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Capítulo 11

E LLAMARA
Brian apareció no mucho después de la discusión de papá y Jenifer. Me
imaginaba que era suficiente tiempo para ducharse y ponerse presentable
después de recibir el texto anterior de Juliette, que supuse que lo despertó.
Cuando él tocó la puerta, yo puse a un lado la masa de las sopaipillas para
que se levantara durante una hora y volví a la cama con el nuevo libro de
papá.

Las gemelas habían tenido razón acerca de la emoción de papá sobre la


copia avanzada. Fue por mucho su regalo de Navidad favorito. Todavía
estaba reflexionando sobre su reacción. Se había mareado de la misma
manera que yo con mis libros favoritos. Era un nuevo lado de mi padre que
nunca había visto antes, y me acerco a él de una manera que nunca
hubiera sentido que fuera posible. Para poder conectarme con mi padre
sobre mi mayor pasión lo sentí como un regalo del cielo para nuestra débil
relación.

Cuando sonó el timbre, solo tenía un par de páginas más al final del capítulo
y no quería levantarme. Ana debe haber abierto la puerta, porque mi padre
y Jennifer habían desaparecido en su habitación justo después de su
discusión, ya sea para pelear más o para maquillarse, no quería saberlo, y
Juliette había vuelto a dormirse una vez que se dio cuenta de cuánto tiempo
iban a tomar las sopaipillas paar estar listas.

Brian entró a mi habitación justo cuando pasaba a la última página del


capítulo. Inmediatamente se acostó en mi cama, acurrucándose a mi lado
como si le gustara la idea de volver a dormirse. Sacando el libro de mis
manos, lo volteó hacia atrás y escaneó el resumen. “Asesinos en serie, ¿eh?
Eso es nuevo.

Asenti.

-Aparentemente, Janice Bishop es la favorita de mi papá.

-Janice Bishop … ese nombre suena familiar.

Retiré el libro y alcancé a Brian para colocarlo sobre la mesita de noche. Él


me tomó en sus brazos cuando traté de recostarme y tirar de él contra su
pecho. Estuve felizmente acurrucada.
Ella es bastante importante en el género de suspenso y crimen –le expliqué–
Tiene varios libros convertidos en películas. Papa dijo que están filmando otro
en este momento. ¿Asesinato en Motown?

Los ojos de Brian se iluminaron con reconocimiento.

-Oh, sí, sí, sí. Mi amigo Rhett está trabajando en eso. Dijo que es un buen
guión.

-¿Tu amigo Rhett? –Preguntó Ana, apareciendo en la puerta de mi


habitación– Como… ¿Rhett Kessler? –Cubrió un bostezo y se dejó caer en la
silla de mi escritorio– Él está caliente. Si no me vas a conectar con Logan
Lerman, Rhett Kessler sería una alternativa aceptable.

Brian se rió, pero yo todavía estaba atrapada en el hecho de que Ana


estaba eligiendo pasar el rato con nosotros, y que Juliette ni siquiera estaba
presente. ¿Qué estaba pasando aquí? No es que me estuviera quejando,
pero fue como si finalmente hubiera liberado cualquier resentimiento que
hubiera tenido por mí desde el momento en que supo que yo existía.

Eso, o ella estaba realmente aburrida porque eran las vacaciones, y estaba
atrapada en casa con la familia. Fue a pasar el rato con nosotros o ver A
Christmas Story o maratones de James Bond.

-Te lo dije, no conozco a Logan –dijo Brian– Podría contactarte con Rhett,
pero tu padre probablemente me mataría por ello, ya que tiene veinticinco
años y tu diecisiete.

Ana frunció el ceño mientras giraba de lado a lado en mi silla de escritorio.

-Bueno, ¿de qué eres tan bueno, entonces?

Brian se rió de nuevo.

-Te diré que. Si tus padres lo aceptan, tú y Jules pueden venir con Ella y
conmigo a la fiesta de fin de año de mi agencia. Por lo general, es enorme.
De esa forma, puedes mirar a las bellezas como quieras, puedo vigilarte y tu
padre no me mata.

Ana se puso rígida y entrecerró los ojos en Brian.


-¿En serio?

-Por supuesto. ¿Por qué no? Ella probablemente apreciaría la compañía.

No sabía cuánto apreciaría la compañía de Ana, pero si seguía siendo tan


tolerable como lo había sido en los dos últimos días, no sería tan malo, y
definitivamente me gustaría tener a Juliette allí.

-En serio, tus padres deberían estar de acuerdo, y tu padre básicamente me


odia, mi estilo de vida y prácticamente todo lo que represento, por lo que
probablemente sea difícil de vender.

Ana se mordió el labio inferior mientras consideraba esto.

-Mamá será muy fácil, sin embargo. Comenzaré con ella y podremos
trabajar con él juntas. Estoy seguro de que ella ayudará. Deberías haberla
visto estafar a papá en tu nombre esta mañana.

Brian se sacudió con sorpresa y me buscó una respuesta.

-Fue lo de siempre –dije– Papá estaba siendo juicioso, testarudo e irracional.


Él piensa que soy solo un nuevo juguete brillante para ti, y tan pronto como
pierda mi atractivo, volverás a todas tus mujeres, dejándome con nada más
que una larga vida de dolor y consecuencias permanentes.

Brian suspiró.

-Ella, no importa. Incluso si nunca lo consigue, tú y yo sabemos que eso no


es lo que es.

-Lo sé.

Me acurruqué contra él un poco más. No es que pudiera acercarme más


de lo que ya estaba, pero me gustaba sentirme cómoda en su pecho una
y otra vez. Era perfecto para acurrucarse contra él.

-No estallé en lágrimas esta vez cuando me llamó un error del que se
arrepintió durante los últimos veinte años. Ni siquiera me molesté en discutir
con él o decirle que había herido mis sentimientos. No hay punto. Creo que
es por eso que Jennifer lo tomo tan mal.
Ana se rió.

-Creo que está harta de sus lloriqueos. Todos nos estamos cansando de eso.
Él solo está siendo terco. Papá nunca puede admitirlo cuando está
equivocado, pero está equivocado acerca de ti.

Brian y yo estábamos estupefactos por el cumplido de Ana con él. Luego


sonrió y dijo:

-No sé cuál es su problema. Es obvio para el resto de nosotros que Ella te


tiene completamente azotado de por vida.

Después de un latido de sorpresa, Brian se rió.

-Eso es muy cierto –admitió con un triste movimiento de cabeza– La mujer


ha destruido por completo la reputación de chico malo que trabajé tan
duro para construir. –Me apretó contra él y me besó en la sien.– Muchas
gracias, Ella.

El timbre de la puerta principal sonó, deteniendo nuestra conversación antes


de que pudiera obtener una buena respuesta sarcástica. Ana y yo nos
miramos con el ceño fruncido.

-¿Iba a venir Jason? –Le pregunté.

Ella sacudió su cabeza.

-¿Vivian y sus padres?

-No. No es que hubiéramos planeado.

-¿Familia? –Preguntó Brian con curiosidad.

Ana y yo negamos con la cabeza.

-Los abuelos y la familia de nuestro tío se quedaron en el norte. No bajarán


hasta las vacaciones de primavera. No tenemos otra familia en el sur de
California.

-¿Quién se presentaría el día de Navidad sin llamar? –Preguntó Ana.


Al otro lado de la casa vacía, escuchamos la voz profunda de papá
responder el intercomunicador. ‘¿Hola?’

-Tengo una entrega para Ellamara Rodríguez.

-¿En Navidad? -Preguntó Ana, expresando mis pensamientos exactos.

Traté de recordar si tenía libros de un editor o algo así, pero esos no vendrían
en Navidad. Mi estómago revoloteó de excitación y ansiedad,
principalmente ansiedad, cuando Brian se bajó de la cama y me ayudó a
levantarme. Él no había traído un regalo de Navidad con él que yo habiese
notado, y no había hablado de nada más que cuánto me gustaría mi regalo
toda la semana. Él no es alguien para pensar en pequeño. Si era algo que
tenía que ser entregado especialmente el día de Navidad, las posibilidades
eran infinitas.

-¿Qué hiciste?

Parecía genuinamente sorprendido por la acusación.

-¿Yo? No hice esto. –Él sonrió– Si estuviéramos en la casa de Scott, esa sería
una historia diferente. Pero dejé tu regalo en casa porque estuviste tan
estresada por el intercambio de regalos, pensé que esperaría hasta que
estuvieras lista.

Eso fue increíblemente dulce de su parte. Si no me volviera loco con


curiosidad en este momento, lo besaría por ser tan atento y comprensivo. En
cambio, entrelacé mi mano con la suya y me dirigí a la puerta de entrada.

-Bueno, si no lo hiciste, ¿qué podría ser?

Juliette y Jennifer también estaban despiertas, y todos seguimos a papá


afuera después de que abriera la puerta del repartidor, igualmente curiosos
por mi inesperada llegada.

El camión que se detuvo en el camino de entrada fue un SUV oscuro con un


trabajo de pintura personalizado que publicitaba veinticuatro / siete
servicios de mensajería. Cuando llegué al vehículo, el repartidor había
descargado seis cajas de su baúl, y parecía que tenía al menos muchas más
por recorrer.
El repartidor era un hombre fuerte, probablemente cerca de los cuarenta
años. Cuando me vio, su rostro se iluminó con reconocimiento, y me dio una
sonrisa amistosa. Puso la caja en sus brazos junto al resto de la pila en el
camino de entrada y sacó un portapapeles del asiento delantero de su
auto.

-Señorita Rodríguez, ¿si pudiera conseguir su firma?

-Sí, claro. –Cogí el bolígrafo que me ofrecieron y garabateé mi nombre en


una línea en la parte inferior de un albarán de entrega– ¿Que es todo esto?

El hombre tomó el portapapeles y arrancó una copia del sobre de entrega.


Cuando me lo devolvió, había un ligero rubor en sus mejillas. Miró
rápidamente a Brian y luego aclaró su garganta.

-Es, eh, de esa tienda de lencería. El … uh … una de tu video.

-¿Es qué? –Me piqué. Vi que el tipo descargaba otra caja del maletero de
su auto. Tenía que haber más de una docena en total– ¿Por qué está aquí?
¿Quién me enviaría esto?

El repartidor dejó la caja y se encogió de hombros con gesto de disculpa.

-Lo siento. Me pagaron para recogerlo en la tienda y traerlo aquí. No sé los


detalles.

Mi padre se puso de pie a mi lado, mirando hacia las cajas como si pudiera
asustarlas.

-¿La tienda los envió a ella?

El hombre asintió mientras buscaba en su baúl la última caja.

-Sí. No era un tercero privado. Al menos, no lo creo. La compañía pagó la


cuenta por la entrega. Ah, y ellos querían que diera esto también… –Cogió
un sobre rojo del tamaño de una tarjeta de Navidad del asiento delantero
y me lo entregó con una sonrisa– Me parece que es un regalo de Navidad.
Normalmente no trabajo en vacaciones, pero el gerente de la tienda me
llamó anoche y me ofreció el triple de mi tarifa normal si lo entregaba hoy.
Solté un largo gemido, frotando una mano sobre mi cara llameante. ¿La
tienda de lencería me estaba enviando Regalos de Navidad ahora? Como
si los que Ana y Juliette me dieron no fueran suficientes?

-Es una locura.

-Increíblemente loco –dijo Ana, recogiendo una de las cajas y


sacudiéndola– ¿Sabes cómo cuánto cuesta esto? Debieron haberle dado
toda la tienda. ¿Podemos abrirlo? Lo que sea que no quieras yo lo quiero,
estoy reclamando en este momento.

La sangre desapareció de la cara de mi padre, pero antes de que pudiera


decir nada, Jennifer aplaudió y añadió un aturdido:

-¡Oh, yo también! Espero que haya algunas cosas allí de mi talla.

Brian, que tenía una caja propia en sus manos y parecía que estaba
considerando abrirla, se giró hacia Ana y Jennifer.

-Esperen ahora; nadie se emocione demasiado todavía.

Sí, pensé. Porque estoy devolviendo todo.

Brian y yo no estábamos exactamente pensando en la mismo. Le lanzó a


Ana y a Jennifer una sonrisa malvada y un guiño y dijo:

-Primero yo eligire en nombre de Ella.

Juliette estalló en carcajadas.

Asfixiándome con la mortificación, mi mandíbula se abrió, y contemplé el


brillo excitado en los ojos de mi novio mientras sacaba las llaves de su bolsillo
y las utilizaba para romper la cinta en la caja que sostenía.

-¡Brian!– Siseé.

Él me ignoró.

-Ustedes damas pueden tener lo que les quede después de que yo lo revise.
-¡Dios mío, BRIAN! ¡No estás abriendo eso!

Finalmente miró en mi dirección, vistiendo una máscara de inocencia. No lo


estaba comprando por nada.

De ninguna manera. Le apunté con un dedo.

-Esperen. Nadie estará pasando por eso, porque lo estoy devolviendo todo.

Me volví hacia el repartidor, que todavía estaba parado allí con mejillas
rosadas.

-¿Hay alguna manera de que puedas recuperar todo esto? Dale a la tienda
mis más cordiales saludos y diles gracias, ¿pero no, gracias?

-Yo… bueno, um… –El hombre se frotó la parte posterior de su cuello,


aparentemente sorprendido y sin estar preparado para la pregunta.

Brian se acercó a él antes de que él pudiera responder.

-Eso no será necesario.

Le paso lo que parecía un maldito billete de cien dólares al hombre.

-Gracias por traer esto a relucir. Puedes irte ahora. Vamos a ordenar los
detalles nosotros mismos. Que tengas una feliz navidad.

El hombre parpadeó al ver el dinero en efectivo en su mano, miró


boquiabierto a Brian, me miró, miró a Brian y me miró nuevamente…

Brian estaba loco si creía que íbamos a mirar a través de este montículo de
lencería juntos, pero tenía razón en que era Navidad y que este tipo debería
estar en casa con su familia en lugar de lidiar con mi drama. Suspirando,
obligué una sonrisa al hombre.

-El tiene razón. Nos encargaremos de esto. Gracias. Ve a casa con tu familia
y disfruta de una Navidad maravillosa.

Él no perdió el tiempo.
-¡Igualmente! ¡Feliz Navidad!

Después de que el correo se había ido, todos agarraron una caja o dos y los
llevaron a la sala de estar. Hicieron falta dos viajes para tenerlos a todos
adentro. Me senté en el sofá y solo miré la pila de cajas, todavía aturdida
por lo que acababa de pasar.

Brian se sentó a mi lado y tomó mi mano en la suya.

-Lo siento, debería haberte advertido. Este tipo de cosas es común para las
celebridades.

Le di una mirada seca.

-¿La gente te manda lencería a menudo?

Sus labios se crisparon.

-Está bien, la lencería es nueva para mí, pero gratis, sí. La gente envía sus
productos, con la esperanza de que los use o los respalde.

-¿Pero ropa interior? –Gruñó mi padre. Todavía estaba mirando todas las
cajas.– ¿Lencería? ¿Cómo podrían pensar que esto es apropiado?

Brian se encogió de hombros, como si recibir una habitación llena de


lencería fuera lo más normal del mundo.

-Intencionalmente o no, Ella les dio a sus tiendas mucha publicidad gratuita.
Van a ganar mucho dinero de esto. Por supuesto, querrían enviarle su
gratitud. Eso es todo lo que es.

Papá gruñó. Continuó frunciendo el ceño, pero la rabia en su mirada murió.

-Es como cuando los editores y estudios envían sus libros y películas para su
revisión –dijo Juliette.

-Exactamente –estuvo de acuerdo Brian– Las celebridades, obtenemos


mucha ropa, accesorios, producto para el cuidado de la piel… cosas con
las que te pueden ver.

-¡Dulce! –dijo Juliette. -Trae los regalos.


Ana abrió una caja y echó un vistazo dentro.

-Nice!!

Afortunadamente, no sacó lo que estaba escondido, pero dio un silbido


bajo. Después de cerrar la tapa, ella me sonrió.

-La próxima vez que consigas ser acorralada por una cámara, deberías
decir cuánto amas a Louis Vuitton.

Brian se rió entre dientes. Puse los ojos en blanco. Con suerte, no habrá otra
próxima vez como la debacle de Erik Clarke.

-Abre la tarjeta –demandó Juliette.

Parecía tan curiosa que estaba a punto de arrancarme el sobre de las


manos y hacerlo ella misma. Me había olvidado completamente de eso.
Mirando alrededor de la habitación a todos los ojos curiosos, supuse que no
tenía ninguna razón para no hacerlo. Tomé una respiración profunda y me
preparé para cualquier explicación que contuviera.

Como si supiera que necesitaba el apoyo, Brian deslizó su brazo a mi


alrededor. No necesariamente quería leer esto con toda la familia mirando,
pero sabía que nunca me dejarían en paz si no lo hacía. Después de un
escaneo rápido del contenido, mi mandíbula cayó nuevamente.

Es del dueño de la compañía.

-¿Qué dice? –Preguntó Jennifer, sonando tan excitadamente curiosa como


Juliette. Leí la nota en voz alta.

Estimada señorita Rodríguez,

¡Saludos de temporada de todos nosotros en Lindon’s Lingerie Boutique! Me


conmovió tu
entrevista con Erik Clarke que deseaba enviar mis cumplidos más sinceros y
esta pequeña muestra de apreciación. Eres una mujer verdaderamente
hermosa que solo mejoraría el atractivo sexual de cualquier cosa que Lindon
tiene para ofrecer. Me sentiría orgulloso de que representases mis productos.
Sería un honor para mi que te unas al equipo y modele mi próxima línea de
primavera. Estoy preparado para ofrecerte un contrato generoso. Por favor
consideralo.

Con sinceridad y afectuosos saludos,


William C. Lindon
Fundador y CEO de Lindon’s Lingerie Boutique
Estaba agradecido por el brazo de Brian a mi alrededor, porque estaba tan
aturdida que me sentía mareada. Su toque fue lo único que me mantuvo
cuerda en este momento. Hubo un grito de asombro colectivo alrededor de
la habitación, y mi pobre padre parecía tener un aneurisma.

Ana fue la primera en romper el silencio.

-¿Me estás tomando el pelo? ¿Quieren que seas el modelo de Lindon?

La incredulidad en su voz habría sido completamente insultante si no me


sintiera de la misma manera.

-No. Absolutamente no –insistió papá.

No me molestó en absoluto que estuviera tratando de tomar decisiones por


mí, ya que estuve de acuerdo con él al 100 por ciento. De ninguna manera
lo iba a hacer.

-Espera, Rich –dijo Jennifer. Ella sonaba extasiada– No desestimes esto tan
fácilmente.

Papá y yo miramos boquiabiertos a Jennifer. Ella se encogió de hombros y


me miró con ojos implorantes.

-¿Sabes qué clase de oportunidad es esta para ti?

-No me importa qué tipo de oportunidad sea –rugió papá, con una rabia
renovada y toda su rabia anterior– ¡Mi hija no desfilará en ropa interior frente
al mundo entero!

-¡Richard, sé razonable!

Me sorprendió cuando Jennifer alzó su voz hacia él otra vez, por segunda
vez hoy. Ella solía ser tan desconfiada todo el tiempo. Pero ella también era
una modelo profesional, y podría imaginar que este trabajo tenía una gran
importancia en sus ojos.
-Ser una modelo de Lindon es uno de los conciertos más codiciados que
cualquiera podría conseguir. Solo podía soñar con tener una oportunidad
como esa. Es un trabajo respetable que le abriría todo tipo de puertas, y
pagaría lo suficiente para darle estabilidad financiera, a pesar de todas sus
necesidades médicas.

Jennifer suspiró.

-El hecho de que sea una buena oportunidad para ellos no significa que no
sea una buena causa. Si la lencería es incómoda para ti, hay muchas otras
formas más modestas de lograr lo mismo. Trajes de baño, por ejemplo. Esos
no son sugerentes de la misma manera que es la lencería.

No estaba segura de cómo el modelado de bikinis era mucho mejor que la


ropa interior, pero no me molesté en discutir.

-Lo siento, simplemente no puedo. No quiero mostrarle al mundo mi cuerpo.


Odio mi cuerpo. No hay forma de que yo pueda hacerlo.

La luz finalmente dejó los ojos de Jennifer, y ella asintió con la cabeza.
Parecía decepcionada, pero parecía entender. Me sorprendió lo mucho
que odiaba decepcionarla. Deseaba poder ser el héroe valiente que ella
quería y hacer frente a un mundo de gente superficial y crítica, pero no
había forma de que pudiera hacerlo. No era lo suficientemente valiente ni
lo suficientemente fuerte.

-Es una declaración tonta para ti, de todos modos –dijo Brian de repente,
apretando mi mano– Tus miradas son demasiado perfectas.

Aunque no estaba tratando de hacer una broma, no pensé y solté una


carcajada. Brian gruñó y casi escupió sus siguientes palabras como una
advertencia.

-Ellamara, no estaba tratando de ser gracioso. Te estaba felicitando “.

-¿Lo siento?

Le di una sonrisa tímida, todavía me costaba contener mis risas, y él suspiró.

-Eres tan poco romántica.


-¿No soy romántica? –Bromeé. ¿O simplemente no soy cursi?

Brian se burló.

-Yo no soy cursi.

Esa opinión valía un argumento decente, pero ahora no era el momento, y


a pesar del cumplido cursi, Brian había logrado animarme, porque cursi o
no, lo decía en serio. Sabiendo que había al menos una persona que me
amaba exactamente como yo era, protegió mi alma dañada. Hacerme reír
tampoco nunca me daño.

-Si tú lo dices.

Tocando su mejilla con un beso juguetón y riendo nerviosamente por el ceño


irritado que obtuve en respuesta, volví mi atención a mi familia y la
habitación llena de cajas de lencería.

-De todos modos… vamos a… averiguar qué hacer con todo esto y olvidar
que esto sucedió. Tenemos que irnos a la película en un momento.

Brian me apretó fuerte.

-Solo déjalos de lado por ahora. Puedo hacer que Scotty me ayude a
traerlos de vuelta a mi casa mañana. Tengo los armarios para él y para ella
en mi suite principal, así que podemos poner todo en tu armario por ahora,
y puedes revisarlo más tarde. O mejor aún… –Me sonrió lobunamente– Tu y
yo podemos revisarlo todo junto, y puedes probar el tema de modelado con
una audiencia de uno antes de decidir cómo responder a la oferta de
Lindon.

No estaba segura de qué era más impactante, que Brian estaba pidiendo
un show de lencería sexy frente a toda mi familia, que pensó que realmente
podría considerar la oferta de Lindon, o que ya había considerado el
armario extra en la habitación de su habitación.

-¡Brian! ¡Oh Dios mío! ¡No! No voy a modelar nada de esto para ti, y no hay
nada que decidir. No tomaré ese trabajo.
Cuando Brian sonrió triunfalmente, supe que me la habia hecho. Y me había
hecho bien. Creía totalmente que hablaba en serio esa vez. Maldije a Brian
y a sus brillantes habilidades para actuar.

-¡Idiota! –Golpeé su brazo, y estalló en carcajadas– Eso no es divertido. Pensé


que hablabas en serio.

-Y el Oscar va a … –Se rió.

-Y dices que soy una mocosa.

-Lo eres. Y estabas siendo una mocosa primero. Era mi turno.

El hombre tenía un punto. Y cuando me di cuenta de eso, una sonrisa crujió


en mi ceño fruncido.

-Bueno. Ok. Yo lo fui. Pero ahora estamos parejos.

La cara de Brian se iluminó más brillante que el sol, y acercó mis labios a los
suyos para un rápido beso.

-Te amo mujer.

Alguien en la sala -supuse que era Jennifer- suspiró, y me sonrojé desde la


parte superior de la cabeza hasta la punta de los dedos cuando recordé
que teníamos audiencia. Papá estaba mirando a Brian con ojos de halcón
que prometían la muerte si Brian alguna vez se salía de la línea, pero al
menos no estaba gritandole y pateándolo.

-Lo siento –murmuré, robando su atención– Así que um, sí, me voy a ir a
duchar y vestirme. –Le fruncí el ceño a Brian– Compórtate. Lo que significa
no abrir toda esta basura y enhebrarla por todos lados. Por favor.
Capítulo 12
BRIAN
Ella y yo fuimos al teatro separados de su familia porque planeábamos ir a
cenar con mi papá después de la película. Nos encontramos con mi padre
y algunos de sus amigos en el salón del primer piso del complejo de
entretenimientos.

-¡Brian!

Estaba sentado en un sofá en el salón del teatro con otros dos hombres y
dos mujeres. Bueno, una mujer y una casi mujer. La bomba pelirroja vestida
como si estuviera lista para ir de discoteca parecía apenas lo
suficientemente mayor como para pedir alcohol.
Lamentablemente, llegamos un poco temprano, así que tendríamos que
sentarnos y conversar un rato. Estuve tentado de pasar junto a ellos hacia el
teatro y fingir que no había escuchado a mi padre decir mi nombre, pero se
puso de pie y nos gritó mientras nos hacía señas para que nos detuviéramos.

-¡Brian! ¡Ella!

-Maldita sea.

Ella se rió de mi maldición y me apretó la mano.

-¿Podría ser peor que mi padre? –Susurró.

-Lo mismo. Solo un tipo diferente de horrible.

Ella me dio la sonrisa más intrigante. Fue irónica y estaba mezclada con algo
que decía que ella pensaba que yo era adorable. Ojalá supiera lo que
estaba pensando, porque no podía imaginar algo más allá de que ella
pensó que era yo era lindo por no gustarme mi padre.

-Está todo bien –dijo– Podemos hacer esto. Caras del juego.

Me mostró una sonrisa deslumbrante que convencería incluso al escéptico


más severo que estaba emocionada de estar aquí mezclándose con
extraños. Lo combiné con mi propia sonrisa de un millón de dólares y la
fastidié.

-Tú podría ser una actriz con esas habilidades.


Ella bufó.

-Sí. Tal vez lo intente después de aburrirme con mi carrera como modelo de
lencería.

Estaba agradecido por su actitud ligera. Fue un largo camino para


calmarme. No había nada que amara más que el humor travieso, y
sarcástico de mi pequeña y sexy mamacita.

Con sonrisas brillantes perfectamente en su lugar, nos acercamos para


saludar a mi padre y sus amigos. Bueno, apuesto a que la pelirroja era más
como su amiga especial, pero realmente no quería los detalles.

-Aw, ¿ven? –Les dijo a sus amigos, quienes se pusieron de pie para
saludarnos también. –Te dije que estarían aquí.

Mantén la sonrisa en su lugar, Brian. Es solo un padre orgulloso que le gusta


presumir de su hijo. No es nada más.

-Hola papá.

-Hola, señor Oliver –agregó Ella.

Después de una rápida palmadita en la espalda, papá me apartó y tomó


la mano de Ella.

-Por favor, Ella, llámame Max –canturreó mientras la besaba en la mejilla.

Sin soltar su mano, la guió hasta el asiento junto a él en el sofá, apenas


dejando espacio para su cita en el otro lado. A la pelirroja no pareció
importarle mucho, teniendo en cuenta que ya me estaba mirando a los ojos.

Reprimiendo un gemido, me senté junto a Ella y forcé una sonrisa a los tres
desconocidos en el sofá opuesto. Cuando todos me llamaron la atención,
papá hizo las presentaciones de inmediato.

-Este es Lloyd Wright y Michael Hobson. Ambos son de New Gate Films. Brian,
tu sabes Maya Sutherland. Ella, Maya es mi brillante agente.

Levantó un brazo alrededor de su cita y de alguna manera logró una sonrisa


digna.
-Y esta cosita adorable es Noémi Virág.

Después de saludos educados y apretones de manos, Noémi soltó una risita


tonta como una colegiala atontada y se acercó a papá para colocar su
mano en la pierna de Ella.

-Escuché tus buenas noticias esta tarde. ¡Felicitaciones! Debo admitir que te
odio en este momento. Mataría por la oportunidad de ser la chica de
Lindon. Eso es tan de supermodelo .

Me puse rígido, y el rostro de Ella palideció.

-¿Has oído hablar de eso? –pregunté, ya que Ella no parecía que pudiera
hablar en ese momento.

-Por supuesto.

Noémi rechazó la pregunta como si la respuesta hubiera sido obvia.

-El Señor Lindon se puso en marcha en Facebook diciendo que cree que
eres hermosa y que la idea de Erik Clarke fue fantástica. Él es quien anunció
que te hizo la oferta. Todos hablan de eso.

-Fantástico –refunfuñó Ella.

Noémi olvidó por completo el sarcasmo. Me encogi. No me sorprendió el


juego de poder, pero debería haber pensado en advertir a Ella que esto
podría suceder.
Lindon tuvo que comentar sobre la situación como una forma de controlar
los daños. Tuvieron que estar bastante seguros de que Ella rechazaría su
oferta, y si ellos no hubiesen dicho nada antes que ella, hacer la oferta no
les habría hecho ningún bien. Le dije a Scott que la sentaría a conversar
conmigo después de que su familia se fuera, pero a este ritmo, tendrían que
hacerlo antes. Como mañana por la mañana. Con suerte, Scott hablaba en
serio conmigo acerca de robarlo de su familia por un tiempo. Por ahora, lo
mejor que podía hacer era cambiar el tema para que Ella no mencionara
rechazar la oferta y tener que defenderse ante un grupo de extraños.

Me incliné hacia delante y tomé la mano de Ella mientras miraba a las dos
personas sentadas frente a mí. Papá ya había dicho que eran de las
películas de New Gate, pero podría haber supuesto que eran de algún
estudio u otro. Solo hay dos tipos de personas en Hollywood: los creativos y
los trajes. Las creatividades físicamente hacen las películas, y los trajes
controlan la toma de decisiones ya que son el dinero.

Hay una razón por la cual a los ejecutivos de la industria se les llama trajes, y
es exactamente el que imaginarías. La mayoría de nosotros adopta lo
casual tanto en apariencia como en comportamiento en el lugar de
trabajo. Los trajes no parecen entiende el concepto. Quiero decir, aquí
estábamos, viendo una película el día de Navidad, y estos dos imbéciles
estaban sentados aquí con sus trajes de diseñador de piel de tiburón y
corbatas de poder.

-Entonces… New Gate, ¿eh? ¿Por qué no estoy sorprendido?

Un dejo que mucha arrogancia se filtro en mi voz mientras todavía parecía


cortés. Todo es parte del juego. Estos hombres estaban aquí con una
agenda, si quería hacer negocios o no. No podría ser grosero y quemar
puentes, pero tampoco podía aceptar por completo su torpe intento de
tener una reunión con Ella.

Permitir que la gente de Hollywood piense que eres un presa fácil es una de
las peores cosas que puedes hacer.

-Me parece recordar ese nombre aparecer en una serie de llamadas


telefónicas con mi agencia recientemente.

-En realidad, Brian –interrumpió papá, con una sonrisa inocente que no
engañaba a nadie– vinieron a ver la película y hablaron conmigo acerca
de posiblemente dirigir una adaptación cinematográfica de Drive Hard.

Ella tosió, y tuve que morderme el interior de la mejilla, porque sabía que la
tos era solo para reír.

-¿El videojuego? –Preguntó remilgadamente.

Ella nunca fue remilgada con nada. El tono fue muy cortés. Ella
definitivamente estaba tratando de evitar reírse.

La cara de papá se iluminó con orgullo.


-Uno de los mayores vendedores en el mercado. Ya es hora de que hagan
la película.

Ella se inclinó hacia mi padre y colocó su mano ligeramente sobre su


antebrazo mientras le mostraba una sonrisa tan hermosa que casi me puso
celoso.

-Señor. Oliver-Max: sinceramente, no creo que haya otro director en el


mundo más adecuado para ese proyecto que usted.

Ahora yo era el que tosía para cubrir una carcajada. Nadie que estuviera
allí con nosotros podría haber sospechado lo mucho que Ella detestaba la
mayoría del trabajo de mi padre. Sin duda ella creía Drive Hard sería la
basura más grande, más llamativa y más ridícula que saliera de Hollywood
este siglo, y estaba segura de que no mentía cuando dijo que pensaba que
papá sería el director perfecto para la película. Solo capté la
condescendencia oculta bajo su cumplido, y eso fue solo porque la conocía
tan bien.

No pude evitar darle un codazo suavemente. Ella me miró y su sonrisa se


volvió irónica. Tuve que frotar mi mano sobre mi boca y mandíbula en un
intento de literalmente borrar la sonrisa de mi cara. Cuando me vio
esforzándome por mantener la compostura, me guiñó un ojo sutilmente y
sonrió a los trajes de New Gate.

-Seriamente. Max Oliver es definitivamente el hombre para ese trabajo. Si


aún no le has ofrecido un contrato, será mejor que lo hagas.

La mujer era incorregible. La empujé un poco más fuerte en las costillas,


haciéndole cosquillas advirtiéndole que sería mejor que la cortara antes de
que me hiciera reír y nos hiciera reventar a los dos. Ella iba a tenerlo cuando
finalmente tuviéramos un momento para nosotros.

Las ganas de reírse se desvanecieron cuando Lloyd y Michael le devolvieron


la sonrisa como un par de tiburones dando vueltas alrededor de un pez
sangrante.

-Bueno, supongo que si Ellamara se ha apartado de tales palabras de


sabiduría, entonces será mejor que redactemos el contrato antes de las
vacaciones –dijo Lloyd.

Michael asintió.
-Y ya que estamos en el tema de los contratos y las propuestas, Señorita
Rodríguez, es muy afortunado de que nos hayamos encontrado hoy.

-Sí –dije con voz entrecortada– Afortunadamente de hecho. Y pura


coincidencia, estoy seguro.

El Sarcasmo y el desdén goteó de mi voz. No estaba feliz, y quería que estos


idiotas lo supieran. Que necesitaban sudar un poco. Papá se incorporó un
poco más recto y perdió ese lado despreocupado que había tenido antes.

-Relájate, Brian. Esto no es una emboscada.

-No. Es Navidad. Este no es el momento apropiado para hablar de negocios,


y nos prometiste discreción si veníamos hoy.

Ella palmeó mi pierna y susurró

-Brian, está bien.

Realmente no fue así. Scott tenía razón en que las personas encontraban sus
propias formas de llegar a Ella, ya que no devolvía sus llamadas. Que la
molestaran el día de Navidad, cuando supieran que estaría con toda su
familia, fue espantoso. Estoy seguro de que ella era la única razón por la que
estaban aquí. Y yo estoy seguro que mi padre estuvo más que feliz de
ayudarlos a arrinconarla cuando colgaron el proyecto Drive Hard frente a
él. Idiotas.

-¿De qué propuesta querrías hablar? –Preguntó Ella.

Me pateé a mí mismo otra vez. Sabía lo que se avecinaba, y fue otra


sorpresa de la que no le advertí antes de tiempo.

-Estamos interesados en adquirir los derechos de la película sobre su historia


–dijo Michael.

-¡Derechos de la película! –Ella jadeó

-Tú y todos los demás en la ciudad.

Cuando Lloyd y Michael me miraron, dije:


-No te hagas el tonto. Sabes que todos están tratando de obtener este
proyecto. Estudios mucho más grandes que New Gate.

Ella volvió su incrédula mirada hacia mí.

-¿Ellos?

Suspiré.

-Sí. Todos me preguntan porque todavía no tienes configurada ninguna


información de contacto. Iba a contarte sobre eso; Solo he estado
esperando porque estaba tan estresado por su examen de GED y por su
familia. Necesitamos sentarnos y repasar todo esto. Solo quería esperar
hasta después de las vacaciones.

Lancé una mirada a Lloyd y Michael mientras decía eso último. Ninguno
parecía muy arrepentido. Pero al menos Ella no estaba molesta por haberle
ocultado esta noticia. Parecía aturdida, pero estaba tranquila y pensativa
mientras procesaba lentamente la información.

-Si, vale. Esa es probablemente una buena idea. Derechos de la película.

Ella negó con la cabeza, parpadeando en su regazo, como si todavía no


podía creerlo.

-Eso es una locura.

Ella se recompuso y me sonrió.

-Gracias por no mencionar eso la semana pasada. Tienes razón. Estaba


suficientemente estresada.

Ella se inclinó, frunció los labios, y no puedo decirle lo emocionado que


estaba cuando me dio un beso rápido y agradecido. Ella es muy tímida
acerca de las cosas físicas y se avergüenza cuando se trata el tema de
nuestra relación. Este pequeño y casto reconocimiento de lo que somos el
uno para el otro se sintió como un gran paso.

Ella respiró hondo, lo soltó y luego se sacudió de su aturdimiento.


-OK. Definitivamente, siéntense y hablen de todo este material de Hollywood
pronto. Tal vez después de Año Nuevo podamos escapar a su lugar, pedir
un poco de comida para llevar, ¿y tener un powwow? ”

A pesar de que la idea sonaba como el cielo, hice una mueca.

-En realidad, con el drama de Erik Clarke y lo de Lindon, estoy pensando que
no deberíamos esperar tanto.

Maya finalmente saltó a la conversación.

-Oh, estoy de acuerdo –dijo ella– Esto es algo que deberías actuar
rápidamente.

Miré el brillo hambriento en sus ojos. Había estado tan concentrado en Lloyd
y Michael que había olvidado que Maya tendría un ángulo propio.

