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E LLAMARA
Brian apareció no mucho después de la discusión de papá y Jenifer. Me
imaginaba que era suficiente tiempo para ducharse y ponerse presentable
después de recibir el texto anterior de Juliette, que supuse que lo despertó.
Cuando él tocó la puerta, yo puse a un lado la masa de las sopaipillas para
que se levantara durante una hora y volví a la cama con el nuevo libro de
papá.
Cuando sonó el timbre, solo tenía un par de páginas más al final del capítulo
y no quería levantarme. Ana debe haber abierto la puerta, porque mi padre
y Jennifer habían desaparecido en su habitación justo después de su
discusión, ya sea para pelear más o para maquillarse, no quería saberlo, y
Juliette había vuelto a dormirse una vez que se dio cuenta de cuánto tiempo
iban a tomar las sopaipillas paar estar listas.
Asenti.
-Oh, sí, sí, sí. Mi amigo Rhett está trabajando en eso. Dijo que es un buen
guión.
Eso, o ella estaba realmente aburrida porque eran las vacaciones, y estaba
atrapada en casa con la familia. Fue a pasar el rato con nosotros o ver A
Christmas Story o maratones de James Bond.
-Te lo dije, no conozco a Logan –dijo Brian– Podría contactarte con Rhett,
pero tu padre probablemente me mataría por ello, ya que tiene veinticinco
años y tu diecisiete.
-Te diré que. Si tus padres lo aceptan, tú y Jules pueden venir con Ella y
conmigo a la fiesta de fin de año de mi agencia. Por lo general, es enorme.
De esa forma, puedes mirar a las bellezas como quieras, puedo vigilarte y tu
padre no me mata.
-Mamá será muy fácil, sin embargo. Comenzaré con ella y podremos
trabajar con él juntas. Estoy seguro de que ella ayudará. Deberías haberla
visto estafar a papá en tu nombre esta mañana.
Brian suspiró.
-Lo sé.
-No estallé en lágrimas esta vez cuando me llamó un error del que se
arrepintió durante los últimos veinte años. Ni siquiera me molesté en discutir
con él o decirle que había herido mis sentimientos. No hay punto. Creo que
es por eso que Jennifer lo tomo tan mal.
Ana se rió.
-Creo que está harta de sus lloriqueos. Todos nos estamos cansando de eso.
Él solo está siendo terco. Papá nunca puede admitirlo cuando está
equivocado, pero está equivocado acerca de ti.
Traté de recordar si tenía libros de un editor o algo así, pero esos no vendrían
en Navidad. Mi estómago revoloteó de excitación y ansiedad,
principalmente ansiedad, cuando Brian se bajó de la cama y me ayudó a
levantarme. Él no había traído un regalo de Navidad con él que yo habiese
notado, y no había hablado de nada más que cuánto me gustaría mi regalo
toda la semana. Él no es alguien para pensar en pequeño. Si era algo que
tenía que ser entregado especialmente el día de Navidad, las posibilidades
eran infinitas.
-¿Qué hiciste?
-¿Yo? No hice esto. –Él sonrió– Si estuviéramos en la casa de Scott, esa sería
una historia diferente. Pero dejé tu regalo en casa porque estuviste tan
estresada por el intercambio de regalos, pensé que esperaría hasta que
estuvieras lista.
-¿Es qué? –Me piqué. Vi que el tipo descargaba otra caja del maletero de
su auto. Tenía que haber más de una docena en total– ¿Por qué está aquí?
¿Quién me enviaría esto?
Mi padre se puso de pie a mi lado, mirando hacia las cajas como si pudiera
asustarlas.
Brian, que tenía una caja propia en sus manos y parecía que estaba
considerando abrirla, se giró hacia Ana y Jennifer.
-¡Brian!– Siseé.
Él me ignoró.
-Ustedes damas pueden tener lo que les quede después de que yo lo revise.
-¡Dios mío, BRIAN! ¡No estás abriendo eso!
-Esperen. Nadie estará pasando por eso, porque lo estoy devolviendo todo.
Me volví hacia el repartidor, que todavía estaba parado allí con mejillas
rosadas.
-¿Hay alguna manera de que puedas recuperar todo esto? Dale a la tienda
mis más cordiales saludos y diles gracias, ¿pero no, gracias?
-Gracias por traer esto a relucir. Puedes irte ahora. Vamos a ordenar los
detalles nosotros mismos. Que tengas una feliz navidad.
Brian estaba loco si creía que íbamos a mirar a través de este montículo de
lencería juntos, pero tenía razón en que era Navidad y que este tipo debería
estar en casa con su familia en lugar de lidiar con mi drama. Suspirando,
obligué una sonrisa al hombre.
-El tiene razón. Nos encargaremos de esto. Gracias. Ve a casa con tu familia
y disfruta de una Navidad maravillosa.
Él no perdió el tiempo.
-¡Igualmente! ¡Feliz Navidad!
Después de que el correo se había ido, todos agarraron una caja o dos y los
llevaron a la sala de estar. Hicieron falta dos viajes para tenerlos a todos
adentro. Me senté en el sofá y solo miré la pila de cajas, todavía aturdida
por lo que acababa de pasar.
-Lo siento, debería haberte advertido. Este tipo de cosas es común para las
celebridades.
-Está bien, la lencería es nueva para mí, pero gratis, sí. La gente envía sus
productos, con la esperanza de que los use o los respalde.
-¿Pero ropa interior? –Gruñó mi padre. Todavía estaba mirando todas las
cajas.– ¿Lencería? ¿Cómo podrían pensar que esto es apropiado?
-Intencionalmente o no, Ella les dio a sus tiendas mucha publicidad gratuita.
Van a ganar mucho dinero de esto. Por supuesto, querrían enviarle su
gratitud. Eso es todo lo que es.
-Es como cuando los editores y estudios envían sus libros y películas para su
revisión –dijo Juliette.
-Nice!!
-La próxima vez que consigas ser acorralada por una cámara, deberías
decir cuánto amas a Louis Vuitton.
Brian se rió entre dientes. Puse los ojos en blanco. Con suerte, no habrá otra
próxima vez como la debacle de Erik Clarke.
-Espera, Rich –dijo Jennifer. Ella sonaba extasiada– No desestimes esto tan
fácilmente.
-No me importa qué tipo de oportunidad sea –rugió papá, con una rabia
renovada y toda su rabia anterior– ¡Mi hija no desfilará en ropa interior frente
al mundo entero!
-¡Richard, sé razonable!
Me sorprendió cuando Jennifer alzó su voz hacia él otra vez, por segunda
vez hoy. Ella solía ser tan desconfiada todo el tiempo. Pero ella también era
una modelo profesional, y podría imaginar que este trabajo tenía una gran
importancia en sus ojos.
-Ser una modelo de Lindon es uno de los conciertos más codiciados que
cualquiera podría conseguir. Solo podía soñar con tener una oportunidad
como esa. Es un trabajo respetable que le abriría todo tipo de puertas, y
pagaría lo suficiente para darle estabilidad financiera, a pesar de todas sus
necesidades médicas.
Jennifer suspiró.
-El hecho de que sea una buena oportunidad para ellos no significa que no
sea una buena causa. Si la lencería es incómoda para ti, hay muchas otras
formas más modestas de lograr lo mismo. Trajes de baño, por ejemplo. Esos
no son sugerentes de la misma manera que es la lencería.
La luz finalmente dejó los ojos de Jennifer, y ella asintió con la cabeza.
Parecía decepcionada, pero parecía entender. Me sorprendió lo mucho
que odiaba decepcionarla. Deseaba poder ser el héroe valiente que ella
quería y hacer frente a un mundo de gente superficial y crítica, pero no
había forma de que pudiera hacerlo. No era lo suficientemente valiente ni
lo suficientemente fuerte.
-Es una declaración tonta para ti, de todos modos –dijo Brian de repente,
apretando mi mano– Tus miradas son demasiado perfectas.
-¿Lo siento?
Brian se burló.
-Si tú lo dices.
-De todos modos… vamos a… averiguar qué hacer con todo esto y olvidar
que esto sucedió. Tenemos que irnos a la película en un momento.
-Solo déjalos de lado por ahora. Puedo hacer que Scotty me ayude a
traerlos de vuelta a mi casa mañana. Tengo los armarios para él y para ella
en mi suite principal, así que podemos poner todo en tu armario por ahora,
y puedes revisarlo más tarde. O mejor aún… –Me sonrió lobunamente– Tu y
yo podemos revisarlo todo junto, y puedes probar el tema de modelado con
una audiencia de uno antes de decidir cómo responder a la oferta de
Lindon.
No estaba segura de qué era más impactante, que Brian estaba pidiendo
un show de lencería sexy frente a toda mi familia, que pensó que realmente
podría considerar la oferta de Lindon, o que ya había considerado el
armario extra en la habitación de su habitación.
-¡Brian! ¡Oh Dios mío! ¡No! No voy a modelar nada de esto para ti, y no hay
nada que decidir. No tomaré ese trabajo.
Cuando Brian sonrió triunfalmente, supe que me la habia hecho. Y me había
hecho bien. Creía totalmente que hablaba en serio esa vez. Maldije a Brian
y a sus brillantes habilidades para actuar.
La cara de Brian se iluminó más brillante que el sol, y acercó mis labios a los
suyos para un rápido beso.
-Lo siento –murmuré, robando su atención– Así que um, sí, me voy a ir a
duchar y vestirme. –Le fruncí el ceño a Brian– Compórtate. Lo que significa
no abrir toda esta basura y enhebrarla por todos lados. Por favor.
Capítulo 12
BRIAN
Ella y yo fuimos al teatro separados de su familia porque planeábamos ir a
cenar con mi papá después de la película. Nos encontramos con mi padre
y algunos de sus amigos en el salón del primer piso del complejo de
entretenimientos.
-¡Brian!
Estaba sentado en un sofá en el salón del teatro con otros dos hombres y
dos mujeres. Bueno, una mujer y una casi mujer. La bomba pelirroja vestida
como si estuviera lista para ir de discoteca parecía apenas lo
suficientemente mayor como para pedir alcohol.
Lamentablemente, llegamos un poco temprano, así que tendríamos que
sentarnos y conversar un rato. Estuve tentado de pasar junto a ellos hacia el
teatro y fingir que no había escuchado a mi padre decir mi nombre, pero se
puso de pie y nos gritó mientras nos hacía señas para que nos detuviéramos.
-¡Brian! ¡Ella!
-Maldita sea.
Ella me dio la sonrisa más intrigante. Fue irónica y estaba mezclada con algo
que decía que ella pensaba que yo era adorable. Ojalá supiera lo que
estaba pensando, porque no podía imaginar algo más allá de que ella
pensó que era yo era lindo por no gustarme mi padre.
-Está todo bien –dijo– Podemos hacer esto. Caras del juego.
-Sí. Tal vez lo intente después de aburrirme con mi carrera como modelo de
lencería.
-Aw, ¿ven? –Les dijo a sus amigos, quienes se pusieron de pie para
saludarnos también. –Te dije que estarían aquí.
-Hola papá.
Reprimiendo un gemido, me senté junto a Ella y forcé una sonrisa a los tres
desconocidos en el sofá opuesto. Cuando todos me llamaron la atención,
papá hizo las presentaciones de inmediato.
-Este es Lloyd Wright y Michael Hobson. Ambos son de New Gate Films. Brian,
tu sabes Maya Sutherland. Ella, Maya es mi brillante agente.
-Escuché tus buenas noticias esta tarde. ¡Felicitaciones! Debo admitir que te
odio en este momento. Mataría por la oportunidad de ser la chica de
Lindon. Eso es tan de supermodelo .
-¿Has oído hablar de eso? –pregunté, ya que Ella no parecía que pudiera
hablar en ese momento.
-Por supuesto.
-El Señor Lindon se puso en marcha en Facebook diciendo que cree que
eres hermosa y que la idea de Erik Clarke fue fantástica. Él es quien anunció
que te hizo la oferta. Todos hablan de eso.
Me incliné hacia delante y tomé la mano de Ella mientras miraba a las dos
personas sentadas frente a mí. Papá ya había dicho que eran de las
películas de New Gate, pero podría haber supuesto que eran de algún
estudio u otro. Solo hay dos tipos de personas en Hollywood: los creativos y
los trajes. Las creatividades físicamente hacen las películas, y los trajes
controlan la toma de decisiones ya que son el dinero.
Hay una razón por la cual a los ejecutivos de la industria se les llama trajes, y
es exactamente el que imaginarías. La mayoría de nosotros adopta lo
casual tanto en apariencia como en comportamiento en el lugar de
trabajo. Los trajes no parecen entiende el concepto. Quiero decir, aquí
estábamos, viendo una película el día de Navidad, y estos dos imbéciles
estaban sentados aquí con sus trajes de diseñador de piel de tiburón y
corbatas de poder.
Permitir que la gente de Hollywood piense que eres un presa fácil es una de
las peores cosas que puedes hacer.
-En realidad, Brian –interrumpió papá, con una sonrisa inocente que no
engañaba a nadie– vinieron a ver la película y hablaron conmigo acerca
de posiblemente dirigir una adaptación cinematográfica de Drive Hard.
Ella tosió, y tuve que morderme el interior de la mejilla, porque sabía que la
tos era solo para reír.
Ella nunca fue remilgada con nada. El tono fue muy cortés. Ella
definitivamente estaba tratando de evitar reírse.
Ahora yo era el que tosía para cubrir una carcajada. Nadie que estuviera
allí con nosotros podría haber sospechado lo mucho que Ella detestaba la
mayoría del trabajo de mi padre. Sin duda ella creía Drive Hard sería la
basura más grande, más llamativa y más ridícula que saliera de Hollywood
este siglo, y estaba segura de que no mentía cuando dijo que pensaba que
papá sería el director perfecto para la película. Solo capté la
condescendencia oculta bajo su cumplido, y eso fue solo porque la conocía
tan bien.
Michael asintió.
-Y ya que estamos en el tema de los contratos y las propuestas, Señorita
Rodríguez, es muy afortunado de que nos hayamos encontrado hoy.
Realmente no fue así. Scott tenía razón en que las personas encontraban sus
propias formas de llegar a Ella, ya que no devolvía sus llamadas. Que la
molestaran el día de Navidad, cuando supieran que estaría con toda su
familia, fue espantoso. Estoy seguro de que ella era la única razón por la que
estaban aquí. Y yo estoy seguro que mi padre estuvo más que feliz de
ayudarlos a arrinconarla cuando colgaron el proyecto Drive Hard frente a
él. Idiotas.
-¿Ellos?
Suspiré.
Lancé una mirada a Lloyd y Michael mientras decía eso último. Ninguno
parecía muy arrepentido. Pero al menos Ella no estaba molesta por haberle
ocultado esta noticia. Parecía aturdida, pero estaba tranquila y pensativa
mientras procesaba lentamente la información.
-En realidad, con el drama de Erik Clarke y lo de Lindon, estoy pensando que
no deberíamos esperar tanto.
-Oh, estoy de acuerdo –dijo ella– Esto es algo que deberías actuar
rápidamente.
Miré el brillo hambriento en sus ojos. Había estado tan concentrado en Lloyd
y Michael que había olvidado que Maya tendría un ángulo propio.
-Ella –canturreó con una dulce voz azucarada que me puso los nervios de
punta– No tienes idea de cuán candente es el tema que Brian y tú tienen
en este momento. Tienes que actuar rápidamente si quieres sacar el máximo
provecho de eso. Realmente podría hacer que pasen cosas increíbles para
ti.
-¿No lo harás? –Noémi quedó sin aliento– ¿Por qué no? ¿Estas loca?
Temía que Ella se enfadara y perdiera ese infame temperamento latino suyo,
pero ella solo puso los ojos en blanco y sonrió dulcemente a la mujer que
claramente consideraba una idiota.
Lanzó una gran sonrisa a los chicos de New Gate, quienes le devolvieron la
sonrisa como si el trato ya estuviera establecido.
-Sí –dije, rechinando los dientes con tanta fuerza que mi dentista me
sermonearía la próxima vez que entré– Ella necesitará un representante,
pero una vez más, no eres la única agente que busca representarla.
