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I. INTRODUCCIÓN
Relación entre la Lingüística y el Derecho: se han ido estrechando como resultado del interés que
lingüistas y juristas han mostrado en sus recíprocos campos y prácticas profesionales y la
creciente frecuencia con que los tribunales de justicia han aceptado el testimonio de lingüistas
como testigos expertos.
Interdisciplina resultante: Lingüística Forense (tiene una trayectoria relativamente corta).
Coulthard (Lingüista Británico): retrotrae el origen de esta disciplina a 1968, año de la publicación
del estudio The Evans statements: a case for forensic linguistics de Svartvik.
Década de los 90: L.F. aumenta su presencia en los procesos judiciales// asenta como disciplina
académica con la creación de asociaciones profesionales (International Association for Forensic
Phonetics y la International Association of Forensic Linguists) // aparece la revista Forensic
Linguistics.
España: está disciplina resulta prácticamente desconocida.
Países del ámbito anglo-sajón (Estados Unidos, Inglaterra, Australia o Canadá): relaciones entre
Lingüística y Derecho fase de creciente “profesionalización” patente en el creciente número de
asociaciones y registros profesionales de lingüistas forenses, congresos, revistas especializadas,
publicaciones monográficas.
Lingüística y Derecho: muchos y fascinantes puntos de conexión entre dos materias a priori tan
distintas y distantes.
II. ÁREAS DE ACTUACIÓN DE LA LINGÜÍSTICA FORENSE
Perspectiva general siguiendo (aproximadamente) el esquema organizador del fundamental
Language and the Law de Gibbons (1994) tres grandes áreas en las que los caminos del lenguaje y
de la ley se entrecruzan:
o El lenguaje de la ley: el lenguaje de los textos legales, los problemas derivados del hecho de
que las leyes se formulen y transmitan a través del lenguaje, tales como el análisis del
significado y la ‘interpretación’ de las leyes, la inteligibilidad del lenguaje legal, etc
o El lenguaje en los procesos legales: el lenguaje como instrumento para la argumentación
legal tanto en las vistas orales como en la elaboración de sentencias; el lenguaje como
potencial fuente de desventaja ante la ley para ciertos grupos sociales, incluidos niños,
hablantes de una lengua extranjera o minorías étnicas o dialectales de todo tipo.
o La evidencia lingüística en los procesos legales: el uso, la validez, la fiabilidad de evidencias
lingüísticas en los procesos judiciales, esto es, el análisis de materiales lingüísticos a distintos
niveles (fonológico-fonético, morfo-sintáctico, léxico-semántico, pragmático-discursivo, etc.)
y su valor probatorio en dichos procesos i.e. la evidencia lingüística en los procesos legales
(L.F. en sentido estricto) (paper enfocado en esta área)
Esquematización: distinción básica entre la “comprensión” y la “producción” de textos,
ya sean éstos hablados o escritos (Gibbons 1994).
1. Si una persona o grupo de personas pueden comprender un cierto tipo de
lenguaje (e.g. el lenguaje de los contratos, las instrucciones de los jueces a los
miembros de un jurado, las notificaciones oficiales con valor legal, las
advertencias policiales).
Lingüista determinar el nivel de complejidad interna del corpus lingüístico
en cuestión y el grado afecta a su compresión por la audiencia potencial a la
que va dirigida el texto o textos fuentes del litigio. Problemas por una mala o
nula compresión de un mensaje en un contexto legal graves consecuencias.
Área de especial interés problemas y derechos lingüísticos de diversos tipos
de minorías en situaciones judiciales (e.g. Miranda Rights).
Miranda Rights: El sistema judicial norteamericano contempla el rechazo por
parte del juez de cualquier testimonio obtenido de un sospechoso al que no se
han leído estos derechos o sobre el que existan dudas razonables de que los
haya entendido plenamente debido a sus limitados conocimientos de inglés o
a alguna deficiencia auditiva. En este tipo de casos la evidencia aportada por
expertos lingüistas ha pretendido demostrar mediante tests de competencia
lingüística la incapacidad de un detenido para entender cabalmente sus
derechos y, por ende, la invalidez de su testimonio incriminatorio.
Otros estudios: centrado en el lenguaje utilizado por abogados y jueces en
los juicios, demostrando cómo personas de corta edad o pertenecientes a
minorías étnicas o lingüísticas pueden estar en una situación de desventaja
ante la ley al no ser capaces de entender plenamente el lenguaje utilizado en
dicho contexto o por tener parámetros de interacción conversacional
culturalmente condicionados que chocan con el estilo dialógico propio de la
escena judicial.
“Once forensic linguists have convinced themselves they have something to say they still
need to convince the Court, and this is by no means an easy task.” (Coulthard 1994a:39).