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Galan Sarmiento

Subdirectora de Familia
Instituto Colombiano de Bienestar Familiar
Santafé de Bogotá
Colombia

Familia, Trabajo y globalizacion : retos para el tercer milenio

La familia, el trabajo, la globalización, la mundialización y sus retos para el tercer


milenio es un tema que nos plantea muchos interrogantes dado que en el momento
actual, la sociedad colombiana, lo mismo que la latinoamericana, se enfrentan a una
honda crisis moral y social, en la cual la familia es parte del problema, pero también es
el elemento clave e indispensable para construir alternativas de solución que permitan
superar las contradicciones e ir forjando una sociedad democrática, justa e igualitaria.

Pretendo con esta presentación, desarrollar una reflexión con base en las siguientes
preguntas : De dónde venimos ?, Dónde estamos ?, Hacia dónde vamos ? en este tema
que nos convoca de la familia y el trabajo.

A. ¿De donde venimos?

1. Aspectos generales
La familia es una estructura en interacción con las restantes instituciones sociales,
políticas y económicas. Percibe y moldea los influjos de la cultura así como de las
instituciones y se ajusta a las exigencias, dentro de un recíproco e inestable
acomodamiento. La familia es sujeto de cambio por presiones conscientes o políticas
dirigidas o por influjos indirectos. (1)

El grupo familiar se constituye, por tanto, en un núcleo afectivo por excelencia, puesto
que en él se construye y reconstruye las relaciones íntimas e indispensables para la
maduración del individuo y su desarrollo adulto, afectividad sin la cual es imposible
participar en las demás instituciones sociales.

La familia es un sistema de interacción que incluye a todos los que conviven por
vínculos consanguíneos o de alianza, con roles y funciones indispensables para el
desarrollo económico y social como son: la conyugalidad, la reproducción de la especie,
la satisfacción de gran parte de las necesidades básicas de sus miembros, la
socialización de las niñas y los niños, la adquisición del lenguaje, la transmisión de
valores culturales a las nuevas generaciones y la formación de procesos fundamentales
del desarrollo psicosocial. Así mismo es el grupo en el que se satisfacen las necesidades
afectivas y sexuales conjuntamente con la reposición de la fuerza de trabajo de las
personas.

En efecto, en el seno del grupo familiar las mujeres realizan el trabajo doméstico en el
hogar, el cuidado de los niños o ancianos, y facilitan la capacidad de la fuerza de trabajo
de los otros miembros familiares para vincularse a sus labores. Asimismo, cuando se
presentan necesidades y carencias económicas, la familia tiene un papel central para la
subsistencia de sus miembros, bien sea a través de la organización de negocios
familiares o por la sumatoria de varios ingresos y el desarrollo de redes de apoyo
indispensables para la supervivencia de las personas.
La familia es una institución histórica dependiente del contexto socioeconómico y
cultural en el que se desenvuelve; por tanto, el cumplimiento de sus funciones se
correlaciona con sus niveles de ingreso y con el sistema de valores y normas que rigen
su estilo de vida. No menos importante para el desempeño de las tareas familiares es la
calidad de la unión conyugal, así como las relaciones entre padres e hijos(as), elementos
que no solo están afectados por los factores señalados anteriormente sino también por el
ambiente cultural y psicológico de los miembros del hogar.

La dinámica del sistema familiar está determinada por la pertenencia de la familia a una
clase social, a una etnia cultural y a una nación específica, lo que a su vez está
internamente relacionada con el nivel valorativo, educacional, ocupacional y de ingresos
de los adultos que componen el núcleo familiar, particularmente del que ejerce la
jefatura del hogar o si es jefatura compartida como tendencia actual.

El trabajo humano, en un amplio sentido, podemos considerarlo como la expresión del


libre juego de las actividades creativas, artísticas, intelectuales y artesanales de mujeres
y hombres en unas determinadas relaciones sociales, y este trabajo como medio de
libertad y autorrealización personal y familiar, debe teóricamente incrementar la
productividad, con un aumento en la solidaridad y cooperación social, en el goce de
producir bienes culturales y materiales al servicio colectivo, en la apreciación de la
naturaleza y del arte, generando producción social de valores, conocimientos, actitudes
y prácticas sociales que configuran la esencia del verdadero desarrollo humano.

Asimismo, históricamente la economía nace cuando se desenvuelve el sentido de


comunidad, de una relación ente naturaleza humana y entorno, tendiendo a mejorar el
nivel de vida, y que es la persona quien gobierna la producción, ahora este panorama se
ha trastocado y asistimos al dominio del mercado por empresas multinacionales, que por
efectos de la globalización, impactan con fuertes desequilibrios estructurales en nuestras
naciones, unos pocos tienen en exceso, y las mayorías carecen de medios para satisfacer
sus necesidades básicas, ni siquiera mantener un empleo que permita sobrevivir
dignamente a las familias del llamado Tercer Mundo.

