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E d i t e *Z

Æ r t e - C a j a m a r e a , 2 d e r\t> rìl d e l 2 , 0 0 3

C uentos e sco g id o s por E d u c 'a rte


en el anive rsario
del Día M undial de la Lectura y el Libro Infantil
D ía JV4unclial de leí L^ctu t~ci y g / I^iforo f nf 'cinti/

CUENTOS
CAJAMA RQUINOS
PARA TODOS LOS ÑIÑOS

C olección Educ*arte
Prim era Edición Abril 2003

En esta primera, edición

ED U C*AR TE
José Sabogal 1007, O ajam a rea, Perú
Telf (S I) 076 831677
e -ma iI: asociacioneducarteperu@gmail.com

A S O C IA C IO N P E R U A N A DE LITE R ATU R A IN FANTIL Y JU V E N IL


(APLIJ) Filial Oaja marca, Perú
Los Fresnos # 103 - El Ingenio - Oaja marca - Parú
e-rnaí I: luzmangonzalo@terra.com.pe
lugonsacaj@yahoo.com

RED DE B IB LIO T E C A S R U R ALES DE CAJA M AR C A


Apartado 359, O aja marca, Perú
Telf (51) 076 824379 -Telefax: (51) 076 821077
e -rn a il: bibliorul@terra.com.pe

C E N T R O DE ED U C A C IO N E S PEC IAL C A JA M A R C A
Jr. Cu mbe IVIayo # 380
e-rnail: assado@hotmaíl.oom

2
Edite - C cijcirncircci. 2 de Abril del 2,003 cSÍDb.rto

La Asociación E D U C A R T E , cuya presencia en Caj amare a es reciente,, motivada


por la significativa celebración del DÍA. M U N D I A L DE LA. LECTURA Y EL LIBRO
INFANTIL, La seleccionado un conjunto de breves narraciones que conforman esta
primera edición baj o el tí tvilo de Cuenteas e'ei/cmieiecjit in os /?eireí todos los ni ríos.

Ante la vorágine social de sli.rai.iairiza irte y el avance tecnológico ntilitavio de


nuestros dias, EDUCARTE surge como ima plausible respuesta piara el reencuentro
con dos sublimes dimensiones del espíritu: la lectura y la creación. La verdad es que
cada di a los niños, los jóvenes y los adultos leen menos. El libro, instrumento de
culturización y humanización, está sufriendo el desdén generalizado de las personas.
Sus páginas, nutridas de esencia y trascendencia, son a menudo sustituidas por lectiuas
superficiales y fragmentadas, muchas veces retazos incoherentes y sin unidad de
contenido. La lig e reza y su p e rfic ia lid a d del ejerc ic io lee tur al está g en eran d o
lamentablemente la pereza mental y la desaparición del edificante Iráhito de la lectura.

Esta antología de Cuentos oeijeimei re/iiine>s /?eireí todos los niños concuerda coir
los nobles propósitos de EDUCAR TE: promover la lectura y estimular la creación
artística.
La presente selección se orienta lracia la difusión de las narraciones literarias -
eir sn mayoría de autores caj amar quinos-, destinadas a los iriños de distintas edades,
tairto del medio rural como urbano, y tieire como características principales la brevedad,
la espontaneidad y la combinación de la formalidad literaria coir la informalidad de la
literatura oral. Es lur coirjrrirto de cuentos sencillos que ofrece lina pluralidad de mensajes
y formas, estrechamente relacionados coir la realidad geográfica, social y cultural de
los iriños caj amar quinos. Se incluye, además, el cuento de lur niño procedente de lur
centro de educación especial como una manera de diversificar los mensajes y los espacios
de la creación infantil.
Cuentos ceijcimei re/n inos /?cirei todos los niños llena el vacío editorial eir Caj amarca
referente a la producción literaria destíirada a los niños. Y así EDUCARTE plasma su
visióir y misión de promotora cultural y artística, esperando que esta primera entrega
deleite las pupilas infantiles y se convierta eir placentero motivo para retornar a la
belleza y sabiduría del libro.
Cos editores .

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IZ>íci JVfiirrclicil ele* leí L^cfcrtu reí y e?l Irrf 'ciu tiI

LA TORNADO
Y empezó a volar como na­
die lo había hecho, volaba
como si el espacio era solo
de ella, jamás se había encon­
trado tan libre, tan sola y tari
alto. Junto con otras de su
especie coqueteaban en el
aire, se agigantaban, algunas
brillaban con el color del sol,
mientras otras sacudían sus
tiernas pestañas como herniosas alas de aves que saben jugar con el aire.
La tornado, era manejada por una mano hábil, la de un chaparro bullan­
guero, que era capaz de trompear a todos sus compañeros de clase, con el
fin de continuar siendo el líder del grupo. Su estatura y manera bocona de
actuar, era puesto en evidencia, y todos los niños le rodeaban mirándolo,
unos con respeto, otros con desprecio y Hasta otos con te m o r__

Su rústico juguete construido por el mismo llamó la atención, pero todos


los niños vitoreaban a sus Hermosas cometas construí das con Habilidad,
galanura y fineza restándole importancia a la cometa de Bentín. Mirando
los rostros burlones y alegres de sus compañeros, pensó que esta vez el
triunfó no iba a ser de el, pero tomando confianza en si mismo, cogió con
muclra delicadez su ave apreciada y dando un salto en la tarima dijo ¡SÍITu
te llamaras ¡La tornado!. Al ver esto, otros niños también empezaron a
ponerle nombre a sus pequeñas aves., como las llamaban cariñosamente,
apareció el nombre de la relámpago, la suprema, la celeste, la legendaria, la
ventarrón y mucHos otros encantadores nomHres se barajaron en el am-
biente. Al sonido del silbato los niños salieron entusiasmados, unos en
orden, otros en desorden, como si algo grandioso ocurriera esa mañana.
Era la diez de la mañana y el viento arreciaba en aquel Hermoso cerro de
4
E c/ iíc' M rfg - C cijc¿m circci9 J2 ele* s\ l?r~i 1 ele*¡ 2 , 0 0 3 c5^3bi

recuerdos. Una pequeña en su íonna mas ingenua de expresión, al ver la gran cruz
que esta en la cima de este hermoso miradorclijo ¡ LaApolonia iros recibe coir los
brazos abiertos! Al mismo tiempo todos los niños coman por las escalinatas, grita­
bais reíair y al fin en la falda de este henrroso cerro, contemplamos el eircairtador
valle de la ciudad, la giair cirielad de tantos afros de historia.

Iirirrediatamente se iroirrirro el Jurado entre los irraestros asistentes y las pequeñas


aves estaban elevando vuelos increíbles, a Bentín le costo hacer elevar la tomado,
sufrió percances, se engaircho la rabiza en unas zarzas, estaba nruy molesto daba
gritos de rabia— ¡Cascabeles! jA mi nadie me ha ganado en estas lides!, y de pronto
en un empellón de suerte, la tomado empezó a elevar* vuelo, como jamás lo había
hecho ... y allí estaba con su color azul naranja, con sus puntitos negros, dando el
gusto a su amigo.

La relámpago, la suprema y el ventarrón emparejaron a la tornado —todos corríair


para no entrejuntar sus cordeles. Todos buscaban lugares apropiados par a no
hacer chocar sus cometas. El cielo parecía un arco iris de hermosos colores — las
rabizas, las fonnas, las pestañas, las tantas fantasías jugaban en la mente de los
niños.

L>e pronto Bentín, se emocionó y gritando dijo; ¡Abran paso a la mejor cometa del
universo!. La tornado en medio de círculos y semicírculos, parecía que caía, pero
¡Oh! ¡Increíble! Se eleva mas, mas y mas... La ventarrón intentó desafiarle hacien­
do un esfuerzo superior a su forma, pero inútil, perdió el equilibrio y el cordel se
cortó en dos precipitándose a un oscuro barranco, la suprema y la relámpago
quisieron hacer lo mismo rodearon a la
tomado; quisieron dominarla, abrazarla y
derribaría a un mismo tiempo, pero no tu­
vieron la suerte, también cayeron precipi­
tadamente al suelo.