Ella suspiró.
-Bueno.
Maya se erizó.
-Puede que no sea la única agente que quiera representarte, Ella, pero soy
la mejor.
Yo resoplé. Eso era bastante arrogante, teniendo en cuenta que ella sabía
quiénes eran mis agentes, y que en realidad eran los mejores en la ciudad.
-Lo que sea. Has hecho tu oferta. Ella tiene tu tarjeta. Ella lo agregará a la
pila. –Lancé una mirada severa a Lloyd y Michael– Tambien tengo su oferta
e información de contacto.
Ambos fruncieron el ceño, pero mantuvieron la boca cerrada y no
interrumpieron cuando les dije a los tres:
-Les prometo que Ella revisará todo lo que le han dicho esta semana, y
alguien les contestará a todos en nombre de Ella una vez. Ella ha tenido
tiempo de considerar sus opciones y sabe lo que quiere hacer. Mientras
tanto, ella y yo vamos a ir al teatro ahora. Su familia estará aquí pronto, y
nos gustaría unos momentos antes de que lleguen.
No quería ser una grosero, pero estaba enojado con mi padre. Básicamente
explotó su conexión con Ella para estar bien con la gente de New Gate. No
estaba sorprendido. Mi padre es tan Hollywood como una persona puede
llegar a ser. Él siempre está trabajando en todos los ángulos. Pero todavía
estaba enojado.
Papá retrocedió. Por todo lo que era, no era un idiota, y sabía que estaba
presionando mis botones.
-¿De Verdad? Eso es extraño. Él nunca está de mal humor conmigo. Ella se
encogió de hombros. Debe ser solo usted.
-Hmm –La sonrisa de papá se tensó– Quizás tienes razón. Pero sabes cómo
pueden ser padres e hijos.
-Genial.
-¿Qué tal una foto antes de que ustedes desaparezcan? Una foto con la
misteriosa Ella me dará todo tipo de credibilidad callejera con la gente más
joven, que realmente podría usar si voy a dirigir una adaptación de
videojuego.
Él rió bulliciosamente y le guiñó un ojo.
-Papá.
-Es verdad –Me lanzó un puchero– Ella me envió una docena de mensajes
de advertencia esta semana sobre que la Navidad es el momento para la
familia y que necesitaba hacer un esfuerzo con ustedes dos.
Papá le tendió su teléfono a Maya, quien -sin sorpresa- estaba más que
dispuesta a tomar la fotografía que haría que su cliente fuera aún más
expuesto. Luego, se acercó lo suficiente a Ella que casi le dio un puñetazo y
deslizó su brazo lo suficientemente cerca de su cintura que sus ojos se
hincharon.
-Papá –gruñí.
-Gracias amor. Los veremos allí adentro. Espero conocer a su familia, así que
asegúrese de presentarlos en algún momento.
Cuando comencé a arrastrar a Ella, parecía estar más que lista para partir.
No fue hasta que estábamos sentados en el teatro que ella se inclinó y
susurró:
Y eso fue todo. Las cosas se pusieron rojas. Me puse de pie, con toda la
intención de ir a patear el asqueroso trasero de mi padre, pero Ella me tiró
de vuelta.
-Tranquilo. No hay necesidad de ir con todo y el Príncipe Druida sobre él.
Solo, la próxima vez, tienes que pararte junto a él para las fotos.
Ella estaba bromeando, pero eso no fue divertido. No se dio cuenta de que
mi padre no tendría problemas tratando de llevar a mis amigas a la cama si
creía que podía hacerlo. Ella no sería la excepción.
Incliné mi cabeza hacia atrás y gemí mientras me fregaba la cara con mis
manos.
-Qué semana hemos tenido, ¿eh? –Preguntó ella. Su voz se volvió más suave,
como si coincidiera con el repentino cambio de humor.
-Ojalá pudiera decirte que no siempre será así, pero mi vida es un circo de
tres pistas, y acabas de apuntarte a la cabeza como principal atracción.
Me alivió ver que esa parte de su trabajo no iba a molestarme. Sabía que
todo esto era solo actuar, pero aún me preguntaba si me molestaría a futuro.
No sería así. Era imposible estar celosa cuando sabía cuánto me amaba
Brian. Saber lo que realmente pensaba sobre Kaylee también ayudó. Pero,
de nuevo, eso podría haber sido mi lado mezquino hablando.
Max había sido fiel a su palabra, y la lista de invitados era pequeña. A pesar
de que había comprado todo el recorrido de las 4:30, solo se llenó un tercio
de los asientos. Ninguno de los miembros del elenco estaba allí, gracias a
Dios, Max tuvo el suficiente sentido común como para no invitar a Kaylee,
pero un par de invitados estaban muy reconocibles de otras películas. Me
sorprendió ver a Susanna Salazar, una estrella de la música pop adolescente
muy popular, allí. Supuse que sus padres eran amigos de Max.
Tan pronto como Susanna se dio cuenta de que Ana y Juliette eran geniales,
se aferró a ellas como si fueran sus mejores nuevas amigas. Por un pequeño
milagro, Max y mi familia lograron encontrarse sin que el mundo llegara a su
fin.
Oh, estaba segura de que mi padre tendría mucho que decir sobre la cita
de Max una vez que llegaran a casa, pero Max logró no golpear a ninguna
de las mujeres Coleman, y mi padre no le dijo que era demasiado bueno
para su hijo, por lo que lo consideré una victoria.
En general, las cosas fueron geniales, hasta que todos salimos del teatro. Se
había corrido la voz durante la película de que Brian y yo estábamos aquí.
No pensamos en nada del complejo completamente lleno: el día de
Navidad siempre era un gran día para el cine, después de todo. Y cuando
los fanáticos se alinearon en el lobby mientras esperaban entrar a la
siguiente función comenzaron a gritar y gritarnos, raramente parecía lo
suficientemente normal.
Brian y yo saludamos y saludamos, sonreímos por unas fotos y les dijimos que
esperábamos que disfrutaran de la película cuando pasamos junto a ellos.
Eso no fue gran cosa. Podría manejar eso. Pero a medida que avanzábamos
por el vestíbulo, el director del teatro detuvo toda nuestra fiesta.
-Perdóneme, señor Oliver –le dijo el hombre a Max, forzando una sonrisa
nerviosa–pero de alguna manera se ha corrido la voz de que su grupo esta
aquí. Me temo que hemos tenido que llamar a la policía para controlar la
multitud.
-Oh
Max hizo una pausa, como sorprendido, y miró hacia afuera de la puerta
principal, donde se había congregado una gran multitud. Después de
asimilar la situación, sonrió nuevamente y le dio una palmadita en el hombro.
-Oh, sí, por supuesto –dijo efusivamente– Es posible que tenga que esperar
unos minutos más de lo normal, pero la policía podrá sacarlo a salvo.
Brian lanzó una mirada molesta a su padre, que se reía con los padres de
Susanna. Y parecía emocionada de tener la atención. Ella estaba sonriendo
mientras saludaba a los fanáticos en el vestíbulo y posaba para las fotos
mientras esperaba que el valet le trajera su auto.
Me sentí terrible. Sabía que Brian solo estaba molesto en este momento por
mi bien. Él estaba acostumbrado a este tipo de cosas. Sin mí,
probablemente sería tan descorazonado como las otras celebridades, en
lugar de estar segundos de golpear a alguien.
-El padre de Brian publicó sobre esto en Instagram –dijo Juliette, tendiéndole
su teléfono– Está en todo Internet. Ana y yo comenzamos a recibir mensajes
de texto de compañeros de la escuela antes de que comenzara la película,
preguntándonos si estábamos con ustedes.
-¿Qué? –Brian jadeó, girando hacia Juliette con los ojos muy abiertos.
Max estrechó la mano de otro de sus invitados y luego flotó hacia nosotros,
luciendo completamente sereno.
Brian levantó el teléfono de Juliette hacia Max y lo miró con tanta fuerza que
su rostro se puso rojo brillante.
-Por supuesto no. Te invité porque eres mi hijo. Y no planifiqué esto; no seas
tan dramático. Simplemente no estaba pensando cuando publiqué la foto.
No tengo el mismo problema con los fanáticos que tú.
Max hizo una mueca ante el ruido y negó con la cabeza a Brian y a mí.
-Solo estarás fuera por un minuto, y eso vale totalmente lo que esto va a
hacer para la venta de entradas. Deberías quedarte un poco mientras y
aproveche esta oportunidad. Ella y tú no han hecho una aparición pública
desde el estreno. Sorprender a los fanáticos el día de la inauguración es una
publicidad increíble para los dos. Los medios lo amarán.
Brian cerró los ojos y se pellizcó el puente de la nariz. Dejó escapar un suspiro
y sacudió la cabeza mientras trataba de calmarse.
-Eres increíble, papá. ¿Sabes que? Olvídate de cenar esta noche. No vamos
a asistir. No iré de ninguna manera. Supongo que Ella puede, si quiere, pero
dudo que lo haga después de la forma en que solo pasaste la tarde
explotándola para tu propio beneficio.
-Realmente no. Mi familia quería que cenáramos con ellos de todos modos.
–Miré a mi papá y a Jennifer– No les importa si nos unimos a ustedes,
¿verdad?
-¿La gente de New Gate, papá? –Preguntó Brian– ¿En verdad? ¿Me vas a
decir que no los invitaste hoy solo porque querían unirse con Ella, y tú querías
el trato con Drive Hard?
Max gimió.
-No quise hacer ningún daño. Pensé que ella estaría entusiasmada con su
oferta, y ¿qué otra cosa podría hacer? Ya estaban en conversaciones con
Ridge Davies cuando los contacté sobre el proyecto.
Ignorando mi sarcasmo, Max volvió a rodar sus ojos hacia Brian y sostuvo su
codo en una ofrenda para que yo tomara.
-Bueno, no tiene sentido llorar por eso. Lo hecho, hecho está. También
pueden mezclarse con sus admiradores mientras esperan su auto.
Cuando todo el cuerpo de Brian se tensó de nuevo, lo agarré del brazo con
más fuerza y lo atraje hacia mí.
-No hay necesidad de esperar con nosotros, Ella. Nuestros autos están aquí,
y su público está esperando. Tú y tu novio pueden mezclarse con sus
fanáticos.
-Mi novio tiene un nombre –espeté, apretando los dientes– Y él no tuvo nada
que ver con nada de esto. Tampoco yo. Solo fuimos al teatro hoy porque
todos ustedes querían ver la película, y pensamos que el padre de Brian
realmente quería la compañía de su hijo en Navidad. No pretendíamos ser
un inconveniente para ti.
-Estoy seguro de que nos llamará mañana para decir que te lo dije.
La media sonrisa que logró fue suficiente para hacerme relajar. Suspirando
suavemente, tomé aliento y hablé con voz tranquila.
-Papá, lo siento mucho por todo esto. Ustedes van todos adelante. Es mejor
que se vayan por separado de todos modos. No serás reconocido de esa
manera, y nadie te molestará.
-Mi asistente llamó a hace unos minutos. Vio las noticias y dijo que la gente
habla de ellas casi tanto como Ella.
Él se encogió de hombros.
-No es tu culpa.
La limusina tardó casi media hora en llegar, y cuando apareció, dos policías
vinieron a escoltarnos.
-Solo corran al auto –papá gruñó a las gemelas– No digan nada. Ni siquiera
miren las cámaras.
-Al menos tienen a la multitud barricada esta vez para que no tengas que
cargar conmigo.
-Ella…
El ruido que había recibido a Susanna había sido una locura, pero no era
nada en comparación con el caos que estalló cuando Brian y yo salimos del
edificio. La acera de la entrada principal al bucle de la entrada donde el
Valet esperaba era de unas diez a quince yardas más o menos, pero
cuando ambos lados estaban alineados con una multitud de admiradores
y reporteros siendo rechazados por el bueno de LAPD, el camino hacia la
limusina se sintió como una eternidad. Especialmente porque era la persona
más lenta del mundo.
Estas personas habían tenido unas buenas dos horas y media para reunirse
aquí. Todos los paparazzi de la ciudad estaban aquí, así como todos los
equipos de noticias locales. Había mucha gente al azar allí, también.
Gritaron lo valiente que era y lo orgullosos que estaban de mí y de lo
hermosa que era. Eso no fue tan malo, pero aparte de los gritos
emocionados normales, esta multitud en particular tenía un lado mucho más
desagradable. La primera mujer que me hizo darme cuenta de que
estábamos en algún problema empujado ella misma contra un policía y
gritó:
-Olvída a Ella, Brian! ¡Si ella no satisface tus necesidades como hombre, yo
lo haré!
-¡Yo también!
Un jadeo detrás de mí me hizo mirar por encima del hombro. Ana se había
detenido y estaba mirando boquiabierta al chico que acababa de llamarla.
Cuando captó su atención, él le sonrió y dijo:
-Oye, Ana, ¿por qué no te deshaces de tu novio cojo y sales con un hombre
de verdad?
-Al menos muéstranos lo que llevas puesto debajo de la ropa esta vez,
diviértete un poco.
Hizo un gesto realmente grosero con los dedos y la lengua que hizo que Ana
gritara de nuevo y enterrara su rostro en el pecho de nuestro padre. La
multitud ululó, rió y silbó cuando papá la abrazó.
Sucedió tan rápido que aún pude ver cómo él se agarraba antes de darme
la vuelta y esconder mi cara en el pecho de Brian. Traté de bloquear los
sonidos lascivos que el hombre hizo cuando la policía derribó al pervertido,
pero no pude, y eso fue suficiente para romper mi control. Comencé a llorar
mientras esperábamos que la policía nos dijera que estaba bien subir al
automóvil.
-En realidad –le dijo a Brian– puedes subir de nuevo en ese lujoso automóvil
y partir. Ya no eres bienvenido en mi casa.
Tal vez afirmar que Brian había arruinado mi vida fue lo que rompió el sello
del temperamento de Brian, pero sospecho que fue por el hecho de que mi
padre me estaba gritando, quitándose la ira y la frustración y, en pocas
palabras, culpando por lo que sucedió porque estaba saliendo con Brian.
-¿Mi culpa? –Rugió– Puedo ser famoso y llamar la atención sobre Ella, pero
lo que le sucedió hoy no fue mi culpa. ¿Has visto ese video? No soy la
persona que sugirió que Ella renunciara a su virginidad por Navidad. ¡Yo no
la arrastré a una tienda de lencería y la presioné para que superara los límites
en los que ella se siente cómoda!
-Brian.
-Está bien. Sé que estás molesto por todo esto, pero no fue culpa de Ana.
Ella no quiso que esto sucediera. Ella fue emboscada y engañada tanto
como yo.
-Lo siento –dijo Brian de nuevo. Después de otro aliento, levantó la voz un
poco más fuerte y dijo– Ana, lo siento. Ella tiene razón. Tampoco fue tu culpa.
No debería haberte culpado; Sólo estoy frustrado. Nunca quise que esto le
sucediera a Ella ni a ninguno de ustedes.
-¡PAPÁ!
No podía creer que esto estuviera sucediendo. Sí, mi papá es un fiscal, pero
yo nunca soñé que usaría eso para lastimar a alguien que amaba.
Cuando Brian me dio una sonrisa suave y triste, mi corazón se detuvo. Supuse
que mi padre finalmente había llegado a él y que iba a romper conmigo
por mi propio bien.
-¿Qué?
-Ves lo que quiero decir sobre que el lugar de Vivian no es seguro para ti,
¿verdad? –Preguntó Brian– Amo a Vivian y sus padres, y me gustaría que
pudieras ir allí porque sé que estarías feliz y cómodo allí, pero simplemente
no puedes. Lo siento mucho.
-Lo sé –admití con un estremecimiento– No iré a casa de Vivan.
Brian cerró los ojos e inspiró profundamente, tratando una vez más de
mantener a raya su temperamento.
-Bien. –Miré a Brian y forcé una pequeña sonrisa– Está bien –Solté un suspiro
cuando la enormidad de lo que estaba acordando establecer– Está bien,
sí. Iré contigo.
