Está en la página 1de 8

Las Alianzas de la Prehistoria: el Pacto con Adán y la alianza con Noé

La primera vez que el término “alianza” aparece de manera explícita en la Sagrada


Escritura es al final del relato del diluvio. Sin embargo, antes, con Adán1, Dios ya
había realizado una alianza que solo es posible descubrir leyendo entre líneas los
relatos de la creación, pues existe un solo pasaje de la Escritura que habla
explícitamente de este pacto con Adán y se encuentra en el libro del Profeta
Oseas2.

A través de la creación Dios decide, por pura gratuidad, pactar por vez primera
una alianza con el hombre en la persona de Adán. En la Sagrada Escritura
creación y alianza son dos conceptos que están ligados íntimamente, pues la
creación da comienzo a un vínculo de benevolencia entre Dios y las criaturas, pero
sobre todo, ambas proceden de la misma raíz: el amor de Dios3. «Por eso, es
natural afirmar que […] Dios crea con vistas a la alianza; gracias a ella la creación
alcanza su cumplimiento»4. Hablar de esta alianza con Adán no se trata de un
pacto separado, sino más bien se trata de la primera revelación del único pacto
eterno de la gracia de Dios; fue ésta misma gracia la que mantuvo vigente su
alianza con nuestros primeros padres, aun después de su caída, pues con el fin
de que su pacto con ellos pudiese continuar, Dios los vistió con pieles de animales
ofreciendo así el primer sacrificio por ellos que apuntaba a Cristo, que estaba por
venir y en quien se fundaría la única y eterna alianza5.

Sin embargo, la alianza adánica no sería la única alianza existente en la


prehistoria bíblica6. El relato de Gn 9, 8-29, contiene la primera vez en la que de

1
Cf. Gn 1, 26.
2
Cf. Os 6,7.
3
L. PACOMIO, Diccionario Teológico Enciclopédico, 32.
4
Ibidem.
5
Cf. Gn 3,21.
6
R. E. BROWN, Comentario Bíblico San Jerónimo, Tomo I, 56.
forma explícita se menciona el termino alianza. «Esta alianza con Noé, [al igual
que con Adán], no requiere nada por parte del hombre7 (es unilateral), se extiende
a toda la creación (por lo que se hace universal)8 y su signo es un fenómeno
natural: [el arcoíris9]»10, que se convertirá en garante y medio a través del cual
Dios renovará su alianza establecida con Noé.

La Alianza con Abraham

«Con el paso a la época patriarcal, la amplitud de la alianza se reduce de forma


muy significativa»11. Esta alianza no se realiza con los hombres y los seres vivos
como una entidad colectiva sino que con un ser humano, en su categoría
individual: Abrahán. Es decir, «Dios lleva a cabo, a partir de ahora, una selección
que será cada vez más rigurosa hasta el final del Gn».12 Esta alianza podrá ser
renovada única y exclusivamente con los descendientes del patriarca que hayan
sido considerados por Dios como los herederos de las promesas13.
« [Esta aparente] ruptura entre la historia de los orígenes y la historia patriarcal […]
no es tan brutal como parece a primera vista, [pues] el relato de Gn 11,22-31 nos
ofrece como dos genealogías de Abrahán. La primera, en el v. 26, sitúa a Abrahán
en la descendencia de Sem; lo presenta, por tanto, como un miembro de la nueva
humanidad surgida de Noé. La segunda, en los vv. 27s, le sitúa en la descendencia
de Téraj y esboza el principio de selección que desembocará en la elección de
Abrahán y después de Isaac y de Jacob. Beneficiario de la elección divina, Abrahán
inaugura ciertamente una etapa nueva, pero sobre un fondo de universalidad»14.

Abrahán y su familia heredan el rol que alguna vez perteneció a Adán y a Eva. A
su vez, el poseer la tierra de Canaán y la supremacía sobre sus enemigos tiene
su paralelo en el poseer el Edén y tener dominio sobre la naturaleza dado en Gn

7
Cf. Gn 9,8-9.
8
Cf. Gn 9,10.
9
Cf. Gn 9,12-17.
10
R. E. BROWN, Comentario Bíblico San Jerónimo, Tomo I, 82.
11
Ibidem.
12
B. RENAUD, La Alianza en el corazón de la Torá, 12.
13
Cf. Ibidem.
14
Cf. Ibidem.
1,28. En ese sentido la descendencia de Abraham constituye la verdadera
humanidad, y su tierra, el nuevo Edén.