-Ella –canturreó con una dulce voz azucarada que me puso los nervios de
punta– No tienes idea de cuán candente es el tema que Brian y tú tienen
en este momento. Tienes que actuar rápidamente si quieres sacar el máximo
provecho de eso. Realmente podría hacer que pasen cosas increíbles para
ti.

Ella frunció el ceño.

-¿Qué quieres decir?

Maya le dio una tarjeta de presentación.

-Me encantaría representarte.

Traté de no apretar los dientes hasta las terminaciones nerviosas. Ella me


miró, asombro una vez más mostrando en su expresión, y tomó la tarjeta de
Maya.

-¿Quieres ser mi agente? –Preguntó confundida– ¿Para qué? No aceptaré


la oferta de Lindon. No voy a convertirme en modelo.

-¿No lo harás? –Noémi quedó sin aliento– ¿Por qué no? ¿Estas loca?
Temía que Ella se enfadara y perdiera ese infame temperamento latino suyo,
pero ella solo puso los ojos en blanco y sonrió dulcemente a la mujer que
claramente consideraba una idiota.

-Simplemente no estoy interesado.

Noémi se quedó boquiabierta y Maya retiró la atención de Ella.

-Todavía necesitarás representación para una cantidad de otras


oportunidades que se te presentarán ahora. Los derechos cinematográficos
son uno de ellos.

Lanzó una gran sonrisa a los chicos de New Gate, quienes le devolvieron la
sonrisa como si el trato ya estuviera establecido.

-Sí –dije, rechinando los dientes con tanta fuerza que mi dentista me
sermonearía la próxima vez que entré– Ella necesitará un representante,
pero una vez más, no eres la única agente que busca representarla.

Ella suspiró.

-Creo que tenemos mucho de qué hablar, ¿eh?

La acerqué con fuerza a mi lado.

-Te ayudaré a resolverlo. No será tan malo.

-Bueno.

Maya se erizó.

-Puede que no sea la única agente que quiera representarte, Ella, pero soy
la mejor.

Yo resoplé. Eso era bastante arrogante, teniendo en cuenta que ella sabía
quiénes eran mis agentes, y que en realidad eran los mejores en la ciudad.

-Lo que sea. Has hecho tu oferta. Ella tiene tu tarjeta. Ella lo agregará a la
pila. –Lancé una mirada severa a Lloyd y Michael– Tambien tengo su oferta
e información de contacto.
Ambos fruncieron el ceño, pero mantuvieron la boca cerrada y no
interrumpieron cuando les dije a los tres:

-Les prometo que Ella revisará todo lo que le han dicho esta semana, y
alguien les contestará a todos en nombre de Ella una vez. Ella ha tenido
tiempo de considerar sus opciones y sabe lo que quiere hacer. Mientras
tanto, ella y yo vamos a ir al teatro ahora. Su familia estará aquí pronto, y
nos gustaría unos momentos antes de que lleguen.

Me levanté, y Ella sonrió al grupo mientras se levantaba conmigo.

-Gracias por su interés. Prometo que me pondré en contacto contigo


después de haber aprendido un poco más sobre lo que está pasando. Que
tengas una maravillosa Navidad. Fue encantador conocerlos a todos.

Papá se puso de pie, también, y tomó la mano de Ella.

-Todavía vendrás a cenar después del espectáculo, ¿verdad? –preguntó,


rebotando su mirada entre los dos.

-No lo sé –le dije, mientras Ella asentía.

-¿Realmente seremos solo nosotros tres? ¿O habrá otros agentes y


productores esperando para tener una charla ventajosa durante la cena?
¿Algunos periodistas, tal vez? ¿O fotógrafos?

No quería ser una grosero, pero estaba enojado con mi padre. Básicamente
explotó su conexión con Ella para estar bien con la gente de New Gate. No
estaba sorprendido. Mi padre es tan Hollywood como una persona puede
llegar a ser. Él siempre está trabajando en todos los ángulos. Pero todavía
estaba enojado.

-Oh, Brian –papá suspiró juguetonamente y sonrió a su compañía como si


me considerara un niño tonto cuyas payasadas encontraba divertidas–
Siempre tan escéptico y solitario. Realmente deberías relajarte un poco.
Podrías llegar más lejos en este negocio si no fueras siempre tan rígido.

Le di mi sonrisa falsa de un millón de dólares.

-Es una industria despiadada, papá. Todos sabemos eso. Simplemente no


aprecio que mi propio padre me trabaje como un objeto, y no voy a dejar
que Ella se vea envuelto en esto. También valoro mi privacidad. Lo poco que
me queda.

Papá retrocedió. Por todo lo que era, no era un idiota, y sabía que estaba
presionando mis botones.

-Bien, bien. Ustedes, chicos, hagan lo que quieran. Él le dirigió su sonrisa


maliciosa y se acercó a Ella para susurrarle en su oído– Te aseguras de
ayudarlo a relajarse un poco durante la película, ¿eh? él siempre está tan
irritable.

Cual vergüenza. Esperaba que Ella no lo viera como la sugerencia sexual


que era.

Ella mantuvo su sonrisa como una profesional.

-¿De Verdad? Eso es extraño. Él nunca está de mal humor conmigo. Ella se
encogió de hombros. Debe ser solo usted.

Me ahogué en una risa. Ella acababa de insultarlo en su cara, pero lo había


entregado con tanta inocencia. Nunca había estado tan orgulloso de esta
mujer en toda mi vida.

-Hmm –La sonrisa de papá se tensó– Quizás tienes razón. Pero sabes cómo
pueden ser padres e hijos.

-Por supuesto. Le lanzó una dulce sonrisa y un abanico inocente de sus


pestañas– No se preocupe. Me aseguraré de que se lo pase bien hoy. Y
estaremos allí para cenar. Promesa.

La tensión de papá disminuyó.

-Genial.

Él le tomó la mano y levantó su teléfono cuando ella trató de alejarse.

-¿Qué tal una foto antes de que ustedes desaparezcan? Una foto con la
misteriosa Ella me dará todo tipo de credibilidad callejera con la gente más
joven, que realmente podría usar si voy a dirigir una adaptación de
videojuego.
Él rió bulliciosamente y le guiñó un ojo.

-Además, necesito pruebas para la madre de Brian de que soy un buen


padre y presto atención a mi hijo y a su nueva novia.

-Papá.

-Es verdad –Me lanzó un puchero– Ella me envió una docena de mensajes
de advertencia esta semana sobre que la Navidad es el momento para la
familia y que necesitaba hacer un esfuerzo con ustedes dos.

Gruñí. Probablemente no estaba mintiendo sobre eso.

-Bien. Si hace feliz a mamá.

Papá le tendió su teléfono a Maya, quien -sin sorpresa- estaba más que
dispuesta a tomar la fotografía que haría que su cliente fuera aún más
expuesto. Luego, se acercó lo suficiente a Ella que casi le dio un puñetazo y
deslizó su brazo lo suficientemente cerca de su cintura que sus ojos se
hincharon.

-Papá –gruñí.

El bastardo tuvo el valor de soltar una risita mientras la besaba en la mejilla


y la dejaba ir.

-Gracias amor. Los veremos allí adentro. Espero conocer a su familia, así que
asegúrese de presentarlos en algún momento.

Cuando comencé a arrastrar a Ella, parecía estar más que lista para partir.
No fue hasta que estábamos sentados en el teatro que ella se inclinó y
susurró:

-Creo que tu papá me rozó el culo a propósito cuando me rodeó con un


brazo.

Y eso fue todo. Las cosas se pusieron rojas. Me puse de pie, con toda la
intención de ir a patear el asqueroso trasero de mi padre, pero Ella me tiró
de vuelta.
-Tranquilo. No hay necesidad de ir con todo y el Príncipe Druida sobre él.
Solo, la próxima vez, tienes que pararte junto a él para las fotos.

Cualquiera que sea la combinación de maldiciones que gruñí, Ella se echó


a reír. Tomé una respiración profunda. Si ella estaba bien y se reía de eso,
entonces yo no necesitaba ir a darme un espectáculo a mí mismo dando
un puñetazo a mi padre en público. Pero yo quería.

-Lo siento. Realmente no hay excusa para él.

-Oye, al menos parece que me quiere, ¿verdad?

Ella estaba bromeando, pero eso no fue divertido. No se dio cuenta de que
mi padre no tendría problemas tratando de llevar a mis amigas a la cama si
creía que podía hacerlo. Ella no sería la excepción.

Incliné mi cabeza hacia atrás y gemí mientras me fregaba la cara con mis
manos.

-No es gracioso, mujer. Hazme un favor y mantén la distancia con él, si


puedes. ¿Por favor? De hecho, también lo mantendremos lo más alejado
posible de tu familia. Especialmente tus hermanastras. Tu padre me odia lo
suficiente como es. Perdería su mierda si mi padre golpeara a las gemelas
.
Ella suspiró pero sonrió y apoyó su cabeza en mi hombro. Levanté el
apoyabrazos entre nosotros, me acurruqué cerca suyo, relajando al instante
todos mis músculos. Solté otra respiración larga y apoyé mi cabeza sobre la
de ella.

-Qué semana hemos tenido, ¿eh? –Preguntó ella. Su voz se volvió más suave,
como si coincidiera con el repentino cambio de humor.

La apreté suavemente y le besé la parte superior de la cabeza.

-Ojalá pudiera decirte que no siempre será así, pero mi vida es un circo de
tres pistas, y acabas de apuntarte a la cabeza como principal atracción.

-Siempre y cuando encuentren a alguien increíble para interpretarme en la


película– bromeó, sorprendiéndome con su ligera respuesta a la situación–
Ah, y tu padre no puede dirigirla. Lo siento. Simplemente no.
-De acuerdo. Gracias a tu excelente recomendación, estará demasiado
ocupado haciendo Drive Hard de todos modos.

Ella se rió de nuevo, y esta vez me reí con ella.


Capítulo 13
ELLAMARA
Ver El Príncipe Druida después de haber pasado la mayor parte de la última
semana con Brian hizo que fuera un poco difícil ver a Cinder en la pantalla
en lugar de Brian, y fue realmente extraño ver a Juliette desmayarse por mi
novio. Aún así fue divertido.

Sorprendentemente no estaba celosa de que alguien del público vitoreara


y gritara cuando Cinder se quitó la camisa o cuando tuve que ver las
escenas de besos entre Cinder, Ellamara, él y Ratana. Aunque, ciertamente,
las escenas con él y Kaylee Summers eran más difíciles de soportar que las
otras. Pero eso fue solo porque la odiaba. No por el trabajo de Brian.

Me alivió ver que esa parte de su trabajo no iba a molestarme. Sabía que
todo esto era solo actuar, pero aún me preguntaba si me molestaría a futuro.
No sería así. Era imposible estar celosa cuando sabía cuánto me amaba
Brian. Saber lo que realmente pensaba sobre Kaylee también ayudó. Pero,
de nuevo, eso podría haber sido mi lado mezquino hablando.

Max había sido fiel a su palabra, y la lista de invitados era pequeña. A pesar
de que había comprado todo el recorrido de las 4:30, solo se llenó un tercio
de los asientos. Ninguno de los miembros del elenco estaba allí, gracias a
Dios, Max tuvo el suficiente sentido común como para no invitar a Kaylee,
pero un par de invitados estaban muy reconocibles de otras películas. Me
sorprendió ver a Susanna Salazar, una estrella de la música pop adolescente
muy popular, allí. Supuse que sus padres eran amigos de Max.

Después de presentarse y saludar a Brian, con quien obviamente ya estaba


muy familiarizada, estaba sorprendentemente interesada en hablar con
Juliette y Ana. Cuando le pregunté a Brian sobre el tema, me explicó que
era difícil para los adolescentes famosos conocer a otras personas de su
edad. Susana probablemente estaba hambrienta de atención por parte de
chicas de su edad que no fueran solo fangirl sobre ella. Y gracias a la
presencia de Brian durante la última semana, las gemelas ya no eran tan
afectadas por las celebridades.

Tan pronto como Susanna se dio cuenta de que Ana y Juliette eran geniales,
se aferró a ellas como si fueran sus mejores nuevas amigas. Por un pequeño
milagro, Max y mi familia lograron encontrarse sin que el mundo llegara a su
fin.
Oh, estaba segura de que mi padre tendría mucho que decir sobre la cita
de Max una vez que llegaran a casa, pero Max logró no golpear a ninguna
de las mujeres Coleman, y mi padre no le dijo que era demasiado bueno
para su hijo, por lo que lo consideré una victoria.

En general, las cosas fueron geniales, hasta que todos salimos del teatro. Se
había corrido la voz durante la película de que Brian y yo estábamos aquí.
No pensamos en nada del complejo completamente lleno: el día de
Navidad siempre era un gran día para el cine, después de todo. Y cuando
los fanáticos se alinearon en el lobby mientras esperaban entrar a la
siguiente función comenzaron a gritar y gritarnos, raramente parecía lo
suficientemente normal.
Brian y yo saludamos y saludamos, sonreímos por unas fotos y les dijimos que
esperábamos que disfrutaran de la película cuando pasamos junto a ellos.
Eso no fue gran cosa. Podría manejar eso. Pero a medida que avanzábamos
por el vestíbulo, el director del teatro detuvo toda nuestra fiesta.

-Perdóneme, señor Oliver –le dijo el hombre a Max, forzando una sonrisa
nerviosa–pero de alguna manera se ha corrido la voz de que su grupo esta
aquí. Me temo que hemos tenido que llamar a la policía para controlar la
multitud.

-Oh

Max hizo una pausa, como sorprendido, y miró hacia afuera de la puerta
principal, donde se había congregado una gran multitud. Después de
asimilar la situación, sonrió nuevamente y le dio una palmadita en el hombro.

-Gracias por el aviso. La mayoría de nosotros hemos aparcado con el Valet.


¿Todavía podrán traer nuestros autos?

El gerente se relajó de alivio al ver que Max no estaba molesto y culpándolo


por la filtración a la prensa.

-Oh, sí, por supuesto –dijo efusivamente– Es posible que tenga que esperar
unos minutos más de lo normal, pero la policía podrá sacarlo a salvo.

Ninguna de las personas irreconocibles tenía nada de qué preocuparse y se


fue después de unas rápidas despedidas. Las pocas otras celebridades en
la fiesta esperaron adentro con nosotros después de entregarle sus papeles
al gerente, pero todos parecían bastante reacios al caos.
-¿Cómo es que no están molestos? –Le susurré a Brian.

Brian ciertamente parecía preocupado, pero cuando miró a las otras


personas famosas, se encogió de hombros.

-Probablemente lo esperaban. Con tantos de nosotros en un solo lugar, las


personas debían notarlo. Soy el idiota por no darme cuenta de que papá
habría invitado a otras celebridades. Cuando me prometió una lista de
invitados pequeña y discreta, ingenuamente pensé que solo éramos
nosotros y algunos de sus amigos no famosos más cercanos.

Brian lanzó una mirada molesta a su padre, que se reía con los padres de
Susanna. Y parecía emocionada de tener la atención. Ella estaba sonriendo
mientras saludaba a los fanáticos en el vestíbulo y posaba para las fotos
mientras esperaba que el valet le trajera su auto.

Los flashes de los teléfonos celulares sonaron como locos en el atestado


lobby, y frente a las puertas del teatro, parecía el estreno de la semana
pasada otra vez, menos la alfombra roja. Mi estómago se revolvió.

-¿Estaremos a salvo? –Pregunté. Odiaba sonar preocupada. Yo quería ser


fuerte y probar a Brian que podría manejar su mundo, pero recuerdos de ser
enjaezada en la FantasyCon y tener que ser llevada por personal de
seguridad de Brian hizo temblar mi cuerpo con ansiedad.

La mandíbula de Brian se apretó ante mi pregunta. Su ceño melancólico se


volvió increíblemente oscuro. Él realmente no estaba feliz.

Me sentí terrible. Sabía que Brian solo estaba molesto en este momento por
mi bien. Él estaba acostumbrado a este tipo de cosas. Sin mí,
probablemente sería tan descorazonado como las otras celebridades, en
lugar de estar segundos de golpear a alguien.

-Estamos a pocos pasos del Valet, y la policía está aquí. Te mantendrán a


salvo –prometió.

Mi papá estaba flotando lo suficientemente cerca como para escuchar la


promesa de Brian. Parecía tan enojado como Brian, solo que su ira no estaba
dirigida a Max.

-Será mejor que esté a salvo –refunfuñó.


Cuando Brian devolvió su mirada, agarré el brazo de Brian para detenerlo y
mantenerlo en calma. Ahora no era el momento para que los dos chocaran
de nuevo.

-¡Brian! ¡Papá! Ustedes dos, cálmense –siseé– Pelear al respecto no va a


mejorar las cosas. Preocúpense después de que todos estemos en casa.

La advertencia pareció ponerlos a ambos a raya, y la tensión se alivió un


poco. Sonó el teléfono de Brian, y echó un vistazo a la pantalla como si no
pensara contestarla, pero cuando leyó el nombre en la pantalla, frunció el
ceño y se lo llevó a la cabeza.

-Oye, Scotty, ¿qué pasa?

Agachó la cabeza y conectó una oreja para poder escuchar lo que su


asistente le decía.

Mientras hablaban, me volví hacia mi padre. Él, junto con el resto de mi


familia, estaba parado allí contemplando el espectáculo que nos rodeaba
con una expresión atónita.

-Papá, lo siento. Max nos prometió bajo perfil. No estamos seguros de


cómo…

-El padre de Brian publicó sobre esto en Instagram –dijo Juliette, tendiéndole
su teléfono– Está en todo Internet. Ana y yo comenzamos a recibir mensajes
de texto de compañeros de la escuela antes de que comenzara la película,
preguntándonos si estábamos con ustedes.

-¿Qué? –Brian jadeó, girando hacia Juliette con los ojos muy abiertos.

Juliette frunció el ceño ante su expresión incrédula y tendió su teléfono para


que lo viéramos. Efectivamente, Max había publicado la foto que había
tomado antes de la película con Brian y yo en su cuenta de Instagram. No
habría sido un problema, excepto en el pie de foto que mencionó el nombre
del teatro en el que estábamos y el showtime de la película. Cuando Brian
lo leyó, inspiró profundamente y comenzó a temblar de ira.

-Está bien, Brian.


-No, no lo esta –gruñó– Ya fue tan malo que te tendiera una emboscada
antes de la película con su agente y esos productores, ¿pero tirarnos esta
mierda solo para conseguir más publicidad? ¡PAPÁ!

Max estrechó la mano de otro de sus invitados y luego flotó hacia nosotros,
luciendo completamente sereno.

Brian levantó el teléfono de Juliette hacia Max y lo miró con tanta fuerza que
su rostro se puso rojo brillante.

-¿Estás jugando conmigo?

Max frunció el ceño.

-¿Qué? Te dije que iba a publicar la foto.

-No me importa la imagen. Puvblicaste nuestra ubicación. Tu planificaste


esto todo el tiempo. –Hizo un gesto hacia la multitud afuera– Esta es toda la
razón por la que nos invitaste hoy, ¿no?

Max puso los ojos en blanco.

-Por supuesto no. Te invité porque eres mi hijo. Y no planifiqué esto; no seas
tan dramático. Simplemente no estaba pensando cuando publiqué la foto.
No tengo el mismo problema con los fanáticos que tú.

Brian se burló. Tampoco yo le creí a Max.

-No es tan malo –dijo Max, renunciando a su intento de inocencia después


de ver nuestra incredulidad.

Eché un vistazo afuera a la multitud otra vez. El auto de Susanna acababa


de detener al Valet y cuando ella y sus padres salieron del teatro, el rugido
del ruido era tan fuerte que Ana y Juliette intercambiaron miradas nerviosas
y se acercaron a papá y Jennifer.

Max hizo una mueca ante el ruido y negó con la cabeza a Brian y a mí.

-Solo estarás fuera por un minuto, y eso vale totalmente lo que esto va a
hacer para la venta de entradas. Deberías quedarte un poco mientras y
aproveche esta oportunidad. Ella y tú no han hecho una aparición pública
desde el estreno. Sorprender a los fanáticos el día de la inauguración es una
publicidad increíble para los dos. Los medios lo amarán.

Brian cerró los ojos y se pellizcó el puente de la nariz. Dejó escapar un suspiro
y sacudió la cabeza mientras trataba de calmarse.

-Eres increíble, papá. ¿Sabes que? Olvídate de cenar esta noche. No vamos
a asistir. No iré de ninguna manera. Supongo que Ella puede, si quiere, pero
dudo que lo haga después de la forma en que solo pasaste la tarde
explotándola para tu propio beneficio.

Negué con la cabeza.

-Realmente no. Mi familia quería que cenáramos con ellos de todos modos.
–Miré a mi papá y a Jennifer– No les importa si nos unimos a ustedes,
¿verdad?

-Por supuesto que no –dijo Jennifer.

-¿Qué? –Max parecía genuinamente ofendido– Ustedes no pueden. Ella,


cariño, Brian solo es demasiado sensible Te juro que no…

-¿La gente de New Gate, papá? –Preguntó Brian– ¿En verdad? ¿Me vas a
decir que no los invitaste hoy solo porque querían unirse con Ella, y tú querías
el trato con Drive Hard?

Max gimió.

-No quise hacer ningún daño. Pensé que ella estaría entusiasmada con su
oferta, y ¿qué otra cosa podría hacer? Ya estaban en conversaciones con
Ridge Davies cuando los contacté sobre el proyecto.

Dirigió su puchero en mi dirección.

-Ella, cariño, lo siento si eso te molesta. Esa no era mi intención. Y no puedo


agradecerte lo suficiente por ese maravilloso endoso. No creo que te des
cuenta de cuánto dinero tienes en la industria ahora. Realmente no era su
primera opción para la película. Si obtengo el contrato, será por ti.

-Me alegro de poder ayudar –le dije secamente.


No estaba tan enojada como Brian. Por lo que Brian me había contado
sobre su padre, no estaba tan sorprendido. Pero estaba molesta en nombre
de Brian. Estaba haciendo un gran negocio en mi beneficio, pero también
sabía que le estaba molestando mucho más de lo que admitiría a nadie. No
me puedo imaginar cómo se sentiría mi propio padre para usar mi fama.

Ignorando mi sarcasmo, Max volvió a rodar sus ojos hacia Brian y sostuvo su
codo en una ofrenda para que yo tomara.

-Bueno, no tiene sentido llorar por eso. Lo hecho, hecho está. También
pueden mezclarse con sus admiradores mientras esperan su auto.

Cuando todo el cuerpo de Brian se tensó de nuevo, lo agarré del brazo con
más fuerza y lo atraje hacia mí.

-En realidad, vamos a esperar aquí con mi familia. No están acostumbrados


a este tipo de cosas. Max frunció el ceño, mirando a mi familia como si se
diera cuenta de que todavía estaban allí. Inmediatamente se puso en modo
smarmy, pero antes de que pudiera decirle algo a mi padre que
seguramente lo enojaría, papá negó con la cabeza y dijo:

-No hay necesidad de esperar con nosotros, Ella. Nuestros autos están aquí,
y su público está esperando. Tú y tu novio pueden mezclarse con sus
fanáticos.

Estaba tan conmocionada -y herida- por su desdén que no pude contener


una respuesta sarcástica. Fue un milagro que logré no gritarle.

-Mi novio tiene un nombre –espeté, apretando los dientes– Y él no tuvo nada
que ver con nada de esto. Tampoco yo. Solo fuimos al teatro hoy porque
todos ustedes querían ver la película, y pensamos que el padre de Brian
realmente quería la compañía de su hijo en Navidad. No pretendíamos ser
un inconveniente para ti.

Mirando con furia a él, molí mi dientes y sacudió mi cabeza.

-Tal vez nos saltearemos la cena de Navidad con ustedes, también.


Claramente has tenido
bastantes de nosotros y nuestro drama por un día. –Traté de darle una sonrisa
a Brian–Parece que deberíamos haber ido a ver a tu madre en Wisconsin,
después de todo.
Su rostro se suavizó ante mi broma.

-Estoy seguro de que nos llamará mañana para decir que te lo dije.

La media sonrisa que logró fue suficiente para hacerme relajar. Suspirando
suavemente, tomé aliento y hablé con voz tranquila.

-Papá, lo siento mucho por todo esto. Ustedes van todos adelante. Es mejor
que se vayan por separado de todos modos. No serás reconocido de esa
manera, y nadie te molestará.

-En realidad –dijo Brian– Juliette y Anastasia probablemente deberían venir


con nosotros.

Cuando todos miraron boquiabiertos a Brian, esperando una explicación, él


hizo una mueca.

-Mi asistente llamó a hace unos minutos. Vio las noticias y dijo que la gente
habla de ellas casi tanto como Ella.

Él se encogió de hombros.

-Estaban en el video de Erik Clarke, también, y creo que la gente está


intrigada por el ángulo de las hermanastras de Cenicienta.

Juliette se quedó boquiabierta, y los ojos de Ana se hincharon. Papá se


estremeció, como si la noticia de la nueva fama de sus hijas literalmente lo
sorprendiera.

Brian se pasó una mano por el pelo.

-Scott llamó a un servicio de limusina para que todos podamos permanecer


juntos. Dijo que las cosas son lo suficientemente locas que sería mejor dejar
que un conductor profesional se preocupe por la multitud, ya que ustedes
no están acostumbrados. Lo siento mucho.

A mi papá le tomó demasiado tiempo responder a esto, y cuando lo hizo,


no pudo hablar. Simplemente apretó sus manos en puños y se dirigió hacia
el baño. Nunca lo había visto tan enojado.
-Bueno –murmuré– ahí va mi relación con mi padre. Me pregunto cómo el
Dr. Parish tratará de hacer girar esto.

-Ella, lo siento mucho.

Le sonreí dulcemente a Brian y le di un beso en la mejilla.

-No es tu culpa.

Cuando papá regresó, todavía no hablaba con nadie, ni siquiera con


Jennifer. Brian y yo decidimos darle espacio y fuimos a hablar con los
fanáticos que esperaban para ver la película. No es que estuviéramos de
humor, pero gracias a Max, que se estaba divirtiendo entre la multitud y no
paraba de llamarnos, realmente no teníamos otra opción. Expulsarlos
hubiera hecho que Brian se viera mal.

La limusina tardó casi media hora en llegar, y cuando apareció, dos policías
vinieron a escoltarnos.

-Solo corran al auto –papá gruñó a las gemelas– No digan nada. Ni siquiera
miren las cámaras.

-Ella y yo saldremos frente a ustedes –murmuró Brian– Eso debería desviar la


atención del resto de ustedes.

Su valiente esfuerzo solo le valió otra mirada desagradable de parte de mi


padre. Quería gritarle a mi padre. Él estaba siendo totalmente irrazonable.
Nada de esto fue culpa de Brian. Nada de eso.

-¿Estás lista? –Preguntó Brian.

Asentí mientras respiraba profundamente.

-Al menos tienen a la multitud barricada esta vez para que no tengas que
cargar conmigo.

Los hombros de Brian se hundieron, y apenas ahogaba mi nombre.

-Ella…

Negué con la cabeza.


-Es parte del paquete –Forcé una sonrisa– Sabía para qué me inscribía.

Él me abrazó y luego envolvió su brazo alrededor de mí antes de asentir con


la cabeza a nuestra escolta policial para abrir las puertas.

El ruido que había recibido a Susanna había sido una locura, pero no era
nada en comparación con el caos que estalló cuando Brian y yo salimos del
edificio. La acera de la entrada principal al bucle de la entrada donde el
Valet esperaba era de unas diez a quince yardas más o menos, pero
cuando ambos lados estaban alineados con una multitud de admiradores
y reporteros siendo rechazados por el bueno de LAPD, el camino hacia la
limusina se sintió como una eternidad. Especialmente porque era la persona
más lenta del mundo.

Traté de apresurarme y casi le pedí a Brian que me llevara después de todo,


porque esta multitud estaba loca. La gente del teatro había arrastrado un
montón de cuerdas de terciopelo para alinear la acera, y la policía se
estaba asegurando de que la multitud se quedara atrás, pero no me sentía
exactamente seguro. Esta multitud era mucho más ruidosa de lo que lo
había sido el grupo en FantasyCon o The Druid Prince.

Estas personas habían tenido unas buenas dos horas y media para reunirse
aquí. Todos los paparazzi de la ciudad estaban aquí, así como todos los
equipos de noticias locales. Había mucha gente al azar allí, también.
Gritaron lo valiente que era y lo orgullosos que estaban de mí y de lo
hermosa que era. Eso no fue tan malo, pero aparte de los gritos
emocionados normales, esta multitud en particular tenía un lado mucho más
desagradable. La primera mujer que me hizo darme cuenta de que
estábamos en algún problema empujado ella misma contra un policía y
gritó:

-Olvída a Ella, Brian! ¡Si ella no satisface tus necesidades como hombre, yo
lo haré!

-¡Yo también lo haré! –Gritó alguien más.

-¡Yo también!

-¡Puedes tenernos a las dos!

Brian los ignoró a todos y me mantuvo segura metida en su costado. Él


permaneció 100 por ciento centrado en el auto delante de nosotros.
Entonces, un grupo de universitarios se burlaron y me arrojaron bragas
cuando pasamos.

-¡Te tengo un regalo, también, Ella!

-¡Modela esto para mí, sexy!

-Olvídate de las bragas! ¡Muéstranos todo, cariño!

Junto a ellos, alguien gritó:

-¡Olvídense de esa perra fea y deformada! ¡Denme a las hermanastras sexys!

-¡Diablos, sí! –Gritó alguien más.

-¡Tengo problemas con la cachonda!

Un jadeo detrás de mí me hizo mirar por encima del hombro. Ana se había
detenido y estaba mirando boquiabierta al chico que acababa de llamarla.
Cuando captó su atención, él le sonrió y dijo:

-Oye, Ana, ¿por qué no te deshaces de tu novio cojo y sales con un hombre
de verdad?

Su amigo lo codeó y se rió.

-Al menos muéstranos lo que llevas puesto debajo de la ropa esta vez,
diviértete un poco.

Hizo un gesto realmente grosero con los dedos y la lengua que hizo que Ana
gritara de nuevo y enterrara su rostro en el pecho de nuestro padre. La
multitud ululó, rió y silbó cuando papá la abrazó.

-¡Vamos! –Les grité– ¡Dense prisa y suban auto!

Mi grito empujó a mi pobre familia aturdida a ponerse en movimiento, y se


apresuraron delante de nosotros.

-Maldición, Ella –alguien gritó mientras subían al auto– tu madrastra es una


MILF total. ¿Puedo obtener su número?
Mis ojos se quemaron mientras seguíamos caminando, pero me negué a
llorar. Si vieran que podrían molestarme, las cosas solo empeorarían. Seguí
caminando con la cabeza alta y una expresión pétrea en la cara, pero
estaba segura de que Brian sentía la forma en que mi cuerpo temblaba.
Recogimos nuestro ritmo, moviéndonos tan rápido como yo era capaz lo
peor nos golpeó cuando nos acercamos a la limusina.

Un hombre que probablemente tuviera cincuenta años estaba de pie


contra la cuerda de terciopelo rojo más cercana al automóvil, y debido a
que estaba tan tranquilo, la policía se centró en otras personas. Cuando nos
acercamos a él, él me sonrió de una manera que me hizo estremecer. Su
sola mirada me hizo sentir sucia.

¿Quieres ver lo sexy que eres, bebé? –Me llamó.

Antes de que nadie pudiera detenerlo, saltó sobre la pequeña cuerda de


terciopelo y saltó frente a nosotros. Abrió su chaqueta para mostrarme que
ya tenía los pantalones abiertos y estaba completamente expuesto.

-Aquí está tu prueba. ¿Ves lo que me haces, bebé?

Sucedió tan rápido que aún pude ver cómo él se agarraba antes de darme
la vuelta y esconder mi cara en el pecho de Brian. Traté de bloquear los
sonidos lascivos que el hombre hizo cuando la policía derribó al pervertido,
pero no pude, y eso fue suficiente para romper mi control. Comencé a llorar
mientras esperábamos que la policía nos dijera que estaba bien subir al
automóvil.

El hombre todavía gritaba cosas terriblemente groseras cuando Brian subió


a la limusina detrás de mí y cerró la puerta. Estaba temblando tanto que
Brian tuvo que abrocharme el cinturón de seguridad mientras salíamos del
teatro. Él me abrazó con tanta fuerza como lo permitían nuestros cinturones
de seguridad y susurró “lo siento” una y otra vez. Que se culpara a sí mismo
por ese desastre solo me hizo sentir peor. Al otro lado del coche, Juliette me
miró con preocupación, y Ana y Jennifer lloraban. Papá las tenía abrazadas
a las dos y las sostenía con fuerza, consolándolas lo mejor que podía.

La mirada fulminante que nos brindó a Brian y a mi por encima de sus


cabezas nos aseguró que su fachada tranquila era únicamente por su
propio bien.

Nos culpaba a Brian y a mí por esto.


Capítulo 14
ELLAMARA
Ninguno de nosotros habló durante el viaje a casa. No fue hasta que todos
salimos de la limusina, y Brian le dijo al conductor que podía irse ya que
planeaba quedarse conmigo por un tiempo, que mi padre finalmente
explotó.

-En realidad –le dijo a Brian– puedes subir de nuevo en ese lujoso automóvil
y partir. Ya no eres bienvenido en mi casa.

-¡Papá! –Di un grito ahogado.

Jennifer, Juliette y Ana dejaron de dirigirse a la casa y se volvieron para ver


qué estaba pasando.

Brian le pidió al conductor que esperara unos minutos, y el hombre asintió


con la cabeza, luego amablemente enrolló su ventana para darnos un
poco de privacidad. Cuando Brian volvió a mirar a mi padre, se mostró
sorprendentemente calmado. Sin embargo, sabía que le estaba tomando
un gran esfuerzo.

Se apartó del coche, tendiéndome la mano sin apartar la vista de mi padre.


Mi corazón se derritió por la forma en que él pidió por mí. Incluso con mi
padre diciéndole que se fuera y que nunca regresara, él me quería a su
lado. Me complací felizmente, acercándome a su lado y apoyándome en
él cuando puso su brazo alrededor de mi cintura.

-Señor. Coleman –dijo, su voz baja se llenó de disculpas– No puedo decirte


cuánto lo siento por lo que pasó hoy. Mi padre estaba completamente fuera
de línea, y tienes mi palabra de que nunca involucrare a su familia con él de
nuevo. Él y yo tendremos una larga discusión más tarde.

Mi padre no se conmovió con la disculpa de Brian.

-Bueno, eso es bueno para ti –escupió– Pero todavía no te quiero en ningún


lado cerca de mi familia nunca más. No fue culpa de tu padre que mis
chicas fueron expuestos a ese horror hoy.

-Sí, lo fue, papá. Max publicó nuestra ubicación en línea. Él…


-¡Deja de inventar excusas para él, Ellamara! –Papá me miró tan duramente
que Brian se puso rígido, y su agarre sobre mí se tensó– No fue Max Oliver
quien hizo que Erik Clarke viniera tras ustedes chicas al centro comercial el
otro día. No fue el padre de Brian quien destruyó tu vida y te robó toda tu
privacidad. Ustedes chicas fueron bombardeadas hoy por su culpa. –
Apuntó con su dedo a Brian– Todo esto ha sido su culpa, y termina ahora.

Tal vez afirmar que Brian había arruinado mi vida fue lo que rompió el sello
del temperamento de Brian, pero sospecho que fue por el hecho de que mi
padre me estaba gritando, quitándose la ira y la frustración y, en pocas
palabras, culpando por lo que sucedió porque estaba saliendo con Brian.

-¿Mi culpa? –Rugió– Puedo ser famoso y llamar la atención sobre Ella, pero
lo que le sucedió hoy no fue mi culpa. ¿Has visto ese video? No soy la
persona que sugirió que Ella renunciara a su virginidad por Navidad. ¡Yo no
la arrastré a una tienda de lencería y la presioné para que superara los límites
en los que ella se siente cómoda!

-Brian –susurré, tratando de calmarlo un poco. Él no se detuvo– ¿Quién


arrastró a Ella a esa tienda y eligió un montón de lencería para ella? ¿Quien
estaba bromeando con su novio sobre dejarle elegir ropa interior sexy para
ella a los diecisiete años? Esos pervertidos estaban atacando a tus hijas
debido a las malas decisiones de Ana. Si ella no lo hubiera hecho estando
en el centro comercial con Ella la semana pasada, Erik Clarke podría tener
un lindo video de Ella bromeando en Barnes & Noble o Wizards of the Coast.
Hubiera sido denunciada como un gran nerd, y eso es sería todo. Nadie le
estaría pidiendo a Ella que se quitara la ropa para hacer una declaración
para el mundo o tirar correas a la cara o exponerse ella misma. Hoy habría
sido nada más que unos pocos fanáticos que quisieran tomarnos fotos, y su
familia seguiría maravillosamente oculta. Si quieres culpar a alguien por el
desastre de hoy, culpa a Ana. Esto fue su culpa, y, de hecho, ella ha sido la
causa de cada cosa horrible que ha soportado Ella desde que se mudó a
su casa. Si está tan preocupado por el bienestar de su hija, ¿dónde diablos
estuvo usted durante los últimos meses mientras su otra hija la torturaba y le
hacía la vida imposible, eh? ¿O solo te preocupan las gemelas?

-Brian.

