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ONU abre una investigación sobre violaciones de derechos humanos en

Venezuela

El Consejo de Derechos Humanos de la ONU aprobó una resolución para establecer


una comisión de investigación independiente sobre posibles violaciones de derechos
fundamentales en Venezuela, a solicitud del Grupo de Lima.
La propuesta de resolución, patrocinada por países como Colombia, Perú, Brasil y
Argentina, fue aprobada este viernes con 19 votos a favor, siete en contra y 21
abstenciones, entre ellos las de México y Uruguay.
La comisión "investigará las ejecuciones extrajudiciales, desapariciones forzadas,
detenciones arbitraras, torturas y otros tratos crueles, inhumanos o degradantes
desde 2014" ocurridos en Venezuela y presentará sus resultados al Consejo dentro
de un año.
La resolución pide que esta misión, cuyos miembros serán nombrados por el
presidente del Consejo de Derechos Humanos, sea "enviada urgentemente" a
Venezuela.
Esta decisión se produce un día después de que Venezuela lograra la adopción de
otra resolución en el Consejo sobre "el fortalecimiento de la cooperación" en el
ámbito de los derechos humanos con la oficina de la Alta Comisionada de Derechos
Humanos, Michelle Bachelet.
El martes, Bachelet anunció la firma de un acuerdo con Venezuela destinado a
aumentar la cooperación en materia humanitaria, y que tenía entre sus objetivos,
abrir una oficina permanente en ese país. A la espera de que esto ocurra, Venezuela
aceptó "la presencia continua" de dos responsables del Alto Comisionado en Caracas.
En un severo informe presentado el 9 de septiembre en Ginebra, Bachelet
denunció torturas, desapariciones y ejecuciones extrajudiciales en Venezuela, pero
hasta ahora no había pedido una investigación, al contrario que su predecesor, Zeid
Ra'ad al Hussein.
La resolución "insta a las autoridades venezolanas a que cooperen plenamente con la
misión" y le "brinden acceso inmediato y sin trabas".
Si Venezuela no autoriza su presencia, los investigadores de la ONU podrían trabajar
desde el extranjero, como ocurre con los expertos de Naciones Unidas que investigan
los abusos en Siria o Birmania. En ese caso, los investigadores se basan sobre todo
en testimonios de refugiados.
Valero: Venezuela no cooperará
Tras conocer el resultado de la votación, el embajador venezolano ante el Consejo,
Jorge Valero, advirtió de que su país no cooperará con esta misión.
"La imposición de mecanismos de monitoreo adicionales no contará jamás con el
consentimiento de mi país", dijo, subrayando que Caracas había ya acordado una
"cooperación técnica" con la Alta Comisionada de Derechos Humanos, Michelle
Bachelet.
Los investigadores de la ONU podrían trabajar desde el extranjero, como ocurre con
los expertos de Naciones Unidas que investigan los abusos en Siria o Birmania.
"Sin duda alguna (la resolución) busca entorpecer el relanzamiento de las relaciones
de cooperación y de asistencia técnica del gobierno bolivariano con la oficina del alto
comisionado. Razón por la cual está destinada al fracaso", agregó Valero.
La misión tendrá que enviar un informe sobre los resultados de sus trabajos durante
la 45ª sesión del Consejo, en septiembre de 2020.
"Este proyecto de resolución puede incidir negativamente en los procesos de diálogo
que se desarrollan entre los principales actores políticos del país", insistió Valero,
refiriéndose a las conversaciones iniciadas por el presidente Nicolás Maduro con un
sector minoritario de la oposición, que no incluye a Juan Guaidó, principal adversario
del gobierno.
En nombre de la UE, el representante danés, Morten Jespersen, declaró que "la
gravedad de las violaciones de los derechos humanos y el desmantelamiento de las
instituciones democráticas tienen que ser tratados de forma urgente".
"La única solución duradera es una solución pacífica y democrática, que conduzca a
elecciones presidenciales", agregó.
Romería: con incidentes terminó marcha en conmemoración de las víctimas
de la Dictadura a 46 años del golpe
Muchos de los asistentes portaban fotos con los rostros de los miles de detenidos
desaparecidos que dejó el régimen de Pinochet. En otras pancartas se podían leer
consignas como "¿Dónde están?", "Yo no olvido, exijo justicia" y "La impunidad de
ayer es la causa de las injusticias de hoy", y otros lemas relacionados con la
búsqueda de verdad y justicia.
Miles de personas participaron este domingo en una romería hacia el Cementerio
General de Santiago para rendir homenaje a las víctimas de la dictadura de Pinochet.
Esto a tres días de que se cumplan 46 años del golpe de Estado que el 11 de
septiembre de 1973 derrocó a Salvador Allende.
La marcha, convocada por organizaciones sociales y pro derechos humanos, se
realiza cada año el fin de semana previo a la conmemoración del derrocamiento del
presidente socialista y habitualmente se registran enfrentamientos violentos entre
grupos de manifestantes y Carabineros.
Este año no fue la excepción y los incidentes se concentraron en la parte final de la
romería, cuando la columna de manifestantes llegó al Cementerio General, en la
comuna de Recoleta, aunque fueron menos intensos que en ediciones anteriores.
Grupos aislados de manifestantes encapuchados lanzaron cócteles molotov a los
agentes antidisturbios de Carabineros, que respondieron con gases lacrimógenos y
chorros de agua, y detuvieron al menos a una decena de personas.
La romería, que transcurrió en un ambiente pacífico y tranquilo, estuvo resguardada
en todo momento por un amplio contingente policial.
La columna de manifestantes inició su recorrido en la plaza Los Héroes y luego pasó
frente al Palacio de La Moneda, que fue bombardeado el 11 de septiembre de 1973,
para enfilar el rumbo hacia el Cementerio General.
Muchos de los asistentes portaban fotos con los rostros de los miles de detenidos
desaparecidos que dejó el régimen de Pinochet.
En otras pancartas se podían leer consignas como "¿Dónde están?", "Yo no olvido,
exijo justicia" y "La impunidad de ayer es la causa de las injusticias de hoy", y otros
lemas relacionados con la búsqueda de verdad y justicia.
El alcalde de Recoleta, Daniel Jadue, participó en el primer tramo de la movilización y
resaltó la importancia de combatir el "negacionismo" de la dictadura.
"Para que no haya olvido, y para seguir luchando por verdad y justicia en un país
donde estamos acostumbrados a normalizar el olvido y la impunidad, y donde
tenemos que seguir construyendo un país de verdad honesto y transparente",
sostuvo el edil, militante del Partido Comunista (PC).
Los dichos de Bolsonaro
La figura de Pinochet ha cobrado un inesperado protagonismo esta semana gracias a
las polémicas declaraciones del presidente brasileño, el ultraderechista Jair
Bolsonaro, que elogió la dictadura chilena en un duro ataque verbal hacia la
exgobernante Michelle Bachelet, actual alta comisionada de las Naciones Unidas
para los Derechos Humanos.
"Señora Michelle Bachelet: si no fuera por el personal de Pinochet, que derrotó a la
izquierda en 1973, entre ellos a su padre, hoy Chile sería una Cuba", dijo Bolsonaro
en respuesta a un informe de Naciones Unidas crítico con la situación de los derechos
humanos y la violencia policial en Brasil.
Las palabras de Bolsonaro pusieron en aprietos al Gobierno de Sebastián Piñera, que
mantiene una relación cordial y cierta sintonía política con su colega brasileño, pero
que se vio obligado a expresar en público su desacuerdo.
Piñera manifestó que no comparte "en absoluto" la referencia hecha por Bolsonaro
respecto a Bachelet, "especialmente en un tema tan doloroso como la muerte de su
padre", un general de la Fuerza Aérea que se opuso el golpe de Estado y que murió
en una cárcel de Santiago en 1974, debilitado por las torturas que sufría
periódicamente.
El presidente chileno, sin embargo, evitó condenar explícitamente la alusión de
Bolsonaro a Pinochet y su reacción fue criticada por la oposición, que la consideró
demasiado tibia.

