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Situación fiscal de Colombia

¿Actualmente cuál es la Situación fiscal en Colombia? El ministro de hacienda Alberto


Carrasquilla ha señalado que “la situación fiscal en Colombia es compleja, porque en el
presupuesto de 2019 planteado por la administración de Juan Manuel Santos, no estaban
financiados todos los programas en marcha y adicionalmente se nota una caída profunda en
los montos destinados para la inversión”. (Cortés, 2018).

Por otra parte para efectuar los programas existentes, las promesas de campaña expresadas
por el presidente Ivan Duque y adicionalmente respetar la regla fiscal que plantea una
fuerte reducción del déficit público. Cumplir todos estos propósitos o dicho de otro modo
tener el presupuesto para financiarlos va a ser a ser complejo, dada la situación fiscal en la
que se encuentra el país.

Actualmente la situación fiscal en Colombia está en un déficit, dado que el estado gasta
más dinero del que recibe, o lo que es lo mismo es un exceso de gasto del Estado
Colombiano en relación a los ingresos percibidos, y el cual debe ser reparado de alguna
manera.

Para entrar en contexto con la problemática es necesario realizar un análisis de la situación


fiscal en nuestro país, y las medidas que actualmente está proyectando el gobierno para
enfrentar esta situación en un plazo determinado.

El Ministro de Hacienda, Alberto Carrasquilla se refirió a la reducción en las proyecciones


de crecimiento de la economía, las cuales pasaron de 4,5% en 2012 a 3,5% en la actualidad.
El país tiene una economía que crece por debajo de su potencial y grandes dificultades
fiscales. Adicionalmente el ministro advirtió sobre el aumento de la deuda pública, que
durante los últimos años “se disparó”, por lo menos, 10 puntos del PIB desde el 2012, cifra
que no incluye las vigencias futuras, que pasaron de $20 billones a $90 billones.

Una de las causas, consideradas como una de las principales, y con la cual no contaba el
gobierno actual, es la disminución en los ingresos provenientes del sector minero-
energético debido a la fuerte caída que han presentado los precios del petróleo en los meses
recientes. La importancia del petróleo en los ingresos de la Nación es apreciable; de un lado
representa cerca del 55% de las exportaciones del país, así como también constituye
alrededor del 20% de los ingresos fiscales. En el 2010 se recibieron $4,6 billones por este
concepto, el punto máximo alcanzado fue en 2013 al llegar a $23,6 billones; en 2014 se
redujeron a $19,7 billones y para este año se prevé una baja a $9,6 billones y a $3,3 billones
en 2016, “una caída de 86% entre 2013 y 2016.

Otra de las causas, El consumo privado ha caído y apenas en el trimestre pasado dio señales
de que puede comenzar a crecer. Este crecimiento ha sido muy pequeño y es muy
vulnerable a cambios en la confianza, o en percepción de incertidumbre política. La política
fiscal restrictiva, el aumento de los impuestos y el ambiente de temor que han inducido los
escándalos de corrupción y la competencia entre las entidades de control y fiscalización no
pronostican una rápida recuperación de la demanda.

Otra de las causas, Muchos inversionistas se han desanimado porque no perciben un firme
compromiso de aprovechar las oportunidades que brindan el acuerdo con las Farc y la
posibilidad de otros acuerdos o medidas complementarias. La campaña de desprestigio del
país en el exterior que adelantan segmentos de la oposición ha logrado que se deteriore
severamente la confianza inversionista.

Otra de las causas determinantes es el aumento del precio del dólar, que como sabemos ha
sobrepasado los $3.000 en lo últimos meses. La disminución en las importaciones
ocasionadas por la devaluación del peso afecta los impuestos por concepto de aranceles e
IVA externo; esto contribuye a disminuir los ingresos corrientes de la nación por concepto
de impuestos indirectos. Por otra parte, la devaluación del peso también afecta los pagos
por servicio de la deuda, ya que al aumentar el precio del dólar, el Gobierno se ve obligado
a dar más pesos por cada dólar, con el consiguiente incremento en el gasto del servicio de la
deuda externa.

