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Resumen
Todas las proposiciones que hace la sociología pueden y deben aplicarse a los sujetos que
hacen la ciencia. Aplicar la sociología a la sociología es un instrumento indispensable del
método sociológico: uno hace la ciencia tanto en contra de su preparación como con su
preparación.
La sociología debe tomar por objeto la lucha por el monopolio de la representación legítima
del mundo social. Esa lucha de las clasificaciones que es una de las dimensiones de cualquier
tipo de lucha de clases. La observación del sociólogo es también producto de toda la historia
de las luchas simbólicas que han tenido como objeto la existencia y la definición de las clases
y han contribuido a hacer las clases.
El conocimiento ejerce un efecto cada vez que una parte de la eficacia de los mecanismos
cuyas leyes de funcionamiento estable dependen del desconocimiento es enfrentada, es decir
cada vez que se enfrenta a los fundamentos de la violencia simbólica. Pues esta sólo puede
ejercerse en el desconocimiento de las bases reales de la dominación.
Si hay una verdad, esta es que la verdad es un objeto de lucha, pero ésta sólo puede conducir a
la verdad cuando obedece a una lógica tal que la única forma de vencer al adversario sea
empleando contra el las armas de la ciencia y cooperando así al progreso de la verdad
científica.
El principio de la acción histórica no es un objeto, no reside en la conciencia ni en las cosas,
sino en la relación entre dos estados de lo social. Entre la historia objetivada de las cosas, en
forma de instituciones y la historia encarnada en los cuerpos, en forma de disposiciones que
denomino habitus.
Podría ser una ruptura decisiva sustituir la relación ingenua entre individuo y sociedad por la
relación construida entre esos dos modos de la existencia social: Campo y Habitus.
Por un lado están las condiciones sociales de la producción de los protagonistas, o para ser más
precisos de sus disposiciones duraderas y por otro la lógica específica de cada uno de los
campos de encuentro en que comprometen estas disposiciones, el campo artístico, el político,
el intelectual, etc.
Estas representan una configuración entre otras estructuras de relaciones. Esto supone que uno
debe estar atento a las relaciones pertinentes que suelen ser invisibles o pasar inadvertidas a
primera vista, entre las realidades directamente visibles, como las personas individuales, o las
personas colectivas. Esta especie de inducción teórica hace posible la generalización sobre la
base de la hipótesis de la invariación formal dentro de la variación material.
El pensar en términos de campo, supone una ruptura con la representación realista que lleva a
reducir el efecto del medio al efecto de la acción directa que se efectúa en una interacción. La
estructura de las relaciones constitutivas del espacio del campo es la que determina la forma
que pueden revestir las relaciones visibles de interacción y el contenido mismo de la
experiencia.
En las acciones siempre hay ciertos agentes, que a no ser que se excluyan del juego, no tienen
más remedio que luchar por mantener o mejorar su posición en el campo, con lo cual
contribuyen a imponer sobre todos los demás presiones a menudo percibidas como algo
insoportable que nace de la coexistencia antagonista.
Los dominantes son, con mucha frecuencia aquellos que expresan las fuerzas inmanentes del
campo, más que los que la conducen o las dirigen. Los campos sociales no son campos de
fuerza sino campo de luchas destinadas a transformar o conservar estos campos de fuerzas. Y
la relación que mantienen los agentes con el juego, forma parte del juego y puede ser el
principio de su transformación.
Un campo, sólo puede funcionar si encuentra individuos socialmente dispuestos a comportarse
como agentes responsables, a arriesgar su dinero, su tiempo, su honor y su vida, para perseguir
las apuestas y obtener los beneficios que propone, los que de otro modo pueden parecer
ilusorios y siempre lo son ya que descansan en la relación de complicidad ontológica entre el
hábitus y el campo que es el principio del ingreso al juego, la adhesión, la ilusio.
En la relación entre el juego y el sentido del juego es donde se engendran las apuestas y se
constituyen ciertos valores que aunque no residen fuera de esta relación se imponen en su
interior con una necesidad y evidencias absolutas. Esta forma originaria de fetichismo es el
principio de toda acción. El motor no está en el fin material o simbólico, ni en las presiones
del campo, está en la relación entre el habitus y el campo que hace que el habitus contribuya a
determinar aquello que lo determina.
La illusio, en el sentido de la inversión en el juego, sólo se convierte en ilusión en el sentido
originario de la acción de engañarse, cuando se aprehende al juego desde afuera.
Es la sociedad la que da sentido a la existencia, que produce los agentes que se juzgan
importantes para si mismos y para los demás. Sin ir tan lejos como Durkheim que dice “la
sociedad es dios” yo diría “Dios no es nunca más que la sociedad” Lo que se espera de Dios no
se puede percibir sino de la sociedad . Es la lucha por el reconocimiento social que libera de la
insignificancia, una lucha a muerte por la vida y la muerte simbólica. El juicio de los otros es
el juicio final y la exclusión social es la forma concreta del infierno.
Las determinaciones que pesan sobre los agentes de un campo nunca se ejercen directamente
sobre ellos sino sólo a través de la mediación específica constituida por las formas y las fuerzas
del campo. Es decir, después de haber sufrido una reestructuración, la cual es tanto más
importante cuanto más autónomo sea el campo, esto es, cuanto más capaz sea de imponer su
lógica específica.
Lo que legitima el derecho a ingresar a un campo es la posesión de una configuración particular
de características. Una de las metas de la investigación es estudiar esa configuración, es decir,
las formas de capital específico.
Los agentes sociales no son partículas mecánicamente arrastradas y empujadas por fuerzas
externas. Son portadores de capital y según su trayectoria y la posición que ocupan en el
campo en virtud de su dotación de capital propenden a orientarse activamente, ya sea hacia la
conservación de la distribución del capital o a su subversión.
Las relaciones entre los campos nunca se definen de una vez y para siempre.
El estado sería un conjunto de campos, donde se llevan a cabo luchas cuyo objetivo sería
acceder al monopolio de la violencia simbólica legítima, es decir, el poder de construir e
imponer como universal y universalmente aplicable un conjunto de normas coercitivas.
Bourdieu: Habitus, illusio y racionalidad
Para entender la noción de interés, es menester advertir que esta no se opone a la del
desinterés o la gratitud, sino también a la indiferencia. Ser indiferente significa no sentirse
motivado por el juego. La indiferencia es un estado de no preferencia y al mismo tiempo, un
estado de conocimiento en el cual soy incapaz de distinguir entre las apuestas propuestas.
La Illusio es lo contrario: refiere al hecho de estar involucrado, de estar atrapado en el juego y
por el juego, es aceptar que tiene un sentido, que sus apuestas son importantes y dignas de ser
emprendidas.
Cada campo define y activa una forma específica de interés, una illusio específica como
reconocimiento tácito del valor de las apuestas propuestas en el juego y como dominio práctico
de las reglas que lo rigen. Además este interés específico implícito en la participación en el
juego se diferencia del acuerdo con la posición ocupada en él.
Hay tres clases fundamentales de capital: el económico, el cultural y el social. A estas tres
formas hay que añadir el capital simbólico, que es la modalidad adoptada por una u otra de
dichas especies cuando es captada a través de las categorías de percepción que reconocen su
lógica específica o, lo que es lo mismo, desconocen su carácter arbitrario de su posición y
acumulación. Al capital cultural habría que denominarlo en realidad capital imformacional y
que existe bajo tres formas, en los estados incorporado, objetivado e institucionalizado. El
capital social es la suma de los recursos, actuales o potenciales, correspondientes a un
individuo o grupo, en virtud de que estos poseen una red duradera de relaciones,
conocimientos y reconocimientos mutuos más o menos institucionalizados, es decir, la suma de
los capitales y poderes que semejante red permite movilizar.
La sociedad hace a los individuos pero no solo ella no es más que los individuos que la habitan
sino que no puede hacerlos totalmente como ella desea que sean (seres heteronomos) pues
encuentra en la psique por más sujeta que esté a la formulación social, una resistencia que le
permite preservar su núcleo monádico. La encarnación de los individuos en la sociedad es
siempre fragmentaria, los procesos psicogenéticos no son reductibles a los procesos puramente
sociales. Es necesario plantear la existencia de lo social y de lo psíquico.
Si la sociedad es la obra del imaginario radical instituyente, si de hecho siempre es auto
creación, auto alteración, siempre en transformación en la historia. Ello no impide que esta
sociedad vaya más o menos a cristalizarse en formas instituidas a partir de las cuales va a
tratar de fabricar al individuo y en esas condiciones permitirle sublimar, es decir investir
objetos socialmente valorizados pero al mismo tiempo contener, constreñir la imaginación de
la psique, obligar al individuo a pensar en términos “conjuntistas identitarios” e impedir al
individuo que acceda a la subjetividad, instancia a la vez reflexiva y deliberante. Hay pues, por
una parte, una lucha encarnizada entre la capacidad de autoconstrucción de la sociedad y su
recaída necesaria en las formas instituidas, entre lo instituyente y lo instituido.
Los individuos quieren devenir sujetos autónomos, es decir sujetos no separados de la sociedad
sino muy por el contrario, que participan en su auto- construcción permanente y que la liberan
de su tendencia a la heteronomia.
El hombre sólo existe en la sociedad y por la sociedad y esta es siempre histórica. La sociedad
es una forma y cada sociedad tiene su forma particular y singular, es decir sus propia
organización y su propio orden.
Los individuos y las cosas son creaciones sociales, tanto en general como en la forma particular
que ellos asumen en cada sociedad dada.
Lo que mantiene unida a la sociedad es su institución, el complejo total de sus instituciones
particulares (institución de la sociedad como un todo). Sociedad aquí implica normas, valores,
lenguaje, herramientas y procedimientos.
