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NOI" CLL Aum de los liga Te esked Ey Uivimos ttulos publicados de Caletin Amarillo partir de 8 aos 23, Eltsre de Cire Fra Carmen Gil! Horcn Bena 27, Labrie Gar. Bra Usmero J Mots Tella 30. Me gmt? Seve Clea {Cals Orin 235. Mervin, impiabna. Dolor Gain’ Connell Joep Vied 39. El hads Wa, Cater Gi Jes Liner 43. Las de lr animal, Agua Ferner Pa Alberto Perr 48. Dede Tiers Halley. aca Bagudano J Susanna Campi 53. Le pape del dein fin. gaia Pail | Ana Ochoa 56. Eekvier magica Braulio Lame fJcoboFerninder 61. Alia nl pat del oot. Xaviee Ming / Ada Gala (63. Le maging dels cena, Cases Capo! Paco Giménee 73. Thea pes den aati, Javier Pose Laura Chicte 74. Nome co ahora vena. Me Doors Pie! Jooge del Cnr 176, Olr a mam. Ricardo Aline ! Mons Tella 85. Martine lv nro del bade Ail, Joagina Bata Anna Cains £6, Healetn de ler i, Estia Canal aed Gubianas £8, pate ls dagone. Jon Sic Fab! ai Gara 98 Pal demana. Jase Fonsers Jame Cabanas 94, Lar vera de Fi. Saran Rio! 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Cuentos para dragoncitos, En cualquier caso siempre fue un misterio. 6 Las tierras de los dragones se extendfan por los cuatro puntos cardinales. Al oeste las dete- nia el océano de las aguas bravas, cuyas olas se estrellaban contra los acantilados con enorme estrépito y levantando grandes montafias de es- puma blanca. Al sur se extendia una inmensa planicie seca golpeada por el sol, con tempe- raturas extremas que ninguno de ellos se habia atrevido a desafiar. Al norte nacfan los hielos mis gélidos, de manera que con solo pisarlos mucho rato, las patas de los dragones quedaban congeladas y ellos, sin energia, porque el calor era la fuente de su existencia. Al este quedaba el camino que habfa seguido el Gran Dragén en su viaje a través de los lagos y las montafias nevadas. Un camino que ninguno de ellos habia reemprendido jams. {Por qué? Allfestaban bien. Quign podia saber lo que habia a lo lejos. Las tierras de los dragones eran fértiles, con grandes bosques en los que se alimentaban de tallos y frutas. Otra leyenda decfa que ellos, en el pasado, habfan sido comedores de came, y que por necesidad, ante la falta de comida, un dia, o a través de una generacién, se pasaron al otro lado, al de los herbivoros, como los grandes dinosaurios que millones de aiios atras poblaron la Tierra. Los dragones de la peninsula de Shaykay vivian en cuevas, justo en el centro de los gran- des bosques, en unos riscos pedregosos que les servian de refugio, pues las Iuvias los habfan excavado por dentro, hasta el subsuelo, convir- tiendo su interior en largos pasadizos con espa- cios de techos muy altos en los que se reunfan © dormian. Aquella era su casa. Lo mejor de vivir alli, ademas de la comi- da, que nunca faltaba, y la libertad de la que gozaban, era que la temperatura se mantenfa eternamente estable. Un microclima perfecto. Por esta raz6n apenas si utilizaban el fuego de sus entrafias. No les era necesario, Si un dragén se enfadaba y rugia, arrojando una bocanada de fuego por su boca, hasta pasado un dia, por lo menos, no podia volver a hacerlo, porque re- cargar sus pulmones con calor requeria que no abriese sus fauces en ese perfodo de tiempo. Y tampoco era una Ilamarada enorme. Una vez al afio se celebraban las Olimpiadas de los Dra- gones, y una de las pruebas preferidas era la de soltar fuego por la boca en dos categorfas; una, ver quién legaba mas lejos con ella, y otra, ver cual la emitfa mas célida. Las demés pruebas, casi todas de resistencia, como ver quién corria mayor distancia 0 quién lo hacia més rapido, siempre despertaban menos entusiasmo, salvo las de lucha y habilidad, en las que solo podfan emplearse las patas delanteras. Al que abria la boca y ensefiaba los dientes lo descalificaban. Las restantes pruebas consistfan en premiar al que tiraba una piedra més lejos, al que subfa mas rapido el risco o al que consegufa llegar en ‘menos