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Economía de La Salud en Colombia
Economía de La Salud en Colombia
Los resultados de la expansión de los recursos y los servicios fueron socialmente muy
progresivos. Fabio Sánchez, investigador del CEDE de la Universidad de los Andes, ha
demostrado en una investigación reciente que los grupos más pobres de la población se
beneficiaron más que proporcionalmente de los recursos públicos. Las transferencias de
recursos públicos en servicios de salud hacia el 40% más pobre de la población,
aumentaron en un 290%, mientras que las dirigidas a la clase alta disminuyeron en un
80%.
Esta perspectiva contrasta con la situación financiera que aparentemente presenta hoy en
día el sistema. En su conjunto, las empresas promotoras de salud presentan pérdidas
crecientes, que llegaron el año anterior casi al billón de pesos. Además el flujo global de
fondos de las EPS ha sido bastante pobre, toda vez que la construcción de activos ha
sido casi nula, los pasivos han aumentado más de un billón de pesos y se ha destruido
notoriamente el patrimonio del sistema .
Sin embargo, las cifras globales conducen a una visión equívoca del sistema, pues
esconden en realidad una gran divergencia entre los componentes público y privado del
mismo. Más que del conjunto del sistema, las pérdidas son de las EPS públicas. Como se
observa en la gráfico No.3 las EPS privadas tuvieron pérdidas en sus primeros tres años
de operación, pero los datos del primer semestre indican que l999 será el primer año de
equilibrio financiero para ellas, e incluso es posible que obtengan resultados financieros
positivos. Esto contrasta marcadamente con las EPS públicas cuyas ganancias iniciales
se han evaporado y convertido en pérdidas crecientes que amenazan con la destrucción
del patrimonio. Para este año, las pérdidas de las EPS públicas se acercarán a los 600 mil
millones de pesos; el valor de los activos disminuirá en términos absolutos, los pasivos
aumentarán en 700 mil millones de pesos y, lo más grave, se observará una destrucción
de patrimonio de casi un billón de pesos.
En contraste con el deterioro de las EPS públicas, las EPS privadas, aún en medio de la
contracción de la economía del último año, han aumentado sus afiliados en más de un
millón de personas y hoy se encuentran muy próximas a alcanzar el 50% de los afiliados a
la seguridad social. Pero su progreso no ha sido solamente cuantitativo. Por mi
experiencia en más de 17 países de América Latina en los últimos 5 años puedo afirmar,
sin lugar a dudas, que muchas de las nuevas EPS tienen las innovaciones empresariales
y de prestación de servicios más avanzadas de América Latina.
Los proveedores de servicios, las IPS, tienen una situación más complicada. Gran parte
del crecimiento de las nuevas organizaciones prestadoras se logró sobre las expectativas
de contratación y pago de las entidades públicas: el Seguro Social, Cajanal y Caprecom,
así como de las Secretarías Territoriales de Salud. De hecho, en el último año del
gobierno anterior todas estas entidades públicas aumentaron su contratación por encima
de sus posibilidades financieras. El fracaso más visible lo registró el ISS con sus famosas
planillas, que ha demostrado ser el peor sistema de compra y pago de servicios de salud.
En su con junto, estas entidades públicas generaron una deuda con las IPS por una cifra
mayor a los 500.000 millones, que resulta similar a la estimada por la Asociación
Colombiana de Hospitales y Clínicas.
Dicho deterioro financiero ha afectado enormemente a las empresas. En los últimos dos
años se ha presentando un desplome en las ganancias en todo el país, y una pérdida del
capital de trabajo. Analizando los balances de las 5000 empresas más grandes del país,
se observa cómo sólo el 5% de ellas está creando valor (260 empresas) mientras que el
otro 95% está perdiendo plata en sus operaciones o en su financiamiento ( 2967
empresas de las 5000, que representan el 59% del total, presentan pérdidas netas), o
producen ganancias nominales por debajo del costo de oportunidad del capital.
La situación es tan compleja que para las empresas ?nás grandes registradas en los
mercados de valores' los días de cartera se han disparado a tal punto que el promedio ya
sobrepasó los 250 días . De hecho, entre junio de 1998 y junio de 1999, el capital de
trabajo del conjunto del sector privado se redujo en cerca de 6 billones de pesos. Si se
tiene en cuenta que la salud es hoy casi un 10% de la economía, no es entonces tan
inexplicable el aumento de cartera los hospitales.
Entender la situación financiera de las entidades de salud implica analizar el retorno que
tienen sobre sus activos; hacer una comparación frente a las empresas promedio de la
economía; estudiar los márgenes operativos, la rotación de los activos, etc.