Las instituciones se imponen, superficialmente, mediante la cohesión y las sensaciones, menos
superficialmente, y de forma más amplia, mediante la adhesión, el apoyo, el consenso, la
legitimidad, la creencia. Pero en última instancia lo hacen mediante la formación de los
individuos sociales, en el cual se incorporan tanto las instituciones mismas como los
mecanismos de perpetuación de las instituciones.
Todos somos, en primer término, fragmentos ambulantes de la institución de nuestra sociedad,
fragmentos complementarios. De conformidad con sus normas, la institución produce
individuos, quienes, por construcción, no son solamente capaces de reproducir la institución,
sino que están obligados a hacerlo.
La institución de la sociedad, está hecha de múltiples instituciones particulares. Estas forman
un todo coherente que funciona junto. Aún en situaciones críticas, una sociedad sigue siendo
esa misma sociedad, si no lo fuera no habría luchas alrededor de los mismos objetos. Hay una
unidad en la institución total de la sociedad que está dada por la cohesión interna de la
urdimbre inmensamente compleja de significaciones que empapan, orientan y dirigen toda la
vida de la sociedad considerada y a los individuos concretos que corporalmente la constituyen.
Esta urdimbre es el magma de significaciones imaginarias sociales que cobran cuerpo en la
institución de la sociedad. Son imaginarias porque no son “racionales” o “reales”, sino que
están dadas por creación y son sociales porque sólo existen estando instituidas y siendo objeto
de participación de un ente colectivo impersonal y anónimo. El campo histórico- social es
irreducible a lo instituido y existen gracias a el imaginario social o sociedad instituyente.
En suma, es la institución de la sociedad la que determina que es real y aquello que no lo es, lo
que tiene un sentido y lo que no lo tiene. Toda sociedad es en si misma un sistema de
interpretación del mundo, o mejor dicho, es en sí misma un mundo. Su propia identidad no es
otra cosa que ese sistema de interpretación, ese mundo que ella crea.
El tipo de relación que la sociedad crea e instituye con el mundo “presocial“(primer estrato
natural) es una relación de apoyo. Las operaciones “lógicas y físicas”, por las cuales toda
sociedad se remite al primer estado natural, lo organiza y lo utiliza, están siempre sujetas a
las significaciones imaginarias sociales que son arbitrarias y radicalmente diferentes en las
diferentes sociedades. Las coacciones impuestas por el mundo físico nos ofrece una parte
esencial, pero lo que el mundo físico impone es por entero trivial por si mismo y no nos enseña
nada.
La institución de la sociedad y las significaciones imaginarias sociales incorporadas en ella se
despliegan siempre en dos dimensiones indisociables: la dimensión conjuntista- identitaria
(lógica) y la dimensión estrictamente imaginaria. En la primera, la sociedad opera y piensa en
términos de “elementos”, clases, propiedades y reacciones. El esquema supremo aquí es la
determinación: la existencia es desde esta visión determinación.
En la dimensión propiamente imaginaria, la existencia es significación. Se relacionan
indefinidamente las unas con las otras según el modo fundamental de remitirse.
Así las significaciones imaginarias sociales propias de una sociedad dada nos presentan un tipo
de organización desconocido en otros dominios (magma). Un magma contiene conjuntos pero
no es reductible a ellos.
Lo histórico- social no crea solamente de una vez por todas un tipo antológico nuevo de orden,
sino que ese tipo es cada vez materializado por medio de otras formas, cada una de las cuales
representa una creación. Pero la creación, como obra de lo imaginario social, es el modo de ser
de lo histórico social, en virtud del cual ese campo existe. La sociedad es auto creación que se
despliega como historia.
Las formas histórico- sociales nuevas, emergen por creación. Podemos dilucidar tales procesos
pero no podemos explicarlos.
Los imaginarios sociales son representaciones colectivas, ideas- imágenes de la sociedad global
y de todo lo que tiene que ver con ella. Son las que dan identidad a la sociedad, dividen,
legitiman el poder. Es por eso que la dominación del campo de las representaciones es crucial.
Los dispositivos de protección y de represión que los poderes establecidos levantan para
preservar el lugar privilegiado que se han otorgado a si mismos en el campo simbólico
demuestran el carácter imaginario, pero poco ilusorio que tienen estos bienes protegidos.
Todo poder busca monopolizar ciertos emblemas y controlar, cuando no dirigir, la conducta de
los otros. De este modo el dominio del poder político, pasa por el imaginario colectivo. Ejercer
el poder simbólico no significa agregar lo ilusorio a un poder real, sino reforzar una dominación
efectiva por la apropiación de símbolos, por la conjugación de sus relaciones de sentido y de
poderío.
La ideología tiene así una doble función. Por un lado expresa la situación y los intereses de una
clase, pero por el otro sólo puede hacerlo mediante la deformación y el ocultamiento de las
reales relaciones entre las clases. la ideología, factor real de los conflictos sociales, sólo opera
gracias a lo ilusorio que hace intervenir. Las estructuras y las funciones de las ideologías,
cambian en función del contexto histórico en el que se inscriben.
Uno de los caracteres fundamentales del hecho social es precisamente su aspecto simbólico. En
la mayor parte de las representaciones colectivas no se trata de una representación única,
sino de una representación elegida más o menos arbitrariamente para significar otras y para
impulsar prácticas.
Las representaciones colectivas expresan siempre un estado del grupo social, reflejan su
estructura actual y la manera en que reacciona frente a uno u otro acontecimiento.
La vida social es productora de valores y de normas y por lo tanto, de sistemas de
representación. Los tres tipos de dominación política descriptos por Weber (tradicionales,
burocráticos y carismáticos), se ejercen por medio de sistemas diferentes de representaciones
colectivas sobre las cuales se funda la legitimidad de esos poderes específicos.
De esta forma, el imaginario social es uno de los reguladores de la vida colectiva. No indican
solamente una referencia a la misma sociedad, sino que también definen los medios de sus
relaciones. Toda sociedad debe inventar y legitimar el poder, o lo que es lo mismo, todo poder
debe necesariamente enfrentar su despotismo y controlarlo reclamando una legitimidad. Esa
legitimidad es objeto de luchas. El poder establecido protege su legitimidad contra los que la
atacan , aunque más no sea al ponerla en tela de juicio. Imaginar una contra- legitimidad, un
poder fundado sobre otra legitimidad, es un momento esencial de la puesta en cuestión.
El impacto de los imaginarios sociales sobre las mentalidades depende ampliamente de la
difusión, de los circuitos y medios de los que dispone. Para conseguir la dominación simbólica,
es fundamental controlar esos medios que son otros tantos instrumentos de persuasión, de
presión, de inculcación de valores y creencias. Así, todo poder apunta a tener un lugar
privilegiado en la emisión de los discursos que conducen a los imaginarios sociales, del mismo
modo en que busca conservar cierto control sobre los circuitos de difusión. Las modalidades de
emisión y control eficaces cambian, entre otras cosas, en función de la evolución del armazón
tecnológico y cultural que asegura la circulación de la s informaciones y las imágenes.
La intervención de la imprenta y los medios masivos de comunicación marcan una ruptura
significativa, ya que la información está centrada en la actualidad y atomizada, lo que se
presta particularmente a las manipulaciones, impone necesariamente una selección y una
jerarquía, efectuada por los emisores. Esto no implica solamente la censura sino que también,
ante los grandes flujos de información, los individuos, cada vez son menos capaces de dominar
la masa fragmentada de información experimentan la necesidad de representaciones globales y
unificadoras .Al unificar en una pantalla los imaginarios individuales, proyectan un imaginario
social, crean necesidades, con el objeto de bloquear toda actividad espontánea y no
controlada.
Los tres elementos básicos para que un poder funcione (violencia o fuerza, discurso del orden e
imaginario social) concurren como instancias distintas pero no independientes en el interior del
dispositivo.
La fuerza es el elemento constitutivo del poder, el que lo produce, pero se frustraría si una vez
transformada la fuerza en poder, el discurso del orden y el imaginario social no aseguraran la
presencia del poder y sus efectos aún estando ausente.
El discurso del orden es un espacio de racionalidad, pertenece al ámbito del conocimiento, de
la teoría y las representaciones racionales .Es primordialmente el espacio de la ley, la medidas
de sanción y coacción por las que el derecho produce la obediencia y el control social.
Pero el dispositivo exige además que el discurso del orden esté inserto en prácticas
extradiscursivas y soportes mitológicos que hablan de las pasiones y hacen que el poder
marche, que los miembros de una sociedad dada enlacen y adecuen sus deseos al poder. Se
trata del dominio de los valores y credibilidades de una realidad a la que estas prácticas y
símbolos refieren y constituyen a la vez.
La función del imaginario social, es en síntesis, fundir y cincelar las llaves de los cuerpos para
el acceso de la ley y la continuidad y reproducción del poder.
Encomienda y demanda: Esta dicotomía marca la oposición entre aquellos que dirigen y
aquellos que son dirigidos. La encomienda es la demanda del staff cliente, constituida como
privilegiada dentro de una serie de demandas múltiples y contradictorias que surgen en el
interior de un establecimiento. Es una demanda que recubre otras tantas que fueron negadas,
curvadas, desplazadas o resignificadas.
El analista intentará recorrer el camino inverso y decontruir el encargo hacia las múltiples
demandas que le dieron origen. La encomienda es posible, por que existe una suposición de
saber en el analista, supone la idea de que el socioanálisis actúe en cierto sentido, que
mantenga una significación dominante de los vínculos sociales y se sostenga como especialista
que pronto se transforma en juez. La esencia del socioanálisis está en rechazar ese mandato
social.
La emergencia de las demandas está dada por los lugares e implicaciones específicas de los
actores del establecimiento.