-Gracias –dijo con voz ronca, y acercó mis labios a los suyos en un suave
beso– Prometo que seré un caballero perfecto. –Hizo una pausa, pensó en
ello, y una sonrisa fantasma se dibujó en su rostro cuando dijo– La mayoría
de las veces.
-Está bien.
-Está bien, solo dame unos minutos para empacar una bolsa. Puedo
preocuparme por todo lo demás más tarde.
Juliette parecía tan abrumada como yo. Se veía triste pero comprensiva y
me dio una pequeña sonrisa mientras asentía. Di un paso antes de que mi
padre me detuviera. A juzgar por la expresión de su rostro, todavía no
acababa de creer lo que estaba sucediendo.
-Esta no es tu decisión.
Papá estaba rechinando los dientes con tanta fuerza que creo que escupió
toda esa pregunta con la mandíbula cerrada.
Brian hizo juego con su postura rígida y se inclinó hacia él, se parecía mucho
a un pit bull forzando una correa apretada.
-No tengo dudas –gruñó– He sido el hombre principal en su vida por más de
tres años. Puede que la hayas traído a este mundo, pero no mereces
llamarte su padre.
-Ni siquiera tenías las pelotas para divorciarte de tu esposa antes de que
comenzaras a dormir con ella. Tampoco te molestaste en decirle adiós a tu
hija cuando finalmente decidiste abandonarla. La dejaste durante diez
años, bastardo. No eres más que un cobarde irresponsable e infiel que
nunca quiso a su hija en primer lugar. No tienes idea de quién es Ella o qué
necesita. Entonces, no. Tú no la merezces, y eres condenadamente directo,
puedo cuidarla mejor que tú. ¡Ya lo hago!
-Bien –papá escupió cuando tomé la mano de Brian nuevamente. Esta vez,
nos miró a los dos– Si la quieres tan mal, entonces tómala, arrogante hijo de
puta. Y buena suerte.
Respiré, y mis rodillas casi se doblaron por el dolor que rasgó mi pecho.
Candy Cane fue lo único que me mantuvo en pie hasta que Brian me
envolvió con su brazo y me sostuvo en posición vertical contra su pecho.
-¡No tenías que hacerlo! –Grité. Mi voz se quebró, y Brian me abrazó aún más
fuerte. Él me estaba abrazando tan fuerte que apenas podía respirar, pero
deseé poder apretarme aún más. Me estaba rompiendo, y él era lo único
que me mantiene unida.– No te preocupes, papá –le dije, con la voz
temblorosa de ira y desesperación– Acabas de obtener lo que siempre has
querido. Eres libre de mi Absuelto. No soy tu problema más.
-Ella… no lo hice.
-No. –Asentí con la cabeza hacia Jennifer y las gemelas. Ana todavía se
veía pálida, y tanto Jennifer como Juliette tenían lágrimas cayendo por sus
rostros– Ve a cuidar de ellas. Ellas son los que realmente amas. Son las que
elegiste, después de todo. Ahora es mi turno de hacer una elección. No te
he necesitado durante años, y no te necesito ahora. Brian estaba allí para
mí cuando no estabas. Él me quería cuando tu no lo hiciste. Él me ama
incondicionalmente, mientras que tú no puedes. Hice una pausa, una
pequeña parte de mí esperando a que mi padre me corrigiera. Pero no lo
hizo. Fue otro corte afiladísimo en mi corazón, pero no una sorpresa. Asentí
con la cabeza y acepté la verdad y susurré– Si puedes elegir una nueva
familia, entonces yo también puedo –Aparté mi cara del pecho de Brian y
lo miré– ¿Si me tienes a mí?
-Ella, espera.
-No. –Su voz era tan fría, dura y aguda como el hielo– Ella ha terminado. Esa
fue la última vez que romperás su corazón.
-Vamos, Ella.
Tal vez era un asno por estar agradecido de que su mano hubiera sido
forzada, pero no podía sentirme mal por salirme con la mía. Ella estaba más
segura aquí, y simplemente quería que ella estuviera conmigo. La quería en
mi cama todas las noches. Quería que fuera lo primero que viera cuando
me despertara todas las mañanas. Yo la quería conmigo siempre, pasar
tiempo juntos, reír juntos, tomar decisiones juntos y hacer el amor. Me casaría
con ella en este instante si pensara que la ayudaría, pero estaba seguro de
que poner esa opción sobre la mesa solo la enloquecería más.
-Buenos días.
Ella me miró con aturdimiento y luego se quedó sin aliento cuando se dio
cuenta de que estábamos acurrucados juntos en la cama. Sus ojos se
hincharon, y lentamente pasó su mano sobre mi estómago, como si
necesitara confirmarse a sí misma que había estado durmiendo sobre mi
pecho desnudo y estaba demasiado mortificada para mirar. Sus dedos
rozaron mi ombligo, y ella chilló. Ella era muy adorable.
-No te preocupes. Todavía llevo mis pantalones, y la única ropa que te quité
fueron tus zapatos.
-Oye. –Me senté y la tomé en mis brazos– Está bien. Todo va a estar bien. No
hay necesidad de entrar en pánico.
-Todo va a estar bien, Ella. Estoy aquí para ti. Estamos en esto juntos, y
resolveremos todo. Un paso a la vez, ¿de acuerdo?
-¿De acuerdo?
-Está bien.
Le di una sonrisa.
-Antes que nada, estoy bastante seguro de que tengo un cepillo de dientes
de repuesto por aquí, y en segundo lugar, estoy completamente de
acuerdo con que la ropa sea opcional.
Ella rodó los ojos pero finalmente logró sonreír. Y cuando apoyé las
almohadas contra la cabecera, me incliné hacia atrás y abrí mis brazos, ella
se arrastró hacia ellos sin dudarlo. Se acomodó contra mi pecho,
descansando su cabeza contra mi hombro, y simplemente nos abrazamos
durante minutos.
Estaba tan cómodo que mis ojos se cerraron de nuevo. Debo haberme
perdido por completo, porque tardé un segundo en entender cuando
finalmente habló.
Gimiendo, la acaricié con mi nariz bien hasta que la tuve justo donde la
quería. No tenía más planes que quedarme donde estaba todo el día.
Bueno, tal vez eventualmente agregue comida a la mezcla.
-Lo digo en serio. Ahora realmente tengo todo lo que quiero. Solo estaba
bromeando cuando dije que te quería en Navidad, pero desde que
decidiste tomarme literalmente, lo acepto totalmente, y no hay retrocesos.
Estás atrapada conmigo ahora.
La piel de gallina explotó en mis brazos cuando Ella se permitió, por segunda
vez, explorar mi cuerpo. Era tímida con su toque, apenas rozaba mi piel con
las yemas de los dedos, y aunque yo quería mucho más, enterré mi
necesidad en el fondo porque no quería asustarla para que se detuviera.
Ella necesitaba marcar el ritmo.
Pasó su mano por mi pecho y por mis abdominales, luego siguió mi rastro
feliz desde mi ombligo a la cintura de mis jeans, rozando sus dedos hacia
atrás y adelante como si disfrutara de la sensación de la fina y sedosa capa
de cabello. Se sentía tan bien que mis ojos se revolvieron en mi cabeza.
Nunca en mi vida una mujer había tenido tanto poder sobre mí físicamente
que un simple toque podía hacerme despegar. Dejé caer la cabeza contra
la cabecera de la cama y respiré hondo.
Abrí los ojos justo a tiempo para verla sonrojarse profundamente. Cuando
me encontré con su mirada, ella giró la cabeza y se mordió los labios.
Levanté su barbilla con un dedo y esperé a que ella me mirara. Sus mejillas
permanecieron profundamente carmesíes, pero finalmente se encontró con
mis ojos.
-Solo para lo que estés lista –le prometí sosteniendo sus hermosos ojos azules
con los míos– Nunca más que eso. ¿De acuerdo? Si me dices que pare, me
detendré.
Nos miramos el uno al otro durante un rato más, y luego ella se humedeció
los labios y me dio un leve asentimiento.
Luché para mantener el control de mi emoción. Nunca tuve que hacer esto
antes. Ni una sola vez en mi vida tuve alguna vez que ser el guié a una mujer
o alentar a tocarme. Perdí mi virginidad cuando apenas tenía quince años
y mi coestrella de diecisiete años en ese momento se arrojó sobre mí. Yo,
siendo el estúpido y ansioso adolescente que era, dejé que me trajera a un
mundo para el que no estaba preparado.
Esa primera vez prácticamente había puesto el listón para mi vida sexual a
partir de ese momento. Las mujeres se arrojaron encima de mi y les dejé
hacer lo que querían porque se sentía bien, y yo estaba solo y buscando un
conexión de algún tipo. Había ganado confianza con los años mientras
dormía con más y más mujeres, y no tenía ningún problema para estar a
cargo en el dormitorio ahora, pero no quería convertirme en mi coestrella
de diecisiete años aprovechandome de alguien más joven e inexperto.
-¿Quieres parar?
Ella me miró de nuevo y esperé. Mi cuerpo me gritaba por más, pero esto
era sobre ella, no sobre mi. Se mordió el labio otra vez y negó con la cabeza
una vez.
-¿Lo dirás por mí? –Le pregunté, necesitaba confirmación verbal para poder
estar seguro de que no la estaba empujando demasiado lejos.– ¿En voz
alta?
Le rocé la mandíbula con mis labios y luego comencé a arrastrar besos por
el costado de su cuello. Se estremeció de nuevo, pero rápidamente
redescubrió algo del coraje anterior que había tenido antes de que se
cerrara. Después de algunos minutos maravillosos, estaba listo para romper.
Hacer que me toque así, sintiéndola a ella vulnerable y deseosa, era
enloquecedor. Necesitaba probar más de ella, sentir más de ella. La saqué
de mi regazo y la recosté en la cama, sin romper el beso caliente en el que
estábamos encerrados.
Ella jadeó suavemente cuando me incliné sobre ella, colocando una gran
cantidad de mi peso sobre ella, hundiéndonos en el colchón. Su siguiente
escalofrío de placer me dijo que era el tipo de suspiro adecuado, así que
intensifiqué el beso y dejé que mis manos vagaran.
Ella todavía estaba vestida con el suéter de manga larga y los jeans
ajustados que había llevado el día anterior. La cubrieron desde el cuello
hasta los pies. Sabía que la ropa debía permanecer ahí, pero ella me dio
más libertad para vagar por encima de ellos de lo que esperaba. Ella no
puso los descansos hasta que rodé completamente encima de ella y me
acomodé contra ella en un intento de aliviar algo de la presión palpitante
en mis pantalones.
-Brian.
Se quedó sin aliento de una manera que me hizo asegurar que le gustaba
lo que sentía, a pesar de que la abrumaba.
Nunca quise ver esa mirada de nuevo. No quería que se sintiera mal por no
estar preparada para el sexo. Eso no es algo por lo que nunca debería sentir
lástima. Si lo hizo, entonces todavía estaba presionándola demasiado.
Podría decirle todo eso, pero no quería sonar como si la estuviera dando
una conferencia, así que decidí que el humor era la mejor ruta.
Le lancé una sonrisa traviesa y moví mis cejas. La táctica funcionó. Por una
fracción de segundo, ella se sorprendió, pero luego puso los ojos en blanco
y esbozó una sonrisa.
Froté su mejilla sonrojada y luego pasé mi pulgar sobre sus labios hinchados.
-Callate.
-Lo digo en serio. Eres hermosa y no puedo creer que deba despertarte
cada mañana a partir de ahora.
-No sé qué decir. Sé que no te importan mis cicatrices, y dices que quieres
ser paciente conmigo sobre el sexo, pero…
-Sé que eres tímida sobre las cicatrices y el sexo. No estás lista para compartir
ninguna de esas cosas conmigo, y eso está bien; Lo entiendo. Lo apoyo. No
quiero que te preocupes por eso. Cuando esté lista, lo haremos. Es fácil.
Ella se sonrojó, porque eso es exactamente lo que hacía cada vez que surgía
el tema del sexo. Pero su rostro se mantuvo confundido.
-No estar preparada para ser tan íntimo de inmediato es natural, Ella. Pero
cuando hablaste en ese video, parecías asustada y confundida acerca de
nosotros.
Quería creerle, pero había algo que me detenía. Ella aún se estaba
conteniendo.
Ella se mordió el labio, y eso hizo que mi intestino se apretara. Yo tenía razón.
Había algo realmente que la molestaba.
-No quiero que nadie diga nada entre nosotros. No quiero que te contengas.
Lo que sea que estés sintiendo, quiero saberlo. Y te prometo que, sea lo que
sea, encontraremos la forma de solucionarlo. Si tengo que abandonar mi
carrera y tenemos que mudarnos a Alaska y vivir bajo una roca, o
someternos a cirugía plástica para que estemos completamente
irreconocibles, lo haremos.
-Te lo dije, la fama no me molesta. Lo que pasó ayer en el teatro fue una
mierda, pero no fue nada comparado con tenerte a mi lado ayer cuando
mi padre me rechazó. Nunca podría borrar la forma en que dio un paso
adelante y me reclamó como suya cuando él no me quería. O dominar la
forma en que me sostuviste toda la noche anterior mientras yo lloré durante
horas. La fama es un precio muy bajo para pagar por eso, y estaré
encantada de estar a tu lado en cualquier punto de atención si eso es lo
que se necesita para estar contigo.
-Estoy segura de nosotros –insistió, una vez que estuvo bien y cómoda– De
hecho, podemos ser de lo único de lo que estoy segura en este momento. –
Alzó la cabeza para mirarme a los ojos– Y no te tengo miedo.
-Sé que estás listo para nuestro Felices para siempre –dijo– Quieres jugar
juntos a la casita y hacer toda la vida adulta.
-Me encanta que quieras esa vida conmigo, y la quiero contigo, yo también.
-¿Pero..? –Pregunté.
-Pero… aún no estoy lista para eso. –Suspiró de nuevo– Nunca he estado
sola. Todavía no he tenido tiempo de ser un adulto. No estoy lista para dar
un gran paso.
Estaba empezando a ver lo que quería decir, y ella tenía razón. Hay una
diferencia entre convertirse en un adulto y ser un adulto.
-Se supone que hay una transición entre ser un adolescente que vive en
casa con sus padres y la casa con la valla blanca, dos niños y un perro.
-¿Qué?
-Soy un chico gato –admití tímidamente– Los gatitos son más lindos, y luego
crecen para ser combativos y rudos.
Mi sonrisa se duplicó.
-De todos modos –dijo, rodando sus ojos hacia mí antes de dejar caer su
cabeza sobre mi hombro una vez más.
-Sé que puedes. Ese es el tipo de problema. Me temo que harás tu trabajo
demasiado bien. Mientras yo soy el pajarito volando finalmente fuera del
nido, tu ya has construido el tuyo propio y estás buscando una mamá pájaro
para poner huevos.
-Has estado solo por años y finalmente estás llegando a esa etapa de
adultos.
Yo resoplé.
-Mi padre debería estar feliz de escuchar eso. Me ha estado llamando asno
inmaduro y diciéndome que crezca durante años.
-Oye. Entiendo lo que dices, y tal vez hay algo de cierto en ello, pero puedo
esperar. ¿Cuántos son algunos años más siendo un asno inmaduro?
-Lo sé. –Cubrí su mano con la mía y la sostuve contra mi pecho– Y lo digo en
serio, también. No estaba bromeando sobre vivir más como compañeros de
cuarto, si eso es lo que necesitas para sentirte cómodo con esto. Puedo
hacerlo lento Demonios, tardé tres años en prepararme para darte mi
número.
-Sí –Ella se burló– Y luego te tomó una semana pedirme que me mude.
La mujer tenía un punto. Me había resistido tanto tiempo porque tenía miedo
de decirle quién era. Tenía algo bueno y pensé que revelarme me arruinaría.
Una vez que aprendí que no sería así, bueno, mi instinto fue compensar el
tiempo perdido durante esos tres años.