Sólo se mantenía la tomado, firme en


su vuelo, orgullosa en su triunfo.
J5
Día A4 midi ci¡ de* Ici L^crtu t~a y e*¡ Infantil

Todas las demás compañeras la habían dejado solaTodos los niños estaban
extasiados, felices del acontecimiento y empezaron a gritartomado, tom a­
do, tomado, ra, ra, ra...

Bentín, el pihuelo mas feliz de la escuela derramaba lágrimas de mucho


contento. De pronto paso algo inesperado, un viento fuerte, jaloneaba el
cordel de Bentín que ya no tenía nada en el carrete, llamó a vanos niños y
entre todos jalaron; pero era increíble, el viento llevaba, arrastrada a la
tornado y rompió el cordel de las manos de los niños. La tornado sil baba
mas fuerte que el viento, se contorneaba como queriendo despedirse de
Bentín, su mas fiel y tierno amigo.

El jurado aplaudió emocionado y dio por concluido el evento, nombrando


ganador, que inigualablemente fríe Bentín, todos aplaudían y abrazaban a
Bentín consolándolo y gritaban su nombre con enegía. Empezamos a bajar
cabizbajos a la escuela, en absoluto silencio y sólo con el recuerdo...

De G uillerm o Manuel Torres Ruiz, Bachiller en Educación en la


Universidad Inca G arcilazo de la \/e ga de Lima y obtuvo el Titulo
de P rofesor en Lengua y Literatura. Ha participado en eventos na­
cionales e intern acion ale s de P oesía, Literatura y Expresión A rtís ­
tica; com o asistente, ponente y com o jurado.

&
Eclnc: rTc' - CczjcirTi ci r~cciy 2 de? s\/? t~i7 cle'I 2 , 0 0 3 rto

I.A CHANCACA PA LA CHICHA

Un ario el tío Lirio so apuntó de Mayordomo de la fiesta del Patrón San


Mateo. Estaba cerca del veintiuno y la tía Chus pe le pidió la chancaca pa
la chicha:Y hoy quiago?, dijo el tío, dándose cuenta que ya no había tiempo
para ir hasta el M embrillar a comprarlo. En eso vio una avispa encima de
una flor y ¡das! lo pescó, le amarró la punta de un ovillo de hilo fino y lo
soltó--
-
La avispa vuela y vuela, derecho al cerro Cunantén, y el tío suelta y suelta
hilo hasta que paró; entón fue ovillando el hilo hasta que llegó a un panal
llenecito de miel que estaba colgao diuna peña dese cerro, lo jaló y lo llevó
paque la Tía endulce 1a chicha, que salió buenaza

De LOS CUENTOS DEL TIO LINO de A n d ré s Z e v a llo s de la


Rúente, C ajam arca, 1983 — Lluvia E ditores -
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D í a JVIiirrcli a l ele l a l^ercrtu reí v e l I ^ ih r o I n f a n t i l

EL BURRO ASTRÓNOMO

Cierto día, dos astrónomos llegaron a estudiar los fenómenos de la atmósfera


en la Jalea de Say apollo. Llegaron a ona oasa y la señora les dijo:

- Lasen a quedarse porque añora en la nooñe llueve.


- INTo, señora, hoy no llueve contestaron ellos-, estamos seguros.

Se quedaron afuera mirando el cielo estrellado, coando de repente vino la


llovía y los mojó toditito. Allí tuvieron qoe aguantar; así mojados.

En la mañana preguntaron a la señora cómo sopo qoe iba a llover; ella


contestó:

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Echtc:~v-y\rtc* - C a j a m a rcrci „ 2 cl<? At>r i / ci^I 2 , 0 0 3 rt«

- Cada vez que mí burro viene y se revuelca en el patio, es seguro que


llueve.

Entonces, entre ellos, se decían:

- Vámonos de aquí, colega, porque aquí Hay un burro que sabe más que
nosotros.

Fleoogido p o r C a r lo s fR osell, d o SayapuU o

Tomado de EL SHINGO ENAMORAO Y OTROS CUENTOS,


C olección B iblioteca C am pesina, Fascículo 6. C uarta edición:
N oviem bre de 1999. A lfredo M ires (C o m p .) Red de B ibliotecas
Rurales de C ajam arca.

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Día JV1iirrclial de la l^eetu reí y el L^il?rc? Infantil

El. SHINGO ENAMORAO


El sfringa andaba enamorao de una linda muchacha y te? los días lo seguía
cuando ella salía a recoger lefia o a traer agua.

Un día decidió ir a presentarse a los padres de la muchacha y ellos, apenas lo


vieron y se fijaron que era feo,scjiee dijeron:

- ¡¿Pa qué diablo pue este feazo, negro, patas rajadas?! No queremos que
sea nuestro yerno.
Entonces el pobre shingo se fue
t r is te , p e ro s in p e r d e r las
esperanzas.

Varios días pasó lavándose las


patas con tina piedra áspera pa
que b la n q u e a ra n , p ero todo
seguía igual. H izo un nuevo
intento de ir a pedir la mano y
no lo aceptaron.

Regresó el shingo al río y siguió


sobando sus patas hasta déjale?
sangre-sangre; en ese momento se le acercó elhvtayhviasfr y le dijo:

- Compadre siringo, ¿qué hace usté aquí?

- Estoy lavando mis patas pa que se hagan blancas y tal vez así me acepten mis suegros
contestó el sliingo.

- Esas sus patas son así de nacimiento -, le dijo el huayhuash—


; si usté gusta
yo voy a hacer elRedimiente? a su nomhre y después que lo saco a la muchacha
usté lo lleva.
/O
E d ite : =
*Wr t e - C cijcunci rc:ci, 2 d e d e l 2, 0 0 3 Eduo^b

El sliingo pensó un rato y luego aceptó la propuesta, pero elijo:

- Bueno, compadre, \?dyczste; pero no lo vaya a hacer nada a la muchacha


en la casa. Yo estaré mirando por la ventana.

Entonces el huayhuasli, con poncho al hombro y pecho blanco, se fue a la


casa y allí mismo le aceptaron. Hicieron el casamiento y lo llevó a la
muchacha a la cama, pero como el siringo estaba mirando, grito enojadazo:

-¡Compadre, así no ha sido el trato!

En eso salió la muchacha y con un palo le dio uifew/ca/7 azo por las patas y
el shingo tuvo que irse volando sin ningún consuelo ni esperanza. El
huayhuash se quedó a vivir y gozar con la muchacha.

R ecogido por Juan A. IVIarín Silva, de Bam ba m arca

T o m a d o de EL SHINGO EN AMOR AO Y OTROS CUENTOS,


C o le c c ió n B ib lio te c a C a m p e s in a , F a s c íc u lo 6. C u a rta e d ic ió n :
N o vie m b re de 1999. A lfre d o M ires (Com p.) Red de B ib lio te ca s
R urales de Caja marca.
//

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IZ>íci JVÍiinclicil de' leí l^ccrtureí y e*l Infan til

KI. BOQUICHICO
Las vacaciones de fin de año no las
gozo tanto oorno las otras
vacaciones de m edio año. El papá
de mi papá siem pre me espera a
fines de ju lio . El está muy viejecito,
pero siem pre muy cariñoso
co n m ig o ; vive en su fundo a orillas
del río M arañón. Ahí vive tran q u ilo ;
hay v ariedad de frutas, aunque lia ce
mucho calor; y en el día nos
cuidam os de los m o sq u ito s; por las nocx^^o ^«xa^cxvxvyo.^ v xco o^xo
de la tarde cerram os las puertas de los dorm itorios: los zancudos se
que dan afuera. Es cucliamos que zumban, pero no pueden entrar, pues
las ventanas están cubiertas con tela m etálica. Hay abundante agua,
tanto en el M arañón como en la quebrada. Todos los días me ñaño y
nado en las quietas pozas de la quebrada o en el río. En los m eses de
ju lio y agosto, el agua es muy lim pia, cristalina, de color azul verdoso
Es tan lim pia que podem os v er los peces del río cuando retozan en la
orilla.

