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Desde los suburbios más remotos de los EEUU, la mafia irlandesa se ha ido asentando poco a

poco como una de las más importantes de América. Desde que nació, Karim ha crecido, vivido
y aprendido de los hombres que conforman esa gran familia. Desde pequeño estuvo destinado
a una vida de crimen y a un periodo en prisión, que sucedió pronto, cuando con 14 años robó
un banco y fue enviado dos años a la cárcel.

Tras su estancia ahí se volvió más astuto, menos impulsivo y se juró así mismo no volver a
prisión. Comenzó una gran carrera como prestamistas y corredor de apuestas. Su principal
negocio era financiar a los narcotraficantes y proxenetas de bajo rango, aunque nunca tuvo
relaciones cordiales con ellos, eran vicios que le repugnaban y cuando menos trato tuviera
mejor. Sus métodos sucios y sangrientos comenzaban a ser conocidos por los pequeños
suburbios de América, y pronto, su gran familia irlandesa empezó a estar interesada en sus
habilidades innatas.

Su pequeñas gamberradas y negocios de poca monta eran ya parte de una sociedad que se
expandía como la pólvora y cuyo nombre se temía en cada esquina de los barrios que
controlaban. Ascendió poco a poco, empezando a ser un hombre clave cuando había
problemas. Su crueldad extrema junto con su mente fría le hacía un miembro muy preciado en
las filas de sus “hermanos”.

Al contrario que los italianos, los irlandeses nunca han destacado por tener una jerarquía
estricta y tras la crisis económica del 2007 las cosas estallaron en la familia. Empezaron a haber
disputas internas y los territorios que perdían progresivamente dejaron de ser el principal de
los problemas. Las cosas cada vez estaban peor hasta que Köller tomó las riendas.

Aún se habla de aquella noche, cuando el joven irlandés entró en la sede de la mafia irlandesa
como un soldado y salió como el líder. Manchado de sangre de pies a cabeza y seguido de la
gente a la que poco a poco había embaucado para su “golpe de estado”.

Hace ya 7 años que está al mando. Las tensiones con la mafia italiana parecen haberse
calmado, al menos durante un tiempo, y las fronteras permanecen estrechamente cerradas y
controladas. No hay nada que temer. Quizás sea momento de expandir la mirada un poco más
allá y encontrar un punto débil en la propia casa del enemigo…

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