El análisis de la implicación es lo que nos permite realizar históricamente nuestras verdades,
abriendo en el terreno mismo la posibilidad de reflexión sobre nuestro entendimiento. La
contratransferencia institucional no involucra sólo la relación analista- cliente sino también
toda la existencia del terapeuta que se pone en juego en la respuesta. Implica el hecho de
verse a uno mismo como portador de instituciones. La implicación pone fin a la neutralidad.
Estamos siempre inmersos en el campo de análisis. Así como los analizadores dan cuenta de la
política fragmentada la implicación permite que entre en juego lo imaginario. El analista no
debe tratar de sustraerse de los efectos analizadores.
La implicación puede ser:
Primaria:
del investigador con su objeto de estudio
del investigador con las instituciones
del investigador con el mandato social
Secundarias:
Socio históricas, de los modelos epistemológicos, etc.
De la escritura o de cualquier medio usado para expresarse.
Autogestión: En un primer momento sirvió para analizar lo que estaba instituido por la
dinámica de grupos, los roles, etc. El proyecto autogestivo atacó esta institución proponiendo
la ausencia de coordinador. Será el grupo cliente el que gestione el proceso de intervención
socioanalítica, rompiendo con la idea de encuadre. Es la propia asamblea general la que
determina sus tiempos, espacios y condiciones de trabajo.
En cierto momento la autogestión comenzó a cuestionar también el pago al staff analítico, que
se constituye como un analizador privilegiado, este fue un paso fundamental.
Analizador Natural: Cuando algo irrumpe en el interior del dispositivo de intervención. Algo
inesperado que pone de manifiesto elementos ocultos que sostenían una forma de
funcionamiento. Son los más violentos y suelen revelar alianzas y relaciones que mantienen
una forma específica de implicación del grupo cliente y el staff analítico con la institución.
Los grupos pueden ser de base (horizontales), de trabajo (verticales) o de acción (trasversales)
estos últimos elaboran sus propias distancias con respecto a la institución y pueden enunciar
sus demandas.
Desviación ideológica: Se constituye en el mismo plano universal en el que está la ideología que
sustenta a la institución (por ejemplo cuestionar los objetivos de la institución).
Desviación libidinal: Tiene que ver con las relaciones humanas dentro de la institución.
Muestra la represión y la reificación institucional desde un modo poético. Opera por la vía de la
trasgresión de las normas instituidas y al mismo tiempo como subversión del sentido, haciendo
aparecer en la institución la dimensión del propio deseo.
Momentos de la institución
Efectos
Efecto Lukacs: Al desarrollase las ciencias ahogan el conocimiento respecto a sus orígenes
sociales y el desconocimiento social es un producto de la ciencia.
Efecto Weber: La sociedad, al complejizarse, tiende a volverse opaca a los individuos que la
componen.
Efecto Heisenber: Todo procedimiento de conocimiento está determinado por la posición del
observador y cómo éste produce los fenómenos que luego analizará.
Efecto caliente- frio: Los momentos sociales calientes son el horizonte y la negación del
análisis institucional como actividad especializada.
Conviene destacar que los tres tipos de desviantes corresponden a los tres
momentos del concepto de institución:
Hipótesis: Mediante un análisis de la situación es posible descifrar las relaciones que los grupos
y los individuos mantienen con las instituciones, esta dilucidación pone de relieve que el
vínculo social es ante todo un acondicionamiento del no saber de los actores respecto de los
social.
Instrumentos de evaluación
1.Segmentariedad: La unidad positiva de todo agrupamiento social se apoya en un consenso o
en una regla exterior al agrupamiento o a ambos a la vez. El consenso puede ser el sentido
común, o la creencia en común, el reglamento puede ser más o menos explícito. En todos los
casos es la unidad positiva del agrupamiento la que le da su carácter de formación social.
La acentuación de las particularidades de los individuos produce la negación, a veces absoluta,
de la idea misma de comunidad.
Se advierte que la unidad de los agrupamientos es pluralista y heterogénea. Los individuos
yuxtapuestos no constituyen un agrupamiento: lo que da su unidad de formación y su forma al
agrupamiento es la acción recíproca y a menudo oculta de una multitud de grupos
fragmentarios en el interior del agrupamiento. Los individuos no deciden en abstracto vivir o
trabajar juntos, pero sus sistemas de pertenencias y sus referencias a numerosos
agrupamientos actúan de tal modo que pueden constituirse nuevos agrupamientos,
agregándose así los sistemas de pertenencia y de referencia ya ahí que al mismo tiempo niegan
en diversos grados, puesto que los sistemas de pertenencia y de referencia anteriores entrañan
en general oposiciones y criterios exclusivos, los cuales sin embargo, son obligados a fundirse
en la multitud de diferencias. Este carácter singular de los agrupamientos detectado por la
intervención socioanalítica, toma el nombre de segmentariedad.
4. Distancia práctica: Es la distancia que existe entre las técnicas y la comprensión que
tenemos de ellas.
6. Implicación práctica
7.Implicación sintagmática,
8. Implicación paradigmática
9. Implicación simbólica.
10 Transferencia institucional
El objetivo de la intervención organizadora puede ser producir una crisis en frío para facilitar
los cambios organizacionales. Existe una intervención socioanalítica cuando se cumplen las
siguientes operaciones.
La situación del sociólogo determina sus implicaciones con el establecimiento que solicita
la intervención. El sociólogo no puede negar su arraigo interno cuando está en la
organización de análisis. De cierta manera estas implicaciones son incluso diferentes de las
de los miembros de la organización en análisis, las cuales permiten construir su estatuto de
analista marcando una cierta distancia con el cliente.
El sociólogo está profundamente implicado, incluso comprometido. Su trabajo en el
momento de la evaluación será dar cuenta de este compromiso. En trabajos a largo plazo,
la implicación crece con el paso del tiempo y la convivencia con la institución.
Al utilizar el método socioanalítico, se está suponiendo que se puede hacer emerger un
saber sobre lo social que no podría ser liberado de otro modo. El momento socioanalítico
sobreviene cuando se encuentran reunidos los miembros del grupo cliente y de staff, así
como todas las personas que tienen que ver con el establecimiento o el grupo social en
análisis. Para que haya momento socioanalítico, es preciso que todas estas persona se
reúnan en una asamblea general.
Para poder identificarse con el grupo, el mandatario debe de alguna manera anularse en el
grupo, entregar su persona al grupo. No existir sino por el grupo. La usurpación del
mandatario es necesariamente modesta.
El misterio del ministerio no actúa sino a condición de que el ministro disimule la
usurpación afirmándose como simple y humilde ministro. La desviación en provecho de la
persona de las propiedades de la posición, no es posible sino por la razón de que disimula:
es la definición misma del poder simbólico. Un poder simbólico es un poder que supone el
reconocimiento, es decir, el desconocimiento de la violencia que se ejerce a través de él.
Por lo tanto, la violencia simbólica del ministro no puede ejercerse sino con esa suerte de
complicidad que le otorgan por el efecto del desconocimiento que alienta la delegación.
El efecto oráculo es aquel que permite al portavoz hablar al grupo en nombre del que
habla, hablando así con toda autoridad de este ausente inasible: anulándose
completamente en provecho del pueblo. Cuando me vuelvo nada me vuelvo todo, no soy
nada más que el mandatario de dios o del pueblo.
El efecto oráculo es esa suerte de ventriloquia usurpadora que consiste en hacer hablar a
aquellos en nombre de quienes se habla, en hacer hablar a aquellos que dan el derecho a
hablar. La usurpación reside en el hecho de afirmarse como capaz de hablar en “nombre
de”, que autoriza el pasaje del indicativo al imperativo. Supone el pasaje de lo individual a
lo colectivo, principio de toda coacción reconocida o irreconocible. El efecto de oráculo es
lo que permite al portavoz autorizado autorizarse por el grupo que lo autoriza para ejercer
una coacción reconocida, una violencia simbólica sobre cada uno de los miembros aislados
del grupo. Si soy el colectivo hecho hombre, no hay más que obedecer.
La impostura legitima no se logra sino porque el usurpador no es un calculador cínico, que
engaña conscientemente al pueblo, sino alguien que se toma, con toda su buena fe, por
algo distinto de lo que es.
Uno de los mecanismos que hacen que el doble juego funcione es que los intereses de los
mandantes coinciden en gran medida muchas veces con los de los mandados, lo que crea la
falsa ilusión en el mandatario de que no tiene intereses más allá de los de los mandantes.
Las personas que sirven bien a los mandantes, son personas que se sirven sirviéndoles. Si es
necesario hablar de interés, es porque la noción tiene una función de ruptura con la lógica
del desinterés, que es la ideología de los clérigos de todas las especies.
El efecto de la metonimia permite la universalización de los intereses particulares de las
personas influyentes de los partidos, la atribución de los intereses del mandatario a los
mandantes ,que presuntamente representa.
Los aparatos burocráticos adhieren a los que más adhieren a él, porque son los que
controla mejor. En realidad tienen éxito no porque son más ordinarios, sino porque no
tienen nada de extraordinario, nada fuera del aparato, nada que lo autorice a tomarse
libertades con respecto al aparato.
Lo aparatos se consagran a personas seguras porque no tienen nada por lo cual oponerse al
aparato.
Ulloa: Análisis psicoanalítico de las instituciones
Esta distribución significa, literalmente, elementos distintos articulados entre sí, es decir,
significa un cuerpo orgánico, que como tal posee diferentes movimientos o sectores dinámicos.
Integración o dispersión a lo largo de toda la historia de la institución
Interjuego entre el contexto que reflejan y a la vez modifican.
Movimiento interno o circulación intra- institucional.
Pertenencia a la institución en tanto objeto real y simultáneamente como objeto
interno.