Bachelet pide a los líderes del mundo "posicionarse contra el machismo" y


promover "la aceptación de la diversidad"
"Los machistas estaban escondidos, sin manifestarse, pero últimamente
hay líderes que usan un lenguaje que da licencia a otros para expresar su
machismo", comentó la expresidenta Michelle Bachelet en el marco de un
análisis sobre las crisis mundiales que ha enfrentado en su primer año
como Alta Comisionada de la ONU. En este contexto, Bachelet se dirigió a
los líderes del mundo para que "se posicionen contra el machismo y den
mensajes de aceptación de la diversidad”. Próxima a cumplir su primer año
desde que asumió como Alta Comisionada de la ONU para los Derechos
Humanos, la expresidenta de Chile, Michelle Bachelet, realizó un análisis sobre las
crisis humanas que ha enfrentado en este primer período. Y entre las problemáticas
que abordó, se refirió a la violencia machista que atenta contra los derechos
de las mujeres.
"Hemos visto intentos de retroceso internacional de los derechos humanos y de los
derechos de las mujeres", afirmó la expresidenta en entrevista con Efe. En este
sentido, Bachelet afirmó que si bien "el machismo ha existido siempre, hubo un
momento en que era políticamente incorrecto ser machista, pero hoy
vuelve a expresarse".
"Los machistas estaban escondidos, sin manifestarse, pero últimamente hay líderes
que usan un lenguaje que da licencia a otros para expresar su machismo",
añadió la Alta Comisionada ONU.
Para ejemplificar, Bachelet relató que estuvo "en un país muy desarrollado donde iba
a visitar el Congreso y me dijeron que podía hablar tranquilamente de los derechos
de la comunidad LGTBI, pero que ni se me ocurriese hablar de derechos
sexuales y reproductivos porque me iba a llevar un portazo en la cara".
"Por eso, pido a los líderes del mundo que den el ejemplo y se posicionen
contra el machismo y den mensajes de aceptación de la diversidad de las
personas", sentenció.
Consultada por un mensaje para niñas y mujeres del mundo, Bachelet expresó
que "deben organizarse para hacer oír su voz y participar en la toma de
decisiones, en la política, en la industria y en la comunidad".
"También necesitamos más mujeres con perspectiva de género, porque hay
mujeres que dicen que nada de esto es cierto, que ellas están estupendo y no tienen
ningún tipo de problema", añadió.
Finalmente, la expresidenta señaló que "necesitamos ser fuertes contra la
violencia de género y esto tiene que ver con un cambio cultural que
permita el respeto desde la infancia entre niños y niñas. Es importante que lo
que se ha generado con el #MeToo o el 'Ni una menos' genere espacios para que las
mujeres sigan avanzando. Lo importante es no rendirse, saber que éstas son tareas
de largo aliento, unirse y organizarse", concluyó.

Derechos humanos y libertad de religión y de creencia

En palabras simples, la libertad religiosa implica que una persona tiene la libertad de
creer y de no creer y, la libertad de vivir su fe en público y en privado sin sufrir
discriminación de ningún tipo. Este derecho implica, necesariamente, varias
libertades individuales como la libertad de expresión y de reunión pacífica. Por eso,
para ver si una sociedad respeta los derechos fundamentales de las personas, es
imprescindible ver cuál es el estado de la libertad religiosa.
Naciones Unidas celebró ayer por primera vez el “Día Internacional en
Conmemoración de las Víctimas de Actos de Violencia basados en la Religión o las
Creencias”, una jornada que invita a reflexionar sobre la situación que están viviendo
millones de personas en el mundo, porque aunque nos parezca paradójico en pleno
siglo XXI, todos los estudios sobre el tema de la libertad religiosa apuntan a un
agravamiento en los últimos tiempos.
Fuentes confiables señalan que el 61% de la población mundial vive en países donde
no se respeta la libertad religiosa, lo que significa que 6 de cada 10 personas en el
mundo no pueden expresar con total libertad su fe.
Cuando ya han pasado poco más de 70 años de la Declaración Universal de Derechos
Humanos que en su artículo 18 consagra el derecho a la libertad religiosa - la ONU
reconoce que este derecho está siendo violado en muchos lugares. En mayo de este
año, la Asamblea General de las Naciones Unidas aprobó la correspondiente
resolución, propuesta por Polonia y con el apoyo de Estados Unidos, Canadá, Brasil,
Egipto, Irak, Jordania, Nigeria y Pakistán.
Esperamos que este 22 de agosto haya sido el inicio de un proceso que lleve a la
comunidad internacional a un plan de acción coordinado –tal como lo aseguró el
secretario general de la ONU, António Guterres- para reafirmar nuestro apoyo
inquebrantable con las víctimas de la violencia motivada por la religión y las
creencias, junto con hacer todo lo posible para prevenir esos ataques y exigir que los
responsables rindan cuentas de sus actos.
En el texto se señala la preocupación “por los actos de intolerancia y violencia
basados en la religión o las creencias que siguen cometiéndose contra las personas,
incluidas las pertenecientes a comunidades religiosas y minorías religiosas alrededor
del mundo y, por el creciente número e intensidad de esos incidentes, que a menudo
son de carácter criminal y pueden tener características internacionales”.
Tan solo en los últimos cinco años se han dado dos casos de genocidio de minorías
religiosas: en Irak y en Siria se atacó a cristianos y yazidíes, mientras que en
Myanmar, la minoría musulmana de los rohinyá también está siendo perseguida.
Pero ¿qué es la libertad religiosa? En palabras simples, implica que una persona tiene
la libertad de creer y de no creer y, la libertad de vivir su fe en público y en privado
sin sufrir discriminación de ningún tipo. Este derecho implica, necesariamente, varias
libertades individuales como la libertad de expresión y de reunión pacífica. Por eso,
para ver si una sociedad respeta los derechos fundamentales de las personas, es
imprescindible ver cuál es el estado de la libertad religiosa.
Esperamos que este 22 de agosto haya sido el inicio de un proceso que lleve a la
comunidad internacional a un plan de acción coordinado –tal como lo aseguró el
secretario general de la ONU, António Guterres- para reafirmar nuestro apoyo
inquebrantable con las víctimas de la violencia motivada por la religión y las
creencias, junto con hacer todo lo posible para prevenir esos ataques y exigir que los
responsables rindan cuentas de sus actos.