tiempo a la copa del gran arbol del pue- blo, una gigantesca secuoya de cien dragones de altura y un tronco que ni diez de ellos cogidos de las patas podfan abarcar... Los dragones podfan parecer animales, pero eran muy muy inteligentes. Tenfan sus ritos, costumbres y normas. La principal, proteger y cuidar a los més pequefios, Al nacer, su color era algo asi como amari- lento. Luego pasaba a rosado, violeta y, poco a poco, en cuestién de un affo, ya se iba volviendo verde, como todos ellos. Un verde brillante y 10 Tuminoso. No podian volar, porque sus alas eran muy pequefias, pero al desplegarlas su aspecto resultaba de lo mas majestuoso. Su espina dor- sal formaba una larga escalera desde la cabeza hasta el extremo de la cola. LY qué era lo que més le gustaba a un dra- gon? Que le hicieran cosquillas, panza arriba. 2 Los extrafios seres de dos patas (que se instalaron alli sin mas, Entonces se volvian locos de gusto, Toda esta felicidad, esta paz, esta vida tran- quila, se vio truncada aquel dia El dfa en que legaron ellos a la peninsula. como sila tierra fuera suya) LY quignes eran «ellos»? La primera sefial de alarma la dio Gun y, como era un fantasioso, nadie le crey6. —jHe visto a unas extrafias criaturas por el este, cerca de las montajias! Je .Y cémo eran esas extrafias criaturas preguntaron. Su descripcién fue tan rara que atin le cre- yeron menos. Dijo que parecfan seres inteligentes, que in- cluso hablaban. Todo el mundo sabfa que eso era imposible, que la tierra era de los dragones. Nadie hablaba salvo ellos. Sin embargo, a los pocos dfas, fue Anshok el que dijo lo mismo. Y de Anshok sf habfa que fiarse. —Estén ahé, acampados, y son hastantes. Lo peor es que parece que van a quedarse, porque cortan drboles y construyen unos refugios con ellos. El jefe Ziak envié una patrulla de reconoci- miento. Cuando regresaron, todo cobré visos de rea- lidad. Si, eran animales inteligentes. 4 Y estaban alli. Construfan un pueblo alli Than a quedarse allt. ~{Qué haremos cuando se internen por los bosques y nos encuentren? ~planteé el tema Hush en Ia asamblea dragonil. Nadie ten‘a ni idea. Jamas se habfan encontrado con algo asf, ni remotamente. En muy pocos dfas, las noticias de los explo- radores que, desde lo mas profundo del bosque y desde los drboles, espiaban los movimientos de los recién Hegados, se hicieron mas y més angustiosas. Los dragones estaban consternados. Los aparecidos caminaban erguidos sobre las dos patas traseras. No eran muy altos, ni siquiera Hegaban a las ramas més bajas de un érbol, pero en cambio eran muy giles para trepar por ellos. 15 Mientras que los dragones hablaban de forma pausada, en voz baja, para no causar quebrantos con sus vozarrones, los extrafios seres lo hacfan a gritos, aunque con voces mas débiles. Lo mas ex- trafio era que hablaban la misma lengua que ellos, jles entendfan!, como si procedieran del mismo lugar o de una rama comin de la evolucién natu- ral. Cubrian sus cuerpos con pieles, y con las dos extremidades superiores lo hacfan précticamente todo, desde coger un fruto hasta tirar una lanza, Porque cazaban. Conejos, pajaros, todo lo que se moviera en el bosque. Luego hacian fogatas y lo cocinaban. Se lo comian. Cantaban y refan. ~Yo he visto a cuatro muy cerca de donde estaba. He tenido que dejar de respirar para no delatarme ~informé Multy. 16 Bran dos adultos, macho y hembra, y dos pequefios, también de ambos sexos -siguié Kayl. Son feos, repugnantes, con esas pieles tan lisas y delicadas... Por lo visto el sol les quema si estén mucho rato expuestos a él -continud Prud. —No parecen gran cosa, pero los he visto ca- zar y... -se estremecié Lulua. El jefe Ziak convocé otra asamblea a la que acudieron todos los dragones de Shaykay. La alarma estaba justificada. Las propuestas fueron de lo mas variado. —Enviemos una delegaci6n para decirles que esta es nuestra tierra —Podemos decirles que les dejamos quedar- se donde estén sino se meten en el bosque. Ya que hablamos la misma lengua, pidé- moses que se vayan y listos. 