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Actividad 1.

Las partes de la argumentación

Instrucciones:
Todo ser vivo ha de morir algún día. Los vegetales
mueren, pero no lo saben. Sólo el ser humano muere
1. Copia en la columna
y lo sabe. Muchos pensadores han considerado que
de la derecha el texto
está es la diferencia más radical entre las que
que te envió tu
separan a la especie humana de las demás. Más
asesor.
radical incluso que la constitución biológica o las
funciones intelectuales. Nos tenemos que morir y lo
2. Señala las palabras
sabemos. He aquí un hecho indiscutible.
que no conozcas y
búscalas en el
La muerte nos inquieta, nos obsesiona y nos diccionario.
atormenta. Por eso la conciencia de nuestra inevitable
desaparición ha sido desde los albores de la 3. Identifica la tesis del
humanidad una de las raíces de la religiosidad, quizá autor y márcala en el
la principal. Otra se halla, sin duda, en la texto.
contemplación del esplendor de la bóveda celeste. Sin
embargo, el ser humano se niega a morir. Anhela la 4. Marca los
vida tras la muerte. De ahí que entierre a sus modalizadores
muertos. Somos los únicos que entierran a sus directos e indirectos.
muertos. Por qué deseamos la vida para ellos y
ansiamos que en ellos se repita el milagro de la 5. Escribe qué tipo de
semilla que se introduce en la tierra para luego texto argumentativo
transformarse, resucitar y revivir ¡Volver a vivir, consideras que es y
aunque sea transformado y en otro mundo! por qué llegaste a esa
conclusión.

Esta costumbre es tan vieja que se puede seguir la


evolución humana estudiando sus enterramientos.
Uno de los más antiguos se descubrió en la cueva de
Hortus, en Francia, correspondiendo al Paleolítico
medio. Los paleo antropólogos han podido comprobar
que extraían el tuétano de los huesos, pero
probablemente no por canibalismo, sino como parte
de un ritual que reflejaba desconocidas creencias
sobre la muerte y la vida en el más allá. Casi no
había nacido el ser humano como especie y ya
pensaba en la otra vida. En el Paleolítico superior los
enterramientos se hicieron más complejos. Se
depositaba el cadáver arrodillado y se le acompañaba
con objetos personales, adornos e instrumentos. Y en
el Neolítico se erigieron ya grandes monumentos
funerarios, muy directamente relacionados con
muchos casos con un cierto sentido de la jerarquía
social.

La idea del más allá fue general entre los egipcios.


Según sus creencias religiosas, el ser humano estaba
compuesto por dos elementos: uno material, el
cuerpo y otro espiritual, en la o hálito vital, recibido al
nacer y que formaba parte intrínseca de la persona.
Tras la muerte, el alma o la comparecía ante el
tribunal de Osiris para responder de sus actos y ser
pesada en la balanza de la verdad. La colocaban en
un platillo y en el otro una pluma, que representaba a
Maat, diosa de la justicia. Cuando los actos buenos
superaban a los malos, se conducía al Ka ante Osiris
para gozar eternamente; pero, en caso contrario, el
alma perecía devorada por un monstruo llamado
Ammit, con cabeza de cocodrilo, cuerpo de perro y
melena de león.

El difunto podía utilizar trucos y artificios para salir


bien parado del juicio de Osiris. Y una vez superada la
prueba, en la necesitaba un soporte para su
existencia eterna, que bien podía ser el propio cuerpo
embalsamado y momificado o las esculturas que
retrataban al difunto. También precisaba una morada
eterna, que encontraba en las tumbas de piedra, y
alimentos, si no reales, al menos grabados y pintados
en las paredes.

