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Conservación y recuperación de forraje exótico y nativo con relación al

cambio climático
1. Introducción
Las praderas nativas son pastizales naturales que se encuentran en las tierras no
cultivadas, donde crecen en forma espontánea plantas propias de la región, así por
ejemplo en el Altiplano se tiene Chilliwares, Ch’ijiales, Pajonales, Th’olares, etc.
Las praderas tienen una composición variable de especies, algunas constituyen
buenos forrajes (pastos deseables), otras son de regular calidad (pastos poco
deseables) y otras son poco apetecidas o dañinas para los animales (pastos no
deseables).
De acuerdo a la Superintendencia Agraria (2001), en Bolivia existen
aproximadamente 37´433.300 ha con praderas de diferente composición y calidad,
cifra que representa un 34, 07% del territorio nacional. En las tierras altas del país
(Praderas húmedas y pajonales) existen, según el Centro de Datos para la
Conservación, CDC (1995) y Ayala y Aranda (1999) 24´623.500 ha, extensión que
representa cerca del 60 % de su superficie (ver Apéndice 9 sobre pastos nativos e
introducidos por pisos ecológicos).
En el Altiplano boliviano, la existencia de importantes áreas con pasturas naturales,
favorece la cría de ganado ovino, vacuno y camélido, constituyéndose en una de
las actividades económicas más importantes de esta región. Según el censo de
camélidos realizados por UNEPC (1997) indican que existen 2´398.572 llamas,
648.700 bovinos, 416.952 alpacas y 33.844 vicuñas y según Ayala y Aranda (1999)
la cantidad de ovinos alcanzan 8´222.630 de cabezas.

Sin embargo, es de conocimiento general que gran parte de las praderas nativas
del país (Altiplano, Valles y El Chaco) se encuentran seriamente degradadas en
cantidad y calidad debido a las características de la actividad ganadera que se
practica. El deterioro marcado de la cobertura vegetal (pastos), lamentablemente
está repercutiendo en la degradación de los otros recursos naturales (suelo y agua)
importantes para la sobre vivencia del hombre. Por otro lado, los cambios climáticos
a los que está últimamente sometido el planeta tierra (calentamiento,
precipitaciones pluviales muy concentradas, incidencia de sequías y heladas) están
acrecentando estos procesos.
En el Altiplano boliviano debido a las condiciones climáticas extremas (sequías,
heladas etc.) la agricultura a secano es muy riesgosa y por lo tanto los agricultores
utilizan como estrategia para sobrevivir la crianza de un mayor número de animales
por unidad de superficie que la capacidad de carga puede soportar. Igualmente, en
los Valles y El Chaco la carga con un mayor número de animales que la capacidad
de soportar las praderas es normal.
Por capacidad de carga se debe entender como el potencial que tiene la tierra de
soportar cierta cantidad de animales en función del alimento o la superficie de tierra
que se necesita para alimentar a cada animal.
Ante los serios problemas de degradación que sufren las praderas del país y
considerando que estas coberturas son la base para las actividades ganaderas, es
importante buscar e implementar alternativas que permitan a mediano y largo plazo
su manejo sostenible, conservación y/o recuperación, además esto indirectamente
nos permite proteger los suelos y agua. Sin embargo, para lograr este propósito es
importante contar no solo con soluciones técnicas acordes a la realidad
socioeconómica de sus pobladores, sino contar con normativas locales adecuadas
que permita regularizar el número de animales que pueden sostener los diferentes
tipos de praderas.

2. Antecedentes
El altiplano boliviano tiene una superficie aproximada de 246.253 km2, de los cuales
el 60% está formado por praderas nativas. El resto son campos naturales de
pastoreo que antes cumplieron las labores de cultivo. Además, el 50% está
desprovisto de cobertura vegetal, o sea que son suelos denudados que favorecen
la erosión hídrica y eólica. Las pocas plantas que quedan están sometidas a fuertes
vientos, que hacen expulsar el agua de las estomas (poros) de hojas, lo que se
suma a la pérdida de agua por transpiración.
Se afirma que existen más de 100 especies de plantas nativas, pero solamente se
a cartografiado el 2% en forma detallada a través de estudios de casos (Ayala y
Aranda, 1999). Lamentablemente, en el altiplano orureño hay especies de pastos
nativos que están en vías de extinción, como el grano Wichhu (Festuca
brachiphylla), Huaylla wichhu (Festuca febrigii), Añawaya (Adesmia
miraflorensis), T´ula (Parastrephya lepidophylla) y Wila llawara (Stipa
insconspicua), entre otras. Además de este problema de extinción, la gente tiene
poco conocimiento sobre la práctica de sistemas de manejo de praderas nativas.
3. Objetivo
Conocer las características de las praderas para su manejo y conservación.
4. Conclusiones y recomendaciones
Podemos concluir mencionando que las practicas que se utilizan en el manejo de
praderas nativas y exóticas en el Altiplano boliviano tienen influencia directa en el
rendimiento productivo de los animales que van a nutrirse de estas praderas, por
tanto, debe tomarse en cuenta la capacidad del suelo que se ocupa para criar y
alimentar a nuestros animales.
Como punto de observación sobre las especies forrajeras introducidas y su manejo,
estas determinan la composición nutricional del alimento principal de las vacas
lecheras especializadas que requieren de altos niveles de alimentación para
alcanzar altos rendimientos en la producción.
Es importante mencionar para que los propietarios lleven planes de fertilización en
las granjas, utilizando abonos químicos con altas concentraciones de nitrógeno,
fosforo, potasio y así alcanzar altos volúmenes de pasto.
Los planes de fertilización para producción de pastos no están bien definidos, hoy
en dia se utilizan métodos empíricos y no los conocimientos apropiados, partiendo
de un análisis de suelos para conocer las deficiencias de nutrientes en él y recurrir
a un técnico capacitado para que nos interprete resultados y nos de las
recomendaciones adecuadas de esa manera se puede garantizar una máxima
productividad de forraje por área.
Estudios realizados en Colombia en pasturas de clima frio han señalado que los
suelos y sus relaciones de nutrientes están invertidas o muy amplias con respecto
a las necesidades de los animales por desbalances en fertilización y manejo del
pasto, mientras unos están en exceso otros son muy deficitarios. Para lo cual se
requiere suplementos minerales que procuren balancear las deficiencias y excesos
en la alimentación bovina, proporcionados por personas competentes en el área.
No exceder el volumen de carga en el pastoreo y realizar una constante rotación de
potreros para evitar el encharcamiento del terreno y posterior degradación.
Las Técnicas de Recuperación del Pastizal Natural, son las metodologías que
pueden emplearse para mejorar la Condición del pastizal, favoreciendo la
dominancia o instalación de especies de valor forrajero, incrementando su potencial
productivo, liberando espacio para la germinación de los pastos, permitiendo la
recuperación natural (por Clausuras) o artificial (por Siembras e Intersiembras).
Es necesario contar con los análisis técnicos y económicos respectivos de las
tecnologías promocionadas, donde los campesinos deberían estar involucrados
directamente; esto en razón de que diferentes estudios realizados en varios lugares
del mundo, han demostrado que algunas prácticas de conservación, desde el punto
de vista económico, no son viables.
Se debe evitar el empleo de incentivos directos para la implementación de trabajos
de conservación en parcelas familiares o comunales. Es necesario basarse en los
intereses propios de los campesinos y de dar importancia a los incentivos indirectos
Bibliografía
Libro: El recurso suelo principios para su manejo y conservación; Vladimir Orsag; pág. 203-
236

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