El drama empieza y se agudiza actualmente cuando son precarias las condiciones del
individuo en la familia y en la sociedad, cuando tratan de excluirlo y negarle derechos.
La respuesta de los marginados y excluidos es la negación de sí mismos y la negación
de su grupo familiar o social que los rechaza. De su frustración viene la violencia, con la
cual gritan su existencia, buscando un entorno que los reconozca.(2)

Esta dimensión social y conflictiva viene a ser el panorama en el cual compartimos


nuestra existencia como latinoamericanos, y es también un marco global de nuevas
oportunidades históricas, de reconstruir nuestras sociedades con la esencia de la
libertad, la fraternidad, la justicia y la igualdad, como preconizaron nuestros patriotas, y
es precisamente el eje por el cual la economía está influyendo nuestras relaciones
sociales y técnicas de producción, incide en la calidad de la jornada laboral y determina
los niveles de ingresos, pautas de consumo, mantiene niveles desiguales e inequitativos
de acceso a bienes y servicios y está en íntima conexión con la política y la cultura, con
la ecología y la salud, por lo cual se debe analizar desde las perspectivas de atención a
las necesidades humanas básicas.
Por tanto, es importante centrar nuestra atención a lo que significa desde el contexto
familiar, las dinámicas del cambio social por las características de la transición de los
modos de producción en nuestro continente, que conlleva un estilo de desarrollo que
margina social y económicamente a amplios núcleos de la población, y que en su
balance político y educativo ha favorecido algunas élites dominantes, con un alto costo
social por la injusticia y la dependencia socioeconómica en el que está enmarcado.

2. Evolución histórica : familia, trabajo y economía


2.1 La familia, el trabajo y la economía en epoca indígena y de conquista española
(1492-1510)

Al estudiar la evolución, problemática y tendencia actual de la familia en Iberoamérica,


me detendré especialmente en Colombia. Considero que es necesario hacer una
retrospección, recordando las características del proceso de aculturación y dependencia
realizado en nuestros países, los grupos sociales intervinientes y las diversas
confrontaciones históricas entre los núcleos familiares de indígenas americanos, los
africanos y los españoles, en especial, vascos, catalanes y castellanos; ya que todos ellos
contribuyeron a conformar los rasgos esenciales de la formación social colombiana.

La familia indígena estaba conformada por clanes unilineales con predominio de la línea
materna y un sistema de parentesco clasificatorio, donde la autoridad recae sobre el tío
materno, mientras la familia española era de tipo patriarcal, con mayorazgo y parentesco
paterno, porque el poder, la autoridad y el status recaía en cabeza del padre. (3)

En las grandes familias precolombinas (Aztecas, Mayas, Chibchas e Incas), la


distribución de la economía comunitaria se hizo de acuerdo a los intereses de las clases
que se fueron conformando como la de los potchecas, gobernantes, castas guerreras,
sacerdotes, entre otros.

Es importante describir que la característica esencial, el núcleo de la organización


económica y social como factor de cohesión fue la cooperación, caracterizada por la
propiedad colectiva de los medios de producción, autosubsistencia, primacía del sistema
de trueque y la no explotación de la mano de obra a través del trabajo colectivo, que
posibilitaron relaciones sociales de armonía, solidaridad y cooperación en el contexto
general de organizaciones complejas con sus valores, ritos y creencias comunes
etnocéntricas.

Como esclavo, el negro no tuvo derecho a disponer de su vida, no podía casarse, pues
según el grupo dominante español, carecían de alma y se debía limitar a conformar la
mano de obra gratuita conjuntamente con los indígenas. Además, se destaca que los
grupos africanos llegaron a América como individuos aislados, jóvenes, aptos para los
trabajos forzados en condición de esclavitud, y no trajeron núcleos familiares
completos.

Estas diferencias en su estructura, jerarquización por edad y sexo , el rol femenino y


masculino, y la etnia, incide en los derechos y deberes de la sociedad y la familia, frente
al niño, al anciano, la mujer y el hombre. La mujer indígena en Iberoamérica tenía un
status elevado y una función económica igualmente alta, a diferencia de la mujer
europea quien tenía un status subordinado y de sumisión al hombre. El niño, en las
familias americanas nunca quedaba desprotegido, mientras en el parentesco bilateral
con herencia española, tenía énfasis la línea paterna, y los hijos(as) se clasificaban en
legítimos y naturales.

