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Participación ciudadana: Un acercamiento a lo político desde

nuestros smartphones.

En la antigüedad, toda forma de construcción urbana se materializaba de la siguiente forma: Muros


para proteger a sus habitantes de amenazas externas y una plaza, el espacio público en donde se
llevaba acabo la vida política.

En nuestra sociedad moderna ya no vemos esas figuras tan distintivas que caracterizaban a los
grandes imperios de la antigüedad, los muros de piedra y ladrillo se transformaron en muros de bits
y datos caché, es decir, se digitalizaron en Facebook, Twitter e Instagram. Da la particularidad que
las plazas aun existen, pero pareciera ser que la discusión de asuntos públicos ya no son el interés
de la gente que va apresurada con sus bolsas reutilizables de Falabella y sus mugs de Starbucks. Al
parecer la plaza también se transformó en una plataforma virtual como las antes mencionadas.

¿Qué estás pensando? Nos pregunta Facebook cada mañana, nos invita a expresar nuestras ideas,
pensar, opinar y compartir nuestras emociones, una suerte de enunciar lo que acontece en lo
privado (en nosotros, en nuestras vidas), en lo público (internet). La diferencia como
mencionábamos anteriormente radica en cómo y dónde ejecutamos el acto de expresarnos frente
al resto, si lo hacemos en las calles de nuestra ciudad o en nuestro perfil de Facebook, cualquiera
sea el caso, ambas circunstancias son potenciales en cuanto a la posibilidad de masificar una idea o
de generar un movimiento social, como Friday for Future1 o #ElijoSerTestigo2. Sin embargo, esta
potencialidad muchas veces es victima de un mal uso por parte de sus usuarios, como el uso de
compartir material virtual indebido, ciber acoso, ciber bullying, etc.

Si bien en la antigüedad no existían estas redes sociales como Facebook, Instagram ni sus ejércitos
de influencers, la masificación de ideas comenzaba en el espacio público (en la plaza de la ciudad),
donde las personas y sus gobernantes concurrían para debatir sobre los problemas que les
afectaban y por el interés de resolverlos de la manera más apropiada posible. Este tipo de
ordenamiento que nos une con nuestros antepasados, de expresar lo que pensamos, la capacidad
de visualizar lo que está mal, de querer generar un cambio a través de una idea, de buscar algo que
nos beneficie a todos y todas, no es nada más y nada menos que un acto político.

Seguramente hemos escuchado una infinidad de veces esta palabra, incluso puede que nos suene
como algo aburrido, algo que tiene que ver con el presidente, senadores, diputados, corrupción o
simplemente un tema de conversación que concierne exclusivamente a la gente adulta. Puede que
mucho de lo anterior sea cierto (sobre todo que muchas veces es aburrida), pero, ¿qué pasaría si
lograremos entenderla de una forma distinta?, como una actividad que va desde utilizar un hashtag

1
Movimiento estudiantil internacional por la lucha contra el cambio climático, calentamiento global y
protección del medioambiente.
2
Campaña nacional de redes sociales contra el bullying.
en Instagram o votar por un centro de alumnos en tu colegio. Antes que todo debemos ser
enfáticos en definir qué es política o al menos qué entendemos de ella.

La palabra política viene del griego polis (ciudad), también proviene de la palabra politeia, la
cual hace referencia al Estado o a un poder que rige dentro de una sociedad. Política, en el
sentido mas próximo a nuestro lenguaje significaría el arte de gobernar y dirigir la
sociedad, de utilizar nuestras capacidades para tratar asuntos públicos en búsqueda de un
bien común.

Cabe destacar que esta definición de política no solo hace referencia a la toma de decisiones de
un/a gobernante, o de votar en las urnas por un/a presidente cada 4 años. Lo político en cuanto a lo
participativo no se puede limitar únicamente al poder del gobierno, sino que debe desarrollarse
desde un carácter que integre y abarque todo el entramado de nuestra sociedad, desde nuestros
colegios, hogares, familia y decisiones personales.

Por ejemplo, si observamos que en nuestro colegio no tenemos una rampla de acceso para
personas que están situación de discapacidad, en silla de ruedas, es nuestro deber comprender que
eso está mal, que aquellas personas también tienen el derecho de acceder a nuestro
establecimiento con la misma facilidad con la que nosotros/as ingresamos. Cuando somos capaces
de ver que algo está mal, que es injusto, y utilizamos nuestro propio poder de acción para
cambiarlo, puede resultar ser un acto mucho más valioso que las decisiones que toman nuestros
gobernantes en el congreso. De eso se trata lo político, de nuestra opinión, participación y
organización.

Recuerda que ahora tenemos muchas más facilidades que las civilizaciones antiguas para decir lo
que pensamos y defender una idea, por tanto, la responsabilidad de darle un buen uso a nuestras
plataformas virtuales es fundamental para construir una sociedad mas politizada, justa, tolerante
y que reconozca nuestra libertad de expresión. Los cambios muchas veces dependerán de
nosotros/as, así que es momento de desprivatizar la política y reconocerla como parte importante
de nuestra vida.

Y tú, ¿has aprovechado alguna vez tu Facebook o Instagram para decir que algo es injusto?

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