11 de septiembre: Tres lecciones pendientes para Chile

Entrar a validar “contextualmente” unas violaciones a los DDHH, mientras se


demanda justicia y memoria en Chile, implica caer en una “contradicción
performativa”, es decir, se estaría auto-refutando un enunciado en el mismo acto de
su enunciación.
La conmemoración de un nuevo aniversario del golpe de Estado del 11 de
septiembre de 1973 vuelve a recordar la enorme relevancia de la Declaración
Universal de DDHH. A 70 años de su promulgación en 1948 este texto se ha
consolidado como el criterio fundamental de nuestro orden internacional,
incontestable e irrebatible a nivel global. Ningún gobierno, ni siquiera el más represor
y criminal, se atreve hoy a cuestionar abiertamente su legitimidad y exigibilidad. A
nivel académico se observan debates importantes, donde se argumentan críticas al
concepto de Derechos Humanos, a su fuerza normativa, a su pretensión de
universalidad y a los supuestos antropológicos, culturales y éticos que fundamentan
su redacción. Pero se trata de discusiones al interior del marco mismo de los DDHH,
que tienden a fortalecer su aplicabilidad, tratando de evitar el desfase radical entre
los derechos declarados y los derechos vividos.
Pero este aparente “triunfo” no implica que en la práctica el imperio efectivo de los
DDHH sea real y vinculante. Las resistencias son evidentes al escuchar el último
informe del Alto Comisionado de la ONU para los Derechos Humanos, Zeid Ra'Ad Al
Hussein, al entregar su mandato a la ex presidenta chilena Michelle Bachelet en
2018. Ra'Ad señaló que en la actualidad “la opresión está de nuevo de moda, la
vergüenza en retirada” y las “violaciones acumuladas y no resueltas a los DDHH
están a la base de los conflictos, no las variaciones del PNB”. Sus conclusiones son
dramáticas: "Hoy no es un momento para la complacencia soporífera. Los derechos
humanos están bajo presión en todo el mundo, ya no son una prioridad, sino un
paria. La legitimidad de los principios de los derechos humanos está siendo atacada.
La práctica de las normas de derechos humanos está en retroceso". En esta
involución global cabe analizar la situación chilena, donde el debate por la memoria,
la impunidad y la coherencia política ha copado la discusión durante este último
tiempo. Al respecto cabría identificar las tres lecciones no aprendidas, que como
asignaturas pendientes, siguen pesando en la conciencia nacional.
La memoria de las víctimas como deber ineludible
La experiencia muestra que la memoria nunca es “una”, sino un poliedro inacabable
y disímil. No sólo recuerdan las víctimas; también los victimarios. Manuel Contreras y
Álvaro Corbalán han resultado ser prolíficos redactores de “memorias” donde se han
explayado en relatos de sus crímenes, siempre justificados por un “contexto” que a
su entender les hacía inevitables y necesarios. También los Estados criminales
“recuerdan” institucionalmente. En Turquía la memoria “oficial” del genocidio
armenio lo sitúa en un “contexto” de masacres cometidas por ambas partes como
consecuencia de odios interétnicos en el marco de la Primera Guerra Mundial.
Prácticas de negacionismo o relativismo histórico, de naturaleza similar, se
encuentran en muchos países donde se han violado masivamente los DDHH, desde
Ruanda o Polonia, hasta Hungría o Camboya. La justificación de esta práctica siempre
radica en construir una “memoria nacional” acomodada al interés del Estado. Para
eso se necesita contar con una historia hilada a la manera como pedía la hija de
Piñera, un relato que pueda “unir” a la población bajo un nacionalismo banal, que
diluya las responsabilidades del pasado, con el interés de exculpar a quienes ejercen
el poder en el presente.
La lección general es simple: En "Cien años de Soledad" el problema de los
habitantes de Macondo era que nacían enfermos, con la peste del olvido, y ese
olvido era causa de todas las demás desgracias que se narran en esa historia de
siete generaciones. Para salir de la peste Macondo no tiene otra alternativa que
recuperar su memoria, hacer justicia y construir sobre ella un aprendizaje social que
impida que el pasado se repita cíclicamente en el futuro. Y para eso se requiere un
pueblo dotado de coraje y consistencia.
Si las memorias son disímiles y contradictorias es necesario optar de acuerdo a
criterios éticos por una memoria específica, que debe ser preservada y protegida por
su valor público, aunque moleste o “divida” a la ciudadanía. ¿Es equivalente la
memoria contenida en el Diario de Ana Frank a la documentada por los criminares
nazis en los juicios de Núremberg? ¿Cabe la necesidad de construir un relato nacional
“unificador”, que no incomode la conciencia de los descendientes de los genocidas y
criminales de lesa humanidad? Preservar la memoria de las víctimas no es una
posibilidad ni un capricho. Como sostiene Reyes Mate existe un “deber de memoria”,
que obliga como imperativo ineludible: “El deber de memoria quiere decir que,
cuando acontece lo impensable, lo que ha sucedido ha de ser el punto de partida del
pensamiento, lo que debe dar que pensar. Si somos capaces de hacer lo que no
somos capaces de conocer, ni de pensar por adelantado, ni luego, a posteriori,
justificar racionalmente, entonces tenemos que entender que el acontecimiento
precede al conocimiento, que lo que ocurrió es lo que da que pensar, y eso significa
que todo lo que metamos en ese saco del pensar debe ser articulado ahora por
nosotros, por las generaciones que hemos venido después. Es lo que tenemos que
hacer a partir de la experiencia de la barbarie. Y, eso significa repensar la política,
repensar la ética, repensar la estética, teniendo en cuenta esa experiencia”.
Crímenes de lesa humanidad y justicia restaurativa
Una de las grandes tareas pendientes del sistema judicial chileno es asumir los
criterios de la “justicia restaurativa”, “reparadora” o “compasiva”. Este enfoque
busca poner la atención en las necesidades de los autores o responsables del delito,
y no sólo en el castigo ni el cumplimiento de principios legales abstractos. Esta
dimensión ha estado históricamente ausente en los debates jurídicos chilenos, donde
prima el ensañamiento y el populismo penal, exponiendo a quienes vulneran la
legalidad a penas agravadas y al escarnio público, como ha sucedido recientemente
con un grupo de inmigrantes colombianos expulsados del país, a los que el Ministerio
del Interior buscó que ocuparan los titulares de la prensa nacional.
El único caso donde se ha argumentado desde el enfoque “restaurativo” en las
últimas décadas ha sido frente a los autores de crímenes de lesa humanidad,
recluidos en el penal de Punta Peuco. Sólo en ese caso se han sacado a colación
todos los principios de la justicia “compasiva”, apelándose desde tribunas políticas
por la excarcelación por motivos humanitarios, o buscando la reinserción social y a la
reconciliación con las víctimas. Cabe indignarse por este enorme contraste. Nunca se
han usado los mismos criterios para reformar el sistema carcelario en su conjunto.
Nunca se ha buscado la misma conmiseración con el conjunto de las personas que
cumplen penas de presidio.
Sería un enorme avance en DDHH si el sistema penal chileno se llega a reformar bajo
una inspiración “restaurativa”. Pero ese cambio no debe ser discriminatorio, y menos
al precio de validar la impunidad. Los beneficios carcelarios de quienes han violado
