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Sistemas Hidráulicos Pre Incaicos

En las últimas dos décadas el mundo viene luchando contra el cambio climático. Algunos
atribuyen su aceleración a la acción del hombre y otros a una acción normal de la naturaleza.
Como sea, es evidente que vivimos un aumento de temperaturas que nos afecta.

Es probable que nuestros antepasados hayan lidiado con una naturaleza hostil que obedecía a
un cambio climático quizás menos evidente que el que experimentamos ahora; con menos
argumentos científicos y técnicos, pero con una gran fortaleza que ahora no tenemos: la visión
mística de los astros, la veneración a los recursos agua y tierra y, sobre todo, el respeto a la
naturaleza que se evidencia en la manera como administraban los recursos. En definitiva, esa
convivencia natural y la veneración a los astros y los recursos naturales, cosmovisión, hicieron
que usaran de manera armónica y respetuosa su entorno, el agua y el suelo.

Sistemas hidráulicos pre Incas data de hace más de 5,000 años, años de convivencia con la
naturaleza, producto de la cosmovisión que ellos tenían, donde los astros (el sol, la luna y las
estrellas) y los recursos naturales (agua y suelo) formaban parte de sus divinidades y a los cuales
debían respeto y este era correspondido en alimentos abundantes para los pueblos. De aquí
probablemente la explicación a las grandes obras hidráulicas que nos han dejado y que ahora
son motivos de admiración y constante investigación, no solo porque la estructura era la
solución a los problemas del agua, sino que esta era parte de una veneración a la yacumama
(madre agua).

En la época pre incaica fue creada una tecnología propia y original íntimamente ligada a una
fuerte organización que giraba en torno al riego. El resultado fue un gran desarrollo agrícola.
Esta organización asumió una serie de pautas muy estrictas, referidas por ejemplo a la
uniformidad de los cultivos, la dosificación del agua según turnos estrictos, la distribución
permanente de tareas de mantenimiento y la limpieza de la infraestructura hidráulica. El control
colectivo sobre cada agricultor individual era esencial y tenía más fuerza ahí donde el agua era
más escasa.

Cada cultura en la época preincaica puso en práctica e implemento sistemas de riego avanzado
que le permitía abastecer a un gran número de personas, estos sistemas también eran
aprovechados para ser utilizado en la ganadería y otras aspectos para el bienestar de las
comunas, las que serán mencionadas a continuación.

Cultura Nazca: La cultura Nazca al igual que la mayoría de culturas del mundo andino, tienen su
base económica en la agricultura, esta actividad se presentó para los Nazca como un reto difícil
de superar por las características geográficas de la región donde se desarrollaron, pues el clima
es bastante seco, las tierras agrícolas son pocas y existe poca agua para el regadío debido a la
poca agua que llevan los ríos de esas región del Perú especialmente los de la cuenca del río
Grande.

Los Nazca solucionaron en parte este problema con la elaboración de una tecnología de riego
basada en la utilización de canales de riego y de unas galerías subterráneas construidas para
aprovechar la napa freática, en la zona donde los ríos pasan por debajo de la superficie. Esta
tecnología recibe el nombre de puquios y aparentemente fueron la base del riego sobre todo a
partir de la fase Nazca medio para adelante.
Esta ingeniería de la cultura Nazca conducen las filtraciones de los ríos, Aija, Tierra Blancas y
Nazca por tramos subterráneos (galerías socavón) y por tramos descubiertos (galería zanjón.

En los tramos cubiertos construyeron chimeneas de sección helicoidal cada cierto tramo (50,
100 y 120 m), con el fin de realizar el mantenimiento de las zanjas y cargar con la presión
atmosférica al acueducto y mantener el régimen de flujo, el mismo que no cause erosión ni
sedimentación en el canal. Las paredes de estas chimeneas están revestidas con piedras canto
rodado, colocados aparentemente sin aglomerante y mantienen su estabilidad a pesar de los
fenómenos naturales ocurridos.