Tiré de su brazo para llamar su atención y sacarlo de su diatriba. Él se


estremeció y tomó varias respiraciones profundas cuando se encontró con
mi mirada.
-Lo siento.

-Está bien. Sé que estás molesto por todo esto, pero no fue culpa de Ana.
Ella no quiso que esto sucediera. Ella fue emboscada y engañada tanto
como yo.

Eché un vistazo hacia Ana. Ella, Juliette y Jennifer estaban mirando


boquiabiertas a Brian. El rostro de Ana estaba más pálido de lo que jamás lo
había visto. Ella se dio cuenta de que yo miraba en su dirección, y en lugar
de mirarme como esperaba, arrojó su mirada al suelo.

-Lo siento –dijo Brian de nuevo. Después de otro aliento, levantó la voz un
poco más fuerte y dijo– Ana, lo siento. Ella tiene razón. Tampoco fue tu culpa.
No debería haberte culpado; Sólo estoy frustrado. Nunca quise que esto le
sucediera a Ella ni a ninguno de ustedes.

-Entonces no deberías haberla arrastrado a tu vida –espetó mi papá–


Mientras estés saliendo con ella, continuarás lastimándola. Vas a seguir
arrastrándola hacia los medios, y nunca serás capaz de controlarlo. Y ahora
tu fama está lastimando al resto de mi familia. No me importa de quién fue
la culpa hoy. La verdad es que, si no estuvieras saliendo con Ella, nada de
esto habría sucedido. No puedo evitar que te vea, pero estoy seguro que
puedo mantenerte alejado del resto de mi familia. Te quiero fuera de mi
propiedad, y quiero que te mantengas alejado de mi familia. Si no lo haces,
tendré una orden de restricción sobre ti, y te haré encarcelar cada vez que
te acerques a alguna de ellas.

-¡PAPÁ!

No podía creer que esto estuviera sucediendo. Sí, mi papá es un fiscal, pero
yo nunca soñé que usaría eso para lastimar a alguien que amaba.

-Estás siendo injusto.

-No, Ella –dijo Brian. Su enojo había desaparecido. Él estaba tranquilo de


nuevo. Sacudió su cabeza mientras miraba a mi padre– El hombre tiene
derecho a proteger a su familia. Lo respetaré.

Quería darle un puñetazo a mi padre en su cara petulante. Me temblaba la


mandíbula mientras luchaba contra el impulso de llorar.
Brian, esto no es tu culpa. –Tomé aliento e intenté que mi voz dejara de
temblar– No dejes que te haga sentir que mereces este tipo de trato. Tú no.

Cuando Brian me dio una sonrisa suave y triste, mi corazón se detuvo. Supuse
que mi padre finalmente había llegado a él y que iba a romper conmigo
por mi propio bien.

-Brian –susurré, mientras toda la sangre desaparecía de mi cara– No lo


escuches, ¿está bien? No me importa la fama. Lo juro. Has traído mucho
más bien a mi vida que cualquier otra persona, además de mi madre. Te
necesito.

Él me sorprendió estrechándome en sus brazos y besándome en la frente.

-Te necesito a ti también, Ellamara. No te preocupes soy demasiado egoísta


para renunciar a ti.

Gracias a Dios. Él me apretó con fuerza y luego se apartó para mirarme a


los ojos.

-Respetaré los deseos de tu padre, porque pedirle que me vaya es su


derecho. Pero… –Vaciló, un raro destello de inseguridad cruzo su cara. Tragó
saliva y extendió la mano para acomodar mi cabello detrás de mi oreja–
¿Vendrás conmigo?

-Por supuesto. ¿Cómo podrías pensar que no lo haría? ¿Como si quisiera


cenar en Navidad con mi padre después de lo que acaba de hacer?

-No. Quiero decir… ¿vendrás conmigo permanentemente? ¿Aceptarás


mudarte conmigo ahora?

Mi papá se quedó sin aliento.

-¿Qué?

Los dos ignoramos su arrebato.

-Ves lo que quiero decir sobre que el lugar de Vivian no es seguro para ti,
¿verdad? –Preguntó Brian– Amo a Vivian y sus padres, y me gustaría que
pudieras ir allí porque sé que estarías feliz y cómodo allí, pero simplemente
no puedes. Lo siento mucho.
-Lo sé –admití con un estremecimiento– No iré a casa de Vivan.

Después de lo que sucedió hoy en el teatro, no había forma de que yo fuera


a vivir en un lugar donde cualquiera pudiera caminar hasta mi casa y echar
un vistazo por las ventanas. O romperlas. Y no había forma de que siquiera
considerara llevar ese tipo de drama a Vivian o sus padres. Ya era bastante
malo que Juliette y Anastasia hubieran sido absorbidas.

-¿Así que vendrás?

Antes de que pudiera responder, mi padre se hizo cargo de la conversación.

-No, ella ciertamente no irá –gruñó– Ella se quedará aquí.

Brian cerró los ojos e inspiró profundamente, tratando una vez más de
mantener a raya su temperamento.

-El lugar de tu padre es mejor que el de Vivian. Lo entenderé si quieres


quedarte. Pero me sentiría mejor si vinieras conmigo. Frunció el ceño.
“Especialmente desde que me expulsaron de la propiedad.

En el recordatorio, miré a mi padre. Extendió su barbilla y se cruzó de brazos,


no dispuesto a ceder en lo más mínimo. Él era tan imposible como esta
situación.

-Bien. –Miré a Brian y forcé una pequeña sonrisa– Está bien –Solté un suspiro
cuando la enormidad de lo que estaba acordando establecer– Está bien,
sí. Iré contigo.

Los ojos de Brian se agrandaron un poco, como si hubiera estado seguro de


que me iba a quedar en casa.

Estamos en esto juntos –le dije, retorciéndome con aprensión repentina. No


estaba preparado para esto, pero no tenía otra opción– Te necesito, y si no
eres bienvenido aquí, bueno, entonces… –Tomé otra respiración profunda,
tratando de calmar mis nervios– Mi estancia aquí no es una opción.

La expresión en la cara de Brian en ese momento valía todo lo que había


pasado esta semana. Era una cara que solo había visto en él una vez antes,
cuando cenamos juntos en la FantasyCon. Era la mirada maravillosa de un
hombre que pensaba que todos sus sueños se habían hecho realidad. Su
pequeña y abrumada sonrisa me dejó sin aliento. Al igual que el ligero toque
de sus dedos cuando tomó mi cara en sus manos.

-Gracias –dijo con voz ronca, y acercó mis labios a los suyos en un suave
beso– Prometo que seré un caballero perfecto. –Hizo una pausa, pensó en
ello, y una sonrisa fantasma se dibujó en su rostro cuando dijo– La mayoría
de las veces.

Un sonido de risa silenciosa, semi histérica, brotó de mi pecho. Brian registró


mi miedo y
apoyó su frente contra la mía.

-No te pongas nerviosa –susurró– Esto no se trata de mí, ¿de acuerdo? Es


sobre lo que necesitas. No tienes nada que temer de mí.

-Está bien.

Asintiendo con la cabeza, me di una charla mental de ánimo. Yo confié en


él. Yo si lo hago. Pero todavía estaba asustada y completamente abrumada
por la idea de mudarme con él.

-Está bien, solo dame unos minutos para empacar una bolsa. Puedo
preocuparme por todo lo demás más tarde.

Me soltó y retrocedí un paso. Realmente estaba haciendo esto. Me estaba


mudando con Brian Oliver. Con Cinder.

Me encontré con los ojos de mi hermanastra.

-¿Jules? –Dije en voz baja– ¿Me ayudarás a empacar algunas cosas?

Juliette parecía tan abrumada como yo. Se veía triste pero comprensiva y
me dio una pequeña sonrisa mientras asentía. Di un paso antes de que mi
padre me detuviera. A juzgar por la expresión de su rostro, todavía no
acababa de creer lo que estaba sucediendo.

-Ellamara, no. Juliette, no te molestes.

Él le disparó una mirada de advertencia y luego negó con la cabeza otra


vez. Su boca se abrió y se cerró varias veces, hasta que su rostro finalmente
se sonrojó por la ira y encontró su ceño de nuevo.
-No te mudarás con él. Lo has conocido hace menos de dos semanas. Es…
es… absurdo. Fuera de la cuestión.

Brian se acercó a mi padre y se encontró con su mirada, una mirada


tranquila y segura.

-Esta no es tu decisión.

Brian habló respetuosamente, pero papá no iba a tomar ningún tipo de


órdenes de él.

-¡Diablos no es así! Ella es mi hija.

-Ella es una adulta –dijo Brian– Y ella está mejor conmigo.

Papá tomó aliento tan fuerte que silbó en su nariz.

-¿Crees que puedes cuidar mejor a mi hija de lo que yo puedo?

Papá estaba rechinando los dientes con tanta fuerza que creo que escupió
toda esa pregunta con la mandíbula cerrada.

Brian hizo juego con su postura rígida y se inclinó hacia él, se parecía mucho
a un pit bull forzando una correa apretada.

-No tengo dudas –gruñó– He sido el hombre principal en su vida por más de
tres años. Puede que la hayas traído a este mundo, pero no mereces
llamarte su padre.

La cara de papá pasó de roja a púrpura.

-¿Cómo te atreves a sugerir que no merezco..?

-¡Cómo te atreves a suponer que lo haces! –Gritó Brian– No tienes derecho


a hablarle sobre sus elecciones ni a decirle qué hacer. Ella es diez veces más
adulta que nunca. ¿Quieres sermonear a Ella y a mí sobre nuestra relación?
¡DECIR AH! A su edad, lograste embarazar a una mujer que ni siquiera era tu
novia, y luego culpaste a tu hija cuando la mujer se negó a hacerse un
aborto. Como si fuera culpa de Ella, que no podías retener lo que hay en tus
pantalones.
Todos jadearon excepto yo. No podía respirar lo suficiente como para
jadear. Simplemente me quedé helado de asombro al ver el choque de
trenes. No intenté detener a Brian. Él había tenido un problema con la
actitud de mi padre desde la primera vez que se conocieron. Papá había
sido horrible, crítico e injusto con Brian desde el primer momento, y,
francamente, Brian merecía acusarlo por un cambio.

-Ni siquiera tenías las pelotas para divorciarte de tu esposa antes de que
comenzaras a dormir con ella. Tampoco te molestaste en decirle adiós a tu
hija cuando finalmente decidiste abandonarla. La dejaste durante diez
años, bastardo. No eres más que un cobarde irresponsable e infiel que
nunca quiso a su hija en primer lugar. No tienes idea de quién es Ella o qué
necesita. Entonces, no. Tú no la merezces, y eres condenadamente directo,
puedo cuidarla mejor que tú. ¡Ya lo hago!

El pecho de Brian se agitó mientras trabajaba para recuperar el control de


sí mismo ahora que había hablado en paz. Cuando vio mi expresión atónita,
extendió su mano hacia mí otra vez. No se disculpó esta vez por las cosas
que había dicho enojado. No pensé que alguna vez se disculpara. Él no lo
lamentaba en lo más mínimo.

-Bien –papá escupió cuando tomé la mano de Brian nuevamente. Esta vez,
nos miró a los dos– Si la quieres tan mal, entonces tómala, arrogante hijo de
puta. Y buena suerte.

Respiré, y mis rodillas casi se doblaron por el dolor que rasgó mi pecho.

Candy Cane fue lo único que me mantuvo en pie hasta que Brian me
envolvió con su brazo y me sostuvo en posición vertical contra su pecho.

-Es posible que Ella se haya apuntado a tu mierda –continuó mi padre


despotricando– pero mi familia no lo hizo. Ya no los quiero expuestos, así que
aléjate de aquí, y no vuelvas nunca más.

Esperé a que llegaran las lágrimas, pero no lo hicieron. Por el momento,


estaba demasiado atontado para llorar. Me hirió demasiado
profundamente esta vez. Mi papá se controló cuando vio cualquier
expresión de devastación en mi rostro, pero ya era demasiado tarde para
él. Una disculpa no significaría nada para mí después de eso.
-¿Tu familia? –Le pregunté. Sonaba tan muerta como me sentía– Así que una
vez más, se trata de ti y tu familia y yo. Dos cosas separadas y solo reclamas
una de esas cosas.

Después de darse cuenta de su error, se le cayó la cara y ahogaba mi


nombre en una disculpa estrangulada. Pellizqué mis ojos y sacudí mi cabeza,
no queriendo escuchar sus excusas.

-No, lo entiendo. Bien para mí. Soy un problema, y tu familia real no me lo


pidió. No lo hiciste ¿No es así?

-Ella, yo no dije eso.

-¡No tenías que hacerlo! –Grité. Mi voz se quebró, y Brian me abrazó aún más
fuerte. Él me estaba abrazando tan fuerte que apenas podía respirar, pero
deseé poder apretarme aún más. Me estaba rompiendo, y él era lo único
que me mantiene unida.– No te preocupes, papá –le dije, con la voz
temblorosa de ira y desesperación– Acabas de obtener lo que siempre has
querido. Eres libre de mi Absuelto. No soy tu problema más.

-Ella… no lo hice.

-No. –Asentí con la cabeza hacia Jennifer y las gemelas. Ana todavía se
veía pálida, y tanto Jennifer como Juliette tenían lágrimas cayendo por sus
rostros– Ve a cuidar de ellas. Ellas son los que realmente amas. Son las que
elegiste, después de todo. Ahora es mi turno de hacer una elección. No te
he necesitado durante años, y no te necesito ahora. Brian estaba allí para
mí cuando no estabas. Él me quería cuando tu no lo hiciste. Él me ama
incondicionalmente, mientras que tú no puedes. Hice una pausa, una
pequeña parte de mí esperando a que mi padre me corrigiera. Pero no lo
hizo. Fue otro corte afiladísimo en mi corazón, pero no una sorpresa. Asentí
con la cabeza y acepté la verdad y susurré– Si puedes elegir una nueva
familia, entonces yo también puedo –Aparté mi cara del pecho de Brian y
lo miré– ¿Si me tienes a mí?

Los ojos de Brian se cerraron cuando él jaló mi cabeza hacia su pecho. Él


tembló ligeramente mientras me abrazaba.

-Para siempre –prometió con fervor– Tú lo sabes.

Asentí contra su pecho, y mis ojos finalmente se llenaron de lágrimas. Estaba


tan en carne viva por haber sido destripado por mi padre que la completa
y absoluta devoción de Brian por mí se sintió tan aguda como mi desamor.
Estaba tan abrumado por su amor que no podía respirar. Los sentimientos
de guerra del rechazo de mi padre y la aceptación de Brian fueron tan
intensos que me sentí listo para colapsar. Temblando tan fuerte que mis
dientes castañetearon, tartamudeé mi siguiente pedido.

-¿P… podemos nos.. nosotros p… por favor irnos de a… aquí?

Brian me condujo a la parte trasera de la limusina que esperaba sin decir


una palabra. Cuando me abrió la puerta, me negué a mirar hacia atrás,
incluso después de que mi padre me llamara en un desesperado pedido.

-Ella, espera.

Fue Brian quien respondió.

-No. –Su voz era tan fría, dura y aguda como el hielo– Ella ha terminado. Esa
fue la última vez que romperás su corazón.

La declaración sonaba como una amenaza. Uno que ni siquiera mi padre,


un hombre que se rió de las amenazas de algunos de los criminales más
viciosos del estado, se atrevieron a argumentar en contra.

-Vamos, Ella.

En su suave empujón, subí al auto. Se deslizó a mi lado, le dio su dirección al


conductor y silenciosamente me sostuvo todo el camino hasta su casa.

Después de que entramos por la puerta principal de Brian y se cerró detrás


de nosotros, la realidad de todo lo que acababa de suceder finalmente me
golpeó.

-Lo hizo de nuevo –susurré. Di un paso y tropecé cuando mi cuerpo comenzó


a entrar en estado de shock– Él me entregó. Él me dijo que fuera. El eligió a
su nueva familia en lugar de mi. De nuevo.

Brian parecía tan torturado y desconsolado como yo.

-Ella, lo siento mucho.


Él me envolvió en sus brazos, y esta vez cuando enterré mi cara en su pecho,
la represa reteniendo mis emociones finalmente se rompió. Me desplomé en
violentos sollozos y apenas lo sentí cuando Brian me tomó en sus brazos y me
llevó a su cama. Me acostó y luego se subió a la cama a mi lado. Me
acurruqué contra él y me dejé romper en mil pedazos.

-Estoy aquí –Brian susurró mientras me abrazaba– Te tengo a ti, Ellamara, y


nunca voy a dejarte ir. Jamas.

Y no lo hizo. No mientras lloraba en sus brazos durante horas, y no después


de que finalmente me desmayé. Él se quedó allí en esa cama,
abrazándome fuertemente toda la noche. Nos perdimos la cena; nunca nos
molestamos en quitarnos la ropa. Brian ni siquiera se levantó para orinar.
Literalmente me abrazó sin soltarlo, hasta mucho después de que saliera el
sol a la mañana siguiente.
Capítulo 15
BRIAN
Cuando me levanté temprano a la mañana siguiente, tuve la sensación de
que Ella se acurrucaba buscando la calidez de mi cuerpo
inconscientemente, me di cuenta de que era un bastardo increíblemente
afortunado. La pérdida de su padre fue mi ganancia. Ella no habría
aceptado mudarse conmigo si hubiera tenido otra opción. Sabía que ella
no estaba lista para vivir conmigo, incluso si no entendía el por qué.

Tal vez era un asno por estar agradecido de que su mano hubiera sido
forzada, pero no podía sentirme mal por salirme con la mía. Ella estaba más
segura aquí, y simplemente quería que ella estuviera conmigo. La quería en
mi cama todas las noches. Quería que fuera lo primero que viera cuando
me despertara todas las mañanas. Yo la quería conmigo siempre, pasar
tiempo juntos, reír juntos, tomar decisiones juntos y hacer el amor. Me casaría
con ella en este instante si pensara que la ayudaría, pero estaba seguro de
que poner esa opción sobre la mesa solo la enloquecería más.

Ella despertó con una respiración profunda y un estiramiento que me trajo


de vuelta a la tierra de los vivos también. Le di un beso en la frente antes de
darle una sonrisa cautelosa. No estaba seguro en qué estado de ánimo
estaría ella.

-Buenos días.

Ella me miró con aturdimiento y luego se quedó sin aliento cuando se dio
cuenta de que estábamos acurrucados juntos en la cama. Sus ojos se
hincharon, y lentamente pasó su mano sobre mi estómago, como si
necesitara confirmarse a sí misma que había estado durmiendo sobre mi
pecho desnudo y estaba demasiado mortificada para mirar. Sus dedos
rozaron mi ombligo, y ella chilló. Ella era muy adorable.

-No te preocupes. Todavía llevo mis pantalones, y la única ropa que te quité
fueron tus zapatos.

Sus ojos finalmente se posaron en mi pecho, y ella se alejó de mí,


necesitando unos centímetros de espacio.

Inmediatamente me sentí frío y perdí la sensación de su cuerpo presionando


el mio, pero la dejé ir. Ella se sentó, con el pecho agitado.
-Oh, Dios mío, me fui de casa ayer –murmuró frenéticamente. Se giró para
mirarme, con los ojos muy abiertos por el pánico– Desheredé a mi padre y
me fui de casa. Ni siquiera empaqué una bolsa. No tengo ropa, ni siquiera
un cepillo de dientes, o…

-Oye. –Me senté y la tomé en mis brazos– Está bien. Todo va a estar bien. No
hay necesidad de entrar en pánico.

Ella comenzó a temblar, así que levanté suavemente su barbilla y la obligué


a mirarme a los ojos.

-Todo va a estar bien, Ella. Estoy aquí para ti. Estamos en esto juntos, y
resolveremos todo. Un paso a la vez, ¿de acuerdo?

Ella contuvo el aliento.

-¿De acuerdo?

Finalmente, ella asintió.

-Está bien.

Le di una sonrisa.

-Antes que nada, estoy bastante seguro de que tengo un cepillo de dientes
de repuesto por aquí, y en segundo lugar, estoy completamente de
acuerdo con que la ropa sea opcional.

Como sabía que sería, eso la sacó de su pánico.

-Sí, claro –dijo con un desagradable bufido– Buen intento.

Me reí. Ella era demasiado fácil.

-Tenia que intentarlo.

Ella rodó los ojos pero finalmente logró sonreír. Y cuando apoyé las
almohadas contra la cabecera, me incliné hacia atrás y abrí mis brazos, ella
se arrastró hacia ellos sin dudarlo. Se acomodó contra mi pecho,
descansando su cabeza contra mi hombro, y simplemente nos abrazamos
durante minutos.
Estaba tan cómodo que mis ojos se cerraron de nuevo. Debo haberme
perdido por completo, porque tardé un segundo en entender cuando
finalmente habló.

-¿Y ahora qué? –Preguntó ella.

Gimiendo, la acaricié con mi nariz bien hasta que la tuve justo donde la
quería. No tenía más planes que quedarme donde estaba todo el día.
Bueno, tal vez eventualmente agregue comida a la mezcla.

-Ahora… nada –murmuré– Estoy bien.

Ella rió suavemente, así que le di una sonrisa perezosa.

-Lo digo en serio. Ahora realmente tengo todo lo que quiero. Solo estaba
bromeando cuando dije que te quería en Navidad, pero desde que
decidiste tomarme literalmente, lo acepto totalmente, y no hay retrocesos.
Estás atrapada conmigo ahora.

-Ja, ja, Sr. Hombre Gracioso.

Prácticamente podía escuchar su mirada, y eso provocó ese lado de mí que


siempre tomaba su sarcasmo como un desafío personal.

-No estoy bromeando.

Si mi tono de voz no la hubiera puesto al tanto de mi repentino cambio de


humor, el calor en mis ojos cuando acerqué su boca a la mía ciertamente
lo hizo. Me sorprendió gratamente cuando ella me devolvió el beso con
entusiasmo. Se inclinó hacia mí y rodeó mi cuello con sus brazos,
haciéndome demasiado fácil para mí recójala en mi regazo.

Con su cadera mala, no estaba seguro de si ella podría montarme a


horcajadas como yo estaba deseando que lo hiciera, así que la coloqué
encima de mí de costado, acunándola contra mí. Abrió sus brazos, y hundió
una de sus manos en mi cabello mientras que la otra cayó sobre mi pecho.

La piel de gallina explotó en mis brazos cuando Ella se permitió, por segunda
vez, explorar mi cuerpo. Era tímida con su toque, apenas rozaba mi piel con
las yemas de los dedos, y aunque yo quería mucho más, enterré mi
necesidad en el fondo porque no quería asustarla para que se detuviera.
Ella necesitaba marcar el ritmo.

Pasó su mano por mi pecho y por mis abdominales, luego siguió mi rastro
feliz desde mi ombligo a la cintura de mis jeans, rozando sus dedos hacia
atrás y adelante como si disfrutara de la sensación de la fina y sedosa capa
de cabello. Se sentía tan bien que mis ojos se revolvieron en mi cabeza.

Nunca en mi vida una mujer había tenido tanto poder sobre mí físicamente
que un simple toque podía hacerme despegar. Dejé caer la cabeza contra
la cabecera de la cama y respiré hondo.

Sus dedos desaparecieron de mi cuerpo de forma inmediata.

-Por favor no te detengas –murmuré– No tienes idea de cuánto me gusta


cuando me tocas.

Abrí los ojos justo a tiempo para verla sonrojarse profundamente. Cuando
me encontré con su mirada, ella giró la cabeza y se mordió los labios.
Levanté su barbilla con un dedo y esperé a que ella me mirara. Sus mejillas
permanecieron profundamente carmesíes, pero finalmente se encontró con
mis ojos.

-Solo para lo que estés lista –le prometí sosteniendo sus hermosos ojos azules
con los míos– Nunca más que eso. ¿De acuerdo? Si me dices que pare, me
detendré.

Nos miramos el uno al otro durante un rato más, y luego ella se humedeció
los labios y me dio un leve asentimiento.

-Está bien –susurró.

Se jaló el labio inferior con los dientes y se quedó congelada, como si no


supiera qué hacer a continuación. Tomé su mano con la mía, besé su palma,
y luego la coloqué sobre mi pecho, guiando sus dedos sobre mi piel y
rozando con su pulgar uno de mis pezones porque ella había sido
demasiado tímida para tocarme allí antes. Un escalofrío la sacudió y tragó
audiblemente.

Luché para mantener el control de mi emoción. Nunca tuve que hacer esto
antes. Ni una sola vez en mi vida tuve alguna vez que ser el guié a una mujer
o alentar a tocarme. Perdí mi virginidad cuando apenas tenía quince años
y mi coestrella de diecisiete años en ese momento se arrojó sobre mí. Yo,
siendo el estúpido y ansioso adolescente que era, dejé que me trajera a un
mundo para el que no estaba preparado.

Había sido demasiado joven y no lo suficientemente maduro como para


darme cuenta, pero mi madre estaba en Wisconsin entonces, y no tenía un
padre que valiera la pena para darme ningún tipo de consejo sabio.
Después de que sucedió, me sentí abrumado. Cuando le conté a mi padre
al respecto, mi padre me dio unas palmaditas en la espalda y me felicitó por
ser un hombre y marcar mi primer papel con una chica caliente y mayor
que podía mostrarme las cuerdas.

Esa primera vez prácticamente había puesto el listón para mi vida sexual a
partir de ese momento. Las mujeres se arrojaron encima de mi y les dejé
hacer lo que querían porque se sentía bien, y yo estaba solo y buscando un
conexión de algún tipo. Había ganado confianza con los años mientras
dormía con más y más mujeres, y no tenía ningún problema para estar a
cargo en el dormitorio ahora, pero no quería convertirme en mi coestrella
de diecisiete años aprovechandome de alguien más joven e inexperto.

Todavía sintiendo deslizar los dedos de Ella sobre mi piel, silenciosamente le


pregunté,

-¿Quieres parar?

Ella me miró de nuevo y esperé. Mi cuerpo me gritaba por más, pero esto
era sobre ella, no sobre mi. Se mordió el labio otra vez y negó con la cabeza
una vez.

-¿Lo dirás por mí? –Le pregunté, necesitaba confirmación verbal para poder
estar seguro de que no la estaba empujando demasiado lejos.– ¿En voz
alta?

Ella tomó aliento. Esperé un poco más.

-No quiero parar –susurró.

Palabras más sexys nunca habían sido habladas. Presionando su mano


firmemente contra mi pecho en un aviso para dejarla allí, la solté y levanté
mi mano a su cara.
-Bien –dije, besando la comisura de su boca– Porque realmente, realmente,
realmente no quiero parar todavía.

Le rocé la mandíbula con mis labios y luego comencé a arrastrar besos por
el costado de su cuello. Se estremeció de nuevo, pero rápidamente
redescubrió algo del coraje anterior que había tenido antes de que se
cerrara. Después de algunos minutos maravillosos, estaba listo para romper.
Hacer que me toque así, sintiéndola a ella vulnerable y deseosa, era
enloquecedor. Necesitaba probar más de ella, sentir más de ella. La saqué
de mi regazo y la recosté en la cama, sin romper el beso caliente en el que
estábamos encerrados.

Ella jadeó suavemente cuando me incliné sobre ella, colocando una gran
cantidad de mi peso sobre ella, hundiéndonos en el colchón. Su siguiente
escalofrío de placer me dijo que era el tipo de suspiro adecuado, así que
intensifiqué el beso y dejé que mis manos vagaran.

Ella todavía estaba vestida con el suéter de manga larga y los jeans
ajustados que había llevado el día anterior. La cubrieron desde el cuello
hasta los pies. Sabía que la ropa debía permanecer ahí, pero ella me dio
más libertad para vagar por encima de ellos de lo que esperaba. Ella no
puso los descansos hasta que rodé completamente encima de ella y me
acomodé contra ella en un intento de aliviar algo de la presión palpitante
en mis pantalones.

-Brian.

Se quedó sin aliento de una manera que me hizo asegurar que le gustaba
lo que sentía, a pesar de que la abrumaba.

-Bueno. Estoy lista para parar.

Respiré profundamente y me levanté de ella inmediatamente. Le di un beso


más firme y luego me apoyé de costado junto a ella. Ella estaba tendida de
espaldas, mirando al techo, tratando de recuperar el aliento. Se veía
increíble con el pelo revuelto, los labios hinchados y la cara sonrojada.

Tomé su mano y la llevé a mis labios antes de enredar nuestros dedos y


sostenerlos contra mi pecho. Simplemente no podía dejarla ir. Los besos se
habían detenido, pero todavía la necesitaba de alguna manera. Ella nos
miró las manos y luego se llevó la mano libre a la cara sonrojada.
-Lo siento –susurró, apartando la vista de mí avergonzada.

Nunca quise ver esa mirada de nuevo. No quería que se sintiera mal por no
estar preparada para el sexo. Eso no es algo por lo que nunca debería sentir
lástima. Si lo hizo, entonces todavía estaba presionándola demasiado.
Podría decirle todo eso, pero no quería sonar como si la estuviera dando
una conferencia, así que decidí que el humor era la mejor ruta.

-No lo siento. Llegué a la segunda base.

Le lancé una sonrisa traviesa y moví mis cejas. La táctica funcionó. Por una
fracción de segundo, ella se sorprendió, pero luego puso los ojos en blanco
y esbozó una sonrisa.

Froté su mejilla sonrojada y luego pasé mi pulgar sobre sus labios hinchados.

-Ellamara, eres la mujer más hermosa que he visto en mi vida –murmuré. Le


di un suave beso y retrocedí. Mis ojos se movieron hacia la parte superior de
su cabeza, y no pude evitar agregar– Con la cabeza más escandalosa de
la historia.

-Callate.

Cogí su mano otra vez cuando ella me golpeó.

-Lo digo en serio. Eres hermosa y no puedo creer que deba despertarte
cada mañana a partir de ahora.

El rostro de Ella palideció, recordándome que aún había un poco más de


drama para resolver. Ella y yo necesitamos aclarar algunas cosas. Suspiré.

-Supongo que ahora es el momento de la conversación que me prometiste


el otro día.
Capítulo 16
BRIAN
Ella sabía exactamente de lo que estaba hablando. Ella cerró los ojos y gimió
hacia el techo.

-No sé qué decir. Sé que no te importan mis cicatrices, y dices que quieres
ser paciente conmigo sobre el sexo, pero…

-Olvida el sexo y las cicatrices. Esto no se trata de eso.

Ella frunció el ceño. Le di una pequeña sonrisa y enredamos nuestros dedos


nuevamente.

-Sé que eres tímida sobre las cicatrices y el sexo. No estás lista para compartir
ninguna de esas cosas conmigo, y eso está bien; Lo entiendo. Lo apoyo. No
quiero que te preocupes por eso. Cuando esté lista, lo haremos. Es fácil.

Ella se sonrojó, porque eso es exactamente lo que hacía cada vez que surgía
el tema del sexo. Pero su rostro se mantuvo confundido.

-¿Qué más hay?

No estaba seguro de poder ponerlo en palabras. La otra mañana, había


visto las noticias mientras preparaba el desayuno, y cuando los
presentadores mencionaron la primera entrevista pública de Ella desde el
estreno, casi derramé mi café por todo el mostrador. No tenía ni idea de qué
estaban hablando. Ella no había dado cualquier entrevista que yo sepa.
Cuando abandonaron el nombre y el sitio web de Erik Clarke, casi meto el
puño en la pared. Conocía el juego de ese bastardo, sabía que era bueno
en eso, y solo podía imaginar cuánto le daría a un tipo como él mi
luchadora, divertida, juguetona y confiada novia. Cuando vi ese video, sentí
como si me hubieran golpeado en la cara con un dos por cuatro. No fueron
las cosas que ella dijo las que me molestaron; eran las cosas que ella no
tenía.

-No estar preparada para ser tan íntimo de inmediato es natural, Ella. Pero
cuando hablaste en ese video, parecías asustada y confundida acerca de
nosotros.

Ella sacudió su cabeza.


-No lo estoy.

Quería creerle, pero había algo que me detenía. Ella aún se estaba
conteniendo.

-Pero lo eres –insistí– De alguna manera, al menos. Puedo sentirlo. Tienes


miedo de vivir conmigo. Hay algo acerca de nosotros -sobre nuestra
relación- con el que no estás segura o cómoda del todo.

Ella se mordió el labio, y eso hizo que mi intestino se apretara. Yo tenía razón.
Había algo realmente que la molestaba.

Mi mente automáticamente se volvió hacia mi vida insana. Prometió que la


fama no le molestaba, pero después de todo lo que pasó ayer, tal vez le
preocupaba haber cometido un error al estar conmigo.

-Ella… lo que sea… por favor dime.

Me preparé. No podía dejar que se quedara conmigo si no quería mi estilo


de vida. La amaba demasiado como para mantenerla prisionera. Nunca
quise dejarla ir, pero si era lo que ella necesitaba…

-No quiero que nadie diga nada entre nosotros. No quiero que te contengas.
Lo que sea que estés sintiendo, quiero saberlo. Y te prometo que, sea lo que
sea, encontraremos la forma de solucionarlo. Si tengo que abandonar mi
carrera y tenemos que mudarnos a Alaska y vivir bajo una roca, o
someternos a cirugía plástica para que estemos completamente
irreconocibles, lo haremos.

Ella sonrió y apretó mis dedos.

-Tu inseguridad es adorable –dijo, sorprendiéndome– Y lo aprecio también.


Me hace sentir más normal.

Ella negó con la cabeza.

-Te lo dije, la fama no me molesta. Lo que pasó ayer en el teatro fue una
mierda, pero no fue nada comparado con tenerte a mi lado ayer cuando
mi padre me rechazó. Nunca podría borrar la forma en que dio un paso
adelante y me reclamó como suya cuando él no me quería. O dominar la
forma en que me sostuviste toda la noche anterior mientras yo lloré durante
horas. La fama es un precio muy bajo para pagar por eso, y estaré
encantada de estar a tu lado en cualquier punto de atención si eso es lo
que se necesita para estar contigo.

Mierda, la mujer me iba a matar. Mi pecho se tensó tanto que no pude


respirar, y mi pulso palpitante rugió en mis oídos. Nunca podría haber
imaginado sentir de esta manera. Pensé que entendía el amor. Me había
preocupado por Ella por tanto tiempo que estaba seguro de saber qué era
el amor, pero esto… esto era mucho más de lo que podría haber imaginado.

Despejé la emoción de mi garganta.

-¿Entonces que es? No puedo soportar la idea de que estés asustada o


confundida por algo, especialmente cuando se trata de nosotros. Por favor
háblame.

Ella debió haber detectado mis emociones burbujeantes, porque se movió


hacia adelante y presionó sus labios contra los míos. Después de un beso
rápido, se acomodó cómodamente a mi lado. Apoyó su cabeza sobre mi
hombro y puso su mano sobre mi pecho. Estuve tentado de pasar su muslo
sobre mí como lo había estado cuando me desperté esta mañana, pero tal
vez no me detendría allí, y ahora no era el momento para probarlo.
Comenzar de nuevo.

-Estoy segura de nosotros –insistió, una vez que estuvo bien y cómoda– De
hecho, podemos ser de lo único de lo que estoy segura en este momento. –
Alzó la cabeza para mirarme a los ojos– Y no te tengo miedo.

Levanté una ceja ante eso.

Ella sacudió su cabeza.

-No lo estoy. Lo prometo. No es eso. Es solo…

Suspiró mientras comenzaba a ausentarse cepillando sus dedos hacia


adelante y hacia atrás sobre mi pecho. El ligero rasguño de sus uñas hizo
que se me pusiera la carne de gallina.

-¿Qué? –Susurré con una voz estrangulada.

-Creo que… tú y yo solo estamos en diferentes lugares en este momento.


Necesitando la conexión física tanto como ella, comencé a pasar mi mano
arriba y abajo a lo largo de su brazo.

-¿Qué quieres decir?

-Sé que estás listo para nuestro Felices para siempre –dijo– Quieres jugar
juntos a la casita y hacer toda la vida adulta.

Sonreí ante la imagen mental que ella acababa de poner en mi mente. No


tenía idea de lo mucho que quería eso con ella.

-Me encanta que quieras esa vida conmigo, y la quiero contigo, yo también.

-¿Pero..? –Pregunté.

-Pero… aún no estoy lista para eso. –Suspiró de nuevo– Nunca he estado
sola. Todavía no he tenido tiempo de ser un adulto. No estoy lista para dar
un gran paso.

Estaba empezando a ver lo que quería decir, y ella tenía razón. Hay una
diferencia entre convertirse en un adulto y ser un adulto.

-Se supone que hay una transición entre ser un adolescente que vive en
casa con sus padres y la casa con la valla blanca, dos niños y un perro.

-Gato –dije, riéndome.

-¿Qué?

-Soy un chico gato –admití tímidamente– Los gatitos son más lindos, y luego
crecen para ser combativos y rudos.

Ella levantó la cabeza de mi pecho para mirarme, frunciendo los labios


hasta que finalmente una risa estalló en sus defensas.

-Está bien, gran super badboy de cine. Te daremos un gatito esponjoso


algún día.

Mi sonrisa se duplicó.
-De todos modos –dijo, rodando sus ojos hacia mí antes de dejar caer su
cabeza sobre mi hombro una vez más.

