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Cambiar hábitos: la clave para aprender

un idioma sin esfuerzo las 24 horas del día


¿Quieres aprender inglés pero crees que no tienes tiempo suficiente? Aunque no
lo creas, es posible integrar pequeños hábitos de aprendizaje en tu rutina diaria.
Te damos un par de consejos para que aprendas sin darte cuenta.

ESCRITO POR GIULIA DEPENTOR


15/06/2015

¿Eres de los que piensa: “me gustaría aprender inglés fácil’? Lamento
desilusionarte pero sabrás que no es verdad, al menos en nueve de cada
diez casos. Por supuesto que existen las obligaciones diarias y las
muchas horas de oficina. Sin embargo, cabe preguntarse si la frase no
debería ser más bien esta: “A decir verdad, siempre desperdicio un
montón de tiempo, creo que necesito cambiar algunos hábitos”.

En realidad, tan solo deberíamos organizarnos un poco mejor y tomar la


iniciativa. Para aprender un idioma hay que ser aplicado y perseverante,
no cabe duda. Cuando se trata de repasar y practicar un idioma, a
menudo basta con que aprovechemos nuestro tiempo de la mejor
manera sin dejar pasar ninguna oportunidad para hacerlo.

Te presentamos algunos consejos prácticos y sencillos para que durante


todo el día te encuentres como de viaje a un nuevo idioma y esta
aventura sea todo un éxito.

1. Lee algún periódico en un idioma extranjero

Cómprate un periódico extranjero. Muchos quioscos cuentan con una


sección de periódicos internacionales, o también puedes regalarte una
suscripción a un semanario o una revista, como el New Yorker, por
ejemplo, y aprovecha el trayecto en metro a la oficina para mantenerte
actualizado. No te desanimes si no entiendes cada una de las palabras:
intenta comprenderlas por el contexto o subráyalas, busca su significado
y elabora un pequeño cuaderno de vocabulario con las palabras que has
aprendido.
2. Haz ejercicios para entrenar el cuerpo y la mente

Esta recomendación es útil en dos sentidos, tanto para tu mente como


para tu cuerpo. Si practicas deporte con regularidad, te sentirás en forma
físicamente, y si sigues nuestros consejos, también harás grandes
progresos al aprender idiomas. ¿Cómo funciona? Es muy sencillo:
búscate un podcast, un audiolibro, un álbum de música –todo en el
idioma que quieres aprender–, o simplemente escúchate repitiendo las
palabras que has aprendido en la última clase de inglés. ¡Así tendrás un
doble entrenamiento y las horas se te pasarán volando!

3. Sal a comer
Otra excusa típica de las personas que trabajan mucho es: “No me
queda tiempo para nada, ni siquiera para cocinar. Todas las noches ceno
en un restaurante turco… ¿Te lo puedes imaginar?”
Perfecto, pues así podrás matar dos pájaros de un tiro: la próxima vez,
intenta pedir tu comida en turco y, mientras esperas, puedes cruzar
algunas palabras con el dueño y los camareros. No se trata de que
sostengas una conversación profunda. Lo esencial es que superes la
timidez para que comiences a hablar y a acostumbrarte al sonido de otro
idioma.

4. Hazte amigo de tu colega francés o de tu vecina polaca


¿Existe una mejor forma de mejorar el nivel que se tiene de un idioma?
En la pausa de mediodía, ve a comer con tu colega extranjero, busca un
tema de conversación y pídele que corrija tus errores y tu pronunciación.
Haz lo mismo si tienes un vecino de otro país: compartid una cena en la
que podáis poner a prueba vuestros conocimientos. ¡Quizás sea el inicio
de una nueva amistad!

Organiza tu tiempo y toma la iniciativa de aprender un nuevo idioma. !La


primera lección te la regalamos nosotros!

5. El merecido descanso después del trabajo


No hay nada mejor que estirarse en el sofá y, con el gato en el regazo,
ponerse a ver una película o a leer un buen libro. ¿Qué tal si en este
tiempo de descanso “mezclas los negocios con el placer”? Mira una
película en su idioma original y activa los subtítulos (también en el idioma
original), de modo que puedas leer y verificar las palabras que acabas de
escuchar. Presta atención a los giros y expresiones típicas y utilízalas tú
mismo en la próxima oportunidad. Si prefieres intentarlo con obras
literarias, evita los libros demasiado difíciles y complejos, al menos
inicialmente. Supuestamente, entre los más talentosos para los idiomas,
algunos comenzaron a aprender con dibujos animados y libros infantiles.

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