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Carmen Oabaíia.

EL PRIMER
ES T R E p
DE JACINTO
BENAVENTE Don Jacinto Benavente leyendo "Gente conocida'* a Carmen Oobeífa y Emilio Thuliier*.

Y d estrené la.primera comedia de


Jacinto. Hace ya muchos años, fue
«16 de octubre de Í894, en el teatro
de la Comedia.
Jacinto Benavente, desde entonces amigo
'. • ;..'•'-<
sino que le prometió su estreno. Entonces,
los empresarios y los directores tenían el
valor, el buen gusto o la afición suficiente
pata estrenar a un autor joven y desco-
nocido y no ampararse en nombres fa-
como antes los cómicos, no entendió ni a
1» obra ni al autor. ! . -
El público estuvo frío, yo diría hostil.
Al final de los actos sonaron aplausos cor-
teses y cuando terminó la i-epresentación,
entrañable, era un muchacho Joven, del- mosos, con ¡más' garantí» externa que al salir Jacinto a saludar, hubo síseos y
gadito, con una barba de broma y un valor real, por aquella época estrenó mí. palmas de ia "claque". La gente 'abando-
humor desusado en la gravedad de las marido, otro novel recién llegado de Se- naba el teatro de la- Comedia sin hacernos
formas y de los tiempos; Yo en seguida villa, sin más recomendación que su arte, ningún caso. '/ '
simpaticé con él; había algo que me su primera drama, 'Xa, muralla". Sirvan Hubo una frase, en el tercer acto, que
atraía: su juventud o su alegría; no sé, estos jios ejemplos como retrato de una , fue una carcajada general. La frase, des-
o quizá las dos cosas. época '• menos '"comercial" que la actual. acostumbrada en escena por aquel tiempo,
Jacinto entraba en mi cuarto y no salía A Einüiq Mario lé gustó mucho la co- era: . •• ] • •
de él, hablaba por los codos y, cuando* nos media de Jacinto, vio el talento del autor "Dame un poco de magnesia."
aburríamos, .imitaba al elefante y al león. y extrañó la forma. Nos leyó la obra, que ¡Dame un poco de magnesia! ¡Qué atre-
Todas aquellas cosas extrañaban a i& com- a mí me encantó, porque; era la verdad vimiento! Decir aquella "porquería" en un
pañía, pero a mí me ganaron,, porqué de la vida, entusiasmo que compartí con teatro tíe iMadrid. ¡Cuando sólo se ha-
entraba hablando y se quedaba solo, de Emilio Thuiller y con... Emilio Mario, blaba dé adulterios terribles, pero muy ro-
salado q u eera, .•. > ' ' / ••/''''• solos los tres. Los cómicos, de tapadillo mánticos i
Benavénté;«ra entóncés el niño del doc- y a escondidas, se reían de Benavente y La comedia de Jacinto estuvo en los
tor Bena vente; nadie lo tomaba en serio-, de su producción. Entre ellos estaban Mi- carteles unos días, muy pocos... Y no se
y menos que nadie, los óómicos. Aun Ja* guel Cepillo, Sofía Alverá, Soledad López representó ya hasta que Paco Morano ía
cinto no era don Jacinto, n< fumaba y Francisco ürquijo. No pongo sus nom- eligió p*ra su beneficio.
. puros; en cambio se comía, uno a uño, bres en la picota porque a nadie puede . Ahora Jacinto no está con nosotros. Su
todos los bombones que llegaban a mi chocar que extrañarán un teatro que se barbita no /asomará a ningún otro esce-
• c u a r t o . - , . • .' ..'•.-.' •'.• '••-. • •''"'•'.'• ' " • •• salía1 del que interpretábamos. Obras clá- nario del mundo, ni el humo de sus ciga-
Un día, el niño del doctor Benavehte sicas. Dramas en verso, más falsos que rros perfumará ningún camerino. Yo no
escribió una comedia, se titulaba "EL nido reales. Moldes' viejos, que Jacinto y la podré olvidar nunca, Jacinto, el calor de
ajeno", y la llevó a la compañía que diri- generación de comediógrafos que le siguie- tu mano el día en que por primera vez
gía ; Émüíó Mario y que encabezábamos ron desterraron para siempre de nuestros saludaste desde un escenario.
Emilio •Thuülier y yo. Emilio Mario leyó escenarios. La mía te bendice, amigo.
la obra y le gustó, tiero ño sólo le gustó, 1
'Se estrenó "El nido ajeno" y el público, , Carmen COBBÑA

I
ABC (Madrid) - 15/07/1954, Página 6
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