Ensayo China Economía 1

También podría gustarte

Está en la página 1de 4

ALEJANDRO EMILIANO RODRÍGUEZ ESPINOSA

C.C. 1.013.664.160
ESPECIALIZACIÓN DERECHO DE LOS NEGOCIOS
ECONOMÍA INTERNACIONAL

GUERRA COMERCIAL EE.UU Y CHINA, CONSECUENCIA O CAUSA DE UNA


POSIBLE RECESIÓN GLOBAL

La guerra arancelaria o comercial, como quiera denominarla, es aquel evento en


que dos o más estados con fuertes economías y con economías estrechamente
ligadas imponen barreras de entrada a productos de competidores por diversas
razones, creando así distorsiones artificiales en la economía y afectando
directamente el libre comercio internacional, con los problemas directos e
indirectos que esto acarrea.

Conforme con lo anterior, es evidente que la situación que se presenta entre las
dos mayores economías del globo desde mediados del año 2018, es ciertamente
una guerra comercial. Las medidas tomadas por el ejecutivo estadounidense, en
cabeza del presidente Donald Trump, de corte republicano, neoliberal y
proteccionista (aunque esto implique per se una contradicción), en respuesta a la
apropiación y violación de propiedad intelectual americana por parte de china, son
medidas que afectan y golpean de forma directa a toda la economía mundial, pues
con la última imposición de aranceles del 10% sobre importaciones chinas a
estados unidos ya son más de 595.000 millones de dólares en bienes y servicios
gravados por las autoridades estadounidenses, lo que ha derivado en ciertas
condiciones que se desarrollarán a lo largo del presente texto.

Tras bastidores, la guerra arancelaria es una puja de las dos grandes potencias a
nivel global para determinar, en esta guerra de desgaste, cual es la primera
economía del mundo, con base en dos temas clave para el futuro de la economía,
redes de telecomunicaciones (5G) e inteligencia artificial. La imposición de estas
barreras está directamente relacionada con el creciente temor del sistema
capitalista occidental a una preponderancia de China como la primera economía
global, y en consecuencia, una dependencia de su sistema de producción de las
otras economías desarrolladas.

Con entrada en vigencia de los últimos aranceles el 1 de septiembre de 2019,


prácticamente todas las exportaciones chinas hacia los EE.UU fueron gravadas, con
el transcurrir del tiempo, a diferencia de lo que erróneamente afirman los
consejeros económicos del mandatario norteamericano, el verdadero impacto de
esas medidas lo soportarán las empresas y en general los consumidores
estadounidenses, pues si bien, China ha visto mermado su crecimiento industrial
por la disminución de sus exportaciones, es en el país de la “libertad” donde más
empieza a hacerse evidente el aumento de precio de bienes de habitual consumo y
de primer y segunda necesidad en el mercado interno, como también la rotura de
las cadenas de valor que poseen las empresas estadounidenses en China.

Es así el caso, vr br. De Apple, que concentra gran cantidad de sus operaciones
intensivas en trabajo en el país asiático, pues es allí donde produce la mayoría de
los componentes de sus productos, ante este escenario, el CEO de la compañía,
como también los ejecutivos de diversas compañías, como Google, entre otros han
solicitado al ejecutivo disminuir la tensión arancelaria para evitar un aumento en el
coste de los productos que se comercializan y evitar el impacto negativo en la
economía estadounidense, no obstante lo anterior, el gobierno parece hacer oídos
sordos a estos reclamos, pues la orden del presidente Trump es en el corto y
mediano plazo, trasladar toda la infraestructura de operaciones de las grandes
multinacionales a suelo norteamericano, posición económicamente inviable, pues
las economías de escala desarrolladas hoy en día por las grandes corporaciones no
permiten la sustitución inmediata de sus cadenas de valor, y ni si quiera se lo
permiten en el mediano plazo, siendo así, es probable que el impacto en la
economía norteamericana se haga sentir con mucho más estruendo en el
entretanto que las empresas trasladen sus operaciones o se distensionen las
relaciones comerciales, en todo caso, China puede dilucidarse como un gran rival,
que se ha “atrincherado” a la espera de los resultados de las elecciones
presidenciales estadounidenses del 2020, en las cuales el presidente Trump,
llegará debilitado por los efectos negativos de sus políticas en la economía interna.

Sumado a lo anterior, y con ocasión a los aranceles impuestos, la autoridad


económica china decidió devaluar el yuan por encima de las 7 unidades por dólar,
para contrarrestar los efectos de los aranceles impuestos y volver la moneda
china, y por consiguiente, la industria más competitiva a nivel internacional. A
grandes rasgos, y aunque a nivel internacional se empeñan en evitar denominarlo
como tal, es claramente una guerra de divisas, en que ya no solo se está jugando
con barreras al libre comercio sino con maniobras en los tipos de cambio que
afectan a toda la economía mundial, es tal el caso, que países como Nueva
Zelanda, Chile, Noruega, entre otros actuaron de igual manera que la autoridad
económica china para evitar perder competitividad en el mercado global, lo que
conlleva a un reajuste económico que en el corto y mediano plazo afectará la
inflación de estos países como el nivel de consumo de los mismos.

