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COMUNITARIA
Psicología social y comunitaria (procesos
transversales)
Psicología social y comunitaria (procesos
transversales)
El siguiente módulo tiene como pretensión hacer un recorrido teórico alrededor de lo que se
considera fundamental para la psicología social y comunitaria, tanto para la reflexión como para
el desafío mismo de interlocución y de abordaje. Resulta importante iniciar el módulo con
algunos desarrollos que resultan pertinentes para el campo de la psicología social y comunitaria,
particularmente en el contexto latinoamericano, asunto que se convierte en elemento
transversal de la perspectiva crítica y emergente. Vale aclarar que para poder incursionar en
cada uno de los conceptos que dan cuerpo al paradigma latinoamericano de la psicología es
importante tener claros los elementos epistémicos e históricos vistos en los anteriores módulos,
ya que con esto el contexto se amalgama de forma más natural con las categorías políticas que
se construyen en cualquiera de los ejercicios propuestos por la psicología social y comunitaria
contemporánea y progresista.
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general, no solo la de perspectiva social tradicional, surge como respuesta a la exigencia
creciente de las sociedades occidentales de lograr ciertos grados de desarrollo y satisfacción de
las necesidades de consumo y la libre competencia, lo cual hace de esta génesis un terreno de
muchos inconvenientes e incluso de paradojas, como la que establece que al estar llamada a
contribuir a los dictámenes del mercado la psicología deshumaniza su ejercicio y excluye de sus
intereses de abordaje a comunidades y poblaciones vulneradas y sistemáticamente
invisibilizadas.
Así queda establecido, a partir de la década de los ochenta, un marco de actuación de una
psicología disidente, alternativa y altamente política, la cual formula entre sus planteamientos
que, si bien hay una psicología que sacia sus intereses de poder y de reconocimiento en el
mercado, existe otra que privilegia el acercamiento a contextos donde quizás la psicología
convencional nunca intentó llegar, quizás por miedo a ser juzgada y recriminada por el sistema
desarrollista neoliberal. Es decir que para la psicología social y comunitaria latinoamericana es
fundamental llegar a la comunidad, comprender sus dilemas y procesos colectivos, y establecer
junto con ellas formas concretas de mejoramiento de sus condiciones de vida, para dignificarlas
y recuperar su propositividad en el proceso de desarrollo comunitario (Baró, 1992).
De acuerdo con esto, y como parte del objetivo mismo del módulo, se establecerán algunas
referencias que dan cuenta del interés de la psicología en América Latina por establecer un
discurso y unas formas metodológicas propias, las cuales determinarán horizontes de
transformación no solo para las comunidades a las que aborda, sino también para la psicología
misma. Estas son las siguientes:
2. Fase de crisis de la psicología social. En esta fase aparece ese gran desafío crítico
formulado por el sector disidente de la psicología social, hacia la psicología social de
réplica tradicional que también se instaló en el continente.
http://www.google.com.co/search?hl=es419&site=imghp&tbm=isch&source=hp&biw=1366&bi
h=630&q=comunidades+en+resistencia.
Son muchos los portes teóricos y metodológicos que han permitido a la psicología social y
comunitaria latinoamericana ser lo que es. Desde el construccionismo y otras perspectivas se
logra evidenciar todo un componente discursivo que integra elementos como el lenguaje social,
la historia y el contexto, para hacer del análisis y los procesos interventivos algo radicalmente
distinto a lo establecido desde los paradigmas tradicionalmente descriptivos y estandarizables.
Una de estas perspectivas que también parece tener cabida directa con los idearios de la
psicología social y comunitaria latinoamericana es el deconstruccionismo social, el cual
establece que todos los fenómenos sociales son producciones históricamente situadas y, por lo
tanto, son por naturaleza cambiantes con las épocas. Esa modificación de los fenómenos
sociales resulta inevitable si se piensa que las prácticas humanas que los constituyen presentan
precisamente la peculiaridad de ser procesos que crean, en el transcurso de su desarrollo, las
condiciones para su propia trasformación. En efecto, los fenómenos sociales no solo son
históricos porque cambian con el tiempo y porque son relativos al período histórico en que se
manifiestan, sino que son intrínsecamente históricos porque poseen memoria. Esta
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característica presente en el fenómeno no es independiente de su genealogía, y parece indicar
además que lleva incorporada la memoria de las relaciones sociales que lo instituyeron como tal.
De esta forma, la genealogía de un fenómeno social cambia en la medida en que se producen
acontecimientos posteriores; por otra parte, nunca se podrá acceder a un conocimiento total de
esa genealogía, es decir que el cambio en los fenómenos es tal que difícilmente se puede
considerar el detalle dentro de su lectura o significación, ya que mientras se desarrolla dicha
tarea el fenómeno ya cambió, y por lo tanto el análisis queda especialmente incompleto.
Lo anterior, como bien se establece, hace parte del aporte deconstruccionista al ejercicio de la
psicología social y comunitaria, que si bien parece una discusión eminentemente epistemológica,
se convierte en un horizonte de sentido donde convergen elementos propios de la metodología
y del quehacer cotidiano de quien decide sumergirse en el propio fenómeno y hacer desde allí
no conjeturas ni juicios frivolizantes y superfluos, sino comprensiones integradoras y complejas,
donde incluso la comunidad posee un papel fundamental y propositivo. Con esto se hace cada
vez más explícito aquel panorama crítico del cual la psicología social y comunitaria
latinoamericana se ha apropiado, al darle al hecho histórico un importante protagonismo e
insistir incluso en que dicho carácter crítico nunca deberá darse por concluido y en que es
imposible ignorar la dimensión hermenéutica de los hechos sociales, políticos, económicos y
culturales.
http://www.whattoseeinmadrid.com/images/musicaCallejera.jpg
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Si bien esta dimensión crítica puede cobijar elementos propios del construccionismo y
de la criticidad surgida en propuesta marxistas y teorías de la dependencia, la psicología
social y comunitaria reconoce contemporáneamente el aspecto constructor y
deconstructor de la acción, en cuanto exige un análisis de causas, de consecuencias, de
sentidos, de contrasentidos, de direcciones y de oposiciones. Se considera entonces que
la realidad se construye y que al hacerlo se le da significado, para lo cual es
indispensable reconocer las voces de nuevos actores en procesos de acción y reflexión.
Este carácter construido de la realidad no sustituye su existencia, de lo cual deriva una
forma de relativismo que lleva a no considerar lo construido como palabra última, sin
caer en consideraciones vulgares o irresponsables que manifiestan que como todo es
cambiante y relativo, entonces no existe.1
1
MONTERO, Maritza. Introducción a la psicología comunitaria. Buenos Aires: Paidós, 2005.
Reflexión
Unión teoría fundamentad
y práctica a en el diálogo
El poder en la
comunidad
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explicitada por una fuerza unificadora. En este sentido, cabe referir algunos aspectos
constitutivos de lo social y comunitario en el continente:
Este carácter considera que las comunidades o grupos sociales participan al tomar parte, tener
parte, ser parte de un proceso de interés; es decir, hacer, poseer y transformar su ambiente en
pro de un bienestar colectivo o común. Por otro lado, se hace referencia a las acciones
conjuntas y libres que una comunidad o grupo social ejerce para establecerse en un territorio
colmado de discursos y normatividades (Sánchez, 2000). Se pueden considerar algunos aspectos
constitutivos de la participación como los siguientes:
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