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Zona Norte
Zona Norte
En el desierto de Atacama, desde el río Loa hasta Copiapó, se desarrolló un proceso cultural
de gran importancia. A unos diez kilómetros al noreste de San Pedro de Atacama, se han
encontrado vestigios de civilización humana de una antigüedad que fluctúa entre los 12 mil y
los 10 mil años, existiendo allí testimonios arqueológicos, como cuchillos y puntas de
proyectiles.
Los atacameños eran grupos de cazadores y recolectores que caminando por el altiplano
descubrieron la Puna de Atacama, estos habitantes domesticaron este territorio
estableciendo alejados enclaves andinos y en algunas caletas del Pacífico. Eran
esencialmente nómades y de gran movilidad social, son los genuinos pobladores del desierto
que sobrevivieron gracias a su estrategia de vida en movimiento entre pequeñas aldeas y
estancias de pastoreo que junto a sus labores de ganaderas, agrícolas, mineras y artesanales,
instauraron una economía basada en el tráfico caravanero de bienes de intercambio con los
pueblos circundante a la puna de Atacama.
El período agroalfarero de la cultura atacameña distingue tres momentos:
1.- El primero de ellos se sitúa entre los años 400 y 900 de la era cristiana, y se caracteriza
por una alfarería roja pulida, por cántaros antropomorfos (con formas de hombre) y el uso de
adornos y vasos de oro.
2.- El segundo, entre los años 900 y 1.200 de nuestra era, muestra el empleo de una alfarería
negra pulida, la influencia de la cultura peruana Tiahuanaco o Tiwanaku, el empleo de las
tabletas para aspirar alucinógenos, con figuras esculpidas de hombres, cóndores y felinos, y el
uso del tambetá o adorno labial.
3.- El tercer período, comprendido entre los años 1.200 y 1.500, recibe la influencia de la
civilización incaica y deja como exponente la construcción de fortalezas o pukarás de piedra
rodeadas de murallas con angostas calles y apretadas habitaciones.
La decoración de su alfarería y los dibujos de los petroglifos confirman que los atacameños
poseían una cultura con una elevada sensibilidad estética.
El pueblo de los atacameños utilizó importantes técnicas para el desarrollo agrícola,
destacándose el regadío artificial mediante un sistema de canales que suplían la falta de
lluvias, y las terrazas o andenes que permitían un óptimo aprovechamiento del agua.
Cultivaron el maíz, la papa, los frijoles, la calabaza y una especie de tabaco. En la ganadería,
domesticaron a la llama y la alpaca, para utilizarlas en la producción de lana y como medio de
transporte. La llama, como animal de carga, les permitió hacer largos viajes, para cambiar
productos como pescado, guano y hojas de coca.
Aunque se sabe muy poco respecto de su espiritualidad, se piensa que fueron creyentes en
una vida futura, debido a la manera en como disponían los entierros con armas, vestidos y
objetos de uso cotidiano.
Tenían un idioma propio llamado kunza, del cual hoy apenas subsisten palabras aisladas.
Alucinógenos
La inhalación de sustancias alucinógenas fue muy habitual entre los indígenas de América. En
San Pedro de Atacama esta práctica era realizada principalmente por los chamanes con fines
mágico-religiosos y curativos. Al parecer, la gran popularidad del complejo alucinógeno en
este lugar se debió a la influencia de la cultura Tiwanaku recibida entre los años 300 al 1.000
después de Cristo.
Situacion actual
El patrón de integración regional Atacameño, tendrá relación con la vida rural de los pequeños
productores. Alrededor de 1930, los pobladores de Atacama se ocupaban en actividades
agrarias, arriería, crianza de animales, etc. Con la intensa, incorporación de elementos
occidentales, la población indígena experimentó un intenso proceso de cambios culturales y
sociales.
En materia de legislación, no existió una preocupación por lo indígena, fundamentalmente de
sus comunidades, recursos naturales y abastecimientos de agua.