-Lo siento. –Realmente no lo sentía. No quise tomar a la ligera todo este


momento, pero estaba tan feliz. Ella estaba hablando de un futuro juntos
que nunca pensé que obtendría. Una vez que me convertí en una
verdadera superestrella, siempre pensé que terminaría como mi padre.
Supuse que esa sería mi única opción. La casa de Ella con los niños y la valla
de estacas blancas me hizo pensar en todo tipo de posibilidades. Tal vez
fuera posible tener mi carrera y el típico sueño americano.

-Creo que lo que realmente necesito es esa transición. Ni siquiera he estado


muy bien desde el accidente, física, mental o emocionalmente.

Sintiéndome repentinamente como un imbécil por molestarla, dejé mi


actitud juguetona y le besé la sien para que supiera que me estaba
tomando esto en serio. Respiró hondo y lo dejó salir lentamente.

-Necesito tiempo para ajustarme. Necesito un poco de estabilidad por una


vez, en un entorno donde me siento segura, cómoda y en control.

-Puedo darte eso –le prometí.

Su mejilla se levantó contra mi pecho, y escuché una sonrisa en su respuesta.

-Sé que puedes. Ese es el tipo de problema. Me temo que harás tu trabajo
demasiado bien. Mientras yo soy el pajarito volando finalmente fuera del
nido, tu ya has construido el tuyo propio y estás buscando una mamá pájaro
para poner huevos.

Me reí de la metáfora y fruncí el ceño.

-Has estado solo por años y finalmente estás llegando a esa etapa de
adultos.

Yo resoplé.

-Mi padre debería estar feliz de escuchar eso. Me ha estado llamando asno
inmaduro y diciéndome que crezca durante años.

-Tal vez debería mirarse en un espejo –murmuró Ella en voz baja.


Me reí de nuevo y la abracé a mí.

-Oye. Entiendo lo que dices, y tal vez hay algo de cierto en ello, pero puedo
esperar. ¿Cuántos son algunos años más siendo un asno inmaduro?

Ella golpeó mi pecho.

-Cállate. Estoy siendo seria.

-Lo sé. –Cubrí su mano con la mía y la sostuve contra mi pecho– Y lo digo en
serio, también. No estaba bromeando sobre vivir más como compañeros de
cuarto, si eso es lo que necesitas para sentirte cómodo con esto. Puedo
hacerlo lento Demonios, tardé tres años en prepararme para darte mi
número.

-Sí –Ella se burló– Y luego te tomó una semana pedirme que me mude.

La mujer tenía un punto. Me había resistido tanto tiempo porque tenía miedo
de decirle quién era. Tenía algo bueno y pensé que revelarme me arruinaría.
Una vez que aprendí que no sería así, bueno, mi instinto fue compensar el
tiempo perdido durante esos tres años.

-Bien vale. Eso no fue lento Pero puedo ser paciente ahora. Estoy
completamente satisfecho con nuestra situación actual.

-Por supuesto que lo estas. Te saliste con la tuya, gran celebridad mimada.

Sonreí para mí mismo, incapaz de pisotear mi orgullo. Me había salido con


la mía. Obtuve exactamente lo que quería, y estaba delirantemente feliz por
eso. No lo había hecho a propósito, así que no me iba a sentir mal por eso.

Ella levantó la vista y captó mi sonrisa petulante. Su cara cayó plana.

-Eres imposible.

-Es por eso que me amas.

No creo que ella quisiera sonreír ante eso, pero lo hizo. Bajé mi cabeza y la
besé.
-Entiendo lo que estás diciendo, y prometo que seguiré tu ejemplo a partir
de ahora. Tiene el control total de esta relación, mujer. Sé cómo eres.

Cuando ella arqueó una ceja hacia mí, sonrió.

-No eres el único que sabe en que se metió. Pero no te preocupes felizmente
renuncio a mis pantalones proverbiales. Puedes usarlos.

Me golpearon de nuevo. Más difícil esta vez. Valió completamente la pena.

-Eres un idiota, Cinder.

Eso lo hizo. Ella me llamó Cinder, con su acento de Boston deslizándose


pesadamente, como lo hace de vez en cuando, y mi boca estaba sobre la
suya más rápido de lo que se podía decir, cah.

Ella me complació por un minuto, pero luego me dejó ir y se sentó. Supuse


que ya había pasado la hora de salir de la mañana. Eso estuvo bien.
Tendremos todo el día, para siempre, realmente, para encontrar más
oportunidades. A media mañana, a la tarde, en la noche y a la hora de irse
a dormir también funcionara para mí. Si ella quisiera tomarse un descanso
para desayunar y tomar una taza de café, no me quejaría.

-Entonces…

Ella exhaló un gran aliento y se pasó una mano por su cabello desordenado
mientras miraba alrededor de mi habitación. Ella no lo había visto. Le había
hecho un recorrido por el nivel principal de la casa la primera vez que vino,
pero no nos habíamos molestado en subir porque era un tarea difícil para
Ella. No estaba seguro de lo que íbamos a hacer al respecto, sería una cosa
a la vez.

La habitación no era nada especial. Tenía la misma decoración moderna


que el resto de la casa. Enfriar los tonos de invierno con un toque de color
brillante aquí y allá. Cama tamaño California King, mesas de noche en
ambos lados, TV montada en la pared, puerta de cristal para el balcón
principal, una silla en la esquina… muy básico.

-Hogar, dulce hogar, supongo –murmuré encogiéndome de hombros–


Nada sofisticado. Compré el lugar ya amueblado hace poco más de un
año y nunca me molesté en hacer ningún cambio en él.
Ella asintió como si eso explicara mucho.

-Es agradable; solo un poco… impersonal.

-Sí, no es realmente lo que habría elegido, pero tenía prisa por salir de mi
antiguo lugar, y este tenía todas las cosas que realmente estaba buscando.
Está aislado, tiene una valla de privacidad alrededor de la propiedad (no se
puede ver nada más que el techo de la casa desde la carretera) y hay
cámaras y un sistema de alarma de vanguardia a lo largo de la línea de la
propiedad.

-Entonces, ¿no hay acechadores mirando en tus ventanas o paparazzi


tomando fotos con sus cámaras súper zoom de árboles cercanos?

-Exactamente. Lo siento, no hay una habitación en el primer piso. Ni siquiera


había pensado en eso antes.

Ella sacudió su cabeza.

-Hallaremos algo.

-O podría simplemente llevarte a la cama todas las noches –le dije con otro
movimiento de cejas para hacer que la oferta fuera lo más liviana posible.

Esa podría terminar siendo nuestra única opción por ahora, pero sabía que
detestaría la idea. Si ella realmente iba a vivir conmigo ahora, tal vez era
hora de llamar al agente inmobiliario de nuevo.

Había algo muy atractivo acerca de la idea de que Ella y yo nos cacemos,
y escogieramos algo que a ambos nos gustaba: discutir sobre esquemas de
colores y negociar sobre las características imprescindibles. Sin duda, ella
querría una cocina enorme y un lindo baño principal, mientras que
realmente solo quería un garaje lo suficientemente grande para una futura
colección de autos y un gran patio trasero para entretener a los invitados.
Pero sabía que no debía mencionar nada de esto a Ella, considerando que
le había prometido que no sería demasiado adulta.

La búsqueda de la casa de nuestra primera casa juntos, donde algún día


formaríamos una familia, definitivamente caía en esa categoría.

Ella rompió mi ensoñación con un suspiro.


-Solo una cosa más para agregar a la lista de tareas, pero eso puede ser
tratado más tarde. Por ahora…

Cerró los ojos y sacudió la cabeza. Después de un momento, ella se frotó las
sienes y dejó escapar otro aliento pesado.

-Ni siquiera sé por dónde empezar.

-¿Qué tal si no empezamos? –Sugerí, recostándome en mi almohada y


apoyando mi brazo debajo de mi cabeza. Cuando ella me lanzó una
mirada impresionada, sonreí y tiré de ella hacia abajo conmigo.

-Y si hoy solo nos acostamos todo el día en la cama y pretendemos que no


existe nada fuera de esta habitación. La vida va a comenzar de nuevo muy
pronto, pero no es necesario que comience hoy. Creo que ganamos un día
flojo después de ayer.

Ella sonrió como si le gustara la idea tanto como yo y se acurrucó junto a mí,
pero luego frunció el ceño.

-La vida comienza de nuevo para ti, tal vez. Realmente no tengo una vida.
El GED está fuera del camino ahora, así que no tengo escuela, ni trabajo, ni
metas para mi futuro…

Ella lo hizo sonar como algo malo. Pensé que sonaba como el cielo.

-Tienes tiempo para entender todo eso.

-Supongo que podría comenzar con la universidad. Hay un nuevo semestre


que comienza pronto. Podría tomar algunas clases en la universidad
comunitaria solo para mantenerme ocupado mientras descubro lo que
quiero hacer.

Me encogi. Iba a tener que reventar esa burbuja y, una vez más, fue por mi
vida.

-Tal vez esa no sea la mejor idea ahora. Después de lo mal que pasaron las
cosas ayer, creo que tomará un tiempo para que todo este bombo
desaparezca.

Ella se puso rígida a mi lado y habló en un tono recortado con frustración.


-Entonces, ¿qué se supone que debo hacer? ¿Mantenerme escondida
dentro de esta casa como un prisionera? ¿Soy la princesa encerrada en su
torre? ¿Es eso lo que va a ser la vida para nosotros ahora?

-No para siempre –le prometí, apartándole el pelo de la cara. Parecía


calmarnos a los dos cada vez que la tocaba– Piénsalo más como si Bonnie
y Clyde estuvieran acostados por un tiempo. Y todavía podemos salir, pero
al azar. Probablemente no quieras tener algo tan rutinario como un horario
escolar hasta que no seamos la historia principal de cada transmisión de
noticias. Morirá, como dijiste; solo podría llevar un tiempo. Además, tenemos
que ayudarlos a todos a instalarse, y tienes una cirugía llegando en unas
pocas semanas, de todos modos. Tienes mucho de qué preocuparte en este
momento. La escuela puede esperar un semestre.

Ella se levantó como si acabara de despertar de una pesadilla loca.

-¡Oh, mierda! –Me miró con pánico arremolinándose en sus ojos– ¡Mi cirugía!
No puedo permitir que mi padre siga pagando todas mis facturas médicas.
No después de cortar los lazos con él.

¿Por eso estaba tan preocupada?

-Ella. Cálmate. Eso no es un problema en absoluto. Simplemente haremos


que todo se transfiera a mi nombre. Puedo encargarme de cualquier deuda
que aún esté pendiente, y le pediré a Scott que lo agregue a mi póliza de
seguro. Apuesto a que si estamos viviendo juntos, puedo agregarte, y si no,
bien, pagaremos lo que venga.

El rostro de Ella palideció, y pude verla tratando de encontrar una forma de


rechazar mi oferta.

-Brian…

Frunció el ceño mientras luchaba por encontrar las palabras.


Eventualmente, se conformó con negar con la cabeza frenéticamente.

-No puedo dejarte hacer eso. Es demasiado.

-Ella, gané quince millones de dólares solo en El Príncipe Druida y mis agentes
ya me han asegurado que pueden conseguirme treinta cada uno para las
próximas cuatro películas. Y eso ni siquiera incluye ninguno de mis ahorros o
inversiones u otros derechos secundarios y regalías. Créeme. No es mucho.

Ella me miró.

-Sabes a lo que me refiero.

Ignoré la mirada. Ella fue criada por una madre soltera y siempre tuvo que
vivir frugalmente. Ella era ferozmente independiente por eso. La admiraba
por eso, y sabía que tenía que ser increíblemente difícil para ella ser tan
dependiente después de su accidente, primero con su padre y ahora
conmigo. Deseé tener otra respuesta para ella, pero no lo hice, y ella
realmente no tenía otra opción. Los dos sabíamos que tenía que dejarme
hacer esto; Solo deseé haber sabido cómo hacer que fuera una píldora más
fácil de tragar.

-¿Ayudaría si digo que quiero hacer esto por ti? O bien, si no me dejas,
probablemente gastaré todo ese dinero en otro coche o dos ostentosos
para darle compañía a Precious, u otras cosas estúpidas sin sentido que solo
me harán sentir más consentido de lo que ya soy. Por no mencionar todos
los regalos, terminaría atrapándote porque soy una celebridad
asquerosamente rica que no tiene nada mejor que hacer con sus millones
de dólares.

Ella se frotó la cara con las manos, como si eso pudiera aliviar algo de la
tensión que se acumulaba en su interior o de alguna manera resolver
milagrosamente su problema.

Cuando no lo hizo, ella me miró.

-Juegas sucio.

Sonreí. Consigue otra victoria para mí.

-Lo siento. Sé que no te encanta la idea, pero realmente me alegro de poder


ayudarte con esto.

-Lo sé. –Ella suspiró, derrotada– Te dejaré, porque no tengo otra opción
ahora, pero ojalá no tuviera que pedirte esto.
-No puedo pensar en nada en lo que prefiera gastar mi dinero que en tu
salud y bienestar. De hecho, esto suena tan mal, pero estoy emocionado de
poder pagar todos tus gastos médicos.

Ella se burló.

-No esta mal. Perverso.

Me senté y la tomé en mis brazos, colocándola entre mis piernas y tirando


de ella contra mi pecho. Apoyé mi cabeza sobre la de ella y la abracé por
un momento.

-Gracias por dejarme hacer esto.

Lentamente, ella se relajó.

-Gracias por hacerlo. No es que no esté agradecida; Simplemente no quiero


ser tu responsabilidad. Eres mi novio, no mi cuidador. Quiero ser tu
compañera en esta relación, no tu dependiente. ¿Tiene sentido?

Mi corazón se calentó.

-Lo es, y respeto esa actitud más de lo que crees. He sido usado por mi dinero
muchas veces. Que no quieras que gaste tanto en ti solo lo hace mucho
más fácil de hacer. Pero no quiero que sientas que nuestra relación está
desequilibrada. Estamos en esto juntos. Quiero que seamos socios, también,
no quiero ser tu Sugar Daddy.

Ella soltó un bufido y yo me reí suavemente.

-De acuerdo, de hecho. No me importaría ser tu Sugar Daddy, pero


encontraremos la manera de ponerte de pie. En este momento, podrías
tener que asumir un poco más de responsabilidad, pero tendremos un plan
para ti para que no siempre tenga que ser así. O… –La apreté con fuerza y
la besé en un lado de la cabeza– Nosotros siempre podríamos fingir que
estamos en los años cincuenta. Puedo preocuparme por el dinero y las
facturas, y puedes hacer toda la cocina y la limpieza y esas cosas. –Eso me
hizo reír, así que agregué– Quiero decir, tengo una señora de la limpieza que
viene una vez a la semana, pero yo siempre puedo despedirla y mostrarte
dónde está el cepillo del inodoro.
-Hmm… –Ella dijo– Quizás conservemos a la señora de la limpieza, y me
muestres dónde están los delantales. Puedo manejar la cocina.

Ella sonrió y me ofreció sus labios. Besé esas bellezas y luego acerqué los míos
a su oreja.

-Si te consigo un delantal, ¿considerarías cocinarme el desayuno usando


eso? Porque eso sería lo más sexy…

-¡OH MI DIOS, BRIAN! ¡No voy a darte ningún espectáculo de cocina


desnudo! ¡DETENTE!

Estallé en carcajadas.

-Eres tan fácil.

-Por favor. Como si estuvieras bromeando.

-Lo estaba.

-Solo porque sabías que diría que no.

-¿Así que?

-¡Así que nada! Eres un pervertido.

Puse los ojos en blanco.

-Odio decírtelo, mujer, pero soy un hombre completamente normal. Eres solo
una mojigata. –Ella frunció el ceño en un gesto que me hizo reír– Una
mojigata adorable, pero una mojigata de todos modos. No hay un hombre
en el mundo a quien no le guste ver a su novia prepararle el desayuno con
un delantal.

-Bien. Si te gusta la idea, ¿por qué no me cocinas el desayuno con tu


delantal y ves cómo te gusta?

Oh sí. Esa era toda la luz verde que necesitaba.

-¡DE ACUERDO!
Me levanté de la cama tan rápido que solo logró un chillido sorpresa antes
de salir por la puerta doble del dormitorio.
Capítulo 17
BRIAN
Ella chilló mientras salía de la habitación y se dirigía escaleras abajo.

-¡Brian! ¡Dios mío, Brian! ¡Estaba bromeando! ¡No te atrevas!

Una de las cosas que me gusta de mi casa es que es muy abierta. Toda la
mitad delantera tiene enormes techos abovedados. La escalera conduce
a un altillo que da a la sala de estar y al comedor. Hace que el lugar se
sienta mucho más grande de lo que es.

Por el momento, también significaba que Ella podía oírme golpeando en la


cocina desde el dormitorio principal. Para cuando llegó a la barandilla del
desván y se inclinó para gritarme, ya me había quitado los pantalones y los
había dejado colgando sobre la parte posterior del sofá de la sala donde
podía ver desde arriba.

-¿Brian?

La misma voz que acababa de lanzar una cadena de español de la que


estaba bastante segura de que ganaría una película con una calificación
de R ahora sonaba como si estuviera audicionando para reproducir un ratón
en una función animada. Tampoco es un ratón maduro, sino un pequeño y
asustadizo ratoncito.

-Brian, no estás realmente desnudo en este momento, ¿verdad? Por favor,


dime que tienes algo.

¿He mencionado cuánto me gusta que sea tímida? Estaba sonriendo como
un idiota cuando la llamé desde la cocina.

-Sabes, no creo que en realidad tenga un mandil. Tendremos que elegir uno
la próxima vez que vayamos de compras. Pero si bajas y te sientas en el bar,
probablemente no verás mucho conmigo detrás del mostrador. ¿Por qué no
bajas? Estoy comenzando un café. Es excelente. Una especie de asado
francés sofisticado.

-¡No bajaré hasta que te pongas los pantalones otra vez! –Gritó con voz
altiva.

Sonreí.
-Estoy usando boxers, cariño. Y sé de hecho que has visto las dos comedias
para adolescentes que hice hace un par de años. Lo que significa que no
me has visto más que con calzoncillos. Los pantalones se quedan fuera. ¡Ven
abajo! Te prepararé huevos y tostadas.

-¡Eso es diferente, y lo sabes!

-¿Necesitas ayuda? Puedo ir a buscarte si quieres.

Eso me ganó un gemido frustrado. Maldita sea, ella era divertida.

-Regresaré a la cama. Puedes traerme el desayuno aquí cuando termines


de ser un mocoso.

La puerta de mi habitación se cerró unos segundos después. Me reí entre


dientes y revolví hasta encontrar una bandeja. El desayuno en la cama
sonaba como una idea maravillosa. Me puse a trabajar y administré café,
jugo, huevos revueltos, tostadas y yogurt para dos. Suspiré un poco mientras
volvía a ponerme los pantalones. En otra ocasión, sería terco y los dejaría,
pero ella acaba de llegar, y no quería presionarla demasiado. Quería que
se divirtiera y se relajara conmigo, sí, pero también quería que confiara en
mí y se sintiera cómoda y segura en mi hogar.

-Estoy usando mis pantalones –llamé cuando entré en mi habitación. Los


platos resonaron silenciosamente en la bandeja mientras caminaba hacia
la cama. Ella no estaba ahí.

-Eso está bien –me llamó desde el balcón– porque hace un poco de frío aquí
y te robé la bata.

Su voz era juguetona otra vez cuando se movió hacia adentro desde la
puerta de vidrio corrediza abierta. Dejé cuidadosamente la bandeja sobre
mi cama y fui a mi armario. Por suerte para ella, tenía más de uno de casi
todo. Encontré otra bata y luego fui a tomar el desayunado afuera junto a
Ella.

El sol brillaba y solo había un par de nubes blancas hinchadas en el cielo


azul sobre el cañón en el que mi casa se apoyaba. Hacía un poco de frío,
solo lo suficiente para pellizcar cualquier piel expuesta y hacer que la bata
se sintiera cálida y reconfortante.
Ella estaba sentada en la pequeña mesa del balcon de mi habitación, con
los ojos cerrados y la cara vuelta hacia el sol. Una pequeña sonrisa se dibujó
en sus labios, como si amara la sensación de los rayos del sol golpeando su
rostro. Ella estaba nadando en mi bata de baño, y su cabello era un
desastre, pero nunca se había visto mejor. Me podría acostumbrar a esto.
Puse la bandeja sobre la mesa frente a ella y la besé en la mejilla.

-Estás hechizando positivamente en este momento.

Su mejilla se levantó bajo mis labios mientras sonreía. Esperé a que ella
hiciera una broma o me llamara cursi, pero ella simplemente miró la comida
que tenía delante y dijo:

-Gracias por el desayuno.

No solo aceptó mi cumplido; ella me recompensó con un beso. Me reí


mientras me sentaba a su lado y divida la comida en la bandeja.

-Eso fue mucho mejor.

Ella me dirigió una mirada irónica.

-Me gustó.

-Es bueno saber.

Bebí un sorbo de mi café mientras Ella simplemente devoraba su parte. Los


dos nos saltamos la cena anoche. Después de un par de momentos
maravillosos, decidí llegar al meollo del asunto.

Así que hoy… ¿quieres preocuparte por conseguir algunas de tus cosas, o
simplemente quieres ir de compras? y ¿darle una semana más o menos
antes de intentar contactar a tu familia?

Ella frunció el ceño en su plato.

-No lo sé. Llamaré a Juliette más tarde. Una parte de mí no quiere regresar
nunca ahí, pero tengo algunas cosas, como las de mi madre, que
definitivamente quiero mantener conmigo.

-Bueno. Esta bien, ¿por qué no nosotros..?


Olvidé lo que estaba a punto de decir cuando el tono de llamada de la
puerta principal comenzó a cantar.

-¿Quién en el mundo..?

Ella bajó el tenedor.

-¿Que esta pasando?

Levanté mi teléfono antes de abrir.

-Lo tengo programado para que suene siempre que alguien toque la puerta
de entrada.

-¿Alguien está aquí? ¿Quien?

Sonreí. No soy muy aficionado a la tecnología, pero me divierto con mi


sistema de seguridad.

-Mira esto. Cuando responda, me mostrará la cámara de vigilancia allí


abajo.

Respondí la “llamada” y apareció una pequeña pantalla en mi teléfono que


me mostraba a la última persona que alguna vez esperaba ver.

-¿Mamá?

-¿Hola? Brian, cariño, ¿eres tú? ¿Hola?

Casi dejo caer mi taza de café. ¿Mi madre estaba aquí? No podía creerlo.
Mi madre odia viajar casi tanto como odia a mi padre. En su mente, viajar a
la ciudad donde vivía mi padre era lo peor de ambos mundos. Ella nunca
vino a L.A., si era para nada evitable. Ella siempre me hizo ir a verla. No me
había visitado en Alabama en tres o cuatro años.

-Mamá, ¿qué estás haciendo aquí?

Cuando hablé, ella se volvió hacia el sonido de mi voz que provenía del
pequeño altavoz en la caja de la puerta. Ella encontró la cámara y me
frunció el ceño petulante.
-¿Qué crees que estoy haciendo aquí? Sorprender a mi hijo por Navidad.

Alargó la mano por la ventana y presionó el timbre varias veces más antes
de finalmente resoplar molesta.

-Brian, cariño, esto no está funcionando. La puerta no se abrirá.

Negué con la cabeza y tragué una carcajada.

-Ese es el timbre, mamá. Solo un timbre. No abre la puerta.

-Oh. Bueno, ¿cómo demonios se supone que debo abrir la puerta,


entonces?

Eché un vistazo a Ella. Estaba mirando mi teléfono con fascinación mientras


se mordía los labios, como si tratara de no reírse. Me alegré de ver su
emoción. Aunque el momento no era el ideal, estaba segura de que Ella iba
a amar a mi madre, y no podía esperar a que se conocieran. Le guiñé un
ojo y me reí de mi madre.

-No puedes abrir la puerta. Tengo que dejarte entrar.

Mamá se resistió, personalmente ofendida.

-Bueno, ¿te importaría dejarme entrar, hijo? Tuvimos que estar en el


aeropuerto a las 4:00 a.m.; era el único vuelo que tenían en dos días. Hemos
estado viajando durante horas, y me gustaría entrar, ponerme una nueva
muda de ropa y descansar en un lugar cómodo.

-¿Nosotros? –Miré hacia la pequeña pantalla en mi teléfono, tratando de


ver más allá de mi madre al asiento del pasajero– ¿Ese es Doug contigo?

-Bueno, por supuesto que lo es. ¿Quién más sería?

-¡Oye, Doug!

-Hola, Brian –gritó mi padrastro y luego murmuró– ¿Ves? Te dije que


deberíamos haberlo llamado primero.
-Por todos los cielos, Douglas. ¿Cómo se suponía que lo sorprenderíamos si
lo llamáramos primero? –Se volvió hacia la cámara– ¿Estás sorprendido,
cariño?

-Yo… –No estaba sorprendido. Estaba aturdido. Sin palabras– Sí. Estoy
sorprendido.

-¿Demasiado sorprendido para abrir la puerta de tu querida madre?

A mi lado, Ella se tapó la boca con una mano. La risa se derramó de sus ojos.
Lo siento, dije.

-Será mejor que abras la puerta de entrada pronto o tu madre te pondrá en


espera cuando finalmente entre a la casa –susurró ella, riendo.

Puse los ojos en blanco, pero Ella no estaba tan lejos, así que presioné el
código para abrir la puerta y colgué el teléfono. Lo puse en la mesa y lo miré
por un momento.

-¿Eso de verdad acaba de pasar?

-Parece divertida.

-Diversión. –Solté un suspiro y pasé una mano por mi cabello– Si sobrevivimos,


sí.

Miré a Ella, preguntándome cómo prepararla adecuadamente para lo que


estaba a punto de golpearnos. Mi madre era… un puñado.

-Amo a la mujer –le prometí– Y tú también lo harás, pero ella es…

-¿Entusiasta?

Yo resoplé.

-Tenaz.

El timbre sonó cuatro veces seguidas, provocando un gruñido de mi parte.


-Tanto para una semana tranquila. –Mire a Ella– Me disculpo de antemano.
No tienes nada que temer, pero rápidamente verás por qué es necesaria la
disculpa.

El timbre sonó de nuevo, al igual que mi teléfono.

-Ya voy, mamá –gruñí cuando respondí– Déjame solo ponerme una camisa,
y estaré allí.

-¿Ponerte una camisa? Brian, son las diez y media. ¿Estás aún en la cama?

-No. Más o menos Espera un segundo. Estaré ahí.

Ella me siguió adentro -nuestro desayuno queda olvidado por el momento-


y se rió mientras me ponía la camisa arrugada de ayer.

-Cállate –le advertí– No es gracioso. –Ante su sonrisa malvada, agregué–


Ahora te burlas de mí, pero su atención está solo en mí porque aún no sabe
que estás aquí. Ella no está realmente aquí para verme.

Eso borró la sonrisa de la cara de Ella. Debería haberme sentido mal cuando
se mordió el labio y trató de pasar sus dedos por el revuelto cabello en su
cabeza. Pero no lo hice. No tenía nada de qué preocuparse, salvo morir
asfixiada por afecto maternal, y tuve la sensación de que a Ella no le
importaría que después del año que había tenido. Besé su frente antes de
salir por la puerta.

-Te ves bien, y ella te va a querer. Promesa.

Mi madre estaba de pie con una ceja arqueada, los brazos cruzados sobre
el pecho y una bota de diseñador golpeteando impacientemente cuando
abrí la puerta principal. Quería enojarme con ella, pero en el momento en
que vi la pequeña mujer, volví a ser un niño pequeño, aturdido por la
emoción.

-¡Hola mamá!

Lancé mis brazos alrededor de ella, y ella se derritió, sufriendo de la misma


anticipación que yo.

-Ay ¡mi bebé! –ella chilló y me apretó con tanta fuerza como pudo.
La dejé ir y le di a Doug un abrazo rápido, un poco incómodo. Me gustaba
ese tipo, pero nunca habíamos pasado suficiente tiempo juntos para que
realmente se sintiera como una figura paterna.

-Es bueno verte, Doug. Espero que el viaje no haya sido demasiado
agotador.

Doug resopló, echando un vistazo a mi madre, y yo me reí. Solo podía


imaginar a mamá teniendo que volar en un vuelo lleno de gente a una hora
impía por la mañana. Doug probablemente estaba agotado y muy ansioso
por pasarme a mamá.

Retrocedí y los volví a mirar después de que entraron arrastrando los pies en
la entrada y cerré la puerta.

-Wow.

Todavía estaba tratando de recuperarme del shock.

-No puedo creer que estés aquí. Gracias por venir.

-¿Estás bromeando?

El vértigo de mamá había desaparecido, y su cara de “tú eres tan


problemático” había regresado.

-¿Después de que cancelaste tu viaje con nosotros en el último minuto?


¿Qué más se supone que debemos hacer? Tuvimos que esperar hasta
después de Navidad, por supuesto, Doug no pudo saltear a sus hijos, pero
Brian, no puedo creer que hayas dejado a tu madre en Navidad.

Esta vez, no reprimí mi gemido.

-Mamá. Te dije por qué no podía ir. No podía dejar a Ella cuando la arrojé al
centro de atención.

Mamá resopló.

-Esperaba que pudieras convencerla de venir a Wisconsin. ¿Lo intentaste?

Puse los ojos en blanco.


-Sabes que no, y te dije por qué. No es que ella no quisiera venir. Ella estaba
demasiado abrumada con todo. Necesitábamos un tiempo para nosotros
mismos.

Mi madre expresó su desaprobación y me llevó del brazo al sofá de la sala


de estar, todavía en un ambiente de conferencia.

-Honestamente, Brian, ¿qué clase de hijo ingrato eres? Mi único hijo le dice
al mundo entero que ha encontrado el amor de su vida, y que no podía
tomarse el tiempo para llamar a su propia madre y hacerle saber al respecto
primero. ¿Entonces ni siquiera la traes a verme en Navidad?

Me reí. Liz Crawford era una mujer formidable: obstinada, muy obstinada y
decidida. Creo que por eso que terminó casada con mi padre hace tantos
años. También probablemente por eso qué terminaron divorciados menos
de tres años después. Cómo se había establecido alguna vez en un lugar
como Green Bay, Wisconsin, con un tranquilo profesor de matemáticas que
nunca conocería, pero me alegré de que fuera feliz.

-Mamá. Dáme un respiro. Solo hemos estado saliendo durante una semana.

-Amor, Brian. Usaste la palabra amor. La gente no se enamora en una


semana. Tuviste tres años para contarme sobre esta joven misteriosa, y
nunca dijiste nada de ella. Yo soy tu madre.

Ella tenía razón, pero no me sentía mal porque nunca le había contado
sobre Ella. Nunca le había contado a nadie sobre Ella. Ella había sido muy
especial desde el principio. Ella había sido mi secreto. Solo mía. Para un
completo geek y tomando prestadas las palabras de Gollum, ella había sido
mi preciosa. Ella había sido mi único anillo que necesitaba mantener en
secreto y a salvo.

No me había avergonzado que estuviera hablando con un extraño en línea.


Era más… mi vida nunca había sido normal, y Ella era tan… regular. No es
que ella fuera ordinaria. Siempre supe que ella era especial. Pero ella tenía
una vida normal. Era un enlace a un mundo para el que nunca calificaría,
pero que secretamente había anhelado ser parte de. Parecía demasiado
buena para ser verdad, y temía que si le decía a alguien sobre ella, ella
desaparecería. Ahora que sabía que ella no iría a ningún lado, estaba listo
para mostrarle al mundo entero qué tesoro había encontrado.
-Está bien, está bien, lo entiendo. Debería haberte dicho sobre ella. Y si dejas
de darme una conferencia el tiempo suficiente para permitirme hablar, te
la presentaré.

Mamá se quedó boquiabierta.

-¿Qué? ¿está aquí?

Disfruté la expresión de sorpresa en el rostro de mi madre; fue su turno de


sorprenderse, después de todo…
Capítulo 18
BRIAN
Sonriéndole a mi mamá, levanté la vista hacia la barandilla del desván sobre
nosotros, donde Ella simplemente estaba mirando como se desarrollaba la
escena con diversión. Mamá siguió mi mirada y chilló.

-¡Oh, Ellamara, hola, cariño! –Se llevó las manos a la boca y esperó un
ataque de emociones– Lo siento, estoy tan emocionado de conocerte. Ven
aquí y dale a tu futura suegra un gran abrazo.

Me llevé una mano a la cara y gemí. ¿Futura suegra? No es que no pensara


que era un título exacto, pero acababa de ser acusado de ser demasiado
adulto y estar listo para las cosas que Ella no estaba. Cosas como el
matrimonio Lo que mi madre probablemente iba a mencionar cada cinco
minutos a continuación, sin importar cuánto tiempo planeóaba quedarse.

Afortunadamente, la atención de Ella se centró en otra cosa.

-Es un placer conocerte también –dijo– Y bajaría, pero, um… –Ella hizo una
mueca y me miró a los ojos– Tus escaleras son algo empinadas, y no hay
barandilla. No creo que pueda manejarlos por mi cuenta.

La sangre desapareció de mi cara y corrí escaleras arriba, pateándome


todo el camino. Era un idiota. Nunca pensé que no hubiera bajado porque
no podía. Ella debe haberse sentido horrible tener que decir eso en voz alta
frente a mi madre.

-Mierda, Ella, lo siento. –susurre cuando subí al piso de arriba.

Ella se sacudió mi disculpa, pero su sonrisa fue forzada. En serio, podría


patear mi propio culo ahora mismo.

-¿Necesitas que te lleve? –No me gustaba preguntar, pero no estaba seguro


de cuánta ayuda necesitaba, y no quería obligarla a preguntar.

Ella contuvo la respiración y negó con la cabeza.

-Puedo hacerlo; Solo necesito tomar prestado esto. –Ella tomó mi brazo y lo
paso al suyo.
Continué murmurando disculpas mientras caminaba con ella hasta la parte
superior de las escaleras.

-Soy tan idiota, Ella. Yo ni siquiera…

-Está bien, Brian. No es tu culpa.

Se sintió como mi culpa. ¿Cómo diablos se suponía que viviría allí cuando ni
siquiera podía ir sola desde su habitación? Ella se detuvo en lo alto de los
escalones y frunció el ceño. Comenzó a masticar su labio inferior de nuevo.

-¿Estás bien?

Ella me dio otra mueca.

-Um… bueno, es solo… –Ella miró los escalones de nuevo y suspiró– Esto me
va a tomar un tiempo, y va a doler, y no me he duchado ni nada todavía.
Si voy a tener que regresar de nuevo…

No la dejé terminar.

-¿Mamá? ¿Doug? ¿Podrían venir aquí por un minuto?

El alivio que se apoderó de Ella me hizo desear patearme de nuevo.

-Eso es. Voy a llamar al agente inmobiliario esta tarde.

Los ojos de Ella se abrieron.

-No seas ridículo. No puedes moverte solo porque tengo dificultades con la
escalera.

Diablos no.

-Mírame.

No le gustó mi respuesta, pero estaba preparada para ser terca sobre esto.
Nunca quise ponerla en esta posición de nuevo. Y definitivamente no quería
que tuviera que vivir en un lugar donde tuviera que ser cargada, algo que
odia, o causar mucho dolor solo por acostarse por la noche.
Todavía estábamos mirando el uno al otro cuando mi madre y mi padrastro
llegaron al desván. Mamá frunció el ceño con preocupación.

-¿Que pasa cariño?

-Nada está mal. Las escaleras simplemente no son una tarea fácil para Ella.
Ella quería conocerte, pero no está lista para bajar aún.

Las cejas de mamá desaparecieron bajo su flequillo.

-Bueno, ¿por qué no lo dijiste en primer lugar? ¿Donde están tus modales?

Casi esperaba que golpeara la parte posterior de mi cabeza, pero ella se


volvió hacia Ella.

-Cariño, es maravilloso conocerte finalmente. Me encantaría decir que he


oído todo sobre ti, pero Brian se ha mostrado extremadamente reservado
con respecto a ustedes dos.

Ella me lanzó una mirada regañadora y tiró de Ella en un abrazo.

-Supongo que ya no importa. Estás aquí ahora, y tenemos todo el tiempo


del mundo para conocernos. Debes ser toda una mujer para hacer que mi
bebé renuncie a sus maneras horribles y femeninas. ¡Y solo mirate! –Se retiró
del abrazo y escaneó a Ella de la cabeza a los pies– Estás perfectamente…
–Hizo una pausa, ladeó la cabeza hacia un lado mientras miraba más de
cerca la apariencia de Ella, y su sonrisa se frunció– Bueno, en realidad
pareces un poco desastrosa, y… ¿has estado llorando?

-Mamá.

Incluso Doug expresó una advertencia esta vez.

-Liz.

Mamá nos ignoró a los dos y arrastró a Ella hasta el pequeño sofá junto a la
pared del desván.

-¿Qué diablos te pasó? Te ves hecha un desastre. Por favor, dime que mi hijo
normalmente te cuida mejor que esto.
El horror en la voz de mi madre hizo que Ella soltara una pequeña sonrisa.

Brian cuida muy bien de mí –prometió mientras las dos se sentaban.

Mamá todavía se aferraba a una de sus manos y ahora también estaba


revolcándose su cabello.