Con éstos rasgos, eran evidentes las diferencias de los patrones culturales entre las
familias americanas, españolas y las familias africanas: “En este período intervienen tres
legados culturales y biológicos: el americano, el cual en su propio hábitat es sometido
por el invasor y aculturado, según modelos extranjeros. El africano, en su condición de
esclavo viviendo en condiciones inferiores al indígena y trasladado a un hábitat extraño,
rompiéndosele su mundo familiar y cultural. El español y portugués, impusieron su
patrón cultural, socioeconómico y político a los demás grupos humanos, aunque
también venían de sufrir un prolongado proceso sincrético de aculturación en su
vertiente europea y africana”. (4)

El encuentro entre la cultura indígena con la cultura occidental trajo como consecuencia
la destrucción física de gran parte de la población indígena y el sometimiento de la
restante, con una acentuada aculturación, desarticulación social y económica por el
mestizaje impuesto en la colonia.

El choque cultural fue evidente ante esas diferencias de patrones culturales sociales,
constituyendo este doloroso proceso de conquista y dominio, uno de los principales
hechos de genocidio y frustración del modelo autóctono de vida, en sus valores,
conocimientos, arte, modo de gobierno y formas de trabajo cooperativos, tanto de
hombres y mujeres, de las poblaciones afroamericanas. Como igual sucedió con otras
instituciones sociales, se impuso la cultura española y portuguesa, conservándose, no
obstante, rasgos importantes de la cultura americana y articulando, por efectos de la
conquista y la dominación. los diferentes modos de producción en América.

Todos estos cambios sufridos en las estructuras, dinámicas, funciones y conductas


sociales de los habitantes establecieron las bases de las tipologías familiares en los
diferentes complejos culturales de los países.

3. La familia, el trabajo y la economía en Epoca Colonial( 1510-1819)


La superposición aculturadora hispánica estableció como principio normativo en la
legislación civil y religiosa, que el hombre debía constituirse en cabeza económica del
hogar. Así rompió las estructuras económicas de la población india, donde la mujer era
elemento activo de la producción y amoldó a su patrón al africano en posteriores ciclos
de su asimilación.

Pero el mestizaje (por mezcla de las razas blanca e india) con sus formas mixtas de
familia, establece una dualidad de la norma. En los hogares legítimos indígenas o
españoles, el hombre trabajó para responder de la familia que levantaba y la mujer
administró el hogar. En las familias consensuales el padre fue inestable y la
descendencia la protegió la madre y sus familiares.

La esclava negra trabajó desde el comienzo y fueron en ciertas Epocas de la Colonia


más numerosas las trabajadoras de color en la mina que los hombres. También sirvió en
la plantación y en los menesteres domésticos. Al tener hijos la mujer negra, esclava o
liberta, procuró el mantenimiento de su descendencia.

Al avanzar el mestizaje, se fue cambiando la diferenciación étnica por una


diferenciación socio-cultural. En esta forma, se conformaron en la sociedad colombiana
valores, normas y roles de cada sexo frente al mecanismo económico.

La identificación de la distinción cultural del rol económico y hogareño signó al varón


con determinadas características, que trascendieron al campo de las imágenes sexuales.
Realizar un sexo una tarea que la cultura había marcado para el otro, suponía una
inversión en la conducta condicionada por lo valores del sexo.

También se presentó la situación en la cual la mujer desempeñó funciones de padre y de


madre para atender la prole

El mestizaje étnico tomó auge, y los resultados fueron complejos, resultando varias
tendencias que aún sobreviven, configurándose en tres modalidades al terminar la Epoca
colonial:

- Las familias tipo patriarcal, legalistas, monógamas, según el patrón hispánico, con el
respaldo de las creencias católicas. A pesar que en sus primeros inicios se mueven en un
ámbito racial endogámico, al final se presenta un cruce de blanco e indio. Este tipo
familiar se caracteriza por tener una autoridad fuertemente jerarquizada y focalizada de
mujeres a hombres, de jóvenes a adultos. Esta familia controla el poder económico,
político y religioso, basado en el núcleo consanguíneo y es intermediaria entre la
sociedad global y los grupos locales.

- Las familias constituidas por las uniones de hecho, provenientes de las raíces
culturales nativas como el amaño, el matrimonio por servicios, las relaciones
esporádicas o relaciones complementarías (dentro del mismo grupo étnico o interétnico)
y de poligamia intraclase. A pesar de que estas formas de cruce fueron prohibidas por la
ley, aún perduran en gran medida.

- Las familias indígenas y negras que escaparon al proceso aculturativo, manteniendo


sus valores. Sólo los grupos indígenas que aún conservan, o los grupos de comunidades
indígenas y africanas que tuvieron su hábitat apoyados por su rebelión abierta y
favorecidos por las circunstancias de su aislamiento que les protegía. Tal es el caso de
los negros cimarrones en Palenque y en el Choco y los indígenas Guajiros, Paéces y
Casanares, entre otros.