los DDHH están condicionados a nivel internacional muy detalladamente, y exigen de
los condenados su colaboración activa con la justicia y claras muestras de
arrepentimiento objetivo, expresado en conductas consistentes en el tiempo. Esto es
lo que ha señalado la Corte Interamericana de DD.HH. en su declaración del 17 de
agosto de 2018, referida al “otorgamiento de libertad condicional a condenados por
graves violaciones a los derechos humanos en Chile”, donde señala: “la aplicación de
medidas que le resten sentido o eficacia a las penas impuestas en dichos tipos de
crímenes pueden llevar a la impunidad de conductas que los estados están obligados
a prevenir, erradicar y sancionar”.
Lo que vale para Chile también debe ser exigido internacionalmente
Los derechos humanos deben ser respetados universalmente y su violación debe ser
condenada sin matices, independiente de quienes sean las víctimas y los victimarios.
Esta afirmación, que es esencial al carácter de la declaración universal, no resulta
obvia. Una larga historia de matizaciones y contemporalizaciones pragmáticas ha
cruzado todo es espectro político en estos 70 años. Pero a estas alturas es
insostenible cualquier tipo de doble estándar. Los crímenes del Imperio Británico no
justifican las masacres en China, ni los genocidios apoyados y ejecutados por
Estados Unidos validan el Gulag Soviético. Por ello, los crímenes de Estado de Álvaro
Uribe o Jair Bolsonaro no pueden exculpar las responsabilidades de Nicolás Maduro o
de Daniel Ortega. Entrar a validar “contextualmente” unas violaciones a los DDHH,
mientras se demanda justicia y memoria en Chile, implica caer en una “contradicción
performativa”, es decir, se estaría auto-refutando un enunciado en el mismo acto de
su enunciación.
La lección general es simple: En "Cien años de Soledad" el problema de los
habitantes de Macondo era que nacían enfermos, con la peste del olvido, y ese olvido
era causa de todas las demás desgracias que se narran en esa historia de siete
generaciones. Para salir de la peste Macondo no tiene otra alternativa que recuperar
su memoria, hacer justicia y construir sobre ella un aprendizaje social que impida
que el pasado se repita cíclicamente en el futuro. Y para eso se requiere un pueblo
dotado de coraje y consistencia.
Bachelet: cambio climático generará daños a los derechos humanos y
conflictos
La dos veces Presidenta habló de algunas de las crisis humanas que ha tenido que
abordar este año, e incluso se refirió a la lacra que suponen los incendios forestales
que "tienen que ver -dijo- con un conjunto de conductas de los seres humanos que
son perniciosas para una área de biodiversidad" necesaria.
El cambio climático generará daños a los derechos humanos y graves conflictos por
la sequía, la falta de alimentación y la búsqueda del agua, advirtió a Efe Michelle
Bachelet, Alta Comisionada de la ONU para los derechos humanos, en una entrevista
exclusiva al cumplirse este sábado un año de su llegada al cargo.
La dos veces Presidenta habló de algunas de las crisis humanas que ha tenido que
abordar este año, e incluso se refirió a la lacra que suponen los incendios forestales
que "tienen que ver -dijo- con un conjunto de conductas de los seres humanos que
son perniciosas para una área de biodiversidad" necesaria.
También reflexionó sobre la crisis de los migrantes en la frontera sur de Estados
Unidos, la de Venezuela y la de Nicaragua, y de los contactos que mantiene con los
gobiernos de estos dos últimos países para resolver estas situaciones.
Considerada una de las figuras latinoamericanas de más renombre e influencia
internacional, Bachelet también asume su responsabilidad como icono femenino y
pide a las mujeres que se organicen y hagan oír su voz en un periodo en el que el
machismo se ha sacudido de complejos y vuelve a elevar la voz.
PREGUNTA: ¿Cuál considera usted su mayor logro en este primer año como
alta comisionada?
RESPUESTA: En un año es difícil evaluar lo que se ha logrado, pero si hay algo que
me alegra es haber podido relacionarme con gobiernos y con la sociedad civil, con
los que he buscado abrir espacios y he sentido que ellos lo han valorado. Esto nos ha
permitido dialogar con ellos y recomendarles medidas para mejorar los derechos
humanos en sus países.
P. Usted es una abanderada de que se reconozca que el cambio climático
puede ser una fuente de violaciones de los derechos fundamentales. Ahora
mismo la Amazonía se está quemando ¿Cuáles pueden ser las
consecuencias para los derechos humanos?
R. Efectivamente, para mí el cambio climático es una realidad hace mucho rato y en
los distintos trabajos que he tenido no sólo he buscado hacer abogacía, sino tomar
medidas concretas para cumplir los Acuerdos de París. Sé que el cambio climático va
a generar, voluntariamente o no, restricciones y daños a los derechos de la personas.
Claro, no es la naturaleza la que viola los derechos humanos, pero cuando la gente
tenga que desplazarse por la sequía, por la falta de alimentación o luchar por el
agua, se van a generar conflictos fuertes. Los gobiernos deben escuchar a la
sociedad civil porque frente al cambio climático se requieren cambios de conducta y
esto tiene que ver con la situación en la Amazonía. Parte de los problemas de los
incendios tienen que ver con un conjunto de conductas de los seres humanos que
son perniciosas para un área de biodiversidad tan fantástica. Por lo tanto, se necesita
trabajar con las comunidades para que éstas respondan con conductas que eviten
incendios y deforestación. Por otro lado, el 33 por ciento de la Amazonía que está
sufriendo los incendios corresponde a áreas de protección indígena, que es uno de
los grupos más afectados por el cambio climático. Espero que la situación de la
Amazonía se resuelva pronto porque recuerdo que, como presidenta, me tocó
afrontar incendios forestales brutales y sé lo difícil que es combatirlos, así que todos
los esfuerzos nacionales e internacionales para ayudar a Brasil, Bolivia y Paraguay
son muy importantes.
P: ¿Comparte la impresión de que en medio de esta tragedia ecológica la
Amazonía parece haberse convertido en un objeto de chantaje político?
R: Yo no quisiera sumarme a ningún calificativo porque lo que me importa es que
todos hagamos lo que nos corresponde, que los gobiernos hagan su tarea y las
comunidades y la sociedad civil la suya.
P. Varios hechos apuntan a un retroceso de la democracia en países donde
estaba asentada y a la imposibilidad en muchos otros de abrir espacios
democráticos ¿Cómo se explica usted, que lleva toda la vida luchando por
la democracia, esta regresión?
R. Efectivamente nos preocupa mucho. Por un lado hay una disminución de los
espacios para que la sociedad civil se desarrolle. Esto tiene explicaciones de distinto
tipo, por un lado los ciudadanos ya no consideran que la democracia que consiste en
elegir a sus representantes es suficiente, y a mí tampoco me lo parece, y piden
participar en las decisiones que les importan. De otro lado hemos visto personas
elegidas democráticamente que empezaron a debilitar las instituciones y a disminuir
la participación de la sociedad civil. Años atrás se hablaba de "demodura" y de
"dictablanda" cuando se veían estos sesgos autoritarios, pero lo que es nuevo es que
ahora ocurre a la vez que otros procesos como los populismos, los nacionalismos y el
antimultilateralismo.