Comparada con una empresa media de la economía, una clínica privada promedio vende
la mitad, triplica las ganancias operativas y registra las mismas utilidades netas.
¿A qué se deben, entonces, y en relación con el resto de la economía en un período casi
depresivo, los resultados insatisfactorios de las empresas de servicios de salud? La
respuesta es si?nple: Las entidades de salud adoptaron una estructura financiera con muy
alta deuda y muy poco patrimonio, que resultó muy frágil ante el actual entorno. Además,
los positivos resultados operativos no se manifestaron finalmente en ganancias, pues el
gasto administrativo tanto en las clínicas como en las EPS es muchísimo más elevado
que en el conjunto empresarial del país.
El contraste de las empresas de salud con las del resto de la economía puede resultar
interesante en relación a su Retorno sobre Activos (conocido en la jerga financiera como
ROA). Las empresas de salud, en promedio, tienen un ROA similar al del promedio de la
economía, pero lo logran con una mayor rotación de activos y un menor margen sobre
ventas. Con el proceso de expansión de coberturas, la salud dejó de ser el negocio de
alto margen y poca rotación que fue hasta los años 70, para convertirse en un negocio de
alta rotación de activos con un bajo margen operativo. Como puede deducirse claramente
éste es un cambio estructural.
Este tipo de negocios resulta fuertemente golpeado en una crisis como la actual. Un
negocio con alta rotación y poco margen requiere mucha liquidez y es muy sensible al
deterioro del crédito y del sistema de pagos. En el caso de las empresas promotoras, ello
se debe también al reducido aporte de capital propio. Un negocio de tanta rotación de
activos con tan bajo patrimonio resulta extremadamente vulnerable al tipo de crisis
económica que hoy vive el país.
Por otro lado, hay una profunda crisis global en los sistemas de pago que ha hecho que
los recursos no fluyan y que su costo financiero sea muy elevado.
En tercer lugar tampoco puede perderse la perspectiva y achacarle todos los problemas
de la salud al estado de la economía. Con la crisis se han destapado más claramente los
problemas de gestión institucional, y esto puede explicar las diferencias entre el sector
público y el privado, y así mismo entre las diversas regiones del país.
En el sector público el proceso de transición y adaptación al nuevo sistema ha sido lento y
colmado de injerencias políticas e indefiniciones, ha llevado a que se perpetúen los
problemas de ineficiencia, elevada burocracia y corrupción.
La crisis que atraviesa nuestro sistema de salud es de fondo. Antes que paños de agua
tibia para seguir posponiendo problemas o intentos de volver al pasado, esta crisis exige
un nuevo tipo de decisiones, tanto públicas como de índole institucional empresarial, más
oportunas y más ambiciosas que nunca. Hagamos una breve visita a las que considero
más importante.
a. Soluciones empresariales
Este tipo de soluciones se pueden agrupar en dos tipos, las relacionadas con agregar
valor y aquellas relacionadas con lograr una mayor consolidación institucional.
El país incrementó la cantidad de recursos que se destinan a salud. Los servicios de salud
aumentaron más o menos en la misma proporción que aumentaron los recursos,
indicando que, en el agregado, hubo poco aumento de productividad. O que los aumentos
de productividad de unos fueron compensados por los aumentos de corrupción e
ineficiencia de otros. En general, creo que no fue un quinquenio que la historia vaya a
destacar por la eficacia de su control de costos.
El sector público tiene que resolver de una vez por todas, y las herramientas están
claramente dadas por las leyes vigentes, el problema de gobernabilidad de sus
instituciones. Sin resolver el problema del pasivo prestacional, que el generoso gobierno
anterior multiplicó en más de un billón de pesos, los conflictos de supervivencia de los
hospitales no se resolverán. Y también debe deshacerse, de una vez por todas, de la
ilusión de seguir expandiendo sus EPS públicas: las más débiles deben liquidarse cuanto
antes, y el ISS redimensionarse para hacerse viable. Los sistemas de pago de los
recursos públicos tienen que volverse más ágiles y transparentes.
Pero las empresas que sobrevivan, sean públicas o privadas, también deberán acelerar
su relacionamiento estratégico con el conjunto del sistema. Después de cinco años de
experimentación y aprendizaje, ya es época de impulsar las formas de contratación y
pago que han resultado más simples, equitativas y, sobre todo, estimuladoras de la
productividad. El pago por actividad cumplió pobremente su papel y debe ser superado.
La consolidación institucional también estará a la orden del día en los próximos tres años.