«La historia de Abraham ofrece dos relatos de alianza, cada uno de ellos con
diferencia de vocabularios significativas»15: «uno que describe una visión profética
en la que se promete a Abraham una gran posteridad16, y el otro que se centra en
la promesa de la tierra y en la alianza ritual17»18. Para ambas promesas la
respuesta de Abrahán siempre será la obediencia, obteniendo de Dios el sello de
su alianza: «Aquel día firmó Yahvé una alianza con Abraham…»19; y en el más
profundo de los casos, el signo de la alianza pactada con Yahvé será llevada por
el Patriarca en su propia carne20; Yahvé, a su vez, reiterará la alianza que ha
pactado con él y le renovará las promesas hechas, desde antiguo: «…Yo
establezco mi alianza entre nosotros dos…»21

«En la prolongación de la alianza [con Noé], la alianza con Abrahán representa


una etapa importante, porque establece una relación específica con un linaje
perfectamente definido»22. A la largo de todo el Pentateuco son dos los únicos
textos que nos ayudan a precisarla y describirla y son los expuestos en el párrafo
anterior (Gn 15 y Gn 17)23 y aunque originariamente ambos textos son
independientes, existe una estrecha e indisoluble correlación entre ambos. «A
partir de ahora, las bases de la alianza con Israel están puestas. El pueblo de Dios
está ya en germen en esta alianza con Abrahán»24.

15
B. RENAUD, La Alianza en el corazón de la Torá, 12.
16
Cf. Gn 15, 1-6.
17
Cf. Gn 15, 7-20.
18
R. E. BROWN, Comentario Bíblico San Jerónimo, Tomo I, 89.
19
Gn 15, 18b.
20
Cf. R. E. BROWN, Comentario Bíblico San Jerónimo, Tomo I, 91-93.
21
Gn 17, 1b-2.
22
B. RENAUD, La Alianza en el corazón de la Torá, 22.
23
Cf. B. RENAUD, La Alianza en el corazón de la Torá, 22.
24
Ibidem.
Israel, Pueblo de la Alianza

En el recorrido cronológico que hemos seguido de acuerdo a las narraciones de


la Sagrada Escritura, hemos estudiado tres de las cuatro alianzas más
significativas que Dios ha hecho con los hombres, y que se encuentran contenidas
en el AT. La última de ellas es la alianza del Sinaí, pactada entre Dios y su pueblo,
y que ha sido considerada como la razón de ser de todas las anteriores, se trata
pues del punto culminante no sólo del Pentateuco, sino de todo el AT25.

«La alianza con Abrahán era a la vez un acontecimiento y una promesa. Las bases
de esta alianza están puestas, pero la evocación de la descendencia orienta hacia
el fututo […] Tiene lugar entonces la conclusión de la alianza de [Yahvé] con Israel,
que va a dar su cumplimiento a la alianza inaugurada con Abrahán. Desde Gn 9,9-
17 se encadena toda una serie de alianzas: en primer lugar con [Adán] y Noé,
después con Abrahán, por último con Israel. La perspectiva se restringe, pero el
hecho de que el redactor del Pentateuco emplee el mismo término para estas tres
etapas sugiere al menos que la alianza con el pueblo elegido no adquiere sentido
más que en el marco de la alianza con Noé. En cierta forma, la elección y la alianza
sitúan a Israel en el corazón mismo de la humanidad26».

Tras haber sido liberados de la esclavitud de los egipcios, en su camino por el


desierto rumbo hacia la tierra que Dios había prometido a su antepasado Abrahán,
los israelitas fueron testigos del más grande de los acontecimientos sucedido en
la historia de su pueblo, y que marcaría el comienzo de una nueva etapa27.

Mientras acampaban a las faldas de la Montaña del Sinaí28, Dios pactaba, con su
siervo Moisés, una alianza distinta a las anteriores, pues en ésta, si se llevaba a
cumplimiento, Israel sería constituido como heredad de Yahvé: «Ahora bien, si me
obedecen fielmente y guardan mi alianza, ustedes serán el pueblo de mi
propiedad»29. A partir de este pacto, el pueblo de Israel pasó de ser el pueblo de

25
Cf. R. E. BROWN, Comentario Bíblico San Jerónimo, I, 56.
26
Cf. B. RENAUD, La Alianza en el corazón de la Torá, 22.
27
Cf. R. E. BROWN, Comentario Bíblico San Jerónimo, I, 179.
28
Ibid 180.
29
Ex 19,5.
las promesas al pueblo de la Alianza, el pueblo que Dios había escogido como
suyo; y Dios sería el único Dios en la vida del pueblo30: «Ustedes serán mi pueblo
y Yo seré su Dios»31.

Así pues, Dios eligió a Israel para pueblo suyo, hizo una alianza con él por medio
de las Tablas de la Ley (Decálogo32) y lo fue educando; le fue revelando su
persona y su plan salvífico a lo largo de la historia y, de esta forma, lo fue
santificando.

La Alianza Nueva y Eterna

Toda la historia Bíblica es una historia de salvación, una empresa de redención


realizada por Dios en Cristo; es un mensaje de salvación en Jesucristo, que no
llega de repente a la humanidad, sino gradualmente a través de la historia y de
los libros del AT.

El NT recoge el mensaje de esperanza del AT en la plenitud de los tiempos. La


finalidad de la elección de Israel (ser instrumento de bendición para todos los
pueblos de la tierra), se ve cumplida en el Salvador surgido de este pueblo elegido.
Cristo representa a Israel pues Él es el Elegido de Dios para traer la salvación a
todos los hombres. Si en el Pentateuco la elección va unida a la promesa, en el
NT se nos enseña que las promesas se han cumplido en y por Cristo.