-Él me trajo aquí de improviso anoche porque tuve una día horrible ayer. Me
dejó ser una chica completamente y llorar por toda su camisa durante horas
hasta que me desmayé, y luego incluso me hizo el desayuno en la cama
esta mañana, con la esperanza de animarme.

Esa era mi chica. Ganando puntos de brownie con mi madre, a pesar de


que solo le había traído el desayuno después de que ella lo había exigido
en represalia por haberla torturado con mi inmodestia. Aún así, había estado
tratando de animarla, y había hecho todas las otras cosas, así que diría que
el gran elogio contó. Mi pecho se calentó con orgullo cuando la cara de mi
madre se suavizó. Me sonrió como si aún fuera su hijito y pudiera meterse en
la cama por la noche y cantar canciones de cuna. No pude evitar la sonrisa
que se extendió por mi cara a cambio. La aprobación de mi madre fue
duramente ganada.

-Es bueno saber que tiene algun decoro –bromeó.

Me encogí de hombros.

-Tuve a esta madre increíblemente loca que puso el temor de Dios en mí


cuando se trata de tratar bien a las mujeres.

Doug se rió entre dientes, y mamá puso los ojos en blanco hacia los dos.

-Bueno, alguien tenia que hacerlo. Tu padre ciertamente no iba a hacerlo.


–Volvió su atención a Ella con un suspiro– Estoy tan contenta de que
finalmente haya encontrado una buena chica para cuidar de él. Puedo
decir lo feliz que lo haces. –Sus ojos se empañaron, y ella sollozó– Vi lo que
pasó en las noticias anoche. Fue horrible. Lamento que tuvieras que pasar
por eso. Lamento que su vida haya hecho la tuya más difícil, pero gracias
por quedarte con mi bebé a pesar de toda la locura.
Ella le dio a mi madre una sonrisa acuosa y la sorprendió con un abrazo. Ella
le susurró algo que yo no pode oír, pero mi mamá había agarrado a Ella
ferozmente.

-Dios te bendiga, cariño.

Le lancé una mirada a Doug, y él simplemente se encogió de hombros con


una mirada que decía: Mujeres. Cuando retrocedieron, mamá me sonrió.

-Ella es un angel, Brian –declaró mamá.

Le sonreí a Ella.

-Lo sé.

Ella me permitió ponerla de pie y beso mi mejilla cuando deslice mi brazo


alrededor de su cintura. Mamá nos miró a los dos como si estuviera tratando
de no llorar.

-Bueno. –Ella aplaudió, y en un abrir y cerrar de ojos se transformó en la


formidable mujer que yo sabía que era– Supongo que todos deberíamos
asearnos e ir a almorzar para celebrar. ¿O ustedes dos ya tienen otros planes
con la familia de Ella? Me gustaría conocerlos mientras estoy aquí.

Ella y yo nos encogimos. Cuando le di una mirada interrogante, suspiró,


sabiendo que tendríamos que explicar. Mamá tarde o temprano iba a
enterarse. La abracé con fuerza y la dejé hablar.

-En realidad… corté lazos con mi familia anoche.

Mamá jadeó suavemente y cruzó sus dedos sobre su boca. Doug se colocó
junto a ella, envolviendo a su esposa con un brazo de apoyo mientras nos
miraba a Ella y a mí con preocupación.

-¿Qué pasó? –Preguntó.

-Mi papá estaba enojado porque mis hermanastras estaban siendo


hostigadas. Nos peleamos. Se puso bastante feo. El eligió a su nueva familia
sobre mí, como lo hizo cuando tenía ocho años. –Ella se encogió de hombros
como si no fuera gran cosa, pero estaba temblando de nuevo– Él me dijo
que si iba a seguir saliendo con Brian, entonces debería irme, así que lo hice.
Ni siquiera empaqué una bolsa. De ahí el desastre de mi ropa y el llanto en
mis ojos que estoy luciendo esta mañana. Brian es todo lo que tengo ahora.

En esa última declaración, la tomé por completo en mis brazos y la abracé


fuertemente. De repente estaba tan emocionada como ella.

-¿Fue por lo que sucedió ayer en el teatro? –Preguntó mamá en voz baja.
Cuando su mirada preocupada se encontró con la mía, supe lo que estaba
pensando: que mi fama le había costado a Ella su familia.

Ella también podía sentir el miedo de mi madre y rápidamente negó con la


cabeza.

-Puede haber sido el catalizador –dijo en voz baja– pero mis problemas con
mi padre fueron mucho más profundos que eso.

-Oh, pobre amigo –susurró mamá. Me arrebató a Ella y la estrechó en otro


abrazo firme– Bien, bienvenido a la familia, entonces, cariño. Estamos felices
de tenerte. ¿No es así, Douglas?

-Por supuesto.

Sonreí por la forma en que la cara de Doug se suavizó cuando él asintió con
la cabeza hacia Ella. Él era muy meloso con las chicas. Probablemente era
bueno que nunca hubiera tenido hijas, porque todas lo tenían envuelto en
sus pequeños dedos. No tenía dudas de que Ella lograría la hazaña antes de
que él y mi madre regresaran a Wisconsin.
Doug es un buen tipo. Es un hombre callado y muy bondadoso. Pero
también es astuto como táctica y aprecia una buena dosis de ingenio. Y,
obviamente, desde que se casó con mi madre, le gustan las personalidades
fuertes, obstinadas y combativas. Probablemente amaría a Ella tanto como
a mi madre. De hecho, el par de ellos probablemente sería un buen sustituto
para Ella, si lo necesitara.

-He estado esperando a una hija toda mi vida –dijo mamá– Incluso después
de casarme con Doug, solo heredó más niños, Doug tiene tres de su primer
matrimonio, ¿sabes? Todos son un poco más jóvenes que Brian, así que no
he tenido la oportunidad de ganar hijas todavía.

Mi cabeza estaba empezando a doler.


-Disculpa un poco, mamá. –Ella parecía un ciervo asustado a punto de salir
disparado.–Hemos estado saliendo por apenas dos semanas. No estamos
eligiendo exactamente anillos de bodas ni nada. La vas a espantar.

Mamá valoró la expresión abrumada de Ella y luego me miró con el ceño


fruncido.

-Oh, no seas ridículo, Brian. Nadie aquí estaba pensando en anillos o en el


matrimonio. –Su mirada se concentró en mí.– A menos que … así fuera.

Sus ojos brillaron con un hambre que reconocí incluso si nunca antes lo había
visto en ella.

-Mamá, no. Ni siquiera vayas allí.

Ella echó los hombros hacia atrás y levantó la barbilla en el aire.

-No lo hice. Tu lo hiciste. –La sonrisa petulante que me disparó fue


francamente devoradora de hombres– Cariño, si estás considerando…

-¡Mamá! –Le espeté, lo suficientemente fuerte como para hacerla callar. Sus
ojos se redondearon como pelotas de béisbol, pero ella cerró la boca y
esperó a que yo hablara. Esta puede haber sido la primera vez. Ella también
me estaba mirando boquiabierta. La mirada febril en sus ojos era una mezcla
de shock y pánico. Gruñí. ¿Cómo fue que esta conversación se descarrilada
tan rápido?

Frotando la tensión de mis sienes, dejé escapar un largo suspiro y miré a mi


madre con mi mirada más seria

-Nadie dice nada sobre el matrimonio, ¿está bien? Solo quería decir que
necesitabas volver un poco porque eres extremadamente intensa, y Ella ya
tuvo que lidiar con suficiente drama en las últimas veinticuatro horas.
Relájate, o vas a sofocarla, y ella es demasiado cortés para decirlo.

Mamá y yo nos miramos por un momento, y cuando abrió la boca para


hablar, ladeé una
frente obstinada a ella.

-Resiste la tentación, mamá.


-Bueno, eras el único.

-Alto ahí.

-Pero si ustedes son…

-No.

-Cariño, solo pienso…

-Sin pensar. El tema se descarta.

Crucé mis brazos y esperé la frenética excitación en sus ojos. Se quedó allí
unos momentos más obstinados, moviendo su mirada hacia adelante y
hacia atrás entre Ella y yo. Cuando se volvió hacia Doug buscando ayuda,
él negó con la cabeza.

-Escuchaste al niño, Liz. Será mejor que lo dejes ir.

-Bueno.

Ella resopló con vehemencia, luego refunfuñó por lo bajo.

-No estaba siendo muy intensa. Por todos los ridículos… –Ella negó con la
cabeza y sonrió a mi novia– Ella. Cariño. ¿Qué dices que dejamos que estos
hombres hagan lo que realmente quieren hacer hoy, que es abrir un sixpack
y mirar fútbol mientras tú y yo vamos de compras? Si ni siquiera llegaste a
empacar una maleta, vas a necesitar algunas de las cosas necesarias hasta
que puedas arreglar que tus cosas se envíen aquí.

-No –dije, antes de que Ella pudiera responder.

Me encogí ante las miradas de asombro que ambos me dispararon. Todavía


estaba muy molesto. No había querido que sonara tan fuerte.

-Lo siento. Ir de compras está bien; Simplemente no quiero que ustedes dos
vayan solas en este momento. No después de todo lo que sucedió ayer. Hay
demasiada exageración alrededor de Ella en este momento, y no es seguro.
Todos podemos ir de compras juntos, después de un almuerzo o algo así, si
quieres, pero llamaré a un guardia de seguridad para que nos siga si vamos
a un lugar demasiado público.
Ella asintió. La noche anterior realmente la había sacudido. Mamá aceptó
a regañadientes después de atrapar el estremecimiento de Ella.

-Oh, todo bien. Supongo que eso es razonable. Brian, cariño, se amable y ve
a ayudar a tu padrastro a sacar nuestro equipaje del coche mientras yo
cuido a Ella.

Sin esperar a que yo respondiera, comenzó a arrastrar a Ella hacia mi


habitación, tratándola como si tuviera cuatro años.

-Te haremos un buen baño caliente, y estoy seguro de que tengo algo en
mi maleta que puedes usar por el día. Te sentirás mejor en el mundo una vez
que hayas podido refrescarte. Las miré irse, preguntándome si necesitaba
intervenir, pero Ella me miró con una sonrisa tranquilizadora que me permitió
dejarla ir. Mamá seguía balbuceando cuando finalmente desaparecieron
de mi vista.

Una mano se posó sobre mi hombro con una sonrisa juguetona,


sobresaltándome del aturdimiento en el que mi madre me había dejado.

-Mira el lado bueno –dijo Doug riendo– tu madre tiene a alguien nuevo con
quien discutir esta semana, lo que significa que estás fuera de peligro. –
Cuando solté una risa sorprendida, él agregó– No te preocupes demasiado.
Tu madre sabe lo que está haciendo, y por lo que parece, tu chica podría
usar un poco de TLC extra durante unos días.

Él tenía un punto.

-No puedo discutir allí. Es su primera Navidad sin su madre, y sé que la está
extrañando bastante. Su relación con su padre ha sido una verdadera lucha
todo este año, pero sé lo mucho que esperaba que las cosas salieran bien.
Ella estaba bastante devastada anoche. Mamá podría ser la distracción
perfecta para ella.

Doug sonrió, orgulloso de su esposa.

-Bueno, déjalos ser, entonces. Pueden hacer su cosa de chicas por un


tiempo.

-Sí, supongo que tienes razón.


Doug asintió con la cabeza hacia las escaleras.

-Comencemos con esas bolsas.

Me reí mientras lo llevaba escaleras abajo.

-¿Ella empaca toda la casa?

-Solo la mitad –Doug sonrió– Se quedó sin maletas


Capítulo 19
ELLAMARA
La madre de Brian era increíble. Pude ver por qué Brian se había disculpado
por ella de antemano y había estado preocupado por su entrada en
escena después de todo lo que había pasado la noche anterior, pero la
verdad era que ella era exactamente lo que necesitaba. Ella se parecía
mucho a mi mamá, enérgica y entusiasta, con una verdadera emoción por
la vida. Ella era dominante, obstinada, obstinada y abierta, pero ella tenía
un gran corazón y estaba completamente de acuerdo. Ella había estado
lista para amarme mucho antes de que me conociera.

Sin embargo, era extraño, porque de alguna manera, ella también se


parecía mucho a mi padre. Era un buscavidas. Era organizada y eficiente,
algo que mi madre no podría haber logrado. No creo que ella alguna vez
haya tenido que mantenerse a sí misma, pero aun así trabajó arduamente
haciendo trabajo de caridad y trabajando para las organizaciones de ex
alumnos y boosters en la universidad de Doug. Había sido criada con dinero
y siempre había estado en círculos importantes. Apuesto a que se llevaría
muy bien con mi padre elitista. Simplemente ella no era esnob o juiciosa al
respecto. Liz y Doug eran geniales, y francamente, me sentí aliviada de que,
entre Brian y yo, tuviéramos al menos un grupo de figuras parentales que
pudiéramos admirar.

Brian se fue con Doug para recoger su auto del cine mientras yo estaba en
la ducha. Cuando terminé, Liz me ayudó a bajar, y cuando llegamos al nivel
del suelo, estaba reconsiderando que Brian llamara a su agente de bienes
raíces.

-¿Siempre es así? –Preguntó Liz cuando tuvo que ir directamente por una
botella de analgésicos que guardaba en el armario de la cocina de Brian.

-¿Siempre es así? –Preguntó Liz cuando tuvo que ir directamente por una
botella de analgésicos que guardaba en el armario de la cocina de Brian.

Asentí mientras tragaba la medicina.

-Las escaleras son la actividad física más difícil de la que soy capaz de hacer.
Que pueda manejarlas es un milagro. Durante mucho tiempo, los doctores
no pensaron que caminaría de nuevo, pero tengo una vena obstinada
malvada, y no iba a quedar atrapado en una silla de ruedas por el resto de
mi vida.
Fui a la nevera para ver qué podía comer para el almuerzo. Brian y yo
desayunamos tarde, pero la mayor parte no fue consumida. Liz había traído
nuestros platos a la planta baja mientras yo estaba en la ducha, y insistió en
que obtuviera una comida adecuada.

-Oh. Él todavía tiene algunos camarones. ¿Cómo que sabe la ensalada con
pasta y camarón?

-Delicioso.

Ella parpadeó y me miró con curiosidad.

-¿Cocinas?

Sonreí mientras sacaba diferentes ingredientes de la nevera y los ponía en


el mostrador.

-Es uno de mis pasatiempos favoritos. Mi madre también lo amaba. Fue algo
que siempre hicimos juntas. Mamá trabajó muchas horas para pagar las
facturas. Ella llegaba muy tarde a casa, y finalmente comencé a esperar la
cena para poder cocinar juntas después de que ella llegara a casa. La
ayudó a sentirse menos culpable acerca de haberse ido tanto. Después de
eso, cocinar se convirtió en lo nuestro.

Liz sonrió ante la historia, y me di cuenta de que acababa de hablar


abiertamente sobre mi madre sin ninguna tristeza o miedo de hacer las
cosas incómodas. Fue una agradable sensación. Nunca mencioné a mamá
en casa porque sabía que era un tema doloroso para papá. Pensé que era
bastante incómodo para Jennifer, también, y Ana parecía tener algún tipo
de problemas con ello también. Juliette fue la única que me preguntó
acerca de ella, y a menos que estuviéramos solos, siempre daría las
respuestas más cortas posibles.

Aquí en la casa de Brian, mamá no era un tema tabú. Fue una inesperada
pero bienvenida bocanada de aire fresco. Otro beneficio de salir de la casa
de mi padre. Tal vez podría comenzar a aceptar un poco mejor la muerte
de mamá y realmente comenzar a superar mi dolor. Hice una nota mental
para recordar esto para mi próxima sesión de terapia con la Dra. Parish, para
que no pudiera acusarme de huir de mis problemas cuando le expliqué
cómo corté los lazos con mi padre. No tenía ganas de decirle eso, pero al
menos tenía otra semana antes de nuestra próxima cita.
Mientras ponía una olla de agua en la estufa para hervir y sacaba una
sartén, Liz comenzó a hurgar entre los armarios y los cajones. Una sonrisa
irónica cruzó mi rostro cuando me di cuenta de lo que estaba buscando.

-No creo que Brian sea dueño de un delantal.

-Oh. –Ella deslizó un cajón cerrado y alcanzó la tabla de cortar– Voy a tener
cuidado, entonces.

Se rió exasperada cuando comenzó a cortar uno de los aguacates que


puse.

-Ese chico. Él es muy parecido a su padre. Me preocupaba que fuera un


eterno soltero. Estoy sorprendida de que haya algo en su refrigerador
además de la vieja comida para llevar.

Me reí y arrojé algunos camarones en una sartén con un poco de aceite de


oliva, ajo y jugo de limón.

-No es la primera vez que vine. Lo obligué a llevarme a hacer las compras.
No podía soportar ver cómo se desperdiciaba una bonita cocina como
ésta. –Ante el suspiro de Liz, agregué– Sin embargo, no tiene ninguna
esperanza. Cuando cocino, él me permite ponerlo a trabajar sin quejarse.

-Eso viene de ser criado por mí. –Ella me lanzó una sonrisa maliciosa y me
guiñó un ojo.– Está acostumbrado a tomar pedidos.

-Probablemente debería agradecerte por eso, ya que estoy mucho mejor


dándoles que tomándolos yo misma.

Ambas nos reímos y seguimos disfrutando mientras cocinábamos hasta que


se abrió la puerta principal y una voz desconocida nos llamó.

-¿Hola?

Liz y yo estábamos sorprendidos por la intrusión. Después de la locura en el


cine de ayer, y todos comentarios de Brian sobre cómo necesitaba tanta
seguridad, las dos estábamos asustadas.

-¿Quién está allí? –Llamé mientras Liz metía la mano en un armario y agarró
una sartén.
Reconocí al joven rubio bien vestido que entró a la cocina justo a tiempo
para evitar que la madre de Brian golpeara al pobre tipo con una sartén de
hierro fundido.

-¡Oh! Liz, espera. Está bien. Ese es el asistente de Brian.

Scott saltó hacia atrás, levantando las manos en señal de rendición.

-¡Whoa! ¡Lo siento! No quise asustarte. No me di cuenta de que alguien


estaría aquí, o habría llamado. Brian nunca tiene compañía, y siempre dice
que solo me deje entrar por si está en medio de un entrenamiento, o duerme
demasiado, o se esconde de una reunión a la que no quiere ir.

Mi adrenalina estaba bombeando a través de mí a un ritmo alarmante, pero


me las arreglé para reír. No fue difícil imaginarse a Brian pasando por alto
algo importante o deliberadamente sin responder a su puerta.

-¿Eso pasa a menudo?

Mi risa hizo que Scott se relajara.

-Sí –admitió, sacudiendo la cabeza– Bastante a menudo.

Él extendió su mano hacia mí con una sonrisa tímida.

-Es bueno verte de nuevo y conocerlte oficialmente.

Me encogí cuando le di la mano.

-Sí, realmente no nos presentaron la última vez, ¿verdad? Es Scotty, ¿cierto?

-Prefiero Scott, si eso está bien. Mi Nana es la única persona que me llama
Scotty. Bueno, y Brian, porque molestarme parece divertirlo.

Me reí de nuevo.

-Eso suena como Brian.

Scott se encogió de hombros.


-Todo está bien. No hay mucha gente que le guste realmente a Brian, así
que me imagino que las burlas son algo positivo.

Sonreí ante eso.

-Muy cierto. Él realmente no es una persona de grandes amigos. Y la tortura


definitivamente es algo positivo. Él solo se mete con la gente que le gusta. Él
te adora. No se puede pasar por una sola conversación sin mencionar tu
nombre.

La sonrisa de Scott se volvió irónica.

-¿Cuántas de esas veces está usándolo en las frases como “estoy seguro de
que a Scotty no le importará” o “Scotty puede hacer eso por mí”?

-Solo seis de cada diez –prometí, con una sonrisa– El resto del tiempo es
“Necesitamos encontrar a Scotty una buena mujer” o “Deberíamos invitar a
Scotty a esto. Él necesita salir más”.

Scott negó con la cabeza mientras dejaba su bolsa de mensajero sobre el


mostrador.

-Puedo ver por qué a Brian le gustas.

El cumplido me sorprendió, pero fue fácil regresar.

-Ídem, Scotty.

Él se rió de la burla y sonrió a Liz cuando le hice un gesto.

-¿Has conocido a la madre de Brian antes?

Sus cejas se levantaron con sorpresa cuando él le estrechó la mano.

-Es un placer conocerte.

Volví a terminar la preparación del almuerzo mientras se conocían.


-Entonces, ¿qué te atrae por aquí? –Pregunté una vez que había una pausa
en la conversación– Realmente espero que Brian no exigiera tu presencia el
día después de Navidad.

-Mencionó algo acerca de la necesidad de sentarse contigo esta semana


para repasar algunas cosas, pero en realidad, le envié un mensaje de texto
esta mañana. Prometió que podía usarlo como excusa cada vez que
necesitara escapar de la casa durante las vacaciones, así que le pregunté
si esta tarde funcionaba para tener nuestra reunión. Él dijo que
probablemente fuera mejor hacerlo lo antes posible. Decidí tomar eso
literalmente y vine directo.

Me reí.

-¿Necesitabas escapar?

Scott asintió con gravedad.

-Mis hermanas están en casa por Navidad.

-¿Todas ellas? ¿Cuantos tienes?

-Seis.

-Whoa.

-Sí. Y en este momento están todos en casa ayudando a mi abuela a crear


perfiles de citas en línea para su pobre hermano menor.

Tan pronto como sus palabras se registraron en mi cabeza, estallé en


carcajadas.

-Ok , en ese caso, siéntete como en casa. Solo no le digas a Brian lo que
están haciendo. Es probable que conduzca hasta allá y las ayude.

El suspiro de respuesta de Scott fue adorable. Él era adorable. Pude ver por
qué la gente siempre intentaba prepararlo.

-¿Tienes hambre? –Le pregunté– Hice un montón.

La cara de Scott se iluminó.


-¿Estás segura? No quiero entrometerme si esto es algo familiar. Brian no
mencionó que sus padres estuvieron aquí.

-Brian no sabía que veníamos –dijo Liz– Decidimos sorprenderlo. Y no es


ningún problema en absoluto. Con la nueva situación de Ella, cuadrar un
plan para ella ya estaba en la agenda del día.

¿Por qué no encuentras algunos ajustes de lugar para la mesa, y todos


podemos discutirlo durante el almuerzo? Brian y Doug debería regresar en
cualquier momento.

Scott saltó del taburete de la barra inmediatamente.

-Claro. –A medida que comenzó a abrir los armarios, preguntó– ¿Nueva


situación? ¿Te refieres a lo de Erik Clarke?

Sabiendo que no había forma de evitar la conversación, comencé a llevar


el almuerzo a la mesa y le conté a Scott todo sobre la pelea con mi padre y
sobre cómo me quedaría con Brian hasta que pudiera descubrir una plan
sólido

-¿No planeas quedarte con Brian? –Preguntó Liz, sorprendida.

Su rostro cayó con desilusión y preocupación cuando negué con la cabeza.


Odiaba apresurar sus esperanzas de la boda que había estado planeando
mentalmente desde la metedura de pata de Brian antes.

-Amo a Brian, Liz; no te preocupes por eso Todavía no estoy lista para vivir
con él.

Su ceño fruncido se hizo aún más grande, así que me apresuré con una
excusa que probablemente no cuestionaría.

-Además, esta casa no va a funcionar para mí. Tan pronto como sepa cómo
pagarlo, estoy segura que voy a necesitar encontrar un apartamento o algo
que sea un poco más accesible para discapacitados.

-Eso podría no ser tan difícil como te imaginas –dijo Scott, la emoción
brillando en sus ojos– Brian mencionó la necesidad de repasar algunas
cosas. ¿Le dijo qué tipo de cosas?
-No, pero lo oí decir algo acerca de los derechos de la película para mi
historia y la necesidad de conseguir representación de un agente.

Scott asintió mientras colocaba cinco platos sobre manteles individuales. “

-Los derechos cinematográficos son solo una de las cien ofertas que has
recibido que podrían generar algunos ingresos para ti.

Se me cortó la mandíbula. Ese número debe ser exagerado. Pero Scott no


parecía ser del tipo que embellecía nada, y tenía esa forma concentrada
en él en ese momento, como si hubiera entrado en algún tipo de modo
comercial. Considerando que había aparecido con un buen par de
pantalones, una camisa de vestir blanca y una corbata. Parecía natural en
él y me hizo preguntarme si sabía cómo relajarse. Su apariencia bien
definida solo se agregó a lo serio que parecía en ese momento.

-¿Cuántos? –Pregunté.

Él asintió, como si ese número fuera insignificante.

-Dar o tomar algunos, sí. No te preocupes Tengo un lista para ti, y la he


priorizado lo mejor que pude. Brian y yo revisaremos todo contigo.

-Whoa. –Tuve que sentarme. Reclamé una de las sillas en la mesa, y Liz me
trajo un vaso de limonada sin que me lo pidieran.

-No te preocupes, Ella. Brian sabe lo que está haciendo con todo esto. Él se
asegurará de que no te abrume. Y ayudaré todo lo que pueda hasta que
tengamos que irnos a casa. Scott se acercó a los cubiertos y me dio una
sonrisa de confianza mientras colocaba un juego de utensilios alrededor del
plato frente a mí.

-No es tan malo como parece. Y la mayor parte pagará muy bien, por lo
que incluso si solo acepta un puñado de ofertas en su plato, no debería
tener problemas para ingresar a un apartamento, si eso es lo que desea
hacer. Además, tuve esta idea para convertir tu blog en un negocio viable,
si estás interesado en eso.

-¿En serio? –Me animé con la idea de convertir mi blog en algo más que un
hobby.
-Sí. Si lo hiciste bien, podrías ser preparado de por vida.

Con la mesa lista y el almuerzo hecho, Liz se excusó para ir a almorzar. Una
vez que ella vagó escaleras arriba, Scott se sentó en la mesa frente a mí.

-¿De verdad crees que podría comenzar a ganar dinero con mi blog? –Le
pregunté. ¿Te gustaría convertirlo en una carrera?

Scott soltó una risa incrédula.

-¿Estás bromeando? Ya lo has hecho, Ella. Solo necesitas, para comenzar,


sacar provecho de eso.

-¿Qué quieres decir?

-Desde que se filtró tu identidad en línea en FantasyCon, los anunciantes se


ponen en contacto contigo. La gente está desesperada por tirarte el dinero.

-¿Lo están? –Mi mandíbula cayó de nuevo en mi regazo, y mi corazón se


aceleró. Scott sonrió.

-Se están acercando a Brian porque no tienes ninguna información de


contacto, lo que significa que recibo los correos electrónicos.

-No… sí… lo siento por eso. Tuve que quedar completamente a oscuras
después de todo el asunto de Kaylee, y aún no he tenido tiempo de volver
a empezar todo desde que salí del hospital. Lo planeé después de las
vacaciones.

-Bueno, cuando lo hagas, tus posibilidades seras infinitas. Pensaba que


deberías convertir tu blog en una e-zine de entretenimiento con todas las de
la ley. Manténlo principalmente basado en la crítica de entretenimiento,
pero podría agregar temas como música y videojuegos a sus listas de
reseñas. También puedes crear una columna de noticias de entretenimiento
y contratar a un periodista para mantener los titulares en funcionamiento
como lo hace Variety. Y podrías hacer entrevistas a celebridades. Ya tienes
lo siguiente y todas las conexiones de Hollywood que puedas necesitar. Por
lo menos, debes considerar crear un canal de YouTube y hacer algún tipo
de programa de revisión semanal. Si lo hicieras, y lo configuras todo
correctamente y lo monetizas, podría obtener más de lo necesario para vivir
con tu primer video.
Me desplomé en mi silla mientras mi cerebro intentaba mantener el ritmo de
Scott. He estado blogueando durante tanto tiempo, y me encanta. Me
encanta. Si pudiera convertirlo en profesional y de alguna manera
mantenerme de él… Básicamente, él estaba diciéndome que mi sueño
estaba al alcance de la mano.

Incluso mejor que simplemente amar el trabajo, era algo que podía hacer
fácilmente incluso con todas mis limitaciones físicas. Nunca tendría que
preocuparme por intentar conseguir un trabajo y preguntarme si podría
hacerlo físicamente. Esto era algo que podía hacer desde la comodidad de
mi propio hogar, en mi propio horario. Y podría llevarlo conmigo si, en el
futuro, Brian alguna vez tuviera que irse por meses a filmar en locación y
quisiera que fuera con él. Podría ser perfecto.

-Eso es todo –murmuré, aturdida– Es perfecto. Lo perfecto para mí. Es la


solución a mis problemas y respuestas a ese gran interrogante que es mi
futuro.

Me encontré con los ojos de Scott y me sorprendió ver tanto estímulo


brillando hacia mí. Parecía tan entusiasta como yo sobre esto.

-Definitivamente podrías hacer que funcione –dijo– Ni siquiera sería difícil


para ti.

Negué con la cabeza mientras mi cerebro seguía girando. Desearía tener su


confianza.

-Supongo… teóricamente, pero… –Tan emocionada como estaba, la idea


de hacerlo realidad fue abrumadora– No tengo idea de cómo hacer nada
de eso. Quiero decir, escribir reseñas es una cosa, pero convertir mi blog en
una publicación electrónica legítima, eso significaría una reprogramación
de sitios web importantes, contratar a algunas personas para que ejecuten
algunas de las columnas diferentes, alguien para manejar marketing y
publicidad… esencialmente, sería comenzar mi propio negocio. Mi propia
compañia. Puede que tenga lo siguiente para despegar con éxito, pero no
estoy equipada para hacer nada de eso. No tendría ni idea de por dónde
empezar.

-Bueno… en realidad… –Scott se frotó la parte posterior de su cuello y una


ligera capa de rosa en sus mejillas.– Yo… uh… más o menos… ya escribí una
propuesta de negocios para ti … si estás interesada.
Me llevó un minuto decir algo. Estaba tan sorprendida, y Scott parecía tan
nervioso. Fue adorable.

-¿Una propuesta de negocios? –Finalmente pregunté– ¿Qué quieres decir?


¿Qué tipo de propuesta?

-Bueno… –Scott respiró hondo y forzó sus hombros hacia atrás– Me gradué
de UCLA con un maestría en administración de empresas la primavera
pasada. Mi enfoque eran los estudios emprendedores, por lo que algo así
como tu blog y convirtiéndolo en una empresa real que genera ingresos: eso
es exactamente tipo de cosas que quiero hacer. Este proyecto específico
es perfecto para mí porque ya conozco la industria del entretenimiento muy
bien. Trabajar con Brian me ha dado un conjunto específico de habilidades
que sería extremadamente útil en este caso.

-Entonces estás hablando de un acuerdo de asociación. ¿Entramos juntos y


dividimos las ganancias? –Me asintió tímidamente

-Sí. Tu serías la jefa creativa de la compañía -editor-en-jefe del contenido, y


yo sería su hombre de negocios tras bastidores. Aún no tengo la experiencia,
pero sé que podría hacerlo, y confío en que tu también podrías hacerlo. Eres
entretenida y agradable, y eres inteligente. Tienes un don para crear
contenido que la gente gusta. Honestamente, creo que juntos podríamos
ser realmente exitosos.

Algo revoloteó en mi estómago. Nunca podría hacer algo así por mi cuenta,
pero con la ayuda de Scott… Scott era como Superman. Brian siempre lo
dijo. Si alguien pudiera ayudarme a hacer esto real, él podría. Y tenía razón
acerca de ser el hombre perfecto para el trabajo. Él conocía la industria del
entretenimiento mucho mejor que yo, y con su educación…

-Ya hablé con Brian sobre eso –dijo Scott– No estoy tratando de ir detrás de
su espalda ni nada. Me di cuenta de lo que estaba sucediendo y pensé que
era una gran oportunidad para los dos.

Ojalá pudiera haber sido una mosca en la pared para esa conversación. De
lo que Scott estaba hablando significaría un trabajo de tiempo completo
para los dos. Quizás no de inmediato, pero una vez que elaboremos un plan
formal, habrá mucho trabajo por hacer. Scott finalmente tendría que dejar
de trabajar para Brian. Yo sonreí un poco cuando pregunté

-¿Cómo fue esa reunión?


Scott se encogió, pero sus ojos brillaban con diversión.

-Más o menos como lo estás imaginando.

-¿Montones de pucheros? Gimoteando por tener que encontrar un


reemplazo? –Scott asintió– Él usó la palabra traidor, ¿verdad?

Los hombros de Scott se relajaron, y él negó con la cabeza, riéndose.

-Varias veces. Pero, también me dio su bendición, porque sabe cuánto te


gustaría una oportunidad como esta: sus palabras.

No tenía dudas de que era verdad. Esta fue la oportunidad de mi vida para
mí. Estaba seguro de que Brian lo sabía. No tendría que depender de él, y
tendría que construir una carrera haciendo algo que amo y que me
apasionara.

Un largo silencio se extendió entre nosotros mientras pensaba sobre la idea


una y otra vez. Tal vez estaba emocionado, pero no pude encontrar ningún
inconveniente en esto aparte de que Brian perdió a su asistente favorito. Sin
embargo, eso podría ser bueno para él. Scott tenía razón en que a Brian no
le importaba mucha gente, pero él realmente amaba a Scott. Si Scott ya no
era su empleado, su relación podría transformarse en la verdadera amistad
que Brian intentaba seguir y Scott no permitiría porque era demasiado
profesional.

Cuando me encontré con la mirada de Scott, él se retorció en su silla.


Parecía contener la respiración mientras esperaba mi reacción.

-Acepto –dije– ¿Dónde firmo, compañero?

Scott se rió nerviosamente, y el tinte rosado volvió a sus mejillas.

-Bueno… um… realmente deberías leer la propuesta primero y hablar de


todo con Brian antes de aceptar. Y sé que está en el fondo de una gran
cantidad de otras ofertas y oportunidades para ti, así que sé…

-Deja de tratar de sacarme de esto. –Me reí– Siempre quise hacer lo que
estás hablando es para lo que planeé ir a la universidad, y no tengo dudas
de que podrías manejarlo. –Cuando Scott se sonrojó, sonreí– -Brian te llama
Super Scott a tus espaldas. Tenía que hablar con él de conseguir tu propio
disfraz de superhéroe personalizado para Navidad.

El rubor de Scott se desvaneció cuando un lado de su boca se curvó.

-¿Seriamente?

Me reí.

-Sí. Estaba pensando en hacerte usarlo como tu uniforme de trabajo.

El hecho de que los ojos de Scott se ensancharon demostró cuán bien


conocía a Brian. Alguien más hubiera pensado que estaba bromeando. Yo
no estaba. Brian se había puesto en contacto con su artista favorito de
cómics y estaba teniendo a los dos dibujados como personajes de
superhéroes para una nueva serie de webisodios para mi blog.

Éramos llamados “Las aventuras de Cinder y Ella” Hizo que el chico hiciera
un dibujo de Super Scott también. Le costó un gran esfuerzo convencerlo de
que no trajera una súper-traje real para Scott.

-Aprecio la ayuda en eso –dijo Scott, sonriendo ante la idea– Pero tal vez
deberías tener que dejar que lo haga

Levanté una ceja.

¿Tienes algo para correr con trajes de goma ceñidos, pretendiendo ser un
Vengador?

-No especialmente, pero… ¿sabes lo que me consiguió en Navidad?

Eso sonaba bastante ominoso que casi tenía miedo de preguntar.

-¿No que?

Él rodó los ojos.

-Te daré una pista. Está estacionado en el camino de entrada y cuesta tanto
como me pagó este año.
-¿Un coche? No lo hizo.

La mirada fija de Scott me dijo todo lo que necesitaba saber. Brian y Doug
llegaron a casa antes de que yo pudiera preguntar algo más. Doug entró
primero y estalló una sonrisa en su cara mientras inhalaba profundamente.

-Huele maravilloso aquí.

-Sí, lo hace –dijo Liz, bajando las escaleras, tras haber escuchado a su esposo
llegar– Ella es un chef gourmet, y ella hizo un almuerzo espectacular para
todos nosotros.

Doug sonrió mientras se dirigía a la mesa del comedor. Echó un vistazo a la


comida y tomó otra respiración profunda.

-Eso se ve delicioso. Necesitas quedarte con ella, Brian.

Brian había entrado por la puerta justo detrás de él y me besó con orgullo
en la mejilla ante el consejo de su padrastro.

-Lo pienso hacer.

-Bienvenido de nuevo –le dije– Supongo que Precious está una vez más a
salvo en el garaje, ¿dónde se supone que debe estar?

-Sip. Todo está bien en el mundo otra vez. Y vi que tiene una compañía sexy
en este momento.

Brian se sentó a mi lado y le dirigió una amplia sonrisa a Scott.

-¿Cómo manejó las curvas en el cañón en el camino hasta aquí?

La cara de Scott se desinfló, y arqueó una ceja en un alto arco.

-¿Un automóvil, Brian?

Quería estar del lado de Scott en esta discusión, el regalo era


completamente inapropiado, pero la excitación vertiginosa de Brian me
impidió expresar cualquier objeción.
No es cualquier coche, Scotty. Eso es un Audi A8. Ese es un paseo proxeneta.

Scott negó con la cabeza.

-Gracias por el pensamiento generoso, pero no puedo aceptarlo. Es


demasiado.