Un ejemplo claro de cómo un tercer país resulta afectado por este tipo de medidas
es Alemania, en franca recesión y un crecimiento de menos de 1% con indicadores
de contracción económica los dos últimos trimestres, dicha situación puede
encontrar su causa, entre muchas otras, en la fuerte dependencia alemana de sus
exportaciones, las cuales representan alrededor de un 50% de su PIB, y están
orientadas en su mayoría al mercado estadounidense y chino, del cual derivan más
del tercio de los ingresos de sus compañías, razón por la cual, las distorsiones de
este tipo afectan gravemente su mercado interno.

Ahora bien, los eventos antes mencionados son síntomas que conducen a una
recesión, en un periodo en el cual las grandes economías aún se siguen reparando
después del debacle económico del año 2008. No es solo un rumor que corre en el
pasillo, el mes pasado, Morgan Stanley se pronunció al respecto, y vaticinó que si
las barreras arancelarias continúan estaremos en un evento de recesión a nivel
global en menos de 9 meses. 1

Ahora bien aunado a lo anterior, y si bien no son situaciones directamente


relacionadas con la guerra comercial en ciernes, hay otros factores estructurales
que permiten discernir la recesión que se avecina, tales como el claro retroceso de
las principales economías en su proceso manufacturero, pues el mismo ya no
representa la porción de su PIB que solía hacerlo otrora. También es evidente la
caída de la confianza inversora, tal como se evidencia en la caída de todos los
principales índices a nivel mundial con la entrada en vigor del último paquete de
medidas arancelarias, el índice industrial Dow Jones, la NASDAQ, IBEX, entre otros
sufrieron caídas de más de un punto lo que indica que los inversionistas están
reevaluando donde canalizar sus recursos, en instrumentos financieros o bienes
que les otorguen más seguridad, tales como el oro, los bonos de deuda
estadounidense y el mismo dólar. Razón por la cual la moneda norteamericana se
ve fortalecida frente a sus principales competidores, si bien a primer vistazo esto
pareciera benévolo, el presidente Trump, ha venido presionando el último mes a la
FED para que disminuya las tasas de interés, pues esta apreciación del dólar le
resta competitividad a la industria norteamericana en el mercado global.

Así las cosas, la Reserva Federal cedió ante las presiones del mercado (¿o del
gobierno?), y redujo las tasas de interés en 25 puntos básicos, con este

1
https://www.cnbc.com/2019/08/05/morgan-stanley-escalating-trade-war-means-global-recession-is-
coming.html
movimiento pretende atajar la acelerada apreciación del dólar e inyectar
dinamismo en la economía estadounidense. Sin embargo el mercado es objetivo y
estas acciones no han detenido la amenaza de una recesión en ciernes.

Un factor clave, que ha condicionado diversas recesiones a lo largo del siglo XX, es
la caída de los rendimientos de los bonos de tesoro de largo plazo por debajo de
los rendimientos de los bonos de corto plazo, que significa que el mercado ve muy
riesgoso el pago de deuda estatal en un periodo de más de 10 años, refugiándose
en títulos de corto plazo y liquidez segura. Si bien dicha disminución fue solo por
un tiempo corto, los bonos estadounidenses se ven golpeados todos los días por la
desconfianza generalizada del mercado hacia las barreras impuestas por el
gobierno de turno.

En conclusión, son varios los indicadores que nos señalan que algo está
funcionando mal a nivel macroeconómico en el mercado internacional, y que
dichos alteraciones están encaminando la economía global a una recesión, frente
a la cual el mercado no está preparado, pues aún no se han solucionado diversos
problemas estructurales derivados de la crisis financiera del 2008, y países como
Italia, Grecia, entre otros aún no ven mejoría alguna en su economía. No
obstante, el impacto de la crisis en ciernes puede ser mitigado e incluso evitado, si
existe la voluntad política para realizarlo. Es evidente que Trump tendrá que ceder
en un punto antes de las elecciones presidenciales del año 2020, pues con la
imposición de las barreras las empresas y estados que tradicionalmente lo han
apoyado son los que han sufrido con mayor impacto el aumento de costos directos
por los aranceles impuestos, o han visto aminoradas sus exportaciones al gigante
asiático, ejemplos claros como la prohibición de importación de productos agrícolas
estadounidenses impuesta por el gobierno de Xi Jinping , impactaron al sector
agrícola norteamericano fuertemente, razón por la cual, solo queda esperar, el
punto de quiebre definitivo en esta guerra fría tecnológica y comercial serán las
elecciones estadounidenses, es allí donde se determinará el camino que tomará la
nación en los próximos años y determinarán las acciones que haya lugar por parte
del gobierno chino.

También podría gustarte