Es un riesgo para la democracia, la paz y la seguridad, pero además cuando no se


permite que las personas participen en cierto nivel de decisiones, las políticas
públicas pueden no abordar las problemáticas reales de la gente o ir en una dirección
equivocada. El resultado es que seguiremos en un mundo lleno de conflictos y
problemas en los cuales los países optan por soluciones que no son las adecuadas,
como por ejemplo restringiendo las migraciones, cuando en realidad lo que hay que
hacer es resolver los problemas de fondo y discutirlos con la gente.
P. Sobre el tema de la migración que acaba de mencionar ¿Cómo se explica
que tras varias crisis migratorias siga sin haber voluntad política para
acordar mecanismos para una migración regulada y segura?
R. Es cierto que hay países que no han tenido voluntad, pero acordémonos del Pacto
Global para las Migraciones, que fue aprobado por 152 países (el pasado diciembre),
lo que quiere decir que la gran mayoría de países sí entiende que éste es un
problema global que no se puede resolver individualmente y creo que aquí está el
gran problema de los países, el de creer que pueden resolver los problemas por si
mismos con medidas que habitualmente son restrictivas o regresivas...
P. Medidas que además han fracasado
R. Es que no existe medida que pueda detener a un ser humano que está
desesperado y quiere mejorar sus condiciones de vida. En este sentido, si tantos
países aprobaron el Pacto Global es porque a pesar de los retrocesos y ataques al
multilateralismo, estoy convencida de que ha sido porque entienden que ante
problemas globales soluciones globales. Ahora bien, los países tiene derecho a sus
propias políticas migratorias en función de sus realidades, hay países que pueden
absorber una cantidad importante de inmigrantes, otros que no, pero para eso hay
que tener un diálogo e instrumentos comunes. No soy pesimista.
P. Esta crisis migratoria tiene varios frentes, entre ellos la frontera sur de
Estados Unidos, donde las condiciones de los migrantes difícilmente
podrían ser peores ¿Qué situación constata cada día vuestro personal en
esa frontera?
R. Cuando estuve en México fui a un albergue de migrantes, conversé con ellos y
unos chicos me contaron que se salvaron por poco de ser secuestrados. Muchas
veces se trata de secuestros para la extracción de órganos, esclavitud o tráfico de
personas, entonces la verdad la situación es muy dramática. Nuestra gente ha
estado en los albergues y sabemos que más allá de las buenas voluntades de los
gobiernos, cuando a diario llega un flujo enorme de personas no hay país que pueda
tenerlas en situación óptima. Y lo digo porque a mí también me tocó hacerme cargo
de desastres y había que abrir escuelas, estadios y por supuesto todo esto con los
recursos existentes. Sabiendo esto, la idea es trabajar para que mientras se define la
situación de los migrantes sus condiciones puedan ser lo mejor posible. Sin embargo,
sabemos que hay centros de detención de niños, que hay separación de familias...
P. ¿Qué continúan?
R. El último reporte oficial es de julio de la Cámara de Diputados de Estados Unidos,
donde se señala que continuaban. Yo no tengo una información más reciente, pero
hay ocho niños muertos en centros de detención, siete en Estados Unidos, uno en
México, entonces es un tremendo drama. Hemos visto que por un lado el Gobierno
mexicano tiene la intención de acoger en algunas partes a los migrantes, pero la
realidad es que la gran mayoría quiere llegar a EEUU. En todo caso, no se trata de
que lleguen y sean deportados, porque hay leyes humanitarias y de derechos
humanos que dicen que cada Estado debe dar asistencia a los migrantes. El
problema que hay es que los tribunales están sobrepasados y se dice que hay
800.000 casos pendientes en EEUU y que sus resultados tardarían dos años. Por
tanto, el desafío es enorme y lo más importante es que los países busquen las
mejores condiciones para acoger a los migrantes. Uno de los riesgos de intentar
evitar la inmigración mediante medidas coercitivas es que las personas opten por
vías mucho más inseguras y que ponen su vida en peligro, sea porque se ahogan al
cruzar ríos, por deshidratación o porque son secuestrados por traficantes. En
conclusión, los países no están obligados a recibir a todos, pero sí a garantizar los
procedimientos que permitan establecer si califican para quedarse o no como
refugiados.
P. Altos cargos de Estados Unidos han planteado eliminar el periodo
máximo de 20 días durante los que un migrante menor de edad puede estar
detenido ¿Esta idea viola las obligaciones internacionales de EEUU?
R. Estados Unidos es uno de los pocos países del mundo que no ha ratificado la
Convención de Derechos Humanos, pero creo que en este caso hay normativas
universales que son claras y que los niños no deberían ser detenidos nunca.