Fedesarrollo estima que el déficit fiscal va a permanecer alto en los próximos años y que no
va a ser posible disminuir la brecha, que va en aumento, entre ese déficit y el que exige la
regla fiscal. Esto podría dejar al Gobierno atado y dependiente casi que exclusivamente del
banco central para continuar generando estímulos.
Existen varios métodos utilizados por los gobiernos para poder subsanar el déficit fiscal:
disminución del gasto, aumento en los impuestos que los ciudadanos deben pagar al estado,
la venta de activos, el aumento de la deuda externa, o las emisiones de dinero.

Para poder tener buenos resultados, todas estas herramientas se deben utilizar con mucho
cuidado, pues la disminución del gasto puede afectar las políticas sociales y de inversión
del gobierno; los impuestos pueden hacer que los ciudadanos dejen de consumir y de
invertir por pagar estos impuestos, lo cual haría que la economía de los países no creciera;
los prestamos aumentan la deuda del Estado, y las emisiones de dinero pueden terminar
generando un aumento de la inflación.

Una de las estrategias que plantearía el Gobierno Nacional, es la de estructurar reformas


tributaria que amplíe el recaudo tributario, lo que los expertos consideran “un esperpento
económico que no se compadece con la situación económica que estamos atravesando los
colombianos”. Desde los inicios de la apertura económica, se han aprobado más de veinte
modificaciones a la estructura tributaria colombiana, para buscar el saneamiento financiero
de la Nación, pero cada vez el déficit siguen aumentando, debido al aumento
indiscriminado de los gastos de funcionamiento del Estado.

Ya es conocido, que para contrarrestar esta situación en la que actualmente se encuentra el


país, el Estado se ha implementado una reforma tributaria llamada ley de financiamiento
que lleve a un aumento neto en el recaudo para poder cumplir con los programas existentes,
promesas de campaña y respetar la regla fiscal. Aunque se estimaba recaudar 14 billones,
quedo en 7 billones, para la calificadora la calificadora Fitch estima que el país logrará la
meta de déficit fiscal en este año (2,4 %), con medidas adicionales, pero duda de que llegue
al 2,2 % previsto para el 2020.

Además se espera que el crecimiento se acelere gradualmente durante el período 2019-


2020, respaldado por un mayor consumo privado, una recuperación paulatina de las
exportaciones no petroleras, mayores precios del petróleo y un repunte en la
implementación del programa de infraestructura 4G.
Otra de las estrategias planteadas siempre que hay crisis fiscal en el país, es recurrir a la
venta de activos del Estado para cubrir esos recursos faltantes. Durante últimos meses
Jorge Humberto Botero, planteó la posibilidad de vender Ecopetrol, además se ha hablado
vender 30% de la Refinería de Cartagena (Reficar) o poner a la venta la participación del
Estado en Colombia Telecomunicaciones (Coltel). El debate fiscal sigue avivado, pues la
ley de financiamiento no alcanzó para todo lo que se esperaba. Vender activos podría
resultar una decisión clave.

Para finalizar, se puede concluir que el déficit fiscal en Colombia perjudica la dinámica
social de la población, ya que el gobierno recorta gastos en la parte social para disminuir el
déficit, tomando medidas cómo la disminución en la inversión, en los sectores de
educación, salud, pensiones; el aumento desmesurado en los impuestos, la venta de activos
claves para economía, entre otros. El gobierno es el principal culpable del déficit fiscal que
afronta Colombia ya que las políticas fiscales no han tenido el rumbo y la dirección
adecuada debido a la alta corrupción y a la mala administración de los mecanismos y
alternativas para manejar el gasto público, aun cuando en teoría cuenta con una política
fiscal bien estructurada.

Colombia ha sido un país con un permanente déficit fiscal desde hace varios años, por lo
que darle una solución no es fácil y se necesitaría mucho tiempo para lograrlo, pues es un
problema estructural y se deben realizar cambios profundos que generen soluciones a largo
plazo y no sean cortoplacistas como las que crea el gobierno para manejarlo.

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