Es im presionante escuchar el raro canto de las aves, el ruido de los


anim ales en los árboles, el bullicio del loro dañino, el golpe del pájaro
carpintero agujereando la madera, el concierto de gallinas, pavos y patos
exigiendo su comida, la vaca llam ando a su cría, el ruido de machetes en
la faena de peones.

Un día mi abuelito dijo a mis tíos: «Y a liemos com ido carne de res,
chancho, g allina, pavo, c u y e s..........Me gustaría com er un boquichico.
L leven la escopeta, ojalá caiga un boquichico. Uno bueno esta saliendo
a la ori 1 1 a». IVfi tí o C esar cogió el arm a— se fue al rí o. Yo lo seguí con
cierto temor, pero con gran interés por ver que hacia con su escopeta.
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Echicr t~rc' - Ccijcir?icirc:ci, 2 ele? A h r i l de*l 2, 0 0 3

Subió a un á rb o l; de allí v io al herm oso pez. Yo tam bién lo vi por un


instante, pero tuve que retirarm e para que no se asustara. Era un pez
grande, blanco y de lomo negruzco, de ojos amarillos, inquietos, escamas
plateadas, sin dientes, de Hoca redonda como pico de b o te lla : su nomHre
es boquichico. Parecía feliz; de rato en rato miraba Hacia arriba tratando
de ubicarnos y decirnos algo. Y veces se quedaba inm óvil, solo sus
aletitas v ib rab an como adivinando algo. Y de pronto sonó un disparo,
El boquichico salto, se quedo dorm ido para siem pre m ostrando su
panza b la n q u ísim a . Lo cogim os y lo llevam os a casa. Pesó cinco Hilos.
N unca antes comí un pez tan delicioso.

Fue una grata ex periencia en mis v acaciones preferidas. N unca las


olvidaré. Sin emHaigo, voy pensando sobre la vida de los animales dentro
del agua. Y tam poco olvidaré aquella m irada del boquichico desde el
fondo del río. Parecía decirnos: «Cóm o anhelo que los HomHre vivan
tam bién en la clarid ad del agua!».

Do Yveth Ana María Salas Paredes, a los nuevo años do odad


,on o c tu b re de 1996, g a n o oon e s te c u e n to el P rim e r P rem io
N acional «EL ESCOLAR» del diario « EL EXRR ESO »

j3

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JDía A4unciicil eie* lei erti*rei y e'I L^ìI?ì~
cj Inf 'cirrtil

MI BUEN AMIGO
Una v ez yo form e parte de un grupo ju v en il ‘Los amigos de la Policía
N a c io n a l” el prim er día eonoeí a muchos amigos , mi profesor Mario, y
mis am igos de ju e g o : Yalmar, Temo che, B ernaldino, los herm anos
Chunga, Gustavo, Chino, pero entre estos amigos, pensé tener un huen
am igo, este am ig o era mi P ro fe s o r
Mario , al principio era un desconocido
para mí, pero conform e nos íbam os
co n ociendo aprendí a tenerle
confianza, fue y sigue siendo un huen
amigo: M ario y yo pasam os m uchos
m om entos ju n to s y siem pre estam os
ju n to s, él siem pre me ayuda en mis
tareas .

TLJn día se formo una academia llamada


« V a c a c i o n e s U t i l e s » e n el
colegio 1005 8. ese p rim er día conocí a
m uchos amigos y cada uno se u a m a :
1STice, R u b i , M a r í a , Ana , M o n i c a ,
G i s e l a , L i l a , K a r i n a , Joe 1, C a r l o s
Erison, ISTiño, Cabañas, RamónYeffry,
Tello, Jorge, con ellos nos llevam os
muy bien, cada día era una nueva aventura, pero lo mas divertido eran
los ju eg o s recreativos, entre los ju eg o s que ju g áb a m o s eran: El Reloj,
La papa caliente, La coneja, El quita cola, etc.

Cada ju e g o tenia un perdedor , el que perdía pagaha con talento, es


decir, cantaba, bailaba, recitaba, etc.

Uno de esos días se program ó una ceremonia para culm inar el programa
de 6‘Vacaciones LTtiles’ ’, pero un día antes de la cerem onia, habían
program ado una cam inata a “ M esones M u ro ” a las 10:00 a.m..

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E d i* c*>4rtc? - C a j cinici r<?ciy 2 de? /Kb r i i d e l 2 y0 0 3 <á^¡a rto

Nos instalamos en el coliseo de ese lugaj*IVlario y yo lo habíamos pasado


muy bien.
D espués de in stalarn o s entre todos ju g am o s una pichanguita y luego
de jugar, él y yo nos tom am os vina gaseosa, Ivasta que llego la lvora. del
alm uerzo, al term inar de almorzar; la tarde se puso aburrida, Hasta que
llego la Hora de irse esta v ez sí nos fuim os en m ovilidad.
Al llegar, nos fuim os a la acequia a darnos un chapuzón , desde ese
viaje M ario y yo nos vem os cada sábado .
Yo He escrito esta Historia, en relació n a un Huen am igo, <que nunca
pensé en contrar un Huen co m p a ñ ero .

E x tra íd o do LA PAPA RELLENA Y OTROS CUENTOS, e d ita d o


p o r el Colegio Nacional S a r it a Lucía - Centro Piloto de
Bachillerato - Escuela A so cia d a a Ia U N E S C O . El a u t o r
LEONIDAS A. SOBERON LAMADRID (12 años)

15

http ://uto' I¡dades.ga to vd ader .netfis suu/dow n .php?url= https%34°/c2F%2F is suu. ccm % 1S-asod aci on_ edjca rte ja e r u % 2 : docs% 2Fouentos_20œ % 3Ffbd i dy03DIwAR 3SMCz XpCz CGWNQ-tr925dbAPs i eGO Qg YBW2rK WLM- UvengSndQia 7W 0Zw&i nici a l= l& n p = 4 4 [3 /19/2019 2:37:40 AM ]
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_D í a Mf uiTcliciI de* leí L ^crtu r~ci y e/ In fc m til_
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PILLCO EN CAJAMARCA
P illeo está muy ext rañadí si mo pero contento. Le habí an perm itido
permanecer junto a su madre; ella había sido aceptada como cocinera por
los huí rae ochas. ¡qué suerte tenia Podrían haber sido obligados a alejarse
como lo hicieron con muchos de los servidores deYtahualpa, pero su madre
había sido aceptada.Y para mayor alegría Lillco había podido conservar en
su quipe a Chascai, su cuy amigo.

Cuando todos dormían se levantó y llevo


a Chascai, hasta una pampita verde cerca
de un arroyo. Au n q u e era de noc he
Chascai comió muy bien hasta hartarse .
¡Lili co estaba contento! ; la noche era
serena , contrastando con la noche anterior
en que l l o v i ó c o p i o s a m e n t e . La
mamaquilla alu, mbraba amoramente el
valle ; en la sem ioscuridad se podía
adivinar cada planta , cada ílororecilla,
cada yerba adormilada cofia da mente al
amparo de la plateada luz . Ahora que
Atahualpa, vencedor del Inca Huáscar ,
habia sido apresado, no habría guerras y
aquella paz seria eterna .Otra vez, como
antes, se s e mbrar í a, se cos e c ha r í a y
celebrarían todas esas fiestas que durante tanto tiempo se habían dejado de
celebrar. Lillco se prometió levantarse temprano y trabajar en todos los
mandados que le dieran : se haría conocer como listo y útil para permanecer
al lado de su m adre.