-Bien vale. Eso no fue lento Pero puedo ser paciente ahora. Estoy
completamente satisfecho con nuestra situación actual.
-Por supuesto que lo estas. Te saliste con la tuya, gran celebridad mimada.
-Eres imposible.
No creo que ella quisiera sonreír ante eso, pero lo hizo. Bajé mi cabeza y la
besé.
-Entiendo lo que estás diciendo, y prometo que seguiré tu ejemplo a partir
de ahora. Tiene el control total de esta relación, mujer. Sé cómo eres.
-No eres el único que sabe en que se metió. Pero no te preocupes felizmente
renuncio a mis pantalones proverbiales. Puedes usarlos.
-Entonces…
Ella exhaló un gran aliento y se pasó una mano por su cabello desordenado
mientras miraba alrededor de mi habitación. Ella no lo había visto. Le había
hecho un recorrido por el nivel principal de la casa la primera vez que vino,
pero no nos habíamos molestado en subir porque era un tarea difícil para
Ella. No estaba seguro de lo que íbamos a hacer al respecto, sería una cosa
a la vez.
-Sí, no es realmente lo que habría elegido, pero tenía prisa por salir de mi
antiguo lugar, y este tenía todas las cosas que realmente estaba buscando.
Está aislado, tiene una valla de privacidad alrededor de la propiedad (no se
puede ver nada más que el techo de la casa desde la carretera) y hay
cámaras y un sistema de alarma de vanguardia a lo largo de la línea de la
propiedad.
-Hallaremos algo.
-O podría simplemente llevarte a la cama todas las noches –le dije con otro
movimiento de cejas para hacer que la oferta fuera lo más liviana posible.
Esa podría terminar siendo nuestra única opción por ahora, pero sabía que
detestaría la idea. Si ella realmente iba a vivir conmigo ahora, tal vez era
hora de llamar al agente inmobiliario de nuevo.
Había algo muy atractivo acerca de la idea de que Ella y yo nos cacemos,
y escogieramos algo que a ambos nos gustaba: discutir sobre esquemas de
colores y negociar sobre las características imprescindibles. Sin duda, ella
querría una cocina enorme y un lindo baño principal, mientras que
realmente solo quería un garaje lo suficientemente grande para una futura
colección de autos y un gran patio trasero para entretener a los invitados.
Pero sabía que no debía mencionar nada de esto a Ella, considerando que
le había prometido que no sería demasiado adulta.
Cerró los ojos y sacudió la cabeza. Después de un momento, ella se frotó las
sienes y dejó escapar otro aliento pesado.
Ella sonrió como si le gustara la idea tanto como yo y se acurrucó junto a mí,
pero luego frunció el ceño.
-La vida comienza de nuevo para ti, tal vez. Realmente no tengo una vida.
El GED está fuera del camino ahora, así que no tengo escuela, ni trabajo, ni
metas para mi futuro…
Ella lo hizo sonar como algo malo. Pensé que sonaba como el cielo.
Me encogi. Iba a tener que reventar esa burbuja y, una vez más, fue por mi
vida.
-Tal vez esa no sea la mejor idea ahora. Después de lo mal que pasaron las
cosas ayer, creo que tomará un tiempo para que todo este bombo
desaparezca.
-¡Oh, mierda! –Me miró con pánico arremolinándose en sus ojos– ¡Mi cirugía!
No puedo permitir que mi padre siga pagando todas mis facturas médicas.
No después de cortar los lazos con él.
-Brian…
-Ella, gané quince millones de dólares solo en El Príncipe Druida y mis agentes
ya me han asegurado que pueden conseguirme treinta cada uno para las
próximas cuatro películas. Y eso ni siquiera incluye ninguno de mis ahorros o
inversiones u otros derechos secundarios y regalías. Créeme. No es mucho.
Ella me miró.
Ignoré la mirada. Ella fue criada por una madre soltera y siempre tuvo que
vivir frugalmente. Ella era ferozmente independiente por eso. La admiraba
por eso, y sabía que tenía que ser increíblemente difícil para ella ser tan
dependiente después de su accidente, primero con su padre y ahora
conmigo. Deseé tener otra respuesta para ella, pero no lo hice, y ella
realmente no tenía otra opción. Los dos sabíamos que tenía que dejarme
hacer esto; Solo deseé haber sabido cómo hacer que fuera una píldora más
fácil de tragar.
-¿Ayudaría si digo que quiero hacer esto por ti? O bien, si no me dejas,
probablemente gastaré todo ese dinero en otro coche o dos ostentosos
para darle compañía a Precious, u otras cosas estúpidas sin sentido que solo
me harán sentir más consentido de lo que ya soy. Por no mencionar todos
los regalos, terminaría atrapándote porque soy una celebridad
asquerosamente rica que no tiene nada mejor que hacer con sus millones
de dólares.
Ella se frotó la cara con las manos, como si eso pudiera aliviar algo de la
tensión que se acumulaba en su interior o de alguna manera resolver
milagrosamente su problema.
-Juegas sucio.
-Lo sé. –Ella suspiró, derrotada– Te dejaré, porque no tengo otra opción
ahora, pero ojalá no tuviera que pedirte esto.
-No puedo pensar en nada en lo que prefiera gastar mi dinero que en tu
salud y bienestar. De hecho, esto suena tan mal, pero estoy emocionado de
poder pagar todos tus gastos médicos.
Ella se burló.
Mi corazón se calentó.
-Lo es, y respeto esa actitud más de lo que crees. He sido usado por mi dinero
muchas veces. Que no quieras que gaste tanto en ti solo lo hace mucho
más fácil de hacer. Pero no quiero que sientas que nuestra relación está
desequilibrada. Estamos en esto juntos. Quiero que seamos socios, también,
no quiero ser tu Sugar Daddy.
Ella sonrió y me ofreció sus labios. Besé esas bellezas y luego acerqué los míos
a su oreja.
Estallé en carcajadas.
-Lo estaba.
-¿Así que?
-Odio decírtelo, mujer, pero soy un hombre completamente normal. Eres solo
una mojigata. –Ella frunció el ceño en un gesto que me hizo reír– Una
mojigata adorable, pero una mojigata de todos modos. No hay un hombre
en el mundo a quien no le guste ver a su novia prepararle el desayuno con
un delantal.
-¡DE ACUERDO!
Me levanté de la cama tan rápido que solo logró un chillido sorpresa antes
de salir por la puerta doble del dormitorio.
Capítulo 17
BRIAN
Ella chilló mientras salía de la habitación y se dirigía escaleras abajo.
Una de las cosas que me gusta de mi casa es que es muy abierta. Toda la
mitad delantera tiene enormes techos abovedados. La escalera conduce
a un altillo que da a la sala de estar y al comedor. Hace que el lugar se
sienta mucho más grande de lo que es.
-¿Brian?
¿He mencionado cuánto me gusta que sea tímida? Estaba sonriendo como
un idiota cuando la llamé desde la cocina.
-Sabes, no creo que en realidad tenga un mandil. Tendremos que elegir uno
la próxima vez que vayamos de compras. Pero si bajas y te sientas en el bar,
probablemente no verás mucho conmigo detrás del mostrador. ¿Por qué no
bajas? Estoy comenzando un café. Es excelente. Una especie de asado
francés sofisticado.
-¡No bajaré hasta que te pongas los pantalones otra vez! –Gritó con voz
altiva.
Sonreí.
-Estoy usando boxers, cariño. Y sé de hecho que has visto las dos comedias
para adolescentes que hice hace un par de años. Lo que significa que no
me has visto más que con calzoncillos. Los pantalones se quedan fuera. ¡Ven
abajo! Te prepararé huevos y tostadas.
-Eso está bien –me llamó desde el balcón– porque hace un poco de frío aquí
y te robé la bata.
Su voz era juguetona otra vez cuando se movió hacia adentro desde la
puerta de vidrio corrediza abierta. Dejé cuidadosamente la bandeja sobre
mi cama y fui a mi armario. Por suerte para ella, tenía más de uno de casi
todo. Encontré otra bata y luego fui a tomar el desayunado afuera junto a
Ella.
Su mejilla se levantó bajo mis labios mientras sonreía. Esperé a que ella
hiciera una broma o me llamara cursi, pero ella simplemente miró la comida
que tenía delante y dijo:
-Me gustó.
Así que hoy… ¿quieres preocuparte por conseguir algunas de tus cosas, o
simplemente quieres ir de compras? y ¿darle una semana más o menos
antes de intentar contactar a tu familia?
-No lo sé. Llamaré a Juliette más tarde. Una parte de mí no quiere regresar
nunca ahí, pero tengo algunas cosas, como las de mi madre, que
definitivamente quiero mantener conmigo.
-¿Quién en el mundo..?
-Lo tengo programado para que suene siempre que alguien toque la puerta
de entrada.
-¿Mamá?
Casi dejo caer mi taza de café. ¿Mi madre estaba aquí? No podía creerlo.
Mi madre odia viajar casi tanto como odia a mi padre. En su mente, viajar a
la ciudad donde vivía mi padre era lo peor de ambos mundos. Ella nunca
vino a L.A., si era para nada evitable. Ella siempre me hizo ir a verla. No me
había visitado en Alabama en tres o cuatro años.
Cuando hablé, ella se volvió hacia el sonido de mi voz que provenía del
pequeño altavoz en la caja de la puerta. Ella encontró la cámara y me
frunció el ceño petulante.
-¿Qué crees que estoy haciendo aquí? Sorprender a mi hijo por Navidad.
Alargó la mano por la ventana y presionó el timbre varias veces más antes
de finalmente resoplar molesta.
-¡Oye, Doug!
-Yo… –No estaba sorprendido. Estaba aturdido. Sin palabras– Sí. Estoy
sorprendido.
A mi lado, Ella se tapó la boca con una mano. La risa se derramó de sus ojos.
Lo siento, dije.
Puse los ojos en blanco, pero Ella no estaba tan lejos, así que presioné el
código para abrir la puerta y colgué el teléfono. Lo puse en la mesa y lo miré
por un momento.
-Parece divertida.
-¿Entusiasta?
Yo resoplé.
-Tenaz.
-Ya voy, mamá –gruñí cuando respondí– Déjame solo ponerme una camisa,
y estaré allí.
-¿Ponerte una camisa? Brian, son las diez y media. ¿Estás aún en la cama?
Eso borró la sonrisa de la cara de Ella. Debería haberme sentido mal cuando
se mordió el labio y trató de pasar sus dedos por el revuelto cabello en su
cabeza. Pero no lo hice. No tenía nada de qué preocuparse, salvo morir
asfixiada por afecto maternal, y tuve la sensación de que a Ella no le
importaría que después del año que había tenido. Besé su frente antes de
salir por la puerta.
Mi madre estaba de pie con una ceja arqueada, los brazos cruzados sobre
el pecho y una bota de diseñador golpeteando impacientemente cuando
abrí la puerta principal. Quería enojarme con ella, pero en el momento en
que vi la pequeña mujer, volví a ser un niño pequeño, aturdido por la
emoción.
-¡Hola mamá!
-Ay ¡mi bebé! –ella chilló y me apretó con tanta fuerza como pudo.
La dejé ir y le di a Doug un abrazo rápido, un poco incómodo. Me gustaba
ese tipo, pero nunca habíamos pasado suficiente tiempo juntos para que
realmente se sintiera como una figura paterna.
-Es bueno verte, Doug. Espero que el viaje no haya sido demasiado
agotador.
Retrocedí y los volví a mirar después de que entraron arrastrando los pies en
la entrada y cerré la puerta.
-Wow.
-¿Estás bromeando?
-Mamá. Te dije por qué no podía ir. No podía dejar a Ella cuando la arrojé al
centro de atención.
Mamá resopló.
-Honestamente, Brian, ¿qué clase de hijo ingrato eres? Mi único hijo le dice
al mundo entero que ha encontrado el amor de su vida, y que no podía
tomarse el tiempo para llamar a su propia madre y hacerle saber al respecto
primero. ¿Entonces ni siquiera la traes a verme en Navidad?
Me reí. Liz Crawford era una mujer formidable: obstinada, muy obstinada y
decidida. Creo que por eso que terminó casada con mi padre hace tantos
años. También probablemente por eso qué terminaron divorciados menos
de tres años después. Cómo se había establecido alguna vez en un lugar
como Green Bay, Wisconsin, con un tranquilo profesor de matemáticas que
nunca conocería, pero me alegré de que fuera feliz.
-Mamá. Dáme un respiro. Solo hemos estado saliendo durante una semana.
Ella tenía razón, pero no me sentía mal porque nunca le había contado
sobre Ella. Nunca le había contado a nadie sobre Ella. Ella había sido muy
especial desde el principio. Ella había sido mi secreto. Solo mía. Para un
completo geek y tomando prestadas las palabras de Gollum, ella había sido
mi preciosa. Ella había sido mi único anillo que necesitaba mantener en
secreto y a salvo.
-¡Oh, Ellamara, hola, cariño! –Se llevó las manos a la boca y esperó un
ataque de emociones– Lo siento, estoy tan emocionado de conocerte. Ven
aquí y dale a tu futura suegra un gran abrazo.
-Es un placer conocerte también –dijo– Y bajaría, pero, um… –Ella hizo una
mueca y me miró a los ojos– Tus escaleras son algo empinadas, y no hay
barandilla. No creo que pueda manejarlos por mi cuenta.
-Puedo hacerlo; Solo necesito tomar prestado esto. –Ella tomó mi brazo y lo
paso al suyo.
Continué murmurando disculpas mientras caminaba con ella hasta la parte
superior de las escaleras.
Se sintió como mi culpa. ¿Cómo diablos se suponía que viviría allí cuando ni
siquiera podía ir sola desde su habitación? Ella se detuvo en lo alto de los
escalones y frunció el ceño. Comenzó a masticar su labio inferior de nuevo.
-¿Estás bien?
-Um… bueno, es solo… –Ella miró los escalones de nuevo y suspiró– Esto me
va a tomar un tiempo, y va a doler, y no me he duchado ni nada todavía.
Si voy a tener que regresar de nuevo…
No la dejé terminar.
-No seas ridículo. No puedes moverte solo porque tengo dificultades con la
escalera.
Diablos no.
-Mírame.
No le gustó mi respuesta, pero estaba preparada para ser terca sobre esto.
Nunca quise ponerla en esta posición de nuevo. Y definitivamente no quería
que tuviera que vivir en un lugar donde tuviera que ser cargada, algo que
odia, o causar mucho dolor solo por acostarse por la noche.
Todavía estábamos mirando el uno al otro cuando mi madre y mi padrastro
llegaron al desván. Mamá frunció el ceño con preocupación.
-Nada está mal. Las escaleras simplemente no son una tarea fácil para Ella.
Ella quería conocerte, pero no está lista para bajar aún.
-Bueno, ¿por qué no lo dijiste en primer lugar? ¿Donde están tus modales?
-Mamá.
-Liz.
Mamá nos ignoró a los dos y arrastró a Ella hasta el pequeño sofá junto a la
pared del desván.
-¿Qué diablos te pasó? Te ves hecha un desastre. Por favor, dime que mi hijo
normalmente te cuida mejor que esto.
El horror en la voz de mi madre hizo que Ella soltara una pequeña sonrisa.
-Él me trajo aquí de improviso anoche porque tuve una día horrible ayer. Me
dejó ser una chica completamente y llorar por toda su camisa durante horas
hasta que me desmayé, y luego incluso me hizo el desayuno en la cama
esta mañana, con la esperanza de animarme.
Me encogí de hombros.
Doug se rió entre dientes, y mamá puso los ojos en blanco hacia los dos.
Le sonreí a Ella.
-Lo sé.
Mamá jadeó suavemente y cruzó sus dedos sobre su boca. Doug se colocó
junto a ella, envolviendo a su esposa con un brazo de apoyo mientras nos
miraba a Ella y a mí con preocupación.
-¿Fue por lo que sucedió ayer en el teatro? –Preguntó mamá en voz baja.
Cuando su mirada preocupada se encontró con la mía, supe lo que estaba
pensando: que mi fama le había costado a Ella su familia.