El mejor indicador de esta interacción es el índice de efectividad, que puede definirse como el
grado de coincidencia y logro que existe entre los objetivos explícitos y posibles de la
organización y los resultados reales. Considera también el grado de racionalidad entre los fines
propuestos y los medios puestos en juego para alcanzarlos.
Las instituciones mejor adaptadas tienden a reflejar y dramatizar dentro de sus propios límites
al medio ambiente más amplio en el que se mueven. Este reflejo no es pasivo y automático
sino que se traduce en una acción creadora de nuevas condiciones dentro de la comunidad y
entonces puede decirse que la organización está actualizada.
La inexistencia de esta actualización puede degenerar o en una organización referida a
tradiciones arcaicas o una institución que pretende funcionar sobre supuestos irreales propios
de un futuro lejano. Son de algún modo estas últimas organizaciones maníacas.
Cuando la comunicación esta coartada en su libre juego, como ocurre cuando es unidireccional,
surgen en la institución diferentes formas de clandestinidad (rumores, chistes, graffitis) y en
general una producción una cultura de gran acción normativa sobre los integrantes de una
institución. No necesariamente debe darse esta ruptura a nivel vertical, sino que se da a
también a nivel horizontal.
Relación formal y fantaseada entre el individuo y la institución:
Roles básicos
1. Motor emocional: Aglutinador e impulsor del grupo
2. Pensador o teórico
3. Programador o administrador: Administrador y distribuidor del tiempo y la prioridad de
las tareas.
4. Realizador práctico: Tiende a realizar eficazmente la tarea parcial indispensable en ese
momento. El grupo sobrevive en los momentos difíciles por él.
5. Gestor: Se ocupa principalmente de las relaciones con el exterior.
Estos cinco roles constituyen las característica que integran un líder único y si en un grupo
aparecen distribuidos entre sus miembros, es un índice de autonomía y eficiencia del mismo.
En cambio cuando varias de estas características están sustentadas por una sola persona, lo
común es que el grupo tenga una baja autonomía y sea un grupo de dependencia que en el
mejor de los casos es una buena caja de resonancia para el líder.
Por otra parte puede darse el caso de que alguna de estas funciones no esté cubiertas, lo cual
incide en el pronóstico del grupo, salvo que se logre que los roles no cubiertos lo sean por
varios integrantes o por todo el grupo.
Lo característico aquí es que no se trata de roles que signifiquen una división especializada de
trabajo, sino una modalidad de comportamiento dentro del grupo.
El poder identificar esta modalidad, permite no sólo hacer un pronostico sobre el porvenir del
equipo, sino categorizar algunas perturbaciones típicas en el funcionamiento del grupo.
Cada modalidad da lugar a un tipo específico de figura patológica.
Motor emocional Con mucha facilidad puede transformar su poder integrador en todo lo
contrario, sobre todo cuando tiene actitudes impulsivas.
Administrador o programador Tiende espontáneamente a disciplinar el esfuerzo y puede
convertirse en un perseguidor superyóico.
Realizador práctico Suele ser visto menospreciadamente por el resto del grupo y el mismo
expresa un resentimiento por sus tareas.
Gestor Suele sabotear las tareas que el mismo logro, ya que cuando deja de ser el contacto
único con el afuera y toma su lugar dentro del grupo, suele aparecer el resentimiento y la
frustración.
Resulta fácil identificar las articulaciones fracturadas, ya que es entorno a ellas que se
centralizan y expresan todas las manifestaciones sintomáticas de la organización.
Una fractura se transforma en una pantalla utilizada por los integrantes de una institución para
defenderse de sus ansiedades de naturaleza psicótica, proyectando, predominantemente,
objetos parciales en el sentido que da Klein al término.
Este es el primer paso y constituye lo oculto o latente de la patología institucional, donde los
integrantes realizan una proyección individual de sus ansiedades prehistóricas.
En el segundo paso, la fractura que ha hecho de pantalla, se transforma en una fuente
generadora de ansiedad que se vuelve sobre los miembros de la organización, que a su vez,
tienden a adoptar conducta defensivas frente al peligro de la re- instroyección. Este segundo
paso constituye lo manifiesto, o sea, lo que habitualmente se denomina tensión institucional.
Las articulaciones adecuadas permiten que se proyecten objetos totales, sin que se perturbe su
identidad y que al introyectarse enriquecen al yo.
Freud: Psicología de las masas y análisis del yo
Introducción
En la vida anímica individual aparece integrado siempre afectivamente “el otro”, como
modelo, objeto, auxiliar o adversario y de este modo, la psicología individual es al mismo
tiempo psicología social en un sentido amplio, pero plenamente justificado.
IV Sugestión y libido
La iglesia y el ejercito son masas artificiales, esto es, masas sobre las cuales actúa una
coerción exterior encaminada a preservarlas de la disolución y a evitar modificaciones de su
estructura. En ambas reina una misma ilusión: la ilusión de la presencia visible o invisible de un
jefe que ama por igual a todos los miembros de la colectividad. De esta ilusión depende todo y
su desvanecimiento traería consigo la disgregación de la Iglesia o el Ejercito, en la medida en
que la coerción exterior lo permitiese.
Cristo es un bondadoso hermano mayor, una sustitución del padre. De este amor de Cristo
derivan todas las exigencias de que se hace objeto al individuo creyente y el aliento
democrático que anima a la Iglesia depende de la igualdad de todos los fieles ante Cristo y su
idéntica participación en el amor divino. En el lazo que une a cada individuo con Cristo hemos
de ver indiscutiblemente la causa que une a los individuos entre si. Análogamente sucede en el
Ejército. El jefe es el padre que ama a todos sus soldados razón por la cual estos son
camaradas el uno del otro.
En las dos masas artificiales se halla el individuo doblemente ligado por lazos libidinosos, en
primer lugar al jefe y además a los restantes miembros de la colectividad.
El fenómeno del pánico que se presenta cuando la multitud comienza a disgregarse y se
caracteriza por el hecho de que las ordenes de los jefes dejan de ser obedecidas, no
cuidándose ya cada individuo sino de si mismo. Rotos los lazos recíprocos, surge un miedo
inmenso e insensato. La esencia del pánico está precisamente en carecer de relación con el
peligro que amenaza y da cuenta del desgarramiento de los lazos afectivos que hasta entonces
disminuían a sus ojos el peligro.
El miedo del individuo puede ser provocado por la magnitud del peligro o por la ruptura de
lazos afectivos. Este último es el caso de la angustia neurótica.
Sin que el peligro aumente, basta con la pérdida del jefe para que surja el pánico ya que con el
lazo que los ligaba al jefe desaparecen generalmente los que los ligaban a los individuos entre
sí y la masa se pulveriza.
VII La identificación
Dificultades para constituir a la institución como objeto de pensamiento por los aspectos
psíquicos que entran en juego en nuestra relación con la misma.
Conjuntos de dificultades:
1. Fundamentos narcisistas y objetales de nuestra posición de sujetos comprometidos en
la institución.
2. Condición de irrepresentable, más acá de la represión. Lo que está en juego es la
función de meta marco que desempeña la sociedad y la cultura, pero también ciertas
configuraciones de vínculos apropiados para un trabajo psíquico. Este nivel de
dificultad revela un descentramiento de la subjetividad. La institución nos precede,
nos sitúa y nos inscribe en sus vínculos y sus discursos. Nos estructura y trabamos con
ella relaciones que sostienen nuestra identidad. Esta externalización de un espacio
interno es la relación más violenta, anónima y poderosa que mantenemos con las
instituciones. En las instituciones, el trabajo psíquico incesante consiste en reintegrar
esta parte irrepresentable a la red de sentido del mito y en defenderse contra lo uno
institucional necesario e inconcebible. (institución como no sí mismo en el sujeto)
3. Institución como sistema de vinculación en el cual el sujeto es parte interviniente y
parte constituyente. Pensar la institución requiere el abandono de la ilusión
monocentrista. Sistema polinuclear y ensamblado en el cual, por ejemplo, el
continente del sujeto es el contenido de una meta continente. En las instituciones se
cumple un esfuerzo constante para construir una representación de las instituciones.
Este trabajo colectivo de pensar cumple una de las funciones capitales de las
instituciones, consistente en proporcionar representaciones comunes y matrices
identificatorias (modernidad: crisis por falta de cumplimiento de las instituciones de
continuidad y regulación)
Las instituciones no son inmortales, el orden que imponen no es inmutable, los valores que
proclaman son contradictorios y niegan lo que las funda. Lo mudo y lo inamovible en ellas se
imponen a nuestra conciencia como aquella parte de nosotros mismos que nos era ajena y que
se había depositado allí.
La institución nos pone frente a una cuarta herida, también narcisista. La vida psíquica no está
centrada exclusivamente en un ICC personal. Una parte de él mismo, que lo afecta en su
identidad y que compone su ICC, no le pertenece a su propiedad, sino a las instituciones en que
él se apuntala y que se sostienen por ese apuntalamiento. También existen beneficios
narcisistas.
Las formaciones y los espacios psíquicos comunes que la institución fomenta, produce y
administra, a partir de las cargas que ella exige a los sujetos. Recíprocamente los beneficios e
intereses que ellos encuentren allí, el sufrimiento y el goce deben ser evaluados.
Formaciones psíquicas intermediarias entre el espacio psíquico del sujeto singular y el espacio
psíquico constituido por su agrupamiento en la institución, no pertenecen como propiedad ni al
sujeto singular ni al grupo, sino a la relación entre ellos. Poseen un carácter bifronte; la
reciprocidad que inducen entre los elementos que ligan, la comunidad que consolidan mediante
pactos, contratos y consensos ICC, articulan de esa manera las relaciones del elemento y el
conjunto en figuras diversas.