Lillco era un alegre niño de doce años , en Lluancabanaba en el norte del


Thuantinsuyo. Su padre había muerto hacia tiempo, en una batalla ,
combatiendo a favor del Inca Huasca^ en la guerra que se había entablado
Ify

http ://u tíl idades.gatovd ader .net/is suu/dow n .php?url= https% 34% 2F% 2F is suu. ccrn0/ ^ asoa aci on_ecJjcartejaeru% 2: docs%2FouentDS_20Q3%3Ffbd i dYo3DI wAR 3SMCzXpCz CGWNQ-tr925dbAPs i eGD Qg YBW2rK WLM- UvengSrdQia 7W 0Zw&i nici a l= l& n p = 4 4 [3 /19/2019 2:37:40 AM ]
E d ite : :}
í/\ i~te - Cdjdmcir~ccj.9 2 de* y4 d e / 2, 0 0 3 cS^C^i

entre este y el Inca Atahualpa. Su madre, viuda habí a quedado al frente,


atendiendo sus chacras; el estaba chico pero le había ayudado, y ella había
logrado huenas cosechas, alcanzando a llenar sus depósitos. Hasta que, un
día, los soldados del IncaAtahualpa habían llegado a sus apartadas tierras
y habían cargado con todo incluyendo a ellos. Desde entonces se habían
alejado de su querida 11acta y habían viajado sirviendo al séquito del Inca
por distintos lugares hasta llegar a C ajamare a AJIí , acamparon cerca de lo
baños calientes de Cunoc.

Todo el ejercito y el séquito se prepararon a descansar . En Realidad todos


sabían que era una espera — Placía tiempo que se hablaba de la llegada del
mismo Huiracocha. Se decía que había salido de las aguas del mar Puerto
"Viejo , el mismo lugar por donde desapareció alguna vez .Tero recién fue
anteayer que llego un grupo de homhres barbudos a los campamentos
para hablar con el inca ¡Cuan poderosos se veian en aquellos aniumales
gifantescos! ¡ Cuan triufantes parecían con su ropa de metal ¡..Pero ninguno
de ellos era Huiracocha, sino solamente sus subalternos. Huiracocha se
había quedado en la Plaza de Cajamarca esperando el momento de hacer
justicia. Fue al día siguiente de la extraa espera hdebia culm inar de la
manera mas inusitada. ElApu Ticsí fluí ira cocha apreso al hasta entoonces
triunfador Atahualapa .

- ¡Oh Ticsi Huiracocha, creador supremo... hemos sido testigos de tu


poder y tu justicia .*?Como ha sido exactamente*? No lo sahemos pero
todos confiamos en que has regresado a poner orden y paz.

De Ñ IÑ O S D EE T A H U A N TISU Y O , autor M A G D A LE N A
E S P IN O Z A G A R C IA .

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_O íc i M iirrclicil cl<? leí c?tureí y L^ib>r~c? I n f c m t i l _
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LOS SIETE CONSEJOS


Un joven viajó a la costa a trabajar y llegó dónele un viejito. Allí trabajó
siete años y cnando se llegó el plazo para que se regresara, el patrón le dijo:
Te doy o d io dias para que tú escojas entre siete consejos o siete costales
de plata.

Entonces el joven preguntaba a muchos de sus amigos cuál sería m ejpios


siete consejos o los siete
eos tal es de plata. Todos le
decían que la plata; pero el
último día le dice un viejito:
Los siete consejos te resulta
m ás.

Y así fue, el día ocho le dice


a su patrón:

Quiero los siete consejos.

E n t o n c e s v e n acá , le
c o n t e s t ó el p a t r ó n - .
E scucha: no preguntes sin que esté en tu necesidad; no dejes lo viejo por lo
nuevo; no firmes papel sin que lo leas; no tomes agua sin ver; la cólera de
ahora guárdala para mañana; los secretos de tu pecho nunca cuentes a tu
amigo. Siete consejos, siete virtudes ganarás.

Después de recibir estos consejos, el joven se despidió^ande y ande, llegó


a una casa donde lo estañan pegando a una señorita. Se acordó del primer
consejo, no preguntó. Salió de ahí y habían dos caminos, uno nuevo y uno
viejo: siguió por el viejo. Lo llevaron a un tribu-nal y quisieron que firme
un papel, lo leyó y no firmó.

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Ecivtcr *v4/ - Ccijcuncirczci, 2 c/^ A f o r i l cJ&l T 0 0 3 c^^birt^

Le invitaron a tomar agua y no tomó sin ver: era sangre. Entonces tuvo
cólera, pero lo guardó para el clía siguiente. Se encontraba con sus amigos
y le preguntaban qué es lo que había ganado y
él les decía:

De siete consejos, siete virtudes.

Cuando estaba caminando por un camino bonito se encontró con una


señorita, la cual le dijo:

Amor de mis amores, vida de mi vida, tú me salvaste con los siete consejos:
estaban pegándome y tú no preguntaste por qué; caminaste por el camino
que era viejo y fue mi encanto; no firmaste el papel porque era la sentencia
de mi muerte; no tomaste lo que te dieron, porque fue mi sangre; tuviste
cólera y lo guardaste para el día siguiente; te preguntaron secretos y no
contaste. Siete consejos, siete virtudes ganaste; treinta costales de plata te
lo darán al llegar a tu casa, sube a mi carro y vamos juntos.

Cam inaron un trecbo y m andaron avisar que los esperaran y , cuando


llegaron, celebraron una gran fiesta por su regreso, que con siete consejos
sacó treinta sacos de plata, hubo casamiento y vivieron muy felices.

R ecogido por José C otrina H onorio, de San M arcos.

Tom ado de LOS SIETE CONSEJOS Y OTROS CUENTOS.


C olección B ibliote ca C am pesina, F ascículo 4. C u a rta edición:
S e p tie m bre de 1999. A lfredo IVlires (Com p.) Red de Bibliotecas
R urales de C ajam arca.

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O fez IV1uncli al de? leí L^c'crtureí y c*I L^ik>rc? Infciti TiI

EL PATITO MIEDOSO

Había una vez en una granja dos patitos,


que eran muy amigos.

Uno era muy


tímido para ir a nadar en el estanque, al otro
le agrada nadar en el estanque. Uno se
llamaba Tony y
el otro Rony

Un día Tony tuvo una idea, para Hacer que


su amigo nadara.

Fingió que se ahogaba y le gritaba,


¡Ayúdame! ¡Ayúdame!, Rony entro al agua
velozmente Hasta donde estaba su amigo.

20

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Edite.r ;}
;/4r t e - C cijcirri ci reci* 2 d e A b r i l d e l 2 * 0 0 3 Edu

Al llegar allí; Tony se estaba riendo, y Rony


le preguntaba de que se reía; y el le
contesto: que los patos nunca se podían
ahogar.

Y así logro que su buen amigo nadara con


él y entonces los dos amigos se divertían
nadando en su Helio estanque.

B re v e Resena del A utor:


JHYMMY M C A R D O ALFAR O
OBLITAS, ISTacid el 1< 5de agosto
de 1977, Hasta la edad de cuatro
años file un niño sano, estudiaba
en el jardín de niños # 64 «María
Farado de Belli do »de Oajamarca;
en feb rero de 1982 cont raj o la
enfermedad denominada Meningo
Encefalitis "Viral, en la actualidad
se e n c u e n t r a e s t u d i a n d o en el
Centro Especial de Cajam arca.
2 J