-Puede haber sido el catalizador –dijo en voz baja– pero mis problemas con
mi padre fueron mucho más profundos que eso.
-Por supuesto.
Sonreí por la forma en que la cara de Doug se suavizó cuando él asintió con
la cabeza hacia Ella. Él era muy meloso con las chicas. Probablemente era
bueno que nunca hubiera tenido hijas, porque todas lo tenían envuelto en
sus pequeños dedos. No tenía dudas de que Ella lograría la hazaña antes de
que él y mi madre regresaran a Wisconsin.
Doug es un buen tipo. Es un hombre callado y muy bondadoso. Pero
también es astuto como táctica y aprecia una buena dosis de ingenio. Y,
obviamente, desde que se casó con mi madre, le gustan las personalidades
fuertes, obstinadas y combativas. Probablemente amaría a Ella tanto como
a mi madre. De hecho, el par de ellos probablemente sería un buen sustituto
para Ella, si lo necesitara.
-He estado esperando a una hija toda mi vida –dijo mamá– Incluso después
de casarme con Doug, solo heredó más niños, Doug tiene tres de su primer
matrimonio, ¿sabes? Todos son un poco más jóvenes que Brian, así que no
he tenido la oportunidad de ganar hijas todavía.
Sus ojos brillaron con un hambre que reconocí incluso si nunca antes lo había
visto en ella.
-¡Mamá! –Le espeté, lo suficientemente fuerte como para hacerla callar. Sus
ojos se redondearon como pelotas de béisbol, pero ella cerró la boca y
esperó a que yo hablara. Esta puede haber sido la primera vez. Ella también
me estaba mirando boquiabierta. La mirada febril en sus ojos era una mezcla
de shock y pánico. Gruñí. ¿Cómo fue que esta conversación se descarrilada
tan rápido?
-Nadie dice nada sobre el matrimonio, ¿está bien? Solo quería decir que
necesitabas volver un poco porque eres extremadamente intensa, y Ella ya
tuvo que lidiar con suficiente drama en las últimas veinticuatro horas.
Relájate, o vas a sofocarla, y ella es demasiado cortés para decirlo.
-Alto ahí.
-No.
Crucé mis brazos y esperé la frenética excitación en sus ojos. Se quedó allí
unos momentos más obstinados, moviendo su mirada hacia adelante y
hacia atrás entre Ella y yo. Cuando se volvió hacia Doug buscando ayuda,
él negó con la cabeza.
-Bueno.
-No estaba siendo muy intensa. Por todos los ridículos… –Ella negó con la
cabeza y sonrió a mi novia– Ella. Cariño. ¿Qué dices que dejamos que estos
hombres hagan lo que realmente quieren hacer hoy, que es abrir un sixpack
y mirar fútbol mientras tú y yo vamos de compras? Si ni siquiera llegaste a
empacar una maleta, vas a necesitar algunas de las cosas necesarias hasta
que puedas arreglar que tus cosas se envíen aquí.
-Lo siento. Ir de compras está bien; Simplemente no quiero que ustedes dos
vayan solas en este momento. No después de todo lo que sucedió ayer. Hay
demasiada exageración alrededor de Ella en este momento, y no es seguro.
Todos podemos ir de compras juntos, después de un almuerzo o algo así, si
quieres, pero llamaré a un guardia de seguridad para que nos siga si vamos
a un lugar demasiado público.
Ella asintió. La noche anterior realmente la había sacudido. Mamá aceptó
a regañadientes después de atrapar el estremecimiento de Ella.
-Oh, todo bien. Supongo que eso es razonable. Brian, cariño, se amable y ve
a ayudar a tu padrastro a sacar nuestro equipaje del coche mientras yo
cuido a Ella.
-Te haremos un buen baño caliente, y estoy seguro de que tengo algo en
mi maleta que puedes usar por el día. Te sentirás mejor en el mundo una vez
que hayas podido refrescarte. Las miré irse, preguntándome si necesitaba
intervenir, pero Ella me miró con una sonrisa tranquilizadora que me permitió
dejarla ir. Mamá seguía balbuceando cuando finalmente desaparecieron
de mi vista.
-Mira el lado bueno –dijo Doug riendo– tu madre tiene a alguien nuevo con
quien discutir esta semana, lo que significa que estás fuera de peligro. –
Cuando solté una risa sorprendida, él agregó– No te preocupes demasiado.
Tu madre sabe lo que está haciendo, y por lo que parece, tu chica podría
usar un poco de TLC extra durante unos días.
Él tenía un punto.
-No puedo discutir allí. Es su primera Navidad sin su madre, y sé que la está
extrañando bastante. Su relación con su padre ha sido una verdadera lucha
todo este año, pero sé lo mucho que esperaba que las cosas salieran bien.
Ella estaba bastante devastada anoche. Mamá podría ser la distracción
perfecta para ella.
Brian se fue con Doug para recoger su auto del cine mientras yo estaba en
la ducha. Cuando terminé, Liz me ayudó a bajar, y cuando llegamos al nivel
del suelo, estaba reconsiderando que Brian llamara a su agente de bienes
raíces.
-¿Siempre es así? –Preguntó Liz cuando tuvo que ir directamente por una
botella de analgésicos que guardaba en el armario de la cocina de Brian.
-¿Siempre es así? –Preguntó Liz cuando tuvo que ir directamente por una
botella de analgésicos que guardaba en el armario de la cocina de Brian.
-Las escaleras son la actividad física más difícil de la que soy capaz de hacer.
Que pueda manejarlas es un milagro. Durante mucho tiempo, los doctores
no pensaron que caminaría de nuevo, pero tengo una vena obstinada
malvada, y no iba a quedar atrapado en una silla de ruedas por el resto de
mi vida.
Fui a la nevera para ver qué podía comer para el almuerzo. Brian y yo
desayunamos tarde, pero la mayor parte no fue consumida. Liz había traído
nuestros platos a la planta baja mientras yo estaba en la ducha, y insistió en
que obtuviera una comida adecuada.
-Oh. Él todavía tiene algunos camarones. ¿Cómo que sabe la ensalada con
pasta y camarón?
-Delicioso.
-¿Cocinas?
-Es uno de mis pasatiempos favoritos. Mi madre también lo amaba. Fue algo
que siempre hicimos juntas. Mamá trabajó muchas horas para pagar las
facturas. Ella llegaba muy tarde a casa, y finalmente comencé a esperar la
cena para poder cocinar juntas después de que ella llegara a casa. La
ayudó a sentirse menos culpable acerca de haberse ido tanto. Después de
eso, cocinar se convirtió en lo nuestro.
Aquí en la casa de Brian, mamá no era un tema tabú. Fue una inesperada
pero bienvenida bocanada de aire fresco. Otro beneficio de salir de la casa
de mi padre. Tal vez podría comenzar a aceptar un poco mejor la muerte
de mamá y realmente comenzar a superar mi dolor. Hice una nota mental
para recordar esto para mi próxima sesión de terapia con la Dra. Parish, para
que no pudiera acusarme de huir de mis problemas cuando le expliqué
cómo corté los lazos con mi padre. No tenía ganas de decirle eso, pero al
menos tenía otra semana antes de nuestra próxima cita.
Mientras ponía una olla de agua en la estufa para hervir y sacaba una
sartén, Liz comenzó a hurgar entre los armarios y los cajones. Una sonrisa
irónica cruzó mi rostro cuando me di cuenta de lo que estaba buscando.
-Oh. –Ella deslizó un cajón cerrado y alcanzó la tabla de cortar– Voy a tener
cuidado, entonces.
-No es la primera vez que vine. Lo obligué a llevarme a hacer las compras.
No podía soportar ver cómo se desperdiciaba una bonita cocina como
ésta. –Ante el suspiro de Liz, agregué– Sin embargo, no tiene ninguna
esperanza. Cuando cocino, él me permite ponerlo a trabajar sin quejarse.
-Eso viene de ser criado por mí. –Ella me lanzó una sonrisa maliciosa y me
guiñó un ojo.– Está acostumbrado a tomar pedidos.
-¿Hola?
-¿Quién está allí? –Llamé mientras Liz metía la mano en un armario y agarró
una sartén.
Reconocí al joven rubio bien vestido que entró a la cocina justo a tiempo
para evitar que la madre de Brian golpeara al pobre tipo con una sartén de
hierro fundido.
-Prefiero Scott, si eso está bien. Mi Nana es la única persona que me llama
Scotty. Bueno, y Brian, porque molestarme parece divertirlo.
Me reí de nuevo.
-¿Cuántas de esas veces está usándolo en las frases como “estoy seguro de
que a Scotty no le importará” o “Scotty puede hacer eso por mí”?
-Solo seis de cada diez –prometí, con una sonrisa– El resto del tiempo es
“Necesitamos encontrar a Scotty una buena mujer” o “Deberíamos invitar a
Scotty a esto. Él necesita salir más”.
-Ídem, Scotty.
Me reí.
-¿Necesitabas escapar?
-Seis.
-Whoa.
-Ok , en ese caso, siéntete como en casa. Solo no le digas a Brian lo que
están haciendo. Es probable que conduzca hasta allá y las ayude.
El suspiro de respuesta de Scott fue adorable. Él era adorable. Pude ver por
qué la gente siempre intentaba prepararlo.
-Amo a Brian, Liz; no te preocupes por eso Todavía no estoy lista para vivir
con él.
Su ceño fruncido se hizo aún más grande, así que me apresuré con una
excusa que probablemente no cuestionaría.
-Además, esta casa no va a funcionar para mí. Tan pronto como sepa cómo
pagarlo, estoy segura que voy a necesitar encontrar un apartamento o algo
que sea un poco más accesible para discapacitados.
-Eso podría no ser tan difícil como te imaginas –dijo Scott, la emoción
brillando en sus ojos– Brian mencionó la necesidad de repasar algunas
cosas. ¿Le dijo qué tipo de cosas?
-No, pero lo oí decir algo acerca de los derechos de la película para mi
historia y la necesidad de conseguir representación de un agente.
-Los derechos cinematográficos son solo una de las cien ofertas que has
recibido que podrían generar algunos ingresos para ti.
-¿Cuántos? –Pregunté.
-Whoa. –Tuve que sentarme. Reclamé una de las sillas en la mesa, y Liz me
trajo un vaso de limonada sin que me lo pidieran.
-No te preocupes, Ella. Brian sabe lo que está haciendo con todo esto. Él se
asegurará de que no te abrume. Y ayudaré todo lo que pueda hasta que
tengamos que irnos a casa. Scott se acercó a los cubiertos y me dio una
sonrisa de confianza mientras colocaba un juego de utensilios alrededor del
plato frente a mí.
-No es tan malo como parece. Y la mayor parte pagará muy bien, por lo
que incluso si solo acepta un puñado de ofertas en su plato, no debería
tener problemas para ingresar a un apartamento, si eso es lo que desea
hacer. Además, tuve esta idea para convertir tu blog en un negocio viable,
si estás interesado en eso.
-¿En serio? –Me animé con la idea de convertir mi blog en algo más que un
hobby.
-Sí. Si lo hiciste bien, podrías ser preparado de por vida.
Con la mesa lista y el almuerzo hecho, Liz se excusó para ir a almorzar. Una
vez que ella vagó escaleras arriba, Scott se sentó en la mesa frente a mí.
-¿De verdad crees que podría comenzar a ganar dinero con mi blog? –Le
pregunté. ¿Te gustaría convertirlo en una carrera?
-No… sí… lo siento por eso. Tuve que quedar completamente a oscuras
después de todo el asunto de Kaylee, y aún no he tenido tiempo de volver
a empezar todo desde que salí del hospital. Lo planeé después de las
vacaciones.
Incluso mejor que simplemente amar el trabajo, era algo que podía hacer
fácilmente incluso con todas mis limitaciones físicas. Nunca tendría que
preocuparme por intentar conseguir un trabajo y preguntarme si podría
hacerlo físicamente. Esto era algo que podía hacer desde la comodidad de
mi propio hogar, en mi propio horario. Y podría llevarlo conmigo si, en el
futuro, Brian alguna vez tuviera que irse por meses a filmar en locación y
quisiera que fuera con él. Podría ser perfecto.
-Bueno… –Scott respiró hondo y forzó sus hombros hacia atrás– Me gradué
de UCLA con un maestría en administración de empresas la primavera
pasada. Mi enfoque eran los estudios emprendedores, por lo que algo así
como tu blog y convirtiéndolo en una empresa real que genera ingresos: eso
es exactamente tipo de cosas que quiero hacer. Este proyecto específico
es perfecto para mí porque ya conozco la industria del entretenimiento muy
bien. Trabajar con Brian me ha dado un conjunto específico de habilidades
que sería extremadamente útil en este caso.
Algo revoloteó en mi estómago. Nunca podría hacer algo así por mi cuenta,
pero con la ayuda de Scott… Scott era como Superman. Brian siempre lo
dijo. Si alguien pudiera ayudarme a hacer esto real, él podría. Y tenía razón
acerca de ser el hombre perfecto para el trabajo. Él conocía la industria del
entretenimiento mucho mejor que yo, y con su educación…
-Ya hablé con Brian sobre eso –dijo Scott– No estoy tratando de ir detrás de
su espalda ni nada. Me di cuenta de lo que estaba sucediendo y pensé que
era una gran oportunidad para los dos.
Ojalá pudiera haber sido una mosca en la pared para esa conversación. De
lo que Scott estaba hablando significaría un trabajo de tiempo completo
para los dos. Quizás no de inmediato, pero una vez que elaboremos un plan
formal, habrá mucho trabajo por hacer. Scott finalmente tendría que dejar
de trabajar para Brian. Yo sonreí un poco cuando pregunté
No tenía dudas de que era verdad. Esta fue la oportunidad de mi vida para
mí. Estaba seguro de que Brian lo sabía. No tendría que depender de él, y
tendría que construir una carrera haciendo algo que amo y que me
apasionara.
-Deja de tratar de sacarme de esto. –Me reí– Siempre quise hacer lo que
estás hablando es para lo que planeé ir a la universidad, y no tengo dudas
de que podrías manejarlo. –Cuando Scott se sonrojó, sonreí– -Brian te llama
Super Scott a tus espaldas. Tenía que hablar con él de conseguir tu propio
disfraz de superhéroe personalizado para Navidad.
-¿Seriamente?
Me reí.
Éramos llamados “Las aventuras de Cinder y Ella” Hizo que el chico hiciera
un dibujo de Super Scott también. Le costó un gran esfuerzo convencerlo de
que no trajera una súper-traje real para Scott.
-Aprecio la ayuda en eso –dijo Scott, sonriendo ante la idea– Pero tal vez
deberías tener que dejar que lo haga
¿Tienes algo para correr con trajes de goma ceñidos, pretendiendo ser un
Vengador?
-¿No que?
-Te daré una pista. Está estacionado en el camino de entrada y cuesta tanto
como me pagó este año.
-¿Un coche? No lo hizo.
La mirada fija de Scott me dijo todo lo que necesitaba saber. Brian y Doug
llegaron a casa antes de que yo pudiera preguntar algo más. Doug entró
primero y estalló una sonrisa en su cara mientras inhalaba profundamente.
-Sí, lo hace –dijo Liz, bajando las escaleras, tras haber escuchado a su esposo
llegar– Ella es un chef gourmet, y ella hizo un almuerzo espectacular para
todos nosotros.
Brian había entrado por la puerta justo detrás de él y me besó con orgullo
en la mejilla ante el consejo de su padrastro.
-Bienvenido de nuevo –le dije– Supongo que Precious está una vez más a
salvo en el garaje, ¿dónde se supone que debe estar?
-Sip. Todo está bien en el mundo otra vez. Y vi que tiene una compañía sexy
en este momento.
-Pero…
-Sé que ya le contaste sobre tus planes traidores. Puedo decir. Ella está
radiante.
-Gracias, jefe.
-¡Brian! –Liz reprendió– Deja de ser tan grosero. Scott parece un joven tan
agradable.
-Lo sé. También es una buena oportunidad para Scott, y para ser sincero, no
estoy seguro de poder confiar en nadie más con respecto a su futuro.
