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La temporada ideal del año para consumir hongos alucinógenos es de agosto hasta septiembre. Debido a que
conforme aumentan las lluvias, los suelos boscosos se pueblan de hongos de diferentes colores y texturas.
Diminutos, presumen su largo tallo coronado por un pequeño sombrero. Estas curiosidades de color amarillo
brotan en días soleados sobre los prados húmedos, después de una noche lluviosa.
Su nombre científico es Psilocybe mexicana y entre sus muchos nombres también son conocidos como
“pajaritos”. Este es el más pequeño y conocido de los hongos alucinógenos.
Su uso se popularizó por la curandera mazateca María Sabina, que hace varias décadas tuvo visitantes
extranjeros desde investigadoresa hasta estrellas de rock como Bob Dylan o The Beatles y participaran en un
rito con este hongo sagrado.
Mixtecos, mazatecos, tzeltales, mazahuas, chinantecos, chatinos, mixes, nahuas, otomíes y tarascos son las
etnias que los consumen en rituales sagrados.
De hecho para muchos grupos indígenas de nuestro país, los hongos alucinógenos guardan sabiduría
ancestral que se remonta a los orígenes mismos de estas culturas.
Incluso, los mayas les rendían culto por medio de figurillas que datan de los años 1 000 a.C., a 500 d.C.
Se sabe también que su ingestión era parte importante de los ritos religiosos oraculares de mixtecas y
zapotecas en Oaxaca, de los náhuatls del México central, y posiblemente de los otomíes de Puebla y los
tarascos de Michoacán.
La primera mención de su uso data de libros del siglo xvi. Uno de ellos menciona su utilización con fines
rituales en la fiesta de coronación de Moctezuma, el último emperador azteca.
En México existen cerca de 15 especies de hongos psicoactivos (es decir, que contienen alcaloides).
Además de Psilocybe mexicana, existen dos variedades consideradas las más comunes: Psilocybe
caerulescens, que nace también en tierra húmeda y que es bien conocido como “derrumbe” u “hongo sagrado
del gran poder”, y el Psilocybe (o Stropharia) cubensis, que crece sobre el estiércol del ganado vacuno.
Las especies Amanita muscaria y Amanita pantherina reciben el nombre de Teonanacatl, que en náhuatl
significa “carne de dios”.
Los mazatecos de Oaxaca les llaman nti-si-tho; el prefijo nti es un diminutivo de respeto y cariño, y si-tho
significa “el que brota”. Así, en una montaña solitaria de Oaxaca, contemplamos aquel grupo de pequeños
hongos capaces de inimaginables revelaciones.
Si quieres tener una experiencia mística con los Teonanácatl o ‘niñitos santos’
La época de cosechas inicia en junio y se extiende hasta septiembre; es durante estos meses que muchos
visitan el lugar para probar lo que zapotecas han utilizado como medio de autoexploración, sanación y
revelación.
Incluso la economía local se basa en el turismo que los hongos llevan a este lugar mágico. Además después de
la temporada los hongos se congelan o se secan para que puedan ser utilizados en tés.
Senguio, Michoacán
A pocas horas de la Ciudad de México, rodeado de la sierra Chincua, Chamangareo y Cambaye, se localiza el
pueblo de Senguio, lugar en donde las antiguas haciendas destacan.
Lleno de historia y construcciones que se remontan a los siglos XVI, XVII y XVIII, Senguio es un destino
elegido por todos aquellos que buscan tranquilidad y contacto con la naturaleza.
Es muy conocido porque desde 1997, se realiza la Feria del Hongo, encuentro internacional que se celebra
durante agosto. La feria incluye exposición de hongos silvestres, eventos culturales, conferencias, recorridos
turísticos, muestra gastronómica, entre otras actividades.
El nombre de Senguio quiere decir ‘límite de reinos’. Si lo visitas te recomendamos visitar Jungapeo,
municipio que sorprende por su belleza en la que destacan las aguas termales de Agua Blanca.
En la región a los hongos se les conoce como “pequeños que brotan” o la “sangre de Dios” y es considerado
la cuna de los hongos alucinógenos.
Aquí se realizan ceremonias nocturnas con la finalidad de curar problemas tanto emocionales como físicos,
pero la principal razón es la de comunicarse con los antepasados y despertar la consciencia.
El llamado “viaje” que muchos buscan alcanzar es posible en la región, en donde los lugareños utilizan los
hongos como el medio para dar con las respuestas que toda persona necesita.
La curación que se realiza se hace con medicina tradicional, misma que es posible gracias a la presencia de
hongos que pueden tratar los nervios y el estrés.
Por si fuera poco este destino es ideal para quien guste realizar actividades ecoturísticas, y claro que para
quienes quieran tener un encuentro con los hongos.