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E>fci A/'artelicii ele? leí l^crcrtit r a y c*/ L^iforo I u f a n t i l
EL PAJARO QUIENQUIEN
En la ceja de selva, tierra fértil y calurosa
bañada por el río Tvlarañón, abunda el
pájaro quíenquién, Los naturales lo
l l a ma n así por svi cant o ori gi nal .
Escondido en la fronda, sorprende a los
caminantes, con su extraña melodía, a
manera de una reiterada interrogación:
quién-quíén?, quién— quíén?. Traviesos
arrieros o soberbios jinetes le contestan
burlonamente: yooo!, yooo!
Martín y su pequeño lujo Felipe decidieron bajar de la serranía al «temple»,
para trabajar de peoncitos, porque en la hacienda de Huajango no sólo podían
ganar buenos jornales, sino saborear la rica fruta de aquellos cálidos rincones.
Ataviados de llanques y alfoijas nuevas, tomaron el sendero de «El Oholoque».
Habrían caminado tres ñoras, cuando inesperadamente muy cerca oyeron el
saludo del qui enquién. Estañan ya sin duda en las playas del Marañón.
- Qué es eso?- preguntó el niño
- El qui enquién! - respondió el viejo Martín.
Rendidos por la intensa jomada, luego de la cena, confundidos con la peonada,
Martín y Felipe oyeron las órdenes del patrón, y un sueño profundo los sumió
en el silencio.
A las seis de la mañana, una sinfonía de ñulliciosas oñicharras anunció el nuevo
día. Felipe irá a la cosecha y su padre a la limpieza de la toma principal. Junto
con otros niños, Felipe se internó en la finca de don Isidro. Sobrecogido por la
sombra de árñoles gigantes y coposos, sin poder vislumbrar un retazo de cíelo,
Felipe sintió un pasajero y pequeño temblor en su ánimo. Luego se maravilló
ante, los granitos rojos de café, prendidos como aretes de las finas y nudosas
ramas; palpo lo frutos lisos del cacao y vio el corazón encendido de los zapotes
caídos. Sañoreó el almíbar de una naranja y se sobresaltó ante la violenta
precipitación de un coco. Miró su canasta espaciosa y advirtió que poco le
faltaba para llenarla de café maduro. Se desplazó unos cuantos metros, y al

2 2

h ttp ://ú til idad® . gatovdadcr.net/issuu/dow n.php?url=https% 3A% 2F% 2F¡ssuu.ccm % 2: asod ac¡on _ed jcartejD eru% 2:docs% 2Fajentos_2003%3Ffbdidyo3DIw/iR3SMCzXpCz08W T\IQ-tr925db/iPsieaDC^VBVS2rKW LM-UvergSrdQia7W OZw&inicial=18(np=44[3/19/2019 2 :37:40 A M ]
E d ite : =
iV\ r te? - CTcija/liare:ciy 2 ele* / \ l y r i l cle*l 2 y0 0 3 rto

pisar la abundante hojarasca produjo un itiido descomunal. Inmediatamente se


oyó muy cerca la voz inquieta clel quienquién. De pronto la avecilla ya estaba
junto a Felipe, posada en la rama seca de un mango. Felipe jamás liaDía visten
pájaro de tan Hernioso plumaje: mitad amarillo, mitad azul. Lo oazaré y lo
encerraré en una jaula, pensó.
Preparó diligentemente su tirante de jebe. Revisó la badana y llenó su Holsillo
con piedra pequeñitas y redondas.
-Quien-quién?, quien,quién*?, resonó nuevamente en los oídos del niño.
Felipe camina sigilosamente tratando de descubrir de dónde venía el canto.
Escrutó entre las duras liqjas de cacao, la maraña verde de un naranjo y los
Hrazos desnudos de una planta de zapote.
-Ahí está!- dijo emocionado. Estiró el jebe y el pequeño proyectil fue a parar
en el dorado pecho del ave. Revoloteando cual mariposa Herida, cayó al suelo
dej a ndo en el es paci o una estela de pl umas
transparentes. El corazón de Felipe aceleró su ritmo.
Esta vivo!, exclamó. Tomó el quienquién en sus
manos, lo condujo a casa y lo ató con una delgada
soguilla de cabuya.
-Se morirá de cólera! -dijo el viejo IVIartín al verlo.
—No se muere — respondió con seguridad Felipe.
-Mejor es que lo dejes ir —agregó IVIartín.
Felipe se Hundió en una triste meditación.-Nunca
liemos podido criar los quienquiénes. Siempre se
mueren, comentó alguien.
Felipe interrumpió su sueño contraponiendo la alegría de Haber cazado un
quienquién, y la tristeza de dejarlo escapar
A la mañana siguiente, cuando fue a darle un gajo de naranja lo encontró muy
triste, crispado de rabia y con las plumas erizadas. Tomó en sus manos al
pajarillo y sintió el latido del ave. Recordó entonces las frases de su padre, alzó
los Hrazo y extendió las manos. El paj arillo voló con esfuerzo llevándose entre
sus patitas una pequeña rabiza de cabuya y dejando algunas plumas adheridas
a las manos sudorosas del niño.

23

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Día JVÍimcii al de* la L^c:tií r~a y c'I L^ifor~a Iu fan til

Por la tarde, Felipe estuvo de nuevo en la Finca. Luego de haber cumplido la


jomada de trabajo, fue en procuia de sabrosos zapotes, escasos ya por la estación
vencida.
Caminó de planta en planta, buscando la mas fácil para coger la fruta apetecida.
Cuando hubo satisfecho su deseo, perdió la orientación y no encontró el camino
de regreso. Avanzada la hora, ante la oscuridad prematura del bosque, Felipe
sintió temor y estuvo a punto de llorar. Anduvo sin rumbo y se encontró con
parajes nunca vistos. Quien-quién? Fue la voz que rompió el silencio aterrador
-Cómo regresar a casa? Cómo avisar a su padre?
Vendrán a buscarlo?, se preguntó angustiado.
Efectivamente, el viejo IVlartín y la peonada se
internaron en el laberinto de frutales. Gritos
destem plados volaron en distintas direcciones
tratando de localizar a Felipe.
ISTo lrubo una sola respuesta. Búsqueda infructuosa
por aquí y por allá. De pronto IVlateo escucho el cante
alborotado de un quienquién.
—Don Martín, oye ese mido?
-Así se asustan los quiequiénes cuando ven un ser extraño.
-Pronto!, hay que ir en esa dirección —ordenó IVlartín.
A medida que se acercaban, el qui enqui én acosaba con su trino insistente y
bullicioso.
-Allí está ¡ - dijo Mateo.
Alrededor de Felipe volaba un quienqui én en enardecida y desordenada algarabía.
IVlartín y Felipe se tomaron de la mano y el canto se esfumó como una paulatina
e intermitente agonía.
Entre el follaje iluminado del bosque, sobre una caduca varilla de naranjo, muy
cerca de los hombres, empeñado en cortar con el pico la delgada soguilla de
cabuya, el qui enqui én de Felipe bailaba en lo alto dando ágiles y rítmicos sal titos.

Do LUZMAN S A LA S S A LA S (1 941 ) natural do Cajamarca, es el


escritor que más o investigado, valorado y difundido el alma literaria
de Cajamaroa. Destacado representante de APLIJ - Filial Oajamaroa.
24

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E c liic ? ’*zj\rt£* - C c ije n ? icircrci, 2 clc* s \ l? r il cie*I 3 , 0 0 3

DESDE CCJEAJNTDO HAY CONEJOS


Fue que la Tía Chuspe orí ó
tanto cuy que ya no había
sitio ni qvié dalos do coiner
Entón oon ol Tío pensaron
llévalos a Contornazá pa
véndelos. Como oran
hartos, ol Tío so poso a
inventar oorno luiba hacer
pa no tenor mocho trabajo .
So poso a pensar y dion rato
lo dijo a la Chospo: lo ochó
lazo al roo o padre, monto
en mi macho y lo voy
jalando al meo, mientras tú
lo vas sacando dol coy oro
paqoe lo sigan; coando
acahes, te vienes
arreándolos , no sea qoe qoeden pool camino .

Ya estaban entrando al poeblo por el Kike y los últimos coyes toa vía
estaban asomando por las Alverjas. Eneso salió on porrazo bravo cjoe los
acabó de espantar, onos se metieron por las pircas y otros se fueron por
los cerros, orejeando porónde venía el pe ir o ; ahí foe qoe les crecieron
los orejas y desde en ton hay conejos en el campo.

LOS CUENTOS DEL TIO LIMO de A N D R E S Z E V A LLO S , Lima,


1983 — Lluvia Editores -

2 3

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__________ Día JVfiiirclial ele' la JLc'crtureí y c'l L^ifora Infantil _______

CUANDO JESÚS ERA PERSEGUIDO

En aquel tiempo, cuando Jesús era perseguido por los ju d ío s, él se


transformaba en diferentes formas y edades.

