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Subdirectora de Familia
Instituto Colombiano de Bienestar Familiar
Santafé de Bogotá
Colombia
Pretendo con esta presentación, desarrollar una reflexión con base en las siguientes
preguntas : De dónde venimos ?, Dónde estamos ?, Hacia dónde vamos ? en este tema
que nos convoca de la familia y el trabajo.
1. Aspectos generales
La familia es una estructura en interacción con las restantes instituciones sociales,
políticas y económicas. Percibe y moldea los influjos de la cultura así como de las
instituciones y se ajusta a las exigencias, dentro de un recíproco e inestable
acomodamiento. La familia es sujeto de cambio por presiones conscientes o políticas
dirigidas o por influjos indirectos. (1)
El grupo familiar se constituye, por tanto, en un núcleo afectivo por excelencia, puesto
que en él se construye y reconstruye las relaciones íntimas e indispensables para la
maduración del individuo y su desarrollo adulto, afectividad sin la cual es imposible
participar en las demás instituciones sociales.
La familia es un sistema de interacción que incluye a todos los que conviven por
vínculos consanguíneos o de alianza, con roles y funciones indispensables para el
desarrollo económico y social como son: la conyugalidad, la reproducción de la especie,
la satisfacción de gran parte de las necesidades básicas de sus miembros, la
socialización de las niñas y los niños, la adquisición del lenguaje, la transmisión de
valores culturales a las nuevas generaciones y la formación de procesos fundamentales
del desarrollo psicosocial. Así mismo es el grupo en el que se satisfacen las necesidades
afectivas y sexuales conjuntamente con la reposición de la fuerza de trabajo de las
personas.
En efecto, en el seno del grupo familiar las mujeres realizan el trabajo doméstico en el
hogar, el cuidado de los niños o ancianos, y facilitan la capacidad de la fuerza de trabajo
de los otros miembros familiares para vincularse a sus labores. Asimismo, cuando se
presentan necesidades y carencias económicas, la familia tiene un papel central para la
subsistencia de sus miembros, bien sea a través de la organización de negocios
familiares o por la sumatoria de varios ingresos y el desarrollo de redes de apoyo
indispensables para la supervivencia de las personas.
La familia es una institución histórica dependiente del contexto socioeconómico y
cultural en el que se desenvuelve; por tanto, el cumplimiento de sus funciones se
correlaciona con sus niveles de ingreso y con el sistema de valores y normas que rigen
su estilo de vida. No menos importante para el desempeño de las tareas familiares es la
calidad de la unión conyugal, así como las relaciones entre padres e hijos(as), elementos
que no solo están afectados por los factores señalados anteriormente sino también por el
ambiente cultural y psicológico de los miembros del hogar.
La dinámica del sistema familiar está determinada por la pertenencia de la familia a una
clase social, a una etnia cultural y a una nación específica, lo que a su vez está
internamente relacionada con el nivel valorativo, educacional, ocupacional y de ingresos
de los adultos que componen el núcleo familiar, particularmente del que ejerce la
jefatura del hogar o si es jefatura compartida como tendencia actual.
El drama empieza y se agudiza actualmente cuando son precarias las condiciones del
individuo en la familia y en la sociedad, cuando tratan de excluirlo y negarle derechos.
La respuesta de los marginados y excluidos es la negación de sí mismos y la negación
de su grupo familiar o social que los rechaza. De su frustración viene la violencia, con la
cual gritan su existencia, buscando un entorno que los reconozca.(2)
La familia indígena estaba conformada por clanes unilineales con predominio de la línea
materna y un sistema de parentesco clasificatorio, donde la autoridad recae sobre el tío
materno, mientras la familia española era de tipo patriarcal, con mayorazgo y parentesco
paterno, porque el poder, la autoridad y el status recaía en cabeza del padre. (3)
Como esclavo, el negro no tuvo derecho a disponer de su vida, no podía casarse, pues
según el grupo dominante español, carecían de alma y se debía limitar a conformar la
mano de obra gratuita conjuntamente con los indígenas. Además, se destaca que los
grupos africanos llegaron a América como individuos aislados, jóvenes, aptos para los
trabajos forzados en condición de esclavitud, y no trajeron núcleos familiares
completos.