Las alianzas que ratificaban la elección (con Adán, Noé, Abrahán y Moisés) y las
promesas con Abrahán y David, culminan en la nueva y definitiva Alianza sellada
con la sangre de Cristo. La «Nueva», sin embargo, resultaría incomprensible sin

30
Cf. Ex 20,1.
31
Ez 36,28.
32
Cf. R. E. BROWN, Comentario Bíblico San Jerónimo, I, 180.
la «Antigua», que con un contenido propio era preparación de la definitiva. Los
efectos de esta Nueva Alianza son muy superiores a los de la Antigua: perdona y
borra los pecados; Dios habita entre los hombres; cambia el corazón de los
hombres y pone en ellos su espíritu.
«La muerte de Jesús como alianza nueva cumple las características que le asigna
el profeta Jeremías33; […] mediante su muerte, establece el acercamiento definitivo
de Dios a su pueblo, interioriza la ley en su corazón, perdonando los pecados y
otorgándonos la justicia (cf. Rm 5,15; 5,18); y no solo a los judíos ni a los entonces
presentes, sino sangre de total alcance escatológico»34.

«Jesús realiza el pacto escatológico en su cuerpo quebrantado y en su sangre


derramada. Esa sangre será así la expiación por todos, es la sangre del Hijo de
Dios, [sangre de la alianza nueva y eterna35] y la expiación sólo de Él proviene»36

«La eucaristía es el punto final de Jesús […] y finalizador de su existencia […];


pero a la vez es el punto inicial […] y sustentador […] de la existencia de la Iglesia.
La Iglesia es el punto nacido de la nueva alianza en su sangre, del amor ofrecido
y de la reconciliación otorgada37». No se trata ya de animales inmolados como en
la primitiva alianza pactada con Abrahán, se trata ahora de la propia sangre del
Hijo de Dios, y así como en la alianza del Sinaí Israel se constituyó como pueblo
de Dios, así también en el Sinaí de la liturgia eucarística la Iglesia se constituye
como el nuevo pueblo de Dios nacido del costado abierto de Cristo en la Cruz 38.
«De este modo, la expresión “sangre de la alianza” o “nueva alianza en mi sangre”
nos remiten directamente al sacrificio (sangre) y a la alianza que mediante ella se
establece»39.

33
Jer 31,31-34.
34
E. VARGAS FLORES, Esta copa es la Nueva Alianza en mi Sangre en Anuario de Teología, 17-18.
35
Palabras empleadas en cada celebración eucarística en el momento de la transustanciación. Cf. Misal Romano
36
E. VARGAS FLORES, Esta copa es la Nueva Alianza en mi Sangre en Anuario de Teología, 18.
37
E. VARGAS FLORES, Esta copa es la Nueva Alianza en mi Sangre en Anuario de Teología, 19.
38
D. RAMÍREZ ALDRETE, Historia de la Salvación, 30.
39
Ibid 20.
La Nueva Alianza no ha alcanzado aún su plenitud, falta la consumación final, y
por eso hay que contemplarla con una mirada escatológica: la alianza eterna será
la felicidad en la definitiva morada de los hombres con Dios40. Por tanto, el
mensaje salvífico de la Nueva Alianza se desarrolla en la historia y se estructura
en torno a tres ejes: Jesús de Nazaret, la Iglesia y la Parusía.

-----

Para Congar existe una necesidad de entender cualquier aspecto de la Revelación


en el marco de una relación religiosa operada en Cristo: la Sagrada Escritura, el
Credo, los dogmas o la doctrina de la Iglesia deben ser referidos, como a su
fuente, hacia la “Alianza definitiva y eterna”. Esta alianza solo es perfecta en
Jesucristo dado que solo el misterio de la Encarnación es capaz de guardar y
respetar los dos términos de la relación religiosa sin agotarlos ni hacerles
violencia41. Todos estos aspectos de la Revelación no pueden entenderse sino
desde la voluntad amorosa de Dios que se comunica a los hombres para
ofrecerles una alianza de salvación. Por tanto, Congar colocará a la alianza de
Dios y los hombres, como la meta de toda la revelación.

40
Cf. Ap 21,3-5.
41
Y. M. J. CONGAR, La Tradición y las Tradiciones, II, 20-22.
Bibliografía

- Renaud, B., La Alianza en el corazón de la Torá, Ed. Verbo Divino, Navarra,


2009.
- Congar, Y., La Tradición y las Tradiciones, Tomo II, Ed. Dinor, San
Sebastián, 1964.
- Ramírez, Alderete, D., Historia de la Salvación o Exposición de la Doctrina
Católica, Guadalajara, 1975.
- Aa. Vv., Anuario de Teología, Guadalajara, 2004.
- Brown R. Comentario Bíblico San Jerónimo, Tomo I, Antiguo Testamento,
Ed. Cristiandad, Madrid, 1971.
- _______, Comentario Bíblico San Jerónimo, Tomo V, Estudios
Sistemáticos, Ed. Cristiandad, Madrid, 1972.

También podría gustarte