4. La familia, el trabajo y la economía en Epoca de Consolidación Criolla (1819-


1952)
Los nuevos patrones culturales nacidos de éste polimorfismo cultural constituyen otra
etapa llamada Consolidación Criolla y es un paso más de la dinámica de la sociedad y
de la familia que se proyectan en el cambio de los valores y en las formas estructurales
que tipifican las familias: (Gutiérrez, 1983).

La primera modalidad es la Familia castiza o tradicional, caracterizada por ser familia


extensa, bilateral en lo legal y unilineal en la de hecho; esta familia, evolución de los
grupos consanguíneos de la anterior, tiene un fuerte sentido de unidad, en torno a la
sangre común, que implica para sus miembros un respaldo socioeconómico, afectivo,
con régimen de control recíproco. Las decisiones individuales no se toman
independientemente puesto que afectan al conjunto. En relación con el sexo femenino,
resulta supeditado y restringido en su conducta por estar en juego el honor familiar y el
patrimonio

La autoridad de la familia se presenta en forma dual : En primer lugar hay tendencia al


patriarcalismo, notoria en clases altas y característica de algunos sectores geográficos
culturales, como el suroriente del país, la zona central y los santanderes,
correspondientes a los complejos culturales neohispánico y americano. En segundo
lugar, una tendencia matriarcalista en la región noroccidental del país y la zona costera
que corresponden al complejo antioqueño y negroide, y durante ciertos períodos
específicos de la dinámica familiar.

Una segunda modalidad es la llamada Familia Emergente, sus unidades no constituyen


grupos extensos; provienen de mestizaje tamizado, y son resultado de nuevas
condiciones socioeconómicas del país; en su origen hay reuniones de facto y cuyas
vinculaciones buscan ascenso social, a través del profesionalismo y desarrollo industrial
y son constituyentes de la naciente Clase Media.

La tercera modalidad familiar, la constituyen las Familias de Hecho, su configuración es


fruto del mestizaje interclases que refuerza la imagen varonil en el grupo dominante y
representa para la concubina y la prole, alguna posibilidad de ascenso social; la
responsabilidad paterna, generalmente es difusa y en ocasiones nula, asumiendo la
madre el cuidado de sus hijos. Pero el desempeño de la mujer en los roles económicos
del hombre, no fue reconocida culturalmente, presentándose frecuentemente en los
sectores sociales de bajos ingresos, asiento del mestizaje consensual, cuyos grupos
femeninos descendían de negros e indios, en los cuales la mujer duplicó sus funciones
siendo cabeza económica del hogar.

En las áreas rurales, las familias extensas constituyen unidades que actúan como clanes
para lograr su supervivencia, son características de los dos litorales, zona fluvial y
minera, por cruces de blancos y negros y de relaciones entre terratenientes e indios,
áreas rurales andinas del oriente y sur.

5. La familia, el trabajo y la economía en la Epoca Moderna (1952-1998)


La tercera etapa de la familia en Colombia, últimos 50 años, conlleva a afirmar que la
estructura familiar se modifica según las condiciones económicas sociales y políticas,
que representan nuevos roles, tensiones, expectativas y necesidades generando
reestructuraciones funcionales al interior del núcleo familiar.

A pesar de las diferencias culturales y sociales al comienzo de siglo prevalecen en


sectores medios y de altos ingresos, los rasgos valorativos de la familia hispana. El ideal
a principios de este siglo era una familia grande y con muchos hijos, muchos morían y
eran reemplazados con el fin de contar con descendencia que prolongara apellidos y
patrimonios. Persistía una autoridad centrada en el hombre con patria potestad
establecida por ley, prevaleciendo el maltrato conyugal e infantil como práctica
socializadora en casi todos los estamentos. (5)MUÑOZ, PACHON, 1991.

La familia patriarcal ideal correspondía más a los sectores altos y medios de la


población y no tan común entre sectores populares y campesinos, con altos índices de
familias de hecho en todas las regiones del país, con el ideal de legalizar su unión a
través del matrimonio católico. (6) RUBIANO 1991.
Por exigencias de la vida urbana y del desarrollo industrial, las mujeres de sectores
populares fueron entrando al trabajo remunerativo, ante el reconocimiento de la
comunidad, y los hombres debieron empezar a colaborar en labores domésticas para
ayudar a su compañera.

Se conformaron dos sectores ocupacionales femeninos coexistentes: uno estaba en la


base de la estratificación socio-económica, con ocupaciones de tipo tradicional, y el otro
que se conformó cercano a las élites del poder. Las mujeres con alta y mediana
escolaridad se vincularon al mercado laboral, por necesidad hogareña de la colaboración
económica femenina. Asimismo el trabajo de la mujer soltera en los estratos medios y
populares, apoya a sostener su núcleo familiar, a veces numeroso.

