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9003-Texto Del Artículo-9084-1-10-20110531 PDF
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Tra-
ducción de Fina Birulés y Carmen Corral. 470 páginas.
que digo y lo que hago) —concluye Aren- asumir pasivamente el punto de vista del
dt— no le preocupará en absoluto con- otro porque incurriríamos en un prejui-
tradecirse a sí mismo...ni le preocupará cio, pero tampoco se trata de imponer
cometer cualquier delito, puesto que pue- nuestro propio criterio a los demás. Se
de estar seguro de que será olvidado al trata de recrear el mundo de los otros y
momento siguiente. La gente mala —diga de reflexionar sobre unos criterios de
lo que diga Aristóteles—, no está llena aprobación o desaprobación. La respon-
de remordimientos” (p. 213). sabilidad, cuando no la angustia, y el
Me he extendido sobre esta parte del esfuerzo de discernimiento y de compren-
libro, que, por otro lado, incluye un in- sión de los demás que esta actividad re-
teresante análisis del lenguaje y las me- quiere nos ha llevado a los ciudadanos,
táforas, porque me parece que la relación entre otras razones, a renunciar al ejer-
entre el mal y la ausencia de Pensamiento cicio de una facultad propiamente humana
es reveladora, original y muy fructífera. y política, y a aceptar impasibles la con-
Quizá Arendt no estuviera en lo cierto y fusión moral y la ausencia de criterios de
las raíces del mal estén en otro lugar, juicio y comportamiento en una cada vez
quizá falte una extensa consideración más atrofiada esfera pública.
sobre la formación de esa conciencia No quiero acabar esta extensa reseña,
moral, pero creo que encierra una inte- en la que creo que queda patente mi en-
resante advertencia para los ciudadanos tusiasmo por este libro, sin hacer algu-
de las sociedades actuales abocados y na mención sobre la parte dedicada a la
compelidos a la vida rápida, a la falta de Voluntad. La Voluntad es la facultad
reflexión y a la búsqueda constante de humana que más directamente se relacio-
compañía para evitar la solitud, para evi- na con la Libertad, con la capacidad de
tar nuestro yo pensante. actuar y, por tanto, de moldearse a uno
Con la misma fuerza que nos negamos mismo y de aparecer en el mundo. Sin
a pensar renegamos del Juicio. No que- embargo, como señala Arendt, ésta fue
remos juzgar porque en el fondo carece- una facultad desconocida en la Antigüe-
mos de criterios para hacerlo y volvemos dad griega y que irrumpe de la mano del
a temer que nuestro juicio sobre los otros Cristianismo. Esta peculiaridad de la
se nos vuelva contra nosotros mismos Voluntad lleva a la autora a plantear un
cuando nos quedamos en quietud. Si- esclarecedor recorrido por la Historia del
guiendo los planteamientos kantianos de Pensamiento, ocasión que aprovecha para
Arendt, ésta es una postura cuestionable desplegar su profundo conocimiento de la
y peligrosa. El Juicio, a diferencia del tradición bíblica, del pensamiento medie-
Pensamiento, no se retira de las Aparien- val y de la filosofía alemana, especial-
cias sino todo lo contrario, ya que es la mente de autores como George F. Hegel,
actividad humana más propiamente polí- Friedrich Nietzche y Martin Heidegger.
tica de las tres y requiere para su confor- Es una síntesis muy sugerente en torno
mación de un público o de unos espec- a la Voluntad y la Libertad, más fácil de
tadores. El Juicio supone una disposición seguir que otras partes del libro, pero
a examinar y considerar la perspectiva de igual de interesante e inquietante.
los demás sin tener por ello que “acep-
tar lo que sucede en las mentes de los
otros” (p. 455). Juzgar no significa, pues, EVA VELASCO MORENO