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Reacciones Posturales Definitivas
Reacciones Posturales Definitivas
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Difieren fundamentalmente de los reflejos neonatales, que son respuestas congénitas
instintivas presentes en el nacimiento y que desaparecen, en ser respuestas que aparecen
en el curso de la evolución más o menos tardíamente y persisten ya indefinidamente
aunque resulten modificadas con el tiempo. Están constituidas por una secuencia
ordenada de movimientos orientados hacia un fin. El logro de los jalones del desarrollo
normal del niño tales como el sentarse, gatear, arrodillarse, levantarse, andar, correr y
pararse depende de la adquisición de estas reacciones posturales.
Pueden dividirse en tres grupos principales: las reacciones de enderezamiento, las
reacciones de protección o paracaídas y las reacciones de equilibrio.
1. Reacciones de Enderezamiento. Son aquellas que permiten que el niño logre la
correcta alineación de la cabeza en el espacio, es decir, con respecto al plano horizontal,
de la cabeza con relación al tronco y del tronco con respecto a las extremidades, actos
todos que se realizan por la información aferente procedente de los ojos, de los
laberintos, de los propioceptores de la nuca y músculos espinales, y a partir de los
receptores del tacto y presión de la piel del cuerpo. Se han tratado someramente en
Aptitudes corporales. Se dividen en:
3. Reacciones de Equilibrio. Son las reacciones posturales más complejas por las que
alcanza su máxima perfección la capacidad de mantener el cuerpo siempre dentro de
nuestro centro de gravedad o equilibrio. Cuando esto se ha logrado totalmente, y solo
entonces, es posible la deambulación directa. Al igual que las otras reacciones el
equilibrio se aprende en diferentes fases iniciándose el proceso hacia los cinco meses.
Se puede explorar en varias posiciones.