Cuentan que una vez Jesús estaba siendo perseguido por los judíos y llegó
a un lugar donde estaba un señor sembrando trigo. Jesús le dijo:
- ¿Qué siembra señor?
- Estoy sembrando mi trigüito contestó. Jesús dijo:
- Cosecharás muy bien tu triguito. Si alguien viniera preguntando por mí, clile
que pasé cuando estabas sembrando.

http ://u til idades.ga to vd ader .net/is suu/dow n .php?url= https%3A°/c2F0/o2F is suu. ccrnVoa1asoti aci o n _ e d jc a rte jD e ru % 2 :docs% 2Fojentos_2003% 3Ffbd i dy<>3DIwAR 3SMCz XpCz C8WNQ-tr925dbAPs ¡eGOQgYBW2rK WLM- UvergSrdQ ia 7W 0Zw&i nici a l= l& n p = 4 4 [3 /19/2019 2 :37:40 AM ]
E d ite : - C eijeinieij~c:eiy 2 ele' A b r i l ele'/ 2, 0 0 3

-AJI día siguiente pasaron los judíos y como que así fue; pero cuando llegaron,
el trigo estaba de cosecha.

Después, Jesús pasó por un señor que era de mala fe y lo encontró sembrando
papas y le dijo:
- ¿Que siembras? —
, y él le respondió:
- Estoy senderando piedras; ¿para qué me preguntas? Jesús le dijo:
- Criando re n g a n preguntando por mí, les dirás que pasé criando estañas
sembrando piedras.

Al siguiente día pasaron los iridios; le preguntaron y él contestó:


- Pasó ese viejo criando estaña semñrando papas.
Pero la chacra estaña convertida en piedras.

C ontado por Pedro Blas, de A raqueda.


R ecogido p o r Gabriel Ronce, de C ajabam ba.

27"

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________________ O t a A </ itirc licil ele* leí L^crcrtu reí y c?I L i /?re? Irrf'cm t i / ___________________
LOS ANIMALES LAS PLANTAS Y LOS NIÑOS
SE SORPRENDIAN AL VER A DOROTEA

Por el camino, Dorotea se dio cuenta que la


naturaleza la espiaba.
Tubo la sensación que desde los altos eucaliptos,
bulliciosos aliverdes la observaban y su canto,
pío- pío, era intenso y precipitado.
Asimismo, los pequeños insectos que reptaban
cerca, cerquísima a las plantas, veían a Dorotea
y procuraban arrebujarse debajo de las hojas grandes y las raíces, ¡una luz
que cam ina! -grito la señora coneja que pasaba alegremente por allí.

¡Jesús! dijo un perico, ¡Cosas que uno tiene que ver!, mientras que con
una alita se cubría los ojitos.

¡Que susto! ¡Por Dios! !Que Susto! ¿Será Posible? - gritó todo lo fuerte
que pudo Dulcísima, laAbejita.

¡Yo me voy de aquí! —dijo, prudente, la Señora mariposa.

Sólo un grupo de chiquillos, de esos que en todos los caminos juegan ,


empezó a seguir a Dorotea. Ella que daba un paso, ellos que daban otro.

La viejecita Dorotea asumió que sólo era vina


broma de niños. Pero cuando se percató que la
tropilla alborotada seguía con fidelidad sus
h u e lla s se d e tu v o y, con v o z e n tr e c o r ta d a , entre
enojada y amable, les gritó: ¿Qué pasa cívicos?

2 <
S

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Edite? *y4 - Cczjcitucii~c?ei, 2 de*l 2,003 <s^be.

¿Acaso no me conocen? ¿No me han visto nunca? Soy Dorotea. ¿Por


qué me siguen y espían Patilaigo, un niño de apenas catorce arios alto y
esbelto fue el único que rompió el silencio y
dijo: ¡Dorotea estás brillando! ¡Qué luces!

Ella, con la sonrisa de quien se ha asomados lo


increíble, inventó lo mejor que pudo una
ex pií cación. Y entre las cosas que dijo — todavía
lo recuerdo— relató a los muchachos que era cuestión de fortuna y de
paciencia. Que en la vida, uno se lleva las increíbles sorpresas y que era
probable que a ellos también los estuviese
esperando cerca , muy cerca del remanso, el
D uende de La Bondad, el Mago de las estrellas
o quizás, como el cuento de Pinocho, el Hada
de los Cabellos Azules.

Patilargo, Esta te quieto, Rulitos y


Siemprelindos se miraron todos a una y a una
voz, -por supuesto la voz de patilargo — emprendieron el recorrido al
remanso.

Extraído del cuento JUANCITO SIEMPRE VALIENTE, do CARLOTA


FLORES SCARAMUTTI DE MAVEDA (Huancayo, Junín, Perú) os una do las
autoras fundamentales dentro del proceso contemporáneo de Literatura
Infantil. Presidenta honoraria de APLIJ (Asociación Perú ana de Literatura
Infantil).

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Ofci Mfiirrclia l de* leí I^<L'crtiireí y <?/ L^il?reí IU f a n ti/

UNA. VIUDA QUE FUE FELIZ


En urna casa vivía una viuda con sus loijítos, y vivía sábelo Dios cómo. Peio mi día llegó
un viejecito qtie le elijo:

Tal vez tiene comídita cp_ieme diera.

No tengo nada contestó la viuda , sólo una gíillinita, pero si


tiene liambre, pues la mataré a fin de cjue no s&vczycist&así.

El viejito contestó:

IVfatalo, pero todas las plumitas no las vayas a votai; sino


más bien, entiérralo , y así lo hizo.

Comió el viejito y se ílie, pero mates de irse le dijo:

Dios te Ha de dar mucloas gallinas por ser tan compadecida.


Al día siguiente, por la madrugada, cantaban muchos gallos,
y en esto se despertó la señora y encontró que todas las
plumas se hahían convertido en gallinas, gallos y pollitos.
Desde ese momento, la señora tuvo comida para toda su
vida.
Seguramente file E>ios cjue en esos tiempos andaba.

C ontado por M artín ------, de Araqueda.


Recogido por G abriel Ronce-
Tomado de LA CAMPANA DEL MUYOC
Y OTROS CUENTOS. C olección
B iblioteca C am pesina, F ascículo 2.
C uarta edición: Julio 1999. A lfredo Mires
(C o m p .) Red de Bibliotecas R urales de
Cajam arca.
30

http://utilidades,gatovdader .netfissuu/dovvn.php?url=https%3A%2F%2Fissuu.ccm%2Fasotiac¡cnja<±JcartejDeru%;ídocs%2Fcuentos_20CB^ 2:37:40 AM]


E c l u c : s* V t - C c ijc if ? r c ir c : c i, 3 ¿ le * A b r i l c íe */ 2 * 0 0 3

EL BURRITO QUE BOTA PLATA


U na v e z m i h o m b re se p u s o a m e te r p lata p o r el in te stin o cié mi b im o Hasta que
lo llen ó co n m onedas.

D e sp u é s lo llev ó a la p laza para


v e n d e rlo ; tocia la g e n te se
e m o c io n a b a al v e r que el b u rrito
b o tab a jolata y lo v e n d ió a p re c io
m u y elevado. Y el q ue lo co m p ró lo
h a c ia d o rm ir e n p o n c h o s y frazadas,
e m o c io n a d o p o r el dinero. P e ro esto
d m ó só lo dos dias; d esp u és, ni m ás
sa lió p la ta p ese a la b ú sq u e d a del cine lo co m p ró ju n ta m e n te co n su fam ilia;
s o la m e n te a b o n o salia.

M u c h o se la m e n tó de este en g a ñ o cine d esp u és no c o n fiab a p e ro ni en sn


esposa. Se fu e e n b u sca del Hombre que lo v en d ió , p e ro éste le c o n te stó

Te d e v u e lv o tu p la ta, p e ro d am e co m o te di m i anim al...

