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La familia en el tratamiento de las adicciones cumple un papel fundamental con sus distintos

roles y funciones (biológico, económico, espiritual, educativo, social, solidario, psicológico),


de ahí su importancia en la convivencia y en la relación con sus integrantes, debido a la
manera en la que se trasmiten los sentimientos y emociones, y como se manifiestan en sus
miembros, son parte de un modelo interactivo que representan un factor importante en la
tendencia de consumo de las sustancias psicoactivas.

Por otro lado, es importante remarcar que: la familia organizada y bajo la guía de un
profesional entrenado, puede convertirse en una herramienta de intervención sumamente
valiosa para romper la negación del adicto. Sin embargo, es necesario para poder iniciar ese
proceso que los miembros estén dispuestos a iniciar y mantener su propia recuperación
personal como codependientes.

Por consiguiente, un factor importante en la reeducación de los familiares es preocuparse


de las emociones y afectos que les genera el familiar. Diferentes emociones entre las que
destacan: Pena, lástima, dolor, tristeza, rabia, culpa, desconfianza y temor. En esta etapa se
manifiestan emociones y sentimientos que son comunes a la mayoría de las familias:
confusión y ansiedad, temor al juicio social y familiar, sensación de fracaso como padres o
como pareja y temor a enfrentar los problemas dejándolos al equipo clínico o a los
profesionales a cargo.

En conclusión, cuando no hay una familia que asuma el acompañamiento del paciente en
recuperación, es necesario acudir a grupos humanos y sociales alternativos en los que está
inmerso el paciente, esto es, su red de apoyo social. De no existir una red de apoyo social
positiva, debe elaborarse un plan para su construcción.

La red de apoyo puede estar constituida por amigos o parientes, a los cuales es importante
contactar y motivar para su vinculación al proceso de recuperación. Cuando no se cuenta con
esta posibilidad, se debe acceder a instituciones que presten este tipo de soporte, donde se
provea al paciente un ambiente y condiciones mínimas de afecto, soporte material y
espiritual, guía, consejo y afianzamiento de la identidad. Es importante tener en cuenta que
el proceso de apoyo social debe ser concebido como un “dar y recibir”, en el que el paciente
debe asumir una serie de responsabilidades que lo preparen para el ejercicio de su autonomía.
Será, entonces, el objetivo más importante de la vinculación con una red de apoyo social: la
estabilización emocional y afectiva, y la preparación para asumir una vida independiente, en
la que pueda reconstruir una nueva y propia red de apoyo social.

Patología Dual

Se puede definir como una enfermedad que designa la existencia simultánea de un trastorno
adictivo y otro trastorno mental, o la intersección de ambas disfunciones. Hoy en día es una realidad
clínica que ya nadie puede desconocer.

En la terminología anglosajona es más usual el término «diagnóstico dual», que en realidad hace
referencia a dos diagnósticos independientes o, en el mejor de los casos, no se pronuncia sobre esta
relación, pese a los datos que viene aportando la investigación. Pero también es apoyado por
aquellos que creen que los síntomas comórbidos generalmente son sólo producto de la
neurotoxicidad ocasionada por las drogas sobre el sistema nervioso central. En cambio, el término
«patología dual» está más cercano al modelo de vulnerabilidad genética y biológica que predispone
a diferentes fenotipos psicopatológicos, a la existencia de alteraciones que hace a las sustancias más
placenteras que para el resto de los individuos, y estas deficiencias, genéticamente determinadas,
son corregidas por el uso de sustancias, conduciendo a la automedicación (1). En algunas
circunstancias, los sujetos con enfermedades mentales pueden comenzar, por ensayo y error, a usar
y abusar de sustancias como tentativa de automedicación y aliviar así los síntomas de la
enfermedad, con lo que se enfrentan a un riesgo mayor que es la adicción.

En un individuo pueden coexistir varias patologías de manera simultánea, en el caso de la patología


dual se encuentran presentes el consumo de sustancias psicoactivas y al menos un trastorno mental.
La evidencia científica considera que son varios los factores que determinan la presencia de esta
comorbilidad que cada día es más frecuente, también hace referencia a lo complejo de su manejo y
seguimiento. En Colombia no existe un estudio poblacional que haya incluido este evento para ser
estudiado, sin embargo, en el país se han llevado a cabo estudios en poblaciones específicas que
ayudan a mejorar la comprensión de la patología y se espera que sea solo el inicio de muchas
investigaciones que ayuden a orientar la toma de decisiones en salud pública.
Su origen se encuentra asociado a una vulnerabilidad genética y biológica, el espectro de signos y
síntomas que se observan en quienes padecen la enfermedad, es amplio, una manifestación
importante es que estas personas perciben un mayor placer al consumir las sustancias psicoactivas
(SPA) del que podría sentir el resto de la población. La neurobiología explica que “el efecto de las
sustancias de abuso sobre el cerebro produce cambios neurobiológicos que incrementan la
vulnerabilidad para desencadenar.

posiblemente trastornos mentales”, pero también se habla acerca de cómo ciertos factores propios
del individuo como su genética, las características de la personalidad y la presencia de algunos
trastornos mentales, determinan la aparición de las adicciones. Otros factores que se han asociado
a la etiología de la patología dual son: la exposición continua al estrés y factores ambientales en la
infancia

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