Cultura Mochica: La cultura mochica era una sociedad avanzada para su tiempo, capaz de
canalizar las aguas y desarrollar un complejo sistema de riego para sus tierras. Como debieron
llevar agua para cultivar tierras secas, construyeron canales (Wachaques) que se muestran
como notables obras de ingeniería hidráulica, como el de Ascope y el de la Cumbre. Asimismo
construyeron represas como la de San José, cuyas aguas almacenadas servían para irrigar las
tierras en tiempo de sequía y escasez.

Estos sistemas a su vez recibían el nombre de Amunas, de mayor presencia en la serranía de


Lima, constituyen una práctica ancestral de recarga de acuífero, que ahora se muestra como
novedosa, pero que en épocas de los pre incas limeños se hicieron con excelentes resultados;
un ejemplo que ha persistido en el tiempo, es la práctica que hasta hoy realizan los pobladores
de Tupicocha en Huarochiri, Lima. El sistema funcionaba con zanjas abiertas que siguen las
curvas de nivel de las punas, lo que permitía conducir el agua de lluvia hasta un lugar llamado
cochas, estructuras abiertas para recibir el agua, la misma que luego se filtrara en la montaña
para surgir, aguas abajo, como puquios meses después; exactamente cuando no hay lluvias y el
estiaje es más marcado en la cuenca, pudiendo de esa manera realizar agricultura y mantener
al pueblo provisto de alimentos.

La gradiente de las caídas variaba en pendientes hasta en un 61 % a casi vertical, siendo


especialmente alta en los tramos secundarios que bajaban a aproximarse a los andenes para
aprovisionarlos. Para escoger el terreno de un trayecto, en sitios con pendiente pronunciada, lo
ideal era aprovechar un afloramiento geológico como base estable, evitando así la erosión del
canal. En las caídas abruptas se controlaba la velocidad del agua usando piedras deflectoras,
gradas, texturas, ángulos y cambios de dirección; también se utilizaban fuentes o pozos de
disipación.

Cultura Wari: Los Wari impulsaron grandemente la agricultura intensiva, la producción masiva
de bienes y productos y un activo intercambio comercial. Para aumentar la producción agrícola
de las provincias y obtener excedentes para reforzar el abastecimiento de la región ayacuchana
cuya agricultura no alcanzaba a satisfacer las necesidades de una numerosa y creciente
población urbana, los Wari impulsaron la construcción de importantes obras hidráulicas en todo
el Imperio; de ellas quedan restos en los valles de Moche y Virú. En la Comarca de Lima es
probable que hayan ampliado la canalización del río Surco para irrigar la parte media del valle
del Rímac y la Rinconada de Nieveria, donde se asienta Cajamarquilla.

Los Wari perfeccionaron y expandieron los sistemas de riego al mismo tiempo que el carácter
político de su gestión se hizo más relevante. El sistema de regadío de valles múltiples, unidos
por canales, dominó la agricultura. Se aprovecharon al máximo los sistemas de riego por
gravedad, utilizando las pendientes y controlando las pérdidas por filtración mediante canales y
surcos y así pudieron incorporar a la agricultura los suelos áridos y pantanosos de la costa. La
gestión del agua pasó a ser centralizada por los reinos de la costa y su control fue
definitivamente un elemento básico de poder. Perfeccionaron el sistema hidráulico y agrícola,
sentando las bases para el posterior auge del imperio Inca.

Cultura Paracas: Paracas utilizó la técnica agrícola conocida por su forma como hoyas o campos
hundidos. Ésta técnica consistía en cavar un hueco hasta alcanzar la tierra húmeda necesaria
para cultivar. Adicionalmente, se construyeron canales de irrigación que partían de una
bocatoma ubicada en el alto valle hasta alcanzar la tierra necesaria para cultivar.