C o n t a d o p u r G a b r i e l P u n c e , d e A racq u e d a .
Tomado do CHIMBOYOC Y OTROS CUENTOS. Ooloooidn
B iblioteca C am po si na
F ascículo 3. C ua rta e d ic ió n : Julio 1999. Alfredo M ires (Com p.)
Red de Bibliotecas R urales de C ajam a roa .
3J

2
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D ía JVIitrrciia/ de* !a D?ctm-q y c*I L il?re? infantil __________________________

“ LA PIERNA SUAVE”
------- - En cierto pueblo vivía una dama
soltera muy buena moza y rebosante
de salud, sola, en el segundo piso de
su casa; desde ahí escuchaba todo lo
que ocurría en la vecindad,
especialmente en las noches. Era
muy aficionada a las fiestas y bailes,
a donde se iba muchas veces sin ser
invitada, y por eso tenía el
sobrenombre de La Piernas nave.

Una noche que no podía dormir, a eso de las once o doce, oyó un toque
de guitarra con cq/dn, y una melodiosa voz que entonaba lindísimas
canciones. Sin perder tiempo se tiró de la cama, se pinfó, se puso
adornos, se perfumó y salió en busca de la fiesta que le parecía era cerca.
Llegó hasta donde escuchó los cantos, pero no había nada. Siguió
caminando y la música cada vez era más lejos; entonces alagó el paso
decidida a llegar al sitio y, de un momento a otro, se le apareció una
cuadrilla de diablos, que eran los que tocaban, y la siguieron. Ella no hizo
más que exclamar; «¡Madre Santísima!», y corriendo llegó a una ermita
donde se abrazó a una cruz y rezó una oración.

Después de un rato se volteó a mirar y ya los diablos no estaban. ¡Santo


remedio! INTi más volvió a salir a las fiestas, ni de noche ni de día.

R ecogido por Andrés León G allardo, de


Jandón
Tomado de EL SHINGO EN AMOR AO Y
OTROS CUENTOS, C olección Biblioteca
C am pesina, Fascículo 6. C ua rta edición:
N oviem bre de 1999. A lfredo M ires (Comp.)
F|ed de Bibliotecas R urales de C ajam arca.

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Ecluc: rt<E* - C q jq ? n a r c :q , 2 cíe? c i d 2.^ 0 0 3 FeíLje^^Carto

CUANDO LAS ENFERMEDADES ANDABAN

Cuando mi esposo tenía nueve


afros lo encontró en la puerta del
potrero a la Tvlaría V7i~g¿ida^ una
señora grande con el rostro todo
pue de virgüela y el resto todo
huesos, vestida de negro. Y sc/ lic*
le dice:

Señora, buenas tardes. ¿Onde se


vasté*?

Voy por acá ahajo , sque le dice


¡Que preguntoncito que eres pue
Irijito! Yo pue soy la María Virgüela, pero a vos no te vita dar. Y tus
hermanitos sí los vua llevar Irijito. ¿Ya?

Y se fue. Y él sque se quedó sacudiéndose, que lo vía sólo el esqueleto


nomás.

Esto es todo cierto, que mi marido me aconsejaba que a mis Irijitos no


los deje solos desde las cinco de la tarde, porque él lo vio a la María
Virgüela. Y a sus hennanitos los llevó, los mató, tal y conforme le había
dicho.

C ontado por C lo d e sb in d a Q uiroz Vigo, do San J u a n .


R ecogido por A lfredo M ires Ortiz, de Caja maro a.
Tom ado de LOS SIETE CONSEJOS Y OTROS CUENTOS.
C olección B iblioteca C am pesina, F ascículo 4. C ua rta edición:
S e p tie m bre de 1999. A lfre do M ires (Com p.) Red de B ibliotecas
Rurales de Caj am a rea.

33

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32 I3 > fci / V I n u c í ri c i l ele? l a c r tn r e í y e* l L^ifc>rc? I n f c i n T i l

LA ASTUCIA I)K LAS GALLINAS


Las gallinas estaban muy preocupadas por el
gran problema que se les había presentado.
Todas ellas, acompañadas de los gallos, tenían
que viajar a la cuidad para cumplir con ciertas
gestiones, y el corral se quedaría abandonado
durante todo el día, lo erial era un riesgo muy
peligroso por que los Huevos iban Ha quedarse
a disposición del zorro, el astuto ladrón que
vivía por allí cerca, y siempre les robaba los
Huevo cuando Había poca vigilancia, ya sea arrastrándose en las sombra de
la nocHe o realizando una serie de trampas, como aquella vez que excavó
un l argo túnel que salía justo debajo de los nidos, o empleando varios
disfraces, como en cierta oportunidad que se presentó al corral disfrazado
de médico veterinario y se llevo todos los Huevos con el pretexto que iba a
vacunar pollitos contra el sarampión antes de qvie nacieran. Además si
viajaban los gallos y gallinas no podrían cargar con los ciento veintiocho
Huevos sin riesgo de que se quiebren, o, por ultimo, dónde iban a meter una
carga tan abultada.

-Y nadie puede quedarse mañana en el gallinero —comento el gallo


Giro-_
_porque todos tenemos que presentamos juntos en la oficina —

-Y" si dejamos a la gallina Clara o a la gallina Fina es como si no se


quedase nadie — observó una gallina de plumas jaspeadas-...porque a ellas
el zorro varias veces las Ha convencido de que es el Inspector Municipal
de gallineros.

-Si, claro, porque__Hueno, se ponía una gorra azul en la caHeza, pero a ti


también te engaño, cuando te Hizo salir corriendo del nido diciéndote que
de un Helicóptero te Habían dejado una carta en el maizal — replico la
gallina Fina a la de plumas jaspeada.

34
E d ite : t e - E a jc m ic ir ’e ci, 2 de? Ah>r~il d e l 2 , 0 0 3 Ecj«JCv\tir+o

-Bueno, Hasta a mi me Ha engañado — dijo el gallo Carioco- aqviella noche


en que el zorro me pidió que le abra la puerta y le dé posada, porque
deeía qvie un puma Hambriento venido desde la selva de Loreto querría
com erlo— ¡y más bien fue el zorro quien nos comió los Huevos!.

-A mí me respeta porque yo conozco sus mañas y no me dejo — aclaró el


gallo caram elo-.. .por algo soy pariente del Caballero Carmelo. De un par
de espuelazos lo Hice corre el otro día...pero, como saHen, no puedo
quedarme a cuidar mañana , porque todos debemos ir juntos.

-Lo que pasa es que el zorro tiene la astucia que nosotros no tenemos,
astucia para lo malo, para Hacernos daño — dijo la gallina gorda— _
_nuestro
cerebro es tan chiquito , casi no nos sirve para pensar.. fes una lástima!

-Eso es porque cada una piensa por su


lado, en forma individual -intervino la
gallina Hlanca- y aunque seamos aves tan
domésticas pero tenemos que conocer ese
refrán que dice: Varias cabezas piensan
más que una, por más chiquitas que sean.
¿Por qué no nos reunimos para cambiar
ideas y dar sugerencias sobre este
probl ema‘?

Todos aceptaron la propuesta y se pusieron a cacarear en voz baja.

Al día siguiente por la mañana el zorro se frotaba los ojos porque no


podía creer lo que veía. Se metió a su madriguera y sacó un viejo
largavistas, retornando a su escondite dentro de un matorral ;era cierto,
los gallos con sombrero y maletines y las gallinas con pantalones de
colores y pañuelos de seda en la cabeza parecía que iban de viaje, paso a
paso, pata a pata, tomando el camino real.

¿Donde se iban“
?

33
IZ>fa A4 n u d i cil cl& lei l^c'C'tn rei v c'I L^if?rc> I n f a n t i l

-¡Gggeerm! ¡chau amigos ¡ ¡que


les 'vaya bien en la ciudad! ¡Era la noche
cuando regresen me contarán! ¡felizmente
no lo sabe el zorro! ¡Rrrruaaaacc!
¡R n u a aa ac c ! —les gritó un 1orito
asomando el pico amarillo desde una
mazorca de choclo.

