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República Bolivariana de Venezuela

Universidad de los Andes


Núcleo: Pedro Rincón Gutiérrez
San Cristóbal, Edo-Táchira

EL POSITIVISMO EN
VENEZUELA

Realizado Por:
Zambrano B. María J.
CI. 26.407.180

San Cristóbal, julio de 2019


Positivismo en Venezuela: ¿Cómo llegó? ¿Qué significó en la Ciencia y Tecnología?

La historia político-social de Venezuela para finales del siglo XIX estuvo involucrada
en una serie de cambios en todos los ámbitos del desarrollo de la vida en general, a partir de
corrientes evolucionistas y positivistas. El positivismo como movimiento filosófico fue
fundamental en este proceso y para comprender su influencia es necesario recordar el
momento histórico que vivía en mencionado territorio. El ilustre americano, Antonio
Guzmán Blanco tomó el protagonismo del mapa político estableciendo este inicio de cambios
importantes en la sociedad venezolana. El Positivismo se hace lugar como una escuela
impulsado por el caudillo nacional, e influyó en política, ideologías, economía, literatura y
geografía. Además, es una corriente que camino en conjunto con el desarrollo de la
Universidad Central de Venezuela.

Entonces, es necesario definir el Positivismo como un pensamiento asociado en un


principio con el continente europeo, principalmente en Francia. Según Nikita Harwich,
investigadora histórica, “El positivismo es un sistema filosófico emanado del conjunto de las
ciencias positivas, cuyo fundador es Augusto Comte; este filósofo utiliza en particular esta
expresión en oposición a la filosofía teológica y a la filosofía metafísica”. En aspectos
generales esta corriente da prioridad a los resultados de la ciencia (observación y
experiencia), busca la objetividad y desarrolla la doctrina de la verificación. La metodología
de las ciencias se aplicó incluso al estudio de los seres humanos, forjando ciencias sociales
como la sociología. El fuerte vital de esta corriente fue atacar las creencias idealistas y
espirituales que abundaban en aquel momento.

En efecto, la primera mención a este movimiento europeo en Venezuela se reseña en


una anécdota conocida: un 8 de diciembre de 1866, Rafael Villavicencio, médico y filósofo
de renombre, a través de un discurso inicia el camino del Positivismo por las tierras
venezolanas. La alocución se recibió con aceptación y fue divulgada por la prensa. Las
excelencias de la escuela de Comte se reiteraron en la Universidad Central de Venezuela, en
la Sociedad de Ciencias Físicas y Naturales, en los Institutos de Ciencias Sociales, Además,
que Guzmán Blanco como el entonces presidente decretó el uso de la doctrina oficialmente.
Es importante exponer que la corriente significó una polémica con la Iglesia, sus miembros
y seguidores pues según las creencias diferían en la concepción del estudio.
Entre los representantes más resaltantes del positivismo en Venezuela se encuentran
Rafael Villavicencio, Adolfo Ernst, Gaspar Marcano, Teófilo Rodríguez, José Gil Fortoul y
Lisandro Alvarado. Ya que guardaban relación con la Universidad Central de Venezuela aquí
se encuentran algunas de sus áreas de interés: Villavicencio se encaminó por la posibilidad
de la especulación metafísica. Ernest defendía la asociación con las ciencias sociales como
sociología o antropología y Gil Fortoul se encargó de la construcción histórica del país.

En cuanto al impacto del Positivismo, tres generaciones de estudiosos permitieron su


extensión hasta al menos la década de 1930. Luis Beltrán Guerrero, poeta, ensayista y
abogado, en 1956, propuso un cuadro generacional de los positivistas venezolanos: una
primera generación de representantes iniciales, una segunda generación de discípulos
directos o seguidores fuera de las aulas de Ernst y Villavicencio y una tercera generación
cuyo auge se situaba en las primeras décadas del siglo XX.