P. En Sudamérica, varios países han superado su capacidad de recibir


migrantes venezolanos ¿Comprende usted en este contexto la imposición
del visado humanitario por parte de Perú, Chile y Ecuador?
R. Creo que los países toman decisiones en base a sus propias realidades y entiendo
que muchos, como en el caso de Ecuador ya que he hablado con ellos, no tienen
capacidad de acogerlos y darles acceso a servicios de salud y educación.
P. Su visita a Venezuela generó mucha esperanza, pero al final terminó en
un intercambio de acusaciones ¿Está decepcionada del resultado o cree que
en el fondo contribuyó a algo positivo?
R. Yo creo que la visita fue positiva. Primero porque abrieron los espacios en vista de
que la Oficina del Alto Comisionado nunca había estado en Venezuela y hubo la
oportunidad de estar dos semanas en marzo (una misión de avanzada) y luego mi
visita en julio. En ambas ocasiones hubo posibilidad de interactuar con todos los
actores sociales: el gobierno, la oposición, la sociedad civil y familiares de víctimas.
También se conversó con el gobierno sobre lo importante que sería la presencia de
nuestra Oficina y que pudiera dar cooperación técnica en algunas áreas que ellos
solicitaron, como una evaluación del funcionamiento de la Comisión de Prevención de
la Tortura y también un análisis de la situación en las prisiones. Siempre es mucho
mejor estar en un país aunque hoy por vía tecnológica se puede obtener mucha
información de todo tipo, pero seguimos conversando con el gobierno para poder
tener presencia allí. De todos modos, tenemos la presentación de un reporte oral
sobre Venezuela el 9 de septiembre en el Consejo de Derechos Humanos y en él
presentaremos lo que se ha avanzado en este periodo y la situación de la relación de
mi Oficina con el gobierno.
P. ¿Le parecen esperanzadores los contactos que se ha revelado mantienen
los gobiernos de Venezuela y Estados Unidos? ¿Cree que pueden tener más
éxito que los diálogos con la oposición?
R. Creo que siempre es necesario hacer todo: Dialogar con la oposición y generar
todos los escenarios posibles que sean aceptables para las dos partes si es para la
solución de una crisis política como la que vive Venezuela. Sobre esas
conversaciones se escuchan distintas cosas, pero creo que los gobiernos siempre
deben estar abiertos a conversar con otros para ver como avanzar, como en el tema
de las sanciones. Usted hablaba de la migración de Venezuela y yo creo que las
últimas sanciones han sido duras, demasiado amplias y si se endurecen aún más, lo
único que cabe esperar lamentablemente es mayor migración porque se va a
exacerbar la pobreza. Es bueno que los gobiernos conversen, sea oficial o
informalmente, porque soy una convencida de que lo único que no hay que hacer es
cortar puentes. No significa que haya que estar de acuerdo, pero sí tener un espacio
en el que cada cual plantee su punto de vista.
P. ¿Ve una solución a mediano plazo de la situación en Venezuela?
R. Yo tengo la esperanza de que se pueda llegar a un acuerdo, pero más allá de que
la comunidad internacional dé señales útiles y en favor del diálogo, creo que la
solución tiene que ser entre los venezolanos.
P. La crisis política en Nicaragua parece haber salido de la agenda de países
influyentes, pero el acoso y la represión de la sociedad civil no cesan ¿Qué
tipo de contacto mantiene su Oficina con el Gobierno del presidente
Ortega?
R. Hemos tenido contactos, yo he intercambiado cartas con el gobierno, mantenido
conversaciones con la sociedad civil fuera de Nicaragua y en cumplimento de una
resolución del Consejo de Derechos Humanos (de la ONU) vamos a presentar (en
Ginebra) un informe sobre la situación en el país el 10 de septiembre. Nosotros
seguiremos conversando con el Gobierno de Nicaragua para, ojalá, poder tener una
presencia allá. Y le decimos lo mismo que a todos los gobiernos que sienten que
nuestros reportes no son suficientemente objetivos: nuestra presencia en el terreno
permite tener una interacción con los gobiernos para poder incluir sus puntos de
vista y planteamientos. Ello independientemente de que podamos apoyar a la
sociedad civil, en el caso de detenciones arbitrarias o para hacer justicia a las
familias.
P. ¿Ha pedido al gobierno que le permita hacer una visitar el país?
R. Todavía no, pero tenemos conversaciones con el gobierno que pueden llevar a ello.
De hecho, más tarde me voy a reunir con el ministro de Relaciones Exteriores de
Nicaragua, José Valencia.
P. Usted es un fuerte modelo femenino. Desde esa posición ¿Tiene la
impresión de que hay un velado retroceso de los derechos de la mujer y
que la ideología machista va recuperando terreno?
R. Hemos visto intentos de retroceso internacional de los derechos humanos y de los
derechos de las mujeres. Yo estuve en un país muy desarrollado donde iba a visitar el
Congreso y me dijeron que podía hablar tranquilamente de los derechos de la
comunidad LGTBI, pero que ni se me ocurriese hablar de derechos sexuales y
reproductivos porque me iba a llevar un portazo en la cara. Hay una especie de
retroceso en el rol de la mujeres, en algunos países no se desarrollan los jardines de
infancia porque se cree que las mujeres deben cuidar a los niños en la casa, lo que si
es una opción personal es perfecto, pero si la mujer quiere trabajar no es bueno para
ella. Ahora, el machismo ha existido siempre, aunque hubo un momento en que era
políticamente incorrecto ser xenofobo, machista, etc., pero hoy vuelve a expresarse.
Creo que (los machistas) estaban escondidos, sin manifestarse, pero últimamente
hay líderes que usan un lenguaje que da licencia a otros para expresar su machismo.
Por eso, pido a los líderes del mundo que den el ejemplo y se posicionen contra el
machismo, la xenofobia, la islamofobia, el antisemitismo y den mensajes de
aceptación de la diversidad de las personas.
P. Y cuál sería su mensaje para las niñas y jóvenes que siguen siendo
acosadas por su manera de vestir, que ven que los feminicidios siguen
siendo noticia diaria o que han sido condicionadas para que sus roles
futuros sean de maestras y enfermeras, con todo el respeto a estas
profesiones, y no de médicas como lo es usted, científicas o ingenieras?
R. Mi mensaje es que las mujeres podemos hacer muchas cosas, que si uno se
esfuerza y tiene capacidades puede hacer todo. Las mujeres tienen que organizarse
para hacer oír su voz y participar en la toma de decisiones, en la política, en la
industria y en la comunidad. Necesitamos más mujeres en los lugares en los que se
toman las decisiones, pero también más mujeres con perspectiva de género, porque
hay mujeres que dicen que nada de esto es cierto, que ellas están estupendo y no
tienen ningún tipo de problema. Y necesitamos ser fuertes contra la violencia de
género y esto tiene que ver con un cambio cultural que permita el respeto desde la
infancia entre niños y niñas. No es sencillo, no se va a lograr de un día a otro, pero al
igual que tenemos a una niña como Greta Thunberg (la activista medioambiental
sueca de 16 años) que anda por el mundo llamando a la acción, es importante que lo
que se ha generado con el "MeToo" o el "Ni una más" también genere espacios para
que las mujeres sigan avanzando. Lo importante es no rendirse, saber que éstas son
tareas de largo aliento, unirse, organizarse y conseguir muchos hombres a su lado
para que todos tengan sus derechos bien asegurados.
Hortaliceras mapuche: violencia de género racista y violación de derechos
indígenas en Temuco
Un caso emblemático y contingente es la situación de asedio y hostigamiento de
parte del Municipio de Temuco en contra de un grupo de hortaliceras mapuche. Estas
mujeres históricamente han comercializado sus productos en las calles de la ciudad,
siendo reconocidas como parte del legado cultural de la región. Sin embargo
enfrentan hoy una dura batalla contra un decreto municipal llevado adelante por el
alcalde Miguel Becker que les prohíbe trabajar como lo han hecho por años.
El estado de las políticas y acciones del Estado en Chile han sido materia de
preocupación para organismos internacionales. La completa subordinación del
bienestar de sus ciudadanos a la lógica de un modelo neoliberal salvaje en su
cometido extractivista y mercantil está dando a la luz evidencias concretas del total
desprecio por la seguridad, la salud y la calidad de vida de sus ciudadanos.
Un caso emblemático y contingente es la situación de asedio y hostigamiento de
parte del Municipio de Temuco en contra de un grupo de hortaliceras mapuche. Estas
mujeres históricamente han comercializado sus productos en las calles de la ciudad,
siendo reconocidas como parte del legado cultural de la región. Sin embargo
enfrentan hoy una dura batalla contra un decreto municipal llevado adelante por el
alcalde Miguel Becker que les prohíbe trabajar como lo han hecho por años.
La semana pasada, precisamente el día que se conmemoraba a los pueblos
originarios, el Estado, representado en la figura de este alcalde de apellido alemán,
ordenaba un violento desalojo de este grupo de mujeres de su tradicional e histórico
lugar de trabajo en el centro de Temuco.
Esta violencia institucional llevada en su contra de manera aberrante y despreciable
involucra denegación y violación de sus derechos como mujeres indígenas y
constituye al mismo tiempo violencia de género de parte de un estado patriarcal.
Escenas de brutalidad y violencia desmedida derivaron en la detención arbitraria de
un gran grupo de ellas e incluso algunas menores de edad. No deja de resultar
simbólico que sea el poder del linaje colono el que vulnere los derechos de personas
mapuches, la tragedia histórica de la región, víctima de la usurpación colonizadora,
avalada por el Estado y que se reproduce a diario en la zona.
Resulta insultante que se criminalice a pequeñas productoras en situación clara de
desventaja, por ser mujeres, por ser indígenas y por residir ademas en la región mas
pobre del país, enfrentando vulnerabilidad e inequidad económica que se traduce en
desventaja de clase.
Esta violencia institucional llevada en su contra de manera aberrante y despreciable
involucra denegación y violación de sus derechos como mujeres indígenas y
constituye al mismo tiempo violencia de género de parte de un estado patriarcal.
Son precisamente las mujeres quienes mas sufren la inequidad distributiva, calificada
por expertos en estudios del desarrollo como “feminización de la pobreza”. Pero
haciendo un análisis de la intersección de las diferentes desigualdades ya
enunciadas arriba, está demostrado que son las mujeres de pueblos indígenas
quienes mas padecen la desigualdad, por cuanto enfrentan prácticas discriminatorias
y la violencia sistemática institucionalizada.
La Comisión Económica para Latinoamérica y el Caribe (Cepal) advierte sobre las
brechas de desigualdad que pesan sobre los pueblos indígenas por las condiciones
desprotección laboral y condiciones de explotación que afectan particularmente a las
mujeres, factores que limitan el ejercicio de derechos socio-económicos y de
desarrollo humano. Naciones Unidas ha conceptualizado la incorporación de las
mujeres al mercado laboral como indice de progreso para el país y empoderamiento
de género (ONU, 2017).
De hecho, la promoción de la ocupación laboral femenina ha sido parte de las
agendas de la transversalización del género en políticas públicas y una meta en las
políticas globales de reducción de las desigualdades de género promovidas, entres
otros, por Banco Mundial y CEPAL.
Las mujeres indígenas en Chile y, particularmente, desde el mundo Mapuche han
reposado históricamente en el servicio doméstico, con el resultado de la
reproducción de jerarquías y subordinación por etnia y clase. La autonomía
económica de las mujeres mapuches articulada en la economía informal de
subsistencia por vía comercialización de sus productos constituye una estrategia de
empoderamiento y autonomía socio-económica frente a las desigualdades
estructurales que deben sortear.
Es al mismo tiempo de reproducción y preservación de prácticas culturales
originarias. Estas están consagradas en el Convenio 169 de la OIT. Este Convenio
ratificado por Chile señala que las actividades tradicionales y relacionadas con la
economía de subsistencia de pueblos originarios deben ser “reconocidas como
factores importantes del mantenimiento de su cultura y de su autosuficiencia y
desarrollo económico, velando para que se fortalezcan y fomenten, según su interés”
(OIT, 1989).