Entre las diversas demandas Atacameña, se encuentran algunas relacionadas con la
constitución y saneamiento de las tierras reivindicadas por las comunidades indígenas, bajo
un criterio de coherencia territorial, reconocimiento y resguardo del territorio patrimonial
Atacameño, evitar el otorgamiento de las tierras a terceros, reconocimiento, respeto y
protección de la cultura
En Chile se estima que al año 1540 habrían habitado unos 5.500 aymaras distribuidos entre el
río Lluta y el río Loa. Hoy en día, existen comunidades aymaras en Bolivia, sur de Perú, norte
de Argentina y Chile.
Este pueblo se caracterizó por la fabricación de balsas de cuero de lobo que utilizaban para
uso propio y para intercambiarla por otros productos. Esta embarcación se construía de cuero
de lobo marino, cuya piel era ablandada en agua dulce; luego se cosía y se recubría con
aceite del mismo animal, dejando una pequeña abertura para introducir una caña que permitía
inflarla. Sobre los flotadores se incorporaba una plataforma de madera que podía transportar
de uno a cuatro navegantes. El desplazamiento se lograba mediante el uso de un remo de
doble pala. Para pescar los changos usaban un arpón de hueso a cuyo extremo amarraban un
cordel de cuero. Además, hicieron uso de redes que ellos mismos tejían con fibras vegetales o
intestinos de animales marinos.
Respecto de su organización, se puede decir que los changos se agrupaban en familias
pequeñas con asentamientos dispersos, que reconocían como su territorio un sector de la
costa que contara con agua dulce para beber.
Su vivienda la construían con estacas de madera o costillas de ballena cubiertas con cuero de
lobo y algas marinas. En el interior, las familias se acostaban sobre algas secas o cueros de
camélidos.
Sus creencias religiosas fueron bastante escasas, pero se contaba entre ellas el culto a los
muertos, pues los enterraban acompañados de herramientas y otros objetos.
Los Colla o Kolla
Poblaron la zona de la Cordillera de Atacama. Las primeras familias Colla comienzan a migrar
a estos territorios desde el noroeste argentino y desde el sur de la puna atacameña, sus
principales actividades económicas se sustentan en la ganadería y cultivos en pequeña
escala.
Los Colla llegaron en la segunda mitad del siglo XIX y poblaron la zona de la Cordillera de
Atacama. Las primeras familias Colla comienzan a migrar a estos territorios desde el noroeste
argentino y desde el sur de la puna atacameña, sus principales actividades económicas se
sustentan en la ganadería y cultivos en pequeña escala.
La familia Colla es la contenedora de todas las actividades productivas, sociales, políticas y
rituales. La denominación Colla fue utilizada para identificar a los indígenas que habitaban las
quebradas y el extremo meridional de la puna del norte chileno, del noroeste argentino y
del sur de Bolivia, a los habitantes de las zonas de pastoreo, dedicados a las actividades
ganaderas y la trashumancia en extensos recorridos.
Los sitios rituales y sagrados Colla son frecuentados por las comunidades en su circuito
trashumante, algunos de ellos ocupados desde larga data. El Pueblo Colla se compone de
nueve comunidades que habitan en la cordillera, ubicados en las comunas de Copiapó, Tierra
Amarilla y Diego de Almagro.
Una segunda área de poblamiento Colla son las Quebradas Paipote, San Andrés y San
Miguel como terrenos de invernada complementadas por los campos de pastoreo de El Patón
y Llano del Leoncito en la cuenca alta del río Figueroa, más la quebrada y el Salar de
Maricunga que actúan de veranadas. En la primera área de poblamiento, los Colla comienzan
a ocupar extensos territorios de pastoreo en el sector Puneño y quebradas, teniendo su
principal asentamiento el sector Agua Dulce, lugar cercano a la quebrada Pastos Cerrados o
Quebrada Jardín. Las familias Colla provenientes del noroeste argentino que recorren estos
parajes son los Ramos, Villanueva, Quispe, Jerónimo, Marcial y Julio. Durante la década de
los ?40, el poblamiento indígena de las quebradas y la puna en Potrerillos comenzó a ser
afectado por la acción de la fundición minera de Potrerillos que contaminará los pastos
provocando el éxodo de las familias Colla.