Ustedes serán un gran equipo.
Capítulo 20
ELLAMARA
La semana siguiente pasó rápidamente. Unos pocos textos con Juliette
dieron como resultado que trajera algunas de mis cosas a la casa de Brian.
(Gracias a Dios por Vivian y sus padres, que estaban dispuestos a ser el
intermediario.) Entonces, mi nuevo equipo de rehabilitación fue informado
de todos los cambios en mi situación, y mis citas con todos ellos fueron
reanudadas. Mi equipo le informó a Brian que debido a mis discapacidades
físicas, no podía quedarme en su casa permanentemente, lo cual ya sabía.
Llamó a su agente de bienes raíces el mismo día que conoció a mi
fisioterapeuta y le pidió que viniera de inmediato para poder hablar con
Daniel sobre qué tipo de lugar sería el mejor para mí. Ella estaba más que
feliz de hacer lo imposible por su cliente estrella y millonario.
Liz tenía sus propias opiniones sobre el tema, que consistía sobre todo en que
ella se pusiera del lado de Brian de no perder el tiempo y el dinero en mi
propio departamento, y que compráramos nuestro primer hogar juntos
pensando en el futuro de nuestros hijos. Las sugerencias sobre las escuelas
en Wisconsin se eliminaron varias veces.
Él rió.
-Si tú lo dices.
Esta noche era la fiesta anual de Año Nuevo de su agencia de talentos. Fue
un gran problema. En su mayoría A-list y un asunto muy elegante y
sofisticado. Esta fue la primera invitación de Brian a la fiesta. Solo había
estado con la agencia desde que cambió después del debacle de
FantasyCon, y antes de eso, no se le había considerado lo suficientemente
importante como para merecer una invitación. Estaba orgulloso y
emocionado de haber perdido su condición de galán adolescente y ser
considerado una verdadera estrella. También estaba orgulloso de él, así que
iría a la fiesta y luciría mi mejor sonrisa, pero en secreto estaba aterrorizada.
Esta sería mi primera aparición pública con Brian en su mundo, aparte del
estreno de EL Príncipe Druida. Esa noche me había sentido tan
conmocionada que Brian solo me había presentado a un puñado de
personas y la conversación no se había extendido demasiado. Hola, es un
placer conocerte. Esta noche sería diferente.
-No tenemos que ir si realmente no quieres –ofreció Brian después de que
me deslicé en un silencio inquieto.
-No tienes que estarlo –dijo Brian– La mayoría de ellos te besarán el trasero
de todos modos, Miss Popular Entertainment Reviewer.
Brian se rió.
-Te desafío a impartir esas palabras de sabiduría a papá alguna vez, Yoda –
Brian movió la punta de mi nariz– Y una advertencia justa. Serás mi cita para
los estrenos de todas las películas de papá a partir de ahora, así que será
mejor que comiences a prepararte mentalmente ahora.
Gruñí de nuevo.
-¿Crees que también me va a repudiar, una vez que lea la crítica que le
doy?
-¿Vendrá Juliette? –Preguntó Brian– ¿Tu padre le está dando permiso para ir
a la casa de la malvada estrella de cine?
-Sí. Supongo que tal vez él piense que si deja que Juliette venga, comenzaré
a responder sus llamadas.
-¿Lo harás?
-Bueno, estoy feliz de que tú y Juliette todavía puedan ser amigas –admitió
Brian.
-No le digas que dije esto, pero yo también. Ella es divertida para las bromas.
Incluso Ana no es tan mala, a su manera. –Mi mandíbula se abrió en esa
declaración impactante, y Brian sonrió– Ella es descarada. Me gusta eso en
una mujer.
-Como sea. Ayúdame a subir las escaleras antes de que Jules y Vivian
lleguen aquí. Nos tomará un montón de tiempo convertirme en una parte
importante de la lista.
Era la primera vez que la veía desde mi pelea con mi padre, y su apoyo no
pudo haber llegado en un mejor momento.
-¿Ya terminaron las señoritas? –Llamó Brian, golpeando la puerta por tercera
vez– El suspenso me está matando. Quiero ver a mi hermosa novia.
Nos habíamos encerrado en la habitación de invitados de Brian, y él había
estado caminando fuera de la habitación desde que terminó de
prepararse.
-Oh, Dios mío, él es tan romántico –cantó Vivian mientras soltaba otra nube
de spray en mi cabello. Ella se había optado por un clásico up-do retorcido
para dejar mi cuello expuesto y mostrar el hombro desnudo aún más. Un
rastro de mis cicatrices se asomó por el escote, pero no era demasiado, y el
baño de brillo de cuerpo que Juliette me había forzado a tomar le quitó la
atención bastante bien.
-Ella, un hombre tan hermoso como el tuyo, puede necesitar todo lo que
quiera o lo que quieras.
Juliette me dio una mirada incrédula mientras me cubría los labios con un
lápiz labial pecaminosamente rojo.
-Ustedes dos son tan… Ni siquiera sé cómo describirlo. Blot. –Me empujó un
pañuelo y presioné mis labios en él. La impresión que dejé fue tan brillante
como mi vestido– ¡Terminé! –Declaró, dejándome estar de pie para poder
mirar en el espejo de cuerpo entero.
-Oh, pero lo hice –dijo, aceptando un gran abrazo de mi parte– Por mucho
que ame a Candy, ella no combinaba con tu vestido en absoluto, y no
podía dejar que llegaras con un bastón de aluminio feo normal que le
recuerda a las personas las muletas. Pensé que si teníamos este segundo
bastón como repuesto, podríamos darle “estiramientos faciales” cada vez
que la ocasión lo requiera, y no tendremos que tocar al buen viejo Candy
Cane. Porque cambiar a Candy ahora probablemente me destrozaría el
corazón tanto como te odiarías usar un bastón que no combinaba.
Todos nos reímos otra vez, y después de dar un abrazo a Juliette, volteamos
al espejo para simplemente mirar la maravilla de invierno en la que me había
convertido.
-Prometo que la espera valió la pena –dijo, abriendo la puerta del todo.
Con la cara sonrojada, lentamente caminé hacia él. Él mismo no se veía tan
mal. Todo arreglado en su esmoquin hecho a medida, era tan guapo como
cualquier príncipe alguna vez fue. Esta noche, él no era el Príncipe Cinder,
sin embargo; Definitivamente estaba trabajando en el aspecto del Príncipe
Azul. Su cabello oscuro fue esculpido con cuidado, y sus ricos ojos color
chocolate se hicieron más cálidos mientras continuaba mirándome.
-¿Qué A-listers? No hay forma de que vayamos a llegar a ninguna fiesta esta
noche. –Dio un paso, incluso más cerca y deslizó sus brazos alrededor de mi
cintura. Cuando su mirada se posó en mi labios rojos, aspiró profundamente.
Cuando pudo mirarme a los ojos otra vez, me miró fijamente y llamó a mis
amigos– ¿Jules? ¿Vivian? Estoy eternamente agradecido por el trabajo que
han hecho esta noche, pero ahora necesito que ustedes dos salgan. Vayan
a casa. Salgan. Y cierren la puerta detrás de ustedes. Necesito desenvolver
este regalo que acaban de darme y ver si sabe tan bien como ella se ve.
Estuve muy enojada con ella por haberlos enviado en ese momento, pero
ahora… con el sujetador rojo brillante y las bragas debajo del vestido más
sexy del mundo, haciéndome sentir que merecía la oferta de Lindon de ser
modelo para él, bueno, yo estaba contenta de haber tenido la opción. Brian
y yo nos separamos de nuestro hechizo cuando agachó la cabeza y Juliette
chilló.
Brian sacudió su cabeza hacia atrás y parpadeó hacia mí, como si resurgiera
de un sueño profundo. Ambos fruncimos el ceño a Juliette.
Brian sonrió.
-Lo haré.
Capítulo 21
ELLAMARA
The Standard era un hotel sofisticado y vanguardista en el centro de Los
Ángeles. Era un lugar tan moderno y sin duda el mejor hotel en el que había
estado. Era una niña latina pobre criada en el centro de la ciudad de Boston
por una madre soltera. Definitivamente estaba fuera de mi alcance aquí.
-¿Nervioso?
-Vas a estar genial. Te darán la bienvenida al club infantil con los brazos
abiertos y te preguntarán por qué no lo hicieron hace años.
-Si lo hacen, será porque la mujer en mi brazo los tiene a todos bajo su
hechizo mágico. ¿Qué dices, bella sacerdotisa Ellamara, estás lista para
ganar conmigo nuestro nuevo reino?
-No lo sé –bromeé– ¿Me vas a dejar por una princesa guerrera tonta, como
la película Cinder lo hizo?
-Eres la mujer más hermosa que he visto en mi vida. Gracias por hacer esto
conmigo esta noche.
Era tan impresionante como él decía que era. Tuve suerte de ser su cita.
-De nada. Solo… por favor nunca me dejes sola esta noche.
-Promesa.
-Gracias.
Miré a Brian en busca de ayuda, e hizo un gesto hacia mi nuevo amigo con
una sonrisa pequeña pero genuina.
-Ella, este es Samuel Weinhardt y Afton Marks. –Hizo un gesto hacia la mujer,
y ella se hizo eco del gesto de Samuel de agitar la mano, agitarlo y besarlo–
Samuel y Afton son los líderes de mi equipo de gestión.
-Di la palabra, y seremos tuyos también, Ella –dijo Samuel– Tenemos una gran
cantidad de ofertas que han llegado para ti; han venido a Brian, ya que
nadie sabe cómo contactarte directamente. Ya hemos empezado a armar
un plan para ti. Nos encantaría programar una reunión contigo esta semana
y conseguir algunos de estos contratos en marcha.
-Eso es muy considerado de tu parte –le dije, pegándome esa misma sonrisa
falsa en la cara que había usado para hablar con los ejecutivos de estudio
y el padre de Brian– Estoy muy interesada en ver qué ideas tienes en forma
de un plan para mí. Llamaré a su oficina el lunes por la mañana y
programaré una entrevista contigo.
¿Esta mujer era real? Pude haber sido nueva en esta industria, pero no era
ingenua. Me pasé el última año tratando de mantenerme al día con los
profesionales médicos diez veces más inteligente que yo y negándome a
deja que me traten como a un niño. No iba a dejar que esta mujer, que no
podía ser más de diez años mayor que yo y ciertamente no tenía mi vida en
sus manos, lo hiciera.
-Oh –dijo Afton en una tono muy recortado, ahora lleno de amistad forzada–
Ya veo. Bien…
El recién llegado era mayor, tal vez tenía más de sesenta años. Sonrió
brillantemente, pero de alguna manera parecía incluso más autoritario que
sus compañeros. Siempre me sorprendió que alguien pudiera ser más
dominante que Brian, pero este hombre hizo que Brian y sus agentes
parecieran niños pequeños y nerviosos.
-No se vea tan ofendida, Sra. Marks –le dijo a Afton– Es sabio ser cauteloso
en esta industria. Claramente, la señorita Rodríguez es una mujer muy capaz.
Lo cual no es ninguna sorpresa. –El extraño me tomó de la mano y me dio
una sonrisa que hizo arrugar las comisuras de sus ojos– Sus perspicaces
críticas de los libros y películas que revisa en su blog dicen mucho de su
inteligencia y cualquier mujer que podría capturar el corazón del Sr. Oliver
tiene que tener una cabeza sensible sobre sus hombros. Es maravilloso
conocerte querida, Soy Harvey Buchman.
-Oh, el placer es mío, Brian. He oído mucho sobre ti desde que te uniste a
nuestra agencia. –Harvey se rió con sincera diversión y me sonrió– Este joven
le dio a nuestra agencia bastante shock el día que nos encontramos con él
la primera vez.
Brian se rió un poco, pero había nerviosismo que me hizo preguntarme qué
tan grande fue el alboroto que causó el día en que despidió a su antiguo
equipo administrativo. Tal vez debería haber dejado todo en el misterio, pero
Harvey parecía estar de buen ánimo, así que no pude resistirme a preguntar:
Harvey se rió de nuevo. Nos estudió a los dos antes de decidir ser sincero.
Bien, eso podría creer. Brian era formidable cuando quería serlo. Como su
madre
-Estoy segura de que lo hizo –acepté– Brian suele ser subestimado– Cuando
Brian me miró, me reí– Sí, yo también soy culpable.
Harvey suspiró.
-Ese es el mayor problema con nuestro joven Sr. Oliver aquí, ¿no es así?
Brian se burló.
-Y… –Harvey continuó con un atisbo de disgusto– con tu padre siendo quien
es, la mayoría de la gente en la ciudad ya se había hecho a la idea de ti.
Ha perjudicado tu carrera más de lo que crees, pero estamos trabajando
para encargarnos de eso.
-No entiendo –dije– Pensé que Max Oliver tenía mucho tirón en Hollywood.
-Ah. Y, supongo que películas como Senior Trip y Screw the Prom Queen
tampoco han ayudado mucho.
-No. Mi antiguo equipo de gestión nunca me hizo ningún favor con los
proyectos que formaron para mí.
Harvey asintió.
Muy cierto.
Llegamos al bar, y después de asegurarnos de que Brian y yo tomaramos
algo para beber, él no pestañeó ante mi pedido de agua, lo cual fue
agradable. Harvey le sonrió a Brian otra vez.
Harvey nos condujo a un sofá vacío. El pequeño sofá era uno de los cuatro
colocados alrededor de una mesa de café cubierta con platos de
entremeses. Me alegré de estar de pie y ansiaba probar los pimientos
rellenos frente a mí. Brian notó que los estaba mirando y sonrió. Como él llenó
un pequeño plato para que nosotros dos lo compartimos, Harvey se puso
manos a la obra.
-Eso sería correcto. No deseo modelar para Lindon’s Lingerie ni para nadie
más. Y ciertamente no planeo quitarme la ropa y desnudar mis cicatrices y
mutilado cuerpo para apaciguar la curiosidad morbosa de la gente.
La cara de Harvey se frunció.
-Entiendo su renuencia, pero creo que sería un error para ustedes dejar pasar
esta oportunidad.
-Por eso –dijo– Ella debería firmar con mi agencia. –Volvió su penetrante
mirada hacia mí– Puede que no sea capaz de empatizar con su situación,
señorita Rodríguez, pero entiendo que sería un tema muy difícil y delicado
para usted. Lo que no estás considerando es que los medios ya te han
metido en este lío, lo quieras o no. No desaparecerá. Pero si lo aceptas, si
tomas el control en lugar de dejar que te controle, no tendría que ser tan
doloroso para ti.
Odiaba que tuviera un punto. Tenía razón en que este problema no
desaparecería si metía la cabeza en la arena lo suficiente. Eventualmente,
tendría que enfrentarlo.
-Vi las noticias el día de Navidad –dijo– Mi corazón se conmovió con usted y
su familia por tener que soportar eso. Especialmente debido a un video
publicado por Erik Clarke.
Dijo el nombre de Erik con tanto odio como yo sentía por el pequeño imbécil
mentiroso, lo que me ablandó y tal vez incluso me hizo querer un poco al Sr.
Buchman.
-Escuché las cosas que te gritaron –continuó– Sé por qué abordaron a ese
hombre hasta el suelo, incluso si no lo demostraron en la cámara. No fue
difícil de adivinar. Señorita Rodríguez, odio decirlo, pero ese pervertido que
se expuso a usted no será el último de su especie, si no toma medidas.
-Se te han abierto muchas puertas. Oportunidades que ni siquiera sabes que
existen Endosos. Modelado para básicamente cualquier persona para la
que te gustaría trabajar. Numerosas organizaciones benéficas que te
quieren como su respaldo o ayuda para apoyar sus causas. Tu biografía Un
documental. Todo desde los principales derechos cinematográficos, a su
propio reality show de televisión, a una gira mundial de conferencias
motivacionales. Hay muchas maneras en que podemos cambiar tu
situación actual.
Mi mandíbula cayó un poco más con cada nueva sugerencia que me dio.