El trabajo remunerado de la mujer casada, deja una serie compleja de obligaciones con
su hogar, para lo cual requiere el apoyo de otras personas o instituciones, lo cual la
mayoría de veces no es factible, debido a la limitada oferta de trabajo que hay, y a las
prestaciones laborales que su enganche ocasiona. Servicios de maternidad, subsidio
familiar, horarios de lactancia, permisos de calamidad doméstica, etc. gravan
considerablemente el capital.

Hoy en día, representa como un rasgo general la elección libre del cónyuge, el noviazgo
es menos convencional y más corto. La manera de establecer la pareja, el vínculo se
aparta de los cánones tradicionales. Se difunde en algunos sectores la práctica afectiva y
formadora de asumir el hombre su función de paternar con su familia en las nuevas
generaciones.

Cambian los roles de padres e hijos, y los roles de género, haciéndose cada vez más
igualitarios, con autonomía, consenso y permisividad. La educación de los hijos la
realizan otras instituciones y la mujer se ha vinculado al campo educativo, laboral y
político. Se presenta con mayor frecuencia la disolución del vínculo matrimonial y es
notoria la alta movilidad geográfica de las familias.

Asimismo se percibe el desencuentro de los cónyuges frente a sus funciones, aumento


de la violencia social e intrafamiliar, el desafecto y el incremento de las familias
afectadas y desplazadas por la violencia.

B. ¿Donde estamos?
La forma de organización familiar predominante en el país es la nuclear, las formas
extensas, unipersonales, compuestas y recompuestas, son otras tipologías familiares que
se consolidan como estrategias de apoyo socioeconómico para parientes y no parientes,
cumpliendo ambas en mayor o menor medida funciones de socialización, formación y
crianza, generación de diversas formas económicas de ingreso y reposición de fuerza de
trabajo y de supervivencia familiar.

Las familias nucleares y extensas se mantienen en estos últimos años con porcentajes
constantes : del 53% y 30% respectivamente. En 1994, la familia compuesta aumentó al
11% y la familia unipersonal al 6%. (Zamudio L.1995)

Tal vez, el fenómeno de mayor relevancia con respecto a la familia urbana, es la


coexistencia de dos modelos diferentes : el modelo tradicional de familia nuclear
monogámica y el nuevo modelo de organización familiar incompleta; En este sentido
puede hablarse de las siguientes modalidades características de la nueva organización
familiar :

- Constitución de familias donde falta uno de los progenitores, generalmente el padre.


- Familias fragmentadas donde los hijos se dividen entre el padre y la madre y cada uno
forma un nuevo hogar.
- Familia extensa cuando uno de los cónyuges retorna los hijos(as) al hogar paterno y
otras similares.
- Unidades domésticas donde miembros de varias familias se unen para compartir
gastos, aunque no los unan lazos de sangre o matrimonio entre ellos.
- Incorporación de miembros no familiares a una familia fragmentada para ayudarse en
los gastos domésticos. (8)Calderón, (1989).

Actualmente con la creciente nuclearización de la familia, y el incremento de la familia


incompleta, los padres carecen del apoyo de sus familiares para dar atención y cuidado a
sus hijos mientras se ausentan del hogar. Asimismo se acentúa el desencuentro de los
cónyuges en sus funciones.

Las estadísticas están comprobando un aumento porcentual en la jefatura femenina; en


1978 el 30% de jefes de familia urbano y el 18% rurales, eran mujeres. En 1988 se
calculaba que el 28% de los hogares colombianos tienen como cabeza de familia a una
mujer, y que en los sectores de más bajos recursos alrededor del 41% o más de estas
familias están integradas por la madre y los hijos menores de 10 años, encontrándose la
mayoría entre 0 y 4 años.

A finales de la década del noventa, en cuatro principales ciudades del país la jefe del
hogar era la mujer (viuda o separada) en el 57.5% de los hogares de estrato bajo, en el
33% de los estratos medios y en el 11% de los estratos altos. (90)(Zamudio L.1995).
Estas mujeres tienen que salir a trabajar aunque esto afecte la protección de sus
hijos(as).

Así mismo se evidencian cambios en el número de personas por hogar; en 1951 en


promedio había 6.1 personas, mientras que en 1985 este promedio es de 5.2 personas en
el país. (DANE, 1985). El censo de 1993 encontró que el tamaño del hogar era de 5,1
personas.(10) (Zamudio L, 1995)

Esta situación es diferencial por sectores : en el estrato medio son 3 hijos por mujer, en
el marginado y campesino el promedio es de 4.5 hijos por familia.

En la última década se han producido cambios en los patrones de nupcialidad; se ha


incrementado la unión consensual, aumentando separaciones y divorcios; la ruptura de
las uniones se asocia con el incremento de la jefatura femenina en los hogares,
encontrándose ésta en mayor medida en familias nucleares y pobres de las ciudades,
donde están gran número de mujeres vinculadas al sector informal de la economía.