Las formaciones psíquicas contribuyen al fundamento psíquico de los conjuntos sociales, a la
vez que constituyen el fundamento de nuestra psique. Tienen que ver con el reparto del placer
y los medios puestos en común mediante la realización del deseo, la renuncia pulsional exigida
por el advenimiento de la comunidad y la seguridad de sus sujetos. Cada una de estas
formaciones asegura, solidariamente con las otras, las condiciones psíquicas de la existencia y
la vida de la institución. Contribuyen a su permanencia y su capacidad para engendrar
continuidad. Toda crisis o falla de estas formaciones intermediarias, pone en cuestión la
institución y la relación de cada uno con ella; libera energías mantenidas en sus redes o
paraliza cualquier invención vital de nuevas relaciones.
La institución tiene que ser permanente: con ello asegura las funciones estables que son
necesarias para la vida social y la vida psíquica. Para el psiquismo, la institución está, como la
madre, en el trasfondo de los movimientos de discontinuidad que instaura el juego del ritmo
pulsional y de la satisfacción. No se trata solo de que la institución tiene que ser estable; el
intercambio social y los movimientos que lo acompañan exigen de su función que ella lo
estabilice. Esta es la función de lo instituido. Las dos formaciones psíquicas intermediarias
mixtas contribuyen a esta permanencia.
La institución se funda sobre el doble estatus del narcisismo y sobre estas formaciones
intermediarias trans- psíquicas en la medida en que sostienen la relación necesaria entre el
sujeto singular y el conjunto.
El individuo es en sí mismo su propio fin, y es al mismo tiempo miembro de una cadena
a la que está sometido.
Los padres hacen de su hijo el portador de sus sueños de deseo no realizados y que el
narcisismo primario del hijo se apoya en el de sus padres.
El Ideal del yo es una formación común a la psique singular y a los conjuntos sociales.
A través de la explicación de las formaciones psíquicas del vínculo (entidades bifrontes), fue
posible establecer lo que la institución exige de los sujetos y lo que propone a cambio, qué
aspectos de la realidad psíquica reciben cargas en la institución y cómo de esa manera pueden
inducirse espacios nuevos.
El sufrimiento y psicopatología desarrollada en las instituciones son los que nos permiten
conocer esos procesos y esas formaciones. Pueden distinguirse tres fuentes de sufrimiento:
- una inherente al hecho institucional mismo
- otra relacionada a una institución en particular
- configuración psíquica del sujeto singular
Debe distinguirse también el sufrimiento ligado a la vida misma (distancia entre objeto y
deseo; división del sujeto mismo…), que lleva un trabajo psíquico, especialmente mediante el
desarrollo de mecanismos de defensa y la búsqueda de satisfacciones superiores. La falla de
estos mecanismos termina en la destrucción del sujeto, el objeto y del vínculo. Este
sufrimiento es patológico: en las instituciones como en otras partes, paraliza y deteriora el
espacio psíquico interno y los espacios comunes. Las instituciones disponen de mecanismos de
defensa que son un apoyo a las defensas de los sujetos singulares para evitarles el sufrimiento
(están asociados a las funciones del pacto de negación y a las disposiciones contractuales de
protección contra lo negativo)
El espacio institucional es escena también de sufrimientos propios de los sujetos en su
singularidad, que quizás la institución revela y controla. La misma efectúa la gestión de otros
sufrimientos distintos de los que son suscitados por el vínculo que ella organiza y por las cargas
que requiere (el sufrimiento actual no se resuelve siempre en la historia singular sino que
puede estar anclado en la red del vínculo)
La institución no es la que sufre, sino nosotros sufrimos de nuestra relación con ella, lo que en
nosotros es la institución. Sufrimos por el hecho institucional mismo, en razón de los contratos,
pactos, comunidad y acuerdos que nos ligan conscientemente en una relación asimétrica,
desigual. Sufrimos por el exceso de institución pero también por su falta, por su falla en cuanto
a garantizar los contratos, en hacer posible la realización de la tarea primaria.
Lo inextricable aparece en todas las situaciones en que prevalece la confusión de los elementos
o la indiferenciación del elemento y del conjunto, espacios psíquicos indiferenciados, confusión
de las formaciones, gracias a una abolición de los límites del sí mismo. Nos vemos confrontados
con nuestros núcleos indiferenciados.
Otro aspecto de la patología es el desarrollo de estados pasionales: intenso sufrimiento
psíquico que se experimenta en ella y el desborde fuera de sí de la capacidad de contener y ser
contenido.
Lo que provoca tales estados puede ser casi siempre referido a un cambio y/o amenaza de
cambio. Todas las formaciones intermedias que formas el ICC de la institución resultan
amenazadas.
Esta tarea funda la razón de ser de la institución, su finalidad, la razón del vínculo que
establece con sus sujetos. Casi siempre hay otras tareas que pueden competir o contradecir a
la primaria, siempre que la institución lo tolere. Las trabas a la realización de la tarea primaria
son ataques contra la comunidad en el cumplimiento del deseo que sostiene la representación-
meta ICC común a los sujetos de la institución.
Lo que hacen los que procuran atenerse a la regla de analítica fundamental más que asociar
libremente es DISCURRIR más o menos libres de las ataduras convencionales. Discurren
libremente quienes, a la deriva de una conversación excepcionalmente distendida, pueden
hilar recuerdos y conjeturas, relatar lo sucedido o lo imaginado o argumentar sin objetivo
práctico preciso.
El análisis de situaciones colectivas es posible en tanto existe un deseo compartido que puede
verificarse de distintas maneras:
1. En tanto deseo insatisfecho de una estructura libidinosa en una formación colectiva.
2. Como líder, excepcionalmente de una masa o de una formación colectiva.
3. En tanto ha incorporado la estructura fantasmática que sustenta el discurso,
solidariamente con la función 1. Las distintas formas de manifestaciones discursivas
concretas están montadas en su integridad sobre variantes retóricas y anecdóticas de
las formaciones fantasmáticas, vástagos o retoños del sistema Icc. que “presentan un
alto grado de organización, se hallan exentos de contradicción, han utilizado todas las
adquisiciones del sistema cc. y apenas se diferencian de los productos de este sistema.
Suelen estas ser compartidos también, en un momento dado.
4. Deseos no compatibles con la integridad de una forma fantasmática dominante, vale
decir, deseos específicos reprimidos, de la índole de aquello que retorna para
manifestarse, de forma abrupta o no.
En la formación colectiva sui generis que se instituye a los fines del análisis, el psicólogo
institucional ocupa un lugar que le permite operar en reemplazo provisorio del ideal que sujeta
a los miembros del grupo, por otro, sugerente de una conciliación mejor lograda entre las
fuerzas en pugna; los deseos no compatibles con la figura dominante tendrán mayores
posibilidades de ser tomados en cuenta.
Este aspecto de la ilusión grupal favorece el análisis. Pueden así producirse momentos
privilegiados, en que las ocurrencias reverberan y provocan otras nuevas hasta cristalizar en un
descubrimiento colectivo. Pero ese discurso polifónico se encamina en general hacia lo que
importa ha todos los allí reunidos.
Para que puedan desplegarse con libertad las fantasías que tienen vigencia en el ámbito
colectivo donde se lleva a cabo el análisis, tendremos que transitar, en sentido inverso al que
aquellas siguieron para su constitución, las sendas que les están marcadas por las leyes de
funcionamiento del aparato psíquico. Hay que prever que primero se presentarán las formas de
superficie, que controlan o dominan a todas las otras; vale decir que en una organización
determinada, por ejemplo, se allegará primero a nuestra escucha la fantasía que oficial o
legítimamente ha convocado y mantiene unidos a los miembros. A su tiempo, vendrán a ser
oídas e interpretadas también las que están condenadas allí. Muchas veces se trata de la
contradicción puntual de la fantasía dominante.
La transferencia debe avanzar hacia la disolución, para eso es necesario que por un lado se
pongan en juego las fantasías concretas y por otro, que el analista se coloque en el lugar que le
corresponde, el de quien conoce y puede dar testimonio de aquellas historias.
En relación con la dualidad del concepto de ideal del yo. (su vertiente narcisista y su vertiente
normativa), podríamos resumir el ambiguo estatus del líder como el ocupante de un lugar
simbólico axial, desde el cual se constituye en restrictor del narcisismo de los miembros del
grupo y simultánea y paradójicamente, como captador imaginario del narcisismo de los
miembros del grupo.
Las vicisitudes de las relaciones de los miembros de un grupo entre sí han de estar regidas
latentemente por la convergencia libidinal del líder. Podemos agregar que el modo de encarar
la ordenación y transformación de la realidad de que el grupo debe ocuparse, es decir la tarea
que también es definida en general por el líder. Este es el que instituye las características
que habrá de tener la represión allí vigente, al tener en sus manos, como interlocutor
privilegiado y denominador común del deseo de los miembros del grupo, la mitad de la llave
que les permitiría a estos, libre acceso al pensar.
Los coordinadores de trabajos psicológicos llevados a cabo en el ámbito de la vida cotidiana
deben presentarse investidos de las insignias de una prevalencia simbólica, pero además
tienen que servir al mismo tiempo como los captadores imaginarios del narcisismo de los
sujetos sobre los que operan, lo que les permitirá convertirse momentáneamente en
contrafiguras de los líderes instituidos, con quienes se hace necesario al menos equipararse en
cuanto a la capacidad de ejercer fascinación.
La estrategia más adecuada en un proceso de transformación consiste en deshacer las
identificaciones cautivantes a fin de dar lugar a que se manifiesten abiertamente otras
filiaciones, que pueden introducir en el grupo una dimensión de un conflicto social útil o
productivo.