Es por ello que la ordenanza municipal que les arrebata este derecho consagrado y
ratificado por Chile en su adscripción al citado Convenio viola normas de derecho
internacional. Al mismo tiempo, en relación a las políticas de equidad de género
promovidas por nuestro país, también en función de acuerdos y tratados
internacionales suscritos, contraviene el avance de la equidad de género en
perspectiva “intercultural”, etiqueta que aparece muy recurrida en documentos y
discursos gubernamentales pero que vemos poco apelados en las prácticas de las
políticas implementadas.
Esto ocurre pese a que el Estado de Chile, así como otros en Latinoamérica, ha sido
conminado por Naciones Unidas a realizar acciones para subsanar el menoscabo a
los derechos indígenas. Mientras por un lado el Estado chileno suscribe acuerdos e
instala discursos institucionales de “interculturalidad” y “equidad de género” por otro
mantiene prácticas represivas amparadas en regulaciones arbitrarias, contrarias al
espíritu de acuerdos internacionales suscritos.
Desde un análisis macro esto se da en el contexto de de un modelo social y
económico neoliberal que supedita el desarrollo y bienestar de sus ciudadanos a una
lógica mercantil desigual de acumulación en manos de los privilegiados del país, que
se nutre ademas de una lógica asimimilacionista, afín a estos intereses. Esto
alimenta discursos abiertamente racistas, reflejando el desprecio hacia el pueblo
mapuche y sus prácticas tradicionales. Evidencia reciente son los dichos de ex
intendente de la Araucanía, y su percepción de los mapuches como “limitados”. Lo
de limitado es parte también parte de una perspectiva de desarrollo neoliberal.
Desde otra mirada, cabe reconocer que, ademas de ejercer su derecho al trabajo, las
hortaliceras mapuches realizan una importante aporte a la comunidad con su oferta
de productos orgánicos, locales y de calidad, en momentos que la crisis ambiental y
alimentaria global enseña que preferir este tipo de mercados a pequeña escala,
conscientes y en equilibrio con el ecosistema son la vía para revertir la destrucción
de los recursos y la puesta en peligro de la misma existencia humana, un
conocimiento abrigado por la cosmogonía mapuche desde hace siglos y que mucho
nos puede aportar ante la evidencia del cambio climático. E
sta perspectiva no aparece nada “limitada” y es parte de un cambio de paradigma
en nuestros patrones de consumo promovido por la consciencia ambientalista a nivel
mundial.
Sin embargo, como si la medida de desalojo y prohibición sobre las hortaliceras no
fuera ya arbitraria, amenazar con multar a la ciudadanía que elija adquirir sus
productos atenta de la misma manera contra los derechos ciudadanos. El alcalde
Becker ha transformado la ciudad de Temuco en una suerte de campo de vigilancia
con inspectores municipales acosando e intimidando a comercio ambulante.
Sus tácticas reproducen las peores fantasías de control social mediante la instalación
de altavoces que a diario proclaman la amenaza a los ciudadanos consumidores cual
ovejas a ser acarreadas a las grandes cadenas comerciales, coludidas precisamente
para el abuso de esos ciudadanos.
Sin duda los personalismos juegan un rol en la administración de políticas locales,
pero cuando estas permanecen avaladas desde la maquinaria central, deja entrever
un discurso institucionalizado de denegación de derechos ciudadanos, y negligencia
como Estado en garantizar la protección de esos derechos. Pero lo que es mas grave,
avalando la sistemática violación de derechos de parte de quienes sufren mayor
desigualdad en este país.