Brian y Scott me habían mostrado la lista de correos electrónicos que Scott
había recibido; en su mayoría habían sido solicitudes de aparición de
invitados como Kenneth Long, Connie Parker y Celebrity Gossip, y una larga
lista de editores y estudios que estaban interesados en publicitar en mi blog
o hacer que revise sus proyectos. Lo que el Sr. Buchman sugería eran ligas
superiores a eso. ¿Charla motivacional en todo el mundo, tours? ¿Mi propio
reality show? No es que quisiera ninguna de esas cosas, pero ¿quién en el
mundo estaría interesado en mí? Yo no era un héroe. Fui un completo
desastre. Un accidente emocional inseguro.
-No haga nada, señorita Rodríguez, y todos los que le hayan menospreciado
ganarán. Defiéndete, y todos esos matones patéticos y débiles verán que
no eres una víctima. Hasta el momento, todo lo que ha hecho, desde los
metrajes de los dos en FantasyCon, hasta detener sus publicaciones de blog
y eliminar todas las características de comentarios e información de
contacto, esconderse de los medios y su aterrorizado paseo hasta su
automóvil en el día de Navidad, incluso la forma en que Brian se cierne sobre
ti tan protectoramente esta noche muestra al mundo que eres en cada
centímetro el cordero manso, suave y aterrorizado listo para la matanza. Esa
multitud en el día de Navidad estaba tan fuera de mano porque esas
personas vieron a una víctima. Percibieron presas.
Estaba tan agradecida como Harvey por romper la tensión. Él asintió con la
sonrisa en su hermoso rostro.
-Bien –Su sonrisa de respuesta fue casi tan orgullosa para mí como lo fue para
él– Ojalá,
te haya persuadido.
-Hazlo –dijo– Pero hazme un favor –Sacó una tarjeta de presentación del
bolsillo interior de su esmoquin y me la entregó. Brian jadeó suavemente
cuando vio que la tarjeta tenía información de contacto personal del Sr.
Buchman– Si decides ir con ICM o con el viejo Bill Morris, hazme la cortesía
de llamarme antes de que firmes para que pueda tener una última
oportunidad de responder a cualquier oferta. Puede hacer que eso pueda
influenciarlos a ellos. Te tomaría como mi cliente personal, si eso es lo que
lleva para registrarte.
Brian jadeó de nuevo, más fuerte esta vez. Todo lo que podía hacer era mirar
fijamente la tarjeta de usuario que tenía el correo electrónico personal y el
número de teléfono del jefe de una de las agencias de talentos más grandes
y poderosas del mundo. Parecía tan surrealista. Cuando finalmente
encontré mi voz, volví a mirar para ver al Sr. Buchman esperando una
respuesta a su pedido.
Cuando Harvey entrecerró los ojos y reprimió una sonrisa como si fuera un
gato atrapado con sus bigotes en la crema, sacudí mi cabeza hacia él.
Brian no jadeó de nuevo, pero todo su cuerpo se puso rígido. Tal vez fue
audaz de mi parte ser tan directo, pero no tenía sentido, y eso no me gustó.
-Tengo una hija inteligente, divertida y cariñosa, solo un par de años más
joven que tú. Ella es una joven hermosa… con una fuerte nariz judía, y mi
cabello rizado, y las pecas de mi esposa. El gen de altura se le saltó, y ella
nunca será tan delgada como las chicas en las revistas. Su belleza no es
convencional, y ella cree que eso es feo. Los niños en la escuela actúan
como sus amigas debido a mi estado, y luego se burlan de ella a sus
espaldas. Los únicos chicos que le preguntan sobre las citas son los que
buscan una entrada.
Tomó otro aliento, como si necesitara reprimir una gran rabia encendida por
sus instintos protectores. Conocía bien esos instintos. Mi padre los tenía en
abundancia. Había excluido a Brian de su propiedad, esencialmente
apartándome de su vida porque se había enojado porque Juliette y
Anastasia habían sido humilladas y puestas en peligro en Navidad.
-Las otras agencias te querrán porque les harás dinero rápido y fácil con tu
atención actual y tu novio de la lista A. No quiero ganar dinero, señorita
Rodríguez. Quiero hacer una declaración.
-Señor. Buchman –dijo Brian en voz baja– mi corazón está con tu familia. Más
de lo que sabes. Porque incluso con mi apoyo, Ella todavía tiene problemas
de la misma manera que tu hija. Me hace querer prender fuego a todo el
mundo a veces cuando tengo que escuchar las cosas que la gente dice
sobre ella.
-Lo sé –dijo– Sé lo que te pido. Y sé que pedirte que hagas eso me convierte
en un hipócrita. Pero todavía estoy preguntando. Por favor consideralo.
Porque ya te está sucediendo, te guste o no, y tienes el poder de hacer algo
al respecto. Tal vez no podrías cambiar el mundo, pero podrías cambiar las
vidas de aquellos que sufren inseguridad de la manera en que lo haces.
Podrías ser alguien a quien admirar. Alguien para hacerles creer. Si es bella
y digna de un hombre como Brian Oliver, entonces tal vez yo también.
-Algún día tendrás hijos, y el amor que tienes por Ella ahora mismo no se
comparará con la alegría que esos niños traerán a tu vida. Y cuando
comiencen a crecer, y los vean sufrir, y no puedan detener ese dolor,
entonces entenderán cómo podría sugerir una tarea tan imposible A la
señorita Rodríguez.
Él respiró hondo y se sentó derecho, colocando sus manos sobre sus rodillas.
-Estoy bien.
Sonó entrecortada. Le lancé una mirada severa, y ella me dio una respuesta
real con un suspiro de derrota.
Tenía miedo de esto. La había mantenido lo más bajo posible esta noche,
pero había tanta gente diferente compitiendo por nuestra atención que
había sido un montón de altibajos mientras se mezclaban. Permanecer de
pie durante largos períodos de tiempo fue difícil para Ella, especialmente
cuando no estaba en sus zapatos especiales, pero no se había quejado ni
una sola vez. Ella estaba haciendo lo que hace, donde intentaba actuar de
manera normal y se rehusaba a ser una “carga”. La mujer era muy terca.
Fuerte, valiente, y sorprendente, pero terca.
Ella suspiró de nuevo, pero esta vez salió más de un bufido frustrado.
Ella se movió para sentarse de lado pero se detuvo e hizo una mueca.
-Ella…
-Tú eres la estrella esta noche. Esto es un gran negocio para ti. Solo quería
estar a tu lado y apoyarte mientras sacudias la lista A por primera vez.
-Sé lo emocionado que estabas por esta noche. Quería que lo disfrutases,
que no lo gastaras para mí o que te preocupes por mí como lo estás
haciendo ahora.
-Simplemente tendrían que habernos besado los pies toda la noche en lugar
de besarnos.
-¡Brian! Dios mío, cállate antes de que alguien te escuche. –Ella puso los ojos
en blanco.–Incluso si es verdad.
-Gracias.
-Por supuesto, Sr. Oliver. Si hay algo más que pueda hacer por cualquiera de
ustedes, háganmelo saber.
Sus ojos se movieron hacia Ella con preocupación, lo que hizo que se
acercara a mí y probablemente la molestara.
Ella se vio aliviada cuando el tipo salió corriendo para encontrarle algún
analgésico. Ella estaba realmente cansada. Acerqué mi silla a ella y tomé
su mano otra vez, llevándola a mis labios.
-Gracias por venir conmigo esta noche. Podemos irnos una vez que tengas
esos analgésicos y empiecen a actuar.
-Bueno, seguro que sabes cómo convencer a un chico. Supongo que nos
quedaremos.
-Estupendo. ¿Podrías buscar a Declan Simmons por mí? Creo que está por
aquí en alguna parte, y se acerca a la medianoche.
Había entrado directamente en eso. Traté de no reírme, pero Ella sabía que
estaba luchando una sonrisa. Cuando estalló en carcajadas, finalmente
perdí la compostura.
-Por supuesto que no –le dije, poniéndome en pie para ofrecerle mi mano–
Es un placer conocerte.
Le ofrecí la mía y rápidamente encontré otro para arrastrarme. Las dos sillas
al lado del sofá crearon este círculo pequeño e íntimo frente a la hoguera
que sería muy difícil para cualquier otra persona penetrar. Una vez que me
senté, estaba a centímetros de Astrid, y fue sorprendentemente difícil
concentrarse.
Ella debió haber sentido que estaba nervioso, porque ella tomó mi mano y
estaba tratando de reprimir una sonrisa. Estreché mis ojos hacia ella, y ella
guiñó un ojo antes de dirigir su atención a la brillante actriz que estaba junto
a nosotros. El asistente del evento regresó con un Advil y una botella de
agua. Astrid esperó educadamente a que Ella tomará un par de pastillas y
luego dijo:
-Entonces…
Su mirada se balanceaba hacia adelante y hacia atrás entre Ella y yo, como
si nos estuviese estudiando. Finalmente, ella negó con la cabeza como
incrédula.
-Llámame Ella.
Ella y yo jadeamos. Ella me lanzó una mirada que contenía tanta conmoción
y emoción como me sentía. ¿Realmente podría trabajar con Zachary
Goldberg y Astrid Graves? Eso fue más de lo que hubiera esperado. Contuve
la respiración mientras esperaba que Astrid continuara.
-Siempre quise hacer una pieza de época –dijo, haciendo que mi estómago
se revolviera– así que leí el guión el segundo que Zachary me envió, y me
encantó
Me miró a los ojos.
-Pero dudé cuando me dijo que se había registrado para interpretar a Sir
Percy. He estado sopesando respuesta durante semanas.
-Respira, Brian –dijo en voz baja– Estoy bastante seguro de que tienes esta.
-Ella está en lo correcto. Tenía curiosidad por todo el rumor, así que fui a ver
a EL Principe Druida el día de la Premier, y llamé a Zachary de camino a casa
desde el teatro para hacerle saber que quería el papel de Marguerite. Los
contratos no se firmarán hasta la próxima semana, pero Zachary me
prometió que el papel es mío, así que parece que tú y yo estaremos
trabajando juntos pronto.
-Parece que lo has dejado sin palabras” –dijo Ella, ella me dio un codazo
juguetonamente.
Dejé escapar una risa incrédula, aún tambaleante por mi buena fortuna.
-Gracias –finalmente escupí– Por arriesgarse conmigo.
-Estoy deseando que llegue –dijo, sorprendiéndome aún más– Con Zachary
a la cabeza, va a ser una producción de primer nivel. Tengo curiosidad por
ver lo que lograrás cuando tengas un talento real para trabajar, por una vez.
Astrid se rió, pero podía decir que la diversión estaba dirigida a Ella en vez
de a mí. Estaba seguro de que la conversación estaba a punto de cambiar
el enfoque a mi infame novia. Aunque eso normalmente podría ponerme
nervioso, me sentí aliviado esta vez solo por quitarme la atención de encima.
Necesité un minuto para recuperarme de esta conversación.
-Touché.
Agarré el extremo del sofá con los pies de Ella y lo alejé del fuego para dejar
más espacio. Una vez que lo hice, la estrella de la música country ganadora
del Grammy Carla Wilson y su famoso hermano fotógrafo Nash se unieron a
nosotros, enganchando algunas sillas cercanas y ampliando nuestro
pequeño círculo.
Considerando que Carla era toda una visión y Nash podría competir
conmigo en el aspecto de vestimenta, el cumplido le dio un golpe, y Ella se
sonrojó.
-Gracias.
Era una forma educada de decir que cubría las cicatrices de Ella sin parecer
que intentaba hacerlo. Estuve de acuerdo en que el vestido era brillante por
esa misma razón. No me importaron las cicatrices de Ella, pero sabía que a
ella si, y cuando la vi con este vestido, y vi la forma en que su rostro
resplandecía, supe que estaba en deuda con Glen y Steffan. Y sabía que
nunca dejaría que nadie más le hiciera un vestido nunca más.
-Lo hace –estuvo de acuerdo Ella– Tengo algunos muy buenos amigos que
pueden trabajar la magia con una máquina de coser.
-Magia, de hecho. Sabía que era un original. Es demasiado perfecto para ti.
–Carla se inclinó hacia adelante en su silla– ¿Quiénes son tus diseñadores?
¿toman otros clientes? ¿Van a hacer tu vestido Oscar?
Sonreí. Carla era un gato listo para saltar. Entendí su emoción, sin embargo;
un gran vestido era poderoso en la industria del entretenimiento y difícil de
conseguir. Y el vestido de Ella realmente era tan bueno. Si Glen y Steffan
buscaban un cambio de carrera, este vestido era todo lo que necesitaban.
Carla resopló, y Nash rodó sus ojos mientras nos lanzaba una sonrisa de
disculpa.
-No lo sé. Sé que aman su concierto, y yo no creo que alguna vez hayan
diseñado algo para un cliente privado antes de esto. Pero estaría feliz de
preguntar por ti.
Ella se rió.
-Haré eso.
Ella no había traído un bolso, así que saqué mi teléfono del bolsillo e hice
que Carla programara su número para mí.
-Gracias, gracias, gracias. Oh, espero que digan que sí. No seré etiquetada
peor vestidoa nunca más.
-Eso es genial, hermana; ahora cállate sobre el hermoso vestido –dijo Nash,
agitando su mano– No es lo más importante.
La sonrisa que mostró Ella me hizo saber que sabía dónde iba a llevar esta
conversación. Nash era uno de los fotógrafos más reconocidos a nivel
mundial en el negocio y más conocido por trabajar con personas de interés
en formas creativas, a menudo desnudas. El pobre bastardo estaba a punto
de ser abofeteado.
-¡Oh, Nash! –Chilló Carla, agarrándolo del brazo– ¿Lo harás realmente?
Las cejas de Nash volaron hacia arriba, y tanto Carla como Astrid jadearon
de nuevo. Me reí por su sorpresa. Nash parecía tomar la falta de
reconocimiento con calma.
-Él no es cualquier fotógrafo –le dije llevando su mano a mis labios para otro
beso ligero.
Ella me buscó para una confirmación, así que asentí. Tal vez ella quería más
respuesta, pero no quería influir en ella de una forma u otra. Quería que ella
lo aceptara en su oferta, pero no quería que mi deseo influyera en su
decisión. No quería que lo hiciera si se sintiera incómoda.
-Él es el mejor –dijo Carla– Pero es ridículamente caro, y está más allá de lo
snob sobre quién él fotografiará Él rechaza el 99 por ciento de sus solicitudes.
Esta es la oferta de toda la vida. No es broma –continuo– Él nunca me ha
fotografiado y yo soy su hermana. Estoy tan celosa en este momento.
-Ah, hermana, sabes que no puedes tomarlo como algo personal. No puedo
fotografiar a cualquiera, incluso si son tan hermosos como tú.
Carla resopló, pero podía decir que estaba apaciguada por el cumplido.
-Eso tiene sentido. Pero, ¿estás tan inspirado por mí que no solo te ofrecerías
voluntario para tomar mis fotos, sino que las harías de forma gratuita
-¡BRIAN! –gritó Ella. Comenzó a gritar un poco más, pero luego se rehusó y
miró con pánico a Nash– No es de lo que estamos hablando, ¿verdad? No
puede significar una sesión fotográfica de desnudos.
-Estaba esperando –Nash asintió con cautela– Hecho con buen gusto, por
supuesto, y solo mostrando tanto como te sientes cómoda. Lo que me
gustaría hacer es…
-De ninguna manera. Eso es peor que pedirme que desfile en lencería.
Nash se echó hacia atrás, cruzando los brazos sobre el pecho y frunció el
ceño profundamente a Ella.
-No pretendía insultarte –dije rápidamente– Ella está ofendida por la oferta.
Se crió muy estrictamente y no está acostumbrada a una forma de vida tan
liberal. Ella probablemente no puede imaginar qué tipo de fotografías de las
que estás hablando.
Ella estaba perturbada porque yo había hablado por ella, y ella me gritaría
por ello más tarde, no tenía dudas. Pero ya sea que lo supiera o no, no quería
ofender a Nash. Esta oportunidad realmente fue especial. Incluso si ella no
hiciera una sesión de desnudos, que yo sabía que no haría, después de que
realmente lo pensará, quizás probablemente cambiase de opinión.
