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Una madre me dio el cielo.

Cuando pequeño fui


Mi cuna no tuvo ángel,
Estuvo mi madre ahí.

Era tan dulce su acento,


eran sus ojos tan bellos,
tan blanda la cabecera
que me daban sus cabellos.

Que yo feliz no sentía


Que dejaba al despertar
A los ángeles del cielo
Por el ángel del hogar.

Y así pasaron, pasaron


De mi inocencia las horas,
Como pasaría bajo el cielo
Una procesión de auroras.

Hasta que llegó el momento


Se separarnos los dos,
Y el hijo a la dulce madre
Puso al amparo de Dios.
En pago de mis errores,
En pago de mis agravios,
Bendiciones y consuelo
Solo me dieron tus labios.

El volver ver se arranca,


Mas tu frente estaba pálida,
Tu cabeza estaba blanca.

Querida mamita, ¿te acuerdas?

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