A la llegada de los Colla, las tierras de la Hacienda Potreros, se encontraba abandonada, sin
actividad agrícola y ganadera, sólo albergaban en su seno algunas minas, las tierras de la
gran hacienda estaban ocupadas por los Colla y por algunas familias de pastores que
provenían del pueblo de indios de San Fernando, ubicado entre la ciudad de Copiapó y la
junta de la quebrada de Paipote, lugar donde en la actualidad se encuentra el poblado
Estación Paipote. De allí, que las quebradas y la puna de la cordillera constituyeron espacios
de encuentros entre Colla del noroeste argentino, algunos pastores de los pueblos de indios,
pirquineros eventuales y arrieros.
Potreros, permitió por varias décadas la ocupación tranquila e interrumpida de los Colla,
cuestión que cambiará una vez iniciado el siglo XX, al ser arrendados los terrenos por la
familia Cousiño que le disputará el dominio y ocupación de la hacienda. Ambos factores, la
disputa territorial y la contaminación de los suelos, provocaron la emigración de algunas
familias a la Argentina, otras familias se enrolarán en el trabajo minero, para luego volver a las
actividades ganaderas y mantenerse en los territorios que habitan desde décadas.
En Potrerillos, desde 1894 operaba la Compañía Minera de Potrerillos con pequeñas
explotaciones mineras con métodos manuales y antiguos, la instalación de la mina de
Potrerillos provocó la huída de las familias Colla, desplazándolos en 1922 hacia territorios
ubicados al norte y sur de la quebrada Jardín
Desde 1950 a 1973, las familias Colla de Potrerillos se abocaron al trabajo ganadero, agrícola,
combinando el pastoreo con el trabajo minero, mientras otras familias se quedaron en el
circuito trashumante entre las aguadas de invernada cercanas a Potrerillos, El Salvador y los
campos de veranada de Pedernales y Cerro Blanco, ocupando también las tierras de la
quebrada de Agua Dulce y de la Quebrada El Asiento.
El conflicto por la ocupación de las tierras se mantuvo hasta 1957, cuando se logra un acuerdo
en la vega La Guardia, quedando para las familias Colla los terrenos fiscales de la parte
superior del río Jorquera y sus afluentes, no obstante, estas familias siguieron ocupando
materialmente los terrenos, debido a que estos eran parte de las invernadas bajas con buenos
suelos para cultivos y campos de pastoreo.
Situacion actual
Estas restricciones afectaron a todas las familias Colla de la cordillera, desde Potrerillos hasta
río Jorquera, debiendo abocarse casi exclusivamente al trabajo de la ganadería, obligando a
muchos descendientes a migrar para desarrollar trabajos relacionados con la fruticultura en el
valle de Copiapó, como empleados u obreros en ciudades y en faenas mineras, manteniendo
siempre los vínculos con la cordillera. Todo lo anterior, significó un despoblamiento relativo de
los espacios ocupados ancestralmente, debido a que muchas familias migraron obligadamente
a centros mineros, ciudades y pueblos cercanos, en busca de trabajo y educación para sus
hijos, manteniéndose la actividad ganadera por familias que siguieron pastoreando sobre
amplios territorios de las quebradas y la puna.
La Ley Indígena permitió la organización en comunidades, iniciándose un proceso de
organización Colla que agrupó a las familias que se encontraban en la zona cordillerana de
Potrerillos, Quebrada Paipote y Río Jorquera, teniendo como base las relaciones de
parentesco, linajes e incorporación de familias sin tener lazos de consanguinidad. Estos
comprenden los campos de pastoreo, vegas, aguadas, lugares de asentamiento, de
recolección y caza, lugares con recursos mineros, espacios sagrados y rituales que son
comprendidos dentro de un perímetro de cumbres y filos de cerros. La demanda de tierras
representa sólo el 2,93% del total territorial demarcado en 1996.
Las comunidades Colla, enfrentan actualmente disputas por los derechos de aguas con
empresas mineras. Considerando las dificultades para el asentamiento permanente, muchas
familias siguen poblando las quebradas y recorriendo durante el verano la puna en la actividad
ganadera trashumante, demandando el reconocimiento de las tierras para iniciar el re-
poblamiento y el desarrollo seguro de sus actividades económicas.