San Agustín Vida y Obra

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ELLIOT YARYK SIFUENTES 01/06/2019

INTRODUCCIÓN A LA FILOSOFÍA

SAN AGUSTÍN
VIDA
San Agustín nació en Tagaste, África en el año 354 d. C. Su padre, Patricio, era pagano (se
convertiría al cristianismo al final de su vida) y su madre fue una santa mujer cristiana, Santa
Mónica. Desde joven, Agustín destacó por su gran inteligencia; era talentoso, pero también
vanidoso, quería ganar fama y prestigio. Estudió retórica en Cartago y se convirtió en profesor de
gramática y retórica. Su madre deseaba con todo el corazón que se convirtiera cristiano y se
bautizase, pero pasarían muchos años antes de que eso sucediera.
Durante ese tiempo Agustín llevó una vida de excesos dejándose dominar por sus pasiones,
pero también comenzó una seria búsqueda de la verdad y de sentido. Tuvo contacto con la filosofía
por vez primera en los textos de Cicerón y también comenzó a leer las Sagradas Escrituras, pero
las rechazó porque no las entendía y las consideró de baja calidad literaria, después reconocería
que no tuvo la humildad requerida para acercarse a la Biblia. Después ingresó a la secta de los
maniqueos, pero quedó decepcionado porque lo que le ofrecían no satisfacía su sed de verdad. Se
mudó a Roma para ejercer como maestro y tras fracasar se establece en Milán.
Estando en Milán, conoce a San Ambrosio, obispo de esa ciudad, quien influiría fuertemente
en él. También se acercaría a la filosofía neoplatónica de la que aprendería sobre la inmortalidad
de alma y la concepción de un Dios no material sino espiritual. De San Ambrosio aprendió a
interpretar las Sagradas Escrituras con sentido alegórico, no solo literal y todo esto le abrió nuevos
horizontes de conocimiento y reflexión.
Finalmente, Agustín abraza la fe católica y se bautiza, se vuelve a África es ordenado sacerdote
en 391 y en 395 es consagrado obispo en Hipona donde ejerció su ministerio trabajando
incansablemente hasta su muerte, enfrentar herejías y otras dificultades. Durante el asedio de los
bárbaros murió enfermo en el año 430 d. C. Hipona.

PENSAMIENTO
San Agustín fue un pensador brillante y su obra es muy extensa; aborda todas las cuestiones
importantes de la vida, tales como la verdad, el alma, la cuestión del mal, Dios y otros temas que
siempre han despertado interés en el hombre.Entre los grandes pensadores de la patrística se
encuentra San Agustín, quizá el más sobresaliente de ellos. En su pensamiento, retoma el
platonismo, lo asimila, hace sus aportes filosóficos y lo sintetiza con la fe cristiana dándole una
base filosófico-teológica a la doctrina católica. Para él la fe y la razón son complementarias y tenía
dos principios básicos: ‘’cree para entender’’ y ‘’entiende para creer’’ expresando así que requiere
usar la razón para captar la verdad, pero ésta sola no puede, sino que necesita el impulso de la fe.
La razón no estorba a la fe ni la fe a la razón, sino que se asisten mutuamente.
De acuerdo a San Agustín, el hombre puede conocer la verdad debido a que Dios ha puesto en
él nociones de verdad y hay que hacerlas surgir. Las ideas nos conducen a la verdad necesaria e
ELLIOT YARYK SIFUENTES 01/06/2019
INTRODUCCIÓN A LA FILOSOFÍA
inmutable, eterna y absoluta. No hay nada inmutable en el hombre y la verdad no podría ser
inmutable si no se hallase más allá de la mente humana. Por tanto, el conocimiento racional se
funda en un principio metafísico más allá de la razón e independientemente de ella; ese principio
es la Verdad, es decir, en Dios mismo. El hombre puede acceder a las ideas con la luz que Dios da
a la razón.
Sobre el problema de mal dice que el mal moral no existe; metafísicamente no es nada, no es
una esencia sino ausencia del bien. Tan solo la existencia ya es un bien, por tanto, el mal no puede
existir, sino que es el resultado del mal uso de la libertad, el hombre con mala voluntad genera ese
mal, pero no es substancial. El mal físico se debe a nuestra condición de creaturas limitadas e
imperfectas: nos agotamos, cometemos errores, enfermamos, etc. De modo que no es estrictamente
un mal sino efecto de nuestra imperfección y finitud.
Ante el cuestionamiento de algunos no creyentes: ‘’¿qué hacía Dios antes de crear el cielo y la
tierra?’’, San Agustín da una brillante respuesta: realiza un estudio del tiempo y concluye que el
universo no comenzó en el tiempo sino con el tiempo, de modo que este también tuvo un principio.
Por tanto, no se puede hablar de ‘’antes’’ de la creación porque no había tiempo sino una eternidad,
como un presente eterno.
San Agustín dio un gran paso al extender su reflexión filosófica hacia el del hombre buscando
su identidad como persona. Hasta entonces se había estudiado el hombre buscando su papel en el
cosmos y como miembro en una sociedad, pero no en su interior. Para Agustín, el hombre se
constituye de dos principios: uno material y otro inmaterial; este último es el alma, la cuál es
trascendente e inmortal y puede percibir un mundo inteligible. Si fuese material el alma entonces
no podrá percibir este mundo inteligible. Introduce el término de ‘’persona’’ en la filosofía para
para identificar la realidad del ser humano como creatura de Dios hecha su imagen y semejanza
con voluntad propia, única e irrepetible que, en efecto, es parte del universo, pero tiene un rol
único, no solo es consciente de lo que rodea sino también de sí mismo y puede objetivar su propio
ser y para tratar de entenderlo.
Partiendo del nombre que Dios revela de sí mimo ‘’ Soy el que es’’, San Agustín deduce que
Dios es inmutable, es eterno que hace todo a una vez sin transcurrir en el tiempo, Dios es Bien,
Verdad, Ser y Amor. Estos atributos no son coincidentes en su misma esencia.
Sobre la Santa Trinidad, San Agustín afirma que hay igualdad de sustancia y no hay distinción
jerárquica entre las Personas de la Trinidad. El Padre es totalmente Dios, el Hijo es Totalmente
Dios, el Espíritu es totalmente Dios. La diferencia entre las tres Personas no es ontológica sino en
lo que él llama relación: el Padre tiene al Hijo pero no es el Hijo y el Hijo tiene al Padre pero no
es el Padre y de igual modo el Espíritu Santo; la diferencia no es en dimensión sustancial sino en
el de la relación, tampoco son atributos accidentales ya que los accidentes son mudables, pero
estos atributos se sitúan en la dimensión de la eternidad.
Hoy día, quizá estemos familiarizados esta concepción, pero recordemos que en tiempos de San
Agustín estas cuestiones sobre la persona humana o la Santa Trinidad no estaban tan definidas.
Nuestro querido filósofo dio pasos de gigante haciendo importantes aportes a la filosofía y la
teología siendo amalgama entre el pensamiento clásico y de la edad media.

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