18 —Ataquémoslos. Somos més grandes y més fuertes. Ellos no arrojan fuego por la boca. Esta tltima propuesta fue la mas debatida, La mas terrible. —jAtacarlos? ,Cémo? Ellos matan a distan- cia, con palos puntiagudos que arrojan con las manos y con otros més pequefios que lanzan y Megan mas lejos mediante una madera cur- vay flexible y una cuerda. {Qué hacemos no- sotros, les tiramos piedras? {Los chamuscamos un poco, volvemas aqui, cargamos fuego y otra veza la carga? El resto de las propuestas también tuvo con- troversias. Enviar una delegacién para pedirles que se fueran resultaba complicado si ya estaban cons- truyendo sus propias casas, y decirles que no se metieran en el bosque era absurdo, porque sentirfan curiosidad, como cualquier animal. 19 Los dragones siguieron escondidos, mien tras debatian qué hacer. No se ponfan de acuer- do. Unos tenfan miedo, otros pedian prudencia, algunos més, esperar y ver e6mo se desarrolla- ban los acontecimientos, y los menos, los beli- cosos, hacer algo dristico y con urgencia, Mientras tanto, los exploradores regresaban con més y mas noticias, a cada cual peor. _jSe estén internando por el bosque! ~jSe suben a los drboles para ver qué cami- nos siguen! —{Estén haciendo surcos en la tierra y plan- tando semillas! LY si crecen plantas o frutos desconocidos para nosotros y alteran el ecosistema? —jEstin Hegando més, cada dia! Esa fue la peor de las noticias, sin lugar a dudas. La invasién de los animales de dos patas se confirmaba. Ya no habja vuelta atras. El encuentro... era inevitable. GY qué pasarfa cuando se produjera’ El primer encuentro de los dragones y los invasores (que vino a ser practicamente una declaracion de guerra) El dia del primer encuentro era inevitable. Y Ilegé pocas lunas después. Los dragones estaban en guardia. Solo las patrullas se acercaban al campamento de los recién Hegados, y actuaban con mucha caute- la, para observarlos, vigilar sus movimientos, 23 aprender de sus costumbres y luego informaral resto en la asamblea, Nadie més se aproximaba al este por si acaso, ni se aventuraba demasiado rugiendo 0 soltando lamaradas, para no lamar Ia atencién, Pero era evidente que los extrafios seres de dos patas empezaban a volverse osa- dos. Cada vez se internaban mas por el bosque. Un dia, cuando ya no quedaban conejos cer- ca de donde vivian, legaron hasta el rio. Se detuvieron. Entonces pescaron. Pero a continuacién cruzarian el rio, se- guro. Eran depredadores. Mataban animales y lo nico que aprove- chaban era su parte interior. Dejaban Ia piel y os huesos, asf que pronto hubo carrofieros en el cielo. Los dragones mis sabios solian decir: —Cambia una sola cosa de lugar, y el futuro a no seré igual. Altera la naturaleza tan solo un poco, y de la abundancia puede que pasemos al hambre en dos o tres generaciones. El equilibrio es fundamental. El equilibrio habia presidido la vida de los dragones. Pronto empezaron a circular horrorosas his- torias en tomo a aquellas criaturas. -Comen hormigas. —Comen arafias. —Comen sapos. Bailan alrededor de sus fogatas y beben un liquido rojo que los vuelve locos. —Producen unos extrafios ruidos con apara- tos infernales Ilenos de cuerdas 0 tocan unas picles tensadas sobre recipientes huecos que suenan igual que un est6mago de dragén vacio. 25 —Cortan més y mds Arboles y construyen més y més refugios. Van a extinguir el bosque del este, —Toman animales prisioneros y los encierran en cercados junto al lugar en el que viven. Eso tiltimo les parecié terrible. iUn animal preso! Después de las historias horrorosas, Hegaron las leyendas, sin ninguna base, sin que ninguno supiera de dénde salfan o quién las propagaba, pero que circulaba abiertamente como prueba de lo aterrorizados que estaban. —Vienen del cielo, viven sobre las nubes, y ahora han bajado aqui. —Los dragones éramos asf antes de evolu- cionar, asf que son como unos antepasados abe- rrantes. —Son la materializacién del mal, recordéis a Jinjy? 