Introducción
Capitulo 1
Caracterización del objeto: las organizaciones referidas son unidades operativas semi-
autónomas. Configura un grupo humano complejo, que actúa dentro de un contexto témporo
espacial concreto, artificialmente y deliberadamente constituido para la realización de fines y
necesidades específicas. Está enmarcada por políticas, que engloban los fines, y que son la
expresión abstracta de conductas organizativas deseadas.
La interacción de los miembros de la organización y la cohesión mínima necesaria que le da
unidad, continuidad y sentido, operan en dos planos interdependientes. Por un lado esa
integración está regulada por procesos interpersonales, mecanismos de identificación,
necesidades, motivaciones y ansiedades inconscientes que encuentran en el ámbito
institucional probabilidades de expresión y expectativas de realización. Por otra parte la
integración opera a través de un sistema sancionado, explícito e implícito de roles
interrelacionados que conforman una estructura susceptible de ser definida en términos de
tareas y expectativas fijadas por los ocupantes de dichos roles. El eje central de la estructura
lo constituye la autoridad que regula los roles y sus interrelaciones.
Capítulo 2
Dimensiones relevantes:
Proyecto
Estructura organizativa
Integración psicosocial
Condiciones de trabajo
Sistema político
Contexto
La estructura organizativa
Sistema interrelacionado de roles oficialmente sancionados que forman parte del organigrama y
de la definición de funciones y responsabilidades.
Tipos de estructuras:
Estructura formal u oficial
Estructura presunta (la que los miembros perciben como real)
La existente (la que efectivamente opera y puede ser inferida a través del análisis
sistemático)
La requerida (la que todos los componentes de la situación necesitan)
La integración psicosocial.
Plano de las relaciones interpersonales. Abarca un eje vertical (relaciones con la autoridad) y
uno horizontal (entre pares). Los conflictos en esta área pueden incidir en el grado de
cohesión, integración y en el rendimiento. La elaboración de los conflictos latentes permite su
superación, promoviendo etapas progresivas de integración y cohesión. De nada vale el trabajo
sobre esta parte si el proyecto o la estructura no están claros, ya que son continentes de las
relaciones interpersonales y pueden incidir notablemente en la integración psicosocial (suele
observarse la remisión espontánea de estos conflictos con la aclaración de objetivos y de la
estructura)
Condiciones de Trabajo
Se busca la satisfacción y realización de los miembros. El tratamiento que sienten que reciben
condiciona su vínculo con la organización y es determinante de su identificación y compromiso
con la tarea. En este punto están involucrados el salario, la tarea y posibilidad de realización
personal que brinda, las alternativas de desarrollo y carrera que ofrecen, las oportunidades de
participar, el confort y la salubridad, etcétera.
Sistema político
Toda organización tiene un sistema de autoridad que se ocupa de la conducción, distribución y
coordinación de las tareas. En forma paralela a este sistema opera un sistema representativo
que se organiza espontáneamente a través de la conformación de grupos significativos de
poder, con sus propios intereses, correlacionados con los niveles ejecutivos- jerárquicos de la
estructura (clases institucionales o grupos de interés)
Como resultado de la interacción entre el sistema político y la estructura sancionada de cargos,
se produce una variedad de efectos que inciden en el rumbo de la organización. Allí donde
haya una organización se conformará un sistema político paralelo. Si la organización es
restrictiva y no permite su expresión, ejercerá su influencia por presiones latentes y
encubiertas. El reconocimiento de los factores en juego implica la introducción de modelos de
participación y modalidades de conducción para los cuales las organizaciones y sus conductores
no suelen estar preparados. Debe poder aceparse el conflicto de poder como hecho
insoslayable, siendo que la confrontación de intereses y modos de ver las cosas constituye un
motor riquísimos de cambio.
Contexto
Tiene importante incidencia en la dinámica interna. La organización depende funcionalmente
del contexto por ser semi- autónoma. La relación dinámica entre ambos permite discriminar
aspectos del contexto que afectan al desarrollo.
La intervención ofrece al grupo la posibilidad de reflexionar sobre el impacto de los cambios,
para poder comenzar a recuperarse. Implica el reconocimiento de una nueva realidad, la
revisión de esquema previos y un duelo por lo que cambió y ya no existe. Suele recomendarse
una actividad diagnóstica sobre las fortalezas y debilidades de la organización frente al
contexto.
Capítulo 3
En las entrevistas preliminares se adopta una actitud receptiva, sin anticipar apresuradamente
desarrollos futuros o proyectos posibles.
Objetivos entrevistas preliminares:
- Descripción sucinta del caso.
- Entender la naturaleza del pedido.
- Realizar un diagnóstico de las necesidades (preliminar y parcial)
- Evaluar la posibilidad y pertinencia de un trabajo de Análisis
Organizacional (grado de conciencia del problema y compromiso)
- Permitir al representante del sistema cliente que evalúe al consultor.
- Grado de consenso o disposición para la participación del resto de los
miembros de la organización.
Las entrevistas individuales apuntan al análisis de los roles que forman la estructura, permiten
una recopilación de datos que sirven para definir y tratar el problema o diseñar el organigrama
de la empresa.
Las grupales ofrecen un ámbito para la reflexión del proceso de cambio organizacional,
permiten el comentario de los problemas que se van produciendo, proveen un continente para
la elaboración de ansiedades y conflictos vinculados con los cambios y las crisis coyunturales.
Un buen encuadre de trabajo grupal constituye una herramienta eficaz, actuando como marco
continente de las ansiedades generadas por el trabajo, permite el desarrollo de
potencialidades creativas a través de la búsqueda de soluciones innovadoras.
Dada la confidencialidad que el analista puede ofrecer, las entrevistas individuales dan un
marco de mayor seguridad y confort psicológico.
Presentación del dispositivo: Pequeños grupos de 6 u 8 personas que realizan el mismo trabajo
se reúnen, entre cuatro y ocho veces por año, sin la presencia de miembros de jerarquía para
discutir exclusivamente sobre aquello que se refiere a su acto de trabajo. Los grupos se
componen de esta manera para que los problemas abordados sean efectivamente aquellos que
comparten en su acto profesional esencial y su vida cotidiana de trabajo. A fin también de que
el grupo, por su tamaño limitado, su homogeneidad, el interés compartido, facilite la expresión
de cada uno.
Estos grupos se comunican entre ellos verticalmente en forma mediatizada a través de
informes y gracias a procedimientos simples pero precisos. También se comunican
horizontalmente, pero de forma menos sistemática. En lo que concierne a la base, la
constitución es voluntaria, en los otros niveles son obligatorias.
Procedimientos de intercambios: Antes de comenzar los grupos reciben una capacitación. Los
temas trabajados son la definición de una orden del día, la asignación de turnos para tomar la
palabra, etc.
El grupo adquiere materialidad en el marco del dispositivo a través del informe, concretando al
mismo tiempo su acto poder en situación. Un ejemplar de cada informe es colgado en la
cartelera, un segundo ejemplar se archiva en una carpeta y queda a disposición de los
trabajadores. Por último un tercer ejemplar se entrega al grupo que debe responder.
¿qué es un sistema? Es un conjunto de objetos y de relaciones entre los objetos y entre sus
atributos. Los objetos son componentes y los atributos son propiedades de los objetos y las
relaciones mantienen unido al sistema-
Se puede considerar como sistemas en los que la intervención del psicólogo es posible a los
sistemas con historia, que desarrollaron en el tiempo normas propias e irreductibles.
Estos grupos son definibles como sistemas abiertos, en relación continua con otros sistemas
mediante un intercambio constante de informaciones y realimentaciones del medio humano.
Las propiedades de los sistemas abiertos son:
Totalidad: un sistema es más que la suma de sus elementos.
Autorregulación (homeostasis y transformación).
Equifinalidad.
El sistema interactivo, como todo sistema se caracteriza por la presencia simultánea de dos
tendencias igualmente necesarias para la supervivencia: la tendencia al estado estacionario y
la tendencia a la transformación. La disolución del sistema se produce cuando predomina en
forma absoluta la tendencia a la transformación. Se recurre a una fuerza externa cuando
predomina absolutamente la tendencia a la homeostasis.
Todos los sistemas tienden al estado estacionario, pero los sistemas abiertos reciben tanto del
interior como del exterior estímulos para la transformación. Algunos sistemas logran equilibrar
ambas tendencias, otros con estructuras más rígidas y reglas menos flexibles, acentúan la
estabilidad contra la transformación.
Existen dos tipos de cambio: cambio uno (feedback negativo) y cambio 2 (feedback positivo).
Si las sociedades occidentales siguen funcionando no es por culpa de sus dirigentes sino que es
el resultado de la extraordinaria flexibilidad (resiliencia) de las instituciones capitalistas y
liberales y de las enormes reservas de todo tipo ya acumuladas.
Existe una pouperización mental absoluta de los medios dirigentes. Esta puede pensarse como
una consecuencia de la disociación entre la posibilidad de promoción y la capacidad de
trabajar eficazmente. En sí, el arte de la oratoria, la memoria de rostros , la capacidad de
hacer amigos o partidarios, de dividir y debilitar a los opositores no tiene nada que ver con la
capacidad legislativa, el talento administrativo o la política exterior.
Sin embargo resulta claro que un régimen sólo puede sobrevivir si de una u otra forma, sus
mecanismos y sus dispositivos de selección del personal político logran combinar, más o menos
bien estos dos requisitos. Ahora bien, si esto es un producto actual y que se ha venido
acentuando con el tiempo, pueden buscarse causas sociológicas generales para explicar este
fenómeno: un vasto movimiento de despolitización y de privatización, la desintegración de los
mecanismos de control que tenían lugar en regimenes parlamentario clásicos y la división del
poder entre lobbies de todo tipo.