¿La discapacidad no es una prioridad para el INDH?


Una institución de carácter público, como el Instituto Nacional de Derechos Humanos
(INDH), debe ser capaz de realizar una gestión transversal que le permita visualizar y
posicionar temáticas relevantes y profundas, relacionadas con los derechos
inalienables de todas las personas y no sólo de algunas de ellas.
Así también, en su rol educador y protector, tiene que comunicar con efectividad sus
propósitos, prioridades y principales acciones, evitando sesgos ideológicos y
trascendiendo por sobre la coyuntura temporal. Sólo de esta manera, es posible
tener la certeza de que su existencia permitirá que todas las personas, incluyendo a
aquellas que enfrentan alguna situación de discapacidad, podrán encontrar
respuestas, resguardo y apoyo frente a las problemáticas de vulneración de derechos
humanos que les afectan.
El problema es que pareciera ser que el INDH agita con vehemencia algunas
banderas de lucha, y otras como las que representan a ciudadanos con algún tipo de
limitación sólo de vez en cuando se desempolvan para enarbolarlas frente a algún
hecho coyuntural.
En este sentido, no deja de llamar la atención, la reciente declaración del nuevo
director de la institución, Sergio Micco, en la que da a conocer las prioridades y zanja
las directrices del INDH, invisibilizando, de manera desafortunada, el sin número de
vulneraciones de derechos que afectan a las personas en situación de discapacidad.
Esto, al quedar en evidencia que sus prioridades y directrices tienen que ver sólo con
asuntos relacionados con personas migrantes, personas de pueblos originarios, niños
y niñas y mujeres.
Cuando un problema país, como la exclusión y la discriminación que aún viven
muchas personas de este segmento de la población no está presente en las
prioridades de los organismos públicos que tienen por mandato la protección de los
derechos humanos, queda un espacio de duda respecto del carácter integral y
transversal de dichas entidades, debido a la evidencia cierta de que tales entidades
tienden a actuar impulsadas por alguna ideología o por la coyuntura, más que por
una agenda que busque combatir la vulneración de los derechos humanos de todos
los grupos de personas.
A este respecto, también es llamativo que en el último informe anual de actividades,
situación y recomendaciones en materia de derechos humanos que por ley realiza el
INDH no se hace ninguna mención contundente sobre el cumplimiento de los
derechos de las personas bajo esta condición.
Sólo hace algunos días, nuevos datos de la Encuesta de Caracterización
Socioeconómica del año 2017, revelaban las abismantes brechas de exclusión en la
educación, en el trabajo, en la salud y en varios ámbitos de la vida de estos
individuos que son el resultado de la vulneración de derechos que enfrentan estas
personas, por parte de particulares y del Estado de Chile. Asimismo, la capacidad
jurídica, o si se me permite, la incapacidad jurídica que actúa simultáneamente
como mordaza y como camisa de fuerza en ellas, cuando, por ejemplo, son víctimas
de la interdicción, puede llegar a transformarse en una violación sistemática y legal
de los derechos humanos.
Todo esto se acentúa aún más, por los débiles y a la vez complejos mecanismos de
fiscalización y de denuncias en la justicia ordinaria, que se establecen en la
normativa vigente, asociada a la protección de estos ciudadanos, donde se establece
que es más económico discriminar o excluir, que implementar ajustes razonables o
dar cumplimiento a normas de accesibilidad o de inclusión.
Se torna necesario que tanto el Instituto Nacional de Derechos Humanos y todos
aquellos organismos que tengan relación con la temática de la discapacidad y con
otros grupos vulnerables, actúen de manera integral, transversal e intersectorial, de
manera de no minimizar algunas materias y maximizar otras, solo por la coyuntura o
sesgos ideológicos. Sólo así, se podrá garantizar la dignidad de cada persona que
viva en nuestro país.

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