26 Jinjy habfa sido un dragén loco. Decfa que podia profetizar el futuro y que vefa cosas que nadie salvo él podfa ver. Segtin Jinjy, el mal existia y era espantoso, porque actuaba sin més, in ley ni orden. En el mundo de los dragones, donde todo tenia una l6gica y una ética mareada or el equilibrio, el mal era la antitesis de todo ello. Matar sin més, atentar contra la naturaleza, invadir tierras ajenas... ,Acaso no era eso una fepresentacién del mal? Sf, el dfa del primer encuentro era inevita- ble Y Hlegé una tarde. Fue Pinaky el que lleg6 a la carrera, gritando muy enfadado. jAy! jHuy! {Qué picor! ;Ayudadme! Todos se arremolinaron en torno a él y vie- ron que tenfa clavado uno de los palitos cortos de los invasores en la espalda. 2 _jSacddmelo, sacidmelo! ,No veis que yo no puedo por més que vuelva la cabeza o mueva una pata o un ala? ;RApido, que ya no puedo mis! Se lo quitaron y lo dejaron en el suelo. —{Cémo ha ido a parar eso a su espalda? —pregunt6 inocentemente Lumfe. Pinaky bajé la cabeza. -Lo siento -dijo. ~jTe... han visto? -se qued6 sin aliento el jefe Ziak. {Yo no queria! jEstaba muy lejos de su zona! {Ni siquiera me he dado cuenta, y de pron- to. {Te han visto y te han lanzado ese palito puntiagudo con su madera curva y flexible! —grit6 Ziak. No hacfa falta que Pinaky respondiera. Todos miraron al bosque, més alli del risco. 28 -2Y si te han seguido? ~pregunté una voz He corrido mas que ellos, eso seguro defendi él {Qué han dicho al verte? ~quiso saber otra. {Crees que me he quedado a preguntarles oaofrles? El jefe Ziak desplegé las alas. Todos se callaron. -Eso ya no es lo importante —dijo muy serio y consternado-. Lo tnico que cuenta ahora es que ellos... saben que estamos aqui, que no estén ilencio amargo y espeso cubrié sus ca- bezas y llené de dolor su silencio. 4 Hinky (0 el pequefio dragon que empezaba a dar sus primeros pasos como joven) Hinky vivia en una de las cuevas periféricas del risco. Sus padres, el dragén Bose y la dragona Daliah, evaban muy pocos afios juntos, asf que les habia tocado una vivienda en la parte exterior. La interiores, mas resguardadas, eran para los dragones veteranos, Ellos no se quejaban, Eran felices. Desde Ja abertura de su cueva tenfan el bosque como paisaje, asi que en lugar de ver paredes y més paredes, lo que divisaban era la naturaleza en su esplendor. Nada ms despertar, Hinky ya se iba a jugar, practicando la subida a los rboles y dis- puesto a ser, de mayor, un drag6n olimpico. En la escuela dragonil ya era de los mejores. Su fuego llegaba a una buena distancia, tiraba piedras con furia, corria mas que los otros dragones de su edad y solo era un poco malo en la lucha, porque siempre tenia miedo de hacer dafio a su oponente. Preferfa que se lo hicieran a él. Desde que la noticia de la invasién se habia extendido por todas partes, los padres de Hinky le habfan advertido muy seriamente de que no se alejara demasiado, que andara ojo avizor y tuviera las orejas bien tiesas para captar la me- nor sefial de alarma. Por desgracia, Hinky era curios fil y sus amigos hacian cdbalas acerca de edmo eran ellos. Los aparecidos. Dicen que son muy feos. Y que tienen los ojos muy juntos. Llevan la cabeza lena de moho 0 algo pa- s fil Serd porque la tienen lena de agua. ywcido, Un mentos muy raros. LY por qué se cubriran el cuerpo con pieles? Para los pequefios dragones aquello era muy inisterioso. Hinky también lo discutfa en casa con sus padres. Bs cierto que en otro tiempo podfamos rrojar fuego por la boca cuantas veces quisié- ramos? Hijo, es posible -reflexioné Bosc-. La fun- cién hace al érgano. Si no necesitébamos pasar- 33 nos el dia rugiendo y echando fuego por la boca, es normal que poco a poco esa facultad fuera menguando. —Pues ahora nos irfa bien. Somos paefficos. No estamos preparados para la lucha. -

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