Sucesivamente, durante esos años todos los aspectos de la vida venezolana se


colmaron de los ideales positivistas: “aceptarnos tal y como somos y no como algunos
quieren que seamos”, así como el obtener los conocimientos tal cual según lo que existía dejó
“por fuera" el deber ser en la ética y en la política. El método científico cuyo principio
fundamental fue la observación social se hizo como base en los ideales políticos y morales;
la trascendencia historia del país fue la que determinó lo bueno, malo, justo e injusto. Por
consiguiente, el caudillismo, la realidad política venezolana de la época se mostró como
forma de dominio político, dejando a un lado las leyes de papel que no eran protagonistas
“reales” de los acontecimientos políticos-sociales de la vivencia diaria de los venezolanos
del siglo XIX. En síntesis, la Republica de forma natural era viable a través de aquellos
regímenes personalistas.

Como se ha reiterado anteriormente, el Positivismo marcó un punto de inflexión


donde su influencia aclaró el panorama de las ciencias en el quehacer venezolano.
Primeramente, la educación a nivel universitario experimentó el desarrollo de sus múltiples
y diversas áreas a través de las técnicas y desarrollos científicos. También, es oportuno
mencionar que el progreso fue el desenlace de la apropiación de este movimiento, se
consideró una necesidad implantar los avances en los aspectos bases del país. Las ciudades,
las selvas y los campos sintieron la penetración del positivismo en Venezuela. Los adelantos
hicieron presencia en la agricultura a través de la botánica, así como enseñanzas sobre el
clima y estudio de los elementos de la naturaleza. También en las industrias, los centros de
producción y muchos otros.

Siguiendo este orden de ideas, la física y química del mismo modo figuraron. Vicente
Marcano llevo de la mano los avances en el Laboratorio Nacional de Química, desarrolló
investigaciones e incluso redactó catálogos de interés. Su alcance llegó a las Academias de
París, así como a la participación de Venezuela en Convenciones Internacionales donde las
riquezas naturales desatacaron como el punto a resaltar. Continuando con esta realidad, otro
aspecto que relució con Guzmán Blanco y sus alternos de poder fue la ingeniería que
contribuyó en la construcción de importantes obras públicas. Permitiendo constituir el
Hospital Vargas, el Hospital de la Chiquinquirá y el Instituto Pasteur de Caracas.

En conclusión, el Positivismo encuentra a una Venezuela sujeta a los caudillos con una
economía en decadencia, es así como esta doctrina que rechazaba la metafísica y los sistemas
antiguos de creación de conocimiento ofreció un alivio a las cuestiones nacionales. Aquellos
que buscaban un cambio para las situaciones vividas, se sorprendieron por esta corriente cuyo
principal objetivo es el progreso, anhelado con insistencia.

En forma de síntesis, para dejar establecido en brevedad lo que fue el Positivismo es


oportuno concluir que: este movimiento se preocupó directamente por los fenómenos
ocurridos, el énfasis fue puesto sobre el aspecto práctico del trabajo científico, la historia se
contó a través de los protagonistas del mundo político-social, el gobierno de Guzmán Blanco
significó el progreso en las distintas áreas del saber y la Iglesia tuvo discrepancias con los
principios positivistas. Las ideas de Comte adoptadas en el país renovaron el quehacer
intelectual, desde la literatura a la biología; la nueva orientación conmovió al país siempre
importando el qué, la realidad, la sistematización y demás conceptos asociados al
Positivismo.
BIBLIOGRAFIA

Harwich, N. (1990). El positivismo venezolano y la modernidad. Centro de


investigaciones históricas sobre américa latina y el caribe (CIHALC).

Pino, E. (2016). Positivismo y Gomecismo. Caracas: Editorial Alfa.

Plaza, E. (2001). La idea del gobernante fuerte en la historia de Venezuela (1819-1999).


Politeia, (27), 7-23. Universidad Central De Venezuela.

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