Emprendimiento
El “capitalismo popular” ha logrado integrar a 2.900.000 trabajadores del país a la propiedad
de las empresas que están contempladas en el programa de privatización. Si bien el
trabajador no se convierte directamente en capitalista popular, indirectamente se transforma
en propietario de una parte del capital y recibe los beneficios del crecimiento y de las
utilidades que experimentan estas empresas (…) De esta forma se ha logrado alcanzar un
mayor consenso entre las personas en cuanto a las ventajas de una sistema económico
basado en la libertad de emprender y en el derecho a la propiedad privada.
Valenzuela, Mario. “Reprivatización y capitalismo popular en Chile”, en Estudios públicos n° 33,1989. (Fragmento)
Pese a la crisis, el sector exportador se benefició con los estímulos aplicados por el gobierno
militar; las materias primas como el cobre, los productos forestales, los productos agrícolas y la
pesca fueron los rubros más exitosos.
Ayudó a este auge un escenario internacional favorable a las exportaciones, como es el caso de
que se haya mantenido alto el tipo de cambio desde 1987, lo que produjo grandes ganancias a los
exportadores de materias primas nacionales.
La reorientación de rol del Estado desde 1973 produjo la aplicación del rol subsidiario de este. El
modelo neoliberal, señalaba que la educación, la salud, la vivienda y el sistema de pensiones,
entre otros, obedecían a las leyes del mercado y el Estado debía llevar su acción a los sectores
más vulnerables. En virtud de ello, las políticas sociales expresaron la subsidiaridad del Estado y
la entrega de recursos a quienes sus escasos ingresos no les permitían el acceso a bienes básicos.
Se complementan los subsidios con programas sociales de emergencia en los períodos de crisis. El
sistema también comprendió el traspaso de servicios básicos a las municipalidades y la
incorporación de privados en servicios de salud, previsión social y educación. Otros aspectos
vinculados a este tema fueron el cambio de la legislación laboral y el Código del Trabajo y la
subvención por alumno como parte de un subsidio a la demanda, todo lo cual cambió
substancialmente lo obrado en este sentido desde los gobiernos radicales.