La tasa de desempleo se ha ido incrementando en el país, ya que en 1993 alcanzó cifras


promedio del 12% y en 1994 llegó al 14%, la cual a 1998 sigue en este promedio global,
agudizándose esta situación en las grandes ciudades del país.

De los 38 millones de habitantes del país a 1998, se calcula que hay más del cincuenta
por ciento de los habitantes superviven en condiciones de pobreza, y de esta población
hay 7 millones en condiciones de extrema pobreza, quienes a pesar de asignar la
totalidad de sus ingresos a la compra de alimentos, no satisfacen ni sus necesidades
nutricionales básicas y menos aún las necesidades afectivas, psicosociales y culturales.

Con relación a las familias en situación de pobreza, el 32% se encuentran en situación


de pobreza absoluta dado que su ingreso no llega ni a un salario mínimo y el 21% tiene
ingresos entre uno y dos salarios mínimos.

El ingreso debe ser repartido entre un número elevado de niños. Estas mujeres y sus
hijos(as) tienen un riesgo de morbimortalidad muy por encima del promedio urbano. En
los grupos más pobres de la población se encuentran las expresiones más dramáticas de
violencia, rechazo y las desigualdades sociales, culturales y económicas.

Por la dinámica social y los procesos incipientes de educación y organización


comunitaria, en las familias pobres urbanas del país se están generando redes de
solidaridad para multiplicar las posibilidades del cuidado de niños(as) y ancianos(as) y
la administración de hogares con un solo cónyuge e hijos(as).

Para analizar el problema social de la vivienda es indispensable distinguir dos


componentes de primera importancia. El primero es el déficit cuantitativo entendido
como la diferencia entre el número de familias existentes en cierto momento y el
número de viviendas que dispone la sociedad para albergar dichas familias.

El segundo elemento es el denominado déficit cualitativo, el cual se asocia a la falta de


servicios de acueducto, alcantarillado, energía eléctrica y transporte urbano y las
precarias condiciones de aquellas familias que viven en tugurios, zonas decadentes,
barrios piratas e inquilinatos de las ciudades.

Otro de los factores que inciden negativamente en el estado de salud y nutrición del
pueblo colombiano es la deficiente escolaridad; la falta de protección social y de
escolaridad de las madres, especialmente las analfabetas, constituyen un riesgo para los
hijos. Los niños cuyas madres no tienen ningún nivel de instrucción tienen una
probabilidad mayor de 168% de morir, con relación a los demás(11).
(Mincomunicaciones -DNP- UNICEF. 1992).

Con relación al déficit de protección social, vemos que la seguridad social está a cargo
del ISS, Cajanal, Caja de Previsión Social de Bogotá, y otras EPS, las cuales han
aumentado la cobertura de atención pero no la calidad ni la oportunidad en la prestación
de sus servicios a la mayoría de la población frente a las entidades del sector privado; en
el grupo de más bajo ingreso económico familiar, solamente el 40% de esta población
era beneficiaria de algún sistema de seguridad social. Independientemente del ingreso
económico, la proporción de mujeres beneficiadas es bastante más baja que la de
hombres y solamente la quinta parte de los niños entre 1 y 14 años tenían protección
efectiva; en cuanto a la población trabajadora el 44% de los 15 a los 44 años y el 35%
de los 45 a 59 y solo el 23% de los mayores de 60 años están protegidos.

Con relación al panorama educativo entre hombres y mujeres, los primeros reportan un
índice de analfabetismo de un 7% y las segundas de un 6% y un 3% de ellos no ha
alcanzado a terminar la primaria.
Es importante destacar las principales causas de deserción escolar:
- El bajo nivel de ingreso de la familia y el alto porcentaje de este está destinado al
arriendo y a satisfacer en alguna medida necesidades básicas.
- La alimentación es baja en proteínas dando como resultado un limitado rendimiento
escolar.
- La necesidad en el núcleo familiar que el niño(a) a muy corta edad deba involucrarse
en la fuerza de trabajo para aumentar el ingreso y contribuir a la subsistencia de la
familia; la educación no ocupa dentro de su escala de valores un lugar preponderante.
- El ambiente familiar le es desfavorable al niño(a), por los grandes conflictos y
tensiones que limitan su posibilidad de integración social y escolar, reflejándose esta
agresividad e inestabilidad en su comportamiento escolar. Hay un desconocimiento de
autoridad y de respeto tanto hacia profesores como con los compañeros, lo cual genera
la suspensión del servicio.
Estos factores han traído como consecuencia, alta deserción escolar, la huida del hogar
de niños y jóvenes a fin de evitar la violencia con la que son castigados por sus padres
cuando los menores han sido retirados de los centros educativos, la posterior
vinculación de estos niños con grupos de niños de la calle y grupos de delincuentes
juveniles, entre otras.

