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En Iraq los “matrimonios religiosos de placer” son

la fachada de la prostitución
Nawal Al-Maghafi
The Guardian

Traducido del inglés para Rebelión por Sinfo Fernández

Nawal Al-Maghafi en Kadimiya

Voy caminando a través del cordón de seguridad que conduce a Kadimiya, uno de los
lugares más sagrados del islam chií. Me pongo a hacer cola, junto con docenas de
peregrinos que han venido de todo el mundo para presentar sus respetos al santuario
del Imam Kadhim. En la puerta, una guardia de seguridad me cachea y me revisa el
bolso, un aviso de que la historia de la que voy a informar aquí no va a ser fácil.

Mientras camino entre los puestos del mercado que rodean el santuario, percibo muchas
“oficinas matrimoniales”, repartidas alrededor de la mezquita, que tienen licencia para
realizar matrimonios de la Sharia. Me han hecho llegar indicios de que algunos clérigos
estaban realizando aquí matrimonios mutaa [de placer] a corto plazo, una práctica ilegal
según la ley iraquí, por la cual los hombres pueden pagar por una esposa temporal y el
clérigo que oficia el acto recibe a cambio una buena tajada.
Me contaron que muchos de estos clérigos, a puerta cerrada, estaban usando y abusando
de las leyes de matrimonio de la Sharia para explotar a las mujeres con fines de lucro.
Estos hombres estaban preparando a niñas y mujeres jóvenes vulnerables, atrapándolas
en la prostitución y haciendo de proxenetas, todo ello con una impunidad aparentemente
total.

Para una historia así, necesitábamos asegurar pruebas con cámara. Reclutamos a un
periodista encubierto que, en el transcurso de nuestra investigación de un año, se reunió
y filmó en secreto a varios clérigos que dirigían las oficinas de matrimonio de la Sharia
en las cercanías de los santuarios. Mientras tanto, me reuní y entrevisté a las víctimas
de esos clérigos, así como a algunos de los clientes varones que habitualmente utilizaban
los matrimonios de placer.

En primer lugar, nuestro reportero encubierto se acercó a varios clérigos con oficinas
matrimoniales cerca del santuario de Kadamiya en Bagdad para averiguar cuántos
estaban dispuestos a realizar ceremonias mutaa. De cada diez clérigos abordados, ocho
acordaron organizar un matrimonio de placer para nuestro reportero. “Puedes casarte
con una chica durante media hora y tan pronto como termine, puedes casarte con otra”,
dijo uno de los clérigos, Sayid Raad, a nuestro reportero ante la cámara, “incluso
después de media hora, puedes casarte con otra”, repite.

También captamos pruebas con cámara que respaldan las afirmaciones de algunas de
las víctimas de que los clérigos a menudo conspiraban con sus clientes para engañar a
las mujeres. En una oficina de matrimonio de Kadamiya, el clérigo le aconsejó a nuestro
reportero, que se hacía pasar por un hombre de negocios visitante, que utilizara el
engaño al planear un matrimonio de placer: “Toma mi consejo, no le digas dónde están
mis oficinas en Kadamiya, para que luego no pueda venir a reclamar sus derechos.
Confía en mí, es mejor así”.

Descubrimos que las adolescentes eran particularmente vulnerables a los depredadores


ayudados por los clérigos, pagando a menudo el precio más alto por su desgracia.
En Iraq, el hecho de que una joven pierda su virginidad fuera del matrimonio es visto
como un escándalo que avergüenza a su familia y contamina su honor. Esas niñas a
menudo son desheredadas y rechazadas por sus familias. En algunos casos, las chicas
son asesinadas.

En Kadamiya, Sayid Raad se ofreció a oficiar un matrimonio de placer entre nuestro


reportero y “una joven virgen”. Le aconsejó que no la desvirgara cuando estuvieran
juntos, y agregó que “el sexo anal está permitido”. “Si le quito la virginidad, Dios no lo
quiera, ¿qué hago?”, preguntó nuestro periodista. “¿Sabe [su familia] dónde vives?”,
preguntó Sayid Raad. “No, no lo saben”, confirmó nuestro periodista. “Entonces no
tienes nada que temer”, declaró el clérigo.
Rim afirmó que un clérigo se ganó su confianza para venderla después a tres hombres

Ver las imágenes secretas fue difícil, especialmente porque estaba entrevistando a
muchas mujeres jóvenes que tenían que vivir con las consecuencias de las acciones de
los clérigos. Una de ellas, Mona, tenía solo 14 años cuando un hombre mayor comenzó
a seguirla a su casa desde la escuela. “Me dijo que era rico, que le encantaba mi
personalidad, que era hermosa”. Unas semanas después, el hombre le presentó a un
clérigo y este la presionó para un matrimonio de placer.

“Le informé [al clérigo] de que era virgen”, me dijo Mona, pero el clérigo no pidió el
consentimiento de sus padres, como es costumbre en Iraq, diciendo que no era necesario
ya que tanto ella como el hombre eran adultos. Ahora, con 17 años, su familia la presiona
para que se case; pero está aterrorizada de que su futuro esposo descubra que ya no es
virgen. Su tío, me dice, mató a su prima simplemente por tener novio. Ahora ella no
hace más que pensar en el suicidio. “No tengo otra salida. Si me siguen presionando, lo
haré”.

