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Fabulas
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“De la rivalidad no puede salir nada hermoso; y del orgullo, nada noble.”John Ruskin
Cuando los dioses se encontraban creando al hombre y a la mujer, se dieron cuenta muy
tarde de que les habían brindado demasiado dones que tarde o temprano, les harían tan
poderosos como ellos. Tenían fuerza, inteligencia y determinación para seguir sus sueños.
Esto les preocupó bastante, pues temían que un día pudieran crecer en soberbia y
desafiarlos. Fue cuando repararon en que aún tenían un as bajo la manga: la felicidad.
-Si escondemos la felicidad, los hombres estarán demasiado ocupados buscándola como
para pensar en retarnos-dijo uno de los dioses-. Tenemos que ocultarla donde no la puedan
hallar. ¿Cuál es el mejor lugar para hacerlo?
-No; porque en algún momento ellos podrán escalar hasta llegar ahí-le respondieron.
-No, porque algún podrán inventar algo que les permita explorar los óceanos-le
contestaron.
Uno de los dioses, que hasta ese instante no había dicho una sola palabra, habló:
-Vamos a esconder la felicidad en un lugar en el que nunca se les ocurrirá buscar. Dentro de
ellos mismos; porque siempre tratarán de hallarla en las cosas materiales, en otras personas
o aspiraciones, antes que en su propio interior.
Y al ver cuanta razón tenía, los demás dioses decidieron colocar la felicidad adentro del
corazón de cada ser humano. Y tal y como dijo el dios sabio; la mayoría de los hombres se
empeñaron en tratar de ser felices en vano, sin darse cuenta de que solo necesitaban mirar
dentro de sí mismos y encontrar allí todo lo que les hacía falta para sentirse plenos.
A menudo le concedemos relevancia a cosas que solo nos harán sentirnos bien
superficialmente. Pero si buscas en tu persona, sabrás que no tienes más que aceptarte y
aceptar lo que te rodea, para empezar bien cada día de tu vida.