Asimismo, en los desiertos costeros crearon una especie de chacras hundidas para poder
obtener una humedad necesaria; es decir, éstos hacían una especie de pozas anchas y hondas,
en las cuales sembraban diferentes productos de modo que, con el rocío y la humedad daba
vegetación. Sin embargo, en el caso de las lomas usaban sistemas de captación que consistía en
aprovechar el agua de la niebla y de los ojos de agua. Simultáneamente se acumulaban grandes
piedras en las quebradas y laderas, para así formar muros que contengan la filtración del agua
condensada en las partes altas de las lomas y usarlas para la siembra de diferente vegetación

De acuerdo a otros informes también se dedujo que se utilizaron dos métodos que desarrollaban
las culturas Paracas y la cultura Wari para poder hacer eficaz el riego, las que tienen su propia
definición sobre su uso, estas se denominaban:

Los waru waru o camellones

Son prácticas ancestrales de uso común en el altiplano, en áreas inundables o inundadas, que
consisten en “jalar” tierra formando una plataforma o “cama” rodeada de agua, donde se realiza
la siembra. Esta agua alrededor del waru waru (conocidos así en los alrededores del lago Titicaca
o también llamados o ‘suka kullus’ ) crea un microclima que mitiga el efecto de las heladas,
permitiendo el desarrollo de los cultivos.

Se tienen evidencias de otros sistemas de camellones lejos de La Raya hasta Sicuani


(pertenecientes al departamento de Puno) y posteriormente, desde c.1000 d.C, también se
encontraron estos sistemas en las tierras bajas de la amazonia fechada después de 1000 d.C. y
desde el primer milenio a.C. en las zonas añejas como las de las Guayanas.

Cochas o qochas son antiquísimas y aún visibles en el altiplano. Se les describe como pequeños
estanques naturales que se transformaron en reservorios revestidos de arcilla o de piedra y
áreas irrigadas definidas para cultivos en camas. Los estanques o depresiones originales del
altiplano se llenaban con el agua de lluvia que estacionalmente se acumulaba, proveniente de
los ojos de agua, de manantiales para poder usarla de una manera más eficiente en los
momentos de riego, y se ampliaban cavando estructuras cóncavas en una gran variedad de
formas y tamaños, que servían como fuentes de agua para consumo humano y de bebederos
para el ganado. El fondo de las cochas en descanso también puede servir para preparar chuño
(papas deshidratas).
Los Andenes
Los antiguos habitantes de la región andina, al necesitar tierras de cultivo adicionales a las que
les ofrecían sus estrechos valles, intentaron ganar esas tierras a costa de las montañas y crearon
los primeros andenes.

La escala no parece haber sido muy importante hasta aproximadamente el siglo VI de nuestra
era, cuando el Estado Huari o Wari empieza una masiva construcción de andenes en la región
de Ayacucho, lo que implicaba una gran inversión de fuerza de trabajo. Es precisamente a partir
de ese momento en que Huari cobra importancia geopolítica y empieza su expansión por los
Andes Centrales en lo que es considerado el primer imperio andino. Es así que se puede apreciar
en la mayor parte de la serranía peruana, pues fueron técnicas de riego que pasaron de cultura
en cultura.

Son terrazas enormes, en forma de graderías, levantadas gracias a muros de contención de


piedra en las faldas de los cerros. De esta forma el hombre andino ganó tierras al difícil relieve
de la cordillera de los andes y las convirtió en tierras aptas para la agricultura. Para irrigar estas
tierras se construyeron canales y acueductos que tenían su origen en la parte alta de los valles,
en lugares elevados, donde nacen los ríos. Adicionalmente se aprovechó el agua de las lluvias.
Se dice que estos andenes son grandes macetas pues una vez construidos se colocaban tres
capas artificiales superpuestas sobre la tierra natural. Primero se ponía una capa de tierra
menuda, luego arena y finalmente tierra vegetal. De este modo se evitaba la erosión pluvial y se
airaban las raíces de las plantas.

Las mayores extensiones de andenes se iniciaron con la expansión del Estado Huari, desde c.
600 d. C. Los andenes con riego estuvieron mayormente concentrados en la sierra sur del Perú
y después en las áreas claves del desarrollo Inca, como el Cuzco.

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