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La ardilla

(Amado Nervo)
La ardilla corre.
La ardilla vuela.
La ardilla salta
como locuela.
—Mamá, la ardilla
¿no va a la escuela?
—Ven ardillita,
tengo una jaula
que es muy bonita.
—No, yo prefiero,
mi tronco de árbol
y mi agujero.
Poema para trabajar en la clase

Oda al gato
Los animales fueron
imperfectos,
largos de cola, tristes
de cabeza.
Poco a poco se
fueron
componiendo,
haciéndose paisaje
adquiriendo lunares,
gracia, vuelo.
El gato,
sólo el gato
apareció completo
y orgulloso:
nació completamente
terminado,
camina solo y sabe lo
que quiere.
(…)
Sus ojos amarillos
dejaron una sola
ranura
para echar las monedas
de la noche.
Oh pequeño
emperador sin orbe,
conquistador sin
patria,
mínimo tigre de
salón, nupcial
sultán del cielo
(…)
Oh fiera
independiente
de la casa, arrogante
vestigio de la noche,
perezoso, gimnástico
y ajeno,
profundísimo gato,
policía secreta
de las habitaciones,
insignia
de un
desaparecido
terciopelo,
seguramente no hay
enigma
en tu manera,
tal vez no eres
misterio
(…)
Neruda, P. (2012). Oda al gato. En Lectura de
todos los colores. Santiago de Chile: Norma

Se mató un tomate

¡Ay! ¡Qué disparate!


¡Se mató un tomate!
¿Quieren que les cuente?
se arrojó a la fuente

sobre la ensalada
recién preparada.

Su rojo vestido,
todo descosido,

cayó haciendo arrugas


al mar de lechugas.

Su amigo Zapallo
corrió como un rayo

pidiendo de urgencia
por una asistencia.

Vino el doctor Ajo


y remedios trajo.

Llamó a la carrera
a Sal la enfermera.

Después de sacarlo
Quisieron salvarlo,

pero no hubo caso:


¡estaba en pedazos!

Preparó el entierro
la agencia “Los Puerros”.

Y fue mucha gente...


¿Quieren que les cuente?
Llegó muy doliente
Papa, el presidente

del Club de verduras,


para dar lectura

de un “Verso al Tomate”
(otro disparate),

mientras, de perfil,
el gran Perejil

hablaba bajito,
con un Rabanito.

Elsa Isabel Bornemann

( argentina)
EL LAGARTO ESTÁ LLORANDO.
Federico García Lorca ( español)
El lagarto está llorando.
La lagarta está llorando.
El lagarto y la lagarta
con delantalitos blancos.
Han perdido sin querer
su anillo de desposados.
¡Ay, su anillito de plomo,
ay, su anillito plomado!
Un cielo grande y sin gente
monta en su globo a los pájaros.
El sol, capitán redondo,
lleva un chaleco de raso.
¡Miradlos qué viejos son!
¡Qué viejos son los lagartos!
¡Ay cómo lloran y lloran,
¡ay!, ¡ ay!, cómo están llorando!
Se equivocó la paloma

Se equivocó la paloma.
Se equivocaba.
Por ir al norte, fue al sur.
Creyó que el trigo era agua.
Se equivocaba.
Creyó que el mar era el cielo;
que la noche, la mañana.
Se equivocaba.
Que las estrellas, rocío;
que la calor; la nevada.
Se equivocaba.
Que tu falda era tu blusa;
que tu corazón, su casa.
Se equivocaba.
(Ella se durmió en la orilla.
Tú, en la cumbre de una rama.)
Rafael Alberti

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