Muy diferente era la idea del más allá en la religión


oficial griega. Tras la muerte, el alma no tenía que
someterse a ningún juicio y, en consecuencia, no
recibía premios ni castigos por su comportamiento en
la vida terrenal. Los griegos no contemplaban el
concepto de pecado, y su profunda creencia en la
existencia del destino incluso les evitaba sentirse
responsables de su conducta. En los poemas
homéricos, el alma separada del cuerpo no era capaz
más que de llevar a cabo una vida débil y fantasmal
en el Hades; una vida triste y sombría que, en
definitiva, no merecía la pena. En el canto XI de la
Odisea, cuando Ulises desciende al Hades, el alma de
su antiguo compañero melancólicamente que más
querría ser siervo en el campo de cualquier labrador
sin caudal y de corta despensa, que reinar sobre
todos los muertos.

Frente a la concepción homérica del alma, las


doctrinas órficas, que se extendieron por el mundo
griego a lo largo del siglo VI a. C. Procedentes de
Tracia, proclamaron la fe en un alma que, aún
separada del cuerpo, gozaba de una plena fuerza vital
y era, por tanto, inmortal e, incluso, de naturaleza
divina. Se trataba de una renovación del culto al dios
Dionisio, que en la religión griega tradicional ocupaba
un lugar secundario. Orfeo era tenido como el profeta
de esa nueva religión que prometía a quienes
respetaran las reglas órficas de vida ascética y
participaran en los diferentes rituales de purificación
que su alma rompería el ciclo de las reencarnaciones
y accedería a una vida eterna, libre y feliz, propia de
la divinidad. Las doctrinas órficas no lograron
desbancar a la religión tradicional griega, pero su
afirmación tajante de la inmortalidad del alma, la idea
de la reencarnación y la de una vida dichosa tras la
muerte dependiendo de nuestra conducta en la vida
presente permanecerán en el mundo griego a través
de la filosofía pitagórica y el pensamiento de Platón.

Inevitablemente, la idea de la reencarnación evoca en


nuestra mente las civilizaciones orientales, pues
forma parte esencial del hinduismo y del budismo. La
religión hinduista afirma que la parte espiritual del ser
humano está destinada a reencarnarse eternamente.
La forma de vida en la que se reencarnará depende
de su comportamiento en la vida presente, pero, sea
cual fuere esa nueva forma, al fin y al postre siempre
implicará sufrimiento: reintegrarse al mal. No
obstante, el hinduismo cree que tenemos un modo de
escapar al eterno ciclo de reencarnaciones: la ascesis,
un camino purificador que incluye ayuno, penitencias,
continencia sexual, y que unido a la práctica de la
meditación, permitirá a la persona establecer
contacto con la forma de ser4 más perfecta que
existe, Brahma , y acabar participando de la misma.

Señala las palabras que no conozcas y búscalas en el diccionario.


 Erigieron: Fundar, instituir o levantar así como también constituir a una persona o
cosa con un carácter que antes no tenía.
 Halito: Aliento o aire que sale por la boca al respirar, especialmente cuando
arrastra humedad visible.
 Intrínseca: Aliento o aire que sale por la boca al respirar, especialmente cuando
arrastra humedad visible.
 Embalsamado: Disponer con sustancias balsámicas o antisépticas los cadáveres
para preservarlos de la corrupción o putrefacción, así como también
También, embalsamar es transmitir un olor agradable a un lugar, por ejemplo: se
ha embalsamado la sala con exquisitas fragancias naturales.
 Momificación: es un proceso en el cual se puede preservar la piel y la carne de un
cadáver. El proceso puede ocurrir de forma natural o puede ser intencional.
 Homérico:
Que es extraordinario por lo espectacular, ruidoso o aparatoso soltó una sonora ca
rcajada homérica.
 Órficas:Conjunto de poemas filosóficos que la tradición relacionaba con la figura m
ítica
 Tajante: Que no admite discusión o que corta cualquier posibilidad de réplica.
 Hinduismo: Religión politeísta originaria de la India que carece de un sistema
estructurado y homogéneo de creencias pero en la que es muy importante seguir
los textos sagrados, Vedas, y determinadas normas de conducta.

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