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Bueno, en resumidas cuentas no hace falta irnos tan lejos, principalmente remitámonos
al título, si hay una segunda vez de cualquier tipo de ausento, necesariamente hubo una
primera. ¿Qué hace que la segunda vez sea tan relevante? Eso no lo sabemos en un
principio, pero si podemos suponerlo. Tenemos como protagonista principal a María
Elena y como personaje “ausente” a Carlos. Ambos tejerán el hilo conductor de la
historia, citando un poco las tesis de Ricardo Piglia, podríamos imaginar que uno hace
parte de la primera historia y el otro hace parte de la segunda, la oculta.
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Cortázar, Julio. “El sentimiento de lo fantástico” disponible en Ciudad Seva [en línea]
http://www.ciudadseva.com/textos/teoria/opin/cortaz5.htm
¿Cuál es el rol que juegan ambos personajes? Sabemos que a cada uno se le había
asignado una fecha y una hora en particular para ir a un determinado lugar. Sabemos
que María Elena junto a otros personajes, y junto a Carlos (que para él sería su segunda
vez) fue citados para ir a una convocatoria (¿de trabajo?), con otras personas más, para
llenar un “trámite que le concierne” y su respectivo papeleo. Nada fuera de lo común,
sin ninguna particularidad y el texto nos asegura que todo estaba muy bien sincronizado.
Entonces, ¿dónde juega lo fantástico y donde se relaciona con la realidad,
específicamente en todo este asunto? Cortázar afirma que: “eso no es ninguna cosa
excepcional, para gente dotada de sensibilidad para lo fantástico, ese sentimiento, ese
extrañamiento, está ahí, a cada paso, vuelvo a decirlo, en cualquier momento y consiste
sobre todo en el hecho de que las pautas de la lógica, de la causalidad del tiempo, del
espacio, todo lo que nuestra inteligencia acepta”.
Tal vez estas sugerencias, puedan sonar a simple vista normales y no muy relevantes
para la continuación de la historia, pero no debemos tomárnoslas tan a la ligera, ya que
allí podamos encontrar algo oculto. Retomando un poco con esa idea, cuando llegan
todos al sitio de “encuentro” donde deben llenar los formularios, siempre está presente
ese sentimiento de que algo está fuera de lo normal, aparentemente. Cuando María
Elena llega a la Dirección que le habían dado, la entrada era angosta, había una escalera
al fondo, sin ascensor y debían subir hasta el tercer piso. El edificio era bastante rústico,
y no tiene ningún tipo de banderas por ningún lado, definitivamente no era un lugar
oficial ni hace parte de ningún tipo de organización. El ambiente allí dentro no es
completamente ordenado, además muy sencillo, no eran muchos los que estaban ahí en
la “sala de espera” pero la fuerte presencia del humo de cigarrillo nos puede sugerir que
había cierta ansiedad de estar ahí sentados, quien sabe por cuanto tiempo más. Y la
constante alusión a las tazas de café.