Con éstos rasgos, eran evidentes las diferencias de los patrones culturales entre las
familias americanas, españolas y las familias africanas: “En este período intervienen tres
legados culturales y biológicos: el americano, el cual en su propio hábitat es sometido
por el invasor y aculturado, según modelos extranjeros. El africano, en su condición de
esclavo viviendo en condiciones inferiores al indígena y trasladado a un hábitat extraño,
rompiéndosele su mundo familiar y cultural. El español y portugués, impusieron su
patrón cultural, socioeconómico y político a los demás grupos humanos, aunque
también venían de sufrir un prolongado proceso sincrético de aculturación en su
vertiente europea y africana”. (4)
El encuentro entre la cultura indígena con la cultura occidental trajo como consecuencia
la destrucción física de gran parte de la población indígena y el sometimiento de la
restante, con una acentuada aculturación, desarticulación social y económica por el
mestizaje impuesto en la colonia.
El choque cultural fue evidente ante esas diferencias de patrones culturales sociales,
constituyendo este doloroso proceso de conquista y dominio, uno de los principales
hechos de genocidio y frustración del modelo autóctono de vida, en sus valores,
conocimientos, arte, modo de gobierno y formas de trabajo cooperativos, tanto de
hombres y mujeres, de las poblaciones afroamericanas. Como igual sucedió con otras
instituciones sociales, se impuso la cultura española y portuguesa, conservándose, no
obstante, rasgos importantes de la cultura americana y articulando, por efectos de la
conquista y la dominación. los diferentes modos de producción en América.
Pero el mestizaje (por mezcla de las razas blanca e india) con sus formas mixtas de
familia, establece una dualidad de la norma. En los hogares legítimos indígenas o
españoles, el hombre trabajó para responder de la familia que levantaba y la mujer
administró el hogar. En las familias consensuales el padre fue inestable y la
descendencia la protegió la madre y sus familiares.
El mestizaje étnico tomó auge, y los resultados fueron complejos, resultando varias
tendencias que aún sobreviven, configurándose en tres modalidades al terminar la Epoca
colonial:
- Las familias tipo patriarcal, legalistas, monógamas, según el patrón hispánico, con el
respaldo de las creencias católicas. A pesar que en sus primeros inicios se mueven en un
ámbito racial endogámico, al final se presenta un cruce de blanco e indio. Este tipo
familiar se caracteriza por tener una autoridad fuertemente jerarquizada y focalizada de
mujeres a hombres, de jóvenes a adultos. Esta familia controla el poder económico,
político y religioso, basado en el núcleo consanguíneo y es intermediaria entre la
sociedad global y los grupos locales.
- Las familias constituidas por las uniones de hecho, provenientes de las raíces
culturales nativas como el amaño, el matrimonio por servicios, las relaciones
esporádicas o relaciones complementarías (dentro del mismo grupo étnico o interétnico)
y de poligamia intraclase. A pesar de que estas formas de cruce fueron prohibidas por la
ley, aún perduran en gran medida.
En las áreas rurales, las familias extensas constituyen unidades que actúan como clanes
para lograr su supervivencia, son características de los dos litorales, zona fluvial y
minera, por cruces de blancos y negros y de relaciones entre terratenientes e indios,
áreas rurales andinas del oriente y sur.
El trabajo remunerado de la mujer casada, deja una serie compleja de obligaciones con
su hogar, para lo cual requiere el apoyo de otras personas o instituciones, lo cual la
mayoría de veces no es factible, debido a la limitada oferta de trabajo que hay, y a las
prestaciones laborales que su enganche ocasiona. Servicios de maternidad, subsidio
familiar, horarios de lactancia, permisos de calamidad doméstica, etc. gravan
considerablemente el capital.
Hoy en día, representa como un rasgo general la elección libre del cónyuge, el noviazgo
es menos convencional y más corto. La manera de establecer la pareja, el vínculo se
aparta de los cánones tradicionales. Se difunde en algunos sectores la práctica afectiva y
formadora de asumir el hombre su función de paternar con su familia en las nuevas
generaciones.
Cambian los roles de padres e hijos, y los roles de género, haciéndose cada vez más
igualitarios, con autonomía, consenso y permisividad. La educación de los hijos la
realizan otras instituciones y la mujer se ha vinculado al campo educativo, laboral y
político. Se presenta con mayor frecuencia la disolución del vínculo matrimonial y es
notoria la alta movilidad geográfica de las familias.