El sistema no puede seguir presa del enanismo que vimos en los primeros años. Deberá
haber menos EPS pero más grandes y mucho más eficientes. Y optimizar su forma de
relacionamiento con los prestadores. El sistema esporádico asociado con los pagos por
actividad deberá dar paso a sistemas más integrados en la prestación de servicios (el
panel cerrado o semicerrado ha resultado más viable que el esquema de separación
forzada de aseguramiento y prestación), o a la nueva generación de alianzas entre las
EPS y sus prestadores, o entre grupos de prestadores para dinamizar la calidad en la
prestación de servicios. Colectividades de negocio permitirán superar las ineficiencias
individuales que la fragmentación permite hoy.
b. Soluciones globales
Por otro lado, ha buscado mediante los proyectos de Ley 032 y 033 adicionar recursos por
$210.000 millones para los grandes hospitales públicos, provenientes de los recursos del
Fosyga de la seguridad social. En suma, el lineamiento parecería dar prioridad a financiar
los sobrecostos de los entes públicos a costa de paralizar la expansión de la cobertura de
seguridad social a los más pobres. Para rematar, la ambigüedad en la orientación del
recientemente aprobado Plan de Desarrollo está teniendo graves costos para la
expansión del sistema privado, pues cuestiona todos sus fundamentos para ser revisados
sobre bases aún no conocidas. Esta ambigüedad y contradicción de la política de salud
podría agravar la crisis estructural, si no se actúa a tiempo. Estoy convencido de que
afortunadamente la Corte Constitucional "tumbará" el Plan de Desarrollo por sus vicios de
procedimiento.
No es i?nposible ver cuáles deberían ser las grandes líneas de acción para encarar la
solución del nuevo problema que hoy enfrenta la salud. Se debe dar una orientación
estratégica más clara de continuidad a un proceso en marcha, para buscar más eficiencia
y equidad. Es indispensable acelerar la transformación del funcionamiento de los
hospitales públicos y liquidar la mayoría de las EPS públicas, que son claramente
insostenibles, para consolidar el sistema alternativa, que ha mostrado capacidad de hacer
mejor las cosas y de llegar con más eficacia a los más pobres. Y se debería dejar de
apadrinar el ataque al sistema subsidiado, aparentemente promovido por quienes han
perdido los privilegios del viejo sistema. Eliminar el siste?na subsidiado, que ha dado
servicios nuevos a más de 8 millones de personas verdaderamente pobres, sería
sacrificar el principal logro social del país en las últi?nas décadas.
Más que seguir clamando por recursos de presupuesto público que no existen, habría que
aplicar la imaginación y utilizar el mercado de capitales para resolver la iliquidez e
insuficiencia patrimonial de las entidades. Hay muchas posibilidades. ,Por qué no
desarrollar incentivos dirigidos a la capitalización del sistema de las EPS y clínicas
privadas, del Seguro Social y los hospitales públicos—y a la conformación de alianzas
para resolver sus problemas estructurales de fragilidad financiera? ,Por qué no pagar los
pasivos prestacionales de los hospitales con acciones de las entidades, alineando los
incentivos de los trabajadores con un manejo más eficiente?, Qué tal desarrollar un
seguro privado de liquidez para desatascar los flujos de pagos del siste?na? ¿Por qué no
incluir a las empresas de salud en los créditos externos de reestructuración financiera y
capitalización empresarial de la banca multilateral? ¿O utilizar recursos de la emergencia
social del acuerdo con el FMI para extender la seguridad de los pobres y no la de los
burócratas?
Estos dos próximos años van a resultar claves para que con imaginación y sentido de
responsabilidad social logremos una segunda oleada de iniciativas de progreso en salud
para construir un siste?na del cual todos estemos verdadera?nente orgullosos.
CONCLUSIONES
Para terminar vale la pena afirmar que los problemas actuales por los que atraviesa el
sector salud, son un reflejo de la situación del país y están claramente influenciados por
ella.
En un país que destina casi el cuatro por ciento de su producto interno bruto
al conflicto, la cifra más alta de América Latina en 2009, la formación de
especialistas no es una prioridad económica ni educativa. El vacío fundamental
que conlleva a todas las quejas de los usuarios y del personal asistencial como los
cortos tiempos de consulta, los tiempos de espera para las citas, el mal pago y el
abuso de algunas cooperativas de trabajo asociado, son consecuencia de un
vacío fundamental en la legislación: la autonomía de las EPS y la pobre
fiscalización de los entes de control estatal sobre estas.
Al final son los pacientes los que pagan. La desviación de dineros, principalmente
en el régimen subsidiado, ha llevado a que algunos hospitales dejen de atender a
los usuarios. Y, ¿qué otra opción habría? Los hospitales son tiendas que están
constantemente “fiándole” a sus clientes (las EPS subsidiadas en este caso) y, si
esto sigue así, pasarán de no venderle a ciertos clientes a terminar saliendo del
mercado.