Las malas condiciones ambientales persistentes en el país son factores determinantes del
estado nutricional de la población en general y de los niños en particular, especialmente
porque son causa de morbilidad y éstas impiden el óptimo aprovechamiento biológico
de los alimentos, también inciden los valores culturales y las deficiencias en la
educación de los colombianos.

Con relación al trabajo infantil, se denota el conflicto entre el trabajo digno y el trabajo
explotado frente al cual, no debe estar permitido el maltrato a la infancia ni los salarios
bajos, engaño o discriminación a reconocer en algunos sectores marginales que por
estrategias de supervivencia los niños y niñas trabajadoras necesitan un trabajo digno, se
debe tener en cuenta para estas situaciones extremas, que además de trabajar media
jornada puedan estudiar y desarrollarse como personas, con todas las garantías de
seguridad social, fomentando su autoestima y valoración, teniendo un salario justo,
evitando los factores de riesgo laboral y social y enfocando su labor hacia el bien
común. (Informe II Encuentro Nacional de Niños, Niñas y adolescentes trabajadores,.)
(14)NATs, Colombia, 1998

Estas precarias situaciones a las que tienen que ajustarse las familias en las grandes
ciudades influyen en los roles que tienen que asumir sus miembros, afectando de
manera especial el papel de la madre y el niño(a), generando conflictos al interior de las
mismas que resultan en nuevas formas de organización familiar. Si bien, éstos cambios
se producen tanto al nivel urbano como rural, es mucho más marcada su presencia en el
ámbito urbano.

Todo lo anterior conlleva a preguntarnos ¿cuál ha sido el proceso de oportunidades y


experiencias de aprendizaje, tanto en el ámbito familiar como laboral de nuestros
respectivos países, que nos permitan construir nuevos espacios de movilización
ciudadana en torno a defender sus derechos? ¿Cuáles son las acciones que debemos
emprender para fortalecer el desarrollo armónico de la familia? ¿Y cuál ha sido el
carácter del desarrollo sociocultural de nuestras familias y comunidades? ¿Cómo
fortalecer nuestra identidad cultural, su diversidad y potencialidad frente a los riesgos de
la globalización y modernización?

Hacia donde mavos ?


Globalizacion : Efectos y oportunidades
Al analizar el concepto de globalización, se percibe la trampa ideológica que subyace en
su aplicación, puesto al confrontarla con la realidad de nuestros países, se observan
inconsistencias y sesgos que plantea, pues nuestra realidad es heterogénea, dinámica,
contradictoria y con diversos desequilibrios estructurales, tanto en plano económico,
laboral, en las relaciones sociales de producción, como en el ámbito político, cultural,
educativo y familiar.

Las teorías alternativas de explicación y prospectiva desde las ciencias sociales


latinoamericanas frente al análisis de nuestros procesos como países tiene mayor validez
y aplicabilidad, porque son fruto de la praxis social, con un sentido de compromiso
inherente a consolidarnos como naciones libres. En esta línea de pensamiento se deben
destacar todos los que aportan las teorías del desarrollo a escala humana y la teoría de la
dependencia, considerando la crisis actual como oportunidad histórica de cambio. La
producción de conocimientos críticos y alternativos sobre las dinámicas de nuestras
sociedades deben incluir conceptos como la importancia del capital humano, el capital
cívico institucional, el dialogo de saberes y otros que a través de procesos democráticos
de organización y participación comunitaria, inciden en reorientar y desarrollar
proyectos y programas de desarrollo sostenible, con sustentabilidad ambiental que den
respuestas reales a las necesidades y aspiraciones de los grupos sociales mayoritarios de
nuestras naciones.

Uno de los más importantes analistas de América Latina, Fernando Cardoso afirma :“La
formación de orden capitalista industrial no debe ser vista como algo inexorable, sino
que como la vida social es tensión y que el curso de las cosas existe solo en el pasado,
pues el presente no se resuelve en un futuro contenido en la realidad sino en las
opciones concretas que pueden apuntar varios caminos diferentes, muchas veces
ambiguas, que solo se tornan unívocas después de reconocerlos. La garantía final de un
camino entrevisto dependerá siempre de la acción humana colectiva que puede fallar o
acertar en la construcción de la sociedad”. ( Cardoso y Falletto. La teoria de la
dependencia, 1982.)

En nuestros días, la actividad cotidiana de las familias refleja dos clases de


comportamientos : muchas veces han internalizado los valores neoliberales y las
prácticas sociales de capitalismo internacional, orientadas a maximizar el consumo, el
poder, el prestigio, como los únicos objetos de rango social, con cálculos egoístas e
intereses personales.