B. ¿Donde estamos?
La forma de organización familiar predominante en el país es la nuclear, las formas
extensas, unipersonales, compuestas y recompuestas, son otras tipologías familiares que
se consolidan como estrategias de apoyo socioeconómico para parientes y no parientes,
cumpliendo ambas en mayor o menor medida funciones de socialización, formación y
crianza, generación de diversas formas económicas de ingreso y reposición de fuerza de
trabajo y de supervivencia familiar.
Las familias nucleares y extensas se mantienen en estos últimos años con porcentajes
constantes : del 53% y 30% respectivamente. En 1994, la familia compuesta aumentó al
11% y la familia unipersonal al 6%. (Zamudio L.1995)
A finales de la década del noventa, en cuatro principales ciudades del país la jefe del
hogar era la mujer (viuda o separada) en el 57.5% de los hogares de estrato bajo, en el
33% de los estratos medios y en el 11% de los estratos altos. (90)(Zamudio L.1995).
Estas mujeres tienen que salir a trabajar aunque esto afecte la protección de sus
hijos(as).
Esta situación es diferencial por sectores : en el estrato medio son 3 hijos por mujer, en
el marginado y campesino el promedio es de 4.5 hijos por familia.
De los 38 millones de habitantes del país a 1998, se calcula que hay más del cincuenta
por ciento de los habitantes superviven en condiciones de pobreza, y de esta población
hay 7 millones en condiciones de extrema pobreza, quienes a pesar de asignar la
totalidad de sus ingresos a la compra de alimentos, no satisfacen ni sus necesidades
nutricionales básicas y menos aún las necesidades afectivas, psicosociales y culturales.
El ingreso debe ser repartido entre un número elevado de niños. Estas mujeres y sus
hijos(as) tienen un riesgo de morbimortalidad muy por encima del promedio urbano. En
los grupos más pobres de la población se encuentran las expresiones más dramáticas de
violencia, rechazo y las desigualdades sociales, culturales y económicas.
Otro de los factores que inciden negativamente en el estado de salud y nutrición del
pueblo colombiano es la deficiente escolaridad; la falta de protección social y de
escolaridad de las madres, especialmente las analfabetas, constituyen un riesgo para los
hijos. Los niños cuyas madres no tienen ningún nivel de instrucción tienen una
probabilidad mayor de 168% de morir, con relación a los demás(11).
(Mincomunicaciones -DNP- UNICEF. 1992).
Con relación al déficit de protección social, vemos que la seguridad social está a cargo
del ISS, Cajanal, Caja de Previsión Social de Bogotá, y otras EPS, las cuales han
aumentado la cobertura de atención pero no la calidad ni la oportunidad en la prestación
de sus servicios a la mayoría de la población frente a las entidades del sector privado; en
el grupo de más bajo ingreso económico familiar, solamente el 40% de esta población
era beneficiaria de algún sistema de seguridad social. Independientemente del ingreso
económico, la proporción de mujeres beneficiadas es bastante más baja que la de
hombres y solamente la quinta parte de los niños entre 1 y 14 años tenían protección
efectiva; en cuanto a la población trabajadora el 44% de los 15 a los 44 años y el 35%
de los 45 a 59 y solo el 23% de los mayores de 60 años están protegidos.
Con relación al panorama educativo entre hombres y mujeres, los primeros reportan un
índice de analfabetismo de un 7% y las segundas de un 6% y un 3% de ellos no ha
alcanzado a terminar la primaria.
Es importante destacar las principales causas de deserción escolar:
- El bajo nivel de ingreso de la familia y el alto porcentaje de este está destinado al
arriendo y a satisfacer en alguna medida necesidades básicas.
- La alimentación es baja en proteínas dando como resultado un limitado rendimiento
escolar.
- La necesidad en el núcleo familiar que el niño(a) a muy corta edad deba involucrarse
en la fuerza de trabajo para aumentar el ingreso y contribuir a la subsistencia de la
familia; la educación no ocupa dentro de su escala de valores un lugar preponderante.