Hay dos factores específicos de las organizaciones políticas modernas. El primero está ligado a
la burocratización de los Aparatos políticos (partidos) donde rige la regla absoluta: la
capacidad de ascender dentro del Aparato no se relaciona, en principio, con la capacidad de
administrar los asuntos de los cuales éste se encarga. La selección de los más aptos es la
selección de los más aptos para hacerse seleccionar.
El segundo, es propio de los países liberales: La elección de los principales líderes, está
relacionada con la designación de los personajes más vendibles. Esta evolución fue inducida por
la fantástica expansión de los medios masivos de comunicación y de las servidumbres que estos
imponen.
En el plano político, los partidos, completamente transformados en máquinas burocráticas, ya
no obtienen más que un apoyo puramente electoral de los ciudadanos a los que son incapaces
de movilizar, en el sentido habitual del término. Estos mismos partidos, mueren de inanición
ideológica, repiten las letanías que ya nadie cree o disfrazan de nuevas teorías antiguas
supersticiones.
Los sindicatos contemporáneos ya no son más que lobbies destinados a defender los intereses
sectoriales y corporativos de sus miembros. El único fin de esta burocracia es su
autoconservación.
En cuanto a los grupos que han sacudido a las sociedades occidentales (jóvenes, mujeres,
minorías étnicas y culturales, ecológicas, etc.) tuvieron una importancia considerable. Pero
actualmente su reflujo deja grupos no solo minoritarios sino fragmentados y sectorizados. Estos
movimientos han conmocionado al mundo occidental, pero al mismo tiempo lo hicieron menos
viable, pues si bien han podido cuestionar contundentemente el desorden establecido, no
pudieron ni quisieron asumir un proyecto político positivo.
El problema que se plantea es el de saber en qué medida las sociedades occidentales siguen
siendo capaces de fabricar el tipo de individuo necesario para la continuidad de su
funcionamiento.
La primera y principal fábrica de individuos conformes es la familia. La crisis de la familia
contemporánea no consiste solamente en su fragilidad estadística. Lo que se cuestiona es el
derrumbe y la desintegración de los roles tradicionales y su consecuencia: la desorientación
amorfa de las nuevas generaciones.
Se puede concebir perfectamente un sistema social en el que mientras disminuye el rol de la
familia aumenta el papel de otras instituciones educativas. Ahora bien, el sistema educativo
occidental entró desde hace unos veinte años en una fase de disgregación acelerada. Sufrió una
crisis de contenidos. Ya ni los maestros ni los alumnos se interesan por lo que sucede en la
escuela como tal, la educación ya no está investida por los participantes. Para los educadores
se transformó en una carga pesada para ganarse el pan y para los alumnos una obligación
molesta. Dejó de ser la única apertura extra- familiar que tienen y no tienen edad psíquica
para ver en ella una inversión instrumental. En general se trata de obtener un papel que
permita ejercer una profesión.
Todos los valores y las normas son prácticamente reemplazados por el “nivel de vida”, el
“bienestar” ,el “confort” y el “consumo”,
Le queda la Via Real de privatización, que puede o no enriquecer con uno o varias manías
personales. Vivimos en la sociedad de los lobbies y de los hobbies.
Los individuos pertenecen a una sociedad porque participan de las significaciones imaginarias
sociales, en sus normas, valores, mitos, representaciones, proyectos y tradiciones y porque
comparten la voluntad de ser de esta sociedad y hacerla ser continuamente. Es por medio de
los individuos que la sociedad se realiza y se refleja en partes complementarias.
Pero estas sociedades ya no pueden presentarse como “esto”, no sin que se derrumbe, se
aplaste y se contradiga. Esta es una de las maneras de decir que hay una crisis de las
identificaciones imaginarias sociales y que estas ya no proveen a los individuos las normas, los
valores, las referencias y las motivaciones que le permiten funcionar.
Con la privatización de las sociedades modernas, el hombre contemporáneo se comporta como
si la existencia en sociedades fuera una tarea odiosa que solo una desgraciada fatalidad impide
evitar. Por otra parte la sociedad en sí no se acepta como sociedad, se sufre a si misma. No se
acepta porque no puede mantener o forjarse una representación de sí misma que pueda
afirmar y valorizar, ni puede generar un proyecto de transformación social al que pueda
adherir y por el cual quiera luchar.
De bono introduce la idea de “burbujas lógicas” como forma de explicar el hecho de que lo
conocido determina los límites dentro de los que es posible un nuevo conocimiento y las
limitaciones implicadas en esas burbujas lógicas serían irreversibles si fuese cierto que cada
uno de nosotros está encerrado en una y sólo una burbuja lógica. Pero dada la diversidad de
burbujas lógicas en el mundo y dada la diversidad de burbujas lógicas existentes en nuestro
universo interior, lo normal es que el proceso de conocimiento sea permanentemente cruzado
por el conflicto y la negación.
En su función teórica los conceptos participan de una sistematicidad global que permite hace
afirmaciones válidas sobre la porción de la realidad que se ha tomado como objeto. El
concepto teórico describe, las proposiciones teóricas explican, su función es dar respuestas.
Desde este punto de vista, la teoría presenta una imagen acabada del hecho. Toda teoría
contiene explicaciones o descripciones que se pretenden verdaderas o útiles pero que en todos
los casos no tienen como objetivo el continuar la búsqueda, por el contrario su función es darle
término. Por eso las teorías no son buenas productoras de estímulos para la investigación, por
el contrario, lo son sus incertezas, sus huecos o puntos ciegos. Ya que lo real sólo es visible
cuando ha sido invocado por una pregunta y estas aparecen sólo cuando la certeza se extingue.
El límite es algo que da forma, pero también que marca la incompletud, la finitud. En tanto lo
no conocido es un vacío que sólo puede ser detectado desde el exterior de cada teoría:
mediante una conjetura que se vale de sugestiones ajenas a la teoría. Por lo que el límite sólo
será visto cuando un invasor, alguien que no acuerda con esos conceptos y teorías, haga
explícita su refutación o su crítica. Por todo esto es importante el uso metodológico del
conflicto entre teorías.
Para asegurar la creatividad, es necesario destruir la exclusividad de los determinantes de una
teoría, descubriendo nuevas variables o estructuras y eso no puede lograrse si en el comienzo
de la investigación no reunimos conceptualizaciones diferentes referidas a un fenómeno común
(conceptos ordenadores).
Esa ruptura de la exclusividad se logra insertando conceptos de diversas fuentes teóricas, que
cumpliendo una función heurística, servirán para delimitar zonas de examen e investigación.
Los conceptos ordenadores sólo pueden definirse operacionalmente mediante la suma o
articulación de los indicadores que lo conforman y la delimitación de zonas de incongruencia
entre los conceptos teóricos que los forman.
Es posible la construcción de conceptos ordenadores mediante la superposición y comparación
de conceptos provenientes de orígenes teóricos diferentes.
La traducción de conceptos de una a otra teoría son parte del proceso que permite articular los
conceptos teóricos de orígenes diversos. Pero no sólo para convertir de un paradigma a otro,
sino para abrirse la posibilidad de crear nuevas teorías, diferentes de aquellas que estaban en
su punto de partida en la investigación.
En la formación del concepto ordenador, cada aporte de un concepto teórico agrega
dimensiones nuevas al concepto. Esas dimensiones pueden estar parcialmente superpuestas,
pero no se superponen totalmente. Ese reconocimiento de superposiciones y estas diferencias
es el producto de un cuidadoso análisis comparativo de los conceptos teóricos que se pretende
incluir en el concepto ordenador.
Tendremos así una suma de indicadores de diverso origen teórico por cada dimensión abierta
por el concepto teórico en el concepto ordenador. Estas diversas dimensiones y sus respectivos
indicadores nos permitirán estar atentos a la aparición de combinaciones entre ópticas
teóricas, que permitan producir una visión novedosa del tema abordado en la investigación.
Desde esta perspectiva, el trabajo puede ser entendido como un esfuerzo por romper con ese
astigmatismo teórico de los conceptos ordenadores mediante una de dos alternativa. O la
reasunción de uno de los conceptos, desechando los restantes, o la creación de un nuevo
concepto teórico. El trabajo de investigación culminará cuando ese proceso termine. El
trabajo llevado a cabo durante el análisis y posterior informe, será el de convertir a ese
producto híbrido o ecléctico en un concepto teórico.
Durante la investigación se pasará de la función heurística a la función teórica de los
conceptos. En su función heurística las hipótesis no son creadas para lanzar un proceso de
verificación o de refutación sino para ir orientando la investigación en el proceso de
reconstrucción articulada del objeto de investigación.
Objetivos:
1. Obtener un diagnóstico del funcionamiento del sistema, es necesario analizar los
componentes (subsistemas) y su armonización el comportamiento general del sistema.
2. Poder actuar sobre el sistema. (curando, mejorando el ambiente, etc.).
Una parte fundamental del esfuerzo de investigación es la construcción del sistema que se va a
estudiar y que constituye un recorte, más o menos arbitrario de la realidad que se no se
presenta con límites precisos.
Esta construcción del sistema no es otra cosas que la construcción de sucesivos modelos que
representen la realidad que se quiere estudiar. Es un proceso laborioso de aproximaciones
sucesivas. Un sistema estará definido sólo cuando se haya identificado un número suficiente de
relaciones entre cierto conjunto de elementos, que permitan vincularlos con referencia al
funcionamiento del conjunto como totalidad.
Sin embargo la definición no es arbitraria sino que depende de los objetivos de la investigación
y estará determinada por las preguntas específicas que se desea estudiar.
La hipótesis de la que se parte es: dado un conjunto de preguntas referentes a situaciones
complejas del sector de la realidad que es objeto de estudio, puede definirse un sistema, en
términos de ciertos elementos e interacciones entre ellos cuya estructura sea la que
corresponda al tipo de funcionamiento que se desea explicar y que responda a las preguntas
iniciales..