Otras familias, en medio de la crisis contemporáneas de las modernidad, viven de


manera inerte y oscura, en medio del escepticismo y angustia, el corazón de la crisis
contemporánea, esta en la desilusión de las promesas de la modernidad : progreso,
emancipación, libertad, igualdad. Así mismo el fracaso de las teorías globales de
desarrollo y los discursos políticos o filosóficos han quedado rezagados frente a la dura
realidad cotidiana, que los impulsa a desarrollar estrategias de supervivencia social,
incluyendo a adultos, jóvenes y niños(as).
La historia continúa y nos preguntamos, qué hacer frente al agotamiento de la cultura
moderna impuesta en la metrópolis hacia los paises periféricos, no solo por las
relaciones industriales inequitativas, con una reduccion paulatina en los términos de
intercambio, aumentando el monopolio y el control del mercado interno de las
transnacionales en nuestros paises, siendo reforzados y aculturados por los medios de
comunicación masiva, quienes no tienen en cuenta las características del derecho al
desarrollo autónomo y humanista de nuestros países.

Como alternativa se va consolidando el tema de los DERECHOS HUMANOS, con una


relevancia singular, tanto en el ámbito de la práctica social, política y educativa, en los
espacios familiares y laborales, como también en la discusión de ciertos paradigmas,
que guian la reconstrucción de la democracia en América Latina. En este análisis sobre
la política social, se concluye que la cuestión de los derechos humanos (en sus tres
generaciones : civiles, políticos, sociales, económicos y culturales, derechos de los
pueblos a la solidaridad, la autodeterminación y el equilibrio ambiental) no pueden
ubicarse como algo circunstancial al lento y dificil proceso de la construcción
democrática de una nueva sociedad. (Libardo, Sarmiento “La situación postmoderna,
1992)

La razón crítica, frente a la globalización induce a una autoreflexión guiada por el


interés de emancipación y un espíritu de libertad, presente en nuestros pueblos
latinoamericanos, elemento central de la recuperación crítica de nuestros valores, nuesta
cultura y de nuestra recuperación del ser para orientar las practicas presentes y futuras,
confluyendo a la construcción de una matriz de valores culturales que proporcionen una
identidad a los individuos, armonía a la familia y sentido a la sociedad.

Lo anterior apoyado con una racionalidad práctica que privilegie a la ética, el


pensamiento científico comprometido con el bienestar social, con una democracia
participativa y directa, que aflore los pensamientos y sentimientos de solidaridad y
responsabilidad personal en una acción comunicativa pública, con interlocutores válidos
iguales y representativos de todos los sectores sociales, en que las voces de los que
carecen en la actualidad de voz, en que las necesidades, potencialidades y aspiraciones
de las familias y comunidades sean el objetivo central de las politicas sociales,
laborales, culturales , tanto del estado como de la sociedad civil.
Así mismo, es misión de todos que la libertad renazca como el ave fenix en medio de la
crisis, de la injusticia y de la insolidaridad nacional e internacional a fin de consolidar el
progreso y desarrollo socioeconómico, cultural y político que demandan nuestras
naciones para que las experiencias del pasado de invasión y dominio cultural y
económico sean asimiladas para evitar el alto costo social que implica para las naciones
latinoamericanas y en general para el tercer mundo, la adopción de la globalización y su
dependencia ideológica, tecnológica y cultural que conlleva.

Esto implica, una auténtica voluntad de cambio de los sectores de la nación como una
actividad protagónica de la familia y la comunidad en desarrollo de los proyectos y
programas sociales y de un cambio democrático que supere el dominio de las élites
tradicionales de poder, las cuales hasta ahora han proyectado sus intereses para su
propio beneficio trayendo como consecuencia, que el desarrollo económico no ha
incidido en un verdadero desarrollo social, ni ha tenido en cuenta el bien común, sino al
contrario, ha llevado como resultado el incremento de la pobreza moral como
económica en los diferentes grupos de mediano y escasos ingresos, aumentando la
distribución desigual del ingreso, repercutiendo en la escasa particpación política,
agudización del conflicto social, descomposición social y desintegración de los lazos
afectivos en la familia, que permite la germinación de violencias de todo tipo.

Por tanto, frente al esquema de la globalización deshumanizada y ahistórica que se ha


pretendido imponer a nuestras naciones, se propone rediccionar el hilo de la historia y
convertir estas CRISIS en un auténtico diálogo de saberes entre los pueblos hermanos,
con miras a fortalecer un nuevo orden social y económico.

Para lograrlo se necesita que la dignidad de la persona y la familia humana sea el nuevo
de las relaciones entre Norte y Sur del primer y tercer mundo, es decir, entre los paises
industrializados y paises que pretender consolidar un nuevo desarrollo con un enfoque
humano llamado a generar un cambio en la conciencia de las naciones contando con
PROYECTOS DE VIDA y DESARROLLO EQUITATIVO encaminados a restituir el
papel protagónico de los integrantes del grupo familiar, como gestores de su nuevo
cambio que afronten adecuadamente los retos que les plantea el nuevo milenio.

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