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DEFINICIÓN DE ARCILLA

Antes de proceder a conocer el significado del término arcilla, tenemos que


acometer el establecimiento de su origen etimológico. En este caso, hay que
determinar que deriva del latín, exactamente, de la palabra “argilla”, que
puede traducirse como “barro de alfarero”.

Se conoce como arcilla al material que surge a


partir de la agregación de silicatos de
aluminio derivados del proceso de
descomposición de distintos minerales. Estos
silicatos se encuentran hidratados y, de acuerdo a
la presencia de impurezas, pueden exhibir
diferentes colores.
La arcilla es un aluminosilicato (ya que contiene óxido de aluminio y
sílice) desde el punto de vista químico, y
un coloide (un sistema compuesto por al menos dos fases) desde una
perspectiva física. Cada partícula que compone la arcilla tiene un diámetro
que no supera los 0,002 milímetros.
Ya en la Prehistoria el ser humano utilizaba arcilla para fabricar
diferentes utensilios. La arcilla, cuando entra en contacto con el agua,
desarrolla sus propiedades plásticas y puede moldearse con facilidad. Una
vez que se seca, se vuelve firme. Si además es calentada a más de 800º C, la
arcilla se endurece de modo permanente y se transforma en cerámica.
La simpleza de su uso y de su obtención, junto a su bajo costo, hace que la
arcilla todavía sea usada para
elaborar ladrillos, vasijas, platos, cuencos y otros recipientes, además
de múltiples obras de arte. La técnica que se pone en práctica para la
elaboración de productos con arcilla o barro recibe el nombre de alfarería.
La arqueología permitió hallar artículos de alfarería que datan del
año 29.000 antes de Cristo aproximadamente. El uso de arcilla se
extendió a numerosas culturas de la Antigüedad. En el continente
americano, varios pueblos colombinos contaban con una larga tradición en el
terreno de la alfarería.
En la actualidad, podemos afirmar que la arcilla no solo se emplea como
material para realizar manualidades y obras artísticas, sino también como
truco de belleza. Exactamente se utiliza para poder conseguir que la piel
luzca lo más radiante posible. Y eso se logra a través de alguno de los
diferentes tipos de arcilla que existen:
-Arcilla verde, que destaca por ser desinfectante, reductora de inflamaciones
y dolores, desintoxicante e incluso antibacteriana. Cualidades todas estas
que le llevan a ser una estupenda opción para hacerle frente al acné e incluso
al exceso de grasa en la piel.
-Arcilla blanca. Se considera útil no solo para lograr que la piel se calme sino
también para descongestionarla. De la misma manera, le aporta muchos
nutrientes a la misma. De ahí que sea útil como antiarrugas, para luchar
contra la retención de líquidos e incluso para reducir la celulitis.
-Arcilla roja. Esta otra variedad de arcilla estética podemos subrayar que es
estimuladora del riego linfático y que logra mejorar de manera considerable
lo que es el riego sanguíneo. Precisamente por esta circunstancia se convierte
en una estupenda alternativa para luchar contra la falta de viveza en la piel e
incluso contra lo que son lesiones de tipo muscular y crónico.

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