Pero el zorro entonces lo supo todo y de


dio cuenta inmediatamente de la oportuna situación. Todos los gallos y
las gallinas se iban de viaje, tenia todo el día por delante para robar unos
cuantos huevos, sin disfrazarse, sin cavar hueco, sin sufrir picotazos y
espuelazos de los gallos, además últimamente estaba en una situación
muy crítica. ¿Unos cuantos huevos? ¿Y por qué no todos de una vez? En
el corral tras la reja debería haber más de cien huevos, porque el mismo
había escuchado bastantes cacareos de las gallinas al ponerlos.

Se acercó rápidamente al corral y trepó a las ramas de una higuera.


Desde allí hizo una pequeña inspección. Nadie. ISTo había absolutamente
nadie. Regresó a su madriguera y tomo las cosas con mucha calma. ¿Para
qué apurarse, como en otras veces, si tenía todo el día por delante?
Arrastrando un costal con la boca, retornó hasta el corral cuidándose de
no ser visto por algunas hormigas solitarias. Vio la puerta y su gancho
con candado. ” __Gallinas zonzas, ¿candado a mí? Se han ido creyendo
que yo no iba a saber ...” pensó subiéndose a la higuera de donde salto
hasta un rincón del corral. Se puso a revisar los nidos y pero no encontró
huevo alguno . “ —caramba — que pasa, ¿dónde los habrán metido? ¿

Dónde los habrán escondí do?”peras ó muy preocupado. Comenzó a


registrar cajones con tercios de cañas, rollos de alambre viejo, rumas de
Edite: rtc: - CciJamci rc:ci9 2 ci<?j\t?ril detl 2. 003

ladrillo roto, latas vacías...”De pronto los han dejado en el techo —o en


los nidos de los árboles” reflexionó. Trepó entonoes a la higuera cine
lucia gordos higos y no encontró nidos ni huevos entre las tupidas ramas
. Pasó a unos árboles de guayaba, con sus frutos amarillos y redondos
luego revisó las berenjenas , el florido follaje de los poro poros , los
tallos de la pomarosa luciendo sus frutos rosados y todos los demás
árboles vecinos y nada, volviendo el zorro al corral, ya bastante cansado
y acezando con la lengua afuera. “ ...Sino están en los techos ni en los
árboles, seguro que los lian enterrado..’’se dijo en silencio. Y empezó a
cavar desesperadamente por aquí y por allá en el terreno del corral,
bajo los nidos, junto a la reja, en los rincones de tierra fofa y escarriada.
Era el mediodía cuando ya había removido todo el piso dentro y fuera
del amplio corral, y, sin encontrar Huevo alguno, se dejo caer sudado,
cansadísimo, con los brazos extenuados. A poner su cabeza sobre la
tierra ya decepcionado por su fracaso, se fijó en unas viejas cajas de
cartón que estaban sobre el andamio de palo .Con escasas fuerzas se
dirigió a ellas y metió el Hocico puntiagudo en las cajas ¡Que maravilla
allí estaban los Huevos amontonados , protegidos con papeles de
periódicos y revistas , grandes, chicos, blancos, rosados, !Todo a su
entera disposición! Le volvió el animo al cuerpo. Luego empezó a
desenvolver los Huevos con todo cuidado metiéndolos al costal uno, dos,
tres, cuatro, cinco, seis, siete, odio,
nueve, diez, once, doce...no Había que
llenar muclio el costal para que no se
quiebren, y para poder trepar la reja por
el lado de la Higuera, ¿comería uno? No.
Mejor no. IVfejor más tarde en la oscura
tranquilidad de su madriguera, una vez
terminada toda la recolección de ese
tesoro, se comería varios con sal.

32
O í a A 4 iiix c lia l ¿le* l a L ^c rtu reí y c?I l^ ib r a I n f a n t i l

pimienta, y ají. El pensar en ellOo le hizo


relamerse y apurar el trabajo.
Caía ya la tarde cuando llegó con su
ultima carga a la madriguera. Y ya por
el camino real volvían los gallos y las
gallinas. Uno de ellos abrió el candado y
todos los viajeros entraron al corral.
—¡El zorro estuvo aquí! ¡Fíjense como Ha
dejado todo esto! ¡Earece que Hubiera
Habido un terremoto o que Hubiera
arado -¡Y se llevó toditititos los
Huevos que dejamos en las cajas!... que tenga buen provecho.. .-observo el
gallo Carioco al ver los cartones tirados.

- IVXas bien vamos a los árboles para terminar nuestra tarea, antes de
que se Haga la noche__-ordeno el gallo Carmelo.

- Todas las aves volvieron a salir del corral. El zorro que las miraba
escondido y soñoliento pero satisfecho de su fechoría, las vio subirse a la
Higuera, a los guayabos, a las pomarosas, al poroporo, a las berenjenas, de
donde bajaban cuidadosamente con frutos. Luego los llevaban al charco de
agua y allí los lavaban. Pero que cosa? Todos los frutos redondos,
morados, amarillos, anaranjados, verdes, rosados, se pintaban y se
convertían en blancos, auténticos y sabrosos Huevos de gallina.
- Listo! Aquí están todos! Ya no falta ningún Huevo, vengan ya para
irnos a dormir! - grito la gallina Corda.

El zorro Había estado buscando precisamente por esos árboles, pero ni se


imagino la trampa. Pero, que importaba, el ya tenia suficientes Huevos
dentro de su propia casa. Cuando cogió un Huevo se le metió el diente,
sintió un sabor rarísimo que le Hizo escupir varias veces: aaajjj ! aaajjj —
Edue r t e - C cíjcim cire ci9 2 d e / \¡ ? r ií d e l 2 + 0 0 3 3 %tir+o
<

- Que había pasado? La


noche anterior las gallinas y los
gallos habían acordado pintar
todos los ciento veintiocho
Huevos a semejanza de Higos,
gua>^aHas, berenjenas, pomarosas,
poro-poros, para luego
a m a n a d os en sus respectivas
plantas. A continuación Hicieron
Huevos falsos empleando una
mezcla de barro con Harto
rocoto, que frieron pulidos y
pintados de blanco con toda fidelidad.

A los pocos días, todavía carraspeando aaajjj ! aaajjj! El zorro se fríe con
el rabo entre las piernas a otros lugares.Y las gallinas celebrando su
éxito con pastel de m aíz morocho y trigo tostado de cHancaca, se
convencieron de que la astucia puede servir también para lo bueno, y que
varias caHezas juntas, por mas pequeñas que sean ,piensan mejor que una
sola.

Autor: MANUEL IBANEZ ROSAZZA. (1940 - 1990) poeta y escritor


que se formó enTrujillo y tuvo en Cajamarca su centro espiritual. Fue
ganador del Primer Premio Nacional de Poeta Joven del Perú.
D ic i IVIn u d i a l de* lei D? erti* rei y e?I In fa n til

INDICE

RESENTAC ION

0000000000000- 0
3
uento OI La Tornado 4 6 -

uento 02 La C ha ncaca pa la Chicha 7


uento 03 El Burro A strónom o 8 - 9
uento 04 El Shingo E nam orao 10 - 11
uento 05 El Boquichico 12 - 13
uento 06 IVIi Buen Am igo 14- 15
uento 07 Riloo en Caj a m arca 16- 1 7
uento 08 Los Siete C onsejos 18- 1 9
uento 09 El Patito M iedoso 20 - 21
uento 1O El Pájaro Q uién Quién 22 - 24
uento 11 Desde cuando hay conejos 25
uento 12 C uando Jesús era perseguido 26- 27
uento 13 Los anim ales, las plantas y los niños
se sorprendían al ver a Dorotea 28 - 29
u ento 14 Una viuda que fue feliz 30
00000

uento 15 El Burrito que bota plata 31


uento 16 La piernasuave 32
uento 17 C uando las enferm edades andaban 33
uento 18 La A stucia de las G allinas 34 - 39

INDICE 40

■40

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