La investigación me llevó a Karbala, el sitio más sagrado del Islam chií. Una parte
importante de nuestra investigación fue establecer el papel de las autoridades religiosas
de la ciudad santa en todo esto, en especial si condonaban la práctica de los matrimonios
por placer. En la oficina principal de matrimonios, hablé con el jeque Imad Alassady,
quien insistió en que esa práctica era ilegal.

Pero a la vuelta de la esquina de la oficina, encontramos a otro clérigo que estaba


dispuesto a oficiar un matrimonio de placer con una niña, incluyendo instrucciones
explícitas sobre cómo abusar sexualmente de las niñas sin que te atrapen.
Este clérigo no fue, claramente, el único que participó en tales abusos. Otra de las
mujeres con las que hablé, “Rim”, acusó a clérigos importantes de estar involucrados en
el proxenetismo y matrimonios por placer. Después de que el marido de Rim fuera
asesinado por una bomba del Daesh en 2016, ella y sus dos hijos se quedaron sin hogar.

Rim contó que cuando se acercó a un clérigo conocido para pedirle limosna, él tuvo
relaciones sexuales con ella y se la ofreció a sus amigos. Rim no nombra al clérigo, pero
lo describe como poderoso y bien conocido en su comunidad.

“Me propuso un matrimonio de placer de él conmigo. Tuve que hacerlo para sobrevivir”,
dijo. Tuvieron relaciones sexuales una o dos veces por semana en su oficina. Luego
comenzó a traer a sus amigos, incluido uno que, según Rim, era “famoso en la región.
Me obligó a entrar en una habitación con ese amigo suyo”.

Rim descubrió luego que el clérigo estaba cobrando a sus compinches 300 o 400 dólares
por tener relaciones sexuales con ella, mientras que a ella le pagaban solo calderilla.
“Eran como animales”, me dijo. “Tienen sexo con una mujer y luego se deshacen de
ella”.

Pero, ¿cómo pueden los clérigos salirse con la suya y violar la ley tan descaradamente?
La fuerza del establishment religioso chií, respaldado por el peso intimidatorio de las
milicias chiíes armadas, parece haber dado a los clérigos chiíes una sensación de total
impunidad. Nuestra investigación ha encontrado que muchos de los clérigos disfrutan de
poderosas conexiones políticas. Uno de ellos, Sayid Salawi, que vive en Karbala, se jactó
ante nuestro periodista de que estaba vinculado a una milicia chií, una afirmación que
se acredita con la evidencias fotográficas que encontramos en las redes sociales.

La BBC abordó después a los clérigos para pedirles su respuesta ante estos
hechos. Sayid Raad negó haber realizado matrimonios mutaa. Los otros no
respondieron. Sayid Raad había dicho que era seguidor del Gran Ayatolá Ali Sistani, el
clérigo chií más influyente de Iraq.

La BBC se acercó a la oficina del ayatolá Sistani en la ciudad sagrada de Nayaf con la
pruebas recogidas por el periodista, y le pidió que aclararan su postura sobre los
matrimonios mutaa.

“Si estas prácticas se están produciendo en la forma en que me cuenta, las condenamos
sin reservas”, declaró su oficina. “El matrimonio temporal no está permitido como una
herramienta para vender sexo de una manera que menosprecia la dignidad y la
humanidad de las mujeres. El tutor de una niña no debe permitir que se case sin su
consentimiento... y se supone que ella no puede casarse si va contra la ley porque eso
podría traerle problemas”.

Al igual que otros líderes chiíes en Iraq, el ayatolá Sistani, de 89 años de edad, escribió
en un libro publicado hace 25 años titulado “El camino de los justos”, que si una niña
menor de nueve años era prometida en matrimonio o matrimonio temporal, a nivel
religioso estaba permitido el contacto sexual.

La oficina del ayatolá le dijo a la BBC que los tiempos habían cambiado y que eso había
sido borrado de sus libros actuales.
Esta investigación mostró cómo las dificultades del Iraq posterior al conflicto y el
surgimiento del establishment conservador religioso chií han hecho retroceder los
derechos de las mujeres. Las leyes laicas diseñadas para proteger a las mujeres y los
niños han formado parte del sistema legal iraquí durante décadas, pero se han vuelto
sin sentido frente al continuo desprecio de hombres poderosos que cuentan con el
respaldo del establishment político y religioso del país. Mientras tanto, toda una
generación de niñas y mujeres están pagando un precio devastador. Como dijo Rim,
describiendo a los clérigos que abusaron de ella: “Se comen la carne y luego tiran los
huesos a la basura”.

Nawal Al-Maghafi es enviada especial de BBC News.

Fuente: https://www.theguardian.com/world/2019/oct/06/pleasure-marriages-iraq-
baghdad-bbc-investigation-child-prostitution

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