Las fases 6, 8 y sucesivas fases pares serán denominadas fases de diferenciación. En ellas
predomina la investigación disciplinaria.
Las fases 7 , 9 y sucesivas fase impares, serán denominadas fases de interacción. Allí es
necesario que los miembros del equipo tengan la capacidad de descentración necesaria para:
1. Comprender y apreciar los problemas planteados a su dominio desde otros dominios.
2. Percibir aquellos problemas de su dominio que se prolongan en los otros y formularlos
adecuadamente a quienes se especializan en los últimos.
Al termino de la etapa anterior será posible completar la clasificación y evaluación del valor
relativo de las diversas propuestas. Sobre esa base se elabora finalmente el “proyecto de
cambio recomendado”.
Las revoluciones científicas y las nuevas teorías no fueron producidas tanto por quienes
aportaron nuevas respuestas, sino por quienes fueron capaces de formular nuevas preguntas
para los viejos problemas.
Denominamos marco epistémico a esas preguntas. El marco epistémico es una cierta
concepción del mundo y en muchas ocasiones expresa la tabla de valores del propio
investigador. Los valores explícitos o implícitos en el marco epistémico, están allí en acción
desde los primeros registros del dato empírico.
La articulación entre las disciplinas comienza en el mismo punto de partida de la investigación
a través de un marco epistémico común.
El marco epistémico está orientado por una normatividad extra- disciplinaria de contenido
social. “Qué es lo que “debería hacerse”, está involucrado allí y sirve de base a la investigación
posterior. Para establecer una real articulación entre las disciplinas, es necesario que los
especialistas de cada dominio disciplinario reformulen la problemática de su propio campo a
partir del marco epistémico que se haya acordado dentro del equipo de investigaciones.
La ínter disciplina está justamente en el marco epistémico que guía la formulación inicial de
los problemas.
Ya en la elaboración del diagnóstico tiende a establecer tanto una problemática común, como
los objetivos comunes de todas las investigaciones disciplinarias del sistema. Es allí donde el
equipo multi- disciplinario se transforma en equipo interdisciplinario.
Esta es una época de profundas transformaciones sociales que exigen planificar el cambio en
los organismos efectores de la salud.
La crisis de los ideales moviliza los afectos y exacerba su intensidad. Surgen contradicciones
entre el decir y el hacer, se enfatizan las diferencias entre sectores e intereses y
consecuentemente, las luchas de poder por afirmar la propia supremacía. Los conflictos
derivados de la crisis pueden ser una oportunidad para develar las causas que los motivan y los
distintos puntos de vista sobre esto. Produciendo así un conocimiento que incluye las
emociones en juego.
Guattari: (análisis de transversalidad) Para él, las descripciones aparentemente racionales del
análisis organizacional, solo intentan mantener las estructuras instituidas. La meta para él es
establecer una comunicación máxima entre diferentes niveles y en diferentes sentidos, que se
organicen otros recorridos, no prefijados ni instituidos, que se hagan visibles las relaciones
transversales. Relaciones ignoradas que al ser visualizadas y elaboradas por los actores
institucionales, introducen el tema de las desigualdades y las asimetrías existentes.
El propósito del análisis transversal es:
1. Un análisis que permita tomar la palabra a los integrantes, sin tener en cuenta los roles
y relaciones existentes.
2. Hacer visibles los atravesamientos que determinan las propias prácticas y relaciones
de poder instituidas.
3. Lograr que cada uno pueda descubrir su “grado de ceguera”, para poder redefinir su
rol.
Bourdieu: Según este autor, se piensa y actúa según ciertos esquemas o categorías que
determinan qué viviremos como posible, qué como inalcanzable e inclusive como impensable.
El sentido otorgado por los participantes a su actividad en el campo es efecto de lo que
Bourdieu denomina violencia simbólica: el desconocimiento basado en el ajuste inconsciente de
las estructuras subjetivas a las estructuras objetivas. Cuando se habla de desconocimiento, se
refiere a que los agentes aceptan el mundo tal como es porque le aplican estructuras
cognoscitivas surgidas de las estructuras mismas de dicho mundo. De esta forma la aceptación
de la significación de las experiencias y situaciones, hacen que las conductas se ajusten a las
condiciones de funcionamiento, lógicas, y exigencias sociales. Los hábitus determinan así la
capacidad diferencial de apropiación y distribución del capital simbólico de los diferentes
grupos humanos.
Las luchas en un campo tienen como meta mantener o mejorar la propia posición, los
participantes tienen que implementar las reglas del juego acordes con el campo en que se
esté. De esta forma todos contribuyen a la continuación del sistema de poder, pues la creencia
en el valor en aquello por lo que se lucha, le otorga sentido al participar. Este juego alude a
las estrategias simbólicas que se ponen en práctica con el fin de monopolizar las reglas e
intereses propios de los grupos dominantes.
Los habitus, al adaptar a los desposeídos simbólicos a la condición de la que son producto,
contribuyen a mantener las diferencias sociales existentes.
Aquellos que logran institucionalizar ciertas clasificaciones de distinción y naturalizarlas en un
campo, legalizan el derecho y la legitimidad de quienes monopolizan el ejercicio del poder.
Los dominantes están en condición de imponer su escala de preferencias, en tanto que
controlan los sistemas simbólicos sociales ( escolaridad, medios de difusión, sistemas jurídicos,
etc.) construyendo la realidad y generando representaciones que perpetúan lo instituido.
Cualquier acto de palabra es el producto del encuentro entre un habitus y un sistema de
relaciones o mercado lingüístico, que impone una producción determinada, sancionando a los
que no se amoldan a ella.
Destaca estrategias retóricas como:
los golpes de forma en los usos de los verbos, mediante la cual se convierte el interés de
un sector en el interés general,
la elevación del capital monopolizado a la categoría del “único y mejor” , el auto-
designarse como interprete legítimo
la estimulación de la valoración de las capacidades singulares de aquellos que ocupan
lugares emblemáticos, para que parezca que las desigualdades son producto de las
diferencias objetivas entre las personas.
El economista P. Reich hace una categorización de las características del trabajador requerido
por el sistema actual:
a) Servicios rutinarios (la tropa del capitalismo) Su virtud es ser puntuales y dóciles.
b) Servicios personales: Además deben ser afables.
c) Servicios simbólicos (investigadores, programadores, ingenieros) Como virtudes deben
tener la capacidad de resolver e identificar problemas simbólicos complejos, tienen
conocimientos técnicos y acceso a múltiples fuentes de información, capacidad y
rapidez en la toma de decisiones, flexibilidad para adaptarse a situaciones cambiantes.
Los sujetos son obligados a demostrar su “flexibilidad” para adecuarse a nuevos aprendizajes
según la conveniencia de las empresas, provocando un sentimiento de inseguridad y de
“indignidad” hábilmente convertido en control social.
Existe un doble discurso, que por un lado incentiva el gasto y la adquisición permanente de
distintos objetos y por el otro apunta a la disminución de los ingresos de gran parte de la
población, la cual cuenta con sólo lo indispensable para la subsistencia, acotándose la
posibilidad de proyectar en el mediano y largo plazo, ya que para muchos, no parece posible
aspirar al cambio de situación en base al trabajo y al propio esfuerzo.
No obstante se están iniciando movimientos sociales de resistencia a estos discursos y prácticas
dominantes.
Se modifican las relaciones entre el espacio público y privado, devaluándose el espacio público
y estimulándose su privatización. Aquellos espacios colectivos poco rentables son descuidados,
la ciudad se va convirtiendo en el imaginario de la población en un territorio exterior, ajeno y
peligroso, debilitándose o desapareciendo la responsabilidad singular y colectiva sobre la
misma.
Se fragmentan así los lazos que unían a la gente con su trabajo, su entorno, su comunidad y su
historia. El barrio, que para amplios grupos humanos servía de anclaje a estilos de vida y
valores compartidos, donde se organizaban redes de contención y solidaridades, tienden a
quebrarse por el cierre de fuentes de trabajo o la modificación de las formas contractuales que
se instituyen.
El hipermercado podría ser el modelo de socialización controlada: un espacio- tiempo
homogéneo y anónimo donde el transito de personas, marcas, juegos, espectáculos, todos
convertidos en mercaderías, circulan para ser consumidos en el menor tiempo posible. Su
instalación provoca el ocaso de los pequeños establecimientos barriales, lugar de adquisición
de productos, pero también microespacios de encuentros, intercambios y relaciones colectivas.
El afuera pasa a ser peligroso y el encierro es para los adinerados para protegerse de los
“otros”. Se instala un discurso xenófobo que pone el acento sólo sobre las conducta violentas
de aquellos que no pueden adaptarse y quedan marginados. Se pide más seguridad para los
ciudadanos, que se controle la “migración clandestina”, que se aumenten las medidas
represivas, se intensifican los pedidos de “tolerancia cero” hacia los delincuentes, se presiona
para promulgar leyes más duras, etc.
¿Nuevas formas de subjetivación? La familia, la sexualidad y el cuerpo.
El olvido encubre las múltiples historias profanas que dan cuenta de la historia institucional,
sólo aparece una, la sagrada, la historia oficial.
Un proyecto institucional convocante se organiza alrededor de una utopía que plantea la
posibilidad de develar lo oculto, de descubrir el deseo que tiende a anticipar y crear,
instaurando una dinámica institucional donde prima la elaboración de las situaciones sobre la
repetición. La falta de una “ilusión institucional”, de una utopía, influye en la dinámica en
tanto falla la “función instituyente”, limita la posibilidad creativa de los sujetos.
El destino, como idea, tiende a negar la posibilidad de un futuro, ya que los sujetos sienten
determinado por la historia un determinado futuro (heroico o no).