-Demasiado es un término relativo, amigo mío. –Recogió su servilleta y la


colocó en su regazo con un gesto. Hubo un rebote en cada movimiento,
como si sorprender a Scott con el auto lo hubiera hecho ridículamente feliz–
Y además, no puedo recuperarlo. Pagué en efectivo por ello y puse el título
a tu nombre, por lo que, técnicamente, ya es tuyo.

Scott soltó una risa incrédula y se pellizcó el puente de la nariz mientras


negaba con la cabeza.

-Estás loco, jefe.

Brian lo tomó como un cumplido, sonriendo aún más mientras hinchaba su


pecho.

-Tal vez, pero te gusto de cualquier forma. Y la única forma de deshacerse


de ese automóvil ahora sería venderlo, pero sería un desperdicio. Lo elegí
personalmente para ti y, amigo, tu Toyota está en su última etapa.

-Pero…

-Mira. Trabajas duro, lo mereces y lo necesitas. Solamente disfrútalo. Cuida


bien de ella y no le pongas ningún nombre estúpido, y te perdonaré por
dejarme por mi novia.

Brian me guiñó un ojo antes de darle a su asustado asistente una mirada


severa.

-Sé que ya le contaste sobre tus planes traidores. Puedo decir. Ella está
radiante.

Él me miró, y su mirada severa se convirtió en un puchero.

-Va a ser un gran compañero de mierda, ¿sabes? Absolutamente horrible.


Scott resopló, e intenté no sonreír ante la rabieta de mi novio.

-¿Es eso así?

-Maldita sea, lo es. Es mandón, directamente entregado a la locura, y


completamente analretentivo. Él te va a volver loco.

-Gracias, jefe.

-¡Brian! –Liz reprendió– Deja de ser tan grosero. Scott parece un joven tan
agradable.

Scott recibió otra mirada penetrante de Brian.

-Excepto que es un traidor que me deja por mi Novia. Y hablando de


traidores… –Ahora estaba obteniendo la mirada puntiaguda– El amor de mi
vida acaba de robar a mi maravillosa asistente.

Mi compostura finalmente se quebró.

-Lo siento, tengo que robar tu maravilloso, genio, asistente irremplazable. –


Solté una risita– Pero mejor que alguien más, ¿verdad?

Cuando le dediqué una sonrisa inocente y golpeé mis pestañas, él trató de


contener su puchero pero cedió. Su sonrisa de respuesta fue sardónica.

-Tienes suerte de que te amo.

La cuasi amenaza me hizo sonreír de verdad.

-Lo sé. Y gracias. Es una oportunidad increíble. Estoy realmente emocionada


por eso.

Brian suspiró con resignación.

-Lo sé. También es una buena oportunidad para Scott, y para ser sincero, no
estoy seguro de poder confiar en nadie más con respecto a su futuro.
Ustedes serán un gran equipo.
Capítulo 20
ELLAMARA
La semana siguiente pasó rápidamente. Unos pocos textos con Juliette
dieron como resultado que trajera algunas de mis cosas a la casa de Brian.
(Gracias a Dios por Vivian y sus padres, que estaban dispuestos a ser el
intermediario.) Entonces, mi nuevo equipo de rehabilitación fue informado
de todos los cambios en mi situación, y mis citas con todos ellos fueron
reanudadas. Mi equipo le informó a Brian que debido a mis discapacidades
físicas, no podía quedarme en su casa permanentemente, lo cual ya sabía.
Llamó a su agente de bienes raíces el mismo día que conoció a mi
fisioterapeuta y le pidió que viniera de inmediato para poder hablar con
Daniel sobre qué tipo de lugar sería el mejor para mí. Ella estaba más que
feliz de hacer lo imposible por su cliente estrella y millonario.

Les dije que quería encontrarme un apartamento en un edificio seguro con


la seguridad suficiente para mantenerme a salvo y darme privacidad. Brian,
por supuesto, odiaba esa idea y hacía un puchero como un gran bebé.
Votó que simplemente encontraría un nuevo hogar que fuera adecuado
para mí lo antes posible.

Liz tenía sus propias opiniones sobre el tema, que consistía sobre todo en que
ella se pusiera del lado de Brian de no perder el tiempo y el dinero en mi
propio departamento, y que compráramos nuestro primer hogar juntos
pensando en el futuro de nuestros hijos. Las sugerencias sobre las escuelas
en Wisconsin se eliminaron varias veces.

Amaba muchísimo a la mujer, pero era tan extenuante como Brian me


había advertido que era, y cuando ella y Doug se marcharon en la víspera
de Año Nuevo, sentí que estaba lista para unas vacaciones. Nos despedimos
de ellos desde el camino de entrada cuando salieron, y una vez que la
puerta se cerró detrás de ellos, regresamos dentro y nos detuvimos en el sofá
juntos y exhaustos.

-Finalmente, tenemos el lugar para nosotros mismos. –Murmuró Brian.

Apoyé la cabeza en su regazo y, con un gemido y un estiramiento, me


acurruqué a su lado, lista para una buena y larga siesta.

-Podría dormir por días.

Brian comenzó a pasar sus dedos por mi cabello.


-Suena bien, pero tendrá que esperar hasta mañana.

Él rió.

-Será divertido. Lo prometo.

-Si tú lo dices.

Esta noche era la fiesta anual de Año Nuevo de su agencia de talentos. Fue
un gran problema. En su mayoría A-list y un asunto muy elegante y
sofisticado. Esta fue la primera invitación de Brian a la fiesta. Solo había
estado con la agencia desde que cambió después del debacle de
FantasyCon, y antes de eso, no se le había considerado lo suficientemente
importante como para merecer una invitación. Estaba orgulloso y
emocionado de haber perdido su condición de galán adolescente y ser
considerado una verdadera estrella. También estaba orgulloso de él, así que
iría a la fiesta y luciría mi mejor sonrisa, pero en secreto estaba aterrorizada.

Esta sería mi primera aparición pública con Brian en su mundo, aparte del
estreno de EL Príncipe Druida. Esa noche me había sentido tan
conmocionada que Brian solo me había presentado a un puñado de
personas y la conversación no se había extendido demasiado. Hola, es un
placer conocerte. Esta noche sería diferente.
-No tenemos que ir si realmente no quieres –ofreció Brian después de que
me deslicé en un silencio inquieto.

-Por supuesto que lo haremos. Lo has estado esperando, y sería grosero de


nuestra parte saltarnoslo. Estoy seguro de que será divertido. Solo estoy
nerviosa.

-No tienes que estarlo –dijo Brian– La mayoría de ellos te besarán el trasero
de todos modos, Miss Popular Entertainment Reviewer.

Bufé, pero levantó una ceja desafiante hacia mí.

-Ella, tienes poder en mi mundo ahora. ¿No recuerdas lo que le hiciste a mi


padre en Navidad?

Dejé escapar un gemido medio entretenido, medio disgustado.


-No puedo creer que sea parcialmente responsable de una monstruosidad
como Drive Hard en manos de Max Oliver.

Brian se rió.

-Habrá un montón de gente que lo disfrute. Drive Hard es en realidad un


videojuego realmente impresionante. Y tienes que admitir que papá es el
director perfecto para ese tipo de película.

Puse los ojos en blanco.

-Sí, lo hará sexy con la cantidad perfecta de mujeres semidesnudas y


explosiones gigantescas, y los adolescentes de todo el mundo acudirán en
tropel, incluidos tú.

-No hay nada malo con una buena película de acción.

-No cuando no tienen cosas como la trama, la historia y el desarrollo del


personaje, no. Si lo tuviera estaría geniales. Pero las tetas y las pistolas por sí
solas no hacen una buena película.

-Te desafío a impartir esas palabras de sabiduría a papá alguna vez, Yoda –
Brian movió la punta de mi nariz– Y una advertencia justa. Serás mi cita para
los estrenos de todas las películas de papá a partir de ahora, así que será
mejor que comiences a prepararte mentalmente ahora.

Gruñí de nuevo.

-¿Crees que también me va a repudiar, una vez que lea la crítica que le
doy?

Brian estalló en una fuerte y bulliciosa risa.

-Probablemente no tengas que preocuparte. Él es lo suficientemente


egocéntrico como para asumir que te encanta y no se molestará en leer tus
comentarios. –Se estremeció y rió de nuevo– Pero los medios se lo comerán.
“Ella destruye la película del padre de Cinder”, será un gran titular.

La diversión en su voz me hizo sonreír.


-Bueno –le dije– siempre que sepa que está llegando antes de tiempo y no
se ofenda cuando suceda, entonces en realidad no importa.

Brian se rió entre dientes.

-Estaría sorprendido y preocupado si fuera algo menos que mordaz. Ahora


sobre la fiesta de esta noche y ese vestido extremadamente sexy colgando
en tu armario… ¿vas a necesitar ayuda para entrar?

-¡AH! Es lo más probable. Pero Vivian y Juliette vendrán a peinarme y


maquillarme, así que creo que estare cubierta.

-¿Vendrá Juliette? –Preguntó Brian– ¿Tu padre le está dando permiso para ir
a la casa de la malvada estrella de cine?

Mi garganta se cerró por la sorpresa en la voz de Brian.

-Sí. Supongo que tal vez él piense que si deja que Juliette venga, comenzaré
a responder sus llamadas.

Brian se quedó callado por un momento y vacilante preguntó:

-¿Lo harás?

-No –me burlé. Brian se relajó de nuevo.

Él me apoyaría en cualquier decisión que tomé con respecto a mi padre


pero sabía que estaba contento de haber cortado las ataduras por
completo con él. Había visto a mi padre lastimarme demasiadas veces y
temía que si lo dejaba entrar de nuevo en mi vida, solo volvería a suceder.
Él no era el único con miedo sobre eso, era la razón principal por la que
había estado ignorando todas las llamadas de mi padre durante la última
semana.

-Bueno, estoy feliz de que tú y Juliette todavía puedan ser amigas –admitió
Brian.

-Yo también. La extraño.

-No le digas que dije esto, pero yo también. Ella es divertida para las bromas.
Incluso Ana no es tan mala, a su manera. –Mi mandíbula se abrió en esa
declaración impactante, y Brian sonrió– Ella es descarada. Me gusta eso en
una mujer.

Él me dio una mirada muy puntiaguda a la que rodé los ojos.

-Como sea. Ayúdame a subir las escaleras antes de que Jules y Vivian
lleguen aquí. Nos tomará un montón de tiempo convertirme en una parte
importante de la lista.

Muy pronto, estaba vestida y me pinchaban, pintaban y rociaban.

-Deja de inquietarte, o te voy a golpear en el ojo con esta varita de máscara


–advirtió Juliette.

Era la primera vez que la veía desde mi pelea con mi padre, y su apoyo no
pudo haber llegado en un mejor momento.

-Lo siento. Solo estoy nerviosa.

-No tienes nada de qué preocuparte –prometió Vivian– No mientras uses


este vestido.

Ella tenía un punto sobre el vestido. Entré en pánico cuando Brian me


informó por primera vez que esta fiesta sería formal, así que para aliviar mi
ansiedad, él había encargado a los padres de Vivian que me hicieran un
vestido. Lo que me habían dado no era un vestido sino una obra de arte.
Era un vestido rojo brillante, rebordeado, de un solo hombro, que se adhería
a mí como un guante.

La única manga que tenía llegaba hasta mi muñeca. Renunciar a la otra


manga y dejar mi buen hombro desnudo le había dado al vestido un
ambiente peligrosamente sexy que hacía que el vestido se viera tan
elegante y hermoso como cualquier cosa que alguien usaría esa noche, y
sin embargo cubría casi todas mis cicatrices. Fue realmente brillante, y mis
ojos se empañaron la primera vez que lo probé.

-¿Ya terminaron las señoritas? –Llamó Brian, golpeando la puerta por tercera
vez– El suspenso me está matando. Quiero ver a mi hermosa novia.
Nos habíamos encerrado en la habitación de invitados de Brian, y él había
estado caminando fuera de la habitación desde que terminó de
prepararse.

-Oh, Dios mío, él es tan romántico –cantó Vivian mientras soltaba otra nube
de spray en mi cabello. Ella se había optado por un clásico up-do retorcido
para dejar mi cuello expuesto y mostrar el hombro desnudo aún más. Un
rastro de mis cicatrices se asomó por el escote, pero no era demasiado, y el
baño de brillo de cuerpo que Juliette me había forzado a tomar le quitó la
atención bastante bien.

-Si por romántico te refieres a impaciente y necesitado, entonces totalmente


–bromeé, sacudiendo los nervios de mi manos mientras me sentaba en una
silla. No me habían permitido mirarme a mí misma desde que aparecieron
las chicas.

-Ella, un hombre tan hermoso como el tuyo, puede necesitar todo lo que
quiera o lo que quieras.

-Bueno, ciertamente estaría de acuerdo contigo –Me aclaré la garganta y


grité: ¡Paciencia, debes de tener, mi joven padawan!

Su apagado murmullo de idiota volvió a sonar lo suficientemente irritado


como para hacerme reír.

-Es divertido molestar.

Juliette me dio una mirada incrédula mientras me cubría los labios con un
lápiz labial pecaminosamente rojo.

-Ustedes dos son tan… Ni siquiera sé cómo describirlo. Blot. –Me empujó un
pañuelo y presioné mis labios en él. La impresión que dejé fue tan brillante
como mi vestido– ¡Terminé! –Declaró, dejándome estar de pie para poder
mirar en el espejo de cuerpo entero.

Mientras caminaba hacia allí finalmente pude vislumbrar la belleza de


cuento de hadas en que mis amigas me habían transformado, todo el aire
salió de mis pulmones. No podía creer que después de todo lo que había
pasado desde mi accidente, todavía era capaz de lucir así.

-¡Espera! –Gritó Vivian– ¡Lo olvidé!


Corrió hacia la bolsa de ropa en la que había traído el vestido y había
sacado un bastón nuevo de la bolsa. Al igual que Candy, también le había
dado a este un cambio de imagen. Ella había usado el mismo material rojo
que mi vestido y lo arremolinó por el eje opuesto a una tira blanca de tela.
Era incluso uno de esos bastones que tenía un mango curvo en la parte
superior, por lo que literalmente parecía un bastón de caramelo.

-Pensé, ya que es Navidad y todo…

El bastón completó el conjunto de una manera soñadora que nunca podría


haber imaginado. La creatividad de Vivian estaba en una liga propia.

-Viv… –Mi voz estaba en peligro de rendirse– Es perfecto. No tenias que


hacerlo.

-Oh, pero lo hice –dijo, aceptando un gran abrazo de mi parte– Por mucho
que ame a Candy, ella no combinaba con tu vestido en absoluto, y no
podía dejar que llegaras con un bastón de aluminio feo normal que le
recuerda a las personas las muletas. Pensé que si teníamos este segundo
bastón como repuesto, podríamos darle “estiramientos faciales” cada vez
que la ocasión lo requiera, y no tendremos que tocar al buen viejo Candy
Cane. Porque cambiar a Candy ahora probablemente me destrozaría el
corazón tanto como te odiarías usar un bastón que no combinaba.

Solté una risa incrédula y abracé a mi fashionista y elegante loca amiga.

-¿Qué haría sin ti, Vivian?

-¡Clash! –bromeó. Todos nos reímos de nuevo.

Todos nos reímos otra vez, y después de dar un abrazo a Juliette, volteamos
al espejo para simplemente mirar la maravilla de invierno en la que me había
convertido.

-En verdad eres una señorita sexy –dijo Vivian

-Vas a avergonzar a todas esas estrellas. –Juliette movió las cejas


maliciosamente y añadió– Especialmente esa chica, Kaylee Summers.

Sonreí a mi hermanastra en el espejo.


-A menos que logre convencer a alguien para que la deje ser su persona
favorita, no creo que haya sido invitada. –Me encogí de hombros.

Era mezquino, pero me sentí orgulloso de haber atrapado mi propia


invitación personal a esta fiesta esta noche cuando Kaylee Summers no. Es
cierto, yo era la cita de Brian, pero su agencia estaba tratando de atraerme
a la representación y personalmente me había extendido mi propia
invitación. Brian me había asegurado que Kaylee Summers no estaba en la
lista de invitados cuando le pregunté si íbamos a tener que lidiar con su
presencia esta noche.

La voz irritada de Brian volvió a llamar por la puerta.

-Chicas, llegaremos tarde si no me dan mi cita en algún momento de este


siglo.

Todos nos reímos. Juliette decidió compadecerse de Brian y abrió la puerta.

-¿Estás listo?” –Preguntó, manteniendo la puerta lo suficientemente cerrada


para que no pudiera entrar.

-He estado listo durante media hora –refunfuñó.

-Prometo que la espera valió la pena –dijo, abriendo la puerta del todo.

Brian entró en la habitación justo cuando me volví para mirarlo, y se quedó


sin aliento cuando me vio. El calor que entró en sus ojos mientras me recorría
con su mirada desde la cabeza hasta los pies hizo que todo mi cuerpo
hormigueara.

Con la cara sonrojada, lentamente caminé hacia él. Él mismo no se veía tan
mal. Todo arreglado en su esmoquin hecho a medida, era tan guapo como
cualquier príncipe alguna vez fue. Esta noche, él no era el Príncipe Cinder,
sin embargo; Definitivamente estaba trabajando en el aspecto del Príncipe
Azul. Su cabello oscuro fue esculpido con cuidado, y sus ricos ojos color
chocolate se hicieron más cálidos mientras continuaba mirándome.

Cuando me moví, lo saque de su conmoción, y se unió a mí en el medio de


la habitación, colocando sus manos sobre mis brazos con reverente
gentileza.
-Wow –respiró.

Giré un poco de un lado a otro.

-¿Entonces, qué piensas? ¿Te avergonzaré demasiado horriblemente frente


a todos los A-listers?

-¿Qué A-listers? No hay forma de que vayamos a llegar a ninguna fiesta esta
noche. –Dio un paso, incluso más cerca y deslizó sus brazos alrededor de mi
cintura. Cuando su mirada se posó en mi labios rojos, aspiró profundamente.
Cuando pudo mirarme a los ojos otra vez, me miró fijamente y llamó a mis
amigos– ¿Jules? ¿Vivian? Estoy eternamente agradecido por el trabajo que
han hecho esta noche, pero ahora necesito que ustedes dos salgan. Vayan
a casa. Salgan. Y cierren la puerta detrás de ustedes. Necesito desenvolver
este regalo que acaban de darme y ver si sabe tan bien como ella se ve.

Le habría gritado y le habría dado una bofetada en el pecho o algo,


excepto que él no estaba bromeando, y su intensidad me dejó congelada
e incapaz de respirar. Estaba completamente a su merced por el momento,
y si me quitaba el vestido, no pensé que trataría de detenerlo. Incluso
llevaba puesto el conjunto de sujetador y bragas más sexy que había usado
en mi vida en este momento. Una vez que había visto el vestido, no podía
soportar llevar abuelitas de algodón debajo, y me había ido en secreto a
través del alijo de Lindon’s Lingerie que había llegado a principios de esta
semana, junto con las maletas que Juliette había empacado para mí.

Estuve muy enojada con ella por haberlos enviado en ese momento, pero
ahora… con el sujetador rojo brillante y las bragas debajo del vestido más
sexy del mundo, haciéndome sentir que merecía la oferta de Lindon de ser
modelo para él, bueno, yo estaba contenta de haber tenido la opción. Brian
y yo nos separamos de nuestro hechizo cuando agachó la cabeza y Juliette
chilló.

-¡Noooooo! ¡No te atrevas!

Brian sacudió su cabeza hacia atrás y parpadeó hacia mí, como si resurgiera
de un sueño profundo. Ambos fruncimos el ceño a Juliette.

-¡Vas a estropear el maquillaje que acabo de pasar media hora


perfeccionando! –Gritó ella– Nada de besos en la boca. Mejilla, cuello,
hombro. Pero aléjate de sus labios. No va a pasar por la fiesta esta noche
con manchas en toda su cara, como tenía que hacer en el estreno de su
película.

Brian sonrió.

-Pero eso estuvo caliente.

-Calmado, muchacho –dijo Vivian, haciéndonos pedazos– Fue lindo una


vez, pero no volaría dos veces. Ahora, sé un caballero y acompaña a tu
hermosa cita a la fiesta del año y preséntala a todos tus amigos.

Brian sonrió a Vivian, finalmente volviendo a sí mismo.

-Lo haré.
Capítulo 21
ELLAMARA
The Standard era un hotel sofisticado y vanguardista en el centro de Los
Ángeles. Era un lugar tan moderno y sin duda el mejor hotel en el que había
estado. Era una niña latina pobre criada en el centro de la ciudad de Boston
por una madre soltera. Definitivamente estaba fuera de mi alcance aquí.

La fiesta se celebraba en la piscina de la azotea del hotel y en la zona del


bar. Mi corazón se aceleró cuando Brian y yo esperabamos el ascensor, pero
sorprendentemente, no era la única con nerviosa. Brian estaba inquieto
como un loco. Fue reconfortante ver que estaba tan ansioso como yo.
Bueno, tal vez no tanto como yo, pero aún así, había algo de incomodidad,
y fue bueno saber que no estaba sola.

-¿Nervioso?

Cogí su mano cuando las puertas del ascensor se abrieron. Brian se


sobresaltó al tocarlo y se volvió hacia mí con una sonrisa tímida cuando
entramos.

-Un poco. –Sacudió la cabeza hacia el techo mientras presionaba el botón


del techo– Son las grandes ligas allá arriba. Es la primera vez que me siento
en la mesa para adultos.

La analogía me hizo sonreír.

-Vas a estar genial. Te darán la bienvenida al club infantil con los brazos
abiertos y te preguntarán por qué no lo hicieron hace años.

Él se rió una vez y suspiró profundamente.

-Si lo hacen, será porque la mujer en mi brazo los tiene a todos bajo su
hechizo mágico. ¿Qué dices, bella sacerdotisa Ellamara, estás lista para
ganar conmigo nuestro nuevo reino?

-No lo sé –bromeé– ¿Me vas a dejar por una princesa guerrera tonta, como
la película Cinder lo hizo?

Brian se rió entre dientes.


-Por supuesto que no –Después de besarme la mano, me sonrió sobre la
parte superior de mis dedos– Además, ella no estará aquí. No fue lo
suficiente para la lista, ¿recuerdas?

Si él estaba tratando de hacerme sentir mejor, estaba funcionando. Le


transmití una brillante sonrisa, haciéndole saber que apreciaba la charla
sobre la basura de Kaylee. Él emparejó mi sonrisa.

-Eres la mujer más hermosa que he visto en mi vida. Gracias por hacer esto
conmigo esta noche.

Era tan impresionante como él decía que era. Tuve suerte de ser su cita.

-De nada. Solo… por favor nunca me dejes sola esta noche.

-Promesa.

Levantó nuestras manos entrelazadas.

-Lo prometo, aquí mismo, sin importar nada. Tienes mi palabra.

-Gracias –murmuré cuando el ascensor se detuvo.

Ambos respiramos cuando las puertas se abrieron.

-¿Estás lista? –Preguntó.

No tuve la oportunidad de responder, porque dos personas notaron que


bajamos del elevador y nos llamaron inmediatamente. Un hombre con un
esmoquin tradicional nos saludó como si fuéramos viejos amigos, con
apretones de manos cordiales y un beso de aire en la mejilla.

-¡Brian! Ella! Me alegro de que pudieras lograrlo. –Se apartó y me miró de


pies a cabeza.– Señorita Rodríguez, se ve positivamente radiante esta
noche.

-Gracias.

Miré a Brian en busca de ayuda, e hizo un gesto hacia mi nuevo amigo con
una sonrisa pequeña pero genuina.
-Ella, este es Samuel Weinhardt y Afton Marks. –Hizo un gesto hacia la mujer,
y ella se hizo eco del gesto de Samuel de agitar la mano, agitarlo y besarlo–
Samuel y Afton son los líderes de mi equipo de gestión.

-Entonces, ¿son tus agentes? –Pregunté, tratando de descubrir cómo


funcionaba.

-Di la palabra, y seremos tuyos también, Ella –dijo Samuel– Tenemos una gran
cantidad de ofertas que han llegado para ti; han venido a Brian, ya que
nadie sabe cómo contactarte directamente. Ya hemos empezado a armar
un plan para ti. Nos encantaría programar una reunión contigo esta semana
y conseguir algunos de estos contratos en marcha.

La conversación inmediata de negocios me sorprendió ya que


técnicamente era una fiesta de vacaciones, pero supuse que no debería
haberlo hecho. Brian siempre comparaba su industria con un tanque de
tiburones hambrientos. Estos dos no solo huelen a un nuevo cliente; ellos ya
tenían cientos de maneras de ganarse dinero sentado en sus bandejas de
entrada de correo electrónico. Por supuesto que saltarían sobre eso. Lo
entendí, pero ni siquiera tenían un “es placer conocerte. ¿Cómo estás?”
antes de asumir que podrían llevarme hasta la sumisión. Me molestó.

-Eso es muy considerado de tu parte –le dije, pegándome esa misma sonrisa
falsa en la cara que había usado para hablar con los ejecutivos de estudio
y el padre de Brian– Estoy muy interesada en ver qué ideas tienes en forma
de un plan para mí. Llamaré a su oficina el lunes por la mañana y
programaré una entrevista contigo.

Afton se rió, una risa muy cortés pero condescendiente.

-Oh no, cariño, eso no es necesario. Te estamos ofreciendo representación.


No necesitas una entrevista.

¿Esta mujer era real? Pude haber sido nueva en esta industria, pero no era
ingenua. Me pasé el última año tratando de mantenerme al día con los
profesionales médicos diez veces más inteligente que yo y negándome a
deja que me traten como a un niño. No iba a dejar que esta mujer, que no
podía ser más de diez años mayor que yo y ciertamente no tenía mi vida en
sus manos, lo hiciera.

Emparejé su risa condescendiente y dije:


-Quise decir una entrevista para ti. Entiendo que me hayas ofrecido
representación, pero también lo han hecho todas las demás agencias de la
ciudad. Me reuniré con todos ustedes antes de tomar decisiones o firmar
contratos.

Mi corazón dio un vuelco cuando Brian se atragantó con una tos


sobresaltada. ¿Había sido demasiado delantera? ¿Había perdido los
estribos demasiado? Él fue quien me dijo que no podía dejar que la gente
me empujara. Pero no quería molestar a sus agentes o hacerlo quedar mal.

Cuando lo mire, me di cuenta de que estaba tratando de no reírse. Se


encontró con mi mirada, y aunque no parpadeó, sus ojos brillaban con
orgullo y diversión. Su aprobación me dio un impulso de confianza y todo mi
cuerpo se relajó.

Afton y Samuel, por otro lado, ya no parecían tan cómodos.

-Oh –dijo Afton en una tono muy recortado, ahora lleno de amistad forzada–
Ya veo. Bien…

-Bueno, tendrán que estar completamente preparados para su cita la


próxima semana, ¿no es así? –Interrumpió una nueva voz.

El recién llegado era mayor, tal vez tenía más de sesenta años. Sonrió
brillantemente, pero de alguna manera parecía incluso más autoritario que
sus compañeros. Siempre me sorprendió que alguien pudiera ser más
dominante que Brian, pero este hombre hizo que Brian y sus agentes
parecieran niños pequeños y nerviosos.

-No se vea tan ofendida, Sra. Marks –le dijo a Afton– Es sabio ser cauteloso
en esta industria. Claramente, la señorita Rodríguez es una mujer muy capaz.
Lo cual no es ninguna sorpresa. –El extraño me tomó de la mano y me dio
una sonrisa que hizo arrugar las comisuras de sus ojos– Sus perspicaces
críticas de los libros y películas que revisa en su blog dicen mucho de su
inteligencia y cualquier mujer que podría capturar el corazón del Sr. Oliver
tiene que tener una cabeza sensible sobre sus hombros. Es maravilloso
conocerte querida, Soy Harvey Buchman.

-El Señor Buchman es el jefe de toda la agencia –murmuró Brian. Harvey


volvió su amistosa sonrisa hacia mi muy sorprendido novio.

-Por favor, Brian, llámame Harvey.


Brian, aturdido, estrechó la mano del hombre y dijo.

-Lo haré. Gracias, Harvey. Es un honor finalmente conocerte.

-Oh, el placer es mío, Brian. He oído mucho sobre ti desde que te uniste a
nuestra agencia. –Harvey se rió con sincera diversión y me sonrió– Este joven
le dio a nuestra agencia bastante shock el día que nos encontramos con él
la primera vez.

Brian se rió un poco, pero había nerviosismo que me hizo preguntarme qué
tan grande fue el alboroto que causó el día en que despidió a su antiguo
equipo administrativo. Tal vez debería haber dejado todo en el misterio, pero
Harvey parecía estar de buen ánimo, así que no pude resistirme a preguntar:

-¿En serio? ¿Cómo es eso?

Harvey se rió de nuevo. Nos estudió a los dos antes de decidir ser sincero.

-Francamente, con su currículum y reputación anterior, y ese truco que su


antiguo equipo de gestión tiró después FantasyCon, esperábamos una
joven y consentida cabeza hueca y estábamos preparados para atender a
un ídolo adolescente lanzando una rabieta de diva.

Brian se rió suavemente. Me facilitó burlarme. Le lancé una mirada incrédula


a Harvey y le dije:

-¿Estás tratando de decirme que no has tenido un joven y malcriado


vampiro haciendo un berrinche en tu oficina ese día?

El Sr. Harvey parpadeó y luego se rió.

-Quizás haya algo de eso, no es que lo hayamos culpado cuando supimos


la verdad de lo que había hecho su agencia anterior. No, fue su inteligencia
lo que nos sorprendió. Sus escrúpulos, su astuto ojo para el negocio, y su gran
determinación de hacerlo bien. Tenía toda mi agencia completamente
nerviosa en cuestión de minutos.

Bien, eso podría creer. Brian era formidable cuando quería serlo. Como su
madre
-Estoy segura de que lo hizo –acepté– Brian suele ser subestimado– Cuando
Brian me miró, me reí– Sí, yo también soy culpable.

Harvey suspiró.

-Ese es el mayor problema con nuestro joven Sr. Oliver aquí, ¿no es así?

Brian frunció el ceño.

-¿Qué quieres decir?

Harvey puso una mano sobre el hombro de Brian y comenzó a guiarnos


hacia la barra.

-Bueno, eres un imán de los paparazzi, y desafortunadamente algunas


estrellas tienen suerte.

Brian se burló.

-Y… –Harvey continuó con un atisbo de disgusto– con tu padre siendo quien
es, la mayoría de la gente en la ciudad ya se había hecho a la idea de ti.
Ha perjudicado tu carrera más de lo que crees, pero estamos trabajando
para encargarnos de eso.

-No entiendo –dije– Pensé que Max Oliver tenía mucho tirón en Hollywood.

-Tira, no respeto –dijo Brian rotundamente.

-Ah. Y, supongo que películas como Senior Trip y Screw the Prom Queen
tampoco han ayudado mucho.

-No. Mi antiguo equipo de gestión nunca me hizo ningún favor con los
proyectos que formaron para mí.

Harvey asintió.

Muy cierto.
Llegamos al bar, y después de asegurarnos de que Brian y yo tomaramos
algo para beber, él no pestañeó ante mi pedido de agua, lo cual fue
agradable. Harvey le sonrió a Brian otra vez.

-Afortunadamente, planeamos cambiar la opinión de esta ciudad sobre ti.

Brian tomó un pequeño sorbo de martini.

-¿De verdad crees que puedes hacer eso?

-Oh, absolutamente. Empezando esta noche –dijo Harvey efusivamente– Ya


has hecho la parte difícil: has obligado a todos los habitantes de la ciudad
a cuestionar sus opiniones sobre ti.

Brian y yo compartimos una mirada curiosa y esperábamos una explicación.

-Tu actuación en “El Principie Druida” realmente conmovió a esta ciudad –


dijo Harvey– La gente se sorprendió de tu profundidad y tu capacidad de
tomar una película de Max Oliver, protagonizada junto a Kaylee Summers, y
convertirla en una actuación tan conmovedora. Y ahora, sorprendiendo a
todos de nuevo al salir con una mujer joven no famosa con discapacidades
físicas, perdónenme por decirlo tan descaradamente, señorita Rodríguez;
Quiero decir sin falta de respeto, realmente los volteaste de cabeza. Nadie
en la ciudad sabe exactamente qué pensar de ustedes dos.

Harvey nos condujo a un sofá vacío. El pequeño sofá era uno de los cuatro
colocados alrededor de una mesa de café cubierta con platos de
entremeses. Me alegré de estar de pie y ansiaba probar los pimientos
rellenos frente a mí. Brian notó que los estaba mirando y sonrió. Como él llenó
un pequeño plato para que nosotros dos lo compartimos, Harvey se puso
manos a la obra.

-Entonces, señorita Rodríguez –dijo, después de sentarse en el sofá más


cercano a mí.– Corre el rumor de que no planea tomar el contrato de
modelaje que Lindon le ofreció.

Me reí con dureza.

-Eso sería correcto. No deseo modelar para Lindon’s Lingerie ni para nadie
más. Y ciertamente no planeo quitarme la ropa y desnudar mis cicatrices y
mutilado cuerpo para apaciguar la curiosidad morbosa de la gente.
La cara de Harvey se frunció.

-Entiendo su renuencia, pero creo que sería un error para ustedes dejar pasar
esta oportunidad.

-¿Disculpe? –Negué con la cabeza, desconcertada de que pudiera pensar


una cosa así– Está bien, antes que nada, el público puede pensar que la
sugerencia de Erik Clarke de que modele su lencería ganadora es un juego
divertido, pero en realidad es mi dignidad, mis sentimientos y mi reputación
en juego. Eso no es una broma, es mi vida. Y segundo, ¿viste las noticias el
día de Navidad? Ese tipo de atención no es algo en lo que planeo
suscribirme voluntariamente.

Brian me apretó la mano en un intento de recordarme que controlara mi


temperamento antes de que realmente lo perdiera. Luego me acercó a su
lado, creando una imagen muy distinta de nosotros. Cuando habló, estaba
segura de que la movida había sido intencional.

-Con todo respeto hacia usted, Sr. Buchman, usted no comprende la


renuencia de Ella sobre este tema. No podría entender las cosas por las que
ha pasado el año pasado. No sabes cómo es que te quiten un cuerpo
hermoso y perfectamente sano, que te miren y burlen de ti y te atormenten
porque ya no existe. Como si ahora fuera una persona menos importante
que antes debido a sus heridas. Esto puede ser un juego de poder para ti,
una pequeña cuestión de sonreír para algunas fotos, pero eso es quizás un
uno por ciento de los factores que entrarían en una decisión como esta.

Mi corazón se hinchó y Brian se puso en mi defensa de esa manera. No era


que él me estuviera defendiendo sin restricciones, sino que lo consiguió.
Entendió que esto no se trataba solo del mensaje que podía enviar al
mundo.

Harvey no fue disuadido.

-Por eso –dijo– Ella debería firmar con mi agencia. –Volvió su penetrante
mirada hacia mí– Puede que no sea capaz de empatizar con su situación,
señorita Rodríguez, pero entiendo que sería un tema muy difícil y delicado
para usted. Lo que no estás considerando es que los medios ya te han
metido en este lío, lo quieras o no. No desaparecerá. Pero si lo aceptas, si
tomas el control en lugar de dejar que te controle, no tendría que ser tan
doloroso para ti.
Odiaba que tuviera un punto. Tenía razón en que este problema no
desaparecería si metía la cabeza en la arena lo suficiente. Eventualmente,
tendría que enfrentarlo.

-Vi las noticias el día de Navidad –dijo– Mi corazón se conmovió con usted y
su familia por tener que soportar eso. Especialmente debido a un video
publicado por Erik Clarke.

Dijo el nombre de Erik con tanto odio como yo sentía por el pequeño imbécil
mentiroso, lo que me ablandó y tal vez incluso me hizo querer un poco al Sr.
Buchman.

-Escuché las cosas que te gritaron –continuó– Sé por qué abordaron a ese
hombre hasta el suelo, incluso si no lo demostraron en la cámara. No fue
difícil de adivinar. Señorita Rodríguez, odio decirlo, pero ese pervertido que
se expuso a usted no será el último de su especie, si no toma medidas.

Eso es lo que mi equipo quisiera hacer por usted. Podríamos ayudarlo a


limitar ese tipo de experiencias.

-¿Cómo? –Parecía tan confiado, pero se sentía como una imposibilidad.

-Al convertirte en un héroe en lugar de un mártir.

La fuerza de su declaración me golpeó duro, al igual que el significado


detrás de eso. El aire dejó mis pulmones y necesité toda mi fuerza para no
mostrarle a este hombre cuánto me había afectado.

-Se te han abierto muchas puertas. Oportunidades que ni siquiera sabes que
existen Endosos. Modelado para básicamente cualquier persona para la
que te gustaría trabajar. Numerosas organizaciones benéficas que te
quieren como su respaldo o ayuda para apoyar sus causas. Tu biografía Un
documental. Todo desde los principales derechos cinematográficos, a su
propio reality show de televisión, a una gira mundial de conferencias
motivacionales. Hay muchas maneras en que podemos cambiar tu
situación actual.

Mi mandíbula cayó un poco más con cada nueva sugerencia que me dio.
Brian y Scott me habían mostrado la lista de correos electrónicos que Scott
había recibido; en su mayoría habían sido solicitudes de aparición de
invitados como Kenneth Long, Connie Parker y Celebrity Gossip, y una larga
lista de editores y estudios que estaban interesados en publicitar en mi blog
o hacer que revise sus proyectos. Lo que el Sr. Buchman sugería eran ligas
superiores a eso. ¿Charla motivacional en todo el mundo, tours? ¿Mi propio
reality show? No es que quisiera ninguna de esas cosas, pero ¿quién en el
mundo estaría interesado en mí? Yo no era un héroe. Fui un completo
desastre. Un accidente emocional inseguro.

Al ver que me había abrumado, el señor Buchman suavizó su intensidad,


suavizando su voz en un intento de hacer que sus siguientes palabras fueran
menos severas.

-No haga nada, señorita Rodríguez, y todos los que le hayan menospreciado
ganarán. Defiéndete, y todos esos matones patéticos y débiles verán que
no eres una víctima. Hasta el momento, todo lo que ha hecho, desde los
metrajes de los dos en FantasyCon, hasta detener sus publicaciones de blog
y eliminar todas las características de comentarios e información de
contacto, esconderse de los medios y su aterrorizado paseo hasta su
automóvil en el día de Navidad, incluso la forma en que Brian se cierne sobre
ti tan protectoramente esta noche muestra al mundo que eres en cada
centímetro el cordero manso, suave y aterrorizado listo para la matanza. Esa
multitud en el día de Navidad estaba tan fuera de mano porque esas
personas vieron a una víctima. Percibieron presas.

-Puede que te sientas abrumada y por encima de tu cabeza en este


momento, pero mirándote con mis agentes un hace unos minutos, sé que
puedes manejarlo. Demuéstrales que eres fuerte, y ellos retrocederán. Te
temerán. Hay una fortaleza interna en ti. La misma fuerza que hizo que mi
agencia se cayera a los pies de Brian cuando apareció exigiendo que
cortáramos todas nuestras tonterías porque ya no se lo tomaba a nadie.

Un bufido de risa sobresaltada se escapó de mí que hizo reír a Brian.

-Sí, eso suena como Brian.

-También eres tú, pequeña señorita “Las Palabras de la Sabiduría de


Ellamara”, bromeó Brian.

Estaba tan agradecida como Harvey por romper la tensión. Él asintió con la
sonrisa en su hermoso rostro.

-Permita que mi agencia le ayude a poner su cabeza sobre el agua.


Podemos acorralar todo el caos que te rodea en este momento y usarlo
para tu ventaja. No fue la sugerencia de Erik Clarke en Celebrity Gossip lo
que está alimentando al público en este momento; simplemente lanzó una
idea. Esa gente está reaccionando a ti y a tus declaraciones en esa tienda
de lencería. Has inspirado al mundo, Ella, y ahora tienes poder a tu
disposición. Mucho de eso. No dejes que se desperdicie.

Solté un suspiro, reconociendo el final de su discurso. Fue una buena. Yo le


daría eso.

-Definitivamente me has dado mucho en qué pensar –le dije honestamente.

-Bien –Su sonrisa de respuesta fue casi tan orgullosa para mí como lo fue para
él– Ojalá,
te haya persuadido.

El hombre fue implacable… y muy bueno en su trabajo.

-Has dejado una impresión. –Sonreí, y él emparejó mi sonrisa seca, sabiendo


exactamente lo que venía– Todavía pienso reunirme con todos los demás
también.

Se rió, aceptando su derrota con gracia, porque estaba seguro de que al


final volvería con él.

-Hazlo –dijo– Pero hazme un favor –Sacó una tarjeta de presentación del
bolsillo interior de su esmoquin y me la entregó. Brian jadeó suavemente
cuando vio que la tarjeta tenía información de contacto personal del Sr.
Buchman– Si decides ir con ICM o con el viejo Bill Morris, hazme la cortesía
de llamarme antes de que firmes para que pueda tener una última
oportunidad de responder a cualquier oferta. Puede hacer que eso pueda
influenciarlos a ellos. Te tomaría como mi cliente personal, si eso es lo que
lleva para registrarte.

Brian jadeó de nuevo, más fuerte esta vez. Todo lo que podía hacer era mirar
fijamente la tarjeta de usuario que tenía el correo electrónico personal y el
número de teléfono del jefe de una de las agencias de talentos más grandes
y poderosas del mundo. Parecía tan surrealista. Cuando finalmente
encontré mi voz, volví a mirar para ver al Sr. Buchman esperando una
respuesta a su pedido.

-Haré eso –le dije– Si me respondes una pregunta. Honestamente.


Harvey asintió, con las cejas arqueadas por la curiosidad.

-¿Por qué me quieres tan insistentemente? Quiero decir. Personalmente,


podrías haber dejado que los agentes de Brian manejaran esta noche.
Supongo que son algunos de los mejores. Si Brian realmente causó el revuelo
que afirmas que hizo, no puedo imaginar que lo vincularías con cualquiera
excepto tus mejores agentes. Pero ¿pasar unos buenos veinte minutos
conmigo cuando todos en esta fiesta probablemente esperan llamar su
atención en algún momento? ¿Por qué? No tiene sentido. Puede que tenga
un poco de exageración en este momento, pero no soy un cliente estrella.
No tengo planes de ser un actor A-list, la próxima sensación pop que
encabece la lista de éxitos, o incluso una supermodelo. Nunca te haré el
tipo de dinero que alguien como Brian tendrá, entonces ¿por qué darme su
información de contacto personal? ¿Por qué ofrecerme para representarme
personalmente?

Cuando Harvey entrecerró los ojos y reprimió una sonrisa como si fuera un
gato atrapado con sus bigotes en la crema, sacudí mi cabeza hacia él.

-A decir verdad –le advertí– o perderás mi confianza, y te tacharé de la lista


de posibilidades aquí y ahora.

Brian no jadeó de nuevo, pero todo su cuerpo se puso rígido. Tal vez fue
audaz de mi parte ser tan directo, pero no tenía sentido, y eso no me gustó.

Harvey mordió mi pedido durante mucho tiempo, alargando el silencio entre


nosotros hasta que estuvo a punto de sofocarse, pero me negué a dejarlo
salir. Cuando finalmente decidió que cualquier secreto que tuviera valía la
pena compartir para evitar que me fuera, dijo lo último que esperaba.

-Es porque tengo una hija.

Esperó un choque de emociones, tragando saliva y respirando


profundamente antes de volver a hablar.

-Tengo una hija inteligente, divertida y cariñosa, solo un par de años más
joven que tú. Ella es una joven hermosa… con una fuerte nariz judía, y mi
cabello rizado, y las pecas de mi esposa. El gen de altura se le saltó, y ella
nunca será tan delgada como las chicas en las revistas. Su belleza no es
convencional, y ella cree que eso es feo. Los niños en la escuela actúan
como sus amigas debido a mi estado, y luego se burlan de ella a sus
espaldas. Los únicos chicos que le preguntan sobre las citas son los que
buscan una entrada.

Tomó otro aliento, como si necesitara reprimir una gran rabia encendida por
sus instintos protectores. Conocía bien esos instintos. Mi padre los tenía en
abundancia. Había excluido a Brian de su propiedad, esencialmente
apartándome de su vida porque se había enojado porque Juliette y
Anastasia habían sido humilladas y puestas en peligro en Navidad.

-Las otras agencias te querrán porque les harás dinero rápido y fácil con tu
atención actual y tu novio de la lista A. No quiero ganar dinero, señorita
Rodríguez. Quiero hacer una declaración.

Su discurso robó el aire de mis pulmones. Casi me conmovió hasta las


lágrimas. También estaba aterrorizada, porque acababa de tomar mi
decisión infinitamente más complicada e imposible de hacer. Él lo había
hecho real. Él lo había hecho personal. A partir de ahora, cada vez que me
enfrentara con este tema, me imaginaría a esa adolescente
adorablemente torpe que luchaba durante la secundaria, desconsolada y
carente de confianza en sí misma porque no se sentía lo suficientemente
hermosa.

Una parte de mí deseaba poder escuchar su historia. Pero le había


preguntado la verdad, y aunque él no había querido darla, lo hizo.

-Gracias por su sinceridad –susurré, todavía luchando por encontrar mi voz.

-Señor. Buchman –dijo Brian en voz baja– mi corazón está con tu familia. Más
de lo que sabes. Porque incluso con mi apoyo, Ella todavía tiene problemas
de la misma manera que tu hija. Me hace querer prender fuego a todo el
mundo a veces cuando tengo que escuchar las cosas que la gente dice
sobre ella.

La cara del señor Buchman se contrajo levemente, y él me sonrió con


simpatía.

-Imagine –dijo Brian– poner a su hija en la televisión, y en la portada de cada


revista, nada menos que en ropa interior, para que se sienta más vulnerable
de lo que nunca se sintió en su vida, y luego rodearse de todas esas marcas
que dibujaran sobre ella con marcadores permanentes para que la nación
pueda mirarla boquiabiertos y debatir si ella es hermosa o si merece estar
con alguien más hermoso y perfecto que ella.
-No puedo –dijo simplemente. Su cara se puso blanca por la imagen que
Brian pintó para él, y tragó saliva– Nunca podría pedirle a mi hija que lo
haga.

-Y sin embargo, eso es lo que le estás pidiendo a Ella que haga.

Me apoyé contra Brian, de repente me faltaba la fuerza para sentarme sola.


Los ojos del Sr. Buchman cayeron sobre mí de nuevo, con una mezcla de
emociones.

-Lo sé –dijo– Sé lo que te pido. Y sé que pedirte que hagas eso me convierte
en un hipócrita. Pero todavía estoy preguntando. Por favor consideralo.
Porque ya te está sucediendo, te guste o no, y tienes el poder de hacer algo
al respecto. Tal vez no podrías cambiar el mundo, pero podrías cambiar las
vidas de aquellos que sufren inseguridad de la manera en que lo haces.
Podrías ser alguien a quien admirar. Alguien para hacerles creer. Si es bella
y digna de un hombre como Brian Oliver, entonces tal vez yo también.

Su voz se rindió y tuvo que tomarse un momento para calmarse. Brian y yo


nos sentamos, atónitos, de que este hombre, probablemente una de las
personas más poderosas e influyentes en esta fiesta, que realmente decía
algo, estaba prácticamente arrodillado frente a mí.

-Brian, amas a Ella, ¿verdad? –Preguntó

-Más que nada en el mundo –respondió Brian, sorprendido por la pregunta


aparentemente aleatoria. El Sr. Buchman asintió.

-Algún día tendrás hijos, y el amor que tienes por Ella ahora mismo no se
comparará con la alegría que esos niños traerán a tu vida. Y cuando
comiencen a crecer, y los vean sufrir, y no puedan detener ese dolor,
entonces entenderán cómo podría sugerir una tarea tan imposible A la
señorita Rodríguez.

Él respiró hondo y se sentó derecho, colocando sus manos sobre sus rodillas.

-Y ahora… –Soltó su aliento lentamente– Si me disculpan, creo que tenían


razón en que tengo otros invitados a los que probablemente debería asistir.
Gracias a los dos por su tiempo, y por favor piensen sobre eso.

Él se levantó, señalando la tarjeta en mi mano.


-Espero por eso, y recuerda tu promesa. Llámame primero si decides firmar
con otra agencia.

-Lo haré -murmuré.

-Gracias. Disfruten la fiesta, ustedes dos, y Feliz Año Nuevo.

Con eso, se escabulló, dejando a mi y a muy aturdido Brian sentados sin


palabras en un sofá, mirando una tarjeta de negocios.
Capítulo 22
B R I AN
Aún nos quedaba una hora para la medianoche, pero Ella y yo estábamos
exhaustos. Cogimos un sofá vacío frente a una hoguera y ambos suspiramos
cuando nos sentamos. Ella tomó más de lo normal para sentarse, y escuché
la mueca de dolor que ella trató de ocultar.

-¿Cómo estás aguantando? –Pregunté.

-Estoy bien.

Sonó entrecortada. Le lancé una mirada severa, y ella me dio una respuesta
real con un suspiro de derrota.

-Probablemente debería quedarme aquí por el resto de la noche y quizás


irme justo después de la medianoche.

Tenía miedo de esto. La había mantenido lo más bajo posible esta noche,
pero había tanta gente diferente compitiendo por nuestra atención que
había sido un montón de altibajos mientras se mezclaban. Permanecer de
pie durante largos períodos de tiempo fue difícil para Ella, especialmente
cuando no estaba en sus zapatos especiales, pero no se había quejado ni
una sola vez. Ella estaba haciendo lo que hace, donde intentaba actuar de
manera normal y se rehusaba a ser una “carga”. La mujer era muy terca.
Fuerte, valiente, y sorprendente, pero terca.

-¿Estás segura? Podemos irnos ahora, si es necesario. No quieres exagerar


de nuevo, como lo hiciste cuando salías de compras con las chicas.

Ella suspiró de nuevo, pero esta vez salió más de un bufido frustrado.

-No necesitamos irnos. Estaré bien. Realmente tengo que sentarme y


quedarme abajo esta vez.

Se ajustó en el sofá, gruñendo suavemente mientras luchaba contra sus


caderas para acomodar su pierna mala en una posición cómoda. Yo
conocía esa mirada. Ella necesitaba estirar su pierna y elevar sus pies. Me
levanté, puse una pequeña almohada contra el brazo del sofá y le di una
palmada significativa. Ella me miró, pero yo sabía que solo era su frustración.
Nos miramos el uno al otro hasta que finalmente se rompió.
-Uf, bien.

Ella se movió para sentarse de lado pero se detuvo e hizo una mueca.

-¿Necesitas ayuda? –Murmuré. Era su pregunta menos favorita en el mundo,


así que le pregunté lo menos posible.

Sus hombros cayeron, y ella asintió. Le di una pequeña sonrisa mientras


levantaba suavemente sus piernas y la ayudaba a colocarlas frente a ella
en el sofá. Ella normalmente no necesitaba ese tipo de ayuda. Su cadera
realmente debe haber estado lastimándola. Su expresión pellizcada y su
rostro pálido mientras se acomodaba en su nueva posición me dijeron que
tenía razón.

-Ella, deberías haber dicho algo antes.

-No quería hacerlo.

La derrota en su tono rompió mi corazón.

-Ella…

-Tú eres la estrella esta noche. Esto es un gran negocio para ti. Solo quería
estar a tu lado y apoyarte mientras sacudias la lista A por primera vez.

Me puse en cuclillas junto a ella, sonriendo mientras tomaba su mano.


Sacudir la Lista A. Ella era adorable. Esta toda la noche había sido una
locura. Después de que el Sr. Buchman nos dejó, la primera persona curiosa
tardó unos minutos en acercarse a nosotros, pero una vez que se rompió el
hielo, las presentaciones comenzaron y no se habían detenido en las últimas
dos horas.

Ella frunció el ceño ante nuestras manos juntas.

-Sé lo emocionado que estabas por esta noche. Quería que lo disfrutases,
que no lo gastaras para mí o que te preocupes por mí como lo estás
haciendo ahora.

-Esta noche ha sido increíble –estuve de acuerdo– pero no vale la pena


arriesgarse a que te lastimes. Especialmente si solo necesitas sentarte.
¿Nunca has oído hablar de un trono? Tú y yo parecemos ser el rey y la reina
de esta fiesta esta noche. Podríamos haber encontrado un asiento cómodo
y dejar que todos vengan a nosotros.

Eché un rápido vistazo para asegurarme de que nadie estaba lo


suficientemente cerca como para escuchar el arrogante comentario que
saldría de mi boca. La costa estaba clara, pero aún me incliné cerca de la
oreja de Ella y susurró mis palabras.

-Simplemente tendrían que habernos besado los pies toda la noche en lugar
de besarnos.

Obtuve la respuesta que sabía que obtendría, la que había estado


buscando: un grito de asombro y un golpe en el cofre. Pero ella se estaba
riendo, y esa era la parte importante.

-¡Brian! Dios mío, cállate antes de que alguien te escuche. –Ella puso los ojos
en blanco.–Incluso si es verdad.

Me reí de eso. No podía creer la recepción que Ella y yo habíamos recibido


esta noche. La gente mucho más famosa e influyente que yo había estado
felicitándome toda la noche y dándome la bienvenida a sus círculos
personales. Ella y yo habíamos recibido invitaciones para cenar de casi toda
la A-list. Todo fue alucinante.

-Disculpe, señor Oliver?

Uno de los asistentes a la fiesta me había notado en cuclillas junto a Ella y


me trajo una silla. Me paré con un estiramiento y estrechó la mano del tipo.

-Gracias.

-Por supuesto, Sr. Oliver. Si hay algo más que pueda hacer por cualquiera de
ustedes, háganmelo saber.

Sus ojos se movieron hacia Ella con preocupación, lo que hizo que se
acercara a mí y probablemente la molestara.

-En realidad, estaríamos agradecidos si pudieras rastrear algunos


analgésicos. Advil o Tylenol Extra Strength o algo así.
-Por supuesto. –El chico asintió y le dedicó una sonrisa a Ella– Regresaré en
unos pocos minutos.

Ella se vio aliviada cuando el tipo salió corriendo para encontrarle algún
analgésico. Ella estaba realmente cansada. Acerqué mi silla a ella y tomé
su mano otra vez, llevándola a mis labios.

-Gracias por venir conmigo esta noche. Podemos irnos una vez que tengas
esos analgésicos y empiecen a actuar.

-Nos quedaremos. –Ella me lanzó una mirada desafiante– No me puse


glamorosa solo para alejarme temprano y perder la oportunidad de besar a
mi actor A-list favorito en un elegante tejado a medianoche.

Mi mente se volvió pegajosa ante la idea de finalmente besarla. Ella se veía


increíble esta noche. Glen y Steffan realmente se habían superado a sí
mismos con su vestido. Ella nunca se había visto más hermosa. Había
necesitado toda mi fuerza de voluntad para abandonar la casa una vez
que la vi, y había pasado demasiado tiempo desde que había pensado
demasiados pensamientos sucios. Es curioso cómo pude amar tanto su
vestido y todavía no quiero nada más que quitárselo.

Forzando mi mente a salir de la cuneta, le di a Ella mi sonrisa de estrella de


cine.

-Bueno, seguro que sabes cómo convencer a un chico. Supongo que nos
quedaremos.

-Estupendo. ¿Podrías buscar a Declan Simmons por mí? Creo que está por
aquí en alguna parte, y se acerca a la medianoche.

Había entrado directamente en eso. Traté de no reírme, pero Ella sabía que
estaba luchando una sonrisa. Cuando estalló en carcajadas, finalmente
perdí la compostura.

-¿Declan Simmons? Eres una mocosa.

Ella se rió más fuerte.

-Parece que la verdadera fiesta está aquí.


Nuestras risas se desvanecieron en sorpresa cuando levantamos la vista para
ver a Astrid Graves sonriéndonos.

-Espero no estar interrumpiendo. Estuve tratando de pasar unos minutos


contigo toda la noche.

Tomó todas mis habilidades de actuación para ocultar mi sorpresa. Me


había encontrado con lo mejor de lo mejor toda la noche, pero Astrid
Graves era otra cosa. Ella era solo seis años mayor que yo y ya tenía tres
Oscar, uno de los cuales ganó a los diecinueve, convirtiéndola en la mujer
más joven en recibir la Mejor Actriz en los Premios de la Academia. La
hermosa morena con ojos como el hielo tenía un aire majestuoso sobre ella
y era la realeza de Hollywood, si alguna vez había alguna: Audrey Hepburn
de esta generación. Nunca tuve el privilegio de estar en la misma habitación
que ella, y mucho menos que ella me hablara.

-Por supuesto que no –le dije, poniéndome en pie para ofrecerle mi mano–
Es un placer conocerte.

-Del mismo modo –Ella sacudió mi mano y luego le sonrió a Ella.

Ella extendió su mano pero no hizo ningún intento de moverse.

-Lo siento. Necesito mantenerme así si voy a durar hasta la medianoche,


pero puedes acercar una silla.

Le ofrecí la mía y rápidamente encontré otro para arrastrarme. Las dos sillas
al lado del sofá crearon este círculo pequeño e íntimo frente a la hoguera
que sería muy difícil para cualquier otra persona penetrar. Una vez que me
senté, estaba a centímetros de Astrid, y fue sorprendentemente difícil
concentrarse.

Ella debió haber sentido que estaba nervioso, porque ella tomó mi mano y
estaba tratando de reprimir una sonrisa. Estreché mis ojos hacia ella, y ella
guiñó un ojo antes de dirigir su atención a la brillante actriz que estaba junto
a nosotros. El asistente del evento regresó con un Advil y una botella de
agua. Astrid esperó educadamente a que Ella tomará un par de pastillas y
luego dijo:

-Entonces…
Su mirada se balanceaba hacia adelante y hacia atrás entre Ella y yo, como
si nos estuviese estudiando. Finalmente, ella negó con la cabeza como
incrédula.

-El infame Cinder y Ella en la carne y hueso.

-Dijo Astrid Graves –bromeó Ella, sacudiendo la cabeza con su propia


cantidad de incredulidad.

Me sorprendió la burla juguetona de Ella. Aquí estaba yo, incapaz de


encadenar un pensamiento coherente, y Ella estaba molestando a la mujer.
¿Había alguien a quien no la intimidara? Los ojos de Astrid se abrieron con
sorpresa, pero ella rápidamente lo siguió con una risa de placer.

-Touché, señorita Rodríguez.

-Llámame Ella.

-Solo si me llamas Astrid. Encantada de conocerte.

-¿Es cojo si digo que es un honor? Eres una de mis favoritas.

-El mío también.

Astrid aceptó el cumplido con la gracia de una verdadera princesa y luego


estudió a Ella y a mí otra vez. Todavía no podía pensar en nada que decirle,
así que el silencio se extendió. Justo antes de que se pusiera incómodo,
Astrid juntó sus manos y dijo:

-Bien, tiempo de confesión. Zachary Goldberg es un querido amigo mío, y


me ha estado persiguiendo durante semanas para interpretar a Marguerite
en The Scarlet Pimpernel.

Ella y yo jadeamos. Ella me lanzó una mirada que contenía tanta conmoción
y emoción como me sentía. ¿Realmente podría trabajar con Zachary
Goldberg y Astrid Graves? Eso fue más de lo que hubiera esperado. Contuve
la respiración mientras esperaba que Astrid continuara.

-Siempre quise hacer una pieza de época –dijo, haciendo que mi estómago
se revolviera– así que leí el guión el segundo que Zachary me envió, y me
encantó
Me miró a los ojos.

-Pero dudé cuando me dijo que se había registrado para interpretar a Sir
Percy. He estado sopesando respuesta durante semanas.

Ese revoloteo en mi estómago se convirtió en una agitación sorda, pero


obligué a mi rostro a permanecer calmado. No pensé que ella explicaría
todo esto solo para decirme que yo fui la razón por la que aprobó o reprobó
el proyecto. Realmente no lo esperaba, de todos modos. No estaba seguro
de sobrevivir a ese tipo de desilusión o rechazo.

Ella me conocía lo suficiente como para saber que estaba enloqueciendo


internamente, porque ella firmemente me apretó la mano. Cuando la miré,
ella me dio una sonrisa segura.

-Respira, Brian –dijo en voz baja– Estoy bastante seguro de que tienes esta.

Estuve a punto de tener un ataque al corazón por la audacia de Ella, pero


Astrid se rió y asintió con la cabeza.

-Ella está en lo correcto. Tenía curiosidad por todo el rumor, así que fui a ver
a EL Principe Druida el día de la Premier, y llamé a Zachary de camino a casa
desde el teatro para hacerle saber que quería el papel de Marguerite. Los
contratos no se firmarán hasta la próxima semana, pero Zachary me
prometió que el papel es mío, así que parece que tú y yo estaremos
trabajando juntos pronto.

Inhalé mi primer aliento en un minuto completo, y de inmediato escapó de


mis pulmones en forma de una risa incrédula. Traté de hablar, pero no pude
formar ninguna palabra. Me dio un vuelco la cabeza cuando intenté
abarcar las noticias. Iba a protagonizar una película dirigida por Zachary
Goldberg, con Astrid Graves.

-Parece que lo has dejado sin palabras” –dijo Ella, ella me dio un codazo
juguetonamente.

-Lo siento. Solo estoy… guau. Me siento honrado. Siempre quise la


oportunidad de trabajar en una producción seria, pero nunca soñé…

Dejé escapar una risa incrédula, aún tambaleante por mi buena fortuna.
-Gracias –finalmente escupí– Por arriesgarse conmigo.

Astrid se encogió de hombros, como si no fuera gran cosa, aunque estaba


segura de que ella sabía exactamente cuán grande era esto para mí.
Aprecio su indiferencia.

-Estoy deseando que llegue –dijo, sorprendiéndome aún más– Con Zachary
a la cabeza, va a ser una producción de primer nivel. Tengo curiosidad por
ver lo que lograrás cuando tengas un talento real para trabajar, por una vez.

Su sonrisa se volvió conspirativa.

-Sospecho que sorprenderás a esta ciudad incluso más de lo que ya lo has


hecho. Estoy deseosa de ser parte del próximo escándalo de Brian Oliver.

Mi mandíbula cayó de nuevo, y Ella me sonrió con suficiente diversión


brillando en su grandes ojos azules para hacerme sonrojar. Apenas
reprimiendo su risa, sonrió a Astrid.

-Ser partícipe de uno de los escándalos de Brian es una experiencia, sin


dudas.

Astrid se rió, pero podía decir que la diversión estaba dirigida a Ella en vez
de a mí. Estaba seguro de que la conversación estaba a punto de cambiar
el enfoque a mi infame novia. Aunque eso normalmente podría ponerme
nervioso, me sentí aliviado esta vez solo por quitarme la atención de encima.
Necesité un minuto para recuperarme de esta conversación.

-Dijo la mujer con un escándalo bastante impresionante –bromeó Astrid,


arrojando la broma anterior de Ella hacia ella.

Ella se rió y repitió la respuesta anterior de Astrid.

-Touché.

-Y hablando de ese particular escándalo jugoso… –Astrid tomó la ceja


levantada de Ella como permiso para continuar– Tengo dos buenos amigos
que nos han estado observando desde el bar desde el momento en que
vine aquí, y están salivando ante la posibilidad de hablar contigo. ¿Te
importaría si te presento?
Ella pareció sorprendida.

-¿Quieren hablar conmigo?

-Sip. ¿Te importaría?

-Supongo que no.


Capítulo 23
B R I AN
Ella miró el sofá que estaba ocupando y la falta de espacio para incluir a
más personas. Cuando ella comencé a moverse, salté de mi asiento y la
detuve.

-Espera. Quédate quieta.

Agarré el extremo del sofá con los pies de Ella y lo alejé del fuego para dejar
más espacio. Una vez que lo hice, la estrella de la música country ganadora
del Grammy Carla Wilson y su famoso hermano fotógrafo Nash se unieron a
nosotros, enganchando algunas sillas cercanas y ampliando nuestro
pequeño círculo.

Después de que se hicieron las presentaciones, Carla miró a Ella de pies a


cabeza. Con la forma en que Ella estaba sentada, sus pies estaban en
exhibición y sus tobillos estaban expuestos. Sus zapatillas de punta estrecha
ocultaban la mayor parte del daño a sus pies, pero algunas de sus cicatrices
aún se veían. Eso no es lo que Carla estaba buscando, sin embargo; estaba
revisando el vestido de Ella.

-Mi hermano y yo hemos estado discutiendo lo hermosa que has estado


toda la noche –dijo finalmente.

-Positivamente impresionante –estuvo de acuerdo Nash.

Considerando que Carla era toda una visión y Nash podría competir
conmigo en el aspecto de vestimenta, el cumplido le dio un golpe, y Ella se
sonrojó.

-Gracias.

-Su vestido –dijo Carla, mirando a Ella de pies a cabeza de nuevo– Es


fabuloso. Es como si estuviera hecho para encajar específicamente en ti,
tanto físicamente como en personalidad. Es simplista en su diseño y, sin
embargo, elegante y sexy. Muestra lo suficiente mientras te permite sentirte
segura, me imagino.

Era una forma educada de decir que cubría las cicatrices de Ella sin parecer
que intentaba hacerlo. Estuve de acuerdo en que el vestido era brillante por
esa misma razón. No me importaron las cicatrices de Ella, pero sabía que a
ella si, y cuando la vi con este vestido, y vi la forma en que su rostro
resplandecía, supe que estaba en deuda con Glen y Steffan. Y sabía que
nunca dejaría que nadie más le hiciera un vestido nunca más.

-Lo hace –estuvo de acuerdo Ella– Tengo algunos muy buenos amigos que
pueden trabajar la magia con una máquina de coser.

-Magia, de hecho. Sabía que era un original. Es demasiado perfecto para ti.
–Carla se inclinó hacia adelante en su silla– ¿Quiénes son tus diseñadores?
¿toman otros clientes? ¿Van a hacer tu vestido Oscar?

Sonreí. Carla era un gato listo para saltar. Entendí su emoción, sin embargo;
un gran vestido era poderoso en la industria del entretenimiento y difícil de
conseguir. Y el vestido de Ella realmente era tan bueno. Si Glen y Steffan
buscaban un cambio de carrera, este vestido era todo lo que necesitaban.

-¿Oscars? –preguntó Ella girando su cabeza hacia mí– No había pensado


en eso.

Su pánico era lindo.

-Relajate. Tienes tiempo, y estoy seguro de que Glen y Steffan estarán


encantados de hacerte un vestido de Oscars.

-Glen y Steffan –repitió Carla– ¿Tienen apellidos? ¿Un nombre comercial?


¿Un número de teléfono?

Nash se inclinó hacia adelante, apoyando una mano en la rodilla de Carla.

-Relájate, hermana. Te encuentras tan desesperada.

Carla resopló, y Nash rodó sus ojos mientras nos lanzaba una sonrisa de
disculpa.

-Terminó en una lista de peor vestida después de los Grammys el año


pasado.

Astrid, Ella y yo hicimos una mueca.

-¿Ves? –Murmuró Carla a Nash.

Ella alivió a Carla de su miseria.


-Su apellido es Euling. En realidad, son diseñadores de vestuario para el
programa de televisión Celebrity Dance Off. Ellos hacen todos los vestidos
para los bailarines.

-Hmm –dijo Carla pensativa– No lo he visto. Supongo que estaré viendo


Netflix todo el día mañana. –Sus ojos brillaron con esperanza– ¿Crees que
me diseñarían un vestido para los Grammy?

Ella se encogió de hombros y negó con la cabeza.

-No lo sé. Sé que aman su concierto, y yo no creo que alguna vez hayan
diseñado algo para un cliente privado antes de esto. Pero estaría feliz de
preguntar por ti.

-Oh, gracias –dijo efusivamente Carla– Asegúrate de decirles cuánto amo


tu vestido y diles que estoy dispuesto a hacer que valga la pena.

Ella se rió.

-Haré eso.

Ella no había traído un bolso, así que saqué mi teléfono del bolsillo e hice
que Carla programara su número para mí.

-Gracias, gracias, gracias. Oh, espero que digan que sí. No seré etiquetada
peor vestidoa nunca más.

-Eso es genial, hermana; ahora cállate sobre el hermoso vestido –dijo Nash,
agitando su mano– No es lo más importante.

La sonrisa que mostró Ella me hizo saber que sabía dónde iba a llevar esta
conversación. Nash era uno de los fotógrafos más reconocidos a nivel
mundial en el negocio y más conocido por trabajar con personas de interés
en formas creativas, a menudo desnudas. El pobre bastardo estaba a punto
de ser abofeteado.

-Entonces, Ella, ¿escuché que Lindon te ofreció un contrato de modelaje..?

Su voz se convirtió en una pregunta. El conocimiento del contrato era


público; lo que estaba preguntando era si Ella planeaba aceptarlo. Ella
resopló justo en el momento.
-Sí. Eso no va a suceder.

Todos rieron, pero la sonrisa de Nash hizo crecer a Cheshire.

-Realmente estaba esperando que dijeras eso. Olvida a Lindon y su ropa


interior. Déjame revelarte al mundo.

Incluso sospechando que la oferta se acercaba, fue sorprendente


escucharlo. Nash Wilson no realiza ofertas; él las acepta. Y a un precio muy
alto. La mayoría de las personas en esta fiesta y todo lo demás, matarían
para hacer una sesión de fotos con él. Nash no debió haber dicho sus
intenciones a su hermana, porque ella y Astrid se quedaron sin aliento.

-¡Oh, Nash! –Chilló Carla, agarrándolo del brazo– ¿Lo harás realmente?

Carla chilló nuevamente y volvió toda su emoción vertiginosa sobre Ella.

-¿Puedes creerlo? Esperaba que él te preguntara, pero no estaba segura.


No puedo esperar para ver lo que hace contigo! ¡Te verás tan increíble!

-Espera. –Ella vio el asombro de Astrid y la excitación de Carla, luego frunció


el ceño antes de decir– No entiendo. Señaló a Carla– A ti te reconozco, y
dijiste que él es tu hermano… –Miró a Nash– Entonces … ¿eres fotógrafo?

Las cejas de Nash volaron hacia arriba, y tanto Carla como Astrid jadearon
de nuevo. Me reí por su sorpresa. Nash parecía tomar la falta de
reconocimiento con calma.

-Él no es cualquier fotógrafo –le dije llevando su mano a mis labios para otro
beso ligero.

-No –asintió Astrid– Él es el fotógrafo. Y lo que él te ofrece es


extremadamente generoso.

Ella me buscó para una confirmación, así que asentí. Tal vez ella quería más
respuesta, pero no quería influir en ella de una forma u otra. Quería que ella
lo aceptara en su oferta, pero no quería que mi deseo influyera en su
decisión. No quería que lo hiciera si se sintiera incómoda.

-Él es el mejor –dijo Carla– Pero es ridículamente caro, y está más allá de lo
snob sobre quién él fotografiará Él rechaza el 99 por ciento de sus solicitudes.
Esta es la oferta de toda la vida. No es broma –continuo– Él nunca me ha
fotografiado y yo soy su hermana. Estoy tan celosa en este momento.

Nash se rió entre dientes y palmeó el hombro de Carla.

-Ah, hermana, sabes que no puedes tomarlo como algo personal. No puedo
fotografiar a cualquiera, incluso si son tan hermosos como tú.

Carla resopló, pero podía decir que estaba apaciguada por el cumplido.

-¿Por qué no puedes aceptar a todos?–pregunto Ella– ¿Qué te hace decidir


a quién fotografiar y quién no, si no solo se trata de dinero o belleza?

-Todo y todos tienen belleza en ellos en alguna parte. Es mi trabajo


reconocer esa belleza y mejorarla –dijo Nash. Su voz se volvió seria cuando
fue vencido por la pasión– Verás, Ella, no me limito a tomar fotos. No soy un
fotógrafo soy un artista. Yo creo obras de arte. Mis temas son mis lienzos, y la
cámara es mi pincel. Tengo que sentirme inspirado para asumir un proyecto.
La cámara tiene que hablar conmigo.

Ella consideró sus palabras y asintió lentamente.

-Eso tiene sentido. Pero, ¿estás tan inspirado por mí que no solo te ofrecerías
voluntario para tomar mis fotos, sino que las harías de forma gratuita

-Estoy tan inspirado –le ofrecí con un sugerente movimiento de mi frente.–


Especialmente si estamos hablando de fotos de desnudos.

-¡BRIAN! –gritó Ella. Comenzó a gritar un poco más, pero luego se rehusó y
miró con pánico a Nash– No es de lo que estamos hablando, ¿verdad? No
puede significar una sesión fotográfica de desnudos.

-Estaba esperando –Nash asintió con cautela– Hecho con buen gusto, por
supuesto, y solo mostrando tanto como te sientes cómoda. Lo que me
gustaría hacer es…

Ella no lo dejó terminar.

-De ninguna manera. Eso es peor que pedirme que desfile en lencería.
Nash se echó hacia atrás, cruzando los brazos sobre el pecho y frunció el
ceño profundamente a Ella.

-Lo que estoy sugiriendo no es ni remotamente tan hortera como eso.

-No pretendía insultarte –dije rápidamente– Ella está ofendida por la oferta.
Se crió muy estrictamente y no está acostumbrada a una forma de vida tan
liberal. Ella probablemente no puede imaginar qué tipo de fotografías de las
que estás hablando.

Ella estaba perturbada porque yo había hablado por ella, y ella me gritaría
por ello más tarde, no tenía dudas. Pero ya sea que lo supiera o no, no quería
ofender a Nash. Esta oportunidad realmente fue especial. Incluso si ella no
hiciera una sesión de desnudos, que yo sabía que no haría, después de que
realmente lo pensará, quizás probablemente cambiase de opinión.
Intentaría ayudarla a entender más tarde, cuando tuvieramos un tiempo a
solas para hablar en privado. Una vez que ella dejara de gritarme, por
supuesto. Los ojos de Nash se estrecharon en mí por un momento, pero logré
convencerlo de que no quería hacer daño. Su hombros se relajaron y
suspiro.

-Estoy hablando de arte, Ella, no de pornografía.

-Entiendo lo que quieres decir –gruñó, con una mirada especial para mí. Oh
sí, estaba en problemas– Pero arte o no, no estoy tomando fotos desnudas.
En absoluto. Nunca. Para cualquier persona. –Lanzo otra mirada sucia para
mí– Incluyéndote a ti, señor.

Eso hizo que todos sonrieran un poco, así que fruncí el ceño y fingí estar
desconsolado.

-Ni siquiera una…

-Ni siquiera pienses en terminar esa oración, si valoras tu vida.

Ella estaba cada vez más molesta conmigo, pero los demás se reían de
nosotros ahora, lo cual fue algo bueno. Besé su mano de nuevo, tentada de
levantarla y ponerla en mi regazo para poder besar algo más que su mano.
Pero eso no saldría muy bien con ella enojada conmigo.

-Lo siento. Me comportaré ahora. Promesa.


Ella resopló como si confiara en esa promesa tanto como confiaría en otra
reunión casual con Erik Clarke.

-Ella, no es lo que piensas –dijo Carla, viniendo en defensa de su hermano–


Te convertirá en la mujer más bella del mundo. Él tiene una manera de hacer
que todo sea hermoso, por lo que no tienes que preocuparte por mostrar un
poco de piel, cicatrices o no. Te prometo que puedes confiar en él para que
se vean tan naturales como quitar el polvo de las pecas.

-No completamente desnudo, entonces –negocio Nash– Estoy seguro de


que podríamos encontrar algo con lo que realmente estés cómoda, pero el
objetivo es mostrarle al mundo tus cicatrices y dejarles ver lo bella que eres
todavía. No serviría de nada cubrirte. No es que no te veas radiante esta
noche.

La ira sangró por el rostro de Ella, y la inseguridad se apoderó de ella. Ella


sacó su mano de la mía y la apretó fuertemente mientras se mordía el labio
inferior. Si ella no estuviera vestida, estaría abrazándose las rodillas al pecho
ahora mismo. Odiaba verla de esa manera y odiaba que los otros estuvieran
siendo testigos de su miedo. Probablemente ella también lo odiara.

-Ella, es solo una oferta –murmuré, moviéndome de mi silla al borde del sofá.
Forcé sus manos separadas y deliberadamente tome la cicatrizada en mis
manos– No tienes que hacer nada con lo que no te sientas cómoda. Lo
sabes. Olvídate de Erik Clarke. El bastardo te mintió, te manipuló, y luego te
explotaron. Nadie que sepa no te culpará si no puedes compartirte con el
mundo, y cualquier otra persona no importa. No le debes nada a nadie.

Ella cerró los ojos y respiró hondo, como si luchara por contener las lágrimas.
Pasé los pulgares sobre su mano con cicatrices.

-Te amo, Ellamara. No importa lo que termines haciendo. –Mi voz de


audiolibro puede no haber sido utilizada intencionalmente– Sé lo que esto
significa para ti, y sé lo valiente que eres por estar aquí esta noche. Sé lo lejos
que has llegado. Incluso si nunca te compartes con el mundo, no significará
que eres débil, y nunca dejaré de estar orgulloso de ti.

Mis palabras suavemente habladas sometieron al grupo que nos rodea.


Deseé que este momento pudiera haber sido privado, por Ella, pero al
menos hizo que aquellos que nos miraban comenzaran a comprender lo
difícil que era para ella.
Cuando abrió los ojos, estaban brillantes, pero no lloraba. Ella se encontró
con mi mirada, y, con un asentimiento tímido, se inclinó para apoyar su
frente contra la mía. Sonreí alentadoramente y no pude evitar dar un beso
temprano, aunque todavía no eran las doce.

-Sin embargo, te prometo una cosa –le dije cuando ella se recostó. Parte del
color había vuelto a su rostro, aunque todavía se veía visiblemente
conmocionada– Nash no es Erik Clarke. Él nunca trataría de engañarte para
hacer algo que no harías de otra manera. No está pidiendo que aceptes ser
fotografiada por él porque quiere explotarte.

-Por supuesto que no –susurró Nash.

Ella finalmente levantó la vista y se encontró con la mirada de simpatía y


ánimo que le aguardaba. Carla incluso tenía lágrimas en los ojos. Ella negó
en silencio con la cabeza. Ella miró a Nash y luego fijó su mirada en su regazo
mientras murmuraba,

¿Cómo puedes estar tan seguro? ¿Qué otra razón hay para hacer tal oferta,
si no fuera por la fama, la publicidad o el dinero que harás al vender las
imágenes?

-Por el arte –respondió Nash. Ella encontró sus ojos otra vez, la incertidumbre
nublada en los suyos– No necesito el dinero, Ella. Y ya soy uno de los
fotógrafos más famosos del mundo actualmente. Ya tengo más trabajo del
que necesito. Pero desde el momento en que te vi con ese lindo y pequeño
vestido amarillo en el estreno de El Principe Druida, no he querido más que
la oportunidad de trabajar contigo. Eres una mujer impresionante, y las
cicatrices solo realzan tu belleza. Donde otros ven imperfecciones, veo
singularidad. No veo defectos; Veo hermosas distinciones que te diferencian
de todos los demás en el mundo. Veo la creación milagrosa que eres.

Ella tragó saliva, pero se estaba calmando. No estaba sorprendido. Ese fue
un infierno de discurso. Y porque quiso decir cada palabra, su sinceridad
brilló a través de espadas.

-Cuando te miro –susurró Nash, sus ojos se desvanecieron mientras se dejaba


llevar por el pensamiento– Veo una misteriosa y hermosa hechicera, muy
parecida a la mujer a la que llevas el nombre. Mi esperanza es hacer una
sesión que represente eso. Te veo en un bosque mágico lleno de niebla junto
a un pequeño arroyo, rodeada por pequeñas criaturas parecidas a las
hadas. Te imagino con flores en tu cabello salvaje y delicadas alas de gasa
que brotan de tu espalda.

Extendió su mano hacia Ella, hacia la que todavía sostenía, la cicatrizada.

-¿Puedo?

Ella contuvo la respiración, y me congelé, esperando que ella me diera


cualquier tipo de señal de que debería intervenir. Pasó un latido del corazón
tenso, y luego Ella de mala gana colocó su temblorosa mano en la suya. Lo
sostuvo por un momento, y luego, muy lentamente, comenzó a pasar sus
dedos sobre su piel cicatrizada.

-Hermoso –murmuró para sí mismo– Mucho más suave de lo que imaginaba.


–Sin soltar su mano, la miró a los ojos– Si me dejaras, pondría tu piel en
exhibición de una manera hermosa y natural. Elegante y de buen gusto.
Nada gráfico. Tal vez lo suficiente de una curva aquí o allí para posar como
tentador, como un hermoso duende de agua, juguetón y seductor al mismo
tiempo, atrayendo a tu presa con tu abrumadora belleza. Utilizaría una luz
de humor suave para igualar los tonos de tu piel y luego sacar el color natural
de tus llamativos ojos para darte la apariencia de una mítica diosa de las
hadas. Te imagino como la criatura más impresionante que jamás haya
existido, y tus cicatrices solo mejorarían tu mística.

Mi boca se secó cuando creé una imagen vivida en mi mente de la imagen


que pintó. Ellamara como mi misteriosa, exótica, mágica y loca diosa de las
hadas… Mierda, alguna vez quise esas fotos. Yo quería todo ese día en ese
conjunto. Demonios, quería jugar el papel del desamparado leñador
perdido bajo su hechizo Ni siquiera tendría que actuar la parte. Olvídate de
Cinder y Ella como superhéroes. Tenía una nueva fantasía y si alguien
pudiera darle vida, Nash Wilson podría.

-Eso suena hermoso. –La voz tranquila y temblorosa de Ella me sacó de mis
ensoñaciones– Yo… lo pensaré, ¿de acuerdo?

Nash, con una pequeña sonrisa de aceptación, liberó su mano y se echó


hacia atrás.

-Ven a mi galería alguna vez. Puedo mostrarte muchos ejemplos del tipo de
exposición del que estoy hablando, aunque no creo que ninguno de ellos
tenga en cuenta tu potencial. Podríamos discutir cada detalle de la sesión
de antemano, sin sorpresas, y podrías tener la aprobación final en cada
fotografía publicada en cualquier capacidad.

Ella asintió de nuevo, levantando mi ánimo un poco y dándome la


esperanza de que ella pudiera encontrar el coraje para hacer la sesión
fotográfica. Sería tan bueno para ella, porque Nash sabía cómo hacer bien
su trabajo. De hecho, Ella se vería tan impresionante que ni siquiera ella
podría odiar las imágenes. Ella podría finalmente verse a sí misma tan bella
como la veo. Y el mundo podría callarse y dejarla sola.

-Haré eso –dijo ella– No haré ninguna promesa de hacer la sesión


fotográfica, pero me gustaría ver algunos de tus trabajos.

Nash sonrió.

-Es una cita, hermosa. Y… supongo que podrías llevar al novio, si debe.

Sus ojos se movieron brevemente hacia mí, haciendo que mi adrenalina se


disparara. ¿Iba a invitarme a unirme a ella? Sabía que no debía preguntar,
pero maldita sea, quería entrar. Debe haber visto el deseo en mis ojos,
porque sus labios se crisparon antes de volver a mirar a Ella.

-Incluso podríamos encontrarle espacio en una imagen o dos, si estás de


acuerdo con el ello. –Me miró de nuevo y su sonrisa se torció– No te verías
tan mal con el pecho desnudo, con orejas puntiagudas, usando un par de
polainas.

¡Diablos, sí! Un elfo es mucho mejor que un leñador.

Ella soltó un bufido. Y no suavemente.

-Si crees que lo estás asustando con la amenaza de mallas, estás muy
equivocado.

Todo el mundo se rió, y desvergonzadamente hinché mi cofre, mostrándoles


a todos con orgullo una sonrisa.

-Oh, estoy dentro. Y a diferencia de mi novia modesta, no tengo problemas


con la desnudez.

Como sabía que lo haría, Ella se tapó la cara con la mano y gimió.
Capítulo 24
ELLAMARA
Todo el mes de enero fue un gran borrón. Lo primero que hice fue firmar un
agente. Me reuní con varios, pero al final, Harvey Buchman fue el único en
quien confiaba para considerar mis preocupaciones personales y ayudarme
a construir la carrera que quería versus construir la que me haría más rico y
más famosa.

Una vez que fue oficial, apretujé todo lo que pudimos en las dos semanas
previas a la cirugía. Empezamos contratos sobre reparto de películas y un
documental, y Brian y yo hicimos algunas apariciones en talk shows. Luego,
mi cirugía y toda la terapia física extra tomaron la mayor parte de la
segunda mitad del mes.

Cualquier tiempo libre que tuve lo gasté trazando el diseño de las nuevas
Palabras de Sabiduría de Ellamara con Scott. Hicimos un gran comienzo, y
Scott me había convencido de inmediato para comenzar una especie de
serie de webisodios. Decidí comenzar una especie de video diario. Lo llamé
My Fairy Tale Life. Fueron pequeños episodios de cinco a diez minutos en los
que hice una crónica de todas las locuras de mi vida ahora que de repente
era una celebridad. La gente se lo estaba comiendo.

Había sido un mes loco y agitado pero muy bueno. Y la mejor parte fue que
encontré un fantástico departamento. Ahora, era el primero de febrero, y
finalmente tenia las llaves. Hoy fue un día conmovedor, y las cosas se
complicaron mucho cuando esta alocada entrega de paquetes aleatorios
que se dejaban en la oficina de mi agencia esta mañana.

Vivian, mi buen amigo Rob, y yo estábamos todos sentados en la sala de


estar, escudriñando un mar de cartas y paquetes cuando Juliette llegó.

-Adelante –grité cuando Juliette llamó, porque estaba enterrada en cosas y


no estaba dispuesto a arriesgarme a derribar ninguno de los montones que
había ordenado o tropezar y matarme en el caos– Gracias por venir. Llegas
justo a tiempo para ayudarnos a clasificar todo.

-¿Justo a tiempo? –se rió Vivian– Llegarás a tiempo dentro de seis horas,
también. Vamos a estar aquí todo el día…

-Guau –dijo Juliette cuando entró– ¿Que es todo esto?

Miré a mi alrededor y suspiré.


-Es una combinación de deseos de despedida, correo de admiradores y
obsequios de inauguración.

Juliette parpadeó ante el desastre. Mi sala de estar, que ni siquiera tenía


muebles, estaba llena hasta los topes con tarjetas, globos, flores y todo tipo
de artículos caseros al azar. Parecía que estaba abriendo todos los regalos
de la recepción nupcial más grande del mundo.

-Recuerda cómo en el webisodio de la semana pasada se entusiasmó


acerca de lo emocionada que estaba por mudarse a ¿Su primer
departamento? –preguntó Vivian.

-Y luego –agregó Rob– ingenuamente bromeó que iba a estar durmiendo


en el suelo y comiendo platos de papel para siempre porque físicamente no
podía ir de compras por largos períodos de tiempo, y que no tenía nada
propio todavía? –Él señaló la pila de regalos– Conoce el resultado de ese
chiste.

Gruñí. Tener más de cinco millones de suscriptores en YouTube tuvo


repercusiones que nunca había esperado.

Estuve publicando un video de My Fairy Tale Life una semana desde


principios de enero, y en solo un mes, ya estaba clasificado entre los 300
usuarios de YouTube más populares. Fue una locura. Después de que el
episodio web de la semana pasada se publicó, el episodio en el que tuve
que quitarme los vendajes después de la cirugía y presenté mi equipo de
rehabilitación al mundo, el correo y los regalos de los fanáticos comenzaron
a llegar al día siguiente. La única dirección física que alguien tenía para mí
eran las oficinas de mi nuevo equipo de administración, así que la gente
enviaba cosas ahí. Como mi agente era el jefe de toda la compañía, había
sido amable y almacenó las cosas para mí, ya que todavía no estaba en mi
apartamento. Pero cuando dejaron un montón de correo esta mañana,
amablemente me pidieron que invirtiera en un P.O. box y me advirtió que
enviarían todas las entregas a mi apartamento a partir de ahora. No los
culpé.

Cuando Juliette finalmente se sentó en el piso con nosotros, Vivian le entregó


una pila gigante de sobres para abrir.

-Aquí. Puedes comenzar con estos. Muchos de ellos son de minoristas y


tienen tarjetas de regalo como obsequios de inauguración de la casa.
Guarda esos. Vamos a recogerlos a todos y donarlos a un refugio para
mujeres maltratadas o un hogar grupal para niños o algo así.

-Y estoy repasando todas las cosas reales –le dije, sosteniendo un pequeño
reloj de cristal que se vería genial en una estantería… tan pronto como
tuviera una estantería– Todos son bienvenidos a pasar por eso también, y
luego donaremos el resto con las tarjetas de regalo.

-Guau –suspiró Juliette mientras atravesaba el sello de un sobre– Esto es una


locura.

-Ah, y mira las cartas de los fanáticos –agregó Vivian– Ella no puede
responder a todo, así que solo estamos buscando algo que parezca
importante. Si es como la pequeña Marcie de diez años que es una
superviviente de un accidente automovilístico como Ella y envió una carta
de agradecimiento con una foto porque está en una silla de ruedas y está
tratando de aprender a caminar de nuevo y Ella es una inspiración, esa
carta se queda. Ella quiere esas. Pero si es simplemente normal, eres un
correo de fanático tan lindo y divertido o cosas desagradables y pervertidas,
agrégalo a la otra pila.

-A menos que sea tan espeluznante y acosador que tenemos que dárselo a
la policía –bromeé.

Juliette me miró, aturdida.

-¿Han habido muchos de esos?

-Ninguno todavía –Me reí– He estado pateando a Janice Bishop desde


Navidad, así que mi mente se mantiene yendo a todos estos lugares oscuros
y retorcidos.

Juliette negó con la cabeza, ambos frunciendo el ceño riendo.

-Eso no es divertido. Es solo cuestión de tiempo antes de que algún


psicópata realmente intente convertirse en una atracción fatal para ti,
¿sabes?

-Lo siento. Supongo que no es tan gracioso cuando lo pones de esa manera.
Pero oye, estoy a salvo aquí. Promesa. La seguridad en este edificio es muy
estrecha. Brian de otra manera no me hubiera dejado mudarme.
-Sí, noté la seguridad.

Algo en su voz me hizo levantar la vista de la caja que estaba abriendo.

-¿Qué fue es eso?

Juliette vaciló pero rápidamente se rompió.

-Papá vino conmigo hoy.

Mis cejas saltaron por mi frente tan alta que me dolió la cara.

-¿Papá estuvo aquí?

Ella asintió con gravedad.

-Iba a venir y tratar de hablar contigo, pero no estaba en tu lista aprobada


de visitantes. El recepcionista dijo que podía llamarte y preguntar si podía
venir, pero Papá dijo que no y salió furioso porque no creía que dijeras que
sí.

No sabía qué decir. No estaba segura de cómo me sentía acerca de eso.


Ya no estaba tan enojado con mi padre como lo había estado al principio,
pero estaba resignada a una vida sin él. Incluso estaba mayormente
convencida de que estaba mejor de esa manera.

Juliette suspiró.

-Se está volviendo loco. Ha pasado más de un mes y todavía no ha


respondido ni a una sola llamada telefónica ni a un correo electrónico.

Apreté los dientes.

-Ese es el punto de desconocer a alguien.

Juliette asintió, pero parecía triste.

-Lo sé, pero él se siente tan mal. Él no tenía la intención de cortar todos los
lazos. Estaba enojado ese día por todas esas cosas que esos imbéciles
dijeron sobre nosotros. Estaba asustado, Ella. Él no quiso lastimarte.
Cerré los ojos y dejé escapar un largo suspiro mientras negaba con la
cabeza.

-Él nunca tiene la intención de lastimarme, pero siempre lo hace.

No pensé que Juliette mencionaría nada más al respecto, pero ella dijo en
voz baja:

-Creo que ha aprendido la lección esta vez. Lo entiendo si no puedes


perdonarlo, pero realmente deseo que al menos lo intentes.

Cuando finalmente la miré, sus ojos brillaban con una capa de humedad.

-Es un desastre, y todos te echamos de menos. Incluso Ana lo hace. Ella


finalmente estaba comenzando a tomarte cariño.

Fruncí el ceño.

-Pero todavía te veo todo el tiempo, y ¿cuánto puede realmente Ana


extrañarme? He dicho que la invite cada vez que vienes desde que me fui.
–Miré alrededor de la habitación– Noté que ella no está aquí… otra vez.

Los ojos de Juliette brillaron con ira.

-No es lo mismo, Ella. Eras parte de nuestra familia, y ahora no lo eres. Y Ana
está avergonzada. Ella se siente culpable. La ropa interior era su culpa.
Incluso Brian lo dijo. Ella cree que ambos la culpan y la odian.

-Oh vamos. Brian estaba enojado con papá ese día. Incluso se disculpó de
inmediato.

-Sí, pero aún así pensó que era suficiente para decirlo.

Suspiré.

-Bueno, técnicamente ella comenzó, pero a su manera solo había estado


tratando de ayudarme, y si no fuera por Erik Clarke, de lo que no tenía ni
idea, hubiera estado bien. No la culpamos. Sabes que nosotros no .
-Sí, sé que no. Pero, ¿alguna vez has intentado decirle eso a Ana? ¿Has
hablado con ella desde que te fuiste o simplemente la invitaste a pasar por
mí?

Juliette sostuvo mi mirada con implacable franqueza mientras yo


reflexionaba sobre su regaño. Esa era una de las cosas que amaba de ella.
Ella decia lo que pensaba. Ella me amaba y me apoyaba, y era mi amiga,
incluso era mi hermana. Pero cuando estaba enojada conmigo o
decepcionada conmigo, me lo hacia saber. Esta vez, ella tenía razón.

Con un gesto de aceptación, saqué mi teléfono y marqué el número de


Ana, posiblemente por primera vez. Juliette arqueó una ceja, pero algo de
la luz regresó a sus ojos y el costado de su boca se crispó, amenazando con
convertirse en una sonrisa.

-¿Hola? –La voz de Ana tenía una ventaja y tenía una buena dosis de
consternación, pero ella había respondido, y no había sido con un ¿Qué
diablos quieres?

Imaginando que Ana no apreciaría una buena disculpa, o incluso que yo


planteara el tema, simplemente dije:

-Pon tu trasero huesudo aquí. Papá trajo a Juliette, así sé que tienes un auto.
Juliette necesitará un viaje a casa eventualmente, y necesito que otro
secuaz venga a ayudarme a ordenar toda esta basura. Y antes de que los
minions lleguen a reclamar los tesoros que que no quiero, de los cuales, te
aseguro que hay muchos, así que date prisa, antes de que todos los demás
se enganchen con todo lo bueno.

Divertidos gruñidos y bufidos sonaron a mi alrededor. Uno incluso uno llegó


por teléfono y Ana dijo:

-Mi trasero no es huesudo –Hubo una breve pausa y una voz menos segura
dijo– Estaré allí en veinte minutos.

No me sorprendió cuando se cortó la llamada.

-Ahí –le dije, mientras le enviaba un mensaje de texto con la dirección y las
instrucciones de estacionamiento– Ella estará aquí en veinte minutos.
Obtuve un montón de miradas curiosas, pero nadie dijo nada. Todos
volvimos al trabajo. Juliette decidió romper el silencio mientras abría una
carta.

-Así que estoy segura de que Rob no mencionó que está viendo a alguien.

-¿Qué? –Di un grito ahogado, azotando mi cabeza con mi amigo fuerte y


silencioso.– ¡No me dijiste eso!

Rob rodó sus ojos.

-No es serio.

-Es totalmente serio –dijo Vivian, ganándose una mirada de molestia de Rob.

Cuando sonreí, me disparó esa molestia.

-Simplemente estamos pasando el rato en este momento. No es nada que


valga la pena todo su alboroto.

Asintió con la cabeza hacia Juliette y Vivian y volvió a concentrarse con


fuerza en el sobre que tenía en sus manos.

-¿Tiene un nombre? –Bromeé– ¿Cómo se conocieron? ¿Qué significa ‘pasar


el rato’? ¿Besos? ¿Citas? ¿Exclusivo? ¿Estás enamorado? Vamos, quiero
detalles. Odio que esté tan fuera de onda ahora que ya no voy a la escuela.

-Su nombre es Marian Fitzwalter –dijo Juliette, riendo histéricamente– Recién


transferida a Beverly Hills Prep después de las vacaciones de Navidad. Ella
es una morena súper linda que parece algo dulce pero luchadora.

-Algo así como alguien más que conocemos. –se río Vivian, dándome una
mirada penetrante– Parece que nuestro codiciado capitán de fútbol tiene
un tipo específico.

Rob negó con la cabeza ante la broma y arrojó la carta entre sus manos en
una bolsa de basura abultada antes de alcanzar la siguiente en su pila.
Sonreí cuando noté el leve sonrojo en sus mejillas. Rob me había aplastado
por un tiempo. La gente se las arregló para parecer como si fuera este
enorme y épico enamoramiento, y cuando tuve miedo de decepcionarme,
temí que le rompiera el corazón. Pero si se hubiera quedado piojoso, nunca
lo habría demostrado. Nos habíamos quedado fácilmente cerca como
amigos. Me alegré de haber encontrado a alguien más.

-Espera –le dije, cuando algo se me ocurrió– ¿Robin Loxley está saliendo con
una chica llamada Marian?

Juliette y Vivian estallaron en carcajadas, como si hubieran estado


esperando que hiciera la conexión todo este tiempo.

Rob gimió. Odiaba las referencias de Robin Hood, y aún no había


perdonado a sus padres por haberle llamado Robin cuando su apellido era
Loxley. Pensaron que estaban siendo inteligentes, pero en cambio,
simplemente habían maldecido a su hijo a toda una vida de tormento. Su
única defensa fue que su apellido se deletreaba de manera diferente al
antiguo proscrito heroico del folclore.
Él siempre lo mencionaba, pero totalmente no lo ayudaba. El pobre tipo.
Empezó a golpear a alguien que lo llamaba Robin en algún lugar alrededor
del comienzo de la escuela secundaria, y las burlas casi siempre se detienen
después de eso.

Decidiendo no torturar a mi amigo más de lo que estoy segura de que ya


había sido objeto de burlas desde el desarrollo de esta nueva relación, me
conformé con negar con la cabeza.

-Qué loca coincidencia.

-O tal vez es el destino –dijo Juliette, provocando otro gemido de Rob.

Arrancó otro sobre con un suspiro, murmuró algo sobre unos padres ridículos
y luego se puso en pie de un salto cuando sonó el teléfono del
departamento.

-Lo atenderé –Se movió tan rápido que todos rompimos a reír. Después de
un intercambio rápido, me entregó el teléfono.

-Es tu portero.

-¿Hola?

-¿Hola, señorita Ella? –Sonreí ante el saludo. Mi portero era un dulce


puertorriqueño llamado Yeriel. Me había familiarizado bastante con él
cuando apareció el camión de reparto sorpresa. Le dije que solo podía
llamarme Ella, pero parecía que no podía soltar a la señorita.

-Tengo otra entrega para usted.

-¿Otro? -Mi estómago se apretó. ¿Seguirían viniendo? Tendría que contratar


un todo equipo de gente solo para tratar mi correo, si esto se mantiene.

-Sí, señorita Ella. No se preocupe, sin embargo. Parece que solo son tus
muebles. ¿Los envió?

-¿Mis muebles?

Todavía no había pedido ningún mueble de sala. No tuve tiempo. Se


suponía que los muebles serían mi tarea principal esta semana a partir de
esta mañana, pero el correo me había desviado.

-Um… ¿hay una nota o una tarjeta o algo?

-Espere. Puedo verificarlo. Empecé a explicar lo que estaba pasando a mis


amigos cuando la voz de Yeriel regresó con un entendimiento de

-Ah.

-Ah, ¿qué?

-Parece que los muebles son otro regalo. ¿Te gustaría que lo rechazara?

-Uh… Honestamente, no sabía qué decir. ¿Alguien me envió toda una sala
de estar? ¿En serio?

-¿Es malo? –Gritó Juliette– ¿Qué? –Dijo, cuando la miré con el ceño fruncido-
Todavía no tienes muebles de sala de estar.

Por teléfono, Yeriel se rió entre dientes.

-Se ve de muy buen gusto, señorita Ella –dijo, después de haber escuchado
a Juliette.

-Y caro. Es agradable. Quizás te guste.


Suspiré.

-Todo bien. Envíalo, supongo.

Yeriel se rió de nuevo.

-De inmediato, señorita Ella.

Cuando colgué el teléfono, Vivian me apuntaba mi cámara de video.

-Amiga –dijo ella– Acabas de resibir una sala de estar como regalo de
inauguración de un extraño al azar. Esto pertenece por completo a My Fairy
Tale Life.

-Bueno, mira dónde señalas eso. Juliette no tiene un permiso firmado de sus
padres para estar en mis webisodios, y dudo mucho que papá me permita
ponerla en Internet.

Juliette frunció el ceño.

-¿Debo obtener permiso?

Asenti.

-Scotty me está haciendo hacer todo según las reglas. Algo sobre no querer
ser demandado.

Todos los que aparecen en el programa deben firmar un formulario de


publicación. Todavía no tienes dieciocho años, así que no puedes firmarlo
tú mismo.

-Demonios. –dijo Juliette haciendo puchero– Preguntaré, pero tienes razón.


Papá definitivamente no lo aceptará.

Vivian se encogió de hombros mientras tomaba fotos de todos los montones


de correspondencia.

-Lo que sea. Solo pondremos tu cara borrosa o algo así.

-Doble demonios.
Me reí justo cuando llamaron a la puerta.

-¿Quién acaba de enviar a alguien una sala de estar completa?” Rob


preguntó mientras me ayudaba a ponerme de pie.

-No lo sé. ¿Algún diseñador que espera filmar muchos webisodios mientras
está sentado en él?

-¿Te lo vas a quedar? –Preguntó Rob.

Me encogí de hombros.

-También puedo hacerlo, supongo. Todavía no tengo ninguno.

-¿Qué pasa si es totalmente feo? –Preguntó Juliette.

Me encogí de hombros de nuevo.

-Yeriel dijo que se veía bien.

Cuando abrí la puerta, Juliette corrió hacia mí al pasillo y se quedó sin


aliento.

-¡Oh, Ella, es fabuloso! ¡Estamos totalmente guardando esto!

-¿Nosotros? –Me reí– Si quieres que se quede, entonces ven aquí y ayuda a
despejar un lugar para ello.

Los repartidores parecieron sorprendidos cuando vieron el desastre en la


sala de estar. Sonreí tímidamente.

-No son los primeros en traer una entrega sorpresa el día de hoy. Supongo
que simplemente lo pueden poner junto a la pared en el pasillo por ahora
Nos tomará unos minutos hacer espacio para eso.

-Claro. –El fornido y corpulento hombre le hizo un gesto a su equipo para


que dejara las cosas y me tendió un portapapeles para que firmara– De
todos modos, tenemos que ir a buscar el resto.

-¿El resto?
El hombre parecía indiferente a mi sorpresa. Su mente ya había regresado
abajo con el resto de su entrega. Miró su portapapeles y asintió.

-Esto es solo el living y el comedor. Hay un juego de dormitorio y algunos


muebles de oficina, también.

Supuse que ya debería estar acostumbrada a las sorpresas, pero aún así me
quedé boquiabierta.

-Están amueblando todo el departamento? ¿Quien?

-No sé, señora. Algunos diseñadores de interiores que trabajan para las
estrellas. Hay una carta en alguna parte. Volveremos en un minuto con el
resto. –Observo el desastre en mi apartamento con cautela– Intente, al
menos, despejar el camino para que podamos llevar los muebles a las otras
habitaciones.

Con eso, el hombre reunió a sus otros tres hombres y se dirigieron al ascensor.
Les dejé la puerta abierta y me volví para mirar a mis amigos, aturdidos.

-Es todo el departamento.

-Que locura –murmuró Vivian.

Todo el mundo saltó a la acción, tratando de limpiar todo el espacio posible.


Un minuto después, el teléfono de la casa sonó de nuevo. Teniendo en
cuenta el único momento en que había hecho eso, todo el día era cuando
Yeriel me llamaba, gemí mientras respondía.

-Por favor dime que no es otra entrega. Honestamente, no tengo espacio


para algo más.

Yeriel se rió.

-No, señorita Ella. El Sr. Oliver y el Sr. Thompson están aquí, pero tienen un par
de huéspedes con ellos que no están en su lista. –Aclaró su garganta y habló
un poco más bajo– Él, eh, dijo que reclutó un poco de mano de obra
adicional para ayudar con la mudanza. ¿Puedo enviarlos?

Me reí una vez.


-Si seguro. Brian y Scott pueden invitar a quien quieran. Dígales que llegan
justo a tiempo.

Cuando colgué el teléfono, sonreí a mis amigos que todavía estaban


corriendo por la sala de estar.

-Noticias excelentes. Brian está aquí, y ha traído ayuda.

-¿Brian Oliver reclutó ayuda? –Vivian colocó otra caja fuera del camino y
recogió el video cámara de nuevo– Esto debería ser bueno.

Dos minutos después, Brian gritó usando algún tipo de voz porno profunda y
cursi mientras tocaba en mi puerta.

-Entrega especial para Ellamara Rodríguez.

Me encogí de hombros ante la mirada inquisitiva que todos mis amigos me


dispararon.

-¿Qué puedo decir? Es un idiota.

-Perfecto. –Vivian tocó el récord en la cámara de video y me dio una sonrisa


descarada mientras lo apuntaba hacia la puerta– Necesitamos fotos de él
cuando está de un humor tonto, porque por lo general es tan gruñón o serio
hacia el público.

Dejé que se divirtiera. Después de todo, la chica tenía un punto. Incluso los
agentes de Brian habían mencionado que yo era bueno para su imagen
porque lo hacía parecer más agradable.

-Adelante –llamé– Solo ten cuidado y mira tu paso. Hemos limpiado un poco
de espacio, pero sigue siendo bastante caótico aquí.

Brian cruzando la puerta con una pequeña mesa de café no fue del todo
inesperado. Sin embargo, el hecho de que no tuviera camisa era un tanto
sorprendente. Cuando levanté una ceja inquisitiva hacia él, me dio una
sonrisa grande y cursi para que coincidiera con la ridícula voz de estrella
porno que había adoptado.

-Tengo un buen y gran paquete para usted, señorita Rodríguez. ¿Hay algún
lugar especial en el que quieras que lo ponga?
Mis ojos se hincharon, y coloqué una mano sobre mi cara enrojecida.

-¡Dios mío, Brian! –Grité mientras Juliette, Vivian e incluso el extremadamente


reservado Rob estallaba en carcajadas– No dijiste eso.

Brian finalmente perdió la compostura y, después de dejar la mesa de café,


me tomó en sus brazos para darme un beso y una disculpa muy poco
sincera.

-Lo siento. No pude resistirme. Y no me di cuenta de que tendrías compañía.

Notó que Vivian sostenía la cámara de video y parecía sorprendido.

-¿Acabas de grabar todo eso?

-Oh, sí –dijo Vivian con orgullo, todavía apuntando la cámara hacia él.

Brian me lanzó una mirada suplicante.

-Lo editarás de tu webisodio, ¿verdad?

Me reí más fuerte de lo que lo había hecho hace un minuto.

-¿Estás bromeando? ¿Qué es más apropiado para My Fairy Tale Life que la
estrella porno Brian Oliver entregandome paquetes?

Brian entrecerró sus ojos hacia mí, tratando de averiguar si hablaba en serio.
Mantuve mi sonrisa como un profesional. Por supuesto que no lo publicaría
si realmente no quisiera que lo haga, pero aún no tenía que saberlo.

-¿Lo cortarías si te diera algo mejor? –Preguntó.

-¿Mejor que Porno Brian? –preguntó Juliette. Sonaba escéptica de que algo
mejor existiera. Debo admitir que compartí su escepticismo.

Brian silbó ruidosamente.

-Está bien, muchachos! ¡Tráeganlo!


Dirigí mis ojos a mi puerta abierta justo a tiempo para ver a dos de las estrellas
de acción más grandes de Hollywood, también sin sus camisas, llevar mi sofá
nuevo a mi apartamento.

Me quedé boquiabierta.

Jesse Ramos era una popular estrella de cine de acción. Si necesitabas una
muestra de músculos, muchas armas y explosiones, Jesse encabezaba tu
lista. Había estado en un par de películas del padre de Brian, y supuse que
así se conocían los dos. Rhett Kessler era más una estrella de acción y
suspenso. Era el tipo de espionaje sexy e inteligente. Sus películas tenían un
montón de trucos de parkour de lujo y peleas ninja para los amantes de la
acción y el sarcasmo quippy y sonrisas de ensueño que llevaron a las mujeres
al cine junto con los hombres. Brian lo había mencionado antes, y tuve la
impresión de que Rhett era uno de los amigos más cercanos de Brian.

Ambos fueron muy fáciles de ver. Y estaban de pie, sin camisa, en mi sala
de estar esperando a que les dijera dónde dejar mi nuevo sofá.

-¿Soy solo yo –murmuró Rob– o el elenco de Hostile Takeover acaba de


aparecer para ayudar a Ella a moverse?

-¡Mierda! –Dijo Juliette.

Vivian asintió.

-Está bien, sí, podemos borrar a Porno Brian por esto.

Ambas caras sorprendentemente familiares sonrieron a mis amigos antes de


devolverme sus sonrisas.

-Espero que no te moleste por haber aparecido tan inesperadamente –dijo


Rhett, mostrándome una sonrisa infantil cuando él y Jesse encontraron una
lugar en la sala de estar lo suficientemente claro como para dejar el sofá.

Jesse se estiró después de dejar caer el sofá y asintió con la cabeza.

-Sí, nos encontramos con Brian en el estudio, y cuando mencionó que


podrías necesitar un poco más de músculo hoy, bueno… –Flexionó sus
brazos y me lanzó una sonrisa engreída.
Finalmente logré dejar de mirar boquiabierta y disparé al hombre con una
sonrisa irónica.

-Yo diría que ustedes dos definitivamente califican como músculo.

Ambos se rieron, y Jesse se acercó a mí, con la mano extendida.

-Es un placer conocerte finalmente.

-¿Finalmente?

Le estreché la mano y le tendí la mía a Rhett después. Lo ignoró y me dio un


suave abrazo, sorprendiéndome con su sentido de familiaridad y su
conciencia de mi condición. No importa que él no tenía camisa y yo era
mucho más bajo que él y mi cara estaba pegada a sus abultados
pectorales.

-Sí, finalmente –Se rió– Este tonto no ha hablado de nada más que de ti
desde que te conoció en FantasyCon. Le he estado preguntando durante
semanas cuando iba a dejarme tener una oportunidad adecuada para
robarte de él.

Brian se rió pero me alejó de su amigo y me colocó con fuerza a su lado. Me


sentí aliviado de tener espacio para respirar, pero miré mentalmente hacia
la silenciosa exhibición de posesión. No pensé que Brian siquiera se diera
cuenta de que lo estaba haciendo. Hombres.

Un golpe y un tentativo “Disculpe, señorita” nos hizo girar a todos hacia la


puerta. El repartidor estaba de vuelta con el resto de los muebles y miraba
con cautela a todos los hombres sin camisa del apartamento. Cuando se
dio cuenta de quiénes eran todos, su boca se abrió. Me miró con los ojos
muy abiertos, y no pude pensar en nada más que encogerme de hombros
y decir:

¿Necesitas algo de músculo extra para traer todo?

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