- El ambiente familiar le es desfavorable al niño(a), por los grandes conflictos y
tensiones que limitan su posibilidad de integración social y escolar, reflejándose esta
agresividad e inestabilidad en su comportamiento escolar. Hay un desconocimiento de
autoridad y de respeto tanto hacia profesores como con los compañeros, lo cual genera
la suspensión del servicio.
Estos factores han traído como consecuencia, alta deserción escolar, la huida del hogar
de niños y jóvenes a fin de evitar la violencia con la que son castigados por sus padres
cuando los menores han sido retirados de los centros educativos, la posterior
vinculación de estos niños con grupos de niños de la calle y grupos de delincuentes
juveniles, entre otras.
Las malas condiciones ambientales persistentes en el país son factores determinantes del
estado nutricional de la población en general y de los niños en particular, especialmente
porque son causa de morbilidad y éstas impiden el óptimo aprovechamiento biológico
de los alimentos, también inciden los valores culturales y las deficiencias en la
educación de los colombianos.
Con relación al trabajo infantil, se denota el conflicto entre el trabajo digno y el trabajo
explotado frente al cual, no debe estar permitido el maltrato a la infancia ni los salarios
bajos, engaño o discriminación a reconocer en algunos sectores marginales que por
estrategias de supervivencia los niños y niñas trabajadoras necesitan un trabajo digno, se
debe tener en cuenta para estas situaciones extremas, que además de trabajar media
jornada puedan estudiar y desarrollarse como personas, con todas las garantías de
seguridad social, fomentando su autoestima y valoración, teniendo un salario justo,
evitando los factores de riesgo laboral y social y enfocando su labor hacia el bien
común. (Informe II Encuentro Nacional de Niños, Niñas y adolescentes trabajadores,.)
(14)NATs, Colombia, 1998
Estas precarias situaciones a las que tienen que ajustarse las familias en las grandes
ciudades influyen en los roles que tienen que asumir sus miembros, afectando de
manera especial el papel de la madre y el niño(a), generando conflictos al interior de las
mismas que resultan en nuevas formas de organización familiar. Si bien, éstos cambios
se producen tanto al nivel urbano como rural, es mucho más marcada su presencia en el
ámbito urbano.
Uno de los más importantes analistas de América Latina, Fernando Cardoso afirma :“La
formación de orden capitalista industrial no debe ser vista como algo inexorable, sino
que como la vida social es tensión y que el curso de las cosas existe solo en el pasado,
pues el presente no se resuelve en un futuro contenido en la realidad sino en las
opciones concretas que pueden apuntar varios caminos diferentes, muchas veces
ambiguas, que solo se tornan unívocas después de reconocerlos. La garantía final de un
camino entrevisto dependerá siempre de la acción humana colectiva que puede fallar o
acertar en la construcción de la sociedad”. ( Cardoso y Falletto. La teoria de la
dependencia, 1982.)
Esto implica, una auténtica voluntad de cambio de los sectores de la nación como una
actividad protagónica de la familia y la comunidad en desarrollo de los proyectos y
programas sociales y de un cambio democrático que supere el dominio de las élites
tradicionales de poder, las cuales hasta ahora han proyectado sus intereses para su
propio beneficio trayendo como consecuencia, que el desarrollo económico no ha
incidido en un verdadero desarrollo social, ni ha tenido en cuenta el bien común, sino al
contrario, ha llevado como resultado el incremento de la pobreza moral como
económica en los diferentes grupos de mediano y escasos ingresos, aumentando la
distribución desigual del ingreso, repercutiendo en la escasa particpación política,
agudización del conflicto social, descomposición social y desintegración de los lazos
afectivos en la familia, que permite la germinación de violencias de todo tipo.
Para lograrlo se necesita que la dignidad de la persona y la familia humana sea el nuevo
de las relaciones entre Norte y Sur del primer y tercer mundo, es decir, entre los paises
industrializados y paises que pretender consolidar un nuevo desarrollo con un enfoque
humano llamado a generar un cambio en la conciencia de las naciones contando con
PROYECTOS DE VIDA y DESARROLLO EQUITATIVO encaminados a restituir el
papel protagónico de los integrantes del grupo familiar, como gestores de su nuevo
cambio que afronten adecuadamente los retos que les plantea el nuevo milenio.