Intentaría ayudarla a entender más tarde, cuando tuvieramos un tiempo a
solas para hablar en privado. Una vez que ella dejara de gritarme, por
supuesto. Los ojos de Nash se estrecharon en mí por un momento, pero logré
convencerlo de que no quería hacer daño. Su hombros se relajaron y
suspiro.
-Entiendo lo que quieres decir –gruñó, con una mirada especial para mí. Oh
sí, estaba en problemas– Pero arte o no, no estoy tomando fotos desnudas.
En absoluto. Nunca. Para cualquier persona. –Lanzo otra mirada sucia para
mí– Incluyéndote a ti, señor.
Eso hizo que todos sonrieran un poco, así que fruncí el ceño y fingí estar
desconsolado.
Ella estaba cada vez más molesta conmigo, pero los demás se reían de
nosotros ahora, lo cual fue algo bueno. Besé su mano de nuevo, tentada de
levantarla y ponerla en mi regazo para poder besar algo más que su mano.
Pero eso no saldría muy bien con ella enojada conmigo.
-Ella, es solo una oferta –murmuré, moviéndome de mi silla al borde del sofá.
Forcé sus manos separadas y deliberadamente tome la cicatrizada en mis
manos– No tienes que hacer nada con lo que no te sientas cómoda. Lo
sabes. Olvídate de Erik Clarke. El bastardo te mintió, te manipuló, y luego te
explotaron. Nadie que sepa no te culpará si no puedes compartirte con el
mundo, y cualquier otra persona no importa. No le debes nada a nadie.
Ella cerró los ojos y respiró hondo, como si luchara por contener las lágrimas.
Pasé los pulgares sobre su mano con cicatrices.
-Sin embargo, te prometo una cosa –le dije cuando ella se recostó. Parte del
color había vuelto a su rostro, aunque todavía se veía visiblemente
conmocionada– Nash no es Erik Clarke. Él nunca trataría de engañarte para
hacer algo que no harías de otra manera. No está pidiendo que aceptes ser
fotografiada por él porque quiere explotarte.
¿Cómo puedes estar tan seguro? ¿Qué otra razón hay para hacer tal oferta,
si no fuera por la fama, la publicidad o el dinero que harás al vender las
imágenes?
-Por el arte –respondió Nash. Ella encontró sus ojos otra vez, la incertidumbre
nublada en los suyos– No necesito el dinero, Ella. Y ya soy uno de los
fotógrafos más famosos del mundo actualmente. Ya tengo más trabajo del
que necesito. Pero desde el momento en que te vi con ese lindo y pequeño
vestido amarillo en el estreno de El Principe Druida, no he querido más que
la oportunidad de trabajar contigo. Eres una mujer impresionante, y las
cicatrices solo realzan tu belleza. Donde otros ven imperfecciones, veo
singularidad. No veo defectos; Veo hermosas distinciones que te diferencian
de todos los demás en el mundo. Veo la creación milagrosa que eres.
Ella tragó saliva, pero se estaba calmando. No estaba sorprendido. Ese fue
un infierno de discurso. Y porque quiso decir cada palabra, su sinceridad
brilló a través de espadas.
-¿Puedo?
-Eso suena hermoso. –La voz tranquila y temblorosa de Ella me sacó de mis
ensoñaciones– Yo… lo pensaré, ¿de acuerdo?
-Ven a mi galería alguna vez. Puedo mostrarte muchos ejemplos del tipo de
exposición del que estoy hablando, aunque no creo que ninguno de ellos
tenga en cuenta tu potencial. Podríamos discutir cada detalle de la sesión
de antemano, sin sorpresas, y podrías tener la aprobación final en cada
fotografía publicada en cualquier capacidad.
Nash sonrió.
-Es una cita, hermosa. Y… supongo que podrías llevar al novio, si debe.
-Si crees que lo estás asustando con la amenaza de mallas, estás muy
equivocado.
Como sabía que lo haría, Ella se tapó la cara con la mano y gimió.
Capítulo 24
ELLAMARA
Todo el mes de enero fue un gran borrón. Lo primero que hice fue firmar un
agente. Me reuní con varios, pero al final, Harvey Buchman fue el único en
quien confiaba para considerar mis preocupaciones personales y ayudarme
a construir la carrera que quería versus construir la que me haría más rico y
más famosa.
Una vez que fue oficial, apretujé todo lo que pudimos en las dos semanas
previas a la cirugía. Empezamos contratos sobre reparto de películas y un
documental, y Brian y yo hicimos algunas apariciones en talk shows. Luego,
mi cirugía y toda la terapia física extra tomaron la mayor parte de la
segunda mitad del mes.
Cualquier tiempo libre que tuve lo gasté trazando el diseño de las nuevas
Palabras de Sabiduría de Ellamara con Scott. Hicimos un gran comienzo, y
Scott me había convencido de inmediato para comenzar una especie de
serie de webisodios. Decidí comenzar una especie de video diario. Lo llamé
My Fairy Tale Life. Fueron pequeños episodios de cinco a diez minutos en los
que hice una crónica de todas las locuras de mi vida ahora que de repente
era una celebridad. La gente se lo estaba comiendo.
Había sido un mes loco y agitado pero muy bueno. Y la mejor parte fue que
encontré un fantástico departamento. Ahora, era el primero de febrero, y
finalmente tenia las llaves. Hoy fue un día conmovedor, y las cosas se
complicaron mucho cuando esta alocada entrega de paquetes aleatorios
que se dejaban en la oficina de mi agencia esta mañana.
-¿Justo a tiempo? –se rió Vivian– Llegarás a tiempo dentro de seis horas,
también. Vamos a estar aquí todo el día…
-Y estoy repasando todas las cosas reales –le dije, sosteniendo un pequeño
reloj de cristal que se vería genial en una estantería… tan pronto como
tuviera una estantería– Todos son bienvenidos a pasar por eso también, y
luego donaremos el resto con las tarjetas de regalo.
-Ah, y mira las cartas de los fanáticos –agregó Vivian– Ella no puede
responder a todo, así que solo estamos buscando algo que parezca
importante. Si es como la pequeña Marcie de diez años que es una
superviviente de un accidente automovilístico como Ella y envió una carta
de agradecimiento con una foto porque está en una silla de ruedas y está
tratando de aprender a caminar de nuevo y Ella es una inspiración, esa
carta se queda. Ella quiere esas. Pero si es simplemente normal, eres un
correo de fanático tan lindo y divertido o cosas desagradables y pervertidas,
agrégalo a la otra pila.
-A menos que sea tan espeluznante y acosador que tenemos que dárselo a
la policía –bromeé.
-Lo siento. Supongo que no es tan gracioso cuando lo pones de esa manera.
Pero oye, estoy a salvo aquí. Promesa. La seguridad en este edificio es muy
estrecha. Brian de otra manera no me hubiera dejado mudarme.
-Sí, noté la seguridad.
Mis cejas saltaron por mi frente tan alta que me dolió la cara.
Juliette suspiró.
-Lo sé, pero él se siente tan mal. Él no tenía la intención de cortar todos los
lazos. Estaba enojado ese día por todas esas cosas que esos imbéciles
dijeron sobre nosotros. Estaba asustado, Ella. Él no quiso lastimarte.
Cerré los ojos y dejé escapar un largo suspiro mientras negaba con la
cabeza.
No pensé que Juliette mencionaría nada más al respecto, pero ella dijo en
voz baja:
Cuando finalmente la miré, sus ojos brillaban con una capa de humedad.
Fruncí el ceño.
-No es lo mismo, Ella. Eras parte de nuestra familia, y ahora no lo eres. Y Ana
está avergonzada. Ella se siente culpable. La ropa interior era su culpa.
Incluso Brian lo dijo. Ella cree que ambos la culpan y la odian.
-Oh vamos. Brian estaba enojado con papá ese día. Incluso se disculpó de
inmediato.
-Sí, pero aún así pensó que era suficiente para decirlo.
Suspiré.
-¿Hola? –La voz de Ana tenía una ventaja y tenía una buena dosis de
consternación, pero ella había respondido, y no había sido con un ¿Qué
diablos quieres?
-Pon tu trasero huesudo aquí. Papá trajo a Juliette, así sé que tienes un auto.
Juliette necesitará un viaje a casa eventualmente, y necesito que otro
secuaz venga a ayudarme a ordenar toda esta basura. Y antes de que los
minions lleguen a reclamar los tesoros que que no quiero, de los cuales, te
aseguro que hay muchos, así que date prisa, antes de que todos los demás
se enganchen con todo lo bueno.
-Mi trasero no es huesudo –Hubo una breve pausa y una voz menos segura
dijo– Estaré allí en veinte minutos.
-Ahí –le dije, mientras le enviaba un mensaje de texto con la dirección y las
instrucciones de estacionamiento– Ella estará aquí en veinte minutos.
Obtuve un montón de miradas curiosas, pero nadie dijo nada. Todos
volvimos al trabajo. Juliette decidió romper el silencio mientras abría una
carta.
-Así que estoy segura de que Rob no mencionó que está viendo a alguien.
-No es serio.
-Es totalmente serio –dijo Vivian, ganándose una mirada de molestia de Rob.
-Algo así como alguien más que conocemos. –se río Vivian, dándome una
mirada penetrante– Parece que nuestro codiciado capitán de fútbol tiene
un tipo específico.
Rob negó con la cabeza ante la broma y arrojó la carta entre sus manos en
una bolsa de basura abultada antes de alcanzar la siguiente en su pila.
Sonreí cuando noté el leve sonrojo en sus mejillas. Rob me había aplastado
por un tiempo. La gente se las arregló para parecer como si fuera este
enorme y épico enamoramiento, y cuando tuve miedo de decepcionarme,
temí que le rompiera el corazón. Pero si se hubiera quedado piojoso, nunca
lo habría demostrado. Nos habíamos quedado fácilmente cerca como
amigos. Me alegré de haber encontrado a alguien más.
-Espera –le dije, cuando algo se me ocurrió– ¿Robin Loxley está saliendo con
una chica llamada Marian?
Arrancó otro sobre con un suspiro, murmuró algo sobre unos padres ridículos
y luego se puso en pie de un salto cuando sonó el teléfono del
departamento.
-Lo atenderé –Se movió tan rápido que todos rompimos a reír. Después de
un intercambio rápido, me entregó el teléfono.
-Es tu portero.
-¿Hola?
-Sí, señorita Ella. No se preocupe, sin embargo. Parece que solo son tus
muebles. ¿Los envió?
-¿Mis muebles?
-Ah.
-Ah, ¿qué?
-Parece que los muebles son otro regalo. ¿Te gustaría que lo rechazara?
-Uh… Honestamente, no sabía qué decir. ¿Alguien me envió toda una sala
de estar? ¿En serio?
-¿Es malo? –Gritó Juliette– ¿Qué? –Dijo, cuando la miré con el ceño fruncido-
Todavía no tienes muebles de sala de estar.
-Se ve de muy buen gusto, señorita Ella –dijo, después de haber escuchado
a Juliette.
-Amiga –dijo ella– Acabas de resibir una sala de estar como regalo de
inauguración de un extraño al azar. Esto pertenece por completo a My Fairy
Tale Life.
-Bueno, mira dónde señalas eso. Juliette no tiene un permiso firmado de sus
padres para estar en mis webisodios, y dudo mucho que papá me permita
ponerla en Internet.
Asenti.
-Scotty me está haciendo hacer todo según las reglas. Algo sobre no querer
ser demandado.
-Doble demonios.
Me reí justo cuando llamaron a la puerta.
-No lo sé. ¿Algún diseñador que espera filmar muchos webisodios mientras
está sentado en él?
Me encogí de hombros.
-¿Nosotros? –Me reí– Si quieres que se quede, entonces ven aquí y ayuda a
despejar un lugar para ello.
-No son los primeros en traer una entrega sorpresa el día de hoy. Supongo
que simplemente lo pueden poner junto a la pared en el pasillo por ahora
Nos tomará unos minutos hacer espacio para eso.
-¿El resto?
El hombre parecía indiferente a mi sorpresa. Su mente ya había regresado
abajo con el resto de su entrega. Miró su portapapeles y asintió.
Supuse que ya debería estar acostumbrada a las sorpresas, pero aún así me
quedé boquiabierta.
-No sé, señora. Algunos diseñadores de interiores que trabajan para las
estrellas. Hay una carta en alguna parte. Volveremos en un minuto con el
resto. –Observo el desastre en mi apartamento con cautela– Intente, al
menos, despejar el camino para que podamos llevar los muebles a las otras
habitaciones.
Con eso, el hombre reunió a sus otros tres hombres y se dirigieron al ascensor.
Les dejé la puerta abierta y me volví para mirar a mis amigos, aturdidos.
Yeriel se rió.
-No, señorita Ella. El Sr. Oliver y el Sr. Thompson están aquí, pero tienen un par
de huéspedes con ellos que no están en su lista. –Aclaró su garganta y habló
un poco más bajo– Él, eh, dijo que reclutó un poco de mano de obra
adicional para ayudar con la mudanza. ¿Puedo enviarlos?
-¿Brian Oliver reclutó ayuda? –Vivian colocó otra caja fuera del camino y
recogió el video cámara de nuevo– Esto debería ser bueno.
Dos minutos después, Brian gritó usando algún tipo de voz porno profunda y
cursi mientras tocaba en mi puerta.
Dejé que se divirtiera. Después de todo, la chica tenía un punto. Incluso los
agentes de Brian habían mencionado que yo era bueno para su imagen
porque lo hacía parecer más agradable.
-Adelante –llamé– Solo ten cuidado y mira tu paso. Hemos limpiado un poco
de espacio, pero sigue siendo bastante caótico aquí.
Brian cruzando la puerta con una pequeña mesa de café no fue del todo
inesperado. Sin embargo, el hecho de que no tuviera camisa era un tanto
sorprendente. Cuando levanté una ceja inquisitiva hacia él, me dio una
sonrisa grande y cursi para que coincidiera con la ridícula voz de estrella
porno que había adoptado.
-Tengo un buen y gran paquete para usted, señorita Rodríguez. ¿Hay algún
lugar especial en el que quieras que lo ponga?
Mis ojos se hincharon, y coloqué una mano sobre mi cara enrojecida.
-Oh, sí –dijo Vivian con orgullo, todavía apuntando la cámara hacia él.
-¿Estás bromeando? ¿Qué es más apropiado para My Fairy Tale Life que la
estrella porno Brian Oliver entregandome paquetes?
Brian entrecerró sus ojos hacia mí, tratando de averiguar si hablaba en serio.
Mantuve mi sonrisa como un profesional. Por supuesto que no lo publicaría
si realmente no quisiera que lo haga, pero aún no tenía que saberlo.
-¿Mejor que Porno Brian? –preguntó Juliette. Sonaba escéptica de que algo
mejor existiera. Debo admitir que compartí su escepticismo.
Me quedé boquiabierta.
Jesse Ramos era una popular estrella de cine de acción. Si necesitabas una
muestra de músculos, muchas armas y explosiones, Jesse encabezaba tu
lista. Había estado en un par de películas del padre de Brian, y supuse que
así se conocían los dos. Rhett Kessler era más una estrella de acción y
suspenso. Era el tipo de espionaje sexy e inteligente. Sus películas tenían un
montón de trucos de parkour de lujo y peleas ninja para los amantes de la
acción y el sarcasmo quippy y sonrisas de ensueño que llevaron a las mujeres
al cine junto con los hombres. Brian lo había mencionado antes, y tuve la
impresión de que Rhett era uno de los amigos más cercanos de Brian.
Ambos fueron muy fáciles de ver. Y estaban de pie, sin camisa, en mi sala
de estar esperando a que les dijera dónde dejar mi nuevo sofá.
Vivian asintió.
-¿Finalmente?
-Sí, finalmente –Se rió– Este tonto no ha hablado de nada más que de ti
desde que te conoció en FantasyCon. Le he estado preguntando durante
semanas cuando iba